Luego de que Rose lo hiciera sufrir un poco a Emmet lo perdonó, saludamos a Alice y Jasper que se fueron primero en la limosina que nos trajo a todas, les habían puesto varias latas colgando para que hicieran ruido y un cartel de “recién casados”, lo mismo hicieron con el auto de Edward que era en donde nos íbamos a ir.
Me ayudó a subir y luego lo hizo él también sin dejar de sonreír, nos besamos a solicitud de los invitados, iríamos hasta la casa para levantar el equipaje de ambos, que Alice había pedido arreglaran para nosotros, sabía que estaba enterada y no me lo dijo, pero no estaba enojada porque me encontraba feliz.
-¿a donde vamos a ir?.
-es una sorpresa, pero te confieso que lo arreglé luego de que solucionamos los malos entendidos, no pensaba llevarte de luna de miel.- lo dijo muy sincero pero apenado por su confesión.
-donde sea está bien, mientras estemos juntos.
-te amo y si sale todo bien, te voy a sorprender.
-también te amo y ya me sorprendiste cuando llegaste a la boda.
-por un segundo pensé que no querrías casarte luego de que desaparecí una semana.
-¿que hiciste todo ese tiempo?.
-nada, solo lamentarme, sufrir, averiguar cosas que no sirvieron de nada y darme cuenta que te amo por sobre todo y volví para no perderte.
Le di un pequeño beso en los labios y lo dejé manejar tranquilo, porque como siempre manejaba demasiado rápido, nunca perdió el contacto con mi mano generando sensaciones que despertaban todo mi cuerpo.
Llegamos a la casa y no dejó que bajara a cambiarme, dijo que no llegaríamos a tiempo y perderíamos el avión, pero como siempre pensó en ambos y me dio una bolsa con ropa cómoda que si daba el tiempo nos cambiaríamos en el aeropuerto o en el avión en el caso de que llegáramos muy justo.
Ya en el aeropuerto no me enteré a donde nos dirigíamos, porque apenas llegamos me llevó un tanto rápido a abordar, mucho para mis tacos matadores, tuve que pegarme a su brazo para no caer.
Cuando pidieron que nos abrocháramos los cinturones para despegar, me ayudó y luego me besó tan profundo que se me olvidó hasta como era mi nombre y no tengo idea de que fue lo que dijo la azafata, si es que habló.
En el momento que avisaron que podíamos levantarnos me dijo que pasara primero a cambiarme que luego lo haría él.
Ingresé al baño con la bolsa y miré lo que habían elegido para mí, era un jeans azul, una remera con una camisa manga larga blanca, una campera de jeans, medias y botas, lo que hizo que pensara que el lugar donde íbamos hacía un poco de frío.
No había comenzado a vestime cuando golpearon la puerta.
-ocupado.-dije en un tono un poco alto, pero la persona que estaba afuera seguía insistiendo.-está ocupado.-volvieron a golpear un poco más fuerte, abrí para mirar directamente y explicarle que estaba ocupado, pero me llevé una sorpresa porque era Edward.
No dejó que preguntara nada, porque enseguida que ingresó al baño y cerró la puerta con habilidad sorprendente, atacó mis labios y no me quedé atrás hice lo mismo con los suyos, había extrañado muchísimo sus besos y no quería vivir sin ellos, enredaba mis manos en su cabello y él acariciaba mi espalda en forma suave que generaba corrientes eléctricas aún por encima del vestido.
Cuando decidió que era momento de respirar se apartó un poco solo de mis labios porque el contacto con su cuerpo permanecía y me gustaba.
-te amo.
-también yo, no se que habría hecho si te hubiera encontrado luego de estar con Mike, no me lo perdonaría porque eres solo tú, siempre fuiste tu.
-olvidemos a Mike, Tania, James y el embarazo de Alice, solo vivamos el amor a partir de ahora.
-esta bien…¿que haces aquí?.
-pensé que necesitarías ayuda con el cierre del vestido.-fue en un tono tan sensual que por poco se me olvida que estábamos en el baño de un avión, pero decidí seguirle el juego, después de todo ya éramos marido y mujer.
-estamos conectados, iba a llamarte justo cuando golpeaste.
-enserio.-puso cara de asombro.
-mj-asentí y llevó una de sus manos que estaba en mi espalda hasta el cierre del vestido y lo bajó suavemente rozando con sus dedos la piel que quedaba expuesta, no dejaba de sonreír, no pude contenerme así que lo besé y correspondió mi beso.
Cuando terminó su trabajo de dejarme súper deseosa de él, se apartó diciendo-listo, mejor me voy.
Decidí imitar lo que dijo la última vez que estuvimos en el baño del un avión -está bien, pero que conste que yo no fui la que frenó.- provocó una sonrisa en ambos, pero se fue de todos modos, sabíamos que no era el momento para algo más, solo para provocar.
