La bella y la bestia

Autor: BaaarbyGuffanti
Género: Romance
Fecha Creación: 28/01/2013
Fecha Actualización: 27/07/2013
Finalizado: NO
Votos: 18
Comentarios: 71
Visitas: 42103
Capítulos: 23

¿Nunca te paso que la persona que mas amas es la persona más fría del mundo? ¿Sabes lo feo es que le intentes demostrar tu amor y te saque a patadas de su vida? ¿Sabes lo feo que es que tu seas la pobre indefensa presa de sus castigos, de sus maltratos, de sus gritos, de sus enojos, de su ego y de sus malas costumbres. Vivir con una “bestia” no es nada agradable, cuando todo se puede tornar feo de un buen momento a un mal momento donde tú la pasas mal.

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Capítulo 2: Nueva casa

-Aquí es -dijo mientras estacionaba el autovovil frente a una gran casa blanca.

Solo me baje cuando el bajó y camine hacia el maletero para sacar mis cosas.

-Toma -sacó mis dos valijas de un tiron.
-Gracias -las tome y caminamos hacia la casa, tomó las llaves y abrió la gran puerta. Al entrar a la casa el solo cerró
la puerta y subió por las escaleras. Me quede sola en aquel living. ¡Perfecto! -pensé- ahora ya no tenía a mi papá y tampoco a una familia.

-Hola pequeña -hablo una mujer saliendo de la cocina-¿Cómo te llamas? –sonrio-
-Isabella-respondí tensa, la mujer se veía bastante amable-
-Oh, ¿y aquel te ha traído aquí? 
-Si con aquel se refiere a Edward Cullen, esta en lo cierto -la mujer me sonrió nuevamente-
-Soy Rosa. Ayudo con la casa -le devolví la sonrisa que ella me había entregado anteriormente -¿No te dio habitación?-preguntó sacándose el delantal que traía.
-No, solo subió y me dejó aquí –puse los ojos en blanco al recordad aquel gesto de descortesía- 
-Oh, ya va a ver ese chico -caminó hacia las escaleras y subió pisoteando los escalones fuertemente-


A los dos minutos bajó la mujer con Edward atras, ella caminó hacia la cocina haciéndome una risita y Edward tomó mis valijas.

-Ven -me ordenó y solo lo seguí luego caminamos escaleras arriba y abrió una puerta blanca.
-Aquí te quedaras -dejó mis valijas dentro.
-Bueno -intente hacerle una sonrisa pero el cerró la puerta dejándome sola-
-Quiero que después bajes a almorzar conmigo -volvió a darme una orden a través de la puerta de madera la cual permanecía cerrada-

Me senté en la cama mientras miraba por la ventana.
¿Justo aquí debía caer? ¿Con este imbecil? 
Me recosté boca abajo y saque mi celular de mi bolsillo.
Mire mi fondo de pantalla durante largos minutos en los que lo único que supe hacer fue llorar por mi padre, quien aparecía en mi pantalla sonriendo junto a mí.

-Isabella-llamó una voz en mi puerta-
-Mierda-murmure secando las lágrimas que caian por mi mejilla-
-¿Puedo pasar?-golpeó la puerta-
-Si, adelante -me senté sobre mi nueva cama-
-¡Oh!-exclamó- todavía no haz desarmado tus valijas-
-Ah es que no tengo muchas ganas-fingí una sonrisa-
-Bueno pequeña, vamos a almorzar –sonrio-
-No tengo hambre -tomé una de mis valijas y la puse sobre mi cama- aparte voy a ordenar todo esto en su lugar-
-Pero debes bajar –se notaba que estaba preocupada- Edward se enfadara si no bajas, créeme no quieres comenzar con el pie izquierdo ¿o si?
-No, pero el no es de hacer buenos amigos, o eso parece-abrí la valija- ademas no tengo hambre, no puede obligarme a almorzar-
-Solo un poquito, por favor -suplico-

Me sonaba a que si yo no bajaba a almorzar Edward regañaría a la mujer y ella estaba realmente asustada por eso. 

-Esta bien -finalmente accedí-

La mujer se fue cuando yo acepte, me levante y me dirigi al baño, lave mi cara e intente hacer la mejor sonrisa que pude.

