-¿Qué?-dije estúpidamente- ¿De que hablas? -Eres virgen-dijo entre risas. -Oh vamos Edward, dime si eso es algo malo. -Claro que lo es. Con 16 años aun eres virgen-rió. -Primero, no es malo y segundo no soy virgen. -Si claro Bella, yo tampoco lo soy-dijo sarcástico- ¿Crees que me creeré esa? -Hace y pensa lo que se te de la merecida gana-me metí un pedazo de pollo a la boca para no gritarle- Y no metas en mi vida- agregué luego de tragar. -Como digas-carcajeó- Pero si necesitas quitarte esa molestia puedes venir a mi habitación. -¡Depravado!-grité antes de tirarle la canasta de pan por la cabeza- ¡Sos un asco!- me levanté de la mesa. -¡Que exagerada!-dijo molesto mientras levantaba el pan- Solo te estaba proponiendo algo-agregó ahora entre risas. -¿Sabes que?-dije de mala gana- Andate a la mierda Edward -grité- Te odio- y salí corriendo escaleras arriba. Tras mis pasos venía el. -¿Me odias en serio?-gritó cuando detuvo la puerta que yo había intentado azotar. -Si, te odio más que a nadie ni a nada en el mundo. -Odiar es un sentimiento muy feo-dijo en un cantito mientras cerraba la puerta. -¡Morite! -No, no tengo ganas-respondió riendo- Estaba pensando que tal vez…-decía mientras se acercaba a mi. -Te vas alejando si no quieres guerra Cullen. -Oh, vamos Bella, ven aquí-dijo pegándome a el. -Me sueltas o sufres las consecuencias-dije amenazante. El solo rió. Levanté mi rodilla y golpee su parte mas sensible, me soltó para agarrarse la zona golpeada.- Yo te lo advertí-me aleje de el y me entre en el baño. -Ya Bella, sal de ahí en este instante. -No. -Dije ya-gritó desde el otro lado de la puerta. -Yo dije no-grité sentándome en el suelo, contra la puerta. -Bella quiero que abras esa puerta si no quieres que la tire abajo y no me importara que estés ahí, te juro que la tiro. -¡Oh que miedo!-dije sarcástica. -¡SALI YA DE EL PUTO BAÑO!-gritó histéricamente mientras golpeaba la puerta bien duro. -Que mal educado eres-dije burlona. -No te conviene hacerte la loquita-dijo con furia en sus palabras- Quiero que salgas. -¿Qué pasara si no salgo?-dije en un cantito. -Ya no juegues.-dijo de mala gana. Sentí como se apoyó en la puerta.- Quiero que salgas. No te haré nada, pero solo sal de ahí. -No. -¡POR FAVOR!-gritó con desesperación. -Salgo de aquí si tu sales de mi habitación. -No, sal de ahí y hablaremos. -No. Sal de mi habitación y cuando se te pase el enojo hablaremos-dije firmemente. Dio una patada a la puerta. Luego de eso sentí que azotó la puerta de mi habitación y no más ruidos. Supuse que se había ido.
Abrí con cuidado la puerta y asome mi cabeza. Miré la habitación de un lado al otro y luego salí. Tenía miedo de que el aun estuviera ahí. Para mi suerte no estaba. Tenía que hacer mis maletas para irnos a México así que tomé mi maleta y abrí el armario. Una cosota se abalanzo sobre mi haciendo que cayera al suelo. Pegué el grito mas fuerte que pude pero al levantar mi cabeza vi a Edward riendo sobre mi.
-Levantate-grité exaltada- Voy a gritar-enserio estaba enojada. -Es mi venganza-dijo entre risas- Grita vamos. -Tu deseos son ordenes-dije antes de gritar lo mas que pude.
Pero esa fue una mala idea porque tres de las chicas que limpian entraron con palos a la habitación. Okey, cuando Edward decía que gritara pensó que no lo haría en serio.
-¿Qué esta ocurriendo?-gritó una de las mujeres.