Me vestí lo más rápido que pude, un poco incómoda y agradecida de que Edward se hubiera marchado por el lugar tan reducido, de seguro no habría podido hacerlo con él junto a mí, aunque ayudó y mucho que hubiera bajado el cierre del vestido.
Salí y para sentarme en mi lugar del lado de la ventanilla, tuve que pasar por enfrente a Edward, fue mi turno de provocarlo, hice como que me caí y mis pechos quedaron justo en su cara, ayudó a que me incorporara y sin dejar de sonreír dijo –es mi turno.-por el tono no supe si se refería a provocarme o a cambiarse, pero fue lo segundo porque se levantó y salió rumbo al baño, se puso cómodo como yo, unos vaqueros azules y camisa blanca, ambos dejamos el abrigo para cuando bajáramos del avión.
Durante una media hora estuvo provocándome hasta que ya no pude más, ponía su mano en mi rodilla muy inocentemente pero enseguida comenzaba a subirla lento y tortuoso, por más que intentaba frenarlo era mucho más fuerte que yo y sin lastimarme seguía su camino hasta la unión de mis piernas, eso provocaba que no solo estuviera roja como un tomate sino que tuviera que reprimir algunos gritos de excitación o sorpresa por las sensaciones que producía, así que hice lo mismo, me atreví a poner una de mis manos en su intimidad delante de todos los pasajeros, que no se dieron cuenta porque cada uno estaba en lo suyo, pero de todas formas no pude evitar ponerme más roja ante mi osadía.
-te tranquilizas o ambos vamos a terminar mal.-le dije mirándolo serio, sonrió y sacó mi mano para colocarla en su pecho.
-ya estoy a mil.-era verdad su corazón no dejaba de golpear el pecho muy rápido, igual que el mío.
-descansemos un poco.-luego que se lo sugerí bostecé, me encontraba muy cansada no solo por la fiesta sino por las emociones de toda una semana mezcladas con la media hora de caricias.
-solo si no te apartas de mí.-bostezó mientras me acomodaba en su pecho.
Ambos dormimos tranquilos porque el contacto con nuestros cuerpos era la tranquilidad que necesitábamos el uno del otro, nuestra otra mitad.
Me despertó Edward diciendo.-amor ya aterrizamos y tenemos que bajar.-acariciaba mi cabello mientras hablaba suave y besó mi frente.
-me despertaría así toda la vida.-se lo dije mirándolo y sorprendiéndome por lo lindo que estaba al iluminar su cara un rayo de luz que se colaba por la ventanilla del avión.
-¿es una promesa?.
-solo si la sellamos con un beso.
-está bien.-por su expresión no estaba muy convencido.
-¿que sucede, no quieres?.- realmente me estaba preocupando.
-si, es que yo hubiera pedido muchos, no uno solo.-hizo un puchero, generó que nos riéramos ambos y luego me besó.
Sentir sus labios rozar los míos era algo que nunca en la vida me cansaría de sentir, algo que necesitaba para estar viva, mi complemento perfecto, él, en el momento que su lengua invadió mi boca encontré que su sabor era aún más delicioso que lo que había probado hasta ahora, la azafata nos interrumpió para que abandonáramos el avión.
Entre risas y miradas llenas de deseo, juntamos nuestras cosas y nos bajamos, no sin antes escuchar los comentarios de las azafatas que decían “recién casados”, gesto que provocó más risas por parte de nosotros.
No se en donde me encontraba ni por donde íbamos cuando nos subimos a una camioneta cuatro por cuatro enorme, al estilo Emmet, solo estaba consiente de con quién estaba, Edward Cullen mi esposo.
En un determinado momento, aparté la vista de Edward que me tenía hipnotizada y distinguí un cartel que informaba de una cafetería en el camino, no podía creer que se encontraba allí conmigo yendo a nuestra luna de miel, pero como mi panza no aguantaba estar vacía, le pedí para detenernos.
Apenas abrió su puerta, yo lo hice con la mía, se molestó un poco porque no lo dejé ser caballero, pero creo que me había acostumbrado a Mike o a estar sola y valerme por mi misma que no me di cuenta de su gesto. Costó unos cuantos mimos para que se asomara en su cara una sonrisa, recién en ese momento pude admirar el paisaje, estábamos en un lugar de montañas, unas entrelazadas con las otras compartiendo en completa armonía.
-es hermoso.-quedé embobada mirando los colores entre blancos, marrones y verdes en conjunto con el azul de cielo despejado, a un lado un poco alto había asomando su cara el sol, supuse que sería media mañana o cerca del medio día, no había tenido tiempo de mirar la hora, aunque creo que dejé mi reloj en la casa de Esme.
-hermosa en verdad- lo dijo mirándome-pensé que no te gustaba porque no dijiste nada.
-no estaba mirando el paisaje.-inmediatamente me sonrojé por mi confesión.
-¿se puede saber que estaba mirando Sra. Cullen?.-lo dijo mientras con una de sus manos acariciaba mi mejilla sonrojada.
