Continuación desde el capítulo 22, segunda reacción de Edward en su pov.
La torturé demasiado porque bajé lo más despacio posible, cuando terminé llamaron a la última mujer para ponerle la liga y me sorprendió que fuera Jessica, ambos sonreímos con una sonrisa cómplice y Bella no miró, sabía o tuvo el presentimiento de que la provocaría no solo a ella sino a Mike.
Cumplí con mi cometido porque Emmet que había bajado lo sostuvo para que no subiera al escenario y dejara que le subiera la liga hasta casi su intimidad, provocando un sin fin de silbidos y gritos de los presentes, junto con sonrisas de Jessica.
Terminada la tortura de mi amor, pusieron música lenta y nos invitaron a los novios a bailar una pieza.
La dirigí a la pista de baile y la atraje a mi cuerpo lo suficiente, no la miré, necesitaba pensar o saber realmente que hacer, Bella fue la que comenzó con la conversación, yo hubiera preferido que se mantuviera callada.
-mi amor, tu… creo que tenemos que hablar… del embarazo…-no se porque tenía que hablar de esto delante de todos los invitados, no me pareció el momento.
-no hay nada de que hablar.- le dije un tanto molesto, ya sabía que estaba embarazada y de otra persona, no quería que lo recordara, no en nuestra boda.
-creo que si.- insistía, miré los invitados que nos rodeaban y Mike hizo seña del embarazo con sus manos sonriendo, me hirvió la sangre.
-cuando estemos solos.-le dije mientras la soltaba, no aguantaba que se burlaran de mí.-ya vengo.-no debí dejarla sola, pero necesitaba alcohol, aunque no ayudara en lo más mínimo, porque el embarazo seguiría su curso.
Peché algunas personas en mi camino al bar, Eric fue el que me tomó de un brazo deteniéndome y preguntando.-te importa que baile con Bella.
-no.-le contesté saqué mi brazo de su agarre de mala gana y seguí hasta donde me dirigía.-un whisky.-dije ya en el bar.
Desde el bar podía ver que Bella aceptó a Eric sin problemas, se reía y hablaban todo el tiempo, sabía que actuaba como un idiota, pero quería que pasara la noche rápido y poder aclarar todo cuando estuviéramos solos.
Terminó la canción del inicio y Bella continuó bailando con Eric, por un momento pensé que a lo mejor era el papá de su bebé, pero ¿porque si se llevaban tan bien no se había casado con él?.
La familia hizo un desfile para hablar conmigo, pero no les dirigí la palabra, entre el alcohol, la bronca, la impotencia, no saber quién fue que la tuvo antes que yo pudiera hacerla mía, si James diría la verdad, el alcohol nuevamente, el amor que tenía por sobre todo, preguntar si alcanzaría o me reprocharía toda la vida lo sucedido, lo idiota que era o actuaba, no quería hablar con ellos.
Cambiaron de pareja Bella bailaba con Mike y Eric vino al bar con Ángela una prima de Jessica que conocía muy bien, yo seguía tomando.
-Edward, ¿estás bien?.-preguntó Ángela.-¿conoces a Eric?.
-si.
-te ama Edward, no se que te tiene así, pero juro que si la lastimas te la verás conmigo.
-no actúes como novio celoso, ahora es mi esposa.
-¿te gusta Bella?.-le preguntó Ángela por mi comentario.
-no, es mi amiga, pero me gustas tú.-ya me habían excluido de su conversación y no me molestaba en lo más mínimo, aunque creo que Eric decía la verdad, le gustaba Ángela, uno menos en que preocuparme.
Por los parlantes llamaron a los novios para cortar el pastel, terminé mi trago sin apuros para dirigirme a la mesa con mi esposa, mientras caminaba divisé que estaba hablando con toda la familia, de seguro le preguntarían por mí, me detuve un rato hasta que subieron y Alice junto con Jasper comenzaron a sacarse fotos, cuando me pareció el momento justo retomé mi marcha.
Pasé por entre la gente que se encontraba acompañando a los novios y me detuvieron del brazo, sin previo aviso me dieron una piña que me desconcentró por completo, me di cuenta quién era cuando habló Emmet diciendo.-eso es por hacer sufrir a Bella.
-a ella también le pegaste por hacerme sufrir.-no se de donde salía lo sarcástico con mi familia, creo que ya no era yo el que estaba presente sino que el alcohol pensaba por mí y lo peor contestaba.
-no seas idiota…-nos separaron mis padres, menos mal me dieron ganas de devolverle el golpe, después de todo tenía que apoyarme con lo que estaba haciendo, no molestarse.
-vasta Emmet- dijo mamá enojada.- tu sube a cortar el pastel, ya tendremos tiempo de hablar.-me habló en el mismo tono, subí pasando mi mano por el estómago, por un momento quedé sin respiración más por la sorpresa que por el golpe en sí, mamá seguía hablando con Emmet.-no quiero ver que le pegues otra vez a tu hermano.
-pero mamá viste como trató a Bella y no le pegué en la cara va a salir lindo en las fotos…
-¿te encuentras bien?.-me dijo Bella, al parecer preocupada.
-si.-le hablé mal, detrás puse mi mejor sonrisa falsa, comenzaron a sacar fotos y cortamos el pastel.
-te amo Edward.
-lo se y yo… también.-me sorprendió lo que dijo y podía notar que era sincera, logré decirle que yo también.
Al servir un trozo de pastel, comprendí que había llegado a la boda porque la amaba y no podía estar lejos de ella, así que dejé mi careta de hombre engañado y la miré con el amor que se merecía, nos dimos pastel en la boca con sonrisas de por medio, destapé la champaña con mucha suerte, el tapón salió volando y cayó entre los invitados, enseguida se apartaron para darnos la visión de uno en el piso, era Mike a quién le había caído el tapón en la frente haciéndole un chichón, se generó un silencio que fue interrumpido por Emmet diciendo- ahora sí lo grabaron, lo grabaron.
Inevitablemente todos estallaron en carcajadas, pero nosotros más, sabíamos a que se refería, en Forks nos había reprendido por no grabar a Mike cuando se dio contra el cartel y ahora tenía justo lo que quería.
Cuando nos tranquilizamos, serví dos copas y le dí una a Bella, Alice y Jasper hicieron lo mismo, entrelazamos los brazos y tomamos champaña, lo hice de un solo sorbo y luego dije.-van dos, queda uno.-ya le había pegado a James, ahora a Mike por lo que sabía quedaba Eric para completar la lista.
-¿Qué?.-preguntó al no entender mi comentario.
-nada.-le dije muy tranquilo sin dar importancia a mis palabras, ya que no era momento de explicaciones.
Salimos y vinieron los mozos quienes continuaron con el trabajo de repartir los postres y el pastel a los invitados, algunos pasaban a elegir el que más le gustaba y otros optaron por esperar que les sirvieran en sus mesas.
Vimos como papá estaba atendiendo a Mike mientras Jessica y su hijo estaban a un lado sin dejar de sonreír.
La abrasé, los altibajos que tenía por la bebida hacían que pareciera bipolar, pasé mis manos por su cintura y apoyé mi frente con la suya, con ternura notando su felicidad, cuando me dejé llevar por sus ojos, intentando perder la memoria en su boca nos interrumpieron rompiendo toda magia, volviendo a la cruda realidad.
-hola-era mi hermano de la mano de Rose quién saludó.
-¿que pasa?.-pregunté sin dejar de abrasarla, pero perdiendo el contacto con sus hipnotizantes ojos.
-veo que están mejor.-dijo Rose mirando a Bella.-está así-señaló a Emmet que seguía con la cara de bobo.-porque le conté que podemos mirar las cámaras de seguridad del aeropuerto donde diste a Mike contra el cartel.
-lo voy a subir a la red.
-lo voy a mirar- dije sonriendo al recordar el momento.-nunca me reí tanto en mi vida.
-vamos.-me dijo Emmet, ya era el mismo de siempre, sin resentimientos.
-¿A dónde?.-le preguntó Bella.
-tradición, tiramos al novio, en este caso a los novios.-levantaba ambas cejas muy cómico, así era Emmet.
Solté el abrazo y me fui, no se porque, ni un beso aunque fuera pequeño le di, creo que el alcohol seguía interviniendo o era que los recuerdos de haberla perdido antes de tenerla volvían sin permiso.
Llegué al medio de la pista donde me esperaban no solo Emmet y Jasper sino la mayoría de los hombres invitados, comenzaron a tirarnos por el aire, Dios creo que me mareó mucho más que seguir tomando alcohol, aunque no podía negar que era lo más parecido a la libertad, Mike permaneció sentado a un lado de la pista, pero en su mirada podía notar que se vengaría de haberle pegado con el corcho.
Mientras estaba por los aires noté que Bella no miraba en mi dirección hablaba con Alice muy tranquila y me mataba la curiosidad de lo que realmente hablaban, se trataría de su embarazo, no podía seguir actuando como un idiota, pero tampoco podía dejar de hacerlo.
Nos bajaron y realmente ambos estábamos un poco tambaleantes, era lógico no tengo idea de cuantas veces nos tiraron, pero se que no fueron solo dos, miré en la dirección de mi esposa y vi que mamá estaba abrazando a mi hermana y luego a Bella, que pude notar estaba emocionada, todo culpa de las hormonas, señaló su corazón y no supe que hacer, me sentía excluido de mi propia familia, prestaban más atención a Bella y el embarazo que ni siquiera era su nieto, que a mí.
Terminaron en un abrazo grupal, que enseguida fue completado por el resto de la familia, mi padre, Emmet y mi cuñado, no quise seguir pensando cosas que no debían ser y me fui nuevamente al bar, seguí haciendo lo que hice toda la noche tomar y tomar.
No se cuanto tiempo pasó, no ayudaba que siguiera actuando como idiota y tomando como borracho, apareció Bella y toda la familia junta, ella iba vestida muy bonita, era un vestido no muy largo color crema y un lazo verde en la cintura, sencilla pero irrealmente hermosa, lo que me dejó nervioso fueron sus sandalias, tenían un taco tan alto que temí se fuera de boca al caminar y no entendía como Bella aceptó ese tipo de calzado si se tenía que cuidar mucho por su hijo.
Por los parlantes llamaron a todas las solteras presentes para la tira del ramo y sonreí al recordar que pronto me la llevaría a… no había arreglado nada, que clase de esposo se olvida de la luna de miel, yo el culpable.
