Epílogo basado en la opción 2 por ser la original, ambos pov.
Cinco años después…
Edward POV.
No lo podía creer cinco años habían pasado, desde que me perdonó en la playa logrando que tuviéramos una noche inolvidable que nos ha acompañado durante todo este tiempo, había cambiado solo un poco, pero continuábamos amándonos como el primer día.
-Edward, amor de mi vida, flaco bonito, esposo adorado…-decía Bella desde el cuarto en tono de broma, porque me estaba cambiando en el baño y no quería salir.
-esto es incómodo y horrible.-le grité.
-seguro que te queda impresionante.
-si, impresionaré a los niños del susto que tendrán.
-todos están iguales, sal y nos reímos juntos, yo también estoy incómoda.-no pude evitar pensar en ella vestida de princesa con esos enormes vestidos, mordiendo mi labio inferior salí, no solo para que viera mi disfraz de pirata, sino para deleitarme con mi esposa.
Ambos nos perdimos en la mirada, estaba deslumbrante, un vestido rosa vaporoso que se ceñía a su cintura, resaltaba sus pechos y se acampanaba hasta sus pies, una corona de brillos y el cabello delicadamente recogido.-wow.-dijimos a la vez, pero Bella no aguantó la risa.
-jajajaja…tenías razón estas…estas bien.
-no me tomes el pelo, si me cambio, nadie lo notará.-le hice un puchero pero no surtió efecto.
-tu sobrina te mata.-rodé los ojos, tenía razón no lo estábamos haciendo por nosotros sino por la hija de Emmet y Rose que cumplía años y ellos le cumplían todas sus peticiones por más que fueran irreales, en esta oportunidad había pedido que sus padres, tíos y abuelos estuviéramos vestidos de princesas y piratas, así como la decoración del lugar.
Mientras me tapaba el ojo con un parche para completar mi disfraz, recordé algunas cosas que habían pasado durante este tiempo.
Flash back general.
Durante dos meses estuvimos viviendo en la cabaña de la playa después de nuestra primera noche mágica, diminuta era poco decir, pero Bella le había tomado cariño y yo no podía negarle nada, si me pedía la luna, se la bajaría o hallaría la forma de hacerlo, todo por ella y el amor inmenso que tenía, además que no quería recordara lo idiota que fui.
Zac me pareció un buen amigo, de los que ya no existen, uno que ayudó a mi Bella en los momentos difíciles y que yo no estaba presente, le debía mucho y se unió a la familia de inmediato siendo mi cuñado, me encantaba que la tomara como una hermana, podía confiar en él siempre, todo lo contrario con Eric que a pesar del tiempo transcurrido y que ya estaba casado con su Ángela, no dejábamos de mirarnos con odio o era de una forma que me hacía recordar que me equivoqué y no me gustaba, Bella dejó de lado lo sucedido, Eric tenía que hacer lo mismo y no recordármelo todo el tiempo.
Una noche con mi esposa entre mis piernas en un abrazo lleno de ternura, mirábamos las estrellas escuchando el susurro del mar, cuando Bella me preguntó que me parecía Zac, le dije.-me gusta ese tipo.-Bella automáticamente estalló en carcajadas que no podía contener ni detener, por más que le pedía que me contara solo reía contagiándome, no pasaron ni cinco minutos que apareció Zac, cuando le conté que dije para que estuviera así, porque no había hablado mal de él, otro que tuvo la misma reacción y yo seguía riendo con ellos pero sin saber el porque, hasta que pasada una hora de risa me contaron y volvimos a reír, como dije me gustaba ese tipo.
A Bella le estaba yendo muy bien en los estudios y accedió a que comprara una casa porque le dije que lo haría de su dinero, el del seguro de sus padres, lo que ella no sabía era que tenía mucho y compré un terreno muy grande, exagerado, terminamos pidiendo a toda la familia que nos acompañara, no tuvieron problema de mudarse porque permanecíamos todos juntos.
Jasper al ser arquitecto comenzó con el proyecto de las casas, cuatro mirando a los distintos puntos cardinales, unidas por el fondo donde compartíamos una piscina y barbacoa, allí pasábamos el tiempo juntos y hoy estábamos festejando un cumpleaños.
Todas las casa fueron hechas con muchas habitaciones, pero mi esposa decía que no quería niños hasta que se recibiera de abogada, cuando me dijo lo que quería estudiar me llené de orgullo y quedé nervioso del que tuviera que enfrentarse con mi Bella en tribunales, que de seguro no sería yo, suficiente cuando lo hacía en casa, siempre ganaba ella.
Trasladamos el estudio a la playa y enseguida tuvimos varios clientes, mamá estaba feliz por tener algo en que ocuparse, ya que decoró todas las casas incluyendo el nuevo estudio, que lo cambió por completo.
Papá se mudó a un hospital cercano, Alice después de tener a mi sobrino Jasper Junior, se tomó un tiempo para terminar sus estudios, pero sin alejarse demasiado, solo tomaba algunas materias porque no quería descuidar a sus amores.
Sobre Emmet, que puedo decir, con Jasper nos sacamos las ganas de usarlo de bolsa de boxeo, hasta que nos cansamos y sin que se negara, dejó embarazada a Rose y nos enteramos casi de la misma forma que con Alice, con un examen que se hizo a nombre de Bella, por suerte en esta oportunidad haciendo que jurara no decir nada, Bella me contó para que no me hiciera ilusiones, porque en ese momento le faltaba mucho para terminar sus estudios y papá la llamó aparte para no meter la pata otra vez.
Rose y Emmet se casaron y cinco meses después apareció mi sobrinita hermosa, por la cual estoy vestido de pirata en estos momentos.
Yo me dediqué a hacer feliz a mi Bella y consentirla en todo, así como amarla en cualquier parte, no éramos exhibicionistas, pero varias veces tuvimos que escondernos unos segundos antes para que no nos descubrieran, todo era mucho más excitante, eso me hizo acordar como se encontraba en esos momentos y dejar de divagar en los recuerdos…
Fin de Flash back.
-mi ángel.-le dije dando la vuelta y mirándola de frente, pude notar su nerviosismo, siempre nos poníamos como la primera vez, ansiosos, temblando por la necesidad y al contacto parecíamos que explotábamos en cada ocasión que nos amábamos, por todas esas sensaciones que no eran nuevas pero no cambiaban la intensidad a pesar de los años.
-mi amor, cuando me miras así, tiemblo solo de pensar… que se te ocurrió ahora.
Sin dejar de sonreír y sin ser rechazado, me paré llegando a mi esposa, le di un beso rozando sus labios y recorriéndolos suavemente con mi lengua antes de que me dejara saborearla por completo, su cuerpo no solo me pertenecía como el mío a ella, sino que encajaba perfectamente entre mis brazos, cuando me faltaba el aire, ya que en cada beso perdía la razón y me olvidaba por completo de respirar, me aparté sonriente nuevamente y me arrodillé deslizándome dentro de sus metros de falda, lo que pude escuchar fue una risa nerviosa un poco fuerte antes de perderme en caricias por sus hermosas piernas.
Caminó dos pasos para asirse a la mesa frente al espejo, abrió levemente sus piernas después de que bajé su ropa interior y me deshice de ella.
Como la primera vez en Forks donde la degusté a mi antojo, mi boca se hacía agua solo al percibir el olor de su excitación, con la ayuda de mis dedos dejé libre el lugar más deseado y me perdí entre sus pliegues lamiendo y succionando su regalo, cuando estaba suficientemente caliente y lubricada me ayudé con los dedos a que mi esposa llegara al placer supremo, al sentir que su intimidad presionaba con fuerza escuché que alguien entró a la habitación, pero no dejé de torturarla, no, ya que estaba a punto de llegar.
-Bella estás preciosa, ¿mi hermano donde está?.-preguntó Alice.
-o…ocu…pado…-dijo agitada.
-¿te sientes bien?.
-mj…-por el movimiento supongo que asintió.
-no tarden en…bajar…¿seguro que estás bien?.
-Alice vete yaaaa…
-oh…perdón chau….
Bella soltó una carcajada seguida de gemidos audibles, supongo que mi hermana llegó a la conclusión de que estaba ocupado debajo de sus faldas, no pude evitar reírme después de que Bella se calmó al llegar al climax.
-Edward Cullen.-dijo en tono de enojo cuando asomé solo un ojo entre sus piernas, el resto estaba tapado por la falda rosada y el parche.-te mataría pero…me encanta.-se sonrojó como siempre irrealmente hermosa y mía.
-te aseguro que a mí también.-le dije parándome y besándola nuevamente.
-puedo devolverle el favor señor.
-sabes que no quiero que lo hagas.
-lo se, pero no cuesta nada intentar.-sonrió encogiéndose de hombros, sabía que no podía dejarla besarme de esa forma, se que soy un idiota eso no cambió, pero no podía explicar que clase de miedo tenía que no la dejaba, a lo mejor a no ser de su agrado, que mi esencia no fuera perfecta, como lo es la de ella para mí.
Suspiré fuerte.-bajamos.
-peluca, sombrero.-dijo Bella que tenía un rubor hermoso en sus mejillas, volviéndola una princesa muy deseable, acababa de tenerla pero no me cansaría de seguir haciéndolo.
