Llevé el auto a la entrada del aeropuerto, fui a buscar a Mike que estaba en el mismo lugar y con la misma cara de dolor que lo dejé.
-pensé que ya no volvías.
-aquí estoy. Vamos.
-si, conseguiste un taxi.
-no, Edward me dejó el auto de su mamá en el estacionamiento.
Mientras hablábamos le tendí las pastillas y una botella de agua que tomó, caminábamos hacia la puerta y como era de esperarse yo cargaba todo el equipaje.
-¿cuando te dio las llaves?.
-el día que acepto hacerme el favor.
Dejó de preguntar y no siguió con su cuestionario porque le encantó el auto, claro que no lo dejé manejar y eso lo molestó, algo que utilicé a mi favor, porque no habló y encendí la radio mientras manejaba rumbo a Forks disfrutando del paisaje.
Hacía tanto tiempo que había hecho el mismo recorrido solo que al revés y me había prometido no volver, pero en este momento me encontraba tan ansiosa de volver, porque sabía que Edward estaba allí y me esperaba solo para estar conmigo para toda la vida.
Faltaba menos de media hora cuando Mike se dignó a apagar la radio y preguntar.
-¿estás segura que ese tipo es confiable?.
-claro, ¿porque la pregunta?.
-estamos en medio de la nada, solo veo árboles todo es verde y marrón- sus ojos, los de Edward y los míos- odio el color marrón.
-Mike mis ojos y mi cabello son marrones.
-lo se.
-¿me odias?.-yo creo que Mike no medía lo que decía, solo decía lo que sentía en el momento.
-no como crees, te amo Bella, solo…
-¿solo?
-como te dije estamos en el medio de la nada y si se le ocurre matarnos nadie se va a enterar.
Comencé a reír a carcajadas, nunca se me ocurriría matarlo, a lo mejor de celos o de hambre pero nunca cometería un asesinato y mucho menos Edward.
-lo dices porque te di contra un cartel de “No a la violencia”.-ups mucha información.
-nunca desconfiaría de ti…jajaja decía…jajaja “No a la violencia”.
Asentí y Mike no se contuvo, comenzó a reír lo que me contagió, hacia mucho que no compartíamos un rato distendido de tranquilidad y comicidad.
-como hiciste para contener la risa.
-no lo había leído, hasta que llegué a la farmacia.-no pensaba decirle que fue Edward quién me lo dijo.
-yo no me hubiera contenido de reírme de ti.
Yo tampoco me contuve por eso demoré en el estacionamiento, pero no quería decirle, solo esperaba que Edward se contuviera cuando se lo presentara.
-llegamos.- dicho esto entré por el camino de piedra con árboles a los lados, que llevaba a la casa Cullen.
A lo lejos se divisaba la gran casa blanca entre los árboles que parecía la habían adoptado junto al paisaje, era el complemento necesario para que todo fuera perfecto a la vista de la gente y lo que lo hacía aún más perfecto era el auto que estaba estacionado en el frente.
Estacioné detrás y divisé que Edward salía de la casa en mi encuentro, por lo que no lo hice esperar salí sin prestar atención a Mike que parecía embobado por la casa y el auto.
Vino a mi encuentro con un grácil caminar, varonil y sexy que me desarmaba solo con ese gesto, abrió sus brazos y me levantó dándome vueltas como lo hacía Emmet cada vez que me veía.
Me bajó y se alejó solo un poco de mí, aún sosteniéndome los brazos, me dijo.
-hola Bella tanto tiempo, estás hermosa.- hizo que diera una vuelta sosteniendo mi mano, me sonrojé y quedé hipnotizada con su mirada. Un carraspeo nos sacó de la ensoñación.
Estaba de espaldas a Mike por lo que me di la vuelta pero Edward no me soltó me sostuvo de la cintura con ambas manos, de seguro me quería matar, como pensaba ser tan cariñoso con Mike mirando, ahí me di cuenta que no habíamos hablado de eso y me asustó lo que pudiera llegar a hacer.
Mike estaba con los brazos apoyados uno en la puerta del auto abierta y el otro en el techo, mantenía una de sus piernas dentro, tenía una mirada seria, de seguro se dio cuenta como me mira Edward o como lo miro yo.
-Edward- solté su agarre y camine hacia el auto- quiero presentarte a Mike.
Mi esposo salio por completo del auto, cerró la puerta, caminó hasta quedar enfrente, me tomó de la cintura un tanto fuerte, por lo que noté la tensión de Edward.
Rompí el hielo, presentándolos.
-Edward-Mike, Mike-Edward.
Tendieron sus manos y se notaba que cualquiera de los dos estaba haciendo fuerza en la mano del otro, querían demostrar su hombría, una boludez porque yo sabía que Edward era un hombre con todas las letras, no tenía miedo de hacerme mujer, ahora de Mike no podía decir lo mismo y me constaba.
-nos conocemos.