-a mi esposo, ¿realmente eres real?.-entrecerraba mis ojos para mirarlo con detenimiento.
No contestó solo me tomó entre sus brazos y me besó con mucha pasión, atacó mi boca como si fuera la última vez que lo hacía, me faltó el aire enseguida y tuve que apartarlo, manteniendo el abraso, sus besos cada vez eran más intensos.
-¿te parece mentira?.-negué, con un beso así, estaba segura que era real, escondí mi cabeza en su pecho, no necesitaba nada más que a él para ser feliz, no importaba el lugar donde nos encontráramos mientras fuera juntos, aunque no podía negar que el paisaje era único.
Desayunamos como un almuerzo por el horario, ambos estábamos hambrientos, no se él pero yo desde la mañana de la boda que no probaba bocado, por Alice.
La mesera del lugar no dejaba de coquetearle, lo miraba descaradamente y le hacía poses mientras nos servía, pero Edward no tenía ojos más que para mí, lo que hacía que estuviera más enamorada de él si es que era posible.
Media hora más de viaje y llegamos a un hostal, allí le dieron la llave de una cabaña que se encontraba a un poco más de media montaña por un camino solitario de piedras.
La cabaña parecía pertenecer al paisaje, se encontraba en una pequeña saliente, era de piedras cuidadosamente encastradas, ventanales grandes de madera rústica, una hamaca de dos cuerpos estaba en el porche colgada del techo, dos jarrones altos de cerámica estaban a un lado de la puerta principal y tenía una chimenea que al parecer estaba encendida, cosa que agradecí porque el aire frío había empezado a sentirse.
-Bella necesito verificar algo, ¿me esperas?.- asentí y dicho esto entró a la casa con todo el equipaje dejándome fuera, pude observar que el fondo de la cabaña daba a un barranco, tenía que pedirle a Edward me llevara allí en algún momento porque de seguro pararse justo en el borde del barranco apoyada en el barandal de troncos de árbol darían la sensación de estar volando, podríamos hacer la escena del Titanic, me sonreí ante mis ocurrencias.
-¿porque sonríes tan bonito?.
-nada.
-si es por un hombre me pongo celoso.
-si y no.-nunca le mentí no iba a empezar ahora.
-Bella, estoy celoso hasta del aire que respiras y tú me dices que sonríes por otro.
-no por otro, por ti, ¿del aire?.-estaba muy sorprendida.
-si, te toca todo el tiempo, recorre tu cuerpo en todo momento, te siente en cada instante, la necesitas siempre, no te abandona nunca.
-quiero que seas mi aire personal.-se lo dije en un tono de lo más sensual que me salió.
-tu celular.-me pidió extendiendo la mano.
-¿quieres ser mi celular?.-le dije extrañada por el cambio, ¿con que me saldría?, ¿que podría escuchar mis conversaciones privadas o que lo llevaba en el bolsillo trasero?.
-no mi amor, quiero ser todo para ti, pero me prestas el celular, el mío está en la playa de la Push.
-¿en la playa de la Push?.-le dije mientras le tendía el celular.
-es una larga historia que ya vamos a tener tiempo.-me tenía abrasada a su costado mientras que discaba a su mamá, le contó que llegamos bien y que donde estábamos no teníamos señal, cuando cortó la comunicación apagó el celular. Con eso entendí que no quería interrupciones.
No dijo nada solo me tomó en brazos y entramos a la cabaña, como una pareja real de recién casados.
Todo el interior era rústico pero hermoso, cada detalle hecho en madera y piedra, había una escalera de escalones gruesos que llevaban al piso superior, dos sillones mullidos y cómodos cerca de una gran chimenea que daba el calor necesario al ambiente.
Me bajó frente al fuego, no soltó su abraso, conectamos nuestras miradas y no dejaba de sonreír en una forma contagiosa que correspondí, pronto se acercó lentamente hasta que rozó su labios con los míos, esta vez fue igual al primer beso que nos dimos, un fuego interior encendió mi cuerpo y ambos comenzamos a temblar, cada rose de su manos era una descarga eléctrica de emociones y sentimientos, despacio desprendió mi abrigo mientras yo lo hice con el suyo, los deslizamos por los hombros y brazos hasta que cayeron al suelo sobre una alfombra persa llena de colores vivos.
Levantó sus manos y las llevó hasta mi nuca, acarició suavemente el cabello haciendo que cerrara los ojos ante esa exquisita sensación, se entretuvo un rato erizando la piel y dirigió una de sus manos por el cuello hasta el escote de la camisa, acarició con dos dedos unos centímetros dentro generando un gemido y una aceleración de mi respiración, rompimos el beso y se apartó de mí provocando un vacío.
-wow eso si que fue intenso.-lo dijo mientras respirábamos agitados y me tomó de ambas manos.
-entonces, ¿porque te apartas?.
-te amo, pero…
-no, no, no hay peros, ya te saliste con la tuya en todo.
-¿en que?.-se notaba intrigado.