Hice una mueca con la boca y luego tomé lo que me daba Bella y me lo puse, era una peluca negra de pelo largo con el sombrero muy parecido al Capitán Sparrow, de Piratas del Caribe.
Si pensaba que solo yo estaba molesto, ni cuento la cara de Jasper al encontrarlo en la fiesta.-soy arquitecto no payaso.-dijo serio, faltaba que pataleara en el piso y completaba la escena, no se que se quejaba, hacía lo mismo con Jasper Junior.
-yo abogado y aún así perdí el caso.-le dije y estallamos en carcajadas.
-hola.-dijo papá y como lo venía haciendo desde que estaba con Bella, lo seguí haciendo, bromear todo el tiempo, ella me devolvió el buen humor y las ganas de hacerlo.
-hola y ¿quién eres, te conozco?.-dije mirándolo con detenimiento.
-soy yo Edward, solo espero que en la fotos no me reconozcan.
-jaja papá, si no te conocen en las fotos, conocemos a Emmet y le pondrá carteles por las dudas.
-es que soy Doctor, ¿que dirán en el hospital?.-dijo muy enojado y todos estallamos otra vez en carcajadas no entendidas por mi padre, todos me refiero a Jasper, Bella y yo. Arquitecto, abogado o doctor después de todo terminábamos siendo princesas y piratas, sin lugar a objeciones.
-me prestas tu princesa, perdí la mía y quiero bailar.-me dijo por Bella.
-¿yo bailar?.-dijo Bella muy cómica, pero divisó que venía Alice a donde nos encontrábamos y enseguida dijo sonrojándose.-encantada suegrito.
-podría jurar que el cambio es porque viene tu hermana.
-perceptivo.-dije antes de que llegara Alice muy sonriente y preguntara.
-hola, ¿se fue por mi?.
-no.-dije sonriendo, quise pasar mis dedos por el cabello pero me enredé con el sobrero y la peluca, mientras lo acomodaba mirando mi reflejo en una ventana le contesté a Alice.-papá dijo que perdió su princesa y me pidió la mía prestada.-no mentía pero ocultaba parte de la verdad.
-claro.-dijo dándose cuenta.-y tu donde estabas que no te encontraba.
No me pude contener y sonriente le dije.-o…ocu…pado.-automáticamente puso cara de “ah”, porque intenté imitar a Bella y estallamos ambos en carcajadas muy fuertes, si no se había dado cuenta de lo que pasó con Bella cuando entró en nuestro cuarto, se lo acababa de confirmar.
-¿de que me perdí?.-dijo Jasper alternando su mirada con su esposa y conmigo.
-Alice.-le dije intentando ser serio pero no lo lograba, no quería que contara, pero no me dejó opción planteando su caso muy convincente.
-Edward, por favor, sabes que es Jasper no Emmet.-tenía razón Jasper siempre fue muy reservado.
-ahora entiendo, es como las patas de la cama en la cabaña, se rompieron pero no contamos lo sucedido.-dijo Jasper haciendo señas con las manos, logrando que volviera a sonreír por la forma en que estaba vestido junto con sus gestos.
-¿lo sabías?.-cuestioné sorprendido, realmente eso no lo había contado a nadie de la familia o amigos, tendría que haber sido Bella, pero porque a Jasper, no estaba celoso, mentira si lo estaba.
-no pongas esa cara hermanito, Bella me lo contó a mí y es mi esposo, no te preocupes nadie más sabe lo sucedido.
-está bien, de todos modos se lo contarás, voy por un whisky.
-que, que.-me taladró el oído con el grito, haciendo que varias personas de nuestros alrededores se dieran la vuelta y me miraran de forma extraña.
-es broma, sabes que no tomo alcohol.
-más te vale, porque no haré trampa otra vez.-dijo Emmet que se sumaba a la conversación de nosotros, estaba muy cómico ya que su peluca era rubia platinada y no me pude contener.
-Emmet llegaste tarde al reparto y ya no quedaban pelucas de hombre.-estallamos otra vez en carcajadas pasando por locos delante de los invitados, pero lo peor fue cuando contestó.
-que pasa guapo, nunca viste un pirata gay.-hacía poses femeninas y enredaba su melena rubia con el dedo.
-no puedo con esto, soy casado, no tomo alcohol y no me gustan las rubias, toda tuya Jasper.
-Edward no insinúes que a mi Jasper le gustan las rubias.-no le presté atención y siguió con su Jasper.-verdad que no te gustan….
Me fui sonriendo al bar, pedí un refresco, realmente después de lo sucedido en la boda con Bella no tomé alcohol nunca más, ni lo haría aunque mi vida dependiera de ello, porque no quería repetir nada de lo sucedido ese día.
Había pasado mucho tiempo y había perdido de vista a Bella y a papá, pero como dicen el que habla de Roma… apareció papá.
-jo jo jo…-dijo cuando llegó a mi lado.
-papá perdón por decirlo, pero eres un pirata no Santa.
-en realidad soy Doctor.-dijo sonriendo y como lo acompañé tomó mi vaso y olió por si tenía alcohol.
-sabes que no tomo.
-por las dudas, desde que bajaron no dejas de reír.
-será por ustedes que son muy cómicos.
-vine a avisar que Bella está con Eric.-toda la familia sabía que Eric me sacaba, creo que tendría que haberle pegado en alguna oportunidad, ya que con Mike era más leve después del corcho en la boda.
-¿dónde?.-la busqué con la mirada, me molesté enseguida.
-allí y tranquilo.
Caminé hasta mi esposa.-me permite.-le dije tocando un poco fuerte el hombro de Eric, pero mirando a Bella.
-solo si Bella está de acuerdo.-imbécil, si me hubiera ayudado a encontrarla cuando le rogué ayuda, sería otro amigo más.
-toda mi vida.-dijo sonriendo muy bonito y dejando los comentarios del idiota de lado, aaaahhh estaba locamente enamorado de mi esposa.
-la cuidas o te la verás conmigo.-la seguía.
-cuando te vi no fue de mucha ayuda.-Eric iba a contestar, pero Bella interrumpió para que la termináramos, siempre lo mismo.
-gracias Eric nos vemos.
Cuando estuvo suficientemente lejos le aclaré a Bella.-no si yo puedo impedírtelo.
-¿que tiene en mente este sexy pirata?.-empezó con un juego que yo también podía jugar.
-uuuhh ni se le ocurre señorita.
-debo comentarle que mi corazón tiene dueño y el dueño de mi corazón me robó la virtud.-lo último lo dijo bajito casi en mi oído, haciendo que recordara nuestra primera noche juntos y estremeciera mi piel.
-¿si la rapto nos perseguirán?.-le pregunté mirándola a los ojos chocolate que eran mi perdición muy intensamente, logrando que se sonrojara.
-me temo que si, es muy celoso.
-más excitante.
-puede ser mañana en la mañana tengo dos pasajes para Forks en avión.
-nunca vi un pirata en avión, voy a tener que disfrazarme.
-deja de jugar y bésame.
-yo pensando que usted era inocente.
-le pido a Eric.-dijo sonriendo, gruñí antes de besarla demandante.-amor, ¿hacemos un trato?.-apenas habló cuando me aparté de su dulce boca, mmm sabía tan rico.
-¿que clase de trato?.-siempre eran los mismos, pero aceptaba si sabía que ganaría.
-un beso que dure lo que quiera si logro sorprenderte en Forks.-sonreí había hablado con el decano en su universidad y en confidencia me contó que Bella se había recibido de abogada hacía dos días y no lograría sorprenderme, todo lo contrario yo la sorprendería porque le había mandado hacer la placa que decía “Isabella Cullen, Abogada” además que junto con Emmet habíamos cambiado el nombre del estudio por “Cullen Abogados” para que Bella estuviera incluida y trabajara con nosotros, lo venía haciendo pero como secretaria después de que Jessica desapareciera con Mike, lastima que no por mucho tiempo.
-está bien, solo una condición.
-¿cual amor?.
-si no logras sorprenderme el beso lo doy yo.-sonrió muy contenta lo bueno era que no sabía, por primera vez yo tenía más pruebas que ella, sería un caso ganado y cobraría mi sentencia.
Me volví a perder en un beso que creo estaba logrando subir el color en los presente porque fue interrumpido por Zac.
-es un cumpleaños de niños, dejen eso para lugares que no sean públicos.-dijo Zac muy sonriente y pidiendo lo dejaba bailar con Bella.
-gracias amigo, no se que haría sin ti, casi me viola, cuídate.-le dije rozando los labios de mi esposa y dejándolo con ella quién se sonrojó nuevamente.
Apenas me alejé de la pista de baile, estaban hablando Mike y Eric así como mirando a mi esposa, Mike fue el que me detuvo del brazo para preguntar.
-¿porque lo dejas con Bella?.
-¿a que se refieren?.
-mira como la abraza y como la hace sonreír.
Miré en la dirección que bailaban muy sonrientes justo en el momento que Zac hace que se incline tomándola de la cintura y espalda para al levantarla darle un beso en su nariz, me pareció tan tierno.
-ves Cullen la quiere y la seduce, no entiendo como estas tan campante y no lo sacas trompadas.
