Libre hasta que tú apareciste en mi vida (+18)

Autor: AnneHilldweller
Género: + 18
Fecha Creación: 27/12/2012
Fecha Actualización: 03/02/2013
Finalizado: SI
Votos: 52
Comentarios: 70
Visitas: 168395
Capítulos: 20

Secuela de ¿Estás libre esta Noche?

Primera parte de este fic AQUI

 

Summary

Bella y Edward se conocieron de una forma poco común, una desconocida le dio a ella el número del celular de él. La noche de su cumpleaños lo llamó debido a su soledad. Él le impuso tres reglas a seguir, sólo se trataba de sexo casual, jamás se imaginaron el giro que darían esos encuentros y hoy se encuentran frente a frente creyendo estar enamorados.

Ella, en un afán por comprobar que sea verdadero amor lo que sienten y no sólo algo físico, repite la cuestión del primer encuentro, imponiendo tres nuevas reglas:

Número 1: No mentiras

Número 2: No arranques de celos

Número 3: No sexo durante un par de meses

Él, en un afán por demostrarle que sí es una cuestión de sentimientos y que está dispuesto a que lo conozca mejor decide contarle su historia, de a poco cada noche en lugar de tener sexo.

¿Qué sucederá cuando ella conozca toda la verdad?

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Capítulo 15: Solo mía

Tu amor es como una vela

Parpadeando en la oscuridad

Entraste en mi vida e iluminaste mi corazón

Contigo a mi lado

Veo el amor que quiero sentir

Muéstrame que me amas, nena

Muéstrame que es real

Sólo toma mi mano

Y te haré entender

Te quiero, me quieres

Y esa es la manera en la que tiene que ser

Ahora que estás aquí

Te lo voy a dejar claro

Sólo dame el amor que necesito

Sostenme, cuídame

Dámelo, necesito tu amor

 

Después de que Bella subió al taxi para ir a trabajar, regresé al departamento y me dormí, necesitaba recuperar las energías que había gastando de manera exquisita la noche anterior con ella. Desperté justo a tiempo para ponerme de acuerdo con ella y encontrarla para almorzar juntos. Me di una rápida ducha y me dirigí al restaurante que me indicó. Otra cosa se agregaba a la lista de lo que nunca antes había hecho, pedí una mesa sobre la acera, por lo regular pedía en un discreto rincón, pero ahora no tenía nada de que ocultarme, por el contrario, quería que todo el mundo se diera cuenta de lo feliz que era con mi Bella.

 

– ¡Edward Cullen! – escuché una voz femenina exclamar y levanté la vista que tenía clavada en el menú – no lo puedo creer, ¿qué haces aquí? – agregó y me levanté para saludarla al reconocerla.

– Esperando a mi novia – respondí extendiéndole la mano y nos dimos un beso en la mejilla.

– Es una broma, ¿verdad? – exclamó incrédula riéndose.

– No, hace un par de meses que tengo novia… formal.

– ¿En serio ha sido cazado el irresistible Edward Cullen? – dijo subiendo sus manos por mi pecho – es una verdadera lástima, aunque – se lamió los labios – eso no es impedimento para que tú y yo algún día volvamos a divertirnos, como en los viejos tiempos – añadió acercándose peligrosamente a mí y giré la cara para evitar que me besara en los labios.

– Buenas tardes – escuché la voz seria de Bella decir.

– Corazón, al fin llegas – dije feliz y la tomé de la mano para luego besarla en los labios, quería que quedara muy clara mi relación con ella – mira, te presento a Valery, una vieja amiga, Valery, ella es Isabella Swan, mi novia.

– Mucho gusto – respondió Valery sin extenderle la mano.

– Igualmente.

 

Valery agregó un comentario bastante desagradable y después me dio un beso en la mejilla de despedida, en seguida noté como Bella se enfureció más y tuvo toda la intensión de, ¿golpearla?, ¿sus celos podrían llegar a tanto?, quizá era tan psicópata como yo. Traté de tranquilizarla, pero seguía reclamándome, a pesar de mis explicaciones.

