Cuando regresé la mirada a Edward, nos volvimos a conectar, esta vez había felicidad, lo se, porque su mirada fue tan penetrante que se podía ver el alma.
-no quiero que desaparezcas Bella.
-prometo que no lo haré.
-sabes que cuando uno hace una promesa…
-la cumple.- terminé su frase.
Sonreímos, se agachó frente a mí y puso sus manos en mis piernas, nunca desconectó su mirada.
-parece un sueño.- susurró, asentí solamente, si hablaba podía perderse la magia que había en el ambiente. Nunca pensé que llegaría este momento, estar así con él, ya había descartado esa posibilidad desde hacía tiempo.
-¿puedo pasar, están presentables?.- se escuchó desde la puerta.
-si Jessica pasa.
Edward se incorporó, se sentó a mi lado y atrajo mi cuerpo por la cintura.
-les traje comida, ya es la hora de comer.- siguió de largo pienso que entró a la cocina con dos bolsas de comida.- pero no me quedo, necesitan estar solos, eso me dijo Emmet.- gritó desde lejos.
-no te puedes quedar unos 15 minutos, por favor.- le pidió Edward.
-¿porque?.
-me quiero duchar, pero quiero asegurarme que esté cuando salga.
-Edward.- le dije.
-claro sin problemas- dijo Jessica sonriendo desde la puerta de la cocina.
Se levantó me dio un pequeño beso, muy fugaz en los labios y se fue casi corriendo a ducharse, con una sonrisa en los labios de las cuales podría estar admirando por horas.
Mis labios comenzaron a irradiar calor, justo donde se juntaron con los suyos, allí donde por un segundo tuvieron contacto, fluyó una corriente mucho más poderosa que la que sentí en mi mano, cuando su respiración chocó con ella. Recorrió mi cuerpo estremeciendo todo a su paso y terminando en la punta de mis pies, si todas esas sensaciones exquisitamente hermosas recorrieron mi cuerpo por solo un beso fugaz, no quería imaginar estar en sus brazos.
-soy una tonta- dijo Jessica, mirándome divertida y sentándose sobre una de sus piernas a mi lado.
-porque lo dices.
-no te pregunté tu nombre completo, de haber sabido que eras Bella, estarías encerrada en el escritorio de Edward hasta que él te liberara.
-jaja, enserio me hubieras encerrado- me imaginaba golpeando la puerta para salir sin entender porque el encierro.
-si.
Nos reímos juntas un rato, de verdad que era una persona muy amable a pesar de todo lo vivido.
-no vas a preguntar porque me fui.
-no, tus razones tendrás, solo una cosa me deja intrigada.
-¿que?.
-¿porque llevarse las fotos?, ¿que cambió eso?, de todos modos desapareciste.
-en ese momento, estaba muy dolida y pensé que lo mejor era una ruptura limpia, desaparecer y hacer que nunca existí. Aunque pensé que lo había logrado para ellos, a mi me costó mucho tiempo dejarlo guardado en mi corazón.
-¿no sirvió de mucho?
-no, siempre estuvieron todos los Cullen presentes.
-no se si todos, pero te juro que se nota el amor que sientes por Edward a la legua.
-tienes razón-no se porque me sentía a gusto con Jessica y le contaba cosas que no contaría a otros- te confieso que me casé porque todas las cosas lindas que me enamoraron de mi esposo, eran detalles que recordaba de Edward, sin querer lo busqué en otro hombre y me equivoqué, no necesito a alguien que me lo recuerde, lo necesito a él.
-y yo a ti.- se baño en tiempo record, estaba allí escuchando, me puse colorada y al girarme para verlo casi muero, un hombre súper sexy estaba parado mirando directo a mis ojos, diciendo que me necesitaba. Llevaba el cabello mojado, una camisa azul que se estaba abrochando mientras caminaba hasta los sillones, unos vaqueros negros y descalzo.
-estoy de más. Buen provecho, asegúrate de que coma algo y de que descanse por lo menos unas horas.- esto último me lo pidió a mí, asentí y se fue, dejándome sola con el amor de mi vida.
-así que nunca me olvidaste.
-nunca.-no pensaba ocultar la verdad.
-se puede saber en que se parece ese idiota a mí.
-en nada, mis recuerdos no te hicieron justicia.- de verdad que estaba muy equivocada, su sonrisa se parecía pero ahora que veía la original, su cabello desordenado pensé que era igual, pero por lejos me equivoqué, también su forma de tratarme antes de casados, pero no, nada absolutamente nada era igual.
Sonrió y acortó la distancia para besarme, no podía, no en ese momento porque terminaría rendida a sus pies, por una vez en la vida quería hacer las cosas bien, divorciarme y luego empezar una relación verdadera con Edward.
-no lo hagas, por favor, no es que no lo desee, pero no me siento digna de ti en estos momento, debo terminar mi matrimonio y a partir de ahí ver que sucede con nosotros.
-por favor te pido yo, nunca digas que no eres digna de mí, eres la indicada, la mujer perfecta, lo que necesito para ser feliz. En este momento no veo a una mujer casada, veo a Isabella Swan, “mi Bella”.
Acortó la distancia y me besó.
Fue mucho más fuerte que el primer pequeño rose que tuvimos, un estremecimiento total del cuerpo, cada parte parecía despierta a nuevas sensaciones, me perdí en el momento que su lengua ingresó en mi boca, juro que vi fuegos artificiales, existía la perfección echa hombre y la tenía frente a mí.