-oh si, la quiere y mucho, el porque estoy tan tranquilo, creo que eso se llama… confianza.-dije sonriendo y solté su agarre para seguir mi camino, lo que no sabían, era que la confianza a los hombres se la tenía solo a Zac.
-¿a donde vas Bella está allá?.-señaló en su dirección, yo miraba en la contraria.
-tengo una cita con una princesa hermosa.
-pensé que Bella era la más hermosa para ti.
-te equivocas.-le dije y señalé donde se encontraba una princesita hermosa que pedía la llevara a bailar, mi sobrina que hoy cumplía sus cuatro añitos, pero el genio era de un mayor, sabía que quería y cómo lo quería…
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Bella POV
Después de hablar con Carlisle mientras bailábamos al compás de la música porque él lo hacía bien, yo solo me dejaba llevar, le pedí me dejara bailar con Eric.
Sabía que Edward no confiaba en él ya que no lo ayudó a encontrarme cuando le pidió rogándole lo hiciera y eso generó mucha desconfianza por mi esposo, decía que tenía dobles intenciones y yo siempre lo apaciguaba porque era mi amigo y ayudó para que consiguiera trabajo cuando me fui lejos de él.
Pero después de cinco años de matrimonio había logrado lo que quería y necesitaba contárselo de la misma forma que él me pidió ser su esposa, Eric seguía viviendo en Forks y conocía al piloto de la aeronave, sabía que no se negaría a darme los datos para que arreglara todo.
-hija sabes que no tengo problema, pero si te ve Edward, se enojará conmigo.
-suegrito.-después que se lo dije sonreí, había sido mi salvación de Alice ya que no quería enfrentarla tan pronto.-dejas pasar solo unos cinco minutos, no necesito más tiempo y le cuentas, para que venga a salvarme.
-buena idea.-Carlisle se alejó mirando su reloj sin negar mi petición y yo solo tuve que hacer una seña a Eric que miraba desde lejos para que viniera a mi encuentro, Ángela se encontraba con su hijo en los juegos inflables con formas de barcos piratas y castillos de princesas.
La charla fue muy corta, solo le pedí el favor del número del piloto, mandó un mensaje a mi celular con los datos y preguntó como por milésima vez si era feliz con Edward, según él me encontró y obligó a volver.
-Eric creo que te fui sincera, desde que hablamos en el auto cuando me dejaste en el aeropuerto, siempre va a ser él, solo él y eso no cambiará.
-lo recuerdo, pero creo que siempre queda la esperanza de que se separen.
-estás bromeando.-le dije seria, lo que faltaba que Edward tuviera la razón y si se llegaba a enterar perdería en la corte Cullen por la confesión directa de Eric.
-claro Belly solo amigos y de los mejores.-dijo sonriendo, aunque en el fondo parecía que ocultaba algo no tuve tiempo de preguntar ya que llegó mi amor iluminando todo a su paso, aún disfrazado sobresalía de los demás.
-me permite.-dijo tocando el hombro de Eric, pero mirándome solo a mí, siempre lograba eso, el resto desaparecía.
-solo si Bella está de acuerdo.-Edward se molestó con ese comentario de Eric, si hubiera hecho trampa como lo hizo Emmet de seguro me hubiera encontrado antes y no hubiera sufrido tanto, pero también era la culpable, porque no les permití hacer trampa a nadie y con eso logré separarlos mucho más, nunca serían amigos y de eso estaba segura.
-toda mi vida.-le dije sonriendo desviando su atención y pude notar a simple vista el amor que me tenía llenándome de dicha y acelerando el ritmo del corazón.
-la cuidas o te la verás conmigo.-siempre era la mismo con ellos dos cerca, cuando iba a Forks pasábamos por la heladería pero Edward lo hacía por obligación y porque yo lo apreciaba.
-cuando te vi no fue de mucha ayuda.-interrumpí antes de que se terminaran peleando a los gritos y sentiría pena por nuestra sobrina Kate, era su cumpleaños.
-gracias Eric nos vemos.
Cuando estuvo suficientemente lejos me dijo.-no si yo puedo impedírtelo.-me gustaban sus celos, si no reaccionaba pensaba que no me quería.
-¿que tiene en mente este sexy pirata?.-traté de jugar con él para que olvidara a Eric.
-uuuhh ni se le ocurre señorita.-siguió el juego tan natural que a lo mejor no lo afectó como pensé.
-debo comentarle que mi corazón tiene dueño y el dueño de mi corazón me robó la virtud.-lo último lo dije bajito casi en su oído, notando como se estremecía, me encantaba decirle que fue el primero, que era él único y sería el último en mi vida.
-¿si la rapto nos perseguirán?.-me sonrojé al sentir la intensidad de su mirada en la mía.
-me temo que si, es muy celoso.
-más excitante.
-puede ser mañana en la mañana tengo dos pasajes para Forks en avión.
-nunca vi un pirata en avión, voy a tener que disfrazarme.
-deja de jugar y bésame.-el movimiento de sus labios me estaban volviendo loca.
-yo pensando que usted era inocente.
-le pido a Eric.-ya me había cansado el juego, aunque no debí usar ese nombre me encantó escucharlo gruñir antes de besarme, cuando pensaba que no podía ser más sexy, me sorprendía como ahora.-amor, ¿hacemos un trato?.-volví hablar cuando se apartó un poco de mi boca, aunque me hubiera gustado seguir besándolo.
-¿que clase de trato?.-no se porque preguntaba, siempre eran los mismos y siempre ganaba el mismo, él.
-un beso que dure lo que quiera si logro sorprenderte en Forks.-sonrió cuando le aclaré haciendo que perdiera la razón como la primera vez que lo vi en su estudio después de tres años de ausencia.
-está bien, solo una condición.-algo tenía a su favor para que aceptara tan pronto, esperaba que no se hubiera enterado por otro lado o antes que yo.
-¿cual amor?.
-si no logras sorprenderme el beso lo doy yo.-sonreí, de última nunca perdería, porque era uno u otro y al final los dos.
Volvió a besarme, en esta oportunidad comenzó lento, acariciando mis labios con su lengua y luego profundizando en roses tiernos y suaves que subirían el color de cualquiera y yo en esos momentos estaba sintiendo un calor extremo.
-es un cumpleaños de niños, dejen eso para lugares que no sean públicos.-interrumpió Zac sonriendo contento y pidiendo bailar conmigo.
-gracias amigo, no se que haría sin ti, casi me viola, cuídate.-los comentarios de Edward hicieron que me sonrojara otra vez, con Zac podía hablar de lo que fuera pero de todos modos me daba vergüenza.
Recibí un besito en los labios y se fue de la pista dejándome con mi hermano, de esa forma nos sentíamos con Zac desde que nos sinceramos en la playa, durante todo este tiempo siempre estuvo solo, pero sabía que necesitaba pasar su duelo, lo que no sabía era que al parecer ya estaba listo otra vez para vivir su vida.
-creo que me tocó la princesa más linda del cumpleaños, bueno descontando a Kate que hoy está muy deslumbrante.
-quieres que me sonroje y no pueda dejar de sonreírte.-ya lo estaba por eso sonrió y contestó.
-no, en realidad había pensado en poner celosos a esos dos que están con Edward.-hizo que diera una pequeña vuelta para que viera que mi esposo hablaba con Mike y Eric, quienes no dejaban de mirarnos y hablar serios a Edward que por otro lado se encontraba muy tranquilo.
-sabes como son.
-si un ex y otro que por lo menos se conformaría si fuera o hubiera sido alguna vez ex.-sonriendo y logrando que yo lo acompañara hizo que diera una vuelta y me inclinó levemente tomándome de la cintura y espalda, cuando me levantó me dio un beso en la nariz, siempre era así, él me devolvió la alegría y ganas de luchar por Edward mientras que yo le devolví sus ganas de sonreír y vivir.
Luego de unos minutos Edward pasó por nuestro lado haciéndome una guiñada muy sexy mientras nos mostraba su compañera de baile, su sobrina, se veía tan lindo disfrutando de su familia, me hacía pensar que yo le propuse no tener hijos hasta que me recibiera era injusto para él, pero me apoyaba en todo siempre, no podía negar que era lo mejor que me pasó en la vida.
-deja de mirarlo que lo gastarás.
-creo que estoy enamorada.-dije suspirando.
-te lo dije miles de veces Bella, no te enamores de mi, no eres mi tipo.
-lo olvidé, te gusta ese tipo.-le señalé a Edward.
-y al él le gusto yo.-estallamos en carcajadas pero no dejamos de bailar.-hablando de este tema.
-¿enserio te gusta?.-le pregunté asustada, no podía creer que tuviera ese cambio.
-no, ese no, está casado.-lo dijo por Edward.
-pero te gusta otro, no sabía que habías cambiado de gustos.
-no, por favor estoy hablando enserio.
-perdón, pensé que seguíamos bromeando.
-no, es…
-¿quién?.-me estaba desesperando, noté que si le interesaba alguien y quería saber ya de quién se trataba, porque se la conseguiría en ese momento.
-Bella me haces difíciles las cosas.
-¿porque te miro así?.-le hice un puchero que logró se des-tensionara y sonriera otra vez.
-me enteré que contrataron otra secretaria en el estudio, para que esté lista cuando te recibas.-moría por contarle, pero quería que Edward se enterara primero así que callé, pero de todos modos bromeé.