-déme una botella sin abrir por favor.
-señor no tenemos permitido hacer lo que pide.
-disculpe pero soy el novio y le estoy pagando por el servicio.-le dije molesto y me reconoció.
-disculpe señor Cullen enseguida se la doy.-le hice una señal de que siguiera con la mano y se retiró a traer lo que pedí.
Alice fue la primera y el ramo dio justo en las manos de Rose, todos automáticamente bromearon con Emmet, él solo sonreía, no había notado que mi hermano realmente estaba contento con su reciente noviazgo.
-señor…señor Cullen.-tocó mi hombro para que le prestara atención y me dio la botella cuando lo hice, luego me dirigí al escenario.
Le tocó el turno a mi Bella, irónico llamarla mía y no la había tenido ni una vez, contó en voz alta hasta tres y lo tiró, salió por los aires y cayó en las manos de Ángela, ni bien lo recibió salió corriendo hacia donde se encontraba Eric y lo besó apasionadamente sin importarle la gente, los gritos y aplausos de todos.
-que rápido.-dijo Bella al momento que llegué a su lado.
-¿estás celosa?.-pregunté, todavía dolía esa espina llamada Eric.
-si, es mi amigo, ¿donde estabas?.-amigo ja.
-levantando algo para el viaje.-elevé la botella que tenía en mi poder.
-¿Edward desde cuando tomas tanto?.-me cuestionó un poco molesta.
Me acerqué a su oído y noté como se le estremeció la piel, hablé bajito.-¿porque no?, si uno se casa solo una vez.-quería que se enterara que no iba a casarme otra vez, era solo con ella, aunque siguiera actuando como idiota.
-¿es solo eso?.-dijo poniendo cara de asco, pienso que por mi aliento a alcohol o se sentiría mal por el embarazo.
-si, nos vamos.-prácticamente la tomé del brazo y la arrastré hacia la salida, pero antes de llegar nos paró Emmet y toda la familia que venía detrás.
-esperen, Bella sabes que para lo que necesites…
-está súper Emmet.-completó su frase sonriendo y mi hermano se emocionó tanto que comenzó a imitar al Pato Darwin, un dibujito.
-soy el terror que aletea en la noche, soy la piña bien dada a los desconfiados, soy el más cómico de los Cullen, soy el irresistible a las mujeres, hay…-casi en un susurro dijo-soy el que le dieron un codazo en las costillas.
Todos nos reímos, si yo también y Emmet salió detrás de Rose que se iba molesta.
-así que irresistible a las mujeres.
-mi amor, Rose era solo una broma.
Luego de un rato de mimos por parte de Emmet y besos robados, Rose lo perdonó.
Alice y Jasper se fueron primero en una limosina que estaba adornada con flores blancas, latas para el ruido y un cartel de “recién casados”, Bella se notaba feliz por mi hermana, por lo menos ellos lo serían.
-nos toca a nosotros.-intenté sonar normal, pero mi voz salió rara, era por el alcohol, ya no lo podía disimular.
-no vas a manejar, dame las llaves.-tendió su mano enojada, pero no me gustó que pensara que podía hacer lo que quisiera y mandarme a su antojo.
-¿porque no?, tu no manejas mi auto.-nunca había visto a Bella tan decidida a manejar y no lo haría en mi auto.
-Edward.
-ja.- intenté burlarme de ella mientras buscaba mis llaves en todos los bolsillos, pero no lograba encontrarlas.-creo que no nos vamos, no se donde dejé las llaves.-se habrán caído cuando me tiraron por los aires, quién me manda a dejarlas en el bolsillo.
Emmet no dejaba de reír mientras yo no dejaba de buscar, Bella tenía los brazos cruzados a la altura del pecho y se notaba su enojo, de seguro no quería subir al auto si yo manejaba, pero lo haría de todos modos.
-Bella vas a pedir ayuda a súper Emmet.-dijo tendiendo las llaves de mi auto.
-jaja gracias, no sé que haría sin ti.-lo estaba gozando.
-espero que lo superes, no pienso acompañarte en tu noche de bodas, arréglatelas sola.
-Emmet.-le gritaron todos mientras se encogía de hombros sin dejar de sonreír, inevitablemente Bella se sonrojó.
Gruñí muy enojado, si yo era testarudo Bella lo era más y tenía las llaves no me dejaría manejar, no tuve otra que entregarme a la situación aunque pensándolo bien serviría porque podría ir tomando en el camino.
Entré y me senté del lado del acompañante, abrí la botella de whisky y comencé a tomar sin reparos, Bella me miraba desconcentrada, si ella ganó con el auto no ganaría conmigo.
Los invitados pidieron que nos diéramos un beso pero Bella no reaccionaba, al parecer no quería darme uno, así que tomé la iniciativa y la besé un poco brusco, pero no pude evitarlo.-vamos.
Arrancó el auto, mi auto y se puso en marcha, ninguno emitía palabra, Bella estaba prestando atención al transito y yo seguía tomando, la verdad que era extraño cada trago necesitaba de otro.
Bella fue la que rompió el silencio.-¿tienes algo planeado para la luna de miel?.
-no.-respondí apartando solo por unos segundos el pico de la botella de mi boca.
-está bien.-contestó dejando por zanjado el tema, luego se dirigió por lo que pude notar a su departamento, lo que faltaba, que tenga su segunda noche de bodas en la misma cama que con Mike.
Llegamos muy rápido para mi gusto, bajó y me esperó, pero el alcohol hizo de las suyas, realmente no podía coordinar mis movimientos, mucho menos mis palabras, suspiró audiblemente, sacó sus tacos matadores, que todavía no entendía como logró ponérselos y caminar sin problemas de conciencia si se caía y le sucedía algo al bebé, me tomó del brazo y tras luchar un buen rato logró que me parara, pero no podía soltar la botella, parecía pegada a mi mano, sonreí ante eso como un tonto o bueno como un borracho.
Pasamos la puerta principal del hall y apareció el portero, puso uno de mis brazos por sus hombros y junto con mi esposa me guiaron hasta el departamento y me dejaron en un sillón, intentaron dejarme sentado y yo intentaba permanecer así.
-¿su amigo se pasó de copas?.-me molestó muchísimo que me llamara amigo.
-soy su esposo.-le contesté como me salió, no quería malos entendidos, ya estaba lleno de ellos.
-¿se casó otra vez señora Isabella?.
-si Tom, gracias por la ayuda nos vemos mañana.
-la felicito.-era amable con Bella, pero por alguna extraña razón comenzó a subir la temperatura en la habitación, hasta cerré el puño, en el otro tenía la botella, no apartaba la mirada de mi estado que seguramente era lamentable.
-gracias Tom.-Bella le dio la gracias y luego cerró la puerta.
Se acercó a mi y quiso quitarme la botella, en un acto reflejo tiré de ella parándome, me tambaleaba y no se cómo pero Bella comenzó a reír y me contagié sin remedio, logré apartar mis miedos, mirando directamente a sus ojos, la rodeé con mis brazos y quedé serio, cómo podía ser tan idiota de comportarme como un cavernícola durante toda la noche, había vuelto porque la necesitaba, porque no dejarnos llevar por el momento y el amor que sentíamos ambos, se notaba en la forma que me miraba que estaba igual que yo, perdidamente enamorada.
Mágicamente la botella se despegó de mi mano y cayó sobre la alfombra haciendo un ruido sordo al contacto, pero no la miré porque me encontraba hipnotizado con mi esposa y no aguanté más, uní nuestras bocas, noté como se estremecía pero en mi interior había una lucha por olvidar que no llegué a tiempo para que la felicidad fuera completa.
La atraje por su espalda y llevé las manos a bajar el cierre del vestido, lo hice un poco brusco, no era lo correcto, pero era lo que salía en el momento ayudado por mi amigo whisky, se notaba que no le gustaba del todo aunque se dejaba besar, quité el vestido y cuando la tuve en ropa interior la tiré en el sillón cayendo sobre ella sin cuidado, en realidad fue sin medir la fuerza con ayuda de un mareo.
-Edwa…-dijo en un intento de protesta que la hice callar.
-shhh.
La seguí besando, no tenía el control de mi cuerpo, estaba actuando muy brusco casi tanto como Mike, me faltaba morderla y completaba la escena, Bella no reaccionaba hasta que lo hizo, llevó sus manos hasta mi cuello y me atrajo más para seguir besándonos desesperados, me dejé llevar por el momento de pasión y lujuria acariciándola por encima de su sujetador, logrando que gimiera en mi labios, pero al hablar volví a la realidad, nuestra realidad.-te deseo Edward.-dijo agitada, esas palabras fueron como encender la luz y ver todo claro, me senté apartándome de su cuerpo que significaba pecado.-¿que pasa amor?.
-no puedo Bella.-había llegado a mi límite, no podía avanzar sin aclarar todo, por lo menos quería saber quién era el padre de su hijo.
-no te preocupes, debe ser porque tomaste demasiado.-lo que faltaba pensaba que no podía tener una erección por el alcohol.
-no me refiero a eso…te amo pero no puedo hacerte el amor.-en definitiva estaba actuando como Mike, “no pienso hacerte mujer” aunque ella ya lo era y tenía un hijo creciendo en su interior.
-no entiendo.-realmente estaba desconcentrada.
-pensé que podría, pero no puedo, no sabiendo que tienes un hijo dentro de ti que no es mío.-quedó paralizada sin reaccionar.
-Edward no estoy embarazada.-otra vez con las mentiras, pensé que luego de casados recapacitaría, pero no era así.
-no mientas Isabella.-casi le grité, porque perdí los estribos así como el equilibrio, mis ojos luchaban por cerrarse e intentaba abrirlos lo más posible, necesitaba estar despierto y en mis cinco sentidos, aunque muchos los había perdido por el alcohol, llevé mi mano al puente de mi nariz y lo apreté levemente.
-no estoy mintiendo.-dijo desesperada, pero no le creí.
-jaja.
-¿porque te casaste conmigo si piensas que estoy embarazada de otro?.
-te amo y no puedo vivir sin ti.-era la verdad y no pensaba mentir, así como no quería que siguiera mintiendo ella e involucrando a mi familia en el proceso.
-entonces no entiendo, si nos amamos y no podemos estar separados.-se acercó para darme un abrazo pero no la dejé, no tengo el motivo, solo no la dejé, tomé la botella del piso y la empiné, por suerte había parte del preciado líquido sin derramarse.-Edward no me hagas esto.-todavía pensaba que yo era el culpable, si nunca me acosté con ella.
