Pase la noche con Edward, jajaja solo durmiendo, pero descansé levantándome completamente renovada como la primera vez que lo hicimos, él me hacía sentir relajada, tranquila, cuidada, protegida y por sobre todo amada.
Se despertó antes que yo, cuando abrí los ojos me encontré con su mirada sobre mi cuerpo y una sonrisa en sus labios, parecía de mentira, estar abrasada a el amor de mi vida.
Pidió bañarse primero porque según él su avión salía antes que el nuestro, me quedé allí en su cama aspirando su olor, no me cansaría de Edward nunca, solo había cometido un error que pronto solucionaría con un divorcio.
Salió de su ducha solo envuelto en una toalla, casi muero de excitación, era tan perfecto y causaba estragos en mi auto control, se dio cuenta acercándose peligrosamente a mis labios, sonrió y me besó, solo rozó, pero su contacto quemó, suspiré y me ruboricé, malditas hormonas y maldita perfección.
-perdón, necesitaba robarte un beso.- su sonrisa no desaparecía.
-cuando quieras.- traté de ser sensual, no se si lo logré, pero lo intenté.
-mejor… creo que…vete a duchar.- al parecer funcionó porque tartamudeó.
-tu empezaste, no yo.
-lo se, por eso yo lo termino.
Mi ducha fue mucho más fría que de costumbre, Edward me estaba matando de a poquito, parecía desesperada, solo por él.
Luego del desayuno me llevó en su auto hasta mi apartamento, en el trayecto estuvimos muy callados, pero eso me ayudó a pensar y a tomar una decisión muy importante, no pensaba dejarme llevar por los miedos de cometer otro error, iba a luchar por el amor verdadero, aceptaría casarme con Edward y se lo iba a decir esa noche cuando estuviéramos solos.
Al llegar se despidió con un pequeño beso, pidiendo que me cuidara y diciendo que nos veríamos más tarde, entré a mi casa con una sonrisa en los labios, no por causa de Mike que ya me había olvidado, sino por Edward, siempre fue, es y será el amor de mi vida.
Me encontré con un Mike serio, sentado en el sillón con su mochila al lado y la campera puesta, al verme tan contenta sonrió y se levantó para besarme.
-no Mike, por favor.
-esta bien- levantó ambas manos como señal de rendición- tienes razón, tengo que pedirte disculpas por lo de ayer, no medí mis palabras, solo pensé en que no tienes trabajo y se me ocurrió, pero es una locura y te pido nuevamente perdón por ofenderte.
-no lo vuelvas a insinuar.
-prometido, más ahora que se que me amas tanto como yo.
-¿porque lo dices?.- que le pasaba, no se daba cuenta que ya estaba muy lejos de amarlo o que nunca lo amé realmente.
-porque a pesar de todo lo que nos está pasando, estás aquí para entregarte a otro hombre solo por mí.
-ah- no quería que se diera cuenta de nada, pero pensándolo bien, cuando me viera con Edward seguro se daría cuenta.
Fui a la habitación, junté lo necesario en una mochila, me cambié en el baño trancando la puerta, solo por las dudas de que Mike se le ocurriera entrar.
A la media hora estábamos tomando un taxi para dirigirnos al aeropuerto, Mike se llevó una pastilla para el mareo, no quería tomarla porque íbamos en primera clase y quería disfrutar del catering, pero lo convencí porque no quería estar lidiando con él en el baño.
Como a los 2 minutos de vuelo se durmió, estaba cansada de Mike, no soportaba su olor, sus besos, sus caricias o sus ocurrencias, con sus comentarios fuera de lugar.
Tenía su cabeza recostada en mi hombro y comenzó a babearme, cuando me di cuenta lo aparté tan fuerte que golpeó su cabeza contra la ventanilla del avión, pero ni se enteró estaba súper drogado.
Fui directo al baño para limpiarme, son muy reducidos los baños en los aviones, pero me sentía más a gusto que al lado de Mike, luego de limpiarme y de lavarme la cara para despabilarme y pensar un poco en lo que iba a hacer, intenté salir del baño, pero al abrir la puerta me llevaron dentro nuevamente, casi muero de un infarto, pero me recuperé cuando me di cuenta que era Edward con una sonrisa matadora, tan sexy que quita el aliento.
-Edward, por Dios, no vuelvas a asustarme así.
-perdón amor, es que necesitaba robarte un beso.
