Hola a todos, perdón por la tardanza, primero mi inspiración se fue a pasear, aún sigue sin regresar pero espero les guste igual y luego estuve con un virus que no daba tregua a vómitos y fiebre, por suerte ya estoy mejor pero no tenía ganas ni de leer y mucho menos de escribir, así que pido sepan perdonar.
Gracias por su apoyo incondicional en todas mis historias, no saben cuanto me reconforta saber de ustedes en cada comentario.
Saludos.
ec07.
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La atraje a mi cuerpo lo suficiente pero no la miré, necesitaba poner mi mente en claro pero el alcohol no lo permitía, sentí que Bella estaba más tranquila, pero al mirar a mi hermana y cuñado me di cuenta que estaban muy cariñosos y en un momento se agachó para darle un besito a la pancita de Alice, me paralicé y un atisbo de esperanza surgió entre las cenizas, ¿podía estar equivocado?, rogaba por que así fuera.
-¿sucede algo?.-me preguntó por que no me movía de la impresión.
-tenemos que hablar.-le dije y la tomé de la mano un poco fuerte, bajamos del escenario rumbo a la casa, necesitaba un lugar donde hablar sin interrupciones.
Entramos a una de las habitaciones del primer piso, cerré la puerta y la enfrenté, quería con urgencia saber la verdad o que había ocurrido con Alice y Jasper allí afuera.
-quiero que contestes una pregunta y por favor no me mientas-asintió- estás embarazada.-después de que lo pregunté se me paralizó el corazón, parecía que debía estar en completo silencio para su respuesta.
-no puedo creer lo que estás preguntando, por favor Edward te casaste conmigo pensando que estoy embarazada, ¿porque?.
No entendía nada, contestaba con otra pregunta, ¿intentaba evadir el tema?.-contesta.-le dije serio y ella se notaba molesta.
-NO-gritó, mi corazón volvió a latir con fuerza.-para qué te casaste conmigo, pensabas tenerme como un trofeo sobre tu cama, con un cartel de “No se toca”, eres un idiota y te salió mal porque no tengo premio, no estoy embarazada.
-no entiendo nada.-¿porque mi papá había mentido?, parecía que estaba en otra dimensión, una donde dos personas tenían razón en cosas contradictorias.
-¿que es lo que no entiendes?.-gritó.
-el examen, papá me dijo que era tuyo.-quería explicarle porque me había negado a creerle, eran dos personas que amo con toda mi alma y ambas decían cosas distintas, estaba en una encrucijada muy complicada porque la estaba hiriendo.
-si lo recuerdo y también se que te fuiste sin dejar que te explicara.-se tranquilizó como procesando todo y luego de respirar hondo me dijo.-perdón, no se porque reaccioné así.
-yo…-sabía porque había reaccionado así, la estaba lastimando y no lo pensaba hacer más, no me importaba nada estaba aquí con ella y la apoyaría en todo, intenté acercarme pero me rechazó.
-no.- se sentó volvió a respirar y mucho más tranquila dijo.-vamos a aclarar todo ahora, el examen como te dije en Forks es de Alice y necesito saber porque te casaste conmigo si pensabas que estaba embarazada.
-por que te amo.-fue lo más sincero posible y con todo el amor que tenía para ella, quería que se diera cuenta, por algo había vuelto aunque me estuviera comportando como un idiota.
-yo también, pero confío en ti, nunca te mentí.-eso si que fue un golpe bajo, yo también quería confiar pero no podía dejar de pensar en lo que dijo mi padre.
-esta bien, pero papá tampoco lo hizo.
-no lo hizo, los exámenes estaban a mi nombre, Alice tenía miedo de la reacción de la familia y quería saber si estaba embarazada, así que la ayudé sin saber del examen que llevó Emmet.
-no me dijiste nada.-le cuestioné sin pensar, no me importaba porque ella no estaba embarazada.
-se lo prometí.- asentí y pensé que tenía que decirle lo de James.
-hablé con James.
-¿entonces porque tus dudas?.-no entendí sería por que se cuidaron.
-me dijo que te entregaste a él, que después te arrepentiste y lo sacaste a sartenazos.
-es mentira, supongo que te dijo eso porque se quedó muy enojado.-que idiota que soy, me había ganado el premio mayor al idiotismo.
-ahora comprendo, no debí confiar en un idiota que se prestó para semejante tontería, por eso no quería hacerse cargo del niño, pensé que yo podía darle un apellido.
-querías estar conmigo a pesar de saber que estaba embarazada de otro, solo para darle tu apellido.
-si, Bella te amo y no podía hacerme a la idea de perderte por un error.
Me acerqué nuevamente, Bella se paró y me abrazó sin besarme.-perdón, se que soy un idiota y no merezco una oportunidad, pero si me la das juro que va a ser la última vez que desconfíe sin dejarte hablar o creer en ti.-le entregué mi corazón, un corazón que siempre le perteneció.
-Edward creo que mejor vas a la fiesta…-la interrumpí, quería que me fuera, que la dejara pero eso no volvería a suceder, lucharía por lo que amo a pesar de que lo había lastimado mucho, buscaría la forma de reconstruirlo.
-no, no te quiero dejar y necesito saber que me perdonas.
Apartó su abraso y sin dejar de mirarme a los ojos me dijo.-escucha, necesito que vayas a la fiesta, hables con cada uno de tu familia por separado y le preguntes todo, que te saques las dudas, los miedos, felicites a tu hermana y cuñado y luego de eso cuando quieras empezar una relación seria y sin desconfianza conmigo vuelve, voy a estar junto a la fuente esperándote.-me estaba dando una oportunidad y era eso lo que necesitaba para ser feliz, en esta ocasión no la estropearía.
-mi amor creo en ti, se que antes me porté como un idiota y no te escuche, pero ahora cambié, porque no aguanto la idea de perderte.- fui muy sincero y supe que ella lo notó.
-estoy feliz de que reacciones y creas en mí ahora, pero yo necesito que preguntes y así comencemos de cero, por favor hazlo por mí.-como negarme si ella me perdonaba sin resentimientos.
Soltó mi abrazo y fue hacia la puerta, antes de que desapareciera la tomé de su brazo y la di vuelta, tomé su cintura con delicadeza y la besé, un beso tierno lleno de arrepentimiento y perdón muy sincero que fue correspondido de la misma forma.-nos vemos en unos momentos.-sonreí de lado y volví a hablar.-no quiero que pase lo de Forks, te dejo sola un rato y estás abrasada a otro hombre.
-eso depende de cuanto demores, celoso.-sonrió y salí corriendo en busca de mi papá que sería el primero en ver.
En la fiesta nada estaba cambiado, todos los invitados disfrutaban del ambiente cálido y la noche serena sin percatarse de nuestra ausencia.
A lo lejos divisé a mis padres juntos tomando una copa y charlando entre ellos, me acerqué lo más rápido posible y al pasar un camarero le pedí me trajera un café muy cargado y fuerte, necesitaba que el alcohol que ingerí sin control se apagara en mi cuerpo.
No los saludé directamente le pregunté a papá sin dejar de mirarlo, quería a pesar de confiar en Bella que me confirmara lo que ella me contó, mi amor tenía razón era mejor empezar de cero cuando las dudas no existen, de otra forma podía llegar a carcomer los cimientos más fuertes, haciendo que todo se derrumbe sin darnos cuenta.-papá, ¿Por qué?.
-perdón hijo fue un mal entendido, tu hermana tenía miedo y Bella siempre piensa en los demás antes que en ella.-sabía a que me refería.
-casi la pierdo.-esas palabras hicieron que por mi cuerpo recorriera un escalofrío muy grande, el destino había querido jugar con nosotros otra vez, pero con mucha más fuerza, estaba seguro que el amor que sentimos hizo que volviéramos a juntarnos solo para aclarar las cosas y ser completamente felices por el resto de nuestras vidas.
-volviste eso es lo que cuenta, ¿como te enteraste?.-preguntó mamá.
-acabo de enterarme.
-por eso solo tomabas.-dijo papá.
-esa no es forma de enfrentar los problemas, debes saber escuchar.-dijo mamá.
No llegué a contestar porque llegó Emmet con Rose de la mano muy enojado.-me puedes decir que mierda te pasa Edward.
-nada Emmet ya…-quería decirle que estaba al tanto de todo pero no me dejó, interrumpió mamá y Emmet estaba tan enojado que me fui a buscar a Alice.
-estaba averiguando sobre el embarazo de Bella.-aclaró mamá.
-¿que?, no puedo creer que sigas siendo tan idiota.
-déjalo.-le dijo papá cuando yo estaba lejos.
Con Alice me fue mucho mejor, hablamos un buen rato mientras que tomaba litros de café cargado, contándome todo lo que le pasó a Bella desde que la abandoné en Forks, quién la llevó al aeropuerto, lo enferma que estuvo y como Emmet y Rose lograron que saliera de su encierro, los felicité por su embarazo y Jasper me contó la reacción de Emmet cuando se enteró.
Hablé por el celular de Alice a un amigo que tenía cabañas en las montañas, porque no había arreglado nada para la luna de miel, solo me llevó unos minutos pedirle todo lo que quería para sorprenderla y luego hablar con Alice quién solucionó todo el tema de la ropa de Bella y mía, llamando a la casa personalmente para quedar conforme.
