Mi Profesora de Seducción (+18)

Autor: LauraAtenea
Género: + 18
Fecha Creación: 11/03/2013
Fecha Actualización: 05/05/2013
Finalizado: NO
Votos: 13
Comentarios: 19
Visitas: 13704
Capítulos: 8

PREFACIO

—¿Crees….crees que si me enseñas todo lo que sabes sobre….sexo —susurró —podré estar con Tanya? —miré a Edward de arriba abajo. Gafas de pasta, ropa anticuada y…virgen. ¿Podría con este reto?

—Por supuesto, Edward….seré su profesora de seducción… 

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Capítulo 5: Capítulo 5 ¿Qué esperabas?

CAPÍTULO 5 ¿QUÉ ESPERABAS?

A las seis en punto sonó el timbre de mi puerta. Bajé las escaleras sin molestarme en ponerme algo de calzado. Al abrir la puerta me encontré a Edward; bailaba de un pie a otro como si tuviera ganas de ir al baño. Oh, y estaba tan sonrojado que parecía un guiri tras una buena sesión de playa. Sin protección solar, por supuesto.

— Hola – susurró.

— Hola, Edward. Ven, pasa...vamos a mi habitación.

No sé si fueron mis oídos, pero me pareció escuchar un suave gemido. Subimos las escaleras en silencio – si obviamos las respiraciones nerviosas de Edward – y entramos en mi habitación. Edward miraba todo con curiosidad y con el ceño fruncido. Extrañado. ¿Qué se esperaba? ¿Sábanas de raso negro y fustas colgadas por las paredes? ¿Antifaces y ropa de cuero? Sonreí cuando le vi mirar con recelo mi gran cama de matrimonio perfectamente hecha y cubierta con una delicada y femenina colcha lila. Miró detenidamente las estanterías de libros que forraban prácticamente la totalidad de mi pared.

— Bueno...siéntate y ponte cómodo – se sentó tan al borde de la cama que por un momento temí que se cayera. Como si estuviera listo para salir corriendo si eso fuera necesario.

— Te...te gusta leer, ¿eh? — dijo señalando mi colección de libros.

— Sí, me encanta...— carraspeó.

— ¿Qué...qué me vas a hacer hoy? — preguntó con un deje de miedo.

— ¿Qué piensas que voy a hacerte? — pregunté divertida.

— Pues...no lo sé...me vas a enseñar sobre...— miró a los lados como si fuera a oírnos alguien – sobre sexo.

— Sí, eso nos ha quedado claro...— sonreí – De todas formas quiero que sepas que hoy no me voy a abalanzar sobre ti como una gata en celo ni nada de eso – bromeé haciendo que él sonriera – Primero vamos a trabajar la actitud, a ver como trabajamos, y luego nos ocuparemos de las clases prácticas – respiró aliviado — ¿Empezamos? — asintió – Dime las experiencias que has tenido, más o menos para saber con qué base trabajaremos.

— ¿Experiencias?

— Sí...con chicas...que seas virgen no quiere decir que no hayas salido con chicas, ¿no? — me miró con la boca muy abierta, ay Dios – No...no has salido con ninguna chica, ¿verdad?

— No – susurró.

— Vale...Eh, ¿tu primer beso? — agachó la cabeza hasta casi tocarse el pecho con la barbilla.

— Yo no...no...no me ha besado nunca...nadie...

— ¡No jodas! — rodé los ojos cuando me di cuenta de lo que le había dicho; eso me había quedado muy al estilo Emmet – Digo... ¿qué? ¿Tienes 19 años y no has besado a nadie?

— Pues...no...mírame – dijo como si fuera obvio — Bella...no soy atractivo...y...