Quedé un poco más tranquila con una sonrisa que me regaló, realmente estaba pensando seriamente en que estaba embrujada o tenía que sacarme el cartel de “no tocar”, así que respiré hondo y le expliqué.
-no me quería volver a casar, en una semana y media ya estamos casados, no lo mal entiendas me encanta y no me arrepiento, también pediste que fuera pura virgen, me negué pero aquí estoy, no pidas más, se cerraron las negociaciones.
-Bella quiero que este momento sea especial, único, tierno, romántico, pasional, mágico…inolvidable.-lo último lo dijo mientras rozaba mis labios con los suyos, me dirigió suave hasta el sillón e hizo que me sentara.-te acuerdas que te dije que si todo salía bien iba a sorprenderte.
-si.-se había agachado frente a mí y acariciaba mis piernas, haciendo que perdiera el horizonte.
-todo salió bien.-dijo sonriendo de costado haciendo que desaparecieran todos los nervios y miedos que pudiera tener, porque estaba segura del amor que sentíamos y era imposible que nos lastimáramos.
Miré la habitación, había en una esquina un bar con copas y botellas de toda clase, una arcada del tamaño de dos puertas unían la sala con la cocina y no pude mirar más porque me tomó de la barbilla para que le prestara atención, sus ojos eran de un verde intenso, tan intensos como los bosques de Forks o los árboles del claro, de nuestro claro.
-es hermosa la cabaña.
-la sorpresa está arriba.
-ah.-no me salió nada más, quería que fuera él quién me invitara a subir y no parecer desesperada, aunque agradecía el tiempo previo.
Llevó sus manos a mi cintura sin romper el contacto con mis ojos, comenzó a bajarlas por ambos costados acariciando suave y generando un estremecimiento del cuerpo en forma total, ondas de calor emanaban desde sus manos logrando que temblara despacio pero no disimuladamente, mordí mi labio inferior para tranquilizarme pero no lo logré, solo pasaba por mi mente que estábamos solos en medio de las montañas sin interrupciones y él me hacía sentir volar con un roce superficial sobre la ropa.
Cuando llegó a mis pies me descalzó torturándome con sus caricias, retiró las botas una a una y luego lo hizo con las medias.
-¿estás tan nerviosa como lo estoy yo?.-preguntó sonriendo.
-¿porque estás nervioso?.
-siempre soñé que la primera vez que hiciera el amor sería contigo y mis sueños se están haciendo realidad.
-te amo.-no supe como expresar lo que sentía ante su confesión, más que con esas palabras que para mí significaban todo.
-te amo, necesito que me digas si voy muy rápido- negué, él volvió a sonreír- te invito a soñar esta noche, en nuestro sueño, allí-señaló una puerta en el piso superior- cerquita del cielo, te invito a volar pegada a mi cuerpo y te prometo que desde ese momento no voy a soltarte mientras tenga aliento, mientras mi corazón lata en compás con el tuyo…-lo interrumpí no podía dejar de desear tanto sus labios que lo besé, invitándolo a profundizar para comenzar a volar desde ese momento y soñar desde ese instante junto a él.
Suavemente mientras acariciaba apartó mis piernas para colocarse entre ellas, puso una de sus manos en mi cadera y me empujó hacia su cuerpo, logrando que tuviéramos un contacto más íntimo.
Aproveché un gemido para respirar tan solo lo necesario y continuar con el beso profundo que estábamos compartiendo, colé mis manos por entre sus ropas para tocar directamente su piel suave y fuerte, generaba calor igual que mi cuerpo en donde se encontraba en contacto con el suyo.
Cuando comencé a sentir la dureza de su masculinidad, ambos necesitábamos el aire antes del contacto con el otro, se apartó lentamente de mi boca y apoyó su mejilla en mi pecho, empujó suave hasta que quedé recostada en el sillón pero sentada en la orilla del mismo, eso hacía que él estuviera prácticamente acostado de la cintura para arriba sobre mí, arrodillado en la alfombra y entre mis piernas. Aproveché el momento para recuperar la respiración, hacer que mi corazón descansara de las emociones que estaba sufriendo y acaricié entrelazando mis dedos en sus cabellos, cerró los ojos disfrutando mis caricias.
No se cuanto tiempo transcurrió yo lo acariciaba sin detenerme y él mantenía un abraso fuerte alrededor de mi espalda, hasta que se apartó suavemente y se quitó las botas y medias, quedando descalzo igual que yo.
Me incorporé quedando derecha sentada en el sillón, junté mis piernas y puse ambas manos en mis rodillas, mientras observaba como se descalzaba y continuaba con su camisa gesto que me hizo sonreír.
-¿que pasa?.
-me hubiera gustado hacerlo yo.-dicho esto se detuvo, únicamente había desprendido las mangas.
-soy completamente tuyo.-extendió su mano para ayudar a que me levantara e invitándome a que continuara con lo que había empezado él.