-Apúrate –grito mientras yo bajaba la escalera-
-Ya cálmate -respondí de mala gana, este tipo nació para ser malvado-
-No me contestes así –y ahí vamos de nuevo, otra ves el, otra ves dandome ordenes-
-Entonces háblame bien -reproche sentándome a la mesa-

Me fulminó con la mirada y finalmente almorzamos.
Todo era distinto a mi casa. Comimos en silencio, ni siquiera me preguntó la edad o que quería hacer por la tarde, la verdad, nada amigable.

-¿Y que se supone que eres tu?-me animé a decirle-
-No entiendo tu pregunta -tomó el contenido de su vaso-
-Digo que tú me ganaste en una subasta ¿Qué eres mío? –frunci el ceño-
-Nada –contesto fríamente- solo vives en mi casa y bajo mis reglas.
-¿Eres mi padre?-volteó a verme-
-No.

Wow no se podía no mantener una conversación con este tipo. Me estaba cayendo mal, muy mal.

-¿Me puedo retirar?-pregunte cuando ya había acabado-
-Si, vete arriba ya.

Solo me levante y me dirigí escaleras arriba, ya que no tenia sentido pedirle que me tratara de buena manera. Acomodé cada prenda en el vestidor y luego me dí una larga ducha. 
Al salir me cambie me puse un short tiro alto blanco con una musculosa azul de tirantes y mis adoradas converse, me sente nuevamente sobre mi cama mientras cepillaba delicadamente mi cabellera.

-¿Se puede?-preguntó Rosa golpeando la puerta-
-Si, adelante –accedi-
-Voy al mercado, ¿necesitas algo? –hablo amablemente -
-No –negué con la cabeza- gracias tengo todo 
-¿Cremas? Lo que sea puedo traerte si no te animas pedirle a Edward.
-No en serio gracias Ros.
-Okay, entonces me voy por un rato.

Se retiró de mi habitación. Tome el control del televisor y busque algo para ver, de todas maneras no había nada bueno para ver. Baje las escaleras con la esperanza de encontrar una computadora en algún lado.

-¿Qué necesitas?-me sorprendió su gruesa voz detrás de mí-
-Nada –conteste algo ¿asustada?-
-¿Entonces que haces aquí abajo?
-¿Debo permanecer toda mi vida metida en esa habitación?-respondí con otra pregunta-

-No, pero si estabas aquí es porque necesitas algo, se que no saldrías de ahí si no fuera por eso.
-Bueno, si. Quiero saber si tienes una computadora.
-Si.
-¿Me la prestas?
-No lo se -hablaba en serio eso era lo mas escalofriante que tenia este chico-
-Bueno, me voy a mi habitación entonces –di media vuelta-
-Esta bien, si te la presto -Wow raramente accedió a mi pedido- pero dejame decirte que solo por esta semana.
-Soy una adolescente necesito Facebook, Twitter y hablar con mis amigas ¿No te parece? –dije como si fuera lo mas obvio del mudo-
-Yo nunca dije que no podrías hacer eso –se cruzo de brazos-
-Pero solo por una semana podré porque luego ya no me la prestaras.
-Bella, te comprare una. No pelees por algo que todavía no se te ha dicho.

¿Me comprara una computadora? Después de todo entendía mis necesidades como adolescente.

-Gracias -sonrei y luego lo abrace-
-Bueno, pero ya salte de aquí –acaso ¿no podía ser un poco mas amoroso?- Ven -me saco de encima de el- te daré la computadora.

Lo seguí hasta la que parecía ser su habitación. Era grande con una cama enorme en el centro, una habitación demasiado lujosa para ser para un chico como el.

-¿Puedo preguntarte algo?-tome la netbook que me extendía-
-Ya preguntaste –sonrío, realmente tenía una sonrisa hermosa para no usarla, creo que cuando quiere puede ser muy tierno-
-Bueno entonces es otra cosa.
-Dime.
-¿Cuántos años tienes?
-20 ¿vos?
-16 ¿ no vivis con tus padres?-estaba asombrada-
-No, vamos ya vete -me empujó fuera de la habitación-

Caminé hacia mi habitación y al llegar encendí la netbook.
Me conecté en Twitter, Facebook y hable por chat con dos de mis amigas. Escuche abrirse la puerta suavemente

-¿Estas aquí?-su voz me hacia estremecer-
-Si.
-¿Seguis usando la compu? 
-¿La quieres?
-Si, tengo que hacer un trabajo.
-Bueno, ya te la doy.