Le miré de arriba abajo analizando su indumentaria. Realmente, antes o después, tendríamos que hacer algo con el aspecto de Edward porque con lo que llevaba puesto en estos momentos Tanya no se fijaría en él ni para pedirle la hora, vamos...que no le tocaría ni con un palo. Los pantalones de pinzas tiraban más al look de alguna década pasada, las camisas de rayas abotonadas hasta arriba eran de frikazo...y sin duda había que hacer algo con el pelo. Sea como fuera, el cambio de look lo dejaríamos cuando el tema de la timidez y la autoestima estuviera controlado.

— Vale...a ver...punto número uno: nunca te menosprecies a ti mismo ni te muestres inseguro delante de la gente aunque por dentro sientas lo contrario. Tienes que aprender a quererte y a valorarte a ti mismo. Fuera inseguridades...te lo digo porque a mí me pasaba algo parecido...

— Dudo mucho que no te valoraras...eres guapa – se sonrojó cuando se dio cuenta de lo que había dicho.

— No siempre he estado tan segura de mi misma, Edward – miré hacia otro lado para cambiar de tema – Ahora tenemos que dejar bien claros los objetivos de estas clases...Te gusta Tanya – afirmé.

— Sí...me atrae mucho...es...es muy guapa...pero sé que ella no va más de una noche...y yo me conformaría con eso...

— Espero que no te haga daño, Edward – dije sincera – Las chicas como nosotras podemos llegar a ser muy crueles si nos lo proponemos – recordé el incidente de Tyler – Vale, a ver...tenemos que tratar varias cosas – me senté a su lado en la cama – Para empezar...la forma de expresarte...— me miró sorprendido – Sí...sé que te va a costar, pero de tratar decir una frase del tirón, sin atascarte ni tartamudear...

— Bien, tomo nota...

— Otra cosa...eres muy correcto – alzó tanto su ceja derecha que le sobresalía por encima de la montura de las gafas de una manera casi cómica – A ver... ¿qué te gusta de Tanya? No te cortes, di lo que más te gusta.

— Es...es muy guapa.

— Muy guapa – asentí con la cabeza – Cualquier otro chico hubiera dicho que está tremenda, que está buenorra, que le echaría un casquete...— abrió los ojos cuando entendió a donde quería yo llegar.

— ¿Quieres que diga palabras mal sonantes? — me preguntó con una ceja alzada.

— Prueba a ser un poco malote...— sonreí — ya sabes, a las chicas nos gustan los tíos malos que dicen tacos y se rascan los huevos simplemente para que dirijamos la mirada hacia esa zona en concreto – abrió mucho los ojos – Aunque esto último no es estrictamente necesario...Venga, anímate... ¿Qué es lo que más te gusta de Tanya?

— Bueno...me gustan...— tosió – Me gustan sus...pechos — Suspiré.

— No, no, no...— me levanté de la cama de un salto haciendo que Edward diera un respingo — ¿Sus pechos...? Ponte en situación...estás ahí dándolo todo con ella en algún rincón oscuro, la estás besando, la quieres meter mano y cuando lo haces le dices... ¿cómo me gustan tus pechos? ¿Por qué mejor no decir mamas? — ironicé – Prueba a decir tetas, peras...a ver, di: me gustan las tetas de Tanya.

— Dios...— se frotó la cara con las manos – Me...megustanlastetasdeTanya – dijo todo seguido.

— ¿Un poco más despacio? No sé...simplemente para que pueda entender lo que dices — dije mientras me volvía a sentar a su lado.

— A ver – suspiró...el pobre lo estaba pasando mal – Me...me gustan...las tetas de Tanya...por Dios – murmuró.

— ¡Bien! ¿Ves cómo tú puedes? La próxima vez sólo tienes que decirlo sin tartamudear y sin ponerte tan rojo como un tomate maduro – sonrió ligeramente – Así que...viendo la poca práctica que tienes con el tema creo que lo mejor será que vayamos despacio con las clases...

— ¿Cuánto crees que va a durar esto?