Mordí mi labio inferior al momento que llevé mis manos a los botones de su camisa, no podía dejar de temblar y suspiré al momento que hice contacto con su pecho.
-tranquila, tenemos todo el tiempo del mundo, solo para los dos y a nuestro ritmo.-le sonreí y asentí, tenía toda la razón, quería disfrutar cada segundo previo a ser suya por completo.
Desprendí un botón y lo miré profundo mientras llevaba mis manos al siguiente, así lo hice hasta que ya no quedaron botones para desabrochar, no se si ayudó porque luego que terminó su camisa en el suelo, comenzó con la mía, hizo lo mismo que en el claro de Forks, miraba el botón luego a mis ojos y con mucho deseo reflejados en ellos volvía a mirar el botón para, en esta ocasión desprenderlo, cuando terminó mi camisa al lado de la suya en una unión que pronto sería la de nuestros cuerpos, me sacó la remera pero no el sujetador, se que la curiosidad mató al gato, pero no podía dejar de preguntar, así que mientras yo retiraba su remera casi en un susurro le dije.
-si la sorpresa está arriba, ¿porque nos desvestimos aquí?.
Sonrió pero contestó.-quiero que sientas directamente en la piel.
-ah.-lo que dijo me dejó más desconcertada que antes, no tenía idea a que se refería o en que consistía la sorpresa y ante todo hacía que estuviera más ansiosa de subir de lo que debería, como había dicho Edward teníamos tiempo y quería aprovecharlo al máximo.
Creo que notó que me encontraba desconcertada porque sonrió divertido y ya sin su remera llevó sus manos a mi cintura y me atrajo a su cuerpo, juntó nuestros labios en forma sensual, los lamió antes de dejar que sintiera su lengua en mi boca, me abrasé a su cuello y lo acaricié jugando con sus cabellos, en un movimiento que me sorprendió, haciendo que reprimiera un grito de sorpresa, hizo que enredara mis piernas en su cintura y me dijo algo que me encantó.
-no te reprimas estamos solos, nadie nos escucha y me excita mucho escucharte.
-a mi también.-nunca pensé que diría eso tan naturalmente, así que me sonrojé como siempre ante mis revelaciones.
Me besó nuevamente y sentí cuando caminaba rumbo al cuarto de arriba, cerré los ojos para disfrutar mucho más a fondo sus besos y sus caricias, tenía una de sus manos en mi trasero y la otra en mi espalda, a pesar de que todavía estábamos ambos de jeans el contacto con su cuerpo era adictivo y necesario.
Se detuvo y abrí mis ojos para mirarlo, rompió el beso y me bajó, colocó un mechón de mi cabello por detrás de mi oreja, acariciando con un solo dedo por todo el contorno, continuando por mi cuello y luego más abajo pasando por el medio de mis senos deteniéndose en el botón de mis jeans, todo el recorrido de su dedo lo acompañó con su mirada, de seguro tenía fuego porque quemaba a su paso.
-¿cierras los ojos o los tapo yo?.
-¿como?.
-necesito que cuando entres, sientas todo antes de verlo.
-los cierro.
-está bien.
-no vas a insistir.
-confío en ti.-eso me dejó entre la espada y la pared, porque no podría hacer trampa y decepcionarlo, me tocaba no mirar.
Cerré los ojos y sentí primero sus labios tocar los míos, no quedó contento porque luego besó mi cuello en el lado derecho y continuó con el izquierdo, mordí mi labio nuevamente para no mirar, auque juraba que en ese momento estaría sonriendo y moría por verlo, me quedaba solo imaginarlo. Por unos segundos escuchaba su respiración y la mía pero no su contacto, levanté las manos tanteando en el aire para intentar tocarlo pero me detuvo sosteniendo mis manos en una caricia hermosa.
Luego de besarme los dedos en forma muy sensual, me soltó, llevó sus manos a mi nuca y acarició logrando que se erizara la piel ante su contacto, se dio cuenta por el sonido de su riza, fue descendiendo con las caricias por mi cuello en ambos lados y continuó por mis hombros, en el momento que pasó por los breteles del sujetador comenzó a llevarlos con sus dedos hacia los brazos, hizo que aspirara en tres tiempos aire en forma audible y se detuvo.
-Edward por favor, necesito verte.
-espera un momento más.-asentí no se en que dirección supongo que hacia donde se encontraba por el sonido de su voz que provenía desde ese lugar.
Escuché cuando abría la puerta y me tomó de ambas manos para dirigirme hacia la habitación, entramos y en mis pies pude detectar que había alguna clase de pétalos por su textura y olor, cerró la puerta soltándome una mano para hacerlo, volvió a tomarla y me llevó unos pasos más lejos de la puerta.
-¿que sientes?.
-creo que en el piso hay pétalos, pero no parecen de rosa.
Sonrió.-es cierto, ¿que más?.