-no, te aseguro que nunca te había visto.- le dijo Mike mirándolo de arriba abajo.
-seguro- Mike asintió- como les fue en el viaje.
-bien, gracias.-me apresuré a decir para ver si se calmaba la tensión que se había generado en el ambiente, aunque allí en ese momento me di cuenta que yo era la que iba a sufrir por estar en el medio.
-si bien, descontando que me dio contra un cartel.
-que.-Edward sonrió y yo solo pedía que se contuviera o no dijera nada que estuviera de más.
-si es verdad, por eso tengo la cara roja y me acaba de confesar que el cartel decía “No a la violencia”.
Reímos los tres y la verdad nunca me esperaba que Mike se lo tomara tan bien, pero lo bueno dura poco, Mike me atrajo de la cintura en forma posesiva y me besó, iba a ser un fin de semana muy muy largo.
-entramos, hace frío y tengo hambre.- dijo Edward con una sonrisa en los labios que yo conocía y era fingida.
Mike finalizó su beso y sin soltarme le dijo.
-te molesta que bese a mi esposa.
-no en lo absoluto, como dijiste es tu esposa… por poco.-lo último lo dijo solo para él disimulándolo con una tos, poco creíble, pero Mike no se dio cuenta.
Entramos y la casa estaba como en el pasado, hermosamente decorada, amplia y por sobre todo con amor en el ambiente, recuerdos que lograron que suspirara.
Mike interpretó que estaba nerviosa, así que me sostuvo más a su cuerpo y dijo.
-tranquila, Edward donde podemos dejar las mochilas.
-por las escaleras, la tercera puerta.- si mal no recuerdo era el cuarto de Alice, pegado al de Edward, donde la habían puesto porque se escuchaba todo desde el cuarto contiguo y no querían que estuviera pegado al de Emmet.
-vamos mi amor.- asentí y vi que como todo un caballero, solo delante de Edward, el equipaje lo llevaba él con una mano, con la otra me sostenía.
-preparo el almuerzo y los espero en el comedor, no tarden.
-no te preocupes no pienso hacerla mujer, ese es tu trabajo.- le dijo muy tranquilo a Edward.
-directo al grano, aunque te aseguro que no va a ser un trabajo sino que todo un placer.-por Dios donde me podía esconder, solo a mi se me ocurre juntarlos en un lugar completamente alejado de todo.
-así me gusta, no quiero malos entendidos a eso vinimos.
-que estés de acuerdo me deja más tranquilo, no quería sentirme incómodo cuando la lleve a mi cuarto.
-no hay problema.
Edward desapareció en la puerta de la cocina con una sonrisa en los labios muy convincente y yo me di cuenta que además de estar súper colorada estaba paralizada, no sabía que le ocurría en la cabeza a Mike y nunca pensé que lo aceptara tan tranquilo y hablara del tema con tanta naturalidad, le molestaría que estuviera con Edward, se pondría celoso si escuchaba que yo disfrutaba en mi primera vez, aunque fuera solo una farsa pensaba hacerlo muy creíble.
Mike tiró de mi mano lo que logró que me moviera y subimos las escaleras, se paró frente a la puerta del cuarto de Alice, abrió soltándome la mano para hacerlo y luego me pidió pasara primero.
-¡ah Dios mio!.- casi gritó.
-¿que pasa?- miraba hacia toda la habitación y no encontraba nada fuera de lugar.
-nunca vi tanto rosado en mi vida, voy a tener que entrar con la luz apagada o tendré sueños raros.
Sonriendo le dije- no es para tanto Mike.
-no es para tanto, hasta los lápices que hay arriba del escritorio son color rosa.
-tienes razón- levanté uno para observarlo de cerca y me di cuenta que el papel de la libreta también era de color rosa.-que tierno, no te parece.
-si Bella, tiernisísimo.- puso las mochilas en un rincón del cuarto y se tiró en la cama.
Dejé el lápiz en su lugar y entré al baño, me lavé las manos y cuando di la vuelta para salir, Mike estaba observando desde la puerta, ingresó se aseó también y preguntó.
-¿porque elegiste a Don perfección?.-ambos salimos del baño rumbo a la puerta mientras me cuestionaba.
-¿a quién?.
-a Edward, no me gusta es demasiado lindo, parece que salió de una revista de modas, no tiene un pelo fuera de lugar y eso que está despeinado.
-jaja- no pude evitar reír, Mike estaba celoso aunque intentara no demostrarlo frente de Edward.- es lindo.- mordí mi labio inferior, gesto que no le pasó desapercibido.
-¿te gusta?, ¿porque no me dijiste?.- me tomó por sorpresa y aprisionó mi cuerpo con el de él, su mirada era penetrante y a poca distancia.
-te dije que era mi amor de adolescente.
-¿porque no siguieron juntos, te engaño?.
-no, no es lo que tu crees, nunca fuimos novios.