-por suerte mandaron una señora mayor, porque si hubieran mandado lo que pidió Emmet muero, sin contar que Rosalie se enojaría.
-enserio.-dijo extrañado.-cuando fui había una muchacha joven, bonita, creo que se llama Vanesa.
-¿creo?, creo que alguien estuvo mirando un poco.
-jaja, más que un poco.-dijo nervioso.
-si quieres te ayudo a que la saques a bailar, puedo jugar con su hija.
-no, si es casada no puedo, que tonto como una mujer tan linda estaría sola.
-Zac sabes que te quiero mucho, no jugaría contigo en este tema.
-¿esta sola?.-preguntó esperando la respuesta.
-es viuda, su hija va al mismo jardín que Kate.
-ahora si me dio miedo.
-por favor, no te pido que te cases con ella, aunque me gustaría, solo sácala a bailar.
Sonrió, me mareo dando vueltas y luego de haberlo pensado bien acotó.-soy buen bailarín no se negará.
Cuando el tema de Zac estaba solucionado, fui con Carmen, la hija de Vanesa a la cama elástica, allí me encontré con Jasper Junior que pidió subir con nosotras, creo que reboté con todo mi cuerpo menos con los pies, era imposible no enredarse con el vestido, me salvó un pirata rubio platinado, que no lograba distinguir quién era, porque el piso no dejaba de moverse.
Ya en los brazos de mi esposo, que como siempre mi cuerpo distinguía aún sin mirarlo, le dije en un tono que parecía más de borracha que de mareada.-recuérdame no subir nunca más a una cosa de esas.
-claro amor.-no dejaba de sonreír con dos sonrisas matadoras, era porque veía doble, bueno por lo menos dejaron de ser tres.
-¿quién era el pirata rubio?.-traté de hablar de otra cosa haber si me recuperaba.
-Emmet.
-debo agradecerle que me sacara de allí.-después reaccioné.-¿Emmet?.-casi le grité.
-si es lo que acabo de decir, ¿enserio te encuentras bien?.
-si, ya veo doble, ¿porque era rubio?.
-¿quieres que llame a papá?.-se preocupó.
-no, así estoy bien.
-pero ves doble.
-no estés celoso, quien no quiere tener dos Edward Cullen.-me sacó la lengua uno solo.-aaahh ya se fue la magia.
-no te alcanza con uno.-dijo intentando ser serio y enojado, pero contenía su risa sin lograrlo.
-si claro, es que era bueno tener tres.
-no dijiste dos.
-Edward soy abogada no genio matemático.
-te equivocas, esta noche eres una princesa.-no pude evitar reír junto con él porque tenía razón, aunque también era abogada y se me había soltado la lengua al mencionarlo.
-te amo.
-yo mucho más.
La fiesta fue llena de sorpresas para los niños, con globos, piñatas, payasos en zancos, títeres, magos, música en vivo y todo lo que se le ocurrió pedir a mi sobrina de cuatro años, no puedo negar que había mucha energía, pero a las doce de la noche cuando se fue el último invitado, todos parecíamos tristes de tan cansados que nos encontrábamos.
Alice, Junior y Jasper saludaron a todos con un beso tierno y se retiraron a dormir, Rose y Emmet después de acostar a Kate quedaron organizando a las personas que se encargaban de la limpieza y que la casa quedara totalmente igual a antes del gran evento, creo que fue una fiesta mucho más grande que el casamiento doble de nosotros.
Mis suegros saludaron a todos y pasaron a darles un besito a sus nietos después de que ya se habían acostado, porque era como su ritual, darles las buenas noches y arroparlos bien, ya que decían que sus padres no lo hacían en forma correcta.
Nosotros de la mano entramos a nuestra casa y nos acostamos, bueno Edward se desvestía avisando que quemaría el traje para no ponérselo más, no se porque le quedaba tan sexy, en cambio yo así como caí atravesada en la cama no me podía mover ni mucho menos desnudar, pero para mi suerte tenía un experto en el tema en la misma habitación.
-sácate la ropa, nos duchamos y descansamos antes de mañana.
-no puedo, estoy muy cansada, conoces a alguien que me pueda ayudar.-hablé mirando el techo, porque tenía pereza de girar mi cara.
-¿a quién tienes en mente?, porque se que hoy tuviste muchos pretendientes.
-bailé con unos cuantos, pero lo que se llama pretendiente tuve uno solo.
-¿quién?.-dijo pensativo, de seguro repasando quienes estuvieron y sus celos estaban aflorando como siempre.
Apoyé ambos codos para atrás, logrando que me levantara un poco y poder mirarlo de frente, por Dios se encontraba solo en boxer azul y realmente me nublaba el pensamiento.-un pirata morocho que prometió robarme, recuerdo que tenía un ojo verde.-mojé mis labios ante su atenta mirada, logrando que hiciera lo mismo por el deseo.
-¿cuando te robará?.-preguntó sonriendo mucho más tranquilo.
-creo que mañana.
-tendré que cuidarte muy de cerca.
-quiero una demostración de cuan cerca estarás.-le hablé pausado y sexy, automáticamente me olvidé que estaba cansada.
-huy mi pequeña ansiosa.
-¿no te gusta?.-le pregunté sonriente.
-me encanta.
Acortó la distancia de nuestras bocas y nos perdimos en un beso lento que estremecía hasta la huesos, como lo sabía era un experto en cuanto a quitar ropa, fuera cual fuera, porque cuando quise acordar el vestido ya estaba por mi cintura y se levantó levemente para que terminara en el piso que era su intensión, como le hizo para bajar el cierre en mi espalda no tengo ni idea, ni me importó en lo más mínimo, solo me dediqué a sentir sus manos que se volvían más atrevidas.
-¿cuando te pusiste la ropa interior?.-cuestionó.
-cuando protestabas por la peluca y el sombrero.
-no te vi.
-tuve suerte, de lo contrario no hubiéramos bajado al cumpleaños.
-como siempre culpa de Edward, aunque estoy seguro que no te hubieras negado.
-no l…-no dejó que contestara, ya sabía la respuesta, nunca podía negarme a su cuerpo y mucho menos cuando terminábamos haciendo el amor.
Un gemido muy fuerte se escapó de mi boca cuando en un movimiento rápido se encontraba entre mis piernas presionando su intimidad con la mía aún con ropa, sabía que me enloquecía al provocarme de esa forma y también sabía que ya estaba totalmente perdida desde que sentía su proximidad aún sin tocarme.
Se tomó el tiempo para continuar con su tortura, besaba lento sin apuro, encendiendo cada centímetro de mi piel que era rozada por sus labios y lengua, deslizó sus caricias con besos por mi cuello logrando que me removiera impaciente bajo su cuerpo, llevé mis manos a sus boxers e intenté sacarlos, pero me detuvo.
-tranquila, ahora estamos solos y tenemos tiempo, el avión sale en la mañana.-le sonreí, tenía razón, porque amarnos a las apuradas si podía disfrutarlo sin límites de nada.
Recorrió mi piel en toda su extensión encima de la ropa interior, encendiendo más, más y más, llegando a pensar que si continuaba me quemaría en una combustión espontánea, no dejaba que lo acariciara, al momento de intentarlo tomaba mi mano y besaba cada uno de mis dedos con eterna paciencia, una que yo estaba perdiendo porque ya no aguantaba la necesidad de sentirlo, continuaba por mi palma, la muñeca, los codos, nunca pensé que fuera tan excitante el solo hecho de un beso en esas partes, cuando llegó al hombro mi piel no podía estar más ardiente o mi respiración más agitada, aún lento me quitó el sujetador, miró sin reparos volviendo a excitarme y teniendo un orgasmo que me avergonzó, ya que solo miraba.
-dime que clase de hechizo utilizas para que te vea cada segundo más linda que el anterior, cada milésimo más deseable que…-no dejé que hablara más lo necesitaba tanto como respirar y pude notar que estaba en las mismas condiciones que yo, lo conocía después de tantos años juntos y la intensidad de los sentimientos o sus roces seguían siendo los mismos.
Lo besé y en menos de dos segundos estábamos invertidos, él sobre el colchón y yo encima, sin perder su boca, lo acaricié por donde podían mis manos, su pecho, brazos, espalda y terminé con mis dedos enredados en sus despeinados y sexys cabellos, me imitó soltando el moño y tirando por algún lado la corona de princesa que llevaba mi disfraz.
Se terminó la paciencia y la espera de ambos, ya que corrió mi ropa interior y bajó lo suficiente la de él, para sentirlo por completo cuando invadía mi cuerpo en esa sensación exquisita que generaba siempre que estábamos en contacto de forma casi primitiva.
Lo disfruté desesperada, hasta alcanzar el más esperado y ansiado placer supremo, allí donde nuestros cuerpos se fundían y convertían en uno logrando que los latidos fueran sincronizados a la par de nuestra agitación.
Cuando nos recuperamos solo un poco habló.-¿ahora la señora quiere ducharse?.
-si, pero sigo cansada.
-no me provoques y puedes descansar.-hay realmente estaba agotada sino hubiera tomado esa amenaza muy apecho, provocándolo por completo.
-¿como hago para no provocarte?.-le pregunté sonriendo y se sentó aún conectados y sintiéndonos al máximo.