-tu lo hiciste sola, yo no tuve nada que ver.-después de que lo dije me sonreí internamente, no creo que lo hubiera hecho sola, realmente tuvo ayuda y me gustaría saber de quién.
Respiró hondo unas cuantas veces y se tomaba el tiempo de seguir con su mentira.-Amor…no estoy embarazada, Alice es la que va a tener un bebé…-la interrumpí, como lo creía seguía.
-Isabella yo hubiera creído en ti todo lo que me dijeras sin importar nada, pero te aseguro que papá no miente.
-no miente…-la interrumpí, aunque dolía en el alma que lo estaba afirmando, tenía que alegrarme que intentaba decir la verdad.
-me das la razón.
-Edward déjame explicarte por favor.
-no quiero explicaciones, estuve toda la semana buscándolas y las encontré.-mis manos tenían vida propia, hacían gestos al hablar.
-estás equivocado porque sino, no reaccionarías así.-por el momento se le notaba tranquila, demasiado para mi gusto, pero empezaba a enojarse.
-James me dijo que te entregaste sin problemas y cuando terminaron te arrepentiste sacándolo a sartenazos.-le dije para que entendiera mi dolor, había confirmado desde antes de casados lo que sucedió.
-es mentira, ¿porqué crees en él y no en mí?.-dolió que siguiera sin confiar, ya me había casado con ella embarazada de otro, ¿que más quería?.
-a las pruebas me remito.-le dije, James no tenía motivos para mentir, mucho menos papá.
-tienes que escuchar ambos lados para concluir el caso.
-¿con cuantos tipos estuviste y me miraste a la cara diciendo que eras virgen?.-realmente no se de donde salió ese cuestionamiento, al parecer yo tampoco quería explicaciones y mis palabras eran muy duras.
-Edward me lastimas.
-piensas que tu no lo hiciste conmigo, actué como idiota en Forks pensando que era la primera vez que te besaban de esa forma, cuidando de no pasarme y mantenerte intacta para mí.-recordé ese momento donde todo era perfecto.
-lo fue…-habló en un susurro y lloraba silenciosa.-porque no me amas, porque no me haces el amor, tienes sexo conmigo, me coges, me tomas, me haces tuya, te acuestas conmigo, es la única forma de saber que no miento y que soy virgen.-que ocurrencias tenía, no me gustaba escucharla hablar así tan vulgar.
-no pidas milagros, ya estoy casado contigo para toda la eternidad, unimos nuestras almas porque lo hice de todas las formas que existen, le voy a dar un apellido a tu hijo, pero por el momento no puedo hacer lo que me pides.
-por favor.-dijo en un ruego, realmente no podía, lo había intentado, pero no dejaba de pensar en el hijo que crecía dentro de su vientre y que por todos los medios me hubiera gustado que fuera mío.
-Bella estoy decepcionado, me mentiste desde que nos encontramos con descaro, sin importarte lo que siento, no voy a cambiar de opinión.-en realidad no podía, pero se lo dije así.
-nunca me vas a hacer el amor.-preguntó un poco enojada y con dolor en su mirada.
-si.-no mentí.-solo que necesito tiempo a lo mejor después de que nazca tu hijo y que mi orgullo de hombre haya sanado.
-¿tiempo? claro, pero no el que tu quieres, si eres testarudo yo lo soy más.-se burlaba de mí y no entendía nada, ¿porque ese cambio?, ¿que tramaba?.
-¿que dices?.-me atreví a preguntar.
-me voy Edward, porque el tiempo que tu pides no lo puedo pasar aquí teniéndote cerca pero sin poder tocarte, que no confíes en mí para dejar tus miedos de lado y amarnos completamente.-¿irse?, estaba loca.
-eres mi esposa, te quedas conmigo.-traté de hablar autoritario.
-no se consumó el matrimonio y Emmet puede divorciarme como lo hizo con Mike, no me quedo y es una decisión tomada.
-no te vas.-me desesperé, la perdería por hablar de más, por tener en mi contra el alcohol, maldito el momento en que empecé a tomar, intenté tomarla del brazo en un acto desesperado por mantenerla a mi lado, pero ella estaba más que despierta y me esquivó, sin remedio caí al piso tambaleando y sin poderme levantar.
-para que entiendas que te amo más que a nada, te voy a dar una oportunidad como lo hice con Mike, me voy y tienes 4 meses para encontrarme después de aclarar tus dudas, el mismo tiempo que le di a Mike para que veas que no hago diferencias, si lo haces antes juro que no tendré resentimientos, comenzaremos de cero sin mencionar este problema, si no quieres buscarme o no me encuentras vuelvo para darte el divorcio y que continúes con tu vida lejos de mí.
-jaja vas a prostituirte para mantenerte.-oh si que tenía el alcohol en mi contra, dirigía mis palabras, diciendo no solo incoherencias sino que cosas que no pensaría de Bella, ni bien terminé de decirlo me dio una bofetada despejando mi cabeza, ¿que acababa de hacer?.
-voy a hacer como que nunca escuché esto.
-yo como que nunca me pegaste, lo siento creo que… no se lo que digo.-¿como haría para que no me abandonara otra vez?, estaba seguro que no quería perderla, la necesitaba, pero en parte la entendía, como mantenerla a mi lado solo para mirarla y no amarla como se merece, que mujer aguantaría así por más enamorada que estuviera.
Entro en su cuarto y pasó llave, me imagino que aprontaría sus cosas, no podía hacer nada, había intentado estar con ella, hacerle el amor, pero no pude solo porque me encontraba muy dolido, borracho, resentido y enojado.
No tengo idea cuando se fue o salió de su dormitorio, el alcohol ganó la batalla por nocaut, casi sin pelea, me venció la inconciencia, aún en ella me despedí de Bella con un pequeño beso en los labios, no se si fue mi deseo o un engaño de mi cabeza pero la sentí y rogaba en mi interior no fuera el último beso que recibiera de sus labios.
No se que hora era, pero entraba claridad por la ventana que daba a la calle, me dolía todo el cuerpo y notaba que había estado durmiendo en algo muy duro, me removí inquieto antes de sentir que se inundaba el departamento, quedé sentado en el piso soltando la botella que permaneció en mis manos todo el tiempo, entre abrí los ojos recibiendo una puntada intensa en mi cabeza seguida por un dolor indescriptible, pronto comprendí que no se inundaba el departamento, había sido Emmet con un balde en sus manos.
-¿que te pasa imbécil?.-le dije con voz pastosa escupiendo agua que chorreaba por mi cara y cuerpo.
-estás despierto.-dijo burlón y luego sentí todo su puño en mi ojo derecho, quedé nuevamente acostado sobre el charco de agua.
-no pienses que no lo devolveré.-le dije mientras me ponía en pie y arremetía como un buey sobre mi objetivo, logré que se fuera unos pasos atrás y cayera rompiendo la mesa ratona de la sala, pero enseguida me tomó como saco de boxeo, perdí por lejos.
Cuando Emmet no tenía fuerzas para pegar y yo ya no aguantaba ni un golpe más, mis padres, que no había notado estaban en la habitación interrumpieron.
-suficiente.-dijo papá y ambos nos separamos.
Miré la habitación y me senté en un sillón, tomándome las costillas que no dejaban de dolerme.
-¿dinos que hiciste Edward?.-preguntó mamá muy molesta.
-no se…que…-no entendía nada, la resaca era muy grande, el dolor de cabeza volvió, tuve que pasar ambas manos por mis sienes frotando suavemente para aliviarlo.
-algo tienes que haber hecho para que se fuera otra vez, no puedo creerlo, como lo permitiste.
-no entiendo ¿quién se fue?.-levanté la mirada rumbo a mi madre.
-Bella idiota.-ese era mi hermano.
-¿Bella?…-ni bien la nombre algunos flashes de la noche anterior vinieron a mi mente, solo que no completos, de seguro había tomado mucho, porque la cabeza no dejaba de dolerme.-¿se fue?.-miré a Emmet interrogante.
-lo que nos faltaba, ahora vas a decir que no te acuerdas de nada, ya descansé puedo pegarte otra vez, si tengo suerte se le acomodan las ideas.-les dijo a mis padres lo último.
-no recuerdo mucho, discutimos porque no pude hacerle el amor, debí ser más fuerte y poder dejar de lado su embarazo, pero no pude…
-Bella no está embarazada.-dijo papá y mi cabeza giró muy rápido a mirarlo a los ojos.
-papá no juegues.-me paré y lo tomé de los hombros para que contestara.-me dijiste que si.-¿como podía decir ahora que no? estaba viviendo en otro mundo, uno de terror.
-era un error hijo, Bella puso su nombre en el examen por Alice que no se atrevía a enfrentarnos.-en su rostro había dolor mientras pedía perdón por su error.
Sus palabras hicieron que se moviera el piso, tambaleé retrocediendo, parecía que caía en un pozo interminable, sin poder asirme de nada, la lastimé y no creí en ella, por más que intentó explicarme estaba inmerso en mi propio dolor y no supe identificar el suyo, ahora no habría vuelta atrás.
-la perdí.-dije en un susurro y caí sentado nuevamente en el sillón, llevé mis manos a la cara.-la perdí y ahora es para siempre.-inevitablemente comencé a llorar, no lo hacía desde mucho tiempo, pero era incontenible, nunca sería feliz sin Bella y el daño que le hice era demasiado grande como para remediarlo.
-perdón hijo, nunca fue mi intención lastimarte o a ella.-pasó su mano por mi hombro.
-no te pongas así.-dijo Emmet.-Bella es un ángel y aunque no te lo merezcas ella te ama.
-es que no estuviste anoche te aseguro que me odia, se fue… con eso lo demuestra.
-tienes que levantarte hijo aún tienes tiempo.-dijo papá.
-imposible no encontrarla en cuatro meses.-dijo mamá, muy convencida.
-cuatro meses…cuatro meses…recuerdo algo pero no se que.-intentaba recordar pero solo venían flashes a mi mente de Bella molesta y diciendo que se iría porque era su decisión tomada, sumado a las barbaridades que le grité.
-te ayudaremos, pero si prometes no dejarla ir otra vez.-dijo Emmet, generando un atisbo de esperanza, que no dejaría pasar.
-lo que sea hermano, lo que sea, por favor habla.
-Bella dejó una carta en la portería y le pidió a Tom me llamara en la mañana, por eso estamos enterados de todo.