— Depende de lo cómodo que tú te encuentres...aunque me da que no va a ser coser y cantar, Edward...no sé...quizás para la fiesta de primavera más o menos podemos estar listos.

— Eso son muchas semanas – respondió.

— Edward...hemos empezado a dar clases de sexo y me acabas de confesar que no has besado a nadie – suspiré — ¿Eres consciente de que tú y yo tenemos que pasar por diferentes etapas...hasta acostarnos? — se atragantó él sólo — ¿Te incomoda algo? Porque estamos a tiempo de dejarlo y...

— No, no...— se apresuró a decir — ¿Tu...tú te sientes incómoda con esto? — miré sus ojos verdes a través de los gruesos cristales de sus gafas.

— No, para nada...– soltó todo el aire de golpe – Creo que por hoy es suficiente, Edward.

— ¿Ya? ¿Así...y ya? — preguntó sorprendido.

— Sí – me reí – Te lo he dicho antes, hoy no tocaba tirarme encima de ti y follarte salvajemente – volvió a atragantarse — ¿Qué pensabas que te iba a hacer hoy?

— Bueno, no sé...en fin. Las cosas...mejor despacio – murmuró secándose el sudor de la frente con el dorso de la mano.

— Además...si las clases salen como creo que saldrán...el que me va a follar salvajemente vas a ser tu – su cara adquirió un profundo color granate.

— Madre mía – murmuró — ¿Qué...que haremos el jueves? — dijo tragando fuertemente — Lo digo para ir haciéndome a la idea...

— Vamos a ver... ¿el profesor te da las preguntas de un examen? — negó – Pues entonces no pretendas que te de un anticipo de lo que haremos...además, si te doy un adelanto vas a estar comiéndote la cabeza hasta la próxima clase y no queremos eso, ¿verdad? — asintió levemente.

Ambos nos levantamos de la cama y le acompañé hasta la puerta. La noche estaba calmada aunque ya empezaba a refrescar en serio. Antes de salir de mi casa Edward se giró y me miró fijamente.

— Gracias por ayudarme, Bella.

— No es nada, además yo también saldré beneficiada. Tengo algunas cuentas pendientes con cierta pelirroja.

Asintió y me sonrió antes de salir. Una vez dentro de mi casa me tiré sobre el sofá de cuero negro aun sonriendo. No tenía ni idea de cómo iba a salir todo esto...Justo en el momento en el que iba a encender la televisión y relajarme un rato sonó el teléfono. Me levanté con andares cansinos y descolgué.

— ¿Dígame?

— ¿Hija? — resonó la voz lejana de mi madre a través del auricular. A saber dónde demonios estaban ahora — ¿Eres tú? — rodé los ojos. No mamá, soy la vecina...

— Sí, mamá...soy yo...

— Nada hija, tengo apenas unos minutos para hablar contigo antes de tomar el tren. Te llamo para decirte que la visita que teníamos programada para verte por las fiestas dentro de unas semanas seguramente se cancelará. Tenemos que viajar a una sucursal de Suiza y ya vamos a aprovechar el viaje para esquiar en los Alpes...En esas fechas es cuando mejor está la nieve y...

Dejé de escuchar cuando empezó a contarme las bondades de Suiza...no van a venir... ¡qué novedad! Cuando no eran los negocios eran las vacaciones y si no cualquier otro motivo...La voz de mi madre a través del auricular era apenas un murmullo para mí...Eso era a lo que siempre estuve acostumbrada...

Salí de casa de Bella entre decepcionado e ilusionado. ¿Ya está? ¿Esta había sido mi primera clase? Estaba acongojado, por no decir otra cosa...me esperaba algo más...impetuoso. Realmente no tenía ni idea de lo que podríamos hacer la primera clase...había sido todo tan...normal.

De todos modos, ¿yo en verdad la...follaré salvajemente? Para eso estamos, Edward. Dios mío...llegará el momento en el que me acueste con Bella. Yo. Y con Bella. Arggg.