-estás loc…
Interrumpió lo que iba a decirle besando mis labios muy tiernamente, presionando mi cuerpo contra la puerta, no tardé en corresponderle y permitirle profundizar, no sabía porque lo hacía, aunque a decir verdad lo sabía, lo amaba y estaba perdida con él, no podía negarme a nada de lo que me propusiera.
Ambos estábamos con nuestras manos en la cintura del otro, por lo que se me ocurrió acariciarlo por debajo de su camisa, fue un gran error porque él me imitó y no solo sentía recorrer mi cuerpo corrientes eléctricas que provenían de mis manos, sino que también desde mi espalda donde sus manos hacían contacto con mi piel.
Sonreí pensando que por las reacciones que tenía Edward en el avión, de seguro en la noche no podría contenerse conmigo.
Pegué un salto apartándome solo un poco de él, cuando tocaron a la puerta y como pude hablé.
-está ocupado.
-disculpe. -se escuchó desde afuera.
Ambos contuvimos la risa por un momento, hasta que lo cuestioné.
-que haces aquí, pensé que tu vuelo salía antes que el nuestro.
-perdón es que quería verte con él, sabes creo que lo conozco de algún lado.
-no lo sé, cuando los presente le preguntas.
-si, claro.
-hablando de lo anterior, como se te ocurre robarme un beso, si nos descubren.
-me dijiste en la mañana, “cuando quieras” recuerdas y tenía tantas ganas.
-si pero…
-no hay peros, son más lindos robados, tienen otro sabor.
-claro, sin contar que tengo a mi esposo en uno de los asientos durmiendo.-se sonrió.
-tiene el sueño muy pesado, vi cuando lo golpeaste contra la ventanilla.
-no se te ocurra testificar a su favor, diciendo que lo maltrato, es tan idiota que a lo mejor me pide pensión.
Nos reímos juntos pero en voz baja, me besó nuevamente y no me negué, ya no podía, al romper el beso me di cuenta que ambos estábamos felices, no podíamos borrarlo de nuestros rostros.
-tienes que irte.- no quería que se fuera pero tampoco pasaríamos todo el vuelo encerrados en el baño.
-si, pero te voy a extrañar. Que quieres que compre para comer.
-comida Italiana, a Mike no le gusta.
-wow le vamos a dar celos y a matar de hambre, también eres perversa.
-sabes que me dijo hoy cuando me vio, que se le ocurrió venderme a ti porque yo no tengo trabajo.
-jaja si que es bruto.
-ni te imaginas.
-compro helado.
-si, a Mike solo le gusta el de limón…ácido.
-estás hablando de Mike o del helado, jeje perdón no me contuve, son años viviendo con Emmet.
-al parecer es contagioso, por favor, no le vamos a dar de comer pero si cómprale helado para que baje su temperatura.
-eres peor que yo.-sonreímos- me voy.
Dicho esto pensé que se iría, pero me tomó por sorpresa besándome otra vez, solo que sus manos no pararon quietas, de mi cintura más abajo y más arriba por debajo de mi camisa, me gustaba, solo que no quería pasar a mayores en el baño de un avión y se dio cuenta.
-está bien, pero que conste que yo no fui el que frenó.
No llegué a contestarle porque se fue con una sonrisa en los labios.
Salí de baño luego de lavarme la cara nuevamente y tranquilizarme, no se porque, pero cada vez que Edward me besaba costaba volver a la realidad, quedaba afectada por el deseo y mi realidad era Mike sentado en uno de los asientos del mismo avión que el amor de mi vida.
Antes de sentarme junto a mi gran error y esperaba que fuera el último, vi que las azafatas sonreían y no pude evitar sonrojarme, de seguro se dieron cuenta que estuvimos con Edward encerrados en el baño por un largo rato, solo que no hicimos lo que ellas imaginaban.
Llegamos sin contratiempos, Edward bajó primero y luego desperté a Mike, lo tuve que sacudir tomándolo de ambos hombros porque no reaccionaba, cuando lo hizo se quejó.
-Bella me duele la cabeza como si me hubiera pegado fuerte y hasta tengo un chichón.- se tocaba la cabeza y tenía cara de dolor.
-debe ser la pastilla, todavía estás mareado.
-segura que no hubo turbulencias.
-segura.-tuve que usar todo mi autocontrol para no reír o decirle que yo lo golpeé.