-ahora entiendo, la única forma de sacarte las ganas es pidiéndole que te haga un favor.
-suéltame.
-no- forcejeaba con él y su cara cambió de arrogante a tierno en un segundo- perdón mi amor, otra vez diciendo cosas que te hieren, es… es que estoy… celoso- suspiró- lo dije, estoy hiper mega celoso, no me gusta el señor perfecto, casi muero cuando te abrasó en la puerta, no se si podré soportar que te lleve a su cuarto, quiero que seas solo mía y me encuentro en una encrucijada, no puedo lastimarte Bella, me odiaría, pero tampoco quiero compartirte y mucho menos con él.
Dejé de forcejar para abrasarlo, no despegaba su mirada y me di cuenta que era la misma que tenía el día en que nos conocimos, antes de casarnos y pasar por todo este problema, antes de conocer que realmente estaba equivocada si pensaba que iba a ser feliz con él.
-bésame, por favor Bella bésame, como nuestro primer beso, aquellos besos llenos de amor incondicional que se terminaron cuando fui un idiota en nuestra noche de bodas.- se había dado cuenta de mi alejamiento.
Lo besé, solo que tuve que cerrar los ojos y pesar que era Edward, sabía que no era él, su sabor, su forma de besar o tocarme no eran la misma, ni siquiera modificaban mi respiración o estremecían el cuerpo, pero lo hice para endulzarlo, quería que sufriera solo un poquito de lo que había sufrido yo.
Bajamos al comedor, Edward ya tenía todo servido, mi lugar era el de la cabecera de la mesa, mientras que ellos se sentaban a los lados.
-pasen, tengo mucha hambre, ¿te gustó el cuarto Mike?.
-si, gracias, es muy…rosado.
-jaja…era de mi hermanita, los demás están inhabilitados, están llenos de muebles.- le explicó Edward.
-y cual es el de… ustedes.
-el de junto, como te dije no se puede usar el resto, es que hace años que no usamos la casa.
-entiendo.-aunque con la cara decía lo contrario.
-a comer.
-Edward, a Mike no le gusta la comida Italiana, debí decirte.
-Perdón no lo sabía, como a Bella le encanta- lo dijo mirando a Mike- pensé que tenían los mismos gustos.
-no te preocupes, igual algo como.- solo comió pan.
Comenzamos a comer y en un momento me di cuenta que Mike tenía su mano en mi rodilla por debajo de la mesa y Edward también en mi otra pierna, ni quería pensar si se tocaban ambos, me paré y casi grité.
-así no puedo.
-que pasa mi amor.- preguntó preocupado Mike.
-que pasa Bella.- preguntó Edward extrañado.
-es… que… falta el queso.-fue lo único que se me ocurrió.
-está en la cocina, quieres que lo traiga.
-gracias Edward, voy yo.
No se si fue una buena idea dejarlos solos, pero fue lo hice para salir de este lío, levanté el queso y escuché la conversación de ambos.
-¿porque no puedes estar con Bella?.
-no es tu asunto.
-solo preguntaba para entenderte, ella es muy bonita, dulce, inteligente y te…quiere mucho. ¿Eres impotente?.-tuve que morderme los labios para no reír, como se le ocurre a Edward preguntarle esas cosas en la comida.
-NO!!!, te aseguro que puedo no tengo problemas, es solo que no quiero lastimarla, una vez hace mucho tiempo lastimé a alguien y no me perdonaría si lo hago otra vez.
-si la amas, como soportas entregarla a otro.
-no lo hago, solo que…ella hace el sacrificio de estar contigo y yo hago el sacrificio de acompañarla.
-¿sacrificio?, sabes que vamos hacer el amor.
-no te equivoques, van a tener sexo y vas a ser solo un mal recuerdo.
-te aseguro que la primera vez se grava a fuego y nunca será un mal recuerdo de eso me voy a encargar en persona.
-ya lo encontré.- entré al comedor porque la conversación estaba subiendo de tono.-de que hablaban.- lo dije lo más natural posible.
-le decía a Mike que me olvidé de comprar helado, ¿vamos a la heladería cuando terminemos de comer?.
-abrieron una heladería en Forks, ¿Dónde?.
-a unas cuadras de tu casa rumbo al centro.
-tienes una casa en Forks, en realidad ni sabía que habías vivido aquí, pensé que conocías por Edward.
-no quiero hablar de eso y no tengo casa la vendí. Vamos por el helado.- le dije no pensaba aclararle nada.
-vamos.-nos levantamos los tres de la mesa.
Mike nos dijo que quería quedarse porque aún estaba un poco mareado por la pastilla y que necesitaba un baño.
-tranquilo toma tu tiempo que yo cuido de ella.-lo dijo mientras me abrasaba pasando su brazo por mi hombro y yo en forma automática lo abracé por la cintura.
-no te quieres quedar.- me dijo Mike suplicante.