-hay olor a vainilla, rosas…y ¿margaritas?.-en ese momento algo rozó mis brazos, era suave, esponjoso y acariciaba en forma mágica la piel, sabía que no era Edward porque lo tenía tomado de las manos, también fue algo raro, parecía que otra cosa caía como si fuera lluvia, pero sin ser mojado, una suave brisa acompañaba los movimientos de ambas cosas y había luz, a pesar de tener los ojos cerrados sabía que había luz en la habitación.
-es verdad, otra vez, eres muy perceptiva.
-puede ser, ¿cuando puedo abrir los ojos?.
Acarició mi mejilla que se puso roja al instante y me besó, inmediatamente le correspondí y olvidé de que no contestó mi pregunta, todos mis sentidos estaban a mil, sin contar el de la vista que por el momento dejaba que los demás tomaran protagonismo, tocarlo sin verlo era conocerlo con el tacto, el olor, el gusto y por sobre todo el sonido que me decía cuando estaba sonriendo, no se como pero lo sabía y hacía que sonriera también, era tan excitante saber que se estremecía y agitaba cuando rozaba con la yema de los dedos su pecho, terminó el beso y dijo.- ahora.
Abrí los ojos lentamente para encontrarme en el cielo, entre las mismas nubes, donde él unos momentos antes allí abajo junto al fuego había prometido llevarme, abría la boca pero no salían palabras, solo un gesto de sorpresa, alegría, felicidad y nuevamente sorpresa, no tenía idea que todo podía ser mágico dentro de una habitación.
Desde el mismo cielo o bueno desde el techo, sin distinguir el lugar de inicio, caían telas de seda blanca que tenían un vaivén por la brisa simulando el viento de las montañas, eso era lo que distinguí en una caricia suave y sedosa, pensé, pero eso no era todo, de algún lugar del mismo inicio del cielo caían pétalos de margaritas blancas, simulando la nieve o la misma lluvia, no sabía por cual decidirme, ambas pienso, porque desde ese momento me encantaban.
Instintivamente abrí los brazos y giré por la habitación sintiendo el contacto con esas nubes que Edward bajó del cielo solo para mí y me di cuenta, no se luego de cuanto tiempo, que él no estaba junto a mi y no lo podía ver por las nubes simuladas en esa habitación mágica donde sería su mujer desde ese momento y para siempre.
-Edward.
-te acordaste que estoy aquí.-no lo dijo en tono de enojo sino todo lo contrario, se notaba alegre.
Seguí el sonido de su voz abriéndome paso hasta que me encontré con un ventanal enorme de donde entraba la luz del día, mirar hacia las montañas hacía parecer que estaba suspendida en el aire, a pesar de que afuera se notaba el frío, dentro de la habitación todo era cálido y acogedor.
-¿mi amor donde estás?.-necesitaba escucharlo para poder saber su ubicación.
-te busqué por tres años, puedes buscarme por tres minutos.
Suspiré y me uní a su juego, después de todo solo eran tres minutos y seguro podría soportarlo. Seguí nuevamente su voz pero solo encontré otro ventanal, mientras que en la habitación no cesaban de caer pétalos y de moverse por la brisa las nubes de seda, yo seguía sin encontrarlo.
-no tengo reloj, ¿como vamos a medir el tiempo?.-no me importaba el tiempo que estuviéramos jugando solo necesitaba que hablara para localizarlo o encontrarlo para sorprenderlo.
No habló, sentí su risa en otra dirección de la habitación, donde me dirigí, se escuchó música, era Debussy, lo reconocí al instante y en esta ocasión no me encontré con otra ventana sino con una cama de dos plazas cubierta con un cobertor blanco y con pétalos de rosa rojos decía “te amo”.
-también te amo.-lo dije fuerte y alto para que escuchara donde se encontrara, miraba el cartel y me preguntaba ¿cuando tuvo tiempo de hacer todo esto?.
Me sorprendió, al acercarme a su cuerpo tomándome de la cintura, pegó su pecho marcado sobre mi espalda y besó mi cabeza.
-yo te amo más.-lo dijo suave sobre mi oído después de apartar mi cabello lentamente del hombro derecho, logró lo que siempre desde que lo encontré, estremecer mi cuerpo y hacer que tiemble por la sensaciones de sus caricias y besos sobre mi piel.
-¿siempre será así?.-refiriéndome a mis temblores por su contacto.
-no lo sé, pero podemos averiguarlo.
Llevó sus manos de los costados de mi cintura hasta el botón de mis jeans, desabrochó y bajó el cierre, mientras los deslizaba por mis piernas hasta el piso, dejaba besos húmedos en mi espalda hasta el inicio de mi columna vertebral, encendiendo cada terminación nerviosa, ayudé a sacarlo de mis pies y di la vuelta para mirarlo de frente. Con su mirada notaba que podía ver más allá del conjunto celeste que llevaba puesto, era de encaje y lograba traslucir mi desnudez.
Sonriendo por los nervios y la ansiedad enganché mis manos en la pretina de sus jeans y lo atraje a mi cuerpo, de puntitas le di un pequeño beso en los labios y junto con su ayuda me deshice de su incómoda ropa.