-tienes razón es imposible que no lo hagas.-le saqué la lengua que terminó dentro del calor de sus labios.
Sentí cuando se paró de la cama aferrándome mucho más a su cintura y fue hasta el baño, abrió la ducha con un poco de dificultad por no separarnos o dejar de besarnos, cuando el agua estaba más que templada entramos sonriendo.
-no me sueltes, parece que caeré.
-no permitiré eso.-volvimos a besarnos y amarnos en toda la extensión de la palabra, disfrutando cada centímetro de su piel que recorría, cada beso otorgado y que le daba con amor y pasión.
Nos acostamos a dormir abrasados, siempre en contacto con su piel, si alguno faltaba en la cama no podíamos descansar, nos necesitábamos, estos detalles hacían que me diera cuenta que era la persona correcta, el indicado, el único, después de todo el destino jugó con nosotros, pero habíamos ganado a pesar de los obstáculos.
********************
Edward POV
Me desperté en la mañana pienso que ya era tarde, pero temprano para nuestro vuelo a Forks, miré a Bella acostada boca abajo con su cabello esparcido en toda su espalda y nuevamente estaba reaccionando, me levanté sin despertarla y me vestí, pasé al baño y cuando ya estaba listo me senté a su lado y comencé a acariciar su espalda, enseguida su piel se estremeció ante mi contacto haciendo que sonriera porque ambos éramos iguales, bastaba un simple roce para que reaccionáramos de la misma forma.
-¿que hora es?.-preguntó sin abrir sus ojos.
-buenos días amor de mi vida, no piensa abrir sus ojos para deleitar a su esposo.
-buenos días.-me miró con ternura.-ya estás vestido.-aclaró con un puchero.
-no es tarde, pero no nos da el tiempo para lo que está pensando mi pequeña ansiosa.
-sabes que me da calor cuando me llamas así.-habló sexy, se sentó y desperezó sonriendo, consiente de que no podía perderla de vista.
-lo se, pero hay que usar tanto autocontrol para no tirarme encima, demasiado, bastante, mucho autoc…-se levantó encontrándose como Dios la trajo al mundo frente a mis oscuros ojos-lo perdí al auto…a eso que tenía.
No reaccionó a nada, porque no le di el tiempo de hacerlo, solo sonrió en mis labios por lograr lo que quería desde que despertó, poseerla como un loco desquiciado, hasta que la hice gritar mi nombre no me detuve, porque mi nombre en sus labios generó que estallara en un glorioso orgasmo al sentir que ella lo disfrutó primero.
-la ducha es mía.-dijo sonriente después de que la liberé de mi peso, apartándome de su cuerpo, caí mirando el techo cansado y semi-vestido.
-¿quieres que nos duchemos?.-pregunté casi sin habla.
-me encantaría, pero no llegaremos al vuelo.-cerró la puerta del baño, tenía razón, si volvía a la ducha con ella no me contendría y la tendría otra vez, cansado o no mi cuerpo reaccionaba al mirar el suyo.
Realmente no se que hice mientras se duchaba, pero cuando quise acordar ya salía completamente vestida para matar a cualquiera que la mirara y eso que estaba con unos jeans oscuros y una camisa azul, su cabello suelto y sonriente, sencilla pero irrealmente hermosa.
-¿estás bien?.-dijo preocupada mirándome.
-si, ¿porque preguntas?.
-ni siquiera te has arreglado la ropa, ¿esperabas el baño?.-sonreí al darme cuenta que continuaba con los pantalones a medio bajar.
-no me di cuenta que pasó el tiempo.-dije apenado.
-me gusta despertar recreando mi vista.-se alejó mordiendo su labio inferior, Dios seguro que esta mujer me mataría, aunque no lo había logrado en estos cinco años lo intentaba a cada rato sin saberlo con cada provocación.
Tomó su celular y su mochila mientras yo pasaba al baño, apenas estuve listo bajé a encontrar a mi esposa, que al parecer había bajado recién y se encontraba tomando un café junto a la piscina con mis padres y Jasper, el resto de la familia pienso que dormía, el día se prestaba para desayunar junto al agua.
Lo que me hizo reír y a Bella paralizarse sonrojándose por demás por unos segundos, fue la pregunta de mi padre que no veía que yo estaba llegando y la contestación de Jasper antes de que Bella reaccionara.
-¿Edward donde está?.
-o…ocu…pado.-dijo Jasper sonriendo.
-¿de que me perdí?.-dijo mi padre y mi madre enseguida entendió lo que pasaba por el sonrojo de mi esposa.
-mejor no preguntes Carlisle, solo imagina.-le dijo mientras le pasaba una mano por su hombro acariciando y terminando en su cuello, me encantaban las demostraciones de cariño de mis padres.
-estuve ocupado hace unos diez minutos y durante toda la noche y vos.-le pregunté a Jasper, poniendo mis manos en los hombros de Bella al llegar a donde se encontraban.
-mejor ni lo menciones, Junior tuvo una pesadilla y se vino a nuestra cama.
-aaahhh ahora entendí.-dijo mi padre a lo que Bella empezó a reír nerviosa, tapándose la cara con ambas manos, en esto no cambiaba, se seguía avergonzando al hablar de sexo frente a la familia y ambos evitábamos el tema si estaba Emmet presente.
-buenos días.-les di un beso a todos y tomé un café antes de irnos, el resto del café lo pasamos hablando de la fiesta de la tarde noche anterior, dejando de lado los sonrojos de mi Bella.
Subí nuestras mochilas al auto, nunca llevábamos mucha ropa porque los abrigos los teníamos en la casa de Forks, siempre pasábamos por su casa a recordar a sus padres, no se lo negaba porque no se ponía mal por recordarlos, todo lo contrario renovaba sus energías, otro lugar por el que pasábamos y no me gustaba en lo más mínimo era por la heladería, pero era otra de las cosas que no le negaba, siempre y cuando fuéramos juntos, lo bueno era que nos traíamos helado todas las veces que pasábamos.
Bella subió al auto pero durante todo el trayecto al aeropuerto se notaba molesta, la conocía y seguro era porque Jasper se había enterado de nuestro momento antes de la fiesta.
-¿porque la trompita mi amor?.-le dije sin dejar de prestar atención al tránsito.
-no estoy enojada.-habló seria y con las manos cruzadas en el pecho.
-y yo me llamo Robert Pattinson.-sonreí bromeando.
-más quisiera yo.-logré que sonriera y sabía que estaba jugando aunque de todas formas mis celos estaban presentes, no podía con mi condición.
-mmm…porque era la trompa.-traté de desviar la atención, sin resultados.
-no se de que hablas es que Rob, oh Dios.-suspiró y ahora el molesto era yo, por traer a ese tipo al tema y que lo llamara con diminutivo.-no te enojes estaba molesta con Alice, le contó a Jasper, no se puede contener.
-no fue ella, fui yo.-fue demasiada información, pero continuaba molesto por ese idiota, porque a mi no me decía Edy, en realidad no me gustaba, si que estaba loco.
-¿como se te ocurre?, Cullen…awgr.-sonreí porque me encantaba verla enojada y que me llamara Cullen, creo que lo que más me gustaba era la reconciliación.-de que ríes no es gracioso, para nada, te imaginas que se entere Emmet.
-le voy a decir una cosa Sra. Cullen, usted también está en falta conmigo.
-¿Por qué? si yo no le conté a nadie.
-Jasper sabe lo de la cama en la luna de miel.-estacioné el auto en el aeropuerto y giré para mirarla de frente.
-ups, ves Alice no sabe guardar un secreto.-se encogió de hombros restándole importancia al tema.
-tu tampoco.
Hizo un pucherito tan tierno que casi me desarmo, seguido de una caidita de ojos que no tenían réplica para ninguna palabra.-perdón.-uy me quería matar, habló con voz de nenita y me mató, inyección letal, cámara de gas, daba igual, ya estaba perdido.
Tuve que suspirar para contestarle.-¿desde cuando yo me enojo contigo?, después de todo Emmet no lo sabe.
-fiuf…-limpió el sudor de su frente antes de besar mis labios suavemente y bajar del auto.
No quería quedarme solo con ese besito que tuvo un gusto a poco que hacía querer mucho más, ya se me ocurriría algo en el viaje.
Tomamos nuestros asientos en primera clase, acomodé el equipaje que al ser liviano lo llevábamos con nosotros, luego que pasaron unos diez minutos del despegue Bella se dirigió al baño, sabía que era con doble intensión, si no lo era y lo imaginaba, lo cumpliría de todos modos.
Esperé a que abriera y no la dejé abandonarlo, todo lo contrario, la empujé dentro con un poco de fuerza pero sin lastimarla.
Sin dejar de sonreír y muy divertida me dijo.-alguien que yo conozco al parecer no logró superar el primer encuentro en el baño de un avión.-lo diría porque no hicimos nada o porque siempre la atrapaba en el mismo lugar.
-lo dices, porque no te gusta que todas las veces te visite.-sabía que no era cierto pero quería provocarla un poco más.
-te das por aludido.-asentí.-te confieso que no tenía ganas de venir al baño, vine porque quería que me siguieras.
-uy y después no quieres que te diga, pequeña ansiosa.