-no, quiero ver como cambió el pueblo y sabes que me encanta el helado, te traigo uno para ti.- aún con el abraso de Edward le di un pequeño beso en los labios y salimos sonriendo.
-está bien, cuídese.- escuchamos a nuestras espaldas, lo que llevó a que Edward hiciera un gesto de chau con la mano que tenía en mi hombro y la volvió a colocar en su lugar, mientras yo ponía la mano que tenía en la cintura dentro del bolsillo de su vaquero.
Ya fuera, entramos al auto, Edward me ayudó, gesto que me encantó Mike nunca era caballero conmigo.
En el camino le conté todo lo que me dijo Mike y como le decía “Don Perfección”, esto a Edward lo dejó más tranquilo porque estaba pensando que no se ponía celoso y que iba a ser muy difícil hacerlo sufrir.
Llegamos a la heladería y en el momento de entrar a Edward le sonó el teléfono, me dijo que era Emmet que entrara y fuera pidiendo los helados, lo hice.
La heladería era toda de color violeta en todos los tonos, sonreí al pensar que diría Mike si entrara, había una vitrina con los helados a la vista, empecé a leer los cartelitos para encontrar el que realmente me gustaba, cuando escuché que decían.
-crema americana y frutilla, si mal no recuerdo ese es tu favorito.
Levanté la vista para encontrarme a Eric a mi lado, con una sonrisa en los labios que conocía, no había cambiado en todos estos años.
-Eric.
-Bella, tanto tiempo, estás mas linda que antes.
-gracias, tu no has cambiado, estás igual.
Me abrasó muy tierno y me sonrojé porque recordé aquella vez que me besó sin previo aviso, ¿lo haría otra vez?, al menos eso decían sus ojos.
-Bella, Eric suéltala.
Eric miró a Edward quién estaba con los puños cerrados en la entrada, sin soltarme le dijo.
-Cullen, tanto tiempo, hoy es mi día de suerte, acabo de encontrar a Bella.- lo dijo sonriéndome.
-Bella es mi mujer y te pido que la dejes.
-oh, perdón no lo sabía, quién iba a imaginar que dos amigos terminaran juntos, los… ¿felicito?.
Me soltó Eric para abrasarme Edward y besarme de una forma que debería ser ilegal cuando hay alguien mirando, me desarmó y rompió el beso sonriendo y sosteniéndome por la cintura, cosa que agradecí porque me temblaban las piernas.
Mientras estuvimos en la heladería estuvo un poco tenso el ambiente y antes de salir Eric me dio su tarjeta para lo que necesitara, Edward se enojó porque yo la guardé, pero no quería ser descortés con un viejo amigo, porque de algo estaba segura Eric era solo un amigo.
En el auto Edward cambió la cara para una de alegría.
-¿que sucede?.- tuve que preguntar.
-no puedo dejarte sola, te dejo tres años y vuelves casada, ahora te dejo tres minutos y ya estabas abrasada a un idiota.
-pensé que Eric te agradaba y eran amigos.
-si hasta que me enteré que te había besado.- estaba celoso.
Sonreímos juntos mientras pasaba el paisaje demasiado rápido.
-¿Edward porqué vas tan rápido?.
-no quiero dejar a Mike mucho tiempo solo, se le puede ocurrir ponernos polvo pica pica en la cama.
-no, de donde sacaría esa idea… oh por Dios, tu…- asintió- no lo puedo creer.
-créelo, porque lo hice.
-Emmet- dijimos ambos al mismo tiempo, lo que logró que nos riéramos a carcajadas.
Cuando íbamos por la mitad del camino paró el auto.
-¿que pasa?.
-no lo soporto más, ven.- no entendía a que se refería.
Se bajó del auto y me tomó de la mano para caminar rumbo a los árboles a unos metros de la carretera.
En un momento que no esperaba me atrajo a su cuerpo y me besó de una manera muy intensa, caímos al suelo sobre las hojas secas, correspondí a su beso porque yo tampoco aguantaba más, logré entender a que se refería con no soporto más, sus manos viajaron por mi cuerpo hasta ponerse sobre mis rodillas y levantarlas para posicionarse en medio de mis piernas, fue la primera vez que sentí que Edward se excitaba ante mi contacto, no pude evitar gemir al sentirlo rosar mi intimidad con la suya.
-perdón amor, hace mucho que no me ponía así, es solo por ti.- lo dijo entre jadeos.
-no me pidas perdón Edward, yo también te deseo y mucho.
Apoyó sus codos a ambos lados de mi cuerpo y me acarició el cabello, sin dejar de presionar nuestros sexos me dijo.
-tengo una buena noticia y una mala, ¿cual quieres primero?.-era una situación tan rara para entablar una conversación, yo solo quería que actuara y no dejara de moverse, aún encima de la ropa me sentía volar.
-la buena.