Nos acomodamos en mitad de la gran cama, en forma cuidadosa estaba sobre mí besando mis labios, cuello y hombros alternando caricias con las yemas de los dedos, durante un momento me paralicé porque no correspondía a sus caricias, pero enseguida con dedos temblorosos recorrí su pecho aprendiendo de memoria su recorrido solo con el tacto, mientras me perdía en sus besos.
Cuando sus manos se volvieron atrevidas, no me quedé atrás, descubrí que no se negaba a mis caricias cerca de sus boxers y metí las manos, gimió al contacto, mirándome sin decir nada pero diciendo todo me enseñó a darle placer, a conocer su cuerpo a fondo, a sentir su fuerza y amor.
Me tensé sin quererlo cuando sentí sus dedos introducirse en mi intimidad, era la primera vez que se atrevía a tanto, a pesar de que fue un poco incómodo al principio se volvió placentero ante sus movimientos parecido a una caricia, fue muy tierno, logré disfrutar e hizo que quisiera más.
-Bella no puedo…-su respiración estaba tan agitada como la mía y realmente no entendí lo que dijo pero me asustó que quisiera alejarse, justo en ese momento que lo sentía tan entregado como yo.
-si te escucho decir “No pienso hacerte mujer”, juro que me voy.-aparté mis manos de sus cuerpo y quise incorporarme pero no lo permitió, se notaba asustado ante mi reacción.
-no mi amor, no entendiste, no puedo detenerme si seguimos.-sonreí porque lo había mal interpretado.
-perdón, pensé…
-shhh-me cayó con un beso.-quieres esperar un poco más.
Un tanto divertida, para que se diera cuenta que era en broma le dije-bueno podríamos esperar unos tres o cuatro meses.-me estudió con la mirada y al momento que se dio cuenta que estaba mintiendo dijo.
-tienes razón, también había pensado esperar unos tres o cuatro… segundos.
Atacó mis labios en una batalla sin ganador ni final, se deshizo de mi ropa despacio y acariciando a su paso, se quitó la suya permitiendo que me deleitara con su figura.
-te amo, te necesito, te deseo con locura y ya no puedo esperar más.
-yo tampoco, Edward hazlo.
Besó mi frente y se estaba levantando, ante su alejamiento sin sentido para mí, me colgué de su cuello para que no se fuera.
-¿que haces?.
-mi amor tenemos que cuidarnos o Emmet me mata, viste lo que le hizo a Jasper.
Quedé roja automáticamente pero no quería que se cuidara así que hablé bajito pero claro.
-no quiero que en mi primera vez haya algo en medio de nosotros, además yo me cuido desde hace mucho.-había empezado por Mike porque realmente no quería un hijo con él, pero luego seguí ya que me ayudó a ser más regular.
-siempre me sorprendes y me encanta poder sentirte piel con piel.
Volvió a besarme pero en esta oportunidad fue lento y con tanto amor que sentía volar en cada rose de su lengua con la mía.
Se colocó en mi entrada y conectó su mirada en forma tan profunda que se podía distinguir el horizonte donde se unen el cuerpo con el alma, sentí la presión de su cuerpo sobre el mío, el dolor ante su fuerza penetrante y la lucha de ante mano ganada por su masculinidad al vencer mi inocencia.
Se detuvo y habló.-mi amor, por favor trata de relajarte y aflojar tus manos.
-perdón.-no me había dado cuenta que tenía mis uñas clavadas en su espalda.
-no es nada, ¿te encuentras bien?.-preguntó y en esta ocasión sus ojos estaban negros.
Asentí mientras aflojaba mis manos y mediante caricias de él pude relajarme, aunque mis piernas no dejaban de temblar comencé a sentirlo de forma diferente, a escucharlo de forma excitante y en un momento un calor invadió mi cuerpo generando sensaciones exquisitas, inolvidables y placenteras, ambos tocamos el cielo juntos, a pesar de encontrarnos entre las nubes, juro que subimos mucho más alto.
Cuando recuperó la respiración y pudo hablar me dijo- se que puede sonar egoísta o posesivo pero…por fin eres mía, mi mujer.
En ese momento comprendí, todo fue por el destino, por más que quisiéramos separarnos volvíamos a encontrarnos, lo intentamos ambos y no funcionó, el destino o la fuerza del amor entre Edward y yo logró que no fuera de otro porque estaba destinada a ser solo SU MUJER.
Fin.
Yapa o extra, solo para ustedes.
Cuando se separó de mi cuerpo, nos cubrió con el cobertor y no soltó su abraso, me recosté a su pecho y ambos dormimos sin importar el horario porque nos encontrábamos solos, agotados y de luna de miel.
En algún momento de la noche me despertó sus caricias en mi cabello, eran suaves pero constantes, me incorporé para mirarlo pero no lograba ver nada.
-¿que hora es?.
-no tengo idea, pero es la primera vez que no me importa.