 

– Bella, hace mucho que dejé de estar con otras mujeres – mi cuerpo ni siquiera respondía a otras – grábate esto muy bien aquí – señalé su sien con mi dedo – y aquí – señalé su corazón – la única que me importa eres tú, a la única que quiero es a ti, con la única que me interesa compartir mi cama es contigo – musité en su oído y la abracé – aunque para serte sincero, me da gusto que esto haya pasado, porque tus celos me demuestran cuanto me quieres.

– ¿Y todavía te atreves a dudarlo?

– No, pero me encanta confirmarlo – aclaré y la besé.

– ¿De verdad no ibas a dejar que te besara?

– Por supuesto que no, te lo juro, Bella, entiendo tu desconfianza, pero si de algo debes estar segura es que jamás te engañaría, no tengo ninguna necesidad de hacerlo, ya vamos a comer, anda.

 

Nos sentamos y en tanto nos llevaban la comida, Bella me contó lo que le había dicho su jefe sobre mí, indudablemente el mundo era un pañuelo, jamás me imaginé que él fuera familiar de una de las chicas con las que salí. Entonces opté con aceptar mi realidad frente a Bella, le expliqué que en efecto era así, pero que había cambiado por ella, que ya ni siquiera tenía el celular al que me llamaba cuando éramos un par de desconocidos y le di el número de mi blackberry.

 

Cuando terminamos de comer la acompañé a su trabajo. Había decidido prepararle algo especial para la cena, así que fui a comprar todo lo necesario, incluido un hermoso arreglo de alcatraces, que coloqué en la mesa al igual que los cubiertos para dos personas. Me dirigí a la cocina y me puse manos a la obra. En cuanto terminé fui por ella a la oficina y al regresar la sorprendí gratamente, ya que no se esperaba que yo preparara la cena ni mucho menos que supiera cuáles eran sus flores favoritas.

 

Le serví y platicamos mientras comíamos, le comenté mis planes de llegar desde el viernes a Miami para el ensayo de la boda de Alice, ya que era el padrino, ella hizo un comentario gracioso sobre que era mi novia y después me cuestionó el por qué le había dicho eso a Valery y luego de una serie muy divertida de preguntas que nos hicimos ambos para no dar una respuesta concreta le expliqué que aunque no se lo hubiera preguntado así la consideraba.

 

Me hizo saber sus temores sobre lo que mi familia pensaría de ella por no ser de mi nivel económico, esas eran patrañas, ella era mucho mejor en todos los aspectos que cualquier niña mimada de sociedad, caprichosa y berrinchuda. Bella era toda una mujer en el sentido extenso de la palabra, trabajadora, entregada, comprometida, me había dado cuenta de esas virtudes en el desfile de Alice, así que aunado a su belleza y a su sensualidad la colocaban muy cerca de la perfección y era mía, por fin podía decir que era sólo mía y, que al igual que yo, mi familia la adoraría, porque si algo nos habían inculcado mis padres era a no tener prejuicios y tanto ellos como mis hermanos eran las personas más cálidas, amables y amorosas que existían en el mundo y estaba seguro que no le pondrían ningún pero a mi Bella, además, ya la conocían.

 

No la dejé lavar los platos, quería consentirla y mimarla un poco, al día siguiente regresaría a Londres y pasaría un mes completo alejado de su lado, así que estas horas las haría mágicas para ella. Había terminado de lavarlos cuando sonó mi blackberry y me sorprendió sobremanera ver que era ella, “¿qué tenía en mente mi ángel seductor?”, pensé mientras sonreía y le contesté.

 

– ¿Estás libre esta noche? – preguntó con ese tono sensual que tanto me gusta.

– La verdad no, estoy en casa de mi novia – respondí siguiéndole el juego.

– Es una verdadera lástima – exhaló de manera excitante – ardo en deseos de verte, acariciarte, besarte, desnudarte, recorrer tu cuerpo.

– Uf, no sigas que me harás hacer algo que no quiero – dije mientras sentía como mi miembro empezaba a endurecerse sólo de escuchar sus insinuaciones.

– Vamos, no tiene porque enterarse tu novia… además lo prohibido es más excitante, ¿no crees?