-Oh, perdonen-dijo otra de ellas tapándose los ojos. -Ah, Ehmm, nosotras pensamos que a la señorita le pasaba algo.
Edward abrió los ojos bien grandes. Me miró a mi y luego a las señoritas, apoyó su cabeza en mi pecho.
-¡Edward!-grité exaltada. Me pellizcó la pierna en señal de que permaneciera en silencio.
Se levantó de encima mío y me estiró la mano para que la tomara. Solo me levanté haciendo caso omiso a su ayuda.
-Pueden retirarse, aquí esta todo más que bien. -Disculpe señor-dijo una de ellas- Ya nos retiramos- Y salieron de la habitación dejándonos completamente solos. -Ahora si no te importa…-me alejé de el- voy a hacer mis maletas. -No señorita-me tomó del brazo- Nosotros dos vamos a hablar. -Okey, háblame mientras busco que ropa llevare.
Se sentó en mi cama con mala cara y comenzó a seguir cada uno de mis movimientos. Saqué ropa de mi armario y la tire sobre la cama, comencé a elegir cada cosa que queria y que no.
-¿Vas a escucharme? -Podría escucharte si me hablaras-conteste de mal modo tirando unas remeras dentro de la maleta. -Bien-se acomodó y me miró. Agarró un sostén y se quedó mirando- Wow, esta bueno. -Deja eso-se lo quité de la mano y lo tire fuera de su alcance- Imbécil-murmuré mientras agarraba buscaba unos jeans-Habla de una ves -dije de mala gana. -¿Por qué gritaste de esa manera?-aun seguía mirando cada uno de mis movimientos- La idea no era que gritaras. -Yo te advertí que gritaría y no me creíste. Ahí tenes, para que veas que no estoy jugando cuando te digo algo.
-Bien, solo te voy advirtiendo que si volves a hacerlo te va a ir mal. -¿Ah si?-arqueé una ceja. -Si, así que no te atrevas a buscar el malo en mí. -Ah claro, es que sos tan bueno-dije sarcástica. -¿Estas diciendo que soy malo? -Mmmm…no, claro que no-dije sarcástica- Lo que si, sos muy fastidioso- dije caminando hasta el armario nuevamente, saqué mas ropa- Molestas todo el día-tiré la ropa sobre el. -Hey -dijo sacándose una remera de la cabeza- Luego decis que yo soy el fastidioso. -Me acabo de dar cuenta que solo aparentas ser un ogro, pero en verdad eres otra cosa. -¿Qué?-dijo arqueando una ceja. -Que te haces el malo y hablas como si fueras superior a mi. Pero en el fondo de toda esa mascara, bien al fondo, muy al fondo…. -Bueno, ya. -Eres bueno. -¿Bueno?-hizo una sonrisa estúpida- ¿Crees que soy malo? -Si, en verdad conmigo eres malo. -No soy malo. Lo que pasa es que tu siempre me alejas de ti. -Es que pareciera que quieres violarme-arqueé una ceja mientras metía mas ropa a la maleta. Solo sonrió pícaramente- Hey, no te pases-grite tirándole un buzo- Ni pienses que alguna vez me tendrás en tu cama. -Bella, es un hecho-dijo con una sonrisa- Dentro de poco serás la señora Cullen y compartiremos la cama. -Ni lo sueñes-dije de mala gana- No voy a dormir con vos, de ninguna manera. -Si, es exactamente lo que vas a hacer -No lo lo voy a hacer. No puedes controlar mi vida así como quieras. -Te tranquilizas-me dijo lanzándome un pantalón. -¿Qué haces?-ahora se lo tire yo. -Vos empezaste-me lo devolvió. -No, vos me lo tiraste primero- se lo tiré de vuelta. -Es tuyo déjatelo- me lo volvió a tirar pero con mas fuerza. -Muérete.
-¿Por qué ese deseo de que me muera?-dijo arqueando una ceja. Hizo una mueca. No se porque pero me arrepentí de haberle dicho eso. Lo había hecho sentir mal.
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