-¿cuanto tiempo nos quedaremos?.-no quería que terminara tan pronto este sueño.
-te despertaste muy preguntona, apenas llegamos ¿te quieres ir?.
-no.-salió en un grito.
Sonrió supongo que por mi grito.-se que te sonrojaste.-tenía razón.
-puedes encender alguna luz, quiero verte.
-preguntona y curiosa.
-Edward.
-me encanta como suena mi nombre con tu voz.
Me senté y al sentir mi alejamiento encendió la luz, me llevé otra sorpresa, desde el techo bajaba la luz por las telas de seda, era esa negra que hace que lo blanco se vea fluorescente, no salieron palabras, todo brillaba en la oscuridad.
-¿hermoso no?.-preguntó mientras acariciaba mi espalda generando corrientes eléctricas por mi columna, encendiendo todo mi cuerpo.
-no hay palabras.
-no son necesarias te conozco.
Me di la vuelta para mirarlo y lo besé.-gracias.
En un movimiento rápido me apretó contra el colchón y su cuerpo, sonriendo de lado como me gustaba dijo.-por todo el trabajo que me llevó esta sorpresa no me conformo con un simple beso y un gracias.
-¿que tienes en mente?.-temía preguntar por su expresión.
-hacer el amor tanto como respirar.- creo que me delató mi cara de sorpresa.-puedo perdonarte por algunas horas al día, pero no mucho más, quiero recuperar el tiempo perdido.
-te refieres a la semana que te fuiste o a los tres años que desaparecí.
-tu que crees.-levantaba ambas cejas.
Quedé con la boca abierta por la sorpresa, sabía a cual se refería y creo que asustaba un poco, de pasar tantos años de abstinencia pasaba a ser un maniático sexual y yo con gusto lo acompañaría.
Un movimiento llamó mi atención.-Edward, siguen cayendo pétalos.
-en realidad no se cuantas pusieron pero creo que exageré.
-si nos quedamos un rato más no vamos a poder salir de la habitación.
-jaja se me acaba de ocurrir, son las margaritas que deshojé mientras te buscaba durante tres años.
-yo estoy preguntona pero tu estás cursi.
-yo diría romántico.
-cursi.
-romántico.
-c…-cerró mi boca con sus besos y abrió mis piernas con sus manos.
…
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Hola aquí les dejo el final de la primera opción con un extra o yapa como se dice acá, intenté hacerla lo más romántico posible ¿lo logré?.
Primero que nada.
GRACIAS.
SILMO, SOLCULLEN, BICHITO, MISSYLADY, ELINAESME, OSILUPE, MARTHA, ANA_DCULLEN, ALICEAGLAECULLEN, NATALIARENDON2121, BELLSGLOOM, JESSECULLEN, SOLCHU, ALE1972, CARLIS, SHI_CULLEN09, A_CULLEN, VERONIKICE, LUZBELLSCULLEN, ALICEASHLEYCULLEN, MIRELLACULLEN, HI, ELLS, GIULIANA, MAYA, KRISSS, BELLABELLED, VANEIAN08, ANDREALICE, PAU_CULLEN, JO, DAISY, JAKEDAN, SUKI, KENNYDECULLEN, MARIANNEJEAN(esposo Jim), GABY19_96, CAROCULLEN92, GABRIELACULLEN, KDEKRIZIA, VICKOTEAMEC, DORRY, YEYE1819, LUCECIITA89, KMYCULLEN, ORPHA, NINASWAN, EDWBELLS, ALBACULLEN, PRISCICULLEN, ANIGIEMEZZALUNA, ADRIANADECULLEN, ETERNOAMANECER, CRISTHAALITHAS, GYF21, MONYPT, YESS_CALDERON, DENNICULLEN, LILIGOMEZ, JESIFLEXER, MARIECULLENBLACK, .
Son las personas que pasaron y se animaron a dejar su comentario, gracias nuevamente y también a los que pasan en forma silenciosa.
Hablando de comentarios, leí que no quieren que en los fics se obliguen a las lectoras a dejar comentarios para subir capítulo, disculpen, no por obligación, pero lo voy a seguir pidiendo para conocer su opinión que es muy valiosa para mí, de otra forma no sabría si es de su agrado o no hubieran generado otra opción de final, les cuento que cada comentarios que dejen es un granito de inspiración que hace escribir con mucho más ánimo.
No todos lo saben pero les comento que estoy escribiendo despacio porque mi hija está esperando confirmación para ser operada, esto me desanima y me hace sentir muy mal, aunque la escritura como la lectura me despejan un poco no estoy a full y pido sepan disculparme si demoro un poquito más de lo de siempre.
Subi capi de Mentiras, engaños y un amor y un nuevo fic que tenía guardado, espero les sea de su agrado se llama Lizzie, el espejo de tus fantasías, les dejo el enlace http://www.lunanuevameyer.com/sala-cullen?id_relato=2493.
Gracias.
ec07.
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