No reaccioné, correspondí a su beso pero no lo abracé, mis manos permanecieron en mi regazo y las suyas en mis mejillas, cortó el beso sonriendo.
-perdón.- le dije con la respiración agitada.
-¿porqué? si fue maravilloso.
-por que no reaccioné, parecía que era la primera vez que besaba en mi vida, debes de pensar que soy una tonta pero… fue genial.
-no lo eres y no te preocupes podemos practicar- se iba acercando nuevamente pero mejor evadir por el momento, aunque en el fondo estaba encantada con practicar, no quería divorciarme por se adúltera.
-mejor vamos a comer- me levanté y fui en la dirección donde Jessica dejó la comida, que pensaba era la cocina y no me equivoqué.
Me siguió riéndose. Almorzamos y lo acompañé al cuarto para que descansara, según Edward tenía miedo que desapareciera por lo que accedió a dormir si me acostaba con él. Lo hice solo por arriba de las mantas y vestida.
Cuando se durmió sin hacer ruido me fui a duchar, sentir el agua caliente recorrer mi cuerpo hizo que aflojara la tensión, luego de un largo rato salí, lavé mi ropa y la colgué en el seca ropa, salí del baño envuelta en una toalla, Edward continuaba durmiendo, se le veía tranquilo y feliz, eso hizo que sonriera porque era yo la causante de su felicidad.
En un armario del cuarto encontré una camisa y me la puse, como no quería tentar al diablo, me acosté en el sillón de la sala y dormí.
Cuando desperté sentí que me observaban y era Edward desde el sillón de enfrente.
-¿descansaste algo?.- lo dijo sin apartar su mirada de mis ojos.
-si y mucho, me duele la cabeza y tú, tienes el cumpleaños de tu padre en la noche.
-si descansé, pero casi me matas.
-¿porque?- lo dije un tanto asustada e incorporándome quedando sentada, no quería causarle más daño del que ya había hecho en el pasado.
-me desperté y no estabas en la cama, ni en el cuarto, te busqué en el baño, no solo no estabas sino que está toda, toda tu ropa colgada y para rematar estas durmiendo en mi sillón con mi camisa, ¿te parece poco?.
-perdón, debí pedirte prestada la camisa, solo que dormías tan placidamente que no quise despertarte.
Me paré despacio y sin prestar atención a lo que hacía me desperecé levantando los brazos hacia arriba, lo que logró que se subiera un poco de más la camisa.
A velocidad que pareció inhumana, sentí que me llevaban hacia atrás, era Edward que me tenía atrapada entre su cuerpo y la pared, me besó intensamente, una de sus piernas se posicionó entre las mías, haciendo una presión excitante, sus manos viajaban por mi espalda y reaccioné, lo besé con la misma intensidad, mis manos se apoderaron de sus cabello entrelazándolos con mis dedos y jalando suavemente, logrando que jadeara en mi boca.
Abandonó mis labios para seguir por mi cuello y sus manos desabrocharon dos botones de la camisa, destapó uno de mis hombros y cuando su boca se dirigía a besarlos se apartó, con la voz demasiado agitada y ronca por la excitación me dijo.
-¿quién fue?.
-¿de que hablas?.-estaba tan perdida en el beso que no tenía idea de que hablaba, solo quería que siguiera.
-fue ese idiota, ¿verdad?, ¿que más te hizo?.- ahí me di cuenta que se refería a las marcas de Mike.
-si- me aparté un poco de él, se enojó, claro que no conmigo, pero apretó sus puños.
-que se cree que es, un vampiro.
-no lo se, pero te pido que lo dejes así.
-NO.
-Edward quiero divorciarme, si tú no me ayudas busco otro abogado.
-no, quiero ser yo el que le lleve los papeles de divorcio y mirarlo a los ojos cuando me explique que le pasa, ¿porque te hizo esto?.
-por 4 meses pedí explicaciones ahora ya no las quiero, no me importa lo que le pasó, siempre y cuando esté lejos de mí.
Se tranquilizó un poco, creo que por mis palabras, me besó nuevamente y no le correspondí.
-Edward, prométeme que no me besarás hasta que esté divorciada, ya me equivoque por hacer las cosas apresuradas, no quiero volver a hacerlo.
Levantó su mano derecha y dijo.
-prometido.- pero su sonrisa era tan pícara y traviesa que no sabía si era real su promesa.-una cosa- yo sabía que había gato encerrado.
-¿que?.
-no voy a besarte a menos que tu lo pidas.
-bien.
Me fui a vestir y le pedí me acompañara a mi apartamento a levantar algunas cosas personales porque no quería quedarme en mi casa.
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Hola, estoy de nuevo, me ha pasado de todo, se rompió la instalación eléctrica de la compu, luego de solucionado el problema (el de la compu, no el de bella jaja) no tenía conexión a Internet ni teléfono, recién pienso que se solucionará mañana, por ahora estoy con una conexión móvil pero es re-lenta, lo bueno es que me dejó subir capítulo.
Dejando las disculpas de lado, pregunto ¿les gustó el capítulo?, que pasará a partir de ahora con Edward, Bella y Mike.
Gracias por todos los comentarios que son los que me ayudan a seguir, no pensaba subir esta historia porque Edward no aparecía al principio, pero con el aliento de Kathy y Floorcullen estoy acá.
Gracias nuevamente y saludos.
ec07.
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