-dame la carta.-le tendí la mano, pero no dejó que la leyera guardándola entre su mano y pecho en un gesto muy infantil.
-no, me la dejó a mi, no a ti.-lo conocía era un caso perdido seguir discutiendo.
-y que dice que me puede ayudar.
-me contó lo que sucedió ayer y que se iría por cuatro meses, ese tiempo te da para que la encuentres y comiencen de cero, sin resentimientos…solo Bella es así, yo no te perdonaría por idiota, si no la encuentras te dará el divorcio, yo se lo tramitaré te lo aseguro.-decía que me ayudaría, pero me divorciaría sin remordimientos si fallaba.
-¿dice a donde se fue?.-tenía que intentarlo.
-no.
-entonces, ¿porque no me muestras la carta?.
-piensa lo que quieras, pero mejor ve a bañarte y comienza con la búsqueda, lo mejor es cuando las pistas aún son recientes.
-¿que sentido tiene?.-me encogí de hombros derrotado.-si no logré encontrarla en tres años, como lo haré en cuatro meses.
-no por ti, pero ella merece que luches por su amor.
-no traje ropa.-dije tratando de buscar una excusa a mi idiotez, actuando mucho más de idiota.
-te preparé una maleta ligera para el viaje.-dijo mamá.
-está bien, no logro nada quedándome cruzado de brazos, no.-los miré y asintieron.-si dijo que me daría el divorcio si no la encuentro, lo hará, la conozco.
-de eso es lo único de lo que tienes que estar seguro.-dijo Emmet más contento, porque me levanté y entré en el cuarto de Bella para bañarme.
El baño olía a ella, todo, a pesar de que Mike vivió aquí, parecía que había mágicamente desaparecido, porque no había ninguna pertenencia de él en todo el departamento.
Me bañé en tiempo record ya que de pronto me generó una ansiedad salir ya a buscarla, la necesitaba y como decía Emmet mejor cuando las pistas son frescas, quién sabe a lo mejor en esta oportunidad tengo suerte y el destino vuelve a unirnos sin pasar tanto tiempo, ni jugar malas pasadas.
Estaba pronto con unos jeans azules y una remera verde oscuro, salí del cuarto a la sala y estaban mis padres con Emmet charlando.
-toma.-dijo mamá dándome un sándwich y un vaso de jugo.
-no tengo hambre mamá.
En esta ocasión habló papá un poco intimidante.-toma lo que te da tu madre y come todo.-me dio unos analgésicos y no tuve otra opción que comer, Emmet estaba con su cara de divertido, porque no podía negarme.
-¿porque no le creíste?.-preguntó Emmet luego de un rato de silencio y mis padres prestaron atención a mi respuesta.
-hablé con el amigo de Mike, James, lo recuerdas.-le pregunté a Emmet que había estado cuando Bella nos contó, asintió.-me contó que estuvo con Bella y que después se arrepintió sacándolo a sartenazos de su casa, luego estaba lo de papá, nunca pensé que fuera un error, eran pruebas muy concluyentes.
-wow hermano, si hubieras hablado con alguno de nosotros en la fiesta.
-lo se, pero me encontraba tan dolido, molesto, despechado, que opté por la peor de las salidas, tomar.-todos quedaron callados.-habla dime que soy un idiota, que no merezco que ella me siga queriendo y que me de otra oportunidad.-tenía un nudo en la garganta muy fuerte.
-no hermano, tu mismo te lastimas y estas sufriendo las consecuencias de tus actos.-tenía razón no había punto que objetar, caso cerrado y sin lugar apelación.
Cuando terminé de comer y tomar todo lo que me dio mamá y papá, como un niño bueno, tomé el teléfono de línea y la llamé, no tenía celular, odié haberlo tirado y no comprarme otro, como lo esperaba la llamada fue rechazada y cuando volví a intentarlo nuevamente se encontraba apagado.
-tenía que intentarlo.-les dije y me puse de pie.-¿me llevas al aeropuerto?, porque no creo que se haya quedado en la ciudad, ¿que me dicen?.
-creo que se fue y lejos.
-voy a necesitar una foto, mejor si es reciente.-mamá fue la que contestó.
-creo que tengo una en la cartera, espera…-comenzó a buscar y yo fui hasta el cuarto para revisar la ropa que se había llevado, para mi sorpresa solo se llevó un par, no más, sin que me viera Emmet tomé un conjunto de ropa interior que al llevarlo a mi nariz olía completamente a ella, lo guardé en mi equipaje, era un bolso de mano pequeño.
Mamá por suerte tenía una foto de Bella que se la había sacado en casa cuando pasaron la noche juntas antes de la boda, se notaba triste, pero era reciente, tenía que ayudar.
Emmet me llevó al aeropuerto, preguntamos por los vuelos que salieron en la mañana, no supe decirle la hora con poca diferencia, así que aproximamos el horario y nos encontramos que había 12 destinos, suspiré hondo y luego de preguntar si podían darme información sobre los pagos de boletos con tarjetas, que me llevó unos cuantos dólares sin obtener nada, ya que al parecer Bella pagó contado, tomé el primero que me pareció.
Emmet me acompañó hasta que no le fue posible y me dijo que preguntaría a Tom si tenía alguna idea de la hora en que Bella le dejó la carta.
En el avión no podía de los nervios, para colmo de males las personas que compartían mi asiento eran pareja y no dejaban de hacerse mimos y tocarse donde les fuera posible disimuladamente, recordé nuestro encuentro en el baño cuando viajamos a Forks y me sentí peor.
Era un asco de persona, un desconfiado que no logró ver su verdad, que no confió en el amor de su vida, ¿como me perdonaría sin remordimientos?, como haría para que al encontrarla no recordara todo el dolor y el daño que le causé, iba a tener que esmerarme mucho.
La pareja de al lado no dejaban de decirse cosas bonitas, así que opté por escuchar la radio, me puse los auriculares y todo estaba en mi contra, comenzó una canción que solo me hacían recordar a Bella. (Enrique Iglesias, Enamorado por primera vez).
Cuando avisaron que habíamos llegado a nuestro destino, me puse a pensar y juro que el miedo me invadió, ¿que haría cuando la encontrara?, le diría, “hola” y ya está, tenía que idear algo que la hiciera desistir de echarme si me veía como idiota, “perdón pensé que estabas embarazada, pero si quieres te embarazo”, patético, no tenía excusas, no sabía como presentarme frente a ella y comenzar de cero.
Ya fuera del vuelo, pregunté en todas las agencias con la foto de Bella si por casualidad la habían visto, luego opté por los centros comerciales que habían allí y por último en los taxis, tenía que agotar todo, cuando pensé que ya no tendría indicios de encontrarla un taxista me dijo que había llevado una chica a un hotel y que le parecía era ella.
Terminé en el hotel preguntando a los empleados que estaban allí, pasé la noche en un cuarto y luego que descansé, llamé a mamá que no tenía noticias nuevas, esperé a que fuera la hora aproximada que Bella había llegado para terminar de consultarles a todos los restantes empleados, pero no tuve suerte.
Se que no era lógico pero terminé caminando por calles que en mi vida conocí con su foto y preguntando al que pasara si por casualidad la habían visto, así pasé cuatro días y volví.
Otra vez el vuelo fue matador, las esperanzas que supuestamente eran lo último que se perdían se esfumaban a pesar que solo habían pasado cuatro días, parecía que fueron cuatro meses, soñé que no la encontraba y que moría al verla feliz rehaciendo su vida y lo peor de todo sabía que lo merecía por desconfiado.
Cuando bajé del avión Emmet me esperaba con Rose en el aeropuerto, la suerte estaba a mi favor, porque los once destinos restantes se transformaron en cinco, irónico, donde fui en primer lugar ni siquiera estaba dentro de sus opciones, otra vez el destino jugando con nosotros, pero en esta oportunidad tenía otras fichas, ayuda de mi familia y cuñados.
Saqué el pasaje para España que salía en doce horas y me dirigí a casa con mi hermano, cuando llegué fui recibido por mi familia, Alice se había venido porque según ella no se adaptaba, pero la conocía y era porque se sentía culpable por nuestra separación.
Entré a mi cuarto y no podía creer que todo me recordara a Bella, me recosté solo unos momentos pero el pijama no dejaba de desprender su olor, hasta que recordé que la dejé por una semana y que pasó todo el tiempo en mi casa y en mi cuarto, en ese instante entró Alice.
-hermanito puedo pasar.-ya estaba dentro del cuarto.
-pasen.-le dije y sonrió.-te felicito.
-gracias, pero no las tienes que dar, por mi culpa está todo como está.
-no, el culpable soy solo yo.
-no te lo permito, nosotras dos también somos culpables, pero yo más porque le pedí no dijera nada a nadie y se lo hice prometer.-me sentí peor, Bella estaba obligada a no decir nada y yo gritándole barbaridades sin poder defenderse.-me imagino como te sentirás.
-no Alice, no tienes idea, así como yo tampoco…estoy feliz por ti y Jasper, también porque Bella no me engañó, pero me hace dudar si realmente soy digno de su amor, al primer desentendido desconfío y para peor no la dejo hablar y mucho menos le creo…-suspiré hondo, estaba recostado en la cama y me tapé con ambas manos dejando que surgieran mis miedos con Alice.-¿crees que debo desistir?.
-¿la amas?.-la miré para contestar.
-con mi vida.-dije con el corazón golpeando fuerte.
-ahí tienes tu respuesta.-me dio un beso en la frente y se fue, dejándome con mis pensamientos y tratando de recuperar fuerzas para seguir adelante, pero ¿como lo haría?, todos los lugares son grandes, es como buscar una aguja en un pajar.
Antes de partir al aeropuerto y mi nuevo destino intentando encontrar el amor antes de que se esfume, llamé a Bella de todos los celulares de la familia y de la casa, pero siempre dio apagado y el buzón de voz ya estaba lleno, el solo pensar como se sentiría en estos momentos, que el tiempo pasaba y no tenía noticias mías, así como yo de ella, me rompían el corazón.
El tiempo pasó, estaba volviendo de España solo, recorrí cada calle buscándola y no tuve suerte, indicios llevaban a otros indicios, pero Bella no aparecía, otra vez me encontré igual que la primera vez que se fue, aunque ahora era mucho peor tenía fecha de caducidad, parecía que fuera un vaso de leche, si no la tomas dentro de su fecha de vencimiento la pierdes, eso era lo que me hacía sentir mal, si no la encontraba dentro de esos cuatro meses que hoy se convertían en tres la perdía para siempre y sabía no había macha atrás.