Jasper y Alice seguían en su burbuja así que salí a buscar al amor de mi existencia, que esperaba por la aclaración de mis dudas, para poder comenzar de cero.
A lo lejos pude divisar la fuente, allí estaba Bella sentada, brillaba tanto como ella, el agua brotaba del medio cayendo en cascadas, en el fondo habían rosas armadas en pequeños ramos que flotaban moviéndose en un vaivén por las ondas que generaba la caída del agua, luces desde el fondo lo hacían ver mágico, como toda la fiesta, los detalles y ella, como una música cuando se apaga de golpe me di cuenta que no estaba sola ¿Eric?, la estaba mirando con tanto detenimiento que no me di cuenta que hablaba con él, los celos volvieron a nublar mi cabeza solo por unos segundos, la razón ganó el protagonismo por suerte, porque sabía que ella solo esperaba por mí y no tendría otra oportunidad de perdón si me comportaba como un idiota nuevamente.
-siempre Bella.-dijo Eric y carraspeé para que la soltara, se giraron y me miraron.
-eres imposible Bella, te dejo sola unos momentos y estás abrasada a otro.-al señalarlo a Eric hice que lo reconocía.- Eric hola.
-hola Edward, te felicito, te quedas con lo mejor.-estrechamos las manos y me sentí bien, estaba al tanto de lo que me pertenecía.
-gracias y también por llevarla al aeropuerto el otro día, yo fui un idiota y…-no quería contarle todo, pero sabía que si la llevó estaría al tanto de algo por lo menos, me interrumpió.
-no te preocupes, pero no la hagas sufrir o estaré aquí y por los abrazos a lo mejor no le das suficientes, por eso los busca con sus amigos.-cuando pidió que no lo hiciera sufrir porque él estaría, me dieron celos, él estuvo pendiente de ella cuando yo no y la aclaración de que eran amigos fue genial.
-tienes razón, pero lo puedo remediar.-le contesté ya no soportaba tenerla lejos, estiré mis manos y ayudé a que se levantara, abrasándola delicadamente y desbordante de amor.-no la suelto más.-Bella sonrió y supe que era feliz.
-por lo visto todo está bien así que los dejo solos.- dijo Eric y se encaminó hacia la pista de baile.
-para lo que quieras o necesites Eric, tienes otro amigo.-le dije muy sincero después de todo él me ayudó con Bella.
Dio la vuelta con una media sonrisa que casi hace que me arrepienta y dijo-si, quiero pedirte algo.
Apreté de forma inconciente el abrazo, y le dije.- Bella no, aunque dije lo que quieras ella no se incluye.
-jajaja, ella es mi amiga y lo tengo muy en claro, espero que tu también-asentí pero me hizo acordar que ya la había besado una vez sin su permiso- quiero saber si conoces a esa chica que está de verde.-señaló hacia las mesas que estaban cerca de la pista de baile, casi suspiro de alivio.
-si se llama Ángela, es la prima de Jessica, ven te la presento, se que vino sola.-ahora si estaba más tranquilo.
Nos encaminamos los tres hacia Ángela, una chica de altura estándar, cabellos oscuros recogidos en un moño, ojos miel escondidos tras un par de lentes delicados, llevaba un vestido verde claro con finas tiritas y adherido al cuerpo no muy largo y se le veía la liga cerca de su rodilla, me di cuenta que Bella miró ese detalle, al llegar hice las presentaciones y escuchamos por los parlantes llamar a los novios para cortar el pastel.
-Ángela nos tenemos que ir, pero te pido el favor de que no dejes solo a Eric, no conoce a mucha gente.-le pedí haciéndole el favor a él.
-con mucho gusto.-dijo y lo tomó del brazo, Eric no podía dejar de sonreír al parecer si le gustaba.- encantada Bella.-saludó a mi esposa.
-lo mismo Ángela, nos vemos.
-te aseguro que si, vamos guapo.-se lo dijo en forma seductora y lo llevó abriéndose paso entre la gente hacia el bar.
-celosa.-le pregunté entrecerrando los ojos.
-si mucho, sobre todo porque ya no me va a dar abrazos.
Gruñí divertido- aléjate de los hombres Bella, desde ahora eres solo mía.
-entendido mi hombre.
-aún no, pero pronto.-la apreté por la cintura, se sonrojó y su cuerpo tembló suavemente, tanto como el mío por las ansias de tenerla.
Nos dirigimos a la mesa donde se encontraban dos pasteles enormes en blanco y verde, a un lado estaba la mesa de postres, elegidos por Alice.
No llegamos a la gran mesa porque toda la familia estaba obstruyendo el paso.
-¿que sucede?.- pregunté.
Me ignoraron por completo, dirigiéndose a Bella, habló mi padre.
-hija, queremos saber si está todo bien, no tienes que seguir con esto si no quieres.
-yo puedo divorciarte tan rápido como con Mike.- agregó Emmet.
-nos acabamos de casar, no quiero divorciarme.-dije.
-a ti nadie te preguntó.-Emmet me intimidó tanto con la mirada que agaché la mía, todo este cuestionamiento de mis padres de seguro era por él.
-por favor no quiero que se peleen, quiero seguir, enserio, saben lo que me pasó cuando él no estuvo.-la había soltado y tenía las manos en los bolsillos del pantalón, jugaba con mi pie en el pasto, Bella me abrasó besando mi mejilla, gesto que me encantó porque ella decía que no me quería dejar.
-menos mal porque con Esme no queremos verlos sufrir a ninguno de los dos.-dijo papá mucho más tranquilo.
-este desconfiado vino a preguntar sobre tu embarazo, no creyó en ti.-si que seguía enojado.
-Emmet gracias, sabía que preguntó, porque yo le pedí que lo hiciera.
-¿por que?.-preguntó Alice.
-gracias hermanita yo iba a preguntar lo mismo.
-lo amo- me miró sonriendo y devolví la sonrisa, me amaba y hacía mucho que no lo escuchaba-quería que dejara de lado las dudas y malos entendidos por completo, lo mejor era preguntándoles y ahora empezamos de cero, no quiero estar lejos de él.
-ni yo de ti, te amo Bella.-tomé su mano.
-empezando de cero, cada vez entiendo menos, si ya se casaron, como van a empezar de cero.-dijo Emmet a Rose, ella le sonrió y lo abrazó.
-mi amor, dejemos que pasen a cortar el pastel.
-si claro, pero primero.-me preguntó.-¿donde lo quieres?.
-¿donde quiero que?.-realmente no entendía nada.
-no te preocupes, yo decido por ti.-dicho esto soltó a Rose se paró frente a mí y me dio una piña en el estómago que hizo que me doblara y quedara sin respirar por unos segundos.
Bella estaba sorprendida y paralizada por su reacción, Emmet le contó porque lo hizo y gracias a Dios porque yo no lo sabía.
-eso fue por hacerte sufrir.-le dijo.
-Emmet la culpa fue de nosotras.-dijo Alice, automáticamente Jasper se puso frente a ella para protegerla, yo apreté más la mano de Bella y le dije casi sin voz cuando me levantaba.
-no se te ocurra tocarla.
-no le pego a las mujeres, solo las amo.-cuando dijo amo miró a Rose y ella se sonrojó, desde cuando estos estaban tan juntos.
-por favor vayan a cortar el pastel.-nos dijo mamá y los cuatro fuimos detrás de la mesa para sacar las fotos y cortar el pastel, a lo lejos se escuchó cuando le habló a Emmet un poco enojada.-no quiero ver que le pegues a tu hermano otra vez.
-pero mamá viste como trató a Bella y no le pegué en la cara va a salir lindo en las fotos…
-¿te encuentras bien?.-preguntó Bella preocupada.
-si, no te preocupes, creo que lo merecía, debí quedarme y escuchar.
-por favor no quiero hablar más de eso.
-tienes razón, cortemos esa torta porque te quiero raptar.-quedó roja cuando se lo dije generando mucho más ansiedad de mi parte.
Comenzaron a sacarnos fotos y pidieron que cortáramos el pastel, lo hicimos juntos, no podía apartarme de ella y no quería hacerlo, pegué mi pecho en su espalda, mientras que con la mano libre tomaba su cintura, generé un estremecimiento de su cuerpo cuando le dije suavemente al oído.-te amo.
La mezcla de expresiones en su cara hacían que la adorara mucho más, era feliz y tenía una pizca de picardía que me encendía por completo, le di pastel en la boca y ella lo hizo conmigo, lo saboree como lo haría en unas horas con mi esposa, me tomaría el tiempo necesario porque desde ahora era mía y yo le pertenecía.
Destapé la champaña y me sorprendió que el tapón cayera en la cabeza de Mike, se lo merecía por todo lo que sucedió, absolutamente todo era su culpa, de no ser tan idiota no habría llevado a James a su casa para empezar, pero debía agradecerle que no consiguió estar con Bella. Todo el alboroto surgió cuando luego de un silencio Emmet habló o casi gritó- ahora sí lo grabaron, lo grabaron.