-no voy a esperar a que aceptes ser mi esposa para hacer el amor contigo, no me aguanto, apenas te de los papeles de divorcio te rapto si es necesario.-me hizo sonreír y sonrojarme a un rojo intenso.
-Edward, yo quiero ser tu esposa, quiero pertenecerte y que me pertenezcas, no voy a separarme de ti nunca, no quiero, ya no.
-¿estás segura?.
-¿tu estás seguro?.- asintió y me dijo muy tierno, sin romper el contacto de sus ojos verdes con los míos.
-te amo.
-yo también te amo.- tuve que preguntar.-la mala noticia.
-llamó Emmet, mañana viene en la mañana con los papeles del divorcio.
-pero eso es bueno.
-si, pero me pidió que no te toque esta noche, que me contenga hasta mañana.
-¿porque?.- creo que mi decepción se notó en el rostro.
-consiguió divorciarte pidiéndole a papá que le hiciera una constancia de virginidad y si la cosa se pone fea mejor que continúes así, de lo contrario hay que conseguir unos testigos que confirmen que no estuviste con él, eso llevaría mucho tiempo.
-entiendo, pero no me gusta.-le hice un puchero, que le causó gracia.
-a mi tampoco me gusta, esperé más de tres años y no se si puedo contenerme esta noche, ayúdame Bella, promete que me vas a ayudar.
-no.
-vamos, nos deshacemos del idiota de tu esposo y luego somos felices para siempre.
Iba a negar con la cabeza pero me atrapó más fuerte, su cuerpo se apoyaba de una manera tan excitante sobre el mío que no podía pensar, aprovechó mi reacción y me besó tan profundo e intenso que me olvidé de respirar, rompió el beso para continuar por mi cuello, cosa que me estremeció hasta los huesos y me dijo suave al oído mientras respiraba erizando la piel.
-lo prometes.
Sin darme cuenta le dije- lo que quieras, lo prometo.
-gracias.- se incorporó y me levantó.
-no es justo, no tengo idea de que te dije.
Sonrió y puso su mano en el puente de su nariz por un momento.
-listo nos vamos.
-¿listo?.
-tenía que tranquilizarme.
-ah.-no me había dado cuenta, lo que no sabía era como yo me iba a tranquilizar, ni que fuera tan fácil, agradecía que no se notara a simple vista como les sucedía a ellos.
Llegamos a la casa ya tarde, no me había dado cuenta que pasamos mucho rato a un lado de la carretera, antes de abrir la puerta de la casa me besó, luego sonriendo sacó una hoja de mi cabello.
-ahora si, parecía que te habías estado revolcando.
-podrías dejarla.-mi cara era muy pícara al estilo Emmet.
-si- sonriendo la volvió a poner en el pelo un poco más enredada.- para que no se caiga.
Entramos riendo y encontramos a Mike durmiendo en los sillones de la entrada.
-ni se te ocurra despertarlo, así no duerme en la noche.
-eres muy mala.
-aprendo rápido.
Pasamos a la cocina, guardamos el helado que ya era agua a estas alturas y nos pusimos a cocinar pizzas, Edward puso música bajita, pero nos movíamos al ritmo mientras poníamos los ingredientes en la mesa, quería estar así el resto de mi vida compartiendo estos momentos con Edward.
Miré en todos los cajones y puertas de la cocina pero no lo encontraba.
-¿que buscas amor?.
-los sartenes, quiero hacer la salsa.
-ni loco te doy un sartén.
-Edward, no te voy a pegar.-se lo dije riendo porque me acordé de James.
-los escondí, te sirve una olla.
Me rendí como siempre lo hacía con él, todo lo que me pidiera lo hacía, no me importaba que fuera una locura, estaba perdidamente enamorada.
En un momento todo pasó muy rápido, Edward tenía cuatro huevos en sus manos, no tengo idea para que, porque las pizzas no llevan huevo, yo estaba con una bolsa abierta de harina y entró Mike a la cocina diciendo.
-llegaron, ¿porque no me despertaron?.
Edward hizo como que se asustó porque Mike entró sin aviso a la cocina y tiró los huevos hacia arriba, dos cayeron sobre la cabeza de Mike, uno en su hombro y el otro a mi lado, di la vuelta y me resbalé con el huevo que cayó cerca de mis pies, no quería caerme por lo que voló la bolsa de harina y me agarré de Edward, pero para mi suerte nos caímos.
Estábamos en la misma posición que en la carretera, lo que hizo que me mordiera el labio inferior y lo mirara con deseo, Edward estaba igual y me besó, volví a sentir que se excitaba justo entre mis piernas, rompimos el beso porque Mike nos dijo.
-esto es una chanchada, estoy todo sucio.
-no Mike, no es una chanchada… pero casi.-le dijo Edward lo que hizo que nos riéramos a carcajadas, movimiento que lo excitó más.-no te muevas Bella, por favor.
-por Dios, te excitaste con MI ESPOSA.- le gritó Mike.