– Definitivamente – y con ella podría probar todo lo prohibido que existiera.

– Me han dicho que eres un dios en la cama y me encantaría comprobarlo y por tu tono creo que no exageraron, tienes una voz endemoniadamente sensual, has despertado más mi deseo por ti.

– ¿En serio piensas que mi voz es sensual?

– Demasiado – exhaló de nuevo – mi cuerpo ha empezado a – hizo un extraño ruido incitador – alterarse sólo de escucharte.

– Tu voz también es muy sexy, ¿así eres tú?

– ¿Por qué no vienes y lo compruebas por ti mismo?

– Está bien, ¿cómo te reconozco?

– Sólo traigo puesto un abrigo negro.

 

Escuché que colgó y salí de la cocina, la miré parada bajo el umbral de la puerta del dormitorio, mirándome sensualmente en tanto se lamía los labios, me encantaba que fuera así, atrevida, sugerente, traviesa, entonces recordé las palabras que me había dicho el tío Aro años atrás:

 

“¿Quieres saber el éxito de un matrimonio?, la fidelidad, que tu pareja pueda ser tu esposa y tu amante a la vez y para encontrarla tienes que conocer a muchas mujeres hasta que encuentres a la que tenga esa dualidad”.

 

Sin duda alguna Bella la tenía, se mostraba de una forma ante la gente y su lado pasional y sensual sólo me lo mostraba a mí y no es que fuera hipócrita, simplemente reservaba esa parte para los momentos íntimos que compartíamos como el que a continuación seguiría.

 

Hicimos el amor jugando a los desconocidos, recordando nuestros primeros encuentros, cuando ignorábamos el rumbo que tomarían, que se convertirían en algo mucho más poderoso que sólo sexo, que se transformarían en un profundo e inmenso amor, aún sin conocernos demasiado, pero, ¿quién dijo que para amar a alguien había que conocerle por completo?, con lo que sabía me bastaba para adorarla, para querer compartir mi vida con ella y se lo manifesté.

 

– Al demonio con las reglas, me fascinas Bella, me vuelves loco y cada vez tengo más ansias de ti – musité en su oído abrazándola.

– Tú también me enloqueces como nadie Edward, te quiero – sonreí al escuchar esas dos palabras, mi corazón brincó de gusto y emoción.

– Yo te quiero más – le aseguré y la besé.

 

A la mañana siguiente seguimos con el juego, sonriente aceptó que nos bañáramos juntos y lo hicimos lentamente, entre besos y caricias furtivas, enjabonando mutuamente nuestros cuerpos y después la vestí y ella a mí, como si fuéramos niños pequeños, definitivamente ella podría ser mi esposa y mi amante, era la primera vez que pensaba en el matrimonio y podía visualizarme llevándola al altar y compartiendo una vida juntos, llena de amor y aventuras.

 

Desayunamos casi en silencio, un tanto angustiados porque se avecinaba la separación, deseando que el tiempo pasara velozmente para poder estar juntos de nuevo. Tomamos el mismo taxi y nos dirigimos a su oficina, la acompañé a la entrada del edificio y nos besamos, después nos abrazamos fuertemente.

 

– Te quiero Bella, te voy a extrañar mucho.

– Yo también te quiero y te extrañare, pero me consuela el hecho de que podremos vernos por la web cam.

– Tienes razón, así no será tan tortuoso estar alejados, cuídate mucho por favor.

– Tú también, pórtate bien, ¿sí?

– Eso ni siquiera tienes que mencionarlo, la única con la que me puedo portar mal eres tú – respondí frotando su nariz con la mía y le di un corto beso en los labios.

 

Subí de nuevo al taxi y me llevó al aeropuerto. Llegué a Londres y cumplí con mis compromisos laborales y sociales. Alice estuvo cinco días conmigo y le conté que Bella y yo ya éramos novios, me abrazó emocionada y me felicitó por haber decidido finalmente rehacer mi vida amorosa, no era mi intención francamente, el destino hizo de las suyas y me colocó frente a la mujer que me transformaría en lo que ahora era.

 

Una noche tomé papel y pluma, la inspiración me había llegado y escribí la canción para la boda