Mi Profesora de Seducción (+18)

Autor: LauraAtenea
Género: + 18
Fecha Creación: 11/03/2013
Fecha Actualización: 05/05/2013
Finalizado: NO
Votos: 13
Comentarios: 19
Visitas: 13705
Capítulos: 8

PREFACIO

—¿Crees….crees que si me enseñas todo lo que sabes sobre….sexo —susurró —podré estar con Tanya? —miré a Edward de arriba abajo. Gafas de pasta, ropa anticuada y…virgen. ¿Podría con este reto?

—Por supuesto, Edward….seré su profesora de seducción… 

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Capítulo 3: Capítulo 3 Profesora...¿de qué?

Dejé de repente el montadito que apenas me había dado tiempo a morder. Alice tenía una expresión maquiavélica en el rostro que no me gustaba para nada, aunque la del resto de mis amigos no era mucho mejor. Edward y yo nos miramos y luego miramos a Alice.

— ¿Qué quieres decir? — pregunté entrecerrando los ojos – Si Edward quiere un cambio supongo que la mejor para el caso eres tú. Tú eres la experta en tendencias y moda – dije sonriendo.

— No me refiero a un cambio de vestuario, aunque no te vendría mal un cambio de estilo, cariño – dijo mirando de arriba abajo a su hermano – Me refiero a...ya sabes – alzó una ceja — ...que le enseñes...a defenderse en la vida – soltó una risilla tonta.

— ¿Qué? — preguntamos confundidos Edward y yo.

— Que fina te has vuelto, Alice...— espetó Emmet — Lo que está queriendo decir la enana es que le enseñes a echar un buen polvo – dijo alzando la voz.

— Jesús – murmuró Edward mientras poco a poco se escurría en la silla. Apenas se le veía la cabeza.

— Emmet, no grites – le dijo Rose haciendo que se le escaparan de la boca varias migas de lo que parecía pan, aunque no estaba segura.

— ¿Qué me estáis contando? ¿De...de quién ha sido la idea? — pregunté mirando a todos.

— De ellos – se apresuró a decir Jasper – Yo no he tenido nada que ver, de verdad cielo.

— Esto es de locos – susurró Edward.

— Chicos...¿por qué no hablamos de esto en casa? — dijo Jazz – No creo que este sea el sitio adecuado – dijo mirando al pobre Edward. Su cara se asemejaba a un farolillo rojo de Navidad en todo su esplendor.

— Yo...no yo...no puedo irme...tengo que ir a clases y...— balbuceó Edward.

— Vamos, hermano...será tu primera vez – Emm movió sugerentemente las cejas – La primera vez que harás pellas.

Edward fue literalmente arrastrado por sus hermanos con una expresión de profundo terror en el rostro. No sabía si reírme o llorar...¿En verdad me habían pedido que enseñara a Edward...sobre sexo? Esto sin duda era lo más surrealista que me había pasado, al menos hasta el momento. O quizás se tratara de una broma, ¿no?

Rose condujo en un increíble silencio hasta su casa, es decir, en frente de la mía. Nadie abrió la boca y yo preferí no alterar ese silencio; intentaba sopesar los acontecimientos sin éxito. Cuando aparcamos, el recién estrenado Jeep de Emmet hizo lo mismo. Entramos todos juntos en la casa de los Hale.

— Está bien – dije mientras se sentaban en los sofás — ¿De qué coño va todo esto?

— Edward...— empezó Emmet – Está pillado por Tanya. Ella es una guarrilla con gustos exquisitos...sinceramente, Bella, Tanya nunca se fijará en él – Edward desvió la mirada hacia su regazo como si fuera lo más interesante del mundo.

— Edward, Tanya...Tanya no es una chica de relaciones serias y...

— ¿Quién dice que yo quiero una relación seria con ella? — me cortó. Todos los ojos se centraron en su cara – Quiero decir...quiero decir que...¿y qué pasa si lo único que quiero es acostarme con ella? — todos abrimos mucho los ojos – Se cómo es Tanya, la he observado. Le gustan los jugadores de fútbol llenos de músculos y de cabezas vacías; le van los tíos buenos...está claro que yo no soy nada de eso – dijo señalándose a sí mismo.

— Le gustan los chicos con experiencia...ya sabes...en...sexo – se sonrojó profundamente – Reconozco que Tanya y yo somos muy parecidas...no queremos compromisos, sólo queremos un poco de diversión, aunque ella sabe disimular mejor sus actividades – murmuré.