-yo no soy ansiosa.-lo dijo mientras se ponía de espaldas a mí y se bajaba el jeans junto con su ropa interior hasta las rodillas, movimiento que la pegó a mi ya despierto cuerpo, necesitado solo de su calor.
Creo que ya me había vuelto un maniático sexual, en definitiva no se si estuvo bien la abstinencia, ya que durante todo este tiempo no importaba el lugar o hacía cuanto habíamos estado juntos, nos compartíamos desesperados todas la veces necesarias y no eran suficientes.
-¿te gusta?.-pregunté mientras pasaba mi mano entre sus piernas por atrás y notaba que estaba completamente mojada, inevitablemente mi boca se hizo agua.
-Edward por favor.-sus manos viajaron a mi erección acariciando por encima del jeans con un poco de presión, logrando que se pusiera más dura que hacía unos segundos.-sabes que es excitante, peligroso, incómodo por lo pequeño del lugar, pero muy placentero.
-no lo podría describir mejor, lo que no me gusta es no poder escuchar tus gemidos de placer.
-sabes que si grito.-desprendió el botón y bajó el cierre.-nos echarían del avión.
-Bella estamos en pleno vuelo.
-podríamos continuar en caída libre.
Reímos ambos, por nuestra conversación en ese momento, logró bajar mis jeans, ella misma se posicionó en mí e hizo un movimiento certero para que la penetrara por completo, recordando cuanto me gustaba estar en su cuerpo y que tenía que hablar menos actuando más.
No dejó que me moviera, todo el trabajo lo estaba haciendo Bella, me dejó recostado contra la puerta y envestía sus nalgas con fuerza logrando que fuera exquisito el contacto, cuando sus movimientos eran descontrolados, la ayudé a seguir el ritmo con mis manos en sus caderas, hasta que ambos llegamos ahogando los gemidos o gritos que podrían producir esas sensaciones al más peligroso, incómodo o placentero orgasmo, todo generado por el lugar donde nos encontrábamos y varios golpes suaves a la puerta que ignoramos.
-Edward no es un lugar de retención, espero que NO se repita.-dijo acomodando su ropa, pero incitando a un nuevo encuentro.-aunque creo que pagué mi fianza, puedo retirarme.
-no sabes cuanto me excita que hables en esos términos.
-no pasaremos todo el viaje en el baño.-dijo convencida.-permiso, no tardes.-me hizo a un lado para salir y luego de un rato donde me recuperé de todo lo sucedido, acomodé mi ropa, lavé la cara y manos para salir a su encuentro.
Estaba sentada pero muy pensativa, miraba por la ventanilla donde se divisaba solo el cielo nublado.-¿todo bien amor?.
-si.
-enserio.-algo me ocultaba y no tenía nada que ver con su reciente título de abogada.
-me conoces Cullen, pero creo que no tanto como para saber que pasa por mi mente en estos momentos.
-tienes razón, pero ya no puedo con la intriga.
-quiero que contrates un Jeet privado para la vuelta.-largó sin más lo que le sucedía.
-¿porque?, nunca quieres que gaste mucho dinero en nada.-realmente me intrigaba ¿porque el cambio?.
-quiero hacerte el amor en el pasillo.-lo dijo tan natural que me dejó sin habla y mucho más excitado que antes.
-ah.-sonrió y luego se encogió de hombros como diciendo yo no fui, al ver mi erección casi en su auge.-¿me ayudarás?.-pregunté en un ruego, pero me sorprendió nuevamente por su contestación.
-estoy cansada.-reclinó su asiento y puso su abrigo tapando mi problema.
-Bella.-le dije un poco desesperado.
-aguanta una hora más, no iré otra vez al baño, esa azafata de allá.-la señaló.-me miró raro cuando salí.
Me dejó así como estaba, tuve que pensar en diversidad de cosas que no funcionaban antes de calmarme solo un poco, de alguna manera la haría sufrir.
No la miré para no volverme a excitar, pero se podía escuchar su respiración acompasada, realmente estaba cansada porque dormía placidamente.
El vuelo se retrasó un poco pero llegamos a Port Ángeles cerca del medio día, Bella me pidió almorzar en un restaurante del lugar así que lo hicimos antes de partir a nuestra casa en Forks.
Debe ser el único lugar donde habían camareros en vez de camareras y teníamos que venir justo aquí, el tipo que nos atendía no apartaba la vista de mi mujer, que les pasa a los hombres, logró que me molestara y encima estaba insatisfecho por lo sucedido en el avión que tenía ganas de pedirle a Bella se llevara su comida y almorzara en el auto, pero eso complicaría las cosas.
Para colmo antes de irnos el imbécil se presentó porque había compartido la escuela con Bella y Alice, claro que de mi ni se acordaba, pero mi esposa lo puso en su lugar presentándome y dejándome con el ego elevado, otras cosas también, no se que me pasaba, veía a Bella y notaba que brillaba a cada momento, sus gestos, el solo hablar o sonreír e inevitablemente reaccionaba como un adolescente con las hormonas alborotadas.
Camino a Forks en auto Bella puso música lenta y se durmió otra vez, pero como yo no le daba tregua en ningún momento del día la entendía, aunque no me gustara ya que la quería pendiente de mí todo el tiempo posible.
-llegamos mi amor.-la desperté luego de observarla lo necesario, en definitiva estaba completamente enamorado de esta mujer, que era mi mujer, tanto o más que la primera vez.
Se desperezó regalándome una hermosa sonrisa.-perdón amor, ayer fue un día muy ajetreado.
-con una sonrisa así te doy por perdonada.
Bajamos y entramos en la casa, todo estaba como siempre, Leah cuidaba de ella mientras nosotros no estábamos, Bella no se llevaba muy bien con ella porque le conté lo sucedido cuando desaparecí una semana o la abandoné, pero de todos modos, sabía que Leah había perdido su trabajo y no se negó a ayudarla, mi esposa siempre pensaba en los demás por eso la amaba como un loco.
-Edward voy por algo de tomar, arreglas el baño que quiero ducharme, contigo.-lo último fue muy sexy, me dio un besito con gusto a poco otra vez y se fue a la cocina.
-lo que digas, pero no me hagas esperar mucho, sigo molesto por lo del avión.
-lo imaginé.-sonriendo la perdí de vista y yo salí corriendo por las escaleras a la habitación donde nos quedábamos siempre, la mía.
Entré más que ansioso y desesperado, no se porque estaba así desde hacía varios días, ya me estaba poniendo nervioso, dejé las mochilas por un costado a la pasada sobre el piso, desprendí muy rápido la camisa, me descalcé dejando que cayeran vaya a saber por donde los zapatos, desprendí mis jeans y cuando caminé al baño intentando bajarlos, me llevé el susto de mi vida.
Leah salía completamente desnuda de mi baño, llevaba solo una toalla en su cabello, ahí caí en la cuenta que no le avisé que vendríamos, pero me extrañó que estuviera en nuestro baño, siempre se quedaba en el cuarto de Alice, cerré los ojos luego de un grito ahogado de espanto, que por suerte no salió fuerte sino lo hubiera asustado a ella también, no por verla desnuda, después de todo era una mujer, sino por la sorpresa, no tengo idea que pasó, pero me enredé en la alfombra y caí sobre ella entre sus piernas.
-oh por Dios, eso dolió.
-ni que fuera tu primera vez.-bromeé con ella por los nervios de tenerla así.
Sonreímos juntos y luego me dijo.-Edward, ¿que haces aquí?.
-eso quisiera saber yo, disculpa no te avisé que llegábamos hoy.-me levanté y di la vuelta para que ella se sacara la toalla de su cabello y se tapara.
-perdón, es que la ducha del cuarto de Alice se dañó y como estaba enjabonada, no sabía que vendrían, pensé que no les molestaría usara un rato su baño.
-no te preocupes Leah, la hacemos revisar mañana, ¿donde está tu ropa?.-dije porque al mirar la habitación me di cuenta que no había señal de que estuviera aquí.
-está en el otro cuarto, estaba sola Edward no pensé que llegarías y me encontraras así.
-te espero abajo.-me dirigí a la puerta y me dijo antes de salir.
-estamos a mano Cullen.
-ni que lo digas.
Salí del cuarto solo en jeans y recordé que Bella estaría abajo, esperaba que no haya presenciado lo sucedido con Leah, cuando llegué a la mitad de las escaleras, me senté en uno de los escalones y pasé mis manos por los cabellos, para encontrarme con Bella parada en medio de la sala pensativa.
-Edward, ¿todo bien?.
-si te cuento no me lo creerías.-le dije sonriendo y sonrojado por el momento, pero no ocultando que me había pasado algo, no me gustaba mentirle.
-escucho.-dijo sentándose dos escalones más abajo.
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Bella POV.
Apenas llegamos a la casa de Forks todo estaba igual, entramos y tenía la boca seca, por lo que le pedí a mi esposo que preparara el baño porque pasaría a tomar algo en la cocina, sabía que se quedó molesto por no ayudarlo con su excitación en el vuelo, pero de verdad que la azafata me miró raro y no aguantaría los sonrojos si se dirigía a nosotros para decirnos que no se puede tener sexo en los baños de un avión, ahora pensaba recompensarlo.
