EL CISNE NEGRO

                              Capitulo segundo

Isabella Swan,acomodaba su escasa ropa en la única maleta,que tenia,el único recuerdo que le quedaba de su inexistente familia;Estaba sola en el mundo,desde hacia ya varios meses.

La vida,recluida en el internado de señoritas St.James,fue poco menos que desagradable.La mayoría de las señoritas allí inscritas eran de gente acomodad o rica;Y ella no era así.

Tuvo que morderse la lengua en inumerables ocasiones,cuando al poco tiempo de llegar allí,al cumplir los 15,su madre se casó con Phil Thomas y la despacharon,para poder vivir solos su idílico amor,ella les era un estorbo…y se desprendieron de ella,como una vulgar mascota ,de la calle.

Siempre se preguntó de donde sacaban el dinero,para poder pagar aquel costoso colegio,donde había pasado los últimos dos años de su existencia.

Allí aprendió a prolongar la agonia de la soledad.Nadie la soportaba,su carácter introvertido,la habían convertido en un raton de biblioteca.

Soñaba despierta,al cerrar los libros de novela romantica,que le mandaba la única persona con la que hablaba en aquel lugar,La señora Cope,asiente de limpieza del colegio.

Su tiempo se  acababa y su único anhelo,no era como el de todas las de aquel curso,  las chicas,en su totalidad soñaban con volver con sus parientes y tutores para conocer al hombre de sus sueños y casarse con él.Ella vivía con el deseo de no salir de aquellas paredes,se le oprimía el corazón de pensar que nunca más volveria a ver a la razón de su existencia,su único y primer amor.Amor silencioso,por lo pecaminoso y lo obsceno.

Cuantas veces había tenido sueños eroticos con él.Sus primeras reacciones de mujer las sintió al verlo,la primera vez en clase de Aritmetica,su cabello negro y su tez morena hicieron que se le moviese el mundo bajo sus pies.El padre Jacob,por el que lanzaba suspiros inumerables cada segundo de su monótona vida entre aquellas cuatro paredes,era su expiación. Le gustaba relatar en pequeños folios ,agrupados por lazos color carmesí,sus miles de fantasias,con él…Hasta que un dia todo aquel material llegó a sus manos.

La castigaron duramente,siendo el hazmereir de todo el colegio,si antes era una sinnombre,ahora era una libertina enclenque y loca.

Ël  ya no la miró mas a los ojos,pero eso a ella poco le importaba,seguía soñando despierta.

Le denegaron tener lápices y cuartillas para poder escribir dentro de su solitaria y lúgubre habitación,pero todo estaba en su cabeza…No vivía en un mundo real.

Cerró la maleta,y  se miró por ultima vez al espejo oscuro de su habitación.

El uniforme,le quedaba demasiado pequeño y sus formas voluptuosas,le daban un aire,como las chicas aquellas que vió en aquella revista que le dejó Lauren,para reírse de ella.

Su cara aniñada,se escondia detrás de aquellas gafas de pasta negras.

Abrió la puerta y recorrió los pasillos,sin compañía,era un alma de nadie,no la iban a echar de menos…se dio la vuelta y dio un último vistazo al recinto,al alcanzar  la puerta de salida,su mente estaba puesta en el padre Jacob y en sus fantansias.

El pitido de una limosine la alertó y caminó hacia el lujoso coche.

-¿Señorita Isabella Swan?.-le preguntó un hombre con facciones de búho.

-Si,asi me llamo.

-Entre,la llevaré al aeropuerto de Gatwick.

Isabella asintió levemente y se ubicó con su pequeña maleta en la parte posterior del auto.

La podían llevar al mismo infierno y a ella poco le importaría….Su nueva vida no podía ser peor,de lo que había sido aquellos dos últimos años.

En el trayecto,recordó a su padre y al maldito bastardo que salvó, entrecerró los ojos intentando recordar,sus facciones el dia que fue al internado a verla desde la distancia,de eso hacia ya más de un año y medio y gracias a dios los braguets,estaban fuera de su boca.Su figura algo desgarbada y alta con aquel pelo de un matiz cobrizo,era su pesadilla desde hacia ya dos años.Él era el culpable,de aquella vida,que había llevado hasta ahora.

