La bella y la bestia

Autor: BaaarbyGuffanti
Género: Romance
Fecha Creación: 28/01/2013
Fecha Actualización: 27/07/2013
Finalizado: NO
Votos: 18
Comentarios: 71
Visitas: 42098
Capítulos: 23

¿Nunca te paso que la persona que mas amas es la persona más fría del mundo? ¿Sabes lo feo es que le intentes demostrar tu amor y te saque a patadas de su vida? ¿Sabes lo feo que es que tu seas la pobre indefensa presa de sus castigos, de sus maltratos, de sus gritos, de sus enojos, de su ego y de sus malas costumbres. Vivir con una “bestia” no es nada agradable, cuando todo se puede tornar feo de un buen momento a un mal momento donde tú la pasas mal.

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Capítulo 16: Me da miedo dormir contigo

-¿Decías?-dijo intentando que siguiera con mi oración. Parpadeé y mi mirada bajó a sus labios.- esta bien, no digas nada.- se alejó de mi y tomó la ropa que yo había dejado sobre la cama.- No entiendo.-dijo.- ¿Para que me preguntas que parte del armario voy a usar si luego no me dejas nada de espacio?-estaba notoriamente molesto.

-Iba a dejarte la mitad pero luego me di cuenta que tu estabas jugando sucio y decidí hacer lo mismo.-expliqué. Se sentó en la cama y me miró, entre cerró los ojos y asintió.

-Gracias.-dijo luego. Lo miré sin entender. Me mostró el paquetito que yo acababa de entregarle. Entendí. Lo abrió y sonrió.- Te debo algo.-me dijo y se levantó de la cama. Besó mi mejilla sonoramente.

-De nada.-respondí algo anonada.

-Puedes volver a guardar tu ropa.-me informó. Asentí.

Ya estaba cayendo la noche. Creo que ambos coincidíamos en que no queríamos pelear más. Me di una ducha mientras Edward terminaba de ordenar su parte del armario. 
Esta vez me llevé el pijama al baño y cuando salí de la ducha me lo coloqué. 

Luego de mi ducha, era el turno de Edward, que sin protestar se metió al baño y se llevó su ropa al igual que yo.

Me tiré en la cama y encendí el televisor esperando encontrar un buen canal para ver a esta hora, mientras esperábamos la comida en la habitación.

-Listo.-dijo cuando salió sacudiendo su pelo con una toalla.- ¿Todavía no llegó la comida?-agregó. Lo miré, fue cuando caí en la cuenta de que el estaba en boxers con el torso desnudo. Me hizo una mueca torcida, intente no mirarlo mucho para no empezar con los problemas.

-No, todavía no.-me limité a decirle. Se sentó en la cama mientras veía fijamente a la pantalla del televisor.- ¿Qué ves?-arqueó una ceja.

-Sweet 16.-respondí secamente.

-¿Qué canal es ese?-dijo extrañado.

-El programa se llama “Sweet 16”.-volteé a verlo. Me miró.- El canal es el MTV.-asintió con la cabeza.- No me digas que no lo conoces.-agregué divertida. Rió.

-No, no se de donde salió ese canal tan raro.

-Woow Edward, tu si que tienes problemas.-carcajeé. Me sonrió. 

-¿Problemas?-dijo divertido.- No lo creo pequeña.-rió. Lo miré seriamente haciendo que rodara sus ojos.- ¿Qué eres?

-¿Qué soy?-dije confundida.

-Si, ¿Qué eres?-insistió.

-Puede que tus amigos te entiendan cuando hablas así de raro pero yo no te entiendo.-dije cambiando de canal.

-Quiero decir…-dijo buscando las palabras correctas. Me quedé mirándolo.- Que… si eres pequeña, una mujer, una señorita, una dama. ¿Cómo te gusta que te trate?-dijo finalmente. Me quedé pensando sobre eso.- Olvídalo, solo quería saber como hablarte, pero no importa.-volteé mi mirada al televisor y a los segundo regresé mi mirada a su rostro.

-¿Tu que crees que soy?-pregunté. Me miró.- ¿Una nena?- negó con la cabeza.- Entonces…-lo incité para que hablara.

-Para mi eres…- miró hacía el techo. Se me hacía divertido que preguntara eso y a la vez me causaba ternura que preguntara como debía tratarme.

-Una simple adolescente.-le completé la frase. Bajó la mirada hasta mis ojos.- Solo eso.

-No.-dijo negando con la cabeza.- Eres mi novia.

-Tu nunca me preguntaste si quería ser tu novia.

-Porque sabia que ibas a decir que no.

-Pregunto…-dije acomodándome en la cama.- ¿Por qué en vez de tratarme mal no intentaste acercarte a mí?

-No necesito de los demás para ser feliz.-contestó secamente.

-Tal cual lo imaginaba, un frío sin sentimientos.

-Oh, si, eso piensas porque no me conoces.-dijo.- Aparte no entenderías nunca.

-Edward…-dije.- créeme, he sufrido mucho en mi vida y sigo sonriendo y necesito de los demás.

-No entenderías.

-¿Por qué no?-pregunté. Se pasó las manos por el cabello.

-Porque no.

-Porque no, no es una razón.-le dije.

-¿Quieres que peleemos otra vez?-arqueó una ceja.- No tengo drama.-agregó.