Bajamos, levantamos nuestras mochilas y al salir donde transita toda la gente Mike pidió que por favor lo llevara de la mano, porque no se sentía del todo despierto, así que estaba yo luchando con dos mochilas y un esposo de la mano, en determinado momento sentí un ruido muy fuerte y al mismo instante la mano de Mike se soltó de mi agarre, cuando reaccioné me di cuenta que había estampado a Mike contra un cartel de publicidad.
No sabía si contener la risa o literalmente despegar a mi querido esposo-nótese el sarcasmo- del cartel, opté por lo segundo.
-¿te encuentras bien?- que pregunta Bella, pero solo pensaba que no quería una denuncia por maltratos o tener que pagarle una pensión de por vida.
-creo…que si.- se tocaba la frente y la nariz.
-perdón- raro que yo se lo pidiera, el no dejaba de hacerlo por cada cosa que se le ocurría.
-Bella, mejor… me siento en esos bancos- señaló unos asientos que rodeaban un local comercial.-entre que yo estoy todavía dormido y que tu eres una torpe- me encantó, lo dijo, me insultó.- no quiero que me mates, te pido… por favor me compres unas pastillas para el dolor y cuando consigas un taxi nos vamos.
-está bien, ya vengo.
Salí dejándole las mochilas y me dijo.
-Bella
-¿si?
-por favor no te olvides de mí.
-a que te refieres.
-que no me dejes en el aeropuerto olvidado.
-nunca lo haría.- aunque las ganas no me faltaban, tenía tantas ganas de dejarlo y desaparecer con Edward, pero de esa manera no sufriría y tampoco me divorciaría.
Entré a una farmacia del aeropuerto y al momento de pedirle algún calmante para el dolor, comencé a reír a carcajadas, para mi sorpresa la muchacha que atendía había visto cuando lo dejé estampado en el cartel, por lo que solo me dio unos antiinflamatorios y unas aspirinas sin dejar de reír también, pagué y fui al estacionamiento.
Comencé a buscar el auto que me dejó Edward, a lo lejos vi un Mercedes negro y recordé el auto de Esme, así que fui directo hacia él. Cuando llegué me di cuenta que estaba Edward recostado en una de las puertas.
-estás loco, podría venir con Mike y que le diríamos. ¿No piensas irte con nosotros.?
-jajaja…no…jajaja
-¿que te pasa.?- era muy extraño, estaba muy tentado de la risa y no podía ni hablar, solo se sostenía su estómago.
Respiró hondo dos o tres veces antes de decir.
-es que no se como voy hacer para contenerme cuando me lo presentes.
-¿contener que?- de pronto me vino algo a la mente- ¿quieres pegarle?.
-jajaja… no…jajajaj, bueno si…jajaja…pero no…jajaja.
-no entiendo nada.
-mi amor- volvió a respirar hondo.-viste que lo diste contra un cartel.- volvió a estallar de la risa y yo lo acompañé un poco.
-ah… te refieres a eso.
-si, te fijaste que decía el cartel.
-no.-traté de recordar, pero solo venía a mi mente Mike pegado al cartel.
Volvió a respirar hondo y contenía la risa que ya a estas alturas de la conversación era contagiosa.
-en letras rojas muy grandes- hacía ademanes con las manos como imaginando el cartel- decía…jajaja… “NO A LA VIOLENCIA”.
No contuvimos más la risa, ambos estallamos a carcajadas, nunca había leído el anuncio, claro solo estaba tratando de contener la risa delante de Mike y ayudarlo a despegarse del cartel. Con razón la muchacha de la farmacia reía sin parar.
Luego de un rato donde la gente que pasaba nos miraba y algunos sonreían por lo contagiosa de la risa, recuperamos la respiración y nos dimos cuenta que estábamos sentados en el piso del estacionamiento, recostados en el auto.
-debo irme o Mike va a pensar que me olvidé de él.
-si, yo también, tengo que llegar antes que ustedes.
Nos levantamos un poco despacio y luego me dio un pequeño beso en los labios y se fue, por lejos que llegaría antes que nosotros, tenía una forma de manejar de corredor de carreras.
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Hola aquí estoy de nuevo, les dejo otro capi que espero les guste, se que no es muy largo pero me tente escribiendo por lo que no lo pude seguir, en el próximo se conocen y comienza el plan de celos a Mike, opinen que tendrá planeado Edward para que Mike muera de celos, espero sus comentarios y subiré más rápido.
Gracias por sus comentarios que son los que me devolvieron la inspiración.
Saludos.
ec07.
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