-imposible no hacerlo.- dijo Edward muerto de la risa, intentaba pararse pero volvía a caer sobre mí debido a la risa.
-eres un idiota, quiero que salgas de arriba de ella YA.
-por favor Mike, esto no es nada o piensas que voy a hacerla mujer por correspondencia.
-n…- no le salió palabra y en eso me di cuenta que el harina cayó también sobre él, tuve que aguantar mi risa.
-voy al baño.- dijo Edward logrando levantarse y ayudando a que yo lo hiciera también.
Edward desapareció rumbo al baño y Mike me enfrentó.
-Isabella dejaste que te toque y que te bese.- hasta yo me sorprendí con mi contestación llamándolo mi amor.
-perdón mi amor, no me di cuenta, solo me sentí bien.
-¿bien?, Isabella te estás escuchando.
-mi amor, es la primera vez que un hombre se excita cuando me toca, hizo que me sintiera mujer, deseada, tu nunca te excitaste conmigo.
-es mentira, si lo hice.
-¿porqué no me di cuenta?, es por el tamaño.
Los ojos de Mike estaban abiertos como platos, nunca pensó que yo le preguntara semejante cosa, para mi suerte ingresó a la cocina Edward con una sonrisa, de seguro había escuchado lo que le dije.
-te pido perdón Mike si te ofendí y a ti Bella no era mi intensión pasarme.-miró a Mike- lo voy hacer solo en el cuarto.
-mi amor, por favor ve a bañarte eres un completo desastre, termino la comida y cenamos.- le sonreí y le tiré un besito, no sabía de donde sacaba toda esta fuerza para hacer esto.
-si… ya vengo.
Cuando salió Mike rumbo al cuarto de Alice, Edward se mató de la risa, pero en voz baja.
-Edward si pensabas hacer una torta, los huevos van en la tortera.
-escucha, en que se parece la tortera a la cabeza de Mike.-lo miré para que siguiera en este momento se parecía tanto a Emmet.-jajaja los dos son huecos.
Estallamos a carcajadas y Mike dijo desde las escaleras.- los escuché.-lo que hizo que riéramos más.
Cuando nos calmamos cocinamos lo más rápido posible y pusimos las pizzas en el horno.
-mi amor, de verdad nunca se excitó contigo.
-nunca.
-soy el primero- lo dijo con una sonrisa pícara.
No me gustaba mentirle así que le dije la verdad.- James lo hizo, pero solo sentí asco, contigo es… diferente.
Escuchamos ruido en las escaleras así que no continuamos con la conversación.
Apareció Mike con una sonrisa gigante en la puerta de la cocina y me abrasó por detrás en la cintura, me dio un beso en el cuello y me dijo.
-me extrañaste.
-mucho.- di vuelta la cara para mirarlo y sonreírle, me estaba volviendo toda una experta en la actuación.
Sonó el timbre del horno avisando que estaba pronta la cena.
-comemos.
-si muero de hambre.- le dije guiñándole un ojo a Edward.
Sentí que Mike me sacaba la hoja del cabello y lo miré para preguntarle que pasaba con carita de inocente.
Edward sacó las pizzas del horno y estaba entretenido cortándolas, por lo que Mike me tomó del brazo y me llevó al comedor.
-Isabella no aguantaste hasta la noche y te revolcaste con él en el pasto, tan desesperada estabas.
-a que te refieres, solo fuimos al pueblo.
-mira- me mostraba la hoja.
-no tengo idea de cómo llegó allí.
Me miró a los ojos muy de cerca y apretaba demasiado el brazo, me estaba haciendo daño.
-¿ya te acostaste con él?.- señaló con su mano libre hacia la cocina.
-te juro que no, ¿mi amor no quieres que lo haga?, ¿no quieres que todo esto pase para estar conmigo?.
-perdóname amor, no se lo que estoy diciendo, este hombre me está matando de celos y estoy seguro que va a aprovechar la situación para tratar de enamorarte.
-no estés celoso, no tienes motivos y no te preocupes por Edward el me quiere mucho, pero es mi amigo.
-no sabes como arregló el cuarto, aunque… jaja no te conoce.
-Edward arregló el cuarto para mí.
En ese momento ingresó Edward con la comida.
-listo, ¿cenamos?.
Nos sentamos y estuvimos conversando de todo y de nada a la vez, en un momento fui por servilletas a la cocina y volví a escuchar una conversación entre ellos.
-no la conoces como piensas.- le dijo Mike.
-¿a que te refieres?.
-nunca le gustaron las rosas rojas, le encantan las blancas.
-¿ah si?, será desde que te conoce, porque contigo cero pasión.
-no lo sabes.
-de seguro tu no la conoces, te apuesto que no sabes quién fue el primero en besarla o que lo vimos en el pueblo y que le dio su teléfono para lo que necesite.