Me desconecté de todas las redes sociales y luego se la entregue.

-Aquí tienes, gracias –hice media sonrisa-
-De nada -dijo cortante saliendo por mi puerta-


La noche caía sobre la ciudad entonces encendí las luces de mi habitación. Pasar la primera noche ahí, me aterraba mas que estar cerca de Edward
.Sentía que mi mundo se derrumbaba con tan solo pensar que viviré aquí hasta que tenga edad suficiente para irme y para eso faltan dos años.

-¿Cenaras? reguntó una fría voz tras la puerta.
-No gracias, no tengo hambre -respondí llendo hacia la puerta con la esperanza de que pasara y así hablar un poco.
Pero eso no ocurrió, el solo se retiro al escuchar mis palabras.


-¿Y la pequeña?-preguntó Rosa sirviendo el plato de Edward.
-No quiere cenar -comenzo con su comida -Pero si después baja y pide algo de comer no le des.
-¡Edward!-reprochó- Es solo una adolescente.
-Pero puede ser una adolescente y no ser malcriada. Si se acostumbra a que en mi casa puede hacer lo que quiera, después tendré que soportar las consecuencias. Ya justo hoy, me hizo un berrinche porque quería una computadora-ella solo rió divertida-
-Bueno, buen proveche. Tengo que ordenar la cocina.

NARRA Edward:
Cene solitariamente como siempre lo hacia. Es que no me gusta mucho tener gente a mí alrededor estoy bien estando solo. Cuando acabe con la cena subí a mi habitación y me saque la remera junto con el pantalón para dormir en boxers.
Me recosté y prendí el televisor, aun no tenía mucho sueño.
Estos programas que dan en
la noche son aun más malos que los que dan en el día, así que decidí bajar por un vaso de agua ya que tenía la boca seca.

Narras Bella:
Luego de haberle dicho que no iba a cenar mi estómago me reclamaba algo de comida, así que decidí abrir la puerta para asegurarme de que no hubiera nadie. Estaba todo oscuro a excepción de unas pequeñas luces que alumbraban escasamente el pasillo.
Baje las escaleras en silencio y entre en la cocina para encontrarme con Rosa quien secaba el último vaso.

-Hola mi vida -me sonrió tiernamente- ¿tienes hambre?
-Si -toqué mi estomago que rugía con fuerzas-
-Ah ya veo -rió despacito- ¿Queres una leche chocolatada con galletas? -me sonrió-
-Por favor -le devolví la sonrisa-
-Bien -sacó una tasa en donde vertió leche y luego le agregó chocolate en polvo para así darle sabor, camino hacía la alacena y sacó galletas con chispas de chocolate, las puso en un platito y luego las puso sobre la barras, me senté para tomar una– Toma -dijo dándome la tasa- 
-¿Ros estas aquí? -entró Edward 
y voltee a verlo - ¿No era que no tenías hambre? -me dijo pasandome por al lado indiferentemente-

-Compórtate-se refería a Edward, quien venía ¡En boxers!
-Cúbrete con algo -le reproche mirando para otro lado-
-Pues no me mires, esta es mi casa -me habló duramente-
-Bueno, ya te calmas -le advertí regresando mi mirada a el - en serio, respeta un poco a la gente-
-Ya si como digas -tomó un vaso de agua y se retiro - Y luego quiero hablar contigo Rosa-
-¿Siempre es así?-pregunté agarrando una galleta-
-Desde que tuvo una pelea con sus padres y ellos lo obligaron a irse de la casa trayéndolo para acá.
-Wow yo no sabía eso.
-Pero no le gusta hablar del tema, lo pone de mas mal humor -se sentó junto a mi-
-Pobre -baje la cabeza- Debe de ser muy duro.
-Si, y mas cuando ve que su padre se ha quedado con su hermana mas chica y no lo deja verla-
-Debe ser muy duro -mi mirada se torno triste- no me gustaría estar en esa situación, aun que la mía no es muy diferente-
-¿Por qué?-preguntó sentándose a mi lado-
-Perdí a mi madre cuando era apenas una niña y mi padre falleció el otro día, fue cuando me trajeron aquí-
-Ohh, lo siento mucho -hizo una mueca de tristeza-Espero que algún día Edward y yo podamos ser por lo menos amigos, me gustaría entablar una relación amistosa con el. Se ve buena persona -quise cambiar el tema-
-Yo creo que si, es más ya pasara, tu solo se paciente chiquita. El esta muy dolido.
-Pero…no entiendo ¿Qué fue lo que paso con sus padres?
-Mira… su padre estaba siempre trabajando, es un hombre de mucho dinero y mantenía a su familia muy bien. Edward 
tenía unos 18 años cuando sus padres decidieron divorciarse, pero su madre no trabajaba porque no lo necesitaban. La pequeña gema tenía 6 y cuando veía que sus padres se trataban tan mal se ponía muy mal y su único consuelo era Edward. Lo que pasó fue que su padre intentó dejar a la madre de Edward en la calle y sin un centavo y ahí fue cuando Edward no soportó la situación y comenzó a defender a su madre para hundir a su padre y que ella no quedara devastada. Entonces su padre se enfureció tanto porque peleaban todos los días y el ya no soportó mas y amenazó con irse de la casa y ahí fue cuando su padre lo echó. Y se vino a vivir aquí, luego se enteró que sus padres siguen juntos.