Llegué a casa en un taxi con mi boleto a Brasil para el día siguiente a las doce del medio día, era la noche del viernes y todos estaban cenando juntos, al verme enseguida me incluyeron pero por más que sonreí y les conté todo el viaje y como volví a estar igual que al principio, no me sentí bien porque al observarlos cada uno tenía su mitad su razón de vivir a su lado y yo por desconfiado no, merecía este dolor por más que fuera muy fuerte.
Mi cuarto estaba igual que como lo dejé, al parecer mamá no había dejado que lo tocaran y se lo agradecí porque podía sentirla allí y fue la noche que descansé mejor desde que la dejé en Forks y me volví un completo idiota.
A media mañana me despertó el teléfono de la casa que sonaba sin descansar, me desperté y noté que me quedaba poco tiempo, me duché y preparé ropa ligera, después me enteré que atendió mamá en la sala y me reprendí por no haberlo hecho, era Bella para avisar que estaba bien, no le contó nada, pero respiré al saber que por lo menos estaba bien, no me dejaron llamarla y después de actuar como idiota y no hacer caso a las sugerencias de mi familia había aprendido y a partir de ahora tomaría en cuenta lo que me dijeran, pidieron que no la llamara y no lo hice, pero no dejé de buscarla.
Brasil fue maravilloso, pero nunca lo era completamente, llamaba a casa y me contaban que Bella estaba bien, trabajando para pasar el tiempo y que siempre decía que no quería que le hablaran de mí, pero si no lo hacían terminaba preguntando si estaba bien.
Al llegar de Brasil y antes de dirigirme al resto de los destinos que estaban dentro del país, fui a Forks, porque en el viaje de regreso pensé que si Bella estaba trabajando de seguro le habían pedido referencias y en casa me dijeron que ninguno las dio, él único que podría era Eric, ella lo consideraba un amigo, así que me presenté en su heladería en la tarde.
Apenas me vio su cara cambió.-Cullen ¿que haces aquí?.
-necesito ayuda para encontrar a Bella.
-te dije que si la lastimabas otra vez te la verías conmigo, no lo olvidé.
-por favor Eric necesito encontrarla.-ya no me importaba rogar, más porque me di cuenta que sabía su paradero, debía averiguarlo como fuese.
-no.
-la amo y ya no se que hacer.-pasé mis manos por mi cabello despeinándolos más.
-hubieras empezado por confiar y escucharla.
-hablaste con ella.-fue entre afirmación y pregunta.
-si, confórmate con saber que está bien y no insistas, prometí no decir nada y yo no le fallo.-fue un golpe bajo, pero lo merecía.
-está bien, pero quedará en tu conciencia si no la encuentro porque no quieres ayudarme, se que Bella sufrirá.
-te hablé claro en la fiesta Cullen, si ella decide que haga trampa a mi pesar te llamaré, pero esta es su decisión.
-¿que puedo hacer para que me ayudes?, lo que sea Eric, por favor.
-no te rebajes Cullen, vete y búscala por tus propios medios.
No había forma de disuadirlo, se le notaba en la mirada y en su forma de hablar, así que bajé la cabeza y me fui, antes de que saliera de su local escuché que me deseó suerte, no por mí sino por Bella.
Así pasó el tiempo más rápido de lo que esperaba, parecía que las horas se convertían en minutos y que el tiempo pasaba a ser mi verdugo agotando mis esperanzas, mis ganas y mis fuerzas para buscarla.
Cuando faltaban solo dos semanas para que todo acabara, llegué a casa devastado, ya no habían destinos a los que dirigirme y ya no había lugar donde buscarla, todo estaba en mi contra, como la primera vez que la busqué durante tres años para que ella me encontrara buscando un abogado, me rendí, se que ella no lo merecía pero no podía más, me entregué al abandono.
Cuando entré a la casa no tengo idea que hora era, no me importaba, ya había perdido y caí en lo más bajo, depresión sin salida, me encerré en mi cuarto para no salir ni a comer, mamá era la que entraba todos los días y se quedaba a que comiera, me abrazó y lloró conmigo, si era patético, pero no había nada que me sacara de ese cuarto, allí todo era tranquilidad y seguía oliendo a ella, me aferré a lo único que me quedaba, su presencia allí en mi cuarto.
No se cuanto pasó pero de pronto todos entraron al cuarto sin invitación, por más que grité como un niño no se fueron, abrieron las ventanas para torturarme con el sol que entraba sin piedad dañando mis ojos.
-que se vayan, ya tengo suficiente con mi vida.
-mira Edward si no quieres que te pegue otra vez…-dijo Emmet acercándose a mí, pero lo pararon Jasper y papá.
-tranquilo.-le dijo Alice.-dale el papel.-le señaló un papel que traía Emmet en su mano.
-esto es para ti.
-¿que es?.-dije tomándolo, quería que hablaran y se fueran dejándome con mi dolor.
-donde encontrar Bella y no te enojes fue mi idea.-dijo Alice.
-todos la apoyamos.-dijo Rose, como dije estaba toda la familia incluyendo los nuevos integrantes.
-si, pero yo la engañé, espero que valga la pena.-dijo Emmet.
-¿la engañaste, que hicieron?.
Me contaron que Emmet la llamó, porque era el más creíble, terminaron engañándola con que quería el divorcio lo más urgente posible y ella envió los datos, me enojé mucho con todos, pero pronto comprendí que no podía dejar pasar la oportunidad de tenerla por mi orgullo, no dejaría que obstáculos sin importancia volvieran a separarnos, pero tendría que salir con urgencia antes de que ella desapareciera pensando que la dejaría sin luchar.
-¿que hago?… ¿tengo tiempo?.-pregunté después de levantarme y llenarme de energía como en forma mágica solo con nombrarla y saber donde encontrarla.
-una semana hermano y por favor dale esto.-dijo Emmet dándome un sobre con una carta.-le explicó, porque le mentí.
-en cuanto a saber que hacer, creo que se te ocurrirá algo, confío en ti.-dijo Alice con sus típicas sonrisas.
-le daré tu carta, lo prometo y seguro se me ocurrirá algo, eso espero…-lo dije intentando pensar en algo.
-solo una cosa, no vuelvas sin Bella.-dijo papá mientras todos asentían estando de acuerdo.
-lo intentaré.
-no lo intentes, hazlo, después de todo estás a tiempo de que ella deje lo sucedido atrás y empiecen de cero, te sugiero que ni menciones lo que pasó y que no te molestes si tuvo amigos…-le sonreí y me di cuenta que hacía tiempo que no lo hacía.-otra cosa, más vale que te cuides Edward, porque todavía sigo pensando que Alice es muy chica para estar embarazada y Bella tiene su misma edad.
-es mi esposa y eso lo decidiremos juntos.-le aclaré.
-todavía no lo es y me encanta dejar ojos negros.-recordé que estuve con el ojo negro por semanas cuando me despertó en el departamento de Bella.
-esta bien Emmet nos cuidaremos, no quiero discutir contigo, pero una cosa te digo no dejaré de practicar como buscarlo.
-volvió Edward, vamos que se tiene que ir, primero a bañar porque apestas hermano.-Emmet sacó a todos del cuarto incluyéndose y antes de salir me hizo una guiñada, seguido de un gracias con mímica de mi boca, sonrió.
Tomé el teléfono antes de entrar al baño pero me detuve, ¿que le diría?, hola amor era una broma de Emmet solo para que estemos juntos, quién me aseguraría que no desaparecería otra vez, llamé a la agencia de viajes y reservé un boleto con destino a la felicidad.
Saludé a toda la familia con la esperanza a flor de piel de no volver solo, aunque sabía que ella me perdonaría porque cumplía con su palabra, siempre estaba rondando esa duda que me carcomía, ya en el avión busqué mil formas de pararme delante del amor de mi vida y pedirle perdón, luego de un rato en el que la adrenalina del momento no me dejaba descansar recordé que Emmet me dio un sobre para Bella con una carta, pensé porque no hacer lo mismo, le puse a el sobre de mi hermano abrir primero y le pedí a la azafata me trajera papel y lápiz para intentar escribir una disculpa creíble y que la dejara feliz por el encuentro como me encontraba yo en esos momentos.
Mi amor. Quisiera que me perdonaras por ser tan idiota…-lo borré en realidad arrugué el papel hasta que se me fueron las fuerzas de apretarlo tanto.
Isabella Cullen…-también lo arrugué era muy formal, necesitaba dejar fluir mis sentimientos y poder transmitírselos.
Avisaron que habíamos llegado a nuestro destino, bajé del avión lo más rápido que me permitieron, pero tuve que esperar por el equipaje, me desesperaba que el tiempo siguiera corriendo en mi contra.
Ya había estado en este mismo lugar pero sin éxito, en esta oportunidad el destino seguía jugando conmigo, porque al tomar un taxi llevaba la foto de Bella y el taxista la reconoció diciendo que la llevó a una playa donde se podían ahogar las penas de amor, tenía razón porque al verificar la dirección era el mismo lugar, cosas del destino.
Llegamos y me deseó suerte, se lo agradecí, era ya de noche, apenas había bajado el sol pero ya estaban presentes las estrellas en el firmamento, admiré el lugar donde mi esposa eligió sea nuestro encuentro, donde empezaría nuevamente la vida para nosotros desde cero como prometió.
Era relativamente privada cercada con maderas blancas y escaleras bien distribuidas por toda la playa, hoteles en frente de toda su extensión, restaurantes con techo de quincho que se extendían casi hasta la orilla, en las puntas de esta exquisita media luna de arena y mar, habían pequeñas cabañitas de madera, con techo en caída hacia delante y un pequeño porche, parecían pertenecientes al paisaje.
Pude divisar a Bella en la playa, no estaba sola y me invadieron los celos, pero me contuve, no se cómo, decidí que no era el momento para presentarme y actuar como cavernícola otra vez o terminaría solo sin segundas oportunidades, antes de dirigirme a uno de los hoteles de la playa admiré el paisaje y se me ocurrió como sorprenderla, no era lo mismo que el claro pero podía convertirlo en nuestro lugar, donde mágicamente se unía nuestro amor a lo que más queríamos.