-no tuvo tiempo, pero me lo va a contar,… ¿porque te esmeras tanto en que pase bien, la quieres conquistar?.
-si y esta vez yo voy a preguntarte, ¿estás seguro de su amor?.
-si, ella me ama con locura, no te das cuenta que está aquí solo para poder tenerme.
-si estás tan seguro, te propongo un trato.
-¿que clase de trato?.
-voy a intentar solo en esta noche de conquistar a Bella, si lo logro en la mañana le das el divorcio, de lo contrario los dejo tranquilos para que vivan su vida y te doy una cantidad suficiente de dinero para que no les falte nada.
-estás más loco que yo.
-tienes miedo o no estás seguro.
-trato hecho.
Entré al comedor en el momento que se tendían la mano, no podía creer lo que le propuso Edward para asegurarse que firmara el divorcio.
-¿pasa algo?.- les pregunté.
-no, todo en orden.
-demoraste mucho.- me dijo Mike.
-si, es que Edward no me dijo que las dejó en los estantes de arriba, tuve que poner una silla para llegar.- se lo dije encogiéndome de hombros.
Cuando terminamos de comer me encontraba con los pelos de punta por los nervios, sabía que no iba a pasar nada pero no tenía idea de cómo fingir, Mike me miraba con carita muy tierna y me acariciaba la mano por encima de la mesa, mientras que Edward me tocaba la rodilla por debajo, en esos momentos me sentía “Doña Flor y sus dos maridos”.
-creo que ya es hora Bella, levanto la mesa y te espero en el cuarto.
-si, me voy…a bañar.
-te acompaño.- me dijo Mike y casi muero, ni hablar de la cara de Edward, no quería bajo ningún concepto que se le ocurriera bañarse conmigo, de todos modos asentí y nos fuimos de la mano al cuarto, si se le ocurría entrar lo echaba sencillo, me auto-convencía.
Entramos al cuarto, tomé mis cosas para el aseo personal y mi ropa, un camisón de seda azul con la bata del mismo color y el conjunto de encaje que me regaló Edward.
Mike me abrasó y me preguntó.
-mi amor, estás muy nerviosa, ¿quieres que nos vayamos y lo intentemos con otra persona?.
-no mi amor, quiero salir de todo esto ya, como dice un amigo- Emmet- si estás en el baile hay que bailar.
Se sentó en la cama y cuando salí después de un rato largo de una buena ducha, volver a depilarme y peinarme poniéndome un poco de perfume, Mike estaba en la misma posición esperándome.
Se levantó y volvió a abrasarme, había tanto sentimiento en su abraso, se notaba que estaba temblando.
-mi amor, te amo, que no se te olvide que te amo con locura y nunca, escucha nunca te voy a reprochar que estés con él porque lo haces por mí.
Asentí y me besó suave y con mucho amor, eran los mismos besos que me daba cuando éramos novios.
Culminé el beso porque ya no aguantaba más, quería estar con Edward y que esos brazos que tenía en mi cuerpo fueran los de él.
-creo que…
-te tienes que ir.-terminó mi frase.
Respiré hondo y contesté.-si.
-mi amor, por favor, te pido que toda la pasión o lo…dulce…tierno que pueda ser Edward contigo, no te confundan con lo que sientes por mí, no te olvides que eres mi esposa, sí.-¿como contestarle?, asentí luego le di un pequeño beso en los labios y me fui, de verdad no sabía como le podía hacer esto, pero recordar todos los momentos en que él me hizo sufrir o sentir que no era nada, me dieron fuerza.
Di dos pequeños golpes en la puerta del cuarto de Edward, retumbaron en el pasillo igual que mi corazón ante el encuentro, no pasaron más de dos segundos que abrió la puerta, tenía solo su pantalón pijama y con únicamente mirarlo me sonrojé.
No me dio tiempo a reaccionar porque me abrasó fuerte y comenzó a besarme, entre cada beso hablaba y yo solo sentía que volaba ingresando a la habitación, se escuchó la puerta cerrar, de seguro lo hizo con el pie, porque sus manos estaban en mi espalda baja.
-te beso…acá…acá…donde más…-no paraba de besarme, sus manos se volvían más atrevidas y me encantaba.
-Edward…
-si…
-no se…
-¿que no sabes?.
-lo que iba a decir, se me olvidó.
Nos reímos juntos, me abrasó desde la espalda para que viera el cuarto, estaba lleno de rosas rojas, que me encantaban, no podía creer era verdad lo que me decía una compañera en el trabajo, te gustan las blancas porque no conoces la pasión y el amor verdadero, en ese momento me encantaban las rosas rojas, había hecho un camino con pétalos desde la puerta hasta la cama, que tenía un gran corazón sobre las sábanas blancas, encendió velas que desprendían un olor a vainilla exquisito que inundaban el ambiente.
Suspiré- no te gusta.
-me encanta, pero porque hiciste todo esto, si…-no pensaba hacer el amor esa noche.