Su padre siempre viene y hablan, ya no se llevan tan mal pero Edward le guarda rencor, su madre también viene pero de vez en cuando y a respecto a su hermana menor que ahora tiene 8, no la dejan ver a ninguno de sus hermanos, es como un castigo para Edward por haberse comportado de esa manera con su padre. 
-Wow pobre, en serio eso debe ser feo-tomé la última galleta -Ahora entiendo su falta de afecto-
-Bueno ahora ya sabes para cuando no te demuestre que tiene sentimientos -me sonrió y se levantó de la silla- ya ve a descansar porque es tarde -besó mi mejilla-


Llegue a la habitación y me puse el pijama para dormir una remera de tirantes azul con blanca mas un short blanco un poco señido.
Abrí la ventana ya que el calor era insoportable y no tengo un ventilador ni un aire acondicionado.
Me senté en la cama y tomé mi celular, eran las 2:30 de la mañana y tenía sueño pero no podía pegar los ojos.
Cuando desperté el sol daba en mi cara y los pajaritos cantaban sin cesar. 
Me levanté y una fina capa de sudor cubría mi frente, decidí bañarme y luego vestirme cómoda, sabía que no íbamos a salir a ningún lado, o por lo menos yo no iba a salir.

Baje las escaleras y me encontré con Edward sentando a la mesa leyendo una especie de carta. Refunfuñaba a medida que seguía leyendo y esto me causó gracia.

-¿Qué es lo divertido?-preguntó de mala gana dejando la carta en la mesa-
-Tus quejas -reí por lo bajo- Y antes de hablarme feo se dice, Buenos días Bella ¿Cómo pasaste tu primera noche en esta enorme casa en la que te pierdes cada vez que sales de tu habitación?-hizo una risita a medida que yo hablaba.
-¿Y bien? Respóndete. -sonreía, eso era raro en el-
-Bien, supongo. Pero hace demasiado calor por la noche
-Ah -volvió su mirada a la carta sobre la mesa- ya luego vemos ese tema del calor.
-¿Qué es?-me senté a su lado.
-Una carta -me miró- ¿no es obvio?
-¿Por qué te quejabas mientras la leías?-lo observé atenta.
-Tema de grandes -me sonrió- ¿no vas a desayunar?
-Supongo -respondí indiferente- ¿Qué acaso con 16 años soy pequeña?
-Eso creo-rió- Rosa -gritó con fuerzas- ¿puedes traerle el desayuno?
-¿Por qué no eres más sutil?-lo mire extrañada.
-¿Te levantaste con ganas de hacerme preguntas?-rió guardando la carta en el sobre.
-Si, eso creo-le regalé una sonrisa-
-Bueno, déjalo para más tarde porque debo irme.
-¿A dónde? –pregunte-
-No quiero interrogatorios -se levantó de la mesa-
-Pero Edward, no quiero quedarme sola -Rosa me sirvió el desayuno.
-Rosa estará aquí en casa.
-Ah respecto a eso señor -ahora hablaba Rosa- mi madre esta muy enferma ¿puedes darme esta semana libre para ir a cuidarla?-le sonrió tímidamente.
-Por supuesto, ve -besó su mejilla- y Bella lamento que tengas que quedarte sola pero de verdad tengo que irme.
-¿Puedo ir contigo?-dije firmemente- prometo portarme bien.
-¿Lo prometes? –me miro-
-Si, lo prometo -levante una de mis manos –señor Cullen -este sonrió estúpidamente-
-Ya termina tu desayuno y vístete normal.
-Bueno -le sonreí pero no me devolvió la sonrisa y solo subió al segundo piso.