No logré dormir, pensando y tratando de que el tiempo pasara llegando la mañana para organizar todo, irónico porque era la primera vez en más de tres meses que pedía esto solo para poder tener a mi esposa como debió ser nuestra noche de bodas.
En la mañana temprano con ayuda de la recepcionista del hotel, conseguí que me atendiera el secretario del alcalde y me dieran los permisos para montar un espectáculo esa misma noche en la playa, así como también llenar la playa de mensajes para mi esposa, me llevó unos cuantos miles de dólares convencerlo así como muchos ruegos, pero gracias al dinero lo hice.
También fue difícil pero conseguí una imprenta que entregara los folletos con mis recados para Bella en verde y blanco, necesitaba convertir la playa en el claro de Forks donde fuimos felices aunque sea por unos momentos y desde donde quería que siguiera nuestra historia, allí donde aceptó ser mi esposa.
Mientras esperaba la confirmación de la avioneta con el cartel que pedí dijera.
“Bella, PERDÓN, TE AMO. Edward.” y que además tuviera luces de colores para la noche, por si el destino jugaba en mi contra y Bella no lo viera durante el día, intenté escribir la carta que tenía en mente.
No se que fue lo que pasó, pero lo hice en la primera oportunidad, con el corazón en la mano.
Mi querida esposa, Bella Cullen:
No tenía idea como aparecer frente a ti, así que lo hice otra vez, tuve que pintar la playa de verde para que sientas que estás en el bosque, en nuestro claro, donde logré que se uniera con el cielo y lo más importante, nuestro amor.
Solo le pido a Dios que mi desconfianza, mi falta de atención para ti, el no escuchar, el no poder amarte para comprender que estaba equivocado, hayan destruido este sentimiento tan puro que sentimos el uno por el otro.
Te amo Bella, sin ti no soy nada, por eso volví, porque en un momento me prometí encontrarte, no juzgarte y cuando tengo la oportunidad de demostrarte que te amo más que a nada, sin importar nada, te juzgo, te discrimino, te hago sufrir y te rechazo, se que es imperdonable, se que actué como un idiota y me disculpo, no se si sirve de algo, pero lo siento tanto y te pido que si aún guardas un pedacito de este amor dentro de tu corazón, me des una oportunidad de hacer que crezca del mismo tamaño que estaba en el momento que te pedí, ser mi esposa.
No se puede volver el tiempo atrás, pero quiero compartir el resto del tiempo que nos queda juntos, sin dudas, ni miedos, sin desconfianzas, sin huidas, simplemente con caricias, ternura, pasión, anhelos, un futuro juntos lleno de amor, ese amor que he atesorado y alimentado durante toda mi vida solo para ti, eso es lo que te ofrezco, tienes el poder de volverme aceptar, si no lo haces te entenderé, pero no me pidas que renuncie, no lo haré.
Siempre tuyo.
Con AMOR.
Edward.
Pd. Si me perdonas, quiero verte de blanco junto al escenario.
Al terminarla no la leí otra vez, porque sino nunca sería suficiente lo que pusiera para que me perdonara, que me aceptara nuevamente en su vida, la puse en un sobre junto con la de Emmet y se la envié por mensajero, en realidad fue a un chico que vi en la playa que le pedí se lo entregara, en la parte del frente le puse Sra. Cullen.
La recepcionista del hotel me mandó a llamar y por suerte había encontrado un grupo de músicos que tocarían durante toda la noche, así que empezó todo el espectáculo por así decirlo, por parlantes empezaron a anunciar el concierto de canciones románticas y la propuesta de llevarse mensajes de amor al finalizar el mismo.
A media tarde estaba pronto el cartel que pedí y pude ver con una sonrisa en los labios que aparecía la avioneta como en el claro, solo que no era una propuesta de matrimonio, por suerte y con mucho dinero de por medio la misma avioneta esparcían los mensajes que mandé a imprimir y pronto quedó toda la playa forrada de verde.
Cuando el sol ya no estaba presente y Bella aún estaba dentro del restaurante mis esperanzas se estaban agotando, sabía que me quedaban muchos días para presentarme frente a ella, pero quería que fuera esta noche con la sorpresa que preparé.
Estuve hablando con los músicos durante rato y seleccionando los temas que quería le dedicaran a mi esposa, eran personas muy amables y tenían un repertorio muy extenso, recordé el tema de Enrique Iglesias que escuché en el avión y no tuvieron problemas de comenzar con él, así como me sugirieron pasar “Entrégate de Luis Miguel” y me pidieron conocer a la persona que logró en un día se llevara a cabo tal espectáculo.
-prometo que si me perdona, la traeré y la subiré al escenario.-nunca me preguntaron que hice para que me dejara, pero sabían que lo que quería era que me perdonara y aceptara en su vida nuevamente.
-mucha suerte amigo.
-gracias.
En ese mismo instante divisé como Bella salía de su encierro y sosteniéndose de una columna del restaurante leía mi mensaje, lo miró hasta que ya no se podía distinguir, se notaba tan hermosa, sonriendo asintió al mismo chico de la noche anterior y este le dio mensajes que estaban en toda la playa sobre la arena.
Leyó algunos de esos mensajes y luego me buscó con la mirada, pude sentirla, pero no me distinguió, me oculté, no era el momento, habló nuevamente y salió con el sobre que le mandé que al parecer no abrió.
La seguí a una distancia razonable y se sentó en el mismo lugar que la vi la noche anterior, allí abrió lentamente el sobre, no se que pensaría que tenía dentro, a lo mejor el divorcio ya que Emmet le pidió eso por teléfono.
Abrió el sobre de Emmet, leyó con tranquilidad, luego buscó nuevamente y sacó mi carta, la abrió temblorosa y la leyó, podía desde lejos seguir su lectura, recordando cada palabra que le escribí, cuando finalizó se paró y salió corriendo a una de las cabañas, ingresó a la última del lado derecho.
Miento si no digo que me invadió el miedo, ¿porque salió corriendo?, ¿quería huir nuevamente?, la perdería otra vez, no permitiría que se fuera por más que la tuviera que detener a la fuerza, la seguí y por el ventanal grande que daba a la playa vi que sacaba ropa y más ropa de un placar, tenía razón se iría y lo estaba tratando de hacer lo más rápido posible.
Cuando pensaba entrar y encararla para que no me abandonara sin dejarme pedir perdón y sin brindarme otra oportunidad de demostrarle que la amaba, entró en el baño, esperé el tiempo prudente y luego ingresé sin hacer ruido, la cabaña estaba abierta así que no tuve problemas.
Era muy pequeña, había un lavamanos bajo la ventana, una heladera, cocina a gas y microondas, sala y dormitorios juntos con una cama de una plaza, lo que llamó mi atención era la foto que había en la mesita junto a la cama, la tomé y estuve un rato mirándola mientras escuchaba el agua correr, al parecer me ganaron los miedos porque no quería huir, se estaba bañando y arreglándose para mí.
Dejé la rosa que traía en la mano en una mesa junto a la cocina y arregle su ropa, que al buscar había dejado por todo el lugar, cuando todo estaba listo y escuché que el agua se cerró, esperé junto a la puerta que me viera.
El baño se abrió y el olor a fresas inundó el ambiente antes de su presencia mis ojos, estaba más que hermosa, venía vestida de blanco como le pedí, era sencillo corto y de finas tiritas, al mirarme se sorprendió y pude notar como temblaba y su piel se estremecía con mi mirada, yo no estaba mejor, había llegado el momento crucial, donde todo se decidiría, donde su palabra tenía el poder de dejarme vivir o morir con aceptarme o rechazarme.
Ambos al mismo tiempo nos dijimos el nombre.-Bella.-Edward.- y nuevamente al mismo tiempo volvimos a hablar generando no solo un estremecimiento del cuerpo de los dos, sino una sonrisa sincera desbordante de amor. –te amo.-esto me hizo volver a respirar y volver a vivir.
Todos los miedos desaparecieron, ella me esperaba y yo la buscaba, éramos el complemento perfecto y único del otro.
Intentó hablar pero la detuve.-sshh.
-yo…-lo volvió hacer y la volví a detener, sabía por su mirar que me amaba como yo lo hacía, no necesitaba más explicaciones.
-Bella mi amor.-me acerqué a ella lo más posible pero sin tocarla, permanecía parada junto a la puerta del baño.-te invito a soñar esta noche, en nuestro sueño, allí-señalé la playa.-te invito a nadar pegada a mi cuerpo y te prometo que desde ese momento no voy a soltarte hasta que me falte el aliento, mientras mi corazón lata en compás con el tuyo, quiero que compartamos el mismo espacio siendo uno, hasta llegar al horizonte donde se une el cielo y el mar…
-Edw…
-sh…quiero que juguemos, las palabras nos han herido mucho, así que usemos un lenguaje sin sonido donde solo se disfrute de los sentidos.-no lo tenía arreglado pero en ese momento recordé que ambos sabíamos el lenguaje de los sordomudos y me pareció la mejor opción, ya la había lastimado muchísimo con mis palabras fuera de lugar y con alcohol de por medio, no quería volver a repetirlo, solo restaba que ella lo recordara.
Cuando quiso tocarme y besarme se lo impedí, hablé con las manos acariciando el aire, de la misma forma que ella lo haría si recordaba.
-me enloquecí buscándote.
-¿porque no llamaste?.-preguntó de la misma forma sin palabras hablando con su cuerpo, danzando con sus manos.
-mi celular está en el acantilado de la Push, te llamé del celular de Emmet y de mamá.-de toda la familia pensé.
-¿porque está en el acantilado?.-me encantó que preguntara eso, pero no quería explicarle que pasó, quería que el tiempo avanzara suave para disfrutarla, luego abría un momento para mis historias y para las suyas.
-pensé que quería volar.-bromeé y ambos reímos, verla sonreír devolvió la luz al lugar y a mi corazón.
Tomé la rosa del tallo y rocé sus labios con los pétalos, cerró los ojos al sentir el delicado rose, la idea funcionó porque se estaba entregando a disfrutar de los sentidos.
Comenzó el espectáculo, por los parlantes dedicaron la noche romántica a Bella de mi parte, comenzó la canción estipulada.
(Enrique Iglesias, Enamorado por primera vez)
Cuanto silencio en esta vieja habitación,
desde que te fuiste de mi vida;
sigo esperando, que el viento sople a mi favor
y que traiga de vuelta la pasión que se robó.
Y cuantos momentos que vivimos tú y yo
Y quien lo diría que esto acabaría;
pero sigo insistiendo que todo tiene solución
hasta un ciego vería que marcharte es un error.