Sonrió, porque sabía a que me refería- por dos cosas, una sabía que él vendría a mirar el cuarto y me encantó la cara que puso cuando me dijo que me equivoqué con el color de las rosas.
Lo interrumpí -no lo hiciste, me encantan las rojas… combinadas contigo.
Sacó una de sus manos de mi cintura y retiró el pelo aún húmedo de mi hombro derecho para besar muy suave mi cuello, tuve que morderme el labio inferior un tanto fuerte para no gritar, mi cuerpo reaccionó temblando.
-no te asustes, nunca te lastimaría.
-no es miedo, se que no me morderías, es solo que mi cuerpo reacciona ante tus besos y no lo puedo evitar, te…te amo.
Habló muy cerca de mi oído, logrando otra reacción de mi cuerpo.-dime que me deseas.
Cerré los ojos, me costaba respirar y mi corazón se escucharía desde la habitación que estaba Mike por lo fuerte que golpeaba el pecho.-te deseo…con locura.
Me dio la vuelta para besarme suave y con ternura, sus manos fueron directo a el lazo de mi bata, lo desataron y sentí deslizarla por mis hombros y brazos hasta que cayó en mis pies, encima un montón de pétalos rojos.
No se que demonio se apoderó de mi, porque no me contuve ni un poquito, lo atraje a mí y lo besé con desesperación, con locura, con amor y el me correspondió, lo fui guiando dando pasos pequeños hasta la cama donde lo empujé y me subí sobre él, sonrió y me dijo.
-tranquila.
-no puedo.- lo que no entendía era porque no me frenaba.
Mi estómago se llenó de mariposas en el momento que posó sus manos en mis muslos y las fue levantando llevando consigo mi camisón, el rose de sus manos en mi piel era algo que nunca había imaginado fuera tan perfecto.
El camisón cayó al suelo y Edward se detuvo a observarme por un momento que pareció eterno, mi piel se estremeció solo con su mirada y mis mejillas se tiñeron de color, confundiéndolas con los pétalos de rosa y salté por el susto cuando Mike golpeó la puerta.
Edward tenía una sonrisa en los labios y me cayó la ficha.
-sabías que él vendría, por eso no me detuviste.
-ups.
Me dejó de boca abierta, la cual cerró con un pequeño beso en los labios mientras me ayudaba a bajar de su regazo, me molesté y mucho, así que me senté en la cama recostándome en el respaldo y cruzando mis brazos en mi pecho.
Caminó muy tranquilo hasta la puerta y al abrirla le dijo.
-se supone que no tienes que interrumpir, que necesitas.
-necesito algo muy fuerte porque esta va a ser una larga noche y…-no dejaba de rascarse por todo el cuerpo, ya se habría metido a la cama-algo para matar pulgas.
-¿pulgas?.- no se como se contuvo Edward, aunque sabía como era su auto-control así que seguro le era muy fácil, tuve que taparme la boca para no reír.
-si tu casa estaba vacía de gente pero te aseguro que de pulgas no, en este cuarto no hay.- hizo amague para mirar hacia donde yo me encontraba pero Edward se lo impidió.
-ya vengo Bella, no tardo.
No pasaron ni dos minutos cuando Edward volvía a entrar en la habitación, yo ni lo miré seguía enojada y con mis brazos cruzados.
-me extrañó mucho mi elefante trompita.-lo miré y grave error su sonrisa era matadora.- porque la trompa, estás enojada.-asentí mientras él se subía a la cama quedando frente a mí.-me encanta cuando estás así, enojada y testaruda, me fascina que no hayas cambiado.- puso una de sus manos en mi pierna y acarició suave, mi cuerpo reaccionó y tuve que morder mi labio nuevamente, sonrió sabía lo que causaba en mí.-que puedo hacer para que me perdones.
-nada.- me apresuré a contestar, porque le podría pedir que hiciéramos el amor.
-mañana voy a superar todo esto, voy hacer algo mucho más lindo- señaló el cuarto- y te aseguro que no te vas a negar.
-mañana, hoy tengo sueño.-muy lejos de la verdad, como dormiría después de cómo me había besado y tocado solo unos momentos antes.
Se rió y tomó mis piernas tirando para que quedara completamente acostada, se subió sobre mí y me miró con su mirada penetrante, demostrando todo lo que sentía.
-antes de dormir, voy a cobrar mi beso.
-has lo que quieras.
Por más que quería estar enojada con él, no podía, lo observaba y su cara solo decía que estaba feliz.
Comenzó a bajar su cara, cuando estaba a la altura de mis senos le avisé.
-Edward, mi boca está aquí.
-nunca dije que el beso sería en tu boca.
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Hola como están disculpen la demora es que mi imaginación estaba de viaje, espero les guste el capi.
Gracias a todos los que pasan y me regalan sus comentarios y votos, es lo que me ayuda a seguir.
Saludos.
ec07.
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