— Por eso hemos pensado que tu eras la persona idónea para ayudar a Eddie – dijo Rose.

— ¿Pero de verdad queréis que le enseñe a Edward como echar un polvo? Además, ¿le habéis preguntado a él sobre esto? — dije señalándole.

— Sí, Bella...queremos que le enseñes todo – dijo Emmet – Tendrías que ser muy idiota para no estar dispuesto – murmuró a Edward.

— ¿Pero qué os pensáis, chicos? No me puedo creer que me hayais pedido esto. Es surrealista. ¿Qué gano yo con todo esto?

— Hombre...si le enseñas bien te puedes llevar un par de meneos de los buenos – bromeó Emmet.

— Creo...— habló Jasper por primera vez desde que entramos en casa – Creo que podemos hacer que esto sea beneficioso para ambos – le miré con cara de no entender nada – Victoria – gruñí ante su mención – Vamos...tu ayudas a Edd en lo suyo y nosotros unimos fuerzas y...

— Jazz, no se si quiero remover el pasado – los Cullen se miraron con cara de no entender. Ellos no sabían cómo de largo era el historial de mis problemas con Victoria.

— ¿Y vas a seguir dejando que te insulte? Sé que esconde algo y creo que entre todos podemos intentar descubrir de qué se trata – me miró fijamente. Si alguien sabía de mis problemas con Victoria ese era Jasper – Piénsalo Bella...ahora somos más para dejar sus trapos sucios al aire, se que los tiene...podemos desenmascararla. Así ambos salís ganando – lo pensé por un momentos...la oferta de descubrir a Victoria en algo sucio era realmente tentadora.

— ¿Estás de acuerdo con todo esto, Edward? — le pregunté a Edward en un suspiro.

— ¿Crees que si me enseñas...todas esas cosas...podré estar con Tanya? — me preguntó tímidamente.

— Sí...si hacemos un buen trabajo...aunque no te garantizo nada, Edward. No dudo de mis habilidades como profesora de...seducción, digamoslo finamente...Dudo de que Tanya quiera algo serio con nadie – le dije.

— Me conformo con lo que se conforman todos. Con pasar con ella una noche me basta – asentí haciéndole saber que había entendido su punto.

— ¿Hay trato? — preguntó Alice con una sonrisa.

— Hay trato – contesté.

Tras un murmullo general de aprobación, los chicos empezaron a bromear y a soltar burradas de sus bocazas. Alice empezó a decir que iba a quemar toda su ropa y que le iba a cortar el pelo y...y tuve que callarla antes de que cogiera carrerilla.

— Alice, para, para...Creo que tenemos que empezar con lo principal y más básico.

— ¿Con el misionero? — bromeó Emmet.

— Con la actitud y con la autoestima...— le eché una mirada entrecerrada – Y luego el exterior, ¿vale?

— Lo que tu digas – murmuró Alice de mala gana – Mi diversión tendrá que esperar.

— En cuanto al sexo...— Edward volvió a sonrojarse — ¿Hasta dónde estás dispuesto a llegar?

— Bueno...quiero cambiar...es decir...quiero ser un chico que pueda estar a la altura de las circunstancias y...

— Y no correrse en cuanto Tanya le de los buenos días – bromeó Emmet de nuevo. Si Rose no le daba una colleja en breve se la daba yo. Miré a Edward para que continuase.

— Estoy dispuesto a todo – susurró.

— ¿A todo?

— Quiero que me enseñes todo lo que sabes – las chicas silbaron como camioneros.

— Eso es mucho decir, cuñado – dijo Rosalie.

— Creo que deberíais administrar el tiempo, ¿no? Si no será una locura...Algo fijo...no se, un par de días a la semana...martes y jueves, por ejemplo – propuso Alice.

— ¿Te viene bien, Edward? — el me asintió – Bien...martes y jueves en mi casa después de clases...así habrá más privacidad – dije mirando a Emmet en particular – Ni qué decir tiene que esto no va a salir de estas paredes, ¿entendido?

— Yo...chicos...hay algo que no...no sé...— balbuceó Edward. Todos le miramos para que siguiese – Como he dicho...estoy dispuesto a todo...pero...arg...

— ¿Qué? — lo animé — ¿Qué pasa?