Inevitablemente todos estallamos en carcajadas, aunque para la familia que conocía lo sucedido en Forks fue más intenso, Emmet se había enojado con nosotros por no haber grabado todo lo acontecido con Mike, ahora lo tenía de primera mano, no se podía quejar.
Servimos dos copas, Alice y Jasper hicieron lo mismo, entrelazamos los brazos y tomamos champaña, en cuanto a mí solo rocé los labios porque no tomaría más alcohol, no era yo el que reaccionaba y quería estar en mis cinco sentidos para disfrutarla.
Los mozos comenzaron a repartir los postres y el pastel a los invitados, salimos y pude ver que Bella miraba en dirección a Mike, quién era atendido por mi padre mientras que Jessica no dejaba de sonreír.
La abracé mirándola con ternura apoyando mi frente en la suya admirando su felicidad que era reflejo de la mía.
Al momento que pensaba disfrutar de sus labios fuimos interrumpidos por mi hermanito y novia, según lo que me contó Alice.-hola-dijo Emmet y pude notar que Bella se molestó por la interrupción.
-¿que pasa?.-pregunté, sin dejar de abrasarla.
No contestaba, solo suspiraba y no se le borraba la cara de payaso que tenía, nos hizo sonreír, era contagiosa.
-¿que le pasa?.-Bella se dirigió a Rose.
-me contó que ustedes no grabaron cuando Mike se dio contra el cartel, pero si mal no recuerdo, tu me contaste que fue en un aeropuerto.
-si, en el centro comercial que está allí.
Emmet volvió a suspirar con su sonrisa imborrable en su cara.-jaja por eso está así, le comenté que en esos lugares hay cámaras de seguridad y tengo un par de amigos ahí.
-yo quiero una copia, nunca en mi vida reí tanto.-no se como no se me había ocurrido lo de las cámaras.
-lo voy a subir a la red.-dijo Emmet y luego me hizo señas.-nos vamos.-se notaba que era el mismo de siempre, ya no había resentimientos y al notar que Bella estaba bien no estaba molesto.
-¿A dónde?.-le preguntó mi esposa.
-tradición, hay que tirar el novio hacia arriba, cuantas más veces mejor.
-ya vengo no tardo.-miré a mi cuñada y hermana y les pedí.-por favor pueden cuidar que no se abrase a ningún hombre que no sea yo.
-que pasa hermanito, no quieres que la embaracen.
-Alice-la miré molesto pero ella sabía que no lo estaba, respiré hondo y la abracé.-te quiero mucho enana y también a esa cosita.-sabía que la molestaría lo de cosita, pero no pude evitarlo.
-hey, no llames cosita a mi Jasper Junior- lo dijo en un tono de enojo poco creíble y luego sonriendo agregó.-yo también te quiero y deja de actuar como idiota.
-no lo van a dejar pasar.-ya me había entregado, después de todo yo solito cometí los errores.
-no y ni te cuento Emmet.-sabía que Emmet no era problema, así como se enoja se desenoja.
Mi hermano me llamó desde la pista de baile donde estaba con Jasper esperando por mí y Bella preguntó molesta.-no confías en mí.
-si mi amor, en ellos no.-le di un beso fugaz y me fui sonriendo, al llegar nos aventaron hacia arriba y fue extraño tanto como divertido.
Salimos rumbo a nuestra familia tambaleando con Jasper pero sin dejar de sonreír, lo que me sorprendió era que todos estaban en un abrazo grupal muy emotivo, porque Bella tenía los ojos aguados.
-no lo puedo creer, les pido que no la abracen hombres y está abrasada a tres mujeres.-me habían vuelto las ganas de bromear, eso me sorprendió no tanto como lo que dijo mamá.
-tranquilo hijo, entre mujeres seguro que no queda embarazada.
-mamá.
-que pasa Edward, acaso pensaste que los genes de Emmet son de tu padre.
-que bueno.-gritó Emmet-yo estaba pensando que era adoptado.
Nos repartimos besos y abrazos en familia, que desde ese momento estaba completa, cada uno tenía su mitad, su complemento perfecto.
-bueno chicos ahora les toca a ustedes esperar por nosotras.-dijo Alice.
-¿que van a hacer?.-preguntó Jasper, menos mal porque yo me moría por preguntar, no quería apartarme de Bella.
-nos cambiamos, tiramos el ramo y nos vamos.-se me iluminaron los ojos al decir nos vamos, llegó el tan ansiado momento, Bella se sonrojó, caminó despacio hasta mí y besó mis labios haciendo que todo el momento y la espera fueran más especial y ansiada.
El que rompió el silencio que había generado la caminata sensual de nuestras cuatro mujeres fue Emmet.-pensaste donde llevar a Bella de luna de miel.
-si, vamos a las montañas.-dije tranquilo por haber solucionado ese tema.
-más te vale que te cuides, no quiero a Bella embarazada.-me sorprendió su pedido y hasta me sonrojé, no me gustaba hablar de mi vida sexual con mi hermano y mucho menos con mi padre presente.
-¿porque?.-preguntó Jasper.-si ya están casados.
-porque hablé con ella mientras estabas haciendo vaya saber que por ahí y quiere estudiar.-contestó como si yo hubiera realizado la pregunta.
-no lo sabía.-pero me encantaba saberlo y la ayudaría en todo.
-si dejaras de huir todo el tiempo lo sabrías, por eso te comento por si Bella se olvida como lo hizo Alice.
-ya dije que fuimos ambos.
-lo se, pero ahora mi hermana deja los estudios por tu irresponsabilidad.
-Emmet por favor tranquilo.-dijo papá, Jasper había bajado la mirada y estaba apenado.
Codeé a Jasper suave y cuando me miró le dije.-todos tenemos un muerto en el ropero.-hizo que sonriera y habló solo para mí.
-espero que no se equivoque nunca o sabrá de nosotros.
-te acompaño en esta hermano.-le di una palmada en el hombro en señal de aprobación.
-¿en que te acompaña?.-preguntó Emmet.
-Carlisle.-dijo Jasper ignorando a Emmet.
-te dije hijo puedes llamarme papá.
-lo se, solo necesito un poco de tiempo, quería comentarle que nos vamos a Paris de luna de miel para que Alice termine el semestre, después volveremos a tener el bebé aquí.
-gracias. No sabes lo contenta que se va a poner Esme cuando se entere de sus decisiones.
-Alice aún no sabe nada, pero se que se pondrá feliz de terminar sus estudios.-cuando dijo lo último lo miró directamente a Emmet, sonreímos los cuatro y nos paralizamos a la vez ante la presencia de nuestras princesas.
Como si nos hubiéramos puesto de acuerdo todos silbamos, logrando un sonrojo en maza u oleadas, porque todas se sonrojaron por igual.
Mamá y Rose hablaron al mismo tiempo.-nosotras no nos cambiamos.
-pero están hermosas, no es verdad papá.-dijo Emmet embobado con su reciente novia.
-concuerdo contigo hijo, cuando no la veo por un rato, la encuentro más bonita.
-uuuuuuuuhhhhh-fuimos todos y mamá no perdió su oportunidad de besar a papá delante de la familia.
-para mí no hay.-dijo Emmet extendiendo los brazos para recibir a Rose, quién lo besó, sabía que era algo nuevo para ella y estaba superando todo lo vivido.-puedo desmayarme.-volvió hablar sonriendo.
-Emmet no la avergüences.-le dijo mamá.
-me porto bien.
-¿porque estás descalza?.-Jasper desvió la atención hacia mi Bella preguntando algo que no me había dado cuenta, jaja lo menos que miré fueron sus pies, me había perdido en sus curvas desde que apareció en la escalera.
Levantó un par de sandalias haciendo que mirara la trampa mortal que debía ponerse.-no te sueltas- la tomé de la cintura un poco posesivo, aprovechando la situación y tapando la evidencia de mi excitación.-no quiero quedarme viudo.
-ves Alice él me entiende.
-si, pero funcionó.
-¿que funcionó?.-ya me había perdido, que tendría en mente mi hermana.
-dijo que no me ibas a soltar.
-gracias Al.-no tenía otras palabras, porque en realidad no la soltaría mientras pudiera.
-de nada hermanito, vamos a tirar el ramo porque ya me quiero ir estoy cansada.
Bella me miró sonriente y luego de calzarse caminó suavemente hasta el escenario y de espaldas a todas las mujeres que brotaron del jardín como si asomara la primavera, esperó su turno.
Primero lo hizo mi hermana y cayó directo en las manos de Rose, parecía que habían hablado para que así fuera, bromeamos todos con Emmet menos Jasper que se mantuvo al margen, se notaba celoso, pero dejó de lado los celos cuando le dijo muy serio-cuídala mucho mientras esté lejos.
-tu a Alice cuñado.-con esas palabras confirmaba que ya pertenecía a la familia.
Le tocó a mi hermosa Bella y el ramo cayó en las manos de Ángela, que ni bien lo recibió salió corriendo hacia donde se encontraba Eric y lo besó apasionadamente sin importarle la gente, los gritos y aplausos de todos.
Mientras Bella no dejaba de mirarlos como en transe me dirigí a su lado, los miraba a ellos y luego a Bella hasta que habló.-que rápido.
-¿realmente estás celosa amor?.-por su expresión sabía que solo sorprendida pero me gustó preguntarle, lo que no me gustó fue su respuesta pero sabía que estaba jugando conmigo.