Luego de terminar mi desayuno subí corriendo las escaleras y busqué ropa apropiada para salir a la calle. No sabía donde íbamos pero de seguro por como estaba vestido Edward íbamos a una empresa o algo así.
Tomé un vestido corto un poco mas arriba de las rodillas de color celeste un poco ajustado, Zapatos color negro con un poco de taco, un bolso en combinación a los zapatos y unos accesorios haciendo juego con el vestido, no era formal pero tampoco era casual, estaba bastante bien luego peine mi cabello en una coleta.
Me maquille natural pero hermosa, delineador negro y un brillo labial clarito, rubor rosado en las mejillas y rimel para destacar mis pestañas. Baje y Edward estaba ahí parado ceñudo.

-Pensé que te ibas a apurar, ya me haces llegar tarde -dijo como siempre refunfuñando- ya muévete.
-Okey, cálmate, vas a morir de estrés -me miró feo- bueno ya vamos -dije risueña-

Subimos a su auto, y condujo por varios minutos hasta llegar a un edificio de varios pisos.

-Solo quédate conmigo, no vaya a ser que te pierdas -dijo cuando entramos al elevador-

Cuando las puertas del elevador se abrieron había muchísima gente en ese lugar y se movían de un lado al otro con papeles y cosas en las manos, también había gente tecleando en las computadoras.
Yo solo seguí a Edward hacía una oficina. Entramos y este prendió el aire acondicionado.

-Siéntate si quieres -corrió una silla y me la paso-

Era de esas sillas que se mueven y que abajo tienen ruedas, tipicas de oficina. Edward hacía llamados y anotaba cosas, tecleaba en su computadora desesperadamente.

-¿De que trabajas?
-Y aquí vamos de nuevo con tus preguntas-dijo despeinando su cabello.
-¿No es mas fácil responder en vez de quejarte?-dije riendo por su expresión-
-Sería mas fácil que te calles -dijo mirando detenidamente la pantalla de su computadora.

-Solo quiero conocerte, es que siempre estas tan de mal humor y no me diriges la palabra. ¿Podemos hablar mientras trabajas?
-Ya pregunta…-dijo sin siquiera mirarme.
-¿De que trabajas?-dije balanceándome en la silla.
-Algo así como un empresario, esta es la empresa de mi papá.
-Ahh ¿y el donde esta?
-En su oficina.
-¿Luego pasamos y me lo presentas?-dije entusiasmada.
-No Bella como crees -sonrió nervioso.
-¿Qué tienes?-le pregunté intrigada.
-No importa.-me miró por un segundo y luego volvió a lo que hacía.- ¿vas a seguir con tus preguntas?
-¿Por qué no vives con tus padres?-luego me arrepentí de haberle preguntado eso, me di cuenta de que lo había hecho sentir mal- no respondas si no quieres.
-Si voy a responder, después de todo vivimos juntos y tienes derecho a saber de mi.-respondió secamente y dejó de teclear para mirarme directo a los ojos.- mi padre de echó de casa hace dos años y me dejo vivir en la casa en la que estoy ahora.
-Ahh -dije como si no supiera nada- ¿tienes hermanos?
-Una hermana-seguía mirándome a los ojos- es mi turno.
-¿Vas a preguntarme algo?-sonreí intimidada por su mirada.
-Si, justo eso hare-sonrió- ¿tienes hermanos?
-No, soy hija única.
-Con razón tan malcriada-rió por lo bajo- ¿Por qué estabas en esa subasta?
-Mi madre falleció cuando yo era pequeña y mi padre días atrás. No tengo idea de porque estaba ahí en vez de estar en un orfanato o algo por el estilo.
-Pensé que eras consiente de que te iban a llevar con cualquier persona.
-No, no lo era -dije bajando la mirada para deshacer esa coneccion visual- ¿Por qué me compraste?

Dejó de mirarme para seguir tecleando en su computadora y anotar mas cosas.

-Esta bien-agregue- no respondas.
-Ya luego te explico -dijo sin mirarme.