-Okey, okey.-volteé mi mirada al televisor.- Pero tarde o temprano tendrás que responder a mis preguntas porque no puedes obligarme a que me case contigo si ni siquiera se cual es tu segundo nombre.-respiré profundo. Había dicho todo con molestia y enojo.

-Anthony.-respondió. Parecía que me estaba queriendo molestar. Un momento…. ¿Anthony?

-¿Anthony?-lo miré.- ¿Anthony?- se me escapó una risita.

-Hey, no te rías.-me dijo mientras me señalaba con su dedo.

-¿Cómo no reírme?-dije en una carcajada.- Anthony.-repetí. Rió.

-Bueno, bueno, yo ya te dije eso. Ahora, volvamos al tema con el que empezó todo. ¿Si?

-¿Cuál fue?-pregunté intentando no reír por su segundo nombre.

-Que yo no te había preguntado si querías ser mi novia.-dijo. Rodé los ojos.

-¿Para que quieres que hablemos de eso? ¿Para pelearnos otra vez?

-No. Es que, tienes razón, debería de haberte preguntado si querías ser mi novia.

-El error ya lo cometiste.-dije.

-Vamos, dame una oportunidad.-dijo casi en un susurro. Sentimos el golpe en la puerta. Me levanté de la cama.- Yo voy.-dijo.

-¿En boxers?-le pregunté. Se rió y se sentó en la cama.-Voy yo.-comencé a caminar hasta la puerta.



Estábamos sentados en el mini living de la habitación. Edward comía papas fritas como si fueran las últimas en su vida. Yo por mi lado me dediqué a probar la carne de cerdo.

-Tranquilo.-dije en una carcajada. Me miró.- Límpiate la boca.-agregué mientras le pasaba la servilleta.

-¿Me limpias tu?-dijo estúpidamente.

-Cursi.-murmuré. Rió.

-Te estaba probando.-dijo mientras se limpiaba la boca. Nuevamente el silencio se apoderó de la situación.

-Tengo una pregunta.-dije rompiendo el silencio. Me miró.

-Dime.

-¿Por qué trabajo tuyo estamos acá?

-Un pequeño temita que ya mañana y pasado resuelvo.-dijo y se metió una papa a la boca.

-Ah, bien. Y entonces… ¿solo iremos a la playa?

-No.-dijo.- Podemos hacer miles de cosas. Claro, si te comportas como se debe.

-¿Cómo se debe?-pregunté sin entender.- Edward creo que tienes una imagen mía que no es correcta.

-¿Ah si?-arqueó una ceja.

-Si, Cullen.-dije de mala gana.- Créeme puedo parecer una nena pero en realidad no lo soy, así que empieza a tratarme como tal, porque te las veras conmigo.

-Bueno, tranquila.-rió.- Creo que tendrás que demostrarme que no eres una nena.-dijo. Lo miré mal.- Digo… no se, depende de ti como me lo demuestres.

-Edward, que te quede claro que nunca en mi vida me acostare contigo.

-Eso dices ahora pequeña.-me dijo burlonamente.

-Si, lo digo ahora y por siempre.-dije antes de levantarme del sillón.


La parte mas fea del día se acercaba, íbamos a dormir juntos. El hecho de tener a Edward tan cerca mío me daba ganas de llorar. ¿Qué pasa si me viola? O ¿Si me obliga a tener sexo con el? No, no Isabella, creo que estas exagerando las cosas. Pero en serio, dormir con Edward, los dos solos en la habitación, nadie conocido acá en México, este chico es un sexopata, definitivamente esta noche no voy dormir.

Me tiré en la cama y prendí el televisor, como de costumbre, nada para ver. Cambié de canal unas setenta veces antes de encontrar “Pretty Little Liars”. A veces Aria me confunde, pero es mi preferida de ellas… gracias Cullen por interrumpir mis pensamientos.

-¿Por qué ves cosas tan malas?

-¿Por qué tuviste que nacer?

-Hey, que dura eres.-rió.- Solo pregunto, y creo que nací porque mi mamá y mi papá…

-No me digas mas nada.-dije intentando no reír.- Eres un inmaduro.

-Disculpa, habló la madura.-carcajeó. Se acostó mi lado.- ¿Ya te vas a dormir?

-No, no tengo sueño.-dije sin despegar los ojos del televisor.

-Yo tampoco tengo sueño.-dijo pícaramente. Recibió un codazo.- Solo decía.-rió.

-Bueno, mejor no digas nada.-dije de mala gana. Se sentó a un costado mío y comenzó a observarme.- ¿Qué?-dije mirándolo de reojo.- ¿Qué tengo?

-Pregunto…-dijo esperando una respuesta de mi parte.

-Pregúntame.

-¿Por qué tan seria?-dijo entre cerrando los ojos para ver si adivinaba algo.

-¿Tengo que ser sincera?

-Claro, bueno, si quieres contarme, si no, no importa.

-Okey.-me acomodé para verlo.- ¿No te ríes de mi?

-Lo prometo.-dijo.

-Me da miedo dormir contigo.-sentí como mis mejillas tomaron color.

 

Hola chicas, como sabran no escribi por mucho tiempo se que no tengo derecho ni a aparecerme pero fue porque em soy depresiva y me corto casi me internan y estoy en tratamiento espero que me perdonen no me ire mas 

Capítulo 15: Playa Capítulo 17: Llanto

 
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