-si, besaba bien.
-Bella.
-es una broma mi amor, tus besos tienen efecto amnesia te olvidas de todo lo anterior, solo son los tuyos.
No perdí el tiempo, le dije a su oído mirando como se estremecía.-mis caricias tienen el mismo efecto.-pensaba hacerle olvidar todos los malos momentos.
-no veo la hora de probarlas.
-nos vamos.-no quería que se arrepintiera me la llevaría ya.
Emmet y toda la familia nos llamaron antes de que huyéramos.
-esperen, Bella sabes que para lo que necesites…
-está súper Emmet.-le dijo Bella con una sonrisa y mi hermano continuó muy entusiasmado.
-soy el terror que aletea en la noche, soy la piña bien dada a los desconfiados, soy el más cómico de los Cullen, soy el irresistible a las mujeres, hay…-casi en un susurro dijo-soy el que le dieron un codazo en las costillas.
Todos nos reímos y Emmet salió detrás de Rose que se iba molesta.
-así que irresistible a las mujeres.-le dijo ella.
-mi amor, Rose era solo una broma.
Después de que Rose se arreglara con Emmet , mi hermana y cuñado se fueron primero, pero antes Alice me guiñó un ojo diciendo que todo estaba listo y dejando que me tranquilizara un poco.
Sin dejar de sonreír ayudé a mi esposa a subir al auto y luego la imité, le di un beso demandante pero tierno cuando lo pidieron a gritos desde fuera, no podía negarme aunque sabía que lo necesitaba con urgencia.
Le comenté que pasaríamos a levantar el equipaje por mi casa y luego nos iríamos al aeropuerto, esperaba llegar a tiempo.
-¿a donde vamos a ir?.-como siempre muy curiosa.
-es una sorpresa, pero te confieso que lo arreglé luego de que solucionamos los malos entendidos, no pensaba llevarte de luna de miel.-estaba apenado pero no pensaba mentirle en nada.
-donde sea está bien, mientras estemos juntos.
-te amo y si sale todo bien, te voy a sorprender.
-también te amo y ya me sorprendiste cuando llegaste a la boda.
-por un segundo pensé que no querrías casarte luego de que desaparecí una semana.
-¿que hiciste todo ese tiempo?.-preguntó intrigada.
-nada, solo lamentarme, sufrir, averiguar cosas que no sirvieron de nada y darme cuenta que te amo por sobre todo y volví para no perderte.-comportarme como un idiota y tomarme todo en la fiesta, pensé en agregar pero eso ya lo sabía.
Me dio un pequeño beso en los labios y sin dejar el contacto con su mano manejé como loco hasta casa, en ocasiones la miraba para darme cuenta que era real, reprenderme porque casi pierdo todo lo que tenía solo por desconfiado y no quedarme a preguntar.
Cuando llegamos a la casa era muy tarde, no dejé que bajara, levanté el equipaje, lo guardé en el maletero y le tendí a Bella un par de bolsas con una muda para cambiarnos en el aeropuerto, aunque por la hora lo haríamos en el avión.
Ya en el aeropuerto no dejé que se enterara de nada, la llevé rápido a abordar mientras ella solo pensaba en como correr a mi lado por sus zapatos, agradecía eso a mi hermana, lo mismo hice en el avión luego de ayudarla a ponerse el cinturón la besé demandante, profundo e intenso, logrando que solo prestara atención a mi beso.
Cuando avisaron que podíamos levantarnos, le dije que fuera primero a cambiarse, esperé el tiempo razonable, para que mirara que le habían puesto en la bolsa y sorprenderla.
-ocupado.-dijo ante mi insistente golpeteo en la puerta.-está ocupado.-gritó, volví a golpear un poco más fuerte y abrió generando la sorpresa esperada por su expresión.
No dejé que reaccionara, entré, cerré la puerta y la besé como si mi vida dependiese de ello, en parte era así, si no la tenía moría.
Me correspondió de la misma manera, enredaba sus manos en mi cabello estremeciendo mi cuerpo por completo, mientras yo acariciaba su espalda en forma suave por encima del vestido.
-te amo.-dije cuando aparté mi boca de la suya que era adicción pura.
-también yo, no se que habría hecho si te hubiera encontrado luego de estar con Mike, no me lo perdonaría porque eres solo tú, siempre fuiste tu.
-olvidemos a Mike, Tania, James y el embarazo de Alice, solo vivamos el amor a partir de ahora.-no quería que pensara en lo que nos separó alguna vez, sino en estar juntos a partir de este momento.
-esta bien…¿que haces aquí?.
-pensé que necesitarías ayuda con el cierre del vestido.-levanté las cejas sugerente y siguió mi juego.
-estamos conectados, iba a llamarte justo cuando golpeaste.
-enserio.-le dije intentando poner cara de asombro.
-mj-asintió y llevé mis manos a su espalda, bajé tan suave que notaba su agitación, no dejaba de sonreírle y no pudo contenerse besándome.
Cuando logré dejarla excitada le dije-listo, mejor me voy.-no quería que notara que estaba igual o peor que ella.
-está bien, pero que conste que yo no fui la que frenó.-ambos sonreímos recordando nuestro vuelo a Forks y me fui.
Me senté pendiente de la puerta del baño, sabía que se estaba desnudando allí y eso generaba que creciera mi deseo, tapando la evidencia con la bolsa que tenía mi ropa, no quería que las azafatas se dieran cuenta, aunque una de ellas me vio salir del baño.
Cuando estaba lista salió caminando lentamente, con una sonrisa en su boca, que en estos momentos me parecía lo más apetecible del mundo, cambié de idea cuando pasó por mi lado, hizo que se caía y sus perfectos pechos quedaron en mi boca, casi los muerdo por el olor endemoniado que desprendía su cuerpo, pero no se como me contuve ayudando a que se incorporara y sonriendo como un tonto, hablé.-es mi turno.-con doble sentido y ella lo entendió porque quedó esperando que la provocara, con la poca cordura que me quedaba fui directo al baño.
Me puse cómodo, bueno digamos que cómodo luego que me masturbé como un loco en el baño, no quería intentar violarla para calmar mi deseo, necesitaba amarla cuando estuviéramos solos y con mucha calma.
Mi hermana pidió que nos pusieran ropa sencilla cosa que agradecí eran unos vaqueros azules y camisa blanca, ambos dejamos el abrigo para cuando bajáramos del avión.
Ya a su lado, no se por cuanto tiempo estuve provocándola, quería saber si aguantaría, jugar con su autocontrol, ponía mi mano en su rodilla y subía lento y tortuoso, intentaba frenarme pero le era imposible, tocaba su intimidad por encima del vaquero y estaba caliente, juraría que tan húmeda como yo quería que estuviera, su piel comenzó a tener un color extremadamente rojo y noté que reprimía gritos o gemido por lo que le hacía sentir, eso hizo que creciera mi ego, bueno y también mi…uy como apretaba el jeans, se terminó el juego cuando no aguantó e hizo exactamente lo que yo hacía solo que de una, tocó mi miembro y en esta oportunidad fui yo que reprimí un gemido que de haber salido por mi garganta se enteraría hasta el piloto en su cabina, nunca me había tocado y me encantaba que se soltara conmigo, después de todo era mi esposa.
-te tranquilizas o ambos vamos a terminar mal.-cuando lo dijo me miró seria, sonreí y saqué su mano antes de que llegara a ser evidente para todos los pasajeros y la llevé directo a mi pecho, para que notara lo rápido que latía por ella.
-ya estoy a mil.-le dije.
-descansemos un poco.-bostezó, me pareció tan tierno y me reprendí por no dejarla descansar, debería estar muy cansada después de todo lo sucedido, yo también me encontraba así.
-solo si no te apartas de mí.-su bostezo fue contagioso así que la imité, la acomodé a mi pecho, no pensaba perderla de vista o de sentirla cerca, por eso la dejé en el lado de la ventanilla, si pensaba salir pasaría por mí.
Ambos dormimos muy tranquilos, yo después de calmar mi excitación que costó muchos suspiros e imaginar cosas que produjeran lo contrario, me desperté antes que ella, cuando la azafata me tocó el hombro para avisar que teníamos que ponernos los cinturones, Bella dormía tan placidamente que no la desperté, con mucho cuidado le coloqué el cinturón y la admiré hasta que aterrizamos, no podía creer que después de tanto tiempo por fin estaba cumpliendo mis sueños y que ella también los compartía, sería mía, solo mía, pero debía calmar la fiera que tenía dentro y tomarme el tiempo necesario para amarla como se merecía, sin apuros o arrebatos de deseo, dejaría que ella eligiera el momento, que estuviera lista para entregarse por completo.
Todos los pasajeros comenzaron a bajar, arreglándose, así que comencé acariciando el cabello de Bella muy suave y besé su frente luego de decirle.-amor ya aterrizamos y tenemos que bajar.
-me despertaría así toda la vida.-dijo suave y cuando me miró parecía sorprendida de mi presencia, por un momento me dio celos que pensara en otro, pero si que estaba loco, ella solo me quería a mí y lo había demostrado.
-¿es una promesa?.-le pregunté, tratando de que no se diera cuenta de mis locos celos.