 Y ahora,viviría en su casa,como una recogida.Suspiró cansada,gracias a dios,le quedaban pocos meses para cumplir la mayoría de edad y se largaria a cualquier otro lugar,aunque fuese el mismo infierno.

Llegó al aeropuerto y siguió a  aquel hombre con apariencia de búho hasta una terminal,minúscula,tanto que pensó inmediatamente que era privada.Y así era,la pequeña avioneta que se divisaba a los lejos tenia grandes letras,donde se podía leer Cullen Corp.

Maldijo mil veces,aquel apellido,antes de subir a el pájaro de hierro

Emmet McArty,vió  como la avioneta de la Cullen Corp. Comenzaba a aterrizar en el basto angar de Edward en Islington.Bajó del BMV,colocándose la americana y viendo su hermoso rostro en el pequeño espejo del retrovisor,”perfecto” pensó “aunque sea una niña,siempre es bueno causar buena impresión”.

No tuvo que esperar mucho para vislumbrar una débil figura a lo lejos,acercándose lentamente,con la cabeza cabizbaja .El teléfono mobil,lo alerto y lo cogió sin quitarle el ojo de  encima a la muchacha.

-¿Si?

-Emmet,soy Edward,¿estas con ella?

-La estoy viendo acercarse,Edward,en 10 minutos estamos en tu casa,supongo que tú no habras llegado aún.

-Bueno,no sé…esta Alice,ella le enseñará la casa,la verdad,es que está encantada con la noticia…y sobre todo lo altruista de mi decisión…esta hija mia,decididamente no ha salido a su madre..

-La tengo a escasos metros..eje,,ejem.-Emmet,se volvió y le dio la espalda a la muchacha que caminaba en su dirección.-Oye,la verdad es que tiene un cuerpo de infarto…si le tapas la cara con una almohada,puedes imaginar que cualquier chica del playboy.

-Emmet….que tiene casi la edad de Alice,no seas pervertido.-le dijo Edward en tono molesto.

-Si,si,te dejo que ya la tengo aquí.

Le colgó.Miró a Isabella y sonrió convincentemente.

-Hola,soy Emmet McArty,Edward no ha podido venir,pero  yo te llevaré a tu nuevo hogar,espero que hayas tenido un buen viaje.

Isabella lo miró a los ojos primero y luego paseó su vista a lo largo de todo el cuerpo del hombre que le hablaba tan familiarmente.Pensó en contestarle,pero lo pensó un segundo y decidió que no merecía la pena,no quería crear vínculos afectivos con cualquier persona que rodeara la vida de Edward Cullen.

Emmet,la miró unos instantes y le cogió la maleta,la puso en el maletero y le abrió la puerta del copiloto,invitándola a entrar,ella lo hizo y no despegó la mirada de la ventanilla,sin mediar palabra en todo el trayecto.

Alice Cullen Webber,era una preciosa adolescente,ilusionada ante la idea de albergar en su casa a  aquella muchacha desconocida.No sabia nada de ella,solo lo que su padre pudo explicarle,le debía el gran favor de la existencia y eso era suficiente,ella lo comprendió y miraba la habitación de su “nueva hermana” dando palmaditas y saltos de alegría.

Miró el reloj nerviosa,ya era casi la hora e Isabella Swan estaba a punto de llegar.

Oyó la puerta de entrada y corrió escaleras abajo,como una poseída.

Se quedó parada en mitad de ellas,observando lentamente a la muchacha que acompañaba a  Emmet.

-Alice…pequeña.-le sonrió Emmet.-esta es Isabella.

Ambas se encontraron las miradas y Alice sintió una presión en su corazón.

Aquella muchacha,tenia en aquellos ojos profundos color chocolate,el mayor dolor y desconsuelo del mundo,se le empañaron los ojos y corrió hacia ella,abrazandola y susurrándole al oído.

-Estas a salvo,Bella,aquí nadie te va hacer daño