De camino a casa me puse a pensar...se supone que tu primera vez, en lo que sea que fuera...se supone que tenía que ser con la persona a la que amaras, ¿no? Pues yo no. Aunque no venía mejor persona para hacer todo esto.

Puede sonar un poco egoísta, pero...si algo salía mal me quedaba el consuelo y la excusa de estar aprendiendo. Al fin y al cabo no iba a quedar mal con nadie, ¿no? Dios, no sonaba como un egoísta, sonaba como un cabrón. ¿He dicho cabrón? En fin...teniendo estos pensamientos en verdad parecía que me iba a aprovechar de Bella...pero no. Esto lo habíamos hecho los dos de mutuo acuerdo. Nadie se aprovechaba de nadie, nadie salía perdiendo. Tooodos ganábamos. Oh, sí.

También me había descolocado un poco lo que me había dicho Bella. ¿Ella insegura? No la conocía de toda la vida, ni mucho menos, pero me costaba creer que ella alguna vez en el pasado tuviera algún tipo de problema social. Me costaba creer que se había parecido a mí, siendo los dos la noche y el día. ¿Sería eso posible? ¿Habría sido capaz de cambiar hasta convertirse en lo que es hoy? Porque de ser así se me abría una gran puerta a la esperanza.

Cuando llegué a la puerta de mi casa me preparé mentalmente antes de entrar. El cachondeo de mis hermanos iba a ser de lo peor...abrí la puerta muuuy despacio...No, de lo peor no...iba a ser una tortura medieval en toda regla, ya que mis padres estaban sentados en el sofá. La verdad es que no quería que Emmet metiera la pata y preguntara alguna grosería de las suyas delante de mis padres. No podría con ello.

— Hola, hijo – me saludó mi madre — ¿Qué tal la tarde de estudios con Bella? — en ese momento empecé a hiperventilar...y Emmet a reírse.

— Eso, Eddie... ¿cómo es Bella como profesora? Me han dicho que le ponen mucho empeño – oh Dios...mío...

— Eh...bien...todo bien.

— ¿Te ha explicado bien el temario? ¿O simplemente te ha hecho un plan de estudios?

— Sí...el temario – murmuré — Tengo...que terminar de repasar unos apuntes...me subo...

Subí las escaleras hasta el tercer piso a la velocidad del rayo. Me senté en la cama a esperar...Uno, dos, tres...la puerta resonó con fuerza. Perfecto, ahí viene el interrogatorio,...Vamos, Edward...no tienes que contar nada, porque no ha pasado nada...Abrí la puerta con temor. Emmet y Alice se abrieron paso sobre mí y se tiraron encima de mi cama.

— ¿Qué te ha hecho? — preguntó Emmet.

— ¿Te ha hablado sucio? — siguió Alice.

— ¿Arriba o abajo? — bromeó mi hermano.

— ¡Chicos, ya está! — les corté – No tiene gracia...me estoy tomando esto con la seriedad correspondiente, ¿no podéis hacer eso por mí? — ambos me miraron con los ojos muy abiertos – Ha sido la primera clase, ha sido corta pero ha estado bien, ¿vale? Me ha servido para saber cómo va a ser esto...Y no voy a decir nada al menos por ahora. Según vayan pasando los días, según como me vaya viendo así haré...pero de momento prefiero no hablar del tema. Sabéis lo mucho que me cuesta...

— Está bien – dijeron al unísono y después de unos segundos de silencio. Se levantaron para irse.

— Definitivamente no ha mojado el churro – oí decir a Emmet mientras salía de mi cuarto.

No pude evitar reírme por el comentario de mi hermano. No había mojado el churro...aún.

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Gracias por vuestros comentarios, espero que os esté gustando ;)

Capítulo 4: Capítulo 4 Comenzando... Capítulo 6: Capítulo ¿Estás creando un monstruo?

 
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