-solo si la sellamos con un beso.
-está bien.-pensé que pediría muchos más y se dio cuenta de mi expresión.
-¿que sucede, no quieres?.-estaba preocupada.
-si, es que yo hubiera pedido muchos, no uno solo.-hice un puchero y ambos reímos.
La besé, tomando el tiempo sin importar donde nos encontráramos, con ella todo era mágico, hacía que olvidara por completo el mundo convirtiéndose ella en mi mundo, no se cuanto tiempo la besé saboreando su boca, deleitándome con su aroma y el calor de su cuerpo hasta que la azafata nos interrumpió para que abandonáramos el avión.
Entre risas y miradas llenas de deseo, juntamos nuestras cosas y nos bajamos, no sin antes escuchar los comentarios de las azafatas que decían “recién casados”, gesto que provocó más risas por parte de nosotros.
En estos momentos me sentía un gran hipnotizador porque Bella no dejaba de admirarme sin darse cuenta donde estábamos o que habíamos subido a una camioneta luego de que guardara el equipaje, primero me sentí mal, raro, pensé que no le gustarían las montañas, pero después no podía dejar de sonreír porque ella solo tenía ojos para mí y yo para ella.
Luego de un rato le hice señas para que mirara por la ventanilla, había un cartel de una cafetería en el camino, ya habíamos pasado dos y no sabía si detenerme, tenía hambre porque lo último que comí fue en la mañana de la boda, luego solo tomé y mi estómago estaba no solo destrozado por el alcohol sino por los nervios de nuestra luna de miel, aunque estaba tan contento que Bella no tuviera resentimientos por lo que pasó y que me tratara como si no nos hubiéramos alejado, que no me importaría si no quería detenerse, pero lo pidió y lo hicimos para desayunar o casi almorzar.
Apenas abrí mi puerta no me dio el tiempo de dar la vuelta porque ella también lo hizo y bajó, realmente me molestó quería tratarla como una dama y consentirla en todo, se dio cuenta y comenzó a acariciarme el rostro, dejaba besitos por todos los lugares que alcanzaba, hasta que sonreí, aunque seguiría molesto si seguía besándome.
Recién en ese momento admiró el paisaje, estábamos en un lugar de montañas, unas entrelazadas con las otras compartiendo en completa armonía, como nosotros.
-es hermoso.-dijo mirando todo a su alrededor.
-hermosa en verdad- le dije mirándola-pensé que no te gustaba porque no dijiste nada.
-no estaba mirando el paisaje.-inmediatamente se sonrojó.
-¿se puede saber que estaba mirando Sra. Cullen?.-acaricié su mejilla sonrojada que estaba con unos cuantos grados de calor más que mi mano.
-a mi esposo, ¿realmente eres real?.-entrecerraba los ojos para mirarme con detenimiento, sonó tan lindo la palabra esposo de sus labios que no le contesté la besé con toda la pasión escondida o guardada desde hace tiempo, sabía que no era el lugar pero no pude detenerme y hacer que sintiera mi deseo contenido, me apartó por falta de aire pero continuamos abrazados.
-¿te parece mentira?.-negó, escondiendo su cabeza en mi pecho, la abracé un poco más.
Desayunamos como un almuerzo por el horario, noté que también estaba hambrienta, de seguro fue Alice que no la dejó comer y en la boda no lo hizo por mi culpa.
La mesera del lugar no dejaba de coquetearme, era tan patética con poses y miradas descaradas, que solo hacían que sonriera mirando y admirando a mi esposa y pronto mi mujer.
Media hora más de viaje y llegamos al hostal, allí me dieron la llave de la cabaña que se encontraba a un poco más de media montaña por un camino solitario de piedras, avisándome que todo estaba listo y que habían enviado a encender la chimenea hacía unos veinte minutos.
La cabaña se encontraba en una pequeña saliente, era de piedras cuidadosamente encastradas, ventanales grandes de madera rústica, una hamaca de dos cuerpos estaba en el porche colgada del techo, dos jarrones altos de cerámica estaban a un lado de la puerta principal y la chimenea que estaba encendida, sonreí esperaba que adentro también estuviera todo pronto.
-Bella necesito verificar algo, ¿me esperas?.- asintió y entré a la cabaña con todo el equipaje, subí las escaleras lo más rápido que pude dejé las maletas en el cuarto contiguo porque la intensión era que no usáramos ropa en esos momentos y bajé, no sin antes verificar que el cuarto estuviera como lo pedí y fue así, cada detalle y hasta un poco más, solo faltaba encender la máquina para que comenzaran a caer los pétalos.
Al salir Bella estaba observando hacia el fondo de la cabaña que daba a un barranco, sonriendo, daría lo que fuera para saber que pensaba, pero la única opción era preguntándole, así que lo hice.
-¿porque sonríes tan bonito?.
-nada.
-si es por un hombre me pongo celoso.
-si y no.-me sorprendió pero me gustó que no lo ocultara.
-Bella, estoy celoso hasta del aire que respiras y tú me dices que sonríes por otro.
-no por otro, por ti, ¿del aire?.-estaba muy sorprendida.
-si, te toca todo el tiempo, recorre tu cuerpo en todo momento, te siente en cada instante, la necesitas siempre, no te abandona nunca.-se que sonó cursi, pero quería ser romántico con ella.
-quiero que seas mi aire personal.-dijo en tono sensual, casi olvido todo, pero no quería interrupciones y sabía que debía hacer antes que nada.
-tu celular.-pedí extendiendo mi mano.
-¿quieres ser mi celular?.-le dijo extrañada por el cambio.
-no mi amor, quiero ser todo para ti, pero me prestas el celular, el mío está en la playa de la Push.
-¿en la playa de la Push?.-dijo mientras me lo daba.
-es una larga historia que ya vamos a tener tiempo.-la tenía abrasada a su costado mientras que marcaba a mamá, le conté que llegamos bien y que donde estábamos no teníamos señal, ahora si estaba libre de todo y la familia tranquila por mi aviso, apagué el celular.
No dije nada solo la tomé en brazos y entramos a la cabaña, como una pareja de recién casados, quería que viviera cada sensación, cada momento, cada detalle previo a amarnos.
Bella miró la cabaña, no toda, lo necesario, yo la conocía, no porque hubiera venido con otra mujer, porque no era así, solo que para despejarme y empezar de nuevo con su búsqueda en una oportunidad que perdí el rastro, mi amigo me la prestó, por eso sabía de su existencia, había soñado con traerla y disfrutar juntos, ahora se estaba cumpliendo el sueño, la bajé frente al fuego.
La mantuve cerquita, lo más cerquita posible, la necesitaba, ya no había vuelta atrás, solo cuesta arriba, haría que me amara tanto como yo lo hacía, conectamos nuestras miradas, sin dejar de sonreírle hasta que ella lo hizo también y fue lo necesario para que me acercara lentamente a sus labios y rozarlos suavemente, parecía la primera vez que lo hacíamos, comenzamos a temblar y sentía como todo mi cuerpo se tornaba en llamas ante su presencia cuando invadí su boca con aceptación.
Sin apartarme de sus labios y muy despacio desprendí su abrigo mientras ella me imitaba y desprendía el mío, los deslizamos por los hombros y brazos hasta que cayeron al suelo sobre la alfombra.
Acaricié su nuca entrelazando mis dedos en su cabello, lo hacía suave y ella disfrutaba del roce, lo supe por la forma en que se estremecía su piel y cuerpo así como también por cerrar los ojos para disfrutar más a fondo cada sensación, luego bajé una mano por su cuello hasta el escote de su camisa, acaricié con dos dedos unos centímetros dentro generando un gemido y una aceleración de su respiración y la mía, rompimos el beso porque la bestia dentro estaba ganando terreno y no quería que despertara, necesitaba tomarme el tiempo para amarla como ella merecía que lo hiciera.
Al apartarme la tomé de las manos para que estuviera lejos pero no tanto y le dije.-wow eso si que fue intenso.-ambos estábamos agitados y me sorprendió su reacción, al parecer quería seguir tan acelerados como estábamos, pero yo tenía otros planes.
-entonces, ¿porque te apartas?.
-te amo, pero…-quería explicarle pero me interrumpió.
-no, no, no hay peros, ya te saliste con la tuya en todo.
-¿en que?.-realmente no entendía, si solo actué como idiota todo el tiempo.
Le sonreí para que siguiera, porque parecía intranquila, como si ella tuviera el problema no yo, por ser tan celoso, respiró hondo y me explicó.
-no me quería volver a casar, en una semana y media ya estamos casados, no lo mal entiendas me encanta y no me arrepiento, también pediste que fuera pura virgen, me negué pero aquí estoy, no pidas más, se cerraron las negociaciones.-cuando dijo pura virgen se sonrojó y me desarmó, tenía razón todo lo que le pedí en mi casa cuando pasamos nuestra primer noche juntos se había cumplido y si en algún lugar quedaba un ápice de duda sobre su pureza ya no existía, haciendo que se me hinchara el pecho de felicidad.
-Bella quiero que este momento sea especial, único, tierno, romántico, pasional, mágico…inolvidable.-lo último lo dije rozando sus labios, la dirigí hacia el sillón e hice que se sentara.-te acuerdas que te dije que si todo salía bien iba a sorprenderte.