Coro:
Porque tú, eres solo para mí, una mirada y ya caí,
enamorado por primera vez.
Y yo sólo vivo para ti, desde el momento que te vi,
enamorado por primera vez.
Cuántas promesas, se han quedado sin cumplir,
se han convertido en sueños sin un fin,
pero sigo insistiendo que algún día volverás
y que traerás de vuelta nuestra felicidad.
Y cuantos momentos que vivimos tú y yo
y quien lo diría que esto acabaría;
pero sigo insistiendo que todo tiene solución
hasta un ciego vería que marcharte es un error.
Coro:
Porque tú, eres sólo para mí una mirada y ya caí,
enamorado por primera vez.
Y yo sólo vivo para ti desde el momento que te vi,
enamorado por primera vez.
-así me siento contigo desde la primera vez que te vi.-no pude evitar decírselo, recordé que tenía cuatro años estaba vestida con un hermoso vestido azul claro y llevaba dos colitas desordenadas, no tenían la misma altura y olía a fresas igual que ahora.
Mientras la canción seguía sonando en toda la playa y retumbando en la habitación, seguí con mi cometido, hacerla sentir por dentro y por fuera el amor que tenía solo para ella, ese que atesoré durante toda mi vida y ahora era el tiempo de demostrarlo brindándoselo sin límites, ni alcohol de por medio.
Acaricié su cara, por donde la rozara notaba que se encendía y se sonrojaba, me miró y juro que me vio más allá del alma, estaba allí entregado por completo a la situación rogando por perdón que ya había sido otorgado al recibirme y permitir que disfrutáramos de nosotros como Bella y Edward, pasé por su hombro derecho recorriendo toda la extensión del brazo hasta la mano, volví por el mismo camino y repetí el procedimiento en su otro brazo, no me perdía de vista así como yo no podía dejar de mirar mi trabajo, el rose de la rosa en su piel.
Pasé por sus senos lo único que seguía sin haber visto, cuando noté que se excitó al contacto mordí mi labio inferior, por la forma en que podía distinguir su pezón no llevaba sujetador, logré que gimiera y sonreí como un tonto, estaba completamente entregada a lo que propusiera, sin quejas ni miedos, se dejaba llevar, seguí mi camino o el camino de la rosa que ya estaba empezando a envidiar, llegué a su vientre y continué hasta el borde del vestido, Bella se agitó y me excitó mucho el tenerla tan cerca, la ansiedad de saber que estaríamos juntos en tan poco tiempo, introduje la rosa por debajo de la falda acariciando sus muslos, permitió abriendo levemente sus piernas que tocara su intimidad para luego sacarla suavemente y olerla, sonreí de lado al recordar perfectamente el elixir de su cuerpo, la excitación de su amor.
Estaba perdido en su aroma, logrando que mi boca se hiciera agua al recordar que en Forks la probé y que en estos momentos quería hacerlo nuevamente, ya que era una adicción que no quería curar, sino morir adicto a ella toda mi vida, Bella me besó invitándome a profundizar al mismo tiempo que sus labios tocaron los míos, la amaría desde ese preciso momento y soñaría desde ese instante junto a ella.
Acarició mi pecho y pude notar que sus manos resbalaban por el sudor, desprendió los últimos botones que nos separaban y dejó que cayera al piso, nos tocamos ambos, sus manos temblaban y noté que las mías también, parecía un inexperto al saber que sería la primera vez que haríamos el amor, cada rose me llevaba al cielo y estremecía nuestros cuerpos.
Por un momento perdimos la noción del tiempo, nos complementamos besándonos acariciándonos y sintiéndonos por completo, sus besos demandaban mis caricias y mis besos las suyas, no nos negamos absolutamente nada, recorrió mi pecho y espalda como si quisiera recordarlo toda la vida, tragábamos algunos gemidos de ambos y otros quedaban volando en la habitación perdiéndose en el sonido de la música, recorrí cada parte de su piel expuesta con caricias y besos, pero al momento que bajé el cierre de su vestido, Bella dejó que cayeran mis bermudas, no me distrajo llevé mis manos a sus hombros y ayudé a que se deslizaran las tiritas del vestido hasta que cayó solo a sus pies resbalando por su hermoso cuerpo, juro que me sorprendí por completo, llegué a darme cuenta que no traía sujetador pero nunca pensé que no se había puesto ropa interior, estaba como Dios la trajo al mundo y junto al único que la vería así por el resto de su vida.
-eres perfecta.-dije con voz ronca, ya no aguantaba el deseo de poseerla, mi excitación era más que evidente, Bella entendió y sin perderme de vista llevó sus delicados dedos al elástico de mis boxer, me di cuenta que tenía intensiones de bajarlos y desde el fondo de mi cuerpo salió un gemido muy alto, paralizándola por miedo a mi rechazo.
-no te detengas.-se lo dije en un ruego, la necesitaba no quería que parara, menos si era por miedo infundado a mi rechazo.-soñé por tanto tiempo hacerte el amor, que no se si es realidad o un sueño.
Cuando bajó del todo el boxer mi erección se acentuó mucho más, era la primera vez que estaba desnudo frente a ella, por más de tres años soñé como sería tocarla y sentirla mía, ahora en definitiva era un sueño del que no pensaba despertar jamás, llevó una de sus manos temblorosa y me tocó preguntando en un susurro.-te parece un sueño.-negué porque no me salieron las palabras, volaba en el cielo del placer por mano del amor puro y verdadero, continué besándola y la dirigí en los movimientos de su mano, no podía dejar de gemir para saber que estaba vivo al escucharme, que no había muerto solo por idiota y desconfiado, sino que me encontraba en mi paraíso personal, con mi esposa, mi Bella.
Lentamente la dirigí a la cama, se que era pequeña pero ya no aguantaba el deseo y la necesidad de tenerla y no me pareció pedirle que nos fuéramos al hotel, de pronto su cama me pareció el lugar suficiente para amarnos, donde ella se encontrara alcanzaba, no necesitaba más.
Sus manos acariciaron mi cabello cuando mis besos se deslizaron hasta sus senos, enloquecía en cada rose de mi lengua, en cada succión o pequeña mordida, arqueó su espalda dejando que la degustara a mi antojo, sintiéndome poderoso de ser el culpable de su placer.
-Edward, te deseo.-las mismas palabras que dijo en su departamento, que me hizo desistir de amarla, ahora eran la llave perfecta para encender mi motor y pisar el acelerador al máximo, no me detendría ni que se cayera el mundo a nuestro alrededor, la amaría hasta que fuera únicamente y solamente mía.
-Bella no pienso dejar que sigas siendo una niña, quiero, necesito hacerte mujer, mi mujer.
-si Edward, yo también quiero, quiero que seas mío, solo mío.
Con una sonrisa en los labios de ambos, llevé mi mano a su intimidad, se entregó por completo a mis caricias, disfrutando y sintiendo, cuando introduje uno de mis dedos, se tensó por unos segundos, me reprendí por ser tan idiota y no haberla tocado de esa forma en Forks, pero el tiempo no vuelve atrás, así que me centré en el presente, permitió mi intromisión abriendo más sus piernas, gesto que me encantó y me encontré mordiendo mi labio inferior y diciéndole.
-mi pequeña ansiosa.
-¿no quieres que lo haga?.-preguntó asustada, con miedo a que la dejara, todo por mi culpa, celos y desconfianzas.
-si quiero, quiero que te sueltes, solo conmigo y para mí.-se lo aclaré y se tranquilizó.
-siempre fuiste tu, solo tu.
-te amo.-dijimos los dos al unísono, provocando una sonrisa.
-escuchas, esa canción es para ti.
(Entrégate de Luis Miguel).
¿Cómo te atreves, a mirarme así,
a ser tan bella y encima sonreír?
Mía, hoy serás mía por fin.
Cierra los ojos, déjate querer,
quiero llevarte, al valle del placer.
Mía, hoy serás mía lo sé.
Déjame robar, el gran secreto de tu piel.
Déjate llevar, por tus instintos de mujer.
Entrégate, aún no te siento,
deja que tu cuerpo, se acostumbre a mi calor.
Entrégate, mi prisionera,
la pasión no espera y yo no puedo más de amor.
Abre los ojos, no me hagas sufrir,
no te das cuenta, que tengo sed de ti.
Mía, hoy serás mía por fin.
Déjame besar, el brillo de tu desnudez.
Déjame llegar, a ese rincón que yo soñé.
Entrégate, aún no te siento,
deja que tu cuerpo, se acostumbre a mi calor.
Entrégate, sin condiciones, tengo mil razones
y yo no puedo más de amor.
Mientras la canción inundaba la playa y esa habitación, el calor recorría nuestros cuerpos, me dedique a acariciar, a besar y a excitar cada parte de su piel, ella también me exploró y besó no tanto como yo, no se porque motivo no pude dejar que me hiciera un oral, a lo mejor fue miedo a que no le gustara aún viendo que estaba dispuesta a intentarlo, teníamos tiempo podríamos probar más adelante.
Dirigí mi masculinidad a su entrada, quién me recibió caliente y húmeda, comencé a penetrarla suavemente y pude notar su dolor y tensión, era tan estrecha que dolía, Bella intentaba disimular el suyo besando mi cuello.
-¿estás bien?.-asintió escondida en mi hombro.-relájate, ¿duele mucho?.-le pregunté porque sus uñas ya no podían clavarse más en mi espalda, intentaba concentrarme en no hacerle daño, pero ya no aguantaba.
-no tanto como cuando te fuiste.
-jaja entonces afloja tus manos, falta poco.-aflojó las uñas al instante, pero no el abraso, pude notar que se sorprendió que aún faltara para estar totalmente dentro de su cuerpo, ahogó un grito cuando por fin fue mi mujer, cuando rompí su inocencia y la adentré al mundo del placer, aunque por el momento solo dolía y más su tensión que apretaba fuerte mi erección.
-está bien, si duele.-confesó en un jadeo.
-lo se, a mi también.-le dije sonriendo, por fin lo estaba admitiendo y logrando relajarse solo un poco, apoyé mis codos en sus costados para que no sintiera todo mi peso.