Descansé todo el resto del vuelo y luego en el trayecto en auto, por suerte ya me encontraba bien, tomé mi jugo y subí las escaleras suavemente, abrí la puerta lento para ver a mi esposo como se desvestía, me encantaba espiarlo, pero me llevé una sorpresa que no esperaba, Edward no se desvestía, estaba sobre Leah en una posición que no era para nada inocente, además que ella estaba desnuda y él solo en jeans, ni que lo dijeran estos dos se traían algo y en nuestro dormitorio sabiendo que yo me encontraba en la cocina.
Fue igual a un flash back recordando cuando llegué al claro y Tania estaba sobre Edward, en este caso Edward estaba sobre Leah no tenía excusas, había quedado paralizada y lo que escuché fue peor.
-oh por Dios, eso dolió.
-ni que fuera tu primera vez.-Edward bromeaba con Leah tan natural que asustaba no conocerlo.
Como pude cerré la puerta sin hacer ruido y corrí escaleras abajo, desesperada pensaba escapar otra vez, desaparecer por completo, perderme en algún lugar del planeta donde permaneciera lejos de ellos dos, hasta que llegué a la puerta y no pude abrirla, lo intenté varias veces, pero por más que temblaba no podía girar el pestillo, enseguida me cuestioné, ¿porque irme?, ¿porque no escuchar lo que fuera que quisiera explicar?, otra vez nos separaríamos sin saber realmente que pasó, justo ahora, no podía hacerlo, no tenía fuerzas para perderlo, di la vuelta y quedé parada en medio de la sala, no sabía si subir otra vez y enfrentarlos, sabiendo que podía llegar a escuchar como hacían el amor o quedarme a esperar que terminaran, pero no tuve que decidir, ya que Edward bajó solo en jeans y se sentó en los escalones a mitad de camino pasando sus manos por el cabello, con este gesto me di cuenta que estaba nervioso, pero porque había bajado tan pronto.
-Edward, ¿todo bien?.
-si te cuento no me lo creerías.-sonrió y se sonrojó, tuve que sentarme porque no aguantaría si me decía que amaba a otra.
-escucho.-tragué en seco.
-podrás creer que con la fiesta de Kate me olvidé de avisarle a Leah que veníamos hoy.
-y.-estaba seria pero no podía evitarlo, mi corazón golpeaba fuerte y hasta llegué a marearme esperando una contestación.
-se rompió la ducha del cuarto de Alice, pensó que estaba sola y se terminó de duchar en nuestro baño, por Dios Bella, hacía mucho que no me asustaba de esta forma, cuando pensaba entrar al baño ella salía desnuda.-pasó la mano por sus cabellos, se notaba sincero, lo que no encajaba en su relato era porque estaba sobre ella, así que decidí preguntar.
-¿como fue que terminaste sobre ella?.-mi voz casi no salió, pero me entendió por lo cerca que nos encontrábamos.
-mi amor, tu lo viste.-ligeramente se asustó por mi confesión, se notaba en sus ojos.
-Edward necesito una explicación que sea convincente, no sabes lo que me costó quedarme a escuchar.-bajó los dos escalones que nos separaban y luego tomó mis manos tiernamente, sin dejar de mirarme a los ojos para que viera que era sincero, habló.
-te amo y gracias por no huir como yo.
-también te amo y recordé que en tu carta prometiste sin huidas.-la carta que me dio en la playa la sabía de memoria por haberla releído varias veces, infinidad de veces.-aquí estoy, cuéntame.-no se como hablaba, solo tenía ganas de llorar.
-cuando me di cuenta de quién era, cerré los ojos pero fue peor me enredé en la alfombra y caí sobre ella, fue tonto pero es la verdad lo juro amor, no te mentiría, lo sabes.-tenía razón, durante este tiempo de casados nunca nos mentimos y él siempre se quedó a escuchar si tenía dudas de alguna situación.
-¿porque dijo que dolió?.-quería aclarar mis dudas por completo para seguir sin pesos de conciencia.
-me golpeé la cabeza contra el piso.-contestó Leah ya vestida y bajando las escaleras.-realmente no pasó nada Bella, ni ahora ni hace más de cinco años.
Asentí creyendo en ambos, había sido una tonta en intentar escapar, por suerte algún tipo de fuerza, que no conocía, había logrado que me detuviera a tiempo, no permitiendo que abriera la puerta.
-¿estás bien?.-le preguntó Edward, ambos nos levantamos y no dejó de abrasarme, se notaba el miedo a que me fuera, que volviera a escapar o desaparecer, sería la tercera vez y no quería que fuera la vencida.
-me va a quedar un chichón.-pasó la mano por su cabeza con gesto de dolor.-bueno los dejo solos y sobre el baño llamo al fontanero después de que ustedes se vayan, no quiero que los molesten.-quedó unos segundos dubitativa si saludar o no con un beso, así que lo hice yo para que no fuera incómodo.
Cuando Leah ya se había ido, Edward suspiró muy fuerte, pero su agarre era cada vez más posesivo y no lo aflojaba.-¿quieres bañarte?.-negué.-perdóname mi amor yo…
-ssshhh.-tomé su mano y lo guié hasta el sillón, hice que se recostara y luego me acomodé en su pecho.-necesito que tus caricias vuelen en mi piel, solo eso.-quería su cariño, saber que estaba aquí conmigo y no se pensaba ir, como a mi me había cruzado esa idea solo unos segundos atrás, creo que dolía más pensar que amaba a otra y que me dejaría, a que me engañara solo una vez permaneciendo a mi lado.
Pasado un rato de silencio, habló pausado y tierno.-Sabes amor que solo pienso en ti, eres la única que esta en mi corazón y no puedo imaginar un día sin besar tus labios, moriría si mis manos no te tocasen aunque sea solo un roce, no existe una razón por la cual te necesite y a la vez es la única razón que tengo, te amo.
-también te amo.-hablé en su pecho notando como su piel se estremecía por mi aliento al decirle que también me sentía así, miré la hora y no había notado que pasó tiempo desde que nos quedamos abrasados y él acariciaba mi cuerpo lento y con cariño.-vamos tengo que mostraste algo.
Sonrió bonito antes de levantarse e ir a nuestra habitación para cambiarse, en el pasado había olvidado cuatro meses porque no hacerlo ahora que solo eran unos minutos.
Me cambié por algo cómodo y abrigado porque refrescó un poco, revisé el celular mientras Edward ponía en una mochila una manta y algo de tomar, estaba segura que sabía a donde nos dirigíamos, pero no estaba segura si sabía que le diría, estaba todo listo así que nos encaminamos a nuestro claro.
Quedaba a quince minutos aproximadamente de la casa, en un camino que con el paso de los años estaba delineado por la cantidad de veces que lo visitábamos.
Edward no dejaba de sonreír a cada instante, el mal entendido de Leah ya había quedado atrás, después de todo solo pasaron unos dos minutos juntos, que podrían haber hecho.
-¿porque tan feliz?.-le pregunté.
-se que te sorprenderé.
-¿Por qué?, que tienes planeado.
-primero tu.
-pasaremos la tarde como siempre, abrasados mirando el cielo en nuestro lugar y juntos, muy juntos.
-claro amor, que otra cosa haríamos.-justo en ese momento tomó mi cintura con más posesión porque me tambaleé con una rama.-te puedo pedir un beso.
No me dio el tiempo a contestar, atrajo mi cuerpo al suyo y rozó mis labios lentamente hasta que permití que me llenara de amor, que era lo que transmitía ese gesto tan íntimo y nuestro.
Llegamos al claro, ese lugar que permanecía igual que tantos años atrás, custodiado por los árboles y lleno de flores con aroma a vida, nunca nos cansaríamos de este lugar, aunque fuera en bastón prometimos venir siempre que estuviéramos en Forks y así lo hacíamos.
Sacó una manta y la puso en medio del prado, se acostó y como siempre lo acompañé formando una T, recostada en su pecho, enseguida acarició mi cabello generando esas corrientes de placer que recorrían mi cuerpo por completo siempre que recibía su amor.
Cuando miré el reloj y sabía que pronto vendría la avioneta con el mensaje, me senté y lo invité a mirar el cielo abrasados, se sentó y quedé entre sus piernas y abraso, recostada en su pecho.
-sabes que se lo que dirá.-comentó sonriendo y recibiendo un beso en mi cuello, que como siempre estremeció hasta llegar al alma profundo e inmenso.
Miré sus ojos inclinándome para atrás.-¿que dirá?.-ya sabía sobre la avioneta eso estaba claro, ahora quería que confesara que preguntó en la universidad porque no se aguantó y esperó que le contara, yo también lo sabía y tenía mis propios informantes.
-no voy a decirte.
-entonces como sabremos que no te sorprendió.
-espera.-tomó la mochila y sacó un regalo, envuelto en papel platinado con rosas rojas dibujadas en toda su extensión y una gran moña blanca.-cuando lea el mensaje lo abres.
-me parece justo.-dije sonriendo.
Se escuchó a lo lejos el ruido del motor, pronto se develaría ante mi esposo el mensaje que quería darle, por el cual no me fui y me quedé a escuchar y perdonar, me senté a su lado para observar sus facciones, que como siempre no podían ser más perfectas porque no sería Edward Cullen, mi esposo.