-si.-contestó casi en un susurro, me había agachado frente a ella y acariciaba sus piernas, haciendo que perdiera la razón por su expresión.
-todo salió bien.-le expliqué sonriendo intentando que se sintiera segura, que no dudara de lo que sentía por ella desde hacía tanto tiempo y lo logré.
Miró la habitación, no le había prestado atención desde que llegamos porque no la dejé y en esta ocasión tampoco, le tomé la barbilla para conectar nuestras miradas y ver sus ojos chocolate intenso admirando los míos.
-es hermosa la cabaña.-dijo pensando que la sorpresa era aquí.
-la sorpresa está arriba.-le expliqué.
-ah.-no dijo nada más, creo que se dio cuenta que quería tomarme el tiempo necesario para que el deseo de ambos fuera de la misma intensidad.
Llevé muy lentamente y sin dejar de mirarla, mis manos a su cintura, bajé suave mediante caricias hasta sus pies, en el camino pude notar que mi contacto generaba distintas sensaciones en Bella, estaba sonrojada, temblaba así como emitía calor desde su piel, se podía distinguir aún sobre la ropa, cuando mordió su labio inferior en un vano intento de tranquilizarse, todo mi cuerpo despertó, ella me embrujaba y yo me encontraba a su entera disposición, dolía el deseo que sentía por ella hasta lo más profundo de mi ser.
La descalcé intentando prestar atención a su cuerpo porque el mío parecía un volcán a punto de hacer erupción, saque sus botas y luego las medias una a una.
-¿estás tan nerviosa como lo estoy yo?.-pregunté sonriendo.
-¿porque estás nervioso?.-cuestionó.
-siempre soñé que la primera vez que hiciera el amor sería contigo y mis sueños se están haciendo realidad.-estaba feliz y quería que lo supiera.
-te amo.-fue la mejor respuesta que hubiera querido escuchar, significaba todo.
-te amo, necesito que me digas si voy muy rápido- negó haciendo que sonriera- te invito a soñar esta noche, en nuestro sueño, allí-señalé la puerta del cuarto- cerquita del cielo, te invito a volar pegada a mi cuerpo y te prometo que desde ese momento no voy a soltarte mientras tenga aliento, mientras mi corazón lata en compás con el tuyo…-me miraba con un deseo tan intenso los labios, que no dejó que continuara hablando, me besó, invitándome a comenzar con el sueño que prometía con palabras, ella asentía con sus gestos, entregando su corazón en un simple beso.
Profundizamos el beso llegando a compartir los latidos, lo hacíamos juntos al mismo tiempo, aproveché el momento para colarme entre sus piernas y apoyarme en ella, ese contacto que se tornó tan íntimo como el momento en que se es uno solo amando, compartiendo el cuerpo y el calor.
Logró que gimiera aprovechando para recuperar un poco el aire del que me apoderaba sin contemplación, acarició bajo mi ropa enloqueciendo mi control, quería seguir arrancándole la ropa y hundiéndome en ella en ese momento, cuando reaccioné que me encontraba loco y desesperado antes de que no hubiera marcha atrás y ese monstruo se presentara me aparté de su boca, apoyando mi mejilla en su pecho, empujé suave hasta que quedó recostada en el sillón y yo encima, quería recuperarme pero sin perder el contacto.
Ambos aprovechamos el momento para tranquilizarnos, acompasar nuestras respiraciones que se encontraban a mil por segundo, Bella me acariciaba el cabello, disfrutaba el contacto calmándome e intentando ir despacio.
Mientras que ella acariciaba yo mantenía un abraso fuerte alrededor de su espalda, hasta que me aparté suavemente y comencé a quitarme las botas y medias, quería estar en igualdad de condiciones que ella.
Se sentó juntando sus piernas, apoyó sus manos en las rodillas y observaba como me descalzaba, cuando desprendí los botones de mis mangas sonrió con un gesto extraño, así que pregunté.-¿que pasa?.
-me hubiera gustado hacerlo yo.-me detuve automáticamente no pensé que quisiera hacerlo pero me encantó su pedido.
-soy completamente tuyo.-la ayudé a levantar y la invité a seguir con lo que yo estaba haciendo.
Mordió su labio inferior al momento que llevó sus manos a los botones, temblaba y suspiró justo cuando hizo contacto con mi pecho, generando una corriente eléctrica intensa en todo mi cuerpo.
-tranquila, tenemos todo el tiempo del mundo, solo para los dos y a nuestro ritmo.-sonrió luego de asentir, supe que comprendió que quería ir lento para disfrutar juntos este momento que fue esperado por ambos mucho tiempo.
Desprendió despacio cada botón de mi camisa mientras compartíamos una profunda mirada que permitía ver el alma, estábamos expuestos con el otro, dejando ver el amor que descansaba en el pecho y se extendía por todo nuestro ser.
Cuando la camisa quedó en el piso comencé con la suya, miraba el botón luego a sus ojos y con mucho deseo e impaciencia controlada, volvía a mirar el botón para desprenderlo, cuando ambas camisas terminaron juntas y entrelazadas en el piso, le saqué la remera para ver directamente su piel cuando se estremecía ante mi contacto, Bella me imitó sacando la mía pero preguntó mientras lo hacía casi en un susurró que me hizo sonreír, estábamos solos sin interrupciones no se porque hablaba para que solo yo escuchara.-si la sorpresa está arriba, ¿porque nos desvestimos aquí?.
Volvía a sonreír.-quiero que sientas directamente en la piel.
-ah.-por su expresión quedó muy intrigada, no entendía absolutamente nada.
Se me escapó una sonrisa divertida por la situación, sus susurros e impaciencia, mezclada con deseo e intriga, llevé mis manos a su cintura y la atraje a mi cuerpo, quería sentir su piel rozar la mía y perderme en las sensaciones que hacía tanto tiempo había contenido solo para disfrutarlas con ella, la mujer que amo, junté nuestros labios de la forma más sensual, lamiendo suavemente antes de perderme en su aroma disfrutando del calor de su boca, llevó sus manos a mi cuello y se entretuvo jugando con mi pelo, haciendo un movimiento que la sorprendió, logré que enredara mi cintura con sus piernas y pude distinguir que ahogó un gemido de sorpresa, así que le dije.-no te reprimas estamos solos, nadie nos escucha y me excita mucho escucharte.
-a mi también.-ahora el sorprendido era yo, ella también se sorprendió por lo que dijo, porque se sonrojó en un sonrojo delicioso, noté que estaba tan lista como yo al decirlo naturalmente.
La volví a besar en esta oportunidad suavemente, mientras caminaba despacio hacia el cuarto de arriba, cerró sus ojos entregándose por completo al beso que compartíamos, la tenía sujeta por su espalda y trasero, haciendo que el contacto que teníamos fuera más intimo.
Me detuve frente a la puerta del cuarto que estaba preparado para nuestra primera noche de amor, la primera de muchas, Bella abrió sus ojos conectándolos con los míos, nunca me cansaría de admirarla, era perfecta, hermosa y me pertenecía, dejé de besarla y la bajé de mi abrazo, coloqué por medio de una caricia un mechón de su cabello por detrás de la oreja, continuando por el cuello y luego más abajo pasando por el medio de sus pechos, deteniéndome en el botón de sus jeans, todo el recorrido lo acompañé con la mirada, notando el poder que tenía sobre su cuerpo, me detuve, lo estaba haciendo para provocarla y lo había logrado.
-¿cierras los ojos o los tapo yo?.-pregunté.
-¿como?.
-necesito que cuando entres, sientas todo antes de verlo.
-los cierro.-dijo convencida.
-está bien.
-no vas a insistir.
-confío en ti.-me encantó poder tener la oportunidad de decírselo, realmente lo hacía, confiaba en ella y sabía que no me decepcionaría, lo había hecho yo.
Cerró los ojos y no pude evitar besarla, rozando sus labios, quería saber cuanto aguantaría sin mirar pero me sorprendió que por más que intentara provocarla no lo hacía, continué con mis besos por su cuello, de un lado y luego del otro, mordió su labio inferior haciendo que sonriera, sabía que estaba que moría por mirarme pero quería complacerme.
La solté por unos segundos que parecieron eternos, donde encendí la máquina que haría llovieran pétalos en la habitación, cuando di la vuelta, Bella tenía las manos en el aire para intentar tocarme, la sostuve suavemente acariciando sus manos, llevé sus dedos a mi boca y los besé uno a uno, cuando logré que sonriera nerviosa, me dediqué a acariciar su cabello haciendo que se erizara, mi cuerpo comenzó a despertar y reí un poco fuerte, se que ella me escuchó, no podía creer que tanto tiempo estuve conteniendo mi deseo y ella con reaccionar ante una caricia hacía que mi control me abandonara sin previo aviso.
Tenía mis manos en su nuca y descendí por su cuello en ambos lados, continué por sus hombros, enganché los breteles del sujetador y los llevé con mi caricia hasta el fin de sus hombros, me estaba dejando llevar por el deseo, que fue frenado por Bella cuando tomó aire en tres tiempo un poco fuerte, me di cuenta que estaba yendo muy rápido.
-Edward por favor, necesito verte.