— Mira...sé que no tienes nada serio con los chicos que sales...pero...me sentiría raro si...si tú y yo...comenzamos las clases y...— ahí vamos de nuevo. Edward empezó a tartamudear.

— Se a dónde quieres llegar – dijo Jasper asintiendo con la cabeza — Te puedes sentir incómodo sabiendo que te vas a comer las babas de los demás – Edward asintió avergonzado. Bien, entendía perfectamente su punto.

— ¿Y? — le animé de nuevo a seguir.

— Creo...creo que deberías de dejar de salir con todos tus "novios" — hizo comillas con los dedos — mientras estéis con las clases – aclaró Jasper.

— ¿Qué? Vamos Jazz...— me quejé.

— Bella, no te preocupes...si dentro de nada vas a tener a Edward dándote lo tuyo y lo de tu prima – bromeó Emmet. Levanté la mano para darle un collejón, pero por el rabillo del ojo pude ver que Edward lo estaba pasando realmente mal, así que lo dejé por imposible.

— Está bien...nada de chicos...Por el momento...— refunfuñé.

— Contrato de exclusividad, ¿eh? — dijo Alice.

— Vale...una cosa más...podéis torturarme que de mi boca no saldrá nada de lo que hagamos – los chicos abrieron sus bocas para protestar aunque no les di oportunidad para ello – Ah, ah, ah...eso es innegociable...

— De acuerdo – me contestó Edward – Sólo una pregunta más...¿cuándo empezamos?

Un par de horas más tarde, y tras un sin fín de bromas por parte de mis amigos, decidí irme a la soledad de mi casa.

Una vez dentro me quité la ropa que llevaba, me puse un chandal y me recogí el pelo. No me podía creer que yo hubiera aceptado llevar a cabo una idea tan alocada...De todos modos no era nada malo, ¿verdad? Éramos dos personas adultas y conscientes de nuestros actos...¿Qué problema había? ¿Qué me costaría a mi enseñarle a Edward unos truquitos para follarse a la animadora rubia? Siendo sinceros...me iba a costar un huevo y parte del otro. Si el problema de Edward fuera estético, podríamos solucionarlo con una tarde de compras con Alice y una sesión de peluquería...pero no. El problema nacía directamente de su forma de ser. Era inseguro, tímido y muuuuy inocente...además de virgen...Que el cielo me ayude.

Decidimos fijar la primera clase el martes de la semana que viene. He de decir que esos días anteriores fueron una locura.

Yo por mi parte decidí aprovechar los últimos días que me quedaban de libertad; estaba dispuesta a seguir al pie de la letra las normas impuestas, aunque me jodiera soberanamente. Quería a Jasper, en serio...pero bendita la hora en la que había abierto la boca para poner esa "regla". No estaría con nadie más mientras durasen las clases, así que decidí darme un homenaje por estos días.

Y ahí me encontraba yo, dándolo todo en el asiento trasero del coche de Tyler en el desvío cortado de una carretera secundaria. Al menos yo estaba intentando darlo todo. Tyler no era mi tipo, pero pensé que para un apaño valdría...me equivoqué. Reconozco que estaba algo desesperada y pillé al primero que vi para un polvo rápido, así me salió la jugada. El pobre se movía menos que un Play Movil, así que me quité yo misma la camisa y el sujetador y me arqueé para ponérselo fácil.

— Dios...qué tetas...– murmuró antes de abalanzarse bruscamente sobre mi — Uy – dijo separándose de mi cuando reparó en el aro de mi pezón – Como mola – dijo tontamente.

Cerré los ojos en un vano intento por concentrarme, pero en vez de acariciarme parecía que me estaba ordeñando. Se apartó de mí para quitarse la camiseta y la lanzó en algún lugar del coche. Con rapidez le desabroché los pantalones y saqué su miembro...vale, el último chico con el que había estado fue James, y sinceramente, no había comparación. Mientras él se ponía el preservativo yo me aparté la ropa interior y me penetró. Era agradable, pero nada fuera de lo normal...yo estaba acostumbrada a ligas mayores. Me moví rápidamente para que se corriera lo antes posible. Estaba a punto, porque aquí mi amigo jadeaba tanto que parecía que había corrido un maratón. Cuando acabó me aparté sin pena ni gloria.

— Ha sido...puf – dijo con una sonrisa boba en el rostro.