Me acerqué lentamente y la besé despacio, desbordante de amor y ternura, necesitaba que olvidara el dolor que la hice sentir y que al tranquilizarse y relajar sus músculos comenzara a experimentar nuevas sensaciones, casi no podía permanecer inmóvil, hasta que fue ella la que se movió y pude notar que le gustó, eso fue lo necesario para moverme lentamente generando gemidos de su boca que bebía como un alcohólico desesperado, gemíamos ambos mezclando el sonido con el concierto, aunque debo admitir que me gustaba mucho más el de la habitación, que el que estaban tocando en la playa, mis movimientos se volvieron demandantes y rápidos, llegó al cielo de mi mano y nos hundimos al fondo del mismísimo mar cuando ambos estallamos de placer.
-es her…moso.-dijo en mi cuello cuando caí rendido sobre ella.
-tu lo eres.-me aparté muy a mi pesar, quería permanecer todo el tiempo en conexión de su cuerpo, ayudé a que diéramos la vuelta en la pequeña cama y se recostara sobre mi pecho.-no creo que pueda nadie borrar esta sonrisa de mi cara.
-hay Dios, dime ¿porque te tardaste tanto?.-sonreí, será porque Emmet tardó en hacer trampa, pensé.
-eres muy escurridiza.-sonreímos juntos, desbordando felicidad, era la única palabra que podía abarcar un poco lo que sentía en esos momentos, FELICIDAD.
Acariciaba su cabello y hombros, mientras ella lo hacía en mi pecho, escuché el espectáculo que continuaba incansable en la playa y recordando lo que le dije a los músicos, le pregunté.-¿estás bien como para salir?.-me incorporé para mirarla a los ojos.
-si.
-¿vamos?, quieren conocerte.
-¿a donde, quienes?.
-los organizadores del espectáculo.-me miró sin entender.-no pensarás que me dejarían cubrir la playa de mensajes sin algo a cambio.
-¿que tuviste que hacer?.
-contratar a los cantantes, pagar por todo y hacer una campaña, cada persona que viene a disfrutar del espectáculo debe llevarse mensajes, así colabora con la limpieza, por eso no tenían nombre, solo el cartel de la avioneta.
-que tierno, me gustó mucho, quiero conservar uno de cada uno. Me ducho primero.-mis miedos se perdieron cuando noté lo entusiasmada que se encontraba y que todo lo que hice para que me perdonara le había encantado, valió la pena, se paró y se perdió en el baño, pensaba acompañarla, pero me acordé que la cabaña era muy, muy pequeña.
Cuando me tocó el turno de ducharme, reí mucho dentro del baño, me golpeé contra todo, a pesar de no importarme el lugar donde nos amáramos si estábamos juntos, me había acostumbrado a lugares un poco más grandes, pensé por un rato cuanto tardaría en recorrer la cabaña por completo, sonriendo salí, no quería irme porque le había tomado cariño al lugar.
Bella me esperaba vestida con una remera de tiritas verde y un short azul, no se si era el amor que sentía que la veía mucho más linda, hermosa y bonita que antes de entrar al baño.
Salimos abrasados de la cabaña, desde ahora en adelante no me separaría de mi esposa, mi mujer, porque estábamos empezando nuestra nueva vida al amarnos por primera vez y entregarnos por completo al otro, desde ahora compartíamos el destino, uno que jugó con nosotros, pero al final vencimos.
Llegamos al escenario donde los músicos deleitaban a las personas presentes con su exquisita música, Bella se negaba a subir, pero yo quería presentarla y mostrarla al mundo, estaba completamente feliz y todos querían saber si realmente valió la pena todo y ella me perdonó, terminé tirando de su brazo sin hacerle daño para que subiera, los músicos hicieron un descanso y yo aproveché el momento.
-buenas noches a todos, este espectáculo que ustedes y nosotros estamos disfrutando fue para que la mujer de mi vida, mi esposa, perdonara a este pobre idiota por desconfiado, lo hizo.-dije sonriendo y todos lo hicieron también.-así que les doy las gracias y les pido se lleven mensajes de amor y revivan junto al suyo un poquito cada día. Gracias.
Mediante aplausos de todos la besé, no se negó pero pude notar que si se sonrojó por demás, volviéndola irrealmente hermosa, rompimos el beso pero no el abrazo, Bella aprovechó para decirme.
-me siento como en un final de cuento de hadas.
-no lo es amor, es el principio de una vida que prometo será inolvidable.
Fin.
Yapa o extra, solo para ustedes.
Con la promesa aún rondando la playa donde comenzaríamos una vida inolvidable bajamos del escenario a disfrutar el resto de la noche, volví a besarla porque no podía estar lejos de ella por mucho tiempo, parecía que no respiraba y no podía vivir, ambos nos perdimos en el beso, pero nos separamos al darnos cuenta que no era el lugar adecuado para dejar volar la imaginación, en ningún momento la solté, parecía que necesitaba marcar mi pertenencia y ella no se negaba a mis gestos sobre protectores.
Tomados de la mano caminamos por la playa rumbo a la cabaña, ya la conocían todos los presentes, sabían que funcionó el pedir perdón, ahora quería nuevamente disfrutar de mi esposa, desde esa noche y por el resto de nuestros días, la luna se reflejaba en la playa alumbrando el camino, estábamos descalzos y dejamos que el agua en la orilla nos mojara y disfrutáramos de su exquisita textura y temperatura.
-¿en donde pasaremos la noche, bueno el resto de la noche?.-pregunté, quería hacerlo en la cabaña, pero también bromear un poco con ella.
-en la cabaña.
-es muy pequeña, la recorro en tres segundos.
-no exageres Edward y además no te quejaste cuando estuvimos juntos.
-está bien, tienes razón, puede que la recorra en cuatro.-sonreímos, me encantaba verla cuando lo hacía, olvidaba todo y me centraba solo en Bella.
Seguimos caminando en silencio hasta que me dijo-me quedan unos meses para terminar el instituto no quiero irme.-se notaba decidida y me encantó.
-¿estás estudiando?.-le dije sorprendido, no sabía si había entendido bien y tampoco sabía que no terminó el instituto, solo que no había estudiado una carrera.
-si quiero ir a la universidad.
-entonces compraré una casa para que vivamos los dos.-le dije apoyándola, no me separaría de ella, me mudaría si era necesario.
-o los tres.-dijo en un tono que no supe descifrar y recordé el chico de la noche anterior y esta tarde, ¿sería el tercero?.
-¿a que te refieres, piensas traer a alguien a vivir con nosotros?.-no quería enojarme si tenía amigos, pero tampoco quería vivir con alguien más, por lo menos por un tiempo.
-contesta algo.-asentí y esperé su pregunta.- ¿te cuidaste?.
-oh.-fue lo único que me salió, recordé a Emmet y me horroricé, seguro me tomaría de saco de boxeo otra vez.
-Edward, era virgen pero no boba.
-¿porque no me dijiste?.-dije desesperado, había estado tan pendiente de su perdón que olvidé por completo todo.
-tranquilo amor, me cuido desde hace meses.-solté todo el aire que tenía contenido, había estado bromeando conmigo, lo merecía.
-no es que no me guste la idea, pero quería practicar mucho antes.-se sonrojó.-y Emmet me mataría.-ambos reímos porque era la pura verdad.
Llegamos a su lugar en la playa, donde la vi la noche anterior y donde leyó las cartas de Emmet y mía.
-aquí pasaba todas las noches hasta tarde admirando las estrellas, arrullada por el ruido del mar.-señaló el mar de espaldas a mí.
-¿sola?.-se sorprendió ya que no respondió, yo conocía la respuesta.-¿con quién?.
-se llama…
Interrumpí.-ya se, es un hombre, es solo tu amigo y te encantan sus abrazos, ¿estoy en lo cierto?.-dije apretando mi abrazo y apoyando el mentón en su hombro.
-si.-sonrió, robé alguno que otro beso en su cuello estremeciendo donde hiciera contacto, quería que supiera que no estaba molesto por su amistad, aunque admito que si estaba celoso.
-¿te beso?.-esta pregunta no la pude contener.
-no.
-¿estas segura, ni siquiera lo intentó?.-era tan bonita, que cualquiera lo hubiera intentado si la veía sola y por tanto tiempo.
-¿porque la pregunta?.
-yo lo intentaría, eres demasiado deseable para tu seguridad.
-bueno…no.-su pausa me hizo dudar, pero no importaba era mía desde ahora y para siempre.
-Bella!!.-sonriendo le di la vuelta para tenerla frente a mí y perderme en su mirada.
-no lo hicimos y no quiero hablar de Zac.
-otro con nombre de perro.-no pude evitar comentarlo, me habían vuelto las ganas de bromear y ser yo nuevamente.
-jaja te juego una carrera hasta la cabaña.- apenas lo sugirió salimos corriendo y riendo audiblemente. Éramos dos enamorados escondidos en el manto de la noche.
Dejé que fuera ganando, pero justo antes de llegar la tomé del brazo y cayó al perder el equilibrio, con su cara sobre la arena, por un momento me sentí mal, no era mi intención que terminara así, pero tenía que usarlo a mi favor.
Escupió la arena que tragó y le dije.-necesita respiración boca a boca señora Cullen.-traté de hablar sexy y muy cerca de sus labios.
-eso y mucho más.-sonreí de lado por su contestación, como dije es mi pequeña ansiosa.
La levanté del piso en andas, sin perder el contacto con sus labios, se notaba tan entregada al beso, que no se si razonaba que estábamos aún fuera de la cabaña y lo que tenía en mente hacer con ella, no podía ser al intemperie con tanta gente rondando, abrí como pude la puerta, gracias a Dios y Bella que no le pasó llave, intenté dejarla suavemente sobre la cama, pero Bella hizo que perdiera el equilibrio y terminamos cayendo sobre ella muy fuerte y haciendo que cedieran dos de sus patas.
Reímos nerviosamente y despegamos nuestros labios para decir ambos a la vez.-de esto ni una palabra.-el solo imaginar que diría Emmet y sus bromas de por vida, no podíamos dejar de reír.
-¿nos amamos?.-pregunté.
-toda la vida.-respondió.
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Hola a todos, puede que por demorar no me merezca un comentario, pero si quieren dejarlo les invito a decir de donde son, como saben soy de Uruguay, un pequeño país de un poquito más de tres millones de habitantes y gratifica saber que te leen desde diferentes partes del mundo, así como si les gustó o no el capítulo.
Los quiero, gracias por el apoyo.
ec07. Erika.
PD. Subí capitulo de “Mentiras, engaños y un amor” y “Lizzie, el espejo de tus fantasías”, los invito a leer.
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