-espera un momento más.-mi voz salió más ronca de lo normal, ya estaba al límite y necesitaba más tiempo para no actuar como un animal.
Bella asintió y abrí la habitación, la tomé de ambas manos para entrar despacio, luego ya dentro la cerré e hice que caminara unos pasos más alejándonos de la puerta. -¿que sientes?.-pregunté, sabía por sus expresiones que estaba prestando atención a todo, sin mirar, solo sintiendo.
-creo que en el piso hay pétalos, pero no parecen de rosa.
Sonreí.-es cierto, ¿que más?.
-hay olor a vainilla, rosas…y ¿margaritas?.-cuando dijo la última palabra una de las nubes que pedí trajeran para Bella le tocó el brazo y se extrañó que no fuera mi contacto ya que la tenía asida de ambas manos.
-es verdad, otra vez, eres muy perceptiva.
-puede ser, ¿cuando puedo abrir los ojos?.-estaba impaciente y no la haría sufrir más, porque una cosa era provocarla y otra muy distinta enojarla si la hacía esperar demasiado.
Acaricié su mejilla que se puso roja al instante, la besé y me sentí el hombre más feliz cuando me correspondió olvidando todo lo que preguntaba, por momentos sonreía en mis labios generando una sonrisa en los míos, tocaba mi pecho con sus suaves dedos, recorriéndolo por completo, haciendo que me estremeciera y agitara sin remedio, me aparté aunque no quería para decirle.- ahora.
Abrió los ojos lentamente para encontrarse en el cielo, entre las mismas nubes, las que pedí bajar solo para ella, por su expresión quedé conforme con el trabajo y feliz por mi esposa, su cara pasaba de sorpresa a felicidad y alegría, contagiándome por completo en este lugar donde estaríamos juntos compartiéndonos en cuerpo y alma por primera vez.
No hablaba solo observaba, se notaba el intento de decirme algo pero quedaba en su garganta a punto de salir, abrió sus brazos en toda su extensión y giró en la habitación, haciendo que todas las telas que simulaban las nubes se movieran en una danza sensual.
Me alejé sin dejar de contemplarla, sin dejar de desearla con todo mi ser, en un momento me llamó recordando que no estaba con ella.-Edward.
-te acordaste que estoy aquí.-le dije divertido, me encantaba verla disfrutar de simples detalles que surgieron en un momento luego de su perdón.
Siguió el sonido de mi voz abriéndose paso hasta que se encontró con el ventanal que daba al barranco de atrás de la cabaña, allí donde se podía mirar las montañas, generando una sensación de estar volando, como suspendidos en el aire, no dejé que me encontrara, lentamente y sin hacer ruido fui hacia el otro ventanal y volvió a llamarme.-¿mi amor donde estás?.
-te busqué por tres años, puedes buscarme por tres minutos.-quería jugar e intentar tranquilizarme, me dio miedo de no gustarle, que no disfrutara de estar juntos como había soñado, miedo a no cumplir con sus expectativas.
Volví a moverme en esta ocasión hacia la cama de dos plazas que estaba esperando nuestro encuentro, supe por el ruido que generaba su movimiento que llegó al otro ventanal e intentó que le contestara diciendo.-no tengo reloj, ¿como vamos a medir el tiempo?.-sonreí para que viniera hacia mi, observé la habitación donde no cesaban de caer pétalos y moverse como las nubes en una suave caricia.
Antes de que ella llegara a mi encuentro me dirigí a una de las mesas del costado para poner música, la misma se desplegó por todo el ambiente como si del viento se tratase, logrando que hasta el piso y las paredes se esfumaran en la tarde y estuviéramos volando para recibir al amor. Lo que hizo que todo fuera real fue su voz angelical cuando respondió al mensaje escrito en nuestra cama.-también te amo.-lo dijo fuerte y alto para que escuchara donde me encontrara.
Pegué su espalda a mi pecho, en un abraso tomándola de su cintura, besé su cabeza llenándome de su olor, estremeciendo su cuerpo y despertando el mío.-yo te amo más.-le contesté luego de apartar el cabello dejando libre su hombro derecho, lo dije suave sobre su oído, volvió a estremecerse pero en esta oportunidad acompañado de un leve temblor que compartí con mi cuerpo al mismo compás.
-¿siempre será así?.-preguntó con voz temblorosa.
-no lo sé, pero podemos averiguarlo.-ya no aguantaba la espera, necesitaba tocarla y encenderla, hacer que llegara al mismo punto de ebullición en el que me encontraba para evaporarnos juntos al amarnos.
Desprendí el botón de sus jeans y bajé suavemente el cierre, deposité un delicado beso en su hombro que no despegué en todo el trayecto de su columna vertebral mientras deslizaba su ropa hasta sus pies, su piel era tan sabrosa, un exquisito manjar para mis labios, adictiva por completo.
Ayudó a sacarlo de sus pies y me miró a los ojos, podía distinguir el deseo y nerviosismo que tenía mi amor, por un momento me despegue de sus ojos para observarla de cuerpo completo, la imaginé desnuda pegada a mi cuerpo y no hacía falta mucha imaginación porque su ropa interior era casi transparente, al darse cuenta se sonrojó, estremeciéndome ante su inocencia.
Sin dejar de sonreír nerviosa, me atrajo a su cuerpo casi sin fuerza, de puntitas me dio un beso que rozo los labios, desprendió los jeans y entre los dos los bajamos, sus manos temblaban y casi le era imposible hacerlo sola, por eso la ayudé, para que entendiera que desde ahora nada lo haría sola todo sería compartido por ambos.
La guié hacia el centro de la cama, estando sobre ella la besaba alternando sus labios, con sus hombros o cuello, acariciaba con las yemas de los dedos admirando el estremecimiento de su piel, por unos segundos no fui correspondido pero no estaba asustado, sabía que necesitaba tiempo para reaccionar y así fue, recorrió suavemente mi pecho encendiendo cada rincón que tocaba con amor y ternura.
Me dejé llevar por el impulso, la necesidad de que fuera solo mía y ser el primero en contemplar su cuerpo desnudo, la acaricié suavemente por encima de su ropa interior, primero sus senos que se irguieron ante mi contacto excitándome aún más, luego en su intimidad que por encima del encaje estaba caliente y húmeda, la miré directo a sus ojos chocolate que ente momento era chocolate derretido y ambos estábamos mordiendo nuestro labio inferior.
Reaccionó aumentando mi locura al grado máximo, primero temiendo mi rechazo a sus caricias muy cerca de mis boxers y luego cuando logró introducir una de sus manos, se notó la victoria en sus ojos ante el descubrimiento de que estaba dispuesto, un gemido brotó desde lo más profundo de mi ser, tantas veces en la intimidad de mi cuarto recreaba en mi imaginación como sería tenerla en mis brazos, que todo parecía un sueño de cual no pensaba despertar.
Sin decir una sola palabra pero intentando decirlo todo le enseñé como tocarme y sentirme, solo me recorría con la yema de los dedos y luego de guiarla se encontraba subiendo y bajando al momento que envolvía mi deseo hasta volverlo casi insoportable.
Se tensó cuando mis dedos se perdieron en su intimidad con un poco de dificultad, me reprendí por no haberlo hecho mientras estuvimos en Forks, nos hubiera ahorrado mucho sufrimiento, era tan estrecha como pura, intenté que fuera placentero para ella, acariciando suavemente, lo logré porque se movía en mi mano, no dejé que llegara a su orgasmo, quería que lo sintiéramos juntos al unir nuestros cuerpos.
-Bella no puedo…-mi respiración era dificultosa, igual le pasaba a ella, pero no me dejó terminar, se tensó y asustó por lo que dije a medias.
-si te escucho decir “No pienso hacerte mujer”, juro que me voy.-se apartó de mi cuerpo y quería incorporarse pero no la dejé, había mal entendido lo que intenté decirle e interrumpió antes de que terminara, no dejaría que se aparte de mí nunca más y mucho menos por malos entendidos.
-no mi amor, no entendiste, no puedo detenerme si seguimos.-sonrió y su cuerpo dejó de hacer presión por alejarse de mi contacto.
-perdón, pensé…
-shhh-no la dejé hablar y le di un pequeño beso.-¿quieres esperar un poco más?.
Su expresión cambió a una divertida y habló-bueno podríamos esperar unos tres o cuatro meses.-la estudié con la mirada y sabía que estaba bromeando, nunca había podido mentirme porque siempre me daba cuenta, lo que no entendía es como no me fijé en ella cuando dijo que no estaba embarazada, pero sabía que fue porque me encontraba demasiado dolido para confirmarlo.
-tienes razón, también había pensado esperar unos tres o cuatro… segundos.-le seguí el juego, podía bromear tranquilo porque era feliz.
Literalmente comí su boca, le di un beso intenso en una batalla de lenguas muy erótica y sensual, despacio fui quitando su ropa y luego la mía, cuando lo hice y noté la forma en que me miraba, cerré por unos segundos los ojos para dejarla mirar sin vergüenza, ella lo había pedido en Forks y me gustó hacerlo, sentía el recorrido de sus ojos sobre mi cuerpo hasta que se detuvo en mi miembro logrando que se despertara más, haciendo que doliera la necesidad mezclada con el amor y el deseo de tenerla en ese momento.