— Si...puf – dije sin entusiasmo mientras me colocaba la ropa.

Tyler me dejó en la puerta de mi casa insistiendo en volver a quedar. Tras varias evasivas salí del coche casi corriendo y me metí en casa. Lo primero que hice fue meterme en el baño de mi cuarto y darme una buena ducha en intentar que el agua caliente me relajara después de la tarde de mierda que había tenido. Nada más salir del baño llamaron a mi puerta.

— Hola, guapa – dijeron casi a la vez Rose y Alice. Me hice a un lado para que pasaran al salón.

— Que raro veros solas...¿dónde habéis dejado a vuestros sementales? — bromeé mientras subíamos a mi cuarto.

— En casa, supongo que estarán torturando un poco a Edward – dijo Alice – Pobrecillo...mañana empezáis, ¿no?

— Sí.

— Y veo que te has dado el último homenaje, ¿eh? — dijo Rosalie moviendo las cejas.

— Pues para lo que me ha servido – ambas alzaron las cejas a la vez – Me he follado a Tyler en el asiento trasero de su coche – las chicas se rieron a carcajadas.

— Joder...con Tyler...vaya despedida que te has dado – dijo Rose — ¿Por qué no has llamado a James, el follador?

— Le he llamado – reconocí – Pero está fatal con la gripe...en vez de un polvete me hubiera echado un estornudo...

— Bueno...siempre te quedará el conejito rosa – dijo Rosalie riéndose a carcajadas.

Rose era muy buena amiga, pero definitivamente era una amiga muy perra. Para mi último cumpleaños la muy guarra me había regalado un consolador con un conejo rosa dibujado en un lateral. He de reconocer que hasta ahora no lo había usado; ni siquiera lo había sacado de la caja...aunque quizás iba siendo hora...

— ¿Qué le vas a hacer a mi hermano mañana? — las palabras de Alice hicieron que la imagen del vibrador saliera de mi mente.

— Alice...¿Qué crees que voy a hacerle el primer día? ¿Violarle? — dije de manera sarcástica mientras me sentaba con ellas en mi cama.

— No sé...te veo tan...incompleta – bromeó y le tiré un cojín — ¡Hey! Yo no tengo la culpa de que Tyler te haya dejado a medias – sonrió – Por cierto...Dáselo, Rose...— la miré extrañada.

— Ni de coña...Daselo tu que a mi me da la risa – dijo la rubia escondiéndose detrás de Alice.

— ¿De qué coño habláis? — Alice suspiró.

— Toma – ambas se volvieron a reír. No me gustaba un pelo sus caras.

Cogí la bolsa negra que me dio Alice sin mirar el nombre de la tienda y la abrí. Dentro había un tubo de lubricante con sabor a fresa. Alcé una ceja interrogante.

— Es por si mi hermano no te pone lo suficiente cuando te le folles, quizás necesites ayuda extra...— Alice se rio como una hiena – O para cuando uses el regalo de Rose...

— Eres...eres más bruta – dije guardando el dichoso lubricante en un cajón de mi escritorio — ¿Y tú quieres que yo te cuente detalles de las clases? Y una mierda.

— Oh...vamos...yo personalmente tengo curiosidad sobre la evolución de nuestro Eddie – dijo Rosalie.

— Lo que hagamos Edward y yo en mis clases será cosa nuestra.

— ¿Serás tan perra de no contarnos nada? — preguntó la rubia.

— Sí...¿a ti te gustaría saber lo que hacen Alice y Jazz?

— Ese caso no me vale...no hace falta que le pregunte nada a la enana, ya me lo dice ella. Sé que el último polvo que echaron fue encima de la lavadora de mi casa – empecé a reírme a carcajadas.

— ¿Qué? — dijo Alice con el ceño fruncido – Era una de mis fantasías...el centrifugado me da morbo...

— Chicas...lo entiendo – dije poniéndome seria – Sabeis que no tengo ningún problema en hablar de sexo con vosotras...pero no quiero que Edward se sienta mal o avergonzado, ¿me entendéis?

— Sí... — suspiró — sólo espero que Edward cambie...prepárate, Bella...el día que folles con mi hermano haremos una fiesta épica.

Y tanto, eso mismo pensaba yo...A ver cómo se desenvolvía en la primera clase...

 

Capítulo 2: Capítulo 2 Tanya, me matas Capítulo 4: Capítulo 4 Comenzando...

 
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