Me quedé balanceándome en la silla y mirando la oficina de Edward, estaba aburrida y no tenía nada que hacer. Deseaba volver a casa para por lo menos usar la computadora de Edward.
-¿En casa hay piscina?-pregunté mirando mis pies.
-Si -respondio secamente-

Seguí mirando mis pies y moviéndome en la silla hasta que en la puerta se escucharon tres golpes secos.

-¿Quieres que abra?-pregunté haciendo el intento de levantarme, pero el negó con su cabeza y se levantó.
-Buen día señor Cullen -sonrió una rubia del otro lado de la puerta.
-Hola Jessica -hizo una mueca-
-Aquí tienes los papeles que pediste el otro día -le entregó una carpeta.
-Gracias –sonrió-

La mujer dio media vuelta y se retiró dejando a Edward ver su trasero.

-Depravado-susurre y el cerró la puerta cuando volteó.
-¿Cuál es tu problema?-rió sentándose en la silla nuevamente.
-Eres un asqueroso.
-¿Por qué?
-Porque encima de que ella voltea para dejarte ver su trasero tu la miras descaradamente, hombre tenías que ser.
-¿Es que a ti nadie te mira así?-dijo riendo.
-¿Qué te importa eso a ti?-lo mire feo.
-Apuesto a que lo que necesitas es un novio-rió para luego mirar la computadora.
-No molestes-agregué.

Sonó el teléfono y Edward 
respondió apretando un botón.

-Señor Cullen, su padre quiere verlo en su oficina ahora-dijo una voz del otro lado del telefono-
-Ya voy -dijo levantándose.
-¿Me dejaras sola?-me levanté de la silla.
-No quiero que vayas, quédate aquí.
-¡Edward
!-reproché- quiero ir, no me gusta estar sola.

-Bueno, vamos. Pero no quiero que pronuncies palabra alguna.

Salimos de su oficina y subimos al elevador.

-Si te comportas, luego pasamos a buscar tu netbook -me sonrió tiernamente, raro en el- Solo sígueme la corriente ¿si? -asentí pero no entendí en que debía seguirle la corriente.

El elevador abrió sus puertas y caminamos hasta una puerta, Edward tomó mi mano y yo abrí mis ojos al tope.

-¿Se puede?-dijo golpeando la puerta y desde adentro se sintió un “ADELANTE HIJO” 

Nos adentramos en la oficina mas grande que había visto en mi vida, cuando Rosa dijo que era un hombre de mucha plata no exageraba.
El que parecía ser el padre de Edward me miró y analizó de arriba abajo.

-Ella es Bella.-me presentó Edward ante su padre.
-Es un placer -le sonreí mientras el tomaba mi mano para luego depositar un beso en ella.
-El placer es mío -me devolvió la sonrisa. No se podía negar que era el padre de Edward, los gestos y los rasgos de la cara eran iguales-
-¿Y bien? -dijo Edward conduciéndome hasta una silla- ¿Qué necesitabas?-preguntó a su padre- siéntate Bella
-le hice caso, el soltó mi mano y rodeó la silla para apoyarse poniendo sus manos en mis hombros.

Su padre se movió hacía el otro lado del escritorio y se sentó.

-¿No quieres tomar asiento?-le ofreció a su hijo.
-No gracias.-sonrió forzadamente- ¿de que querías hablar?
-Mira hijo-dijo entrelazando sus dedos- voy a viajar el mes que viene, por trabajo y no estaré en la empresa por dos meses- Edward abrió los ojos como platos- y es mas que obvio que quedaras al mando de esto por esos dos meses.
-Wow-dijo algo emocionado- ¿Hare lo que tu haces?
-Si, luego te pasaré todas las indicaciones-le sonrió tomando unos papeles-¿quieres firmar?-los apoyo en el escritorio.
-Claro -dijo Edward tomando un bolígrafo y leyó por un momento, luego firmo-
-Y bien…-hasta las mismas palabras de Edward utilizaba el hombre -¿Quién es esta belleza?-se refería a mi, por la forma en que me miraba.
-Ella es mi novia -dijo Edward con cierta felicidad en su voz.

¿WTF? ¿TU NOVIA?-pensé exaltada pero intenté que no se notara en mi rostro, ahora entendía porque me pidió “que le siga la corriente”

Capítulo 1: Porque a mi? Capítulo 3: Fingiendo

 
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