-¿porque te alejas?.
-quiero mirarte.
En ese momento entró en el claro la avioneta que varios años atrás me pidió fuera su esposa, la misma con un cartel que en esta ocasión no pedía compartiéramos una vida juntos, porque ya lo estábamos haciendo.
Saludó con movimientos del ala, pasó por completo sobre el claro permitiendo que Edward leyera el cartel y se fue despacio surcando los cielos, nuestro cielo en ese momento tan especial.
-¿estás bien?.-pregunté, porque no reaccionaba, asintió.-no piensas decir nada.-yo no podía respirar esperando su reacción.
-no se si leí bien.-dijo sin apartar su vista del cielo y paralizado, seguía mirando a la nada porque la avioneta ya no se divisaba.
-no creo que se te haya olvidado como hacerlo justo ahora.-sonrió y por primera vez me miró directamente apartando su vista del cielo, con ternura, cariño, amor, protección, logrando lo que quería, saber que estaba de acuerdo, que lo había aceptado solo que no reaccionaba porque fue grande la sorpresa.-estás molesto por no decirlo antes.
En casi un susurro dijo.-voy a ser papá.-sus ojos estaban aguados conteniendo lágrimas de felicidad, que fueron contagiadas al mismo tiempo todo por las hormonas y mi felicidad que era plena.
-si, leíste bien.-luego que hablé el nudo en mi garganta fue aliviado con lágrimas por mis mejillas, estaba donde quería con quién quería y en el lugar que debía estar.
-estoy feliz…feliz…feliz…-entre cada palabra llena de sentimientos a flor de piel, me besaba suavemente en los labios, caímos sobre la manta y profundizamos el beso como desesperados por compartirnos hasta lo más profundo.
En un momento presionaba mi cuerpo contra el suelo de una manera muy sensual y al siguiente se apartó con miedo.-te estaba aplastando.-se explicó.
-no importa.-le dije estirando mis manos para que no se alejara de mi cuerpo que lo necesitaba cerca.
-papá es un desconsiderado mi amor.-mientras hablaba por primera vez con su hijo, el fruto de nuestro amor, pasaba su mano acariciando mi vientre plano, pero lleno de él, mi único hombre, el que se atrevió a amarme sin miedos y hacerme su mujer, a quién amaba por sobre todo y todos.
Inevitablemente comencé a llorar desconsolada, la felicidad era enorme, grande como todo abarcando cada centímetro de mí.-no llores amor.-me abrazó y escondida en su pecho intenté tranquilizarlo, contándole como me sentía.
-hace mucho tiempo.-respiraba con dificultad por las lágrimas, pero continuaba con mi relato.-te dije que no podía estar más feliz…, tu prometiste que la felicidad… sería mayor aún y cuando pienso que no puede haber mayor felicidad que ser tu mujer, me sorprendes haciéndome… mamá.
Fin.
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Yapa (extra) Edward POV
Cuando pude leer el cartel en su total plenitud, no lo podía creer, no solo quedé paralizado, mi corazón bombeaba tan fuerte que movía el pecho en el proceso, llegué a pensar que no sabía leer o no leía lo que realmente decía el cartel, sería que mi deseo nublaba la realidad, pero no, Bella me confirmó su mensaje, haciéndome el hombre más feliz del mundo, la tierra o el universo en su totalidad.
-estás molesto por no decirlo antes.-como iba a estarlo, lo que no entendía era como lo ocultó.
El habla me abandonó llenando de felicidad mi cuerpo, casi en un susurró quería la confirmación a lo ya confirmado.-voy a ser papá.-mis ojos estaban llenos de lágrimas a punto de salir, como uno puede llegar a sentir tanta felicidad que termina llorando para completarlo, no lo entendía, pero ambos estábamos iguales.
-si, leíste bien.-dos lágrimas rodaron por sus mejillas sonrojadas haciendo el momento más irreal y único, estaba donde quería con quién quería y en el lugar que debía estar.
-estoy feliz…feliz…feliz…-mis sentimientos afloraban sin previo aviso y la besaba entre cada feliz, para que notara mi felicidad, no se me ocurría demostrarlo de otra forma y aún así parecía poco.
Caímos sobre la manta y me dediqué a besarla lento y profundo, necesitado de su cuerpo que desde ahora no solo me pertenecía a mí, sino que también al fruto de nuestro amor, por primera vez quería compartirla.
En un momento la presionaba con fuerza rozando nuestros sexos necesitados de contacto y pronto me asusté, logré controlarme y me aparté con miedo de lastimarlos.-te estaba aplastando.-aclaré mi alejamiento.
-no importa.-sabía que me necesitaba como yo a ella, estiraba sus manos para que continuara abrasándola y besándola.
-papá es un desconsiderado mi amor.-por primera vez hablé con mi hijo o hija esbozando una media sonrisa, acaricié suave su vientre, sin poder explicar que se siente al saber que serás padre, que esa personita concebida con amor, dependerá de ti a cada momento desde su nacimiento y aún dentro del vientre, el miedo surgió, ¿estaríamos preparados?, solo si permanecíamos juntos.
Comenzó a llorar y me partía el alma verla así, pero sabía que era incontrolable, porque no se debía a dolor sino a felicidad, una que juntos construimos y ahora era el momento de disfrutarla.-no llores amor.-la abrasé logrando que se acomodara en mi pecho y brazos.
-hace mucho tiempo.-hablaba entrecortado pero se le entendía.-te dije que no podía estar más feliz…, tu prometiste que la felicidad… sería mayor aún y cuando pienso que no puede haber mayor felicidad que ser tu mujer, me sorprendes haciéndome… mamá.
-uno hace lo que puede.-le dije bromeando para que sonriera, necesitaba su sonrisa para mayor felicidad, lo logré.
-Edward.-dijo hundiéndose más en mi pecho, me encantaba tenerla así, corrijo, tenerlos así.
-¿desde cuando lo sabes y de cuanto estás?.-quería saber todo, cada detalle del que no me di cuenta antes.
-desde hace una semana, pero lo confirmé en la fiesta de Kate y…de dos meses más o menos.
-¿quién te lo dijo?, recibiste correspondencia, yo no la vi.
-fue tu papá en la fiesta, cuando bailamos me preguntó quién estaba embarazada esta vez, fue muy cómico, no podía contestarle por la emoción y se sorprendió mucho cuando confirmó que era yo.
-alguien más lo sabe de la familia.
-no mi amor, primero eras tú.
-wow, pensé que querías recibirte primero.-no me quejaba estaba feliz, pero de alguna forma quería saber si lo buscó o fue un error de mi parte.
-ya lo hice y tu lo sabes.-me miró a los ojos y a pesar de tenerlos llorosos estaba hermosa.
-es verdad, lograste sorprenderme.
-lo se.-dijo sonriendo.
-con razón el sueño repentino a cada momento, tu apetito y verte más bonita, hermosa y linda que antes.-logré tranquilizarme por mi apetito sexual con ella y desearla tanto, creo que el embarazo me estaba afectando en ese sentido jaja.
-escucha lo que dices Cullen.
-estoy diciendo que te amo y ahora dos veces más.-que habré dicho que estaba en problemas ya que me llamó Cullen.
-pero dices que antes no era linda.
-no amor, tienes razón, eras linda y eres linda.-que tonto no me di cuenta del juego de palabras.
-espero seguir siéndolo después, cuando esté gorda.-yo y mi bocota, hacía unos pucheritos tan tiernos.
-no estarás gorda amor, sino embarazada.-le di otro besito en sus labios y acaricié su vientre muy despacio.-abre tu regalo.
Lo abrió rompiendo el envoltorio, leyó y sonriendo me dijo.-Isabella Cullen abogada y también cambiaron el nombre del estudio, ¿Emmet lo sabe?.-asentí.-me encanta y eso me hace acordar de algo.
-¿Qué?.-le pregunté mientras hacía que me recostara en la manta y se colocó arriba de mi, sentándose cómodamente a la altura de mis caderas.
-voy a cobrar mi beso.-sonreía y no entendía porque.
-claro mi amor.-elevé mi cara para besarla en los labios y recordé que no lo aclaré como siempre lo hacía, porque sabía que ganaría, que equivocado estaba, Isabella, mi Bella, mi mujer, la mamá de mi primer hijo comenzó a descender muy lentamente mientras acariciaba mi pecho.-mi boca está aquí.-le dije intentando disuadirla.
Sonrió mirándome a los ojos y aclaró.-quién dijo que el beso sería en tu boca.-dictada la sentencia, la corte entra en receso o se cierra, ya no recordaba.
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Hola a todos, pido disculpas por la tardanza, pero creo que era mi subconsciente, no quería que lo terminara, me da pena saber que ya no disfrutaré de sus comentarios en el correr de toda la historia como lo estaban haciendo hasta ahora, gracias por cada detalle, petición o sugerencia que realizaron, cada granito de arena que aportaron lograron que generara una historia diferente y con dos finales.
Gracias nuevamente por su apoyo y seguimiento durante todo este tiempo, aquí les dejo la historia para que la disfruten cuantas veces quieran y si es necesario dejen sus comentarios que seguiré contestando.
Nos encontraremos en alguna otra locura que les haré llegar.
Saludos, los quiero.
ec07. Erika.
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