Cuando abrí mis ojos ella tenía la boca abierta, al conectar nuestras miradas se lamió los labios y no pude más.
-te amo, te necesito, te deseo con locura y ya no puedo esperar más.
-yo tampoco, Edward hazlo.-era lo que quería escuchar, lo que ansiaba desde hace años y estaba sucediendo.
Besé su frente e intenté levantarme para traer protección, Emmet había sido muy claro en el tema, pero no me dejó se colgó de mi cuello sin entender el porque de mi alejamiento.-¿que haces?.-preguntó con miedo.
-mi amor tenemos que cuidarnos o Emmet me mata, viste lo que le hizo a Jasper.-le hablé pausado para que entendiera que ella no tenía nada que ver, que quería mucho su contacto solo necesitaba un momentito para ser responsable.
Quedó roja y me intrigó, hablando bajito pero claro dijo.-no quiero que en mi primera vez haya algo en medio de nosotros, además yo me cuido desde hace mucho.-al principio me enojó porque no había empezado a cuidarse por mí, pero luego reaccioné, la tendría en el mejor contacto que podía imaginar, sintiendo su humedad y calor directamente como lo sentí con mis dedos unos momentos atrás.
-siempre me sorprendes y me encanta poder sentirte piel con piel.
La besé pero en esta oportunidad lento y con tanto amor que volábamos en cada rose de nuestras lenguas y caricias de nuestras manos.
Cuando me fue imposible alargar el momento en sentirla por completo, me posicioné en su intimidad con toda la calma que fue necesaria y tratando de entrar despacio, que notara que no solo la amaba sino que la cuidaba para no lastimarla, su cuerpo se tensó cuando comencé a hacer presión, costaba mucho, costaba demasiado pero era el hombre más feliz del mundo, el momento esperado era correspondido no solo en los sueños sino en la realidad de nuestros cuerpos, de nuestro amor.
No dejaba de mirarla profundamente, tratando de que viera más allá de mi cuerpo, que llegara a distinguir lo profundo que se encontraba su amor en mi ser.
Por más que sabía que ella aceptaba amarme, me sentía culpable de su dolor, estaba cada vez más tensa así que al momento que rompí su inocencia apoderándome de su cuerpo por completo, marcando terreno con bandera al ser el único y primero en llegar, me detuve para calmarla.-mi amor, por favor trata de relajarte y aflojar tus manos.
-perdón.-dijo reaccionando, ya que aflojó su uñas que se encontraban clavadas en mi espalda.
-no es nada, ¿te encuentras bien?.-quería que se tranquilizara y se diera cuenta que no era su culpa, sino mía, estaba muy tensa e intentaba con su respiración aflojarse sin lograrlo.
La miré a los ojos y ella asintió al parecer no podía emitir palabra, la acaricié suave, lento por todas las partes de su cuerpo que me permitía la posición en la que nos encontrábamos, sus piernas no dejaban de temblar pero ella logró empezar a sentir algo más que dolor, se notaba en sus facciones perfectas, en sus ojos oscuros del deseo que la invadió, como lo estaba haciendo en su cuerpo, no aguanté más y la envestí lento, sintiendo cada fricción que provocaba ese vaivén enloquecedor, hasta que fue casi desesperado.
En el momento que ambos desprendíamos calor como si fuéramos un volcán en erupción, las paredes de su intimidad apretaron mucho más fuerte generando una presión que logró mi liberación y la suya, llegamos juntos al más placentero y excitante orgasmo que haya tenido jamás, tocamos el cielo, a pesar de encontrarnos entre las nubes, juro que subimos mucho más alto.
Cuando recuperé la respiración ante las exquisitas sensaciones no pude evitar decirle.-se que puede sonar egoísta o posesivo pero…por fin eres mía, mi mujer.
Sonrió asintiendo y emitiendo el amor que era necesario para respirar, para vivir, sin ella mi vida era un vacío como un pozo sin fondo, donde caes y caes siendo imposible asirte a cualquier cosa, ella era mi plataforma, el piso donde me sentía a salvo y permanecería desde este momento por siempre juntos, ya que había cumplido mis expectativas con creses, quedaba vivir la vida con lo que nos deparara el destino, aunque no puedo negar, que por el destino ella no logró ser de otro, solo era, es y será MI MUJER.
Fin.
Yapa o extra, solo para ustedes.
No quería separarme de su cuerpo porque me sentía a gusto, a salvo en la humedad y calor que desprendía, pero sabía que debía descansar y era mucho para su primera vez, así que muy a mi pesar me separé de su amor, de la conexión de nuestras almas y la cubrí con el cobertor, no solté el abrazo porque me enloquecería sin su contacto, se recostó en mi pecho y no pasaron ni cinco minutos que su respiración se acompasó descansando con tranquilidad, estaba agotada y yo no me encontraba de manera diferente, aunque creo que lo que me cansó más, fueron los nervios de lastimarla de que pasara mal y quisiera separarse de mi lado, miedos infundados porque nuestro amor era tan grande que mi pecho golpeaba con fuerza, parecía que no cabía dentro, no sabía como uno puede ser tan feliz luego de haber sufrido tanto, pero no cuestionaría disfrutaríamos juntos de nuestra luna de miel, me dormí por el susurro de su respiración que parecía una nana que calma a los niños apaciguando su hiperactividad en las noches.
Me desperté cuando no se podía distinguir ni un atisbo de luz en la habitación, sabía que Bella estaba allí porque la tenía en mi pecho dormida, no quería moverme para saber la hora, ya no me importaba porque era el tiempo de disfrutarla sin límites o compromisos, solo ella y yo.
Acaricié suave su cabello, me tranquilizaba sentirla, quería que despertara como en el avión, lo había prometido y cumpliría.
Se incorporó un poco para mirarme de frente pero no nos distinguíamos.-¿que hora es?.-preguntó.
-no tengo idea, pero es la primera vez que no me importa.-éramos libres de disfrutarnos.
Se acomodó nuevamente en mi pecho apretando su abrazo y preguntó.-¿cuanto tiempo nos quedaremos?.-imaginé que lo preguntaba porque no quería irse, pero le pregunté de todos modos.
-te despertaste muy preguntona, apenas llegamos ¿te quieres ir?.
-no.-casi lo gritó generando una sonrisa por mi parte, sabía que se quería quedar tanto como yo.
-se que te sonrojaste.-si no lo estaba, después de lo que le dije lo estaría.
-puedes encender alguna luz, quiero verte.-no puedo negar que yo también lo quería, esperaba que hubieran arreglado las luces como lo pedí.
-preguntona y curiosa.-seguí provocándola, estaba tan a gusto con ella abrasada, que me daba pereza estirar la mano para encender la luz.
-Edward.
-me encanta como suena mi nombre con tu voz.-le hablé sensual y pausado.
Se sentó en la cama y encendí la luz no quería que se alejara, todo estaba como había pedido, las luces negras hacían que toda la habitación brillara por las nubes y pétalos.
Por su expresión le había gustado, no emitía palabra pero estaba completamente sorprendida y admiraba todo a su alrededor.
-¿hermoso no?.-pregunté mientras acariciaba su espalda generando un estremecimiento palpable y visible ante mi contacto.
-no hay palabras.
-no son necesarias te conozco.
Se giró y me besó, solo fue un roce de labios que dejaron sabor a poco.-gracias.
No me quedaría con las ganas y pediría más después de todo era mi esposa y mi mujer, en un movimiento rápido la presioné sobre el colchón y mi cuerpo, sonriendo le dije.-por todo el trabajo que me llevó esta sorpresa no me conformo con un simple beso y un gracias.-si supiera que fue solo una llamada no me recompensaría.
-¿que tienes en mente?.-preguntó.
Había logrado lo que quería desde hace mucho tiempo.-hacer el amor tanto como respirar.-estaba muy sorprendida.-puedo perdonarte por algunas horas al día, pero no mucho más, quiero recuperar el tiempo perdido.
-te refieres a la semana que te fuiste o a los tres años que desaparecí.
-tu que crees.-levantaba ambas cejas, mientras me restregaba en su cuerpo, ese templo que me pertenecía solo a mí.
Tenía su boca abierta invitándome a besarla, pero algo llamó su atención y me preguntó, dejando de lado el beso por ahora.-Edward, siguen cayendo pétalos.
-en realidad no se cuantas pusieron pero creo que exageré.-había pedido que no se acabaran enseguida, quería que siguieran cayendo por horas sin escatimar en nada y lo habían logrado.
-si nos quedamos un rato más no vamos a poder salir de la habitación.
-jaja se me acaba de ocurrir, son las margaritas que deshojé mientras te buscaba durante tres años.
-yo estoy preguntona pero tu estás cursi.
-yo diría romántico.
-cursi.
-romántico.
-c…-cerré su boca con un beso y abrí sus piernas con mis manos.
…
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Bueno, ya se terminó una de las opciones, queda la segunda, luego un epílogo y se acaba la historia por completo, no se pongan mal, pueden seguir leyendo alguna de las otras historias o de lo contrario esta, que quedará en la página para que se deleiten cuando quieran.
Gracias nuevamente por todo.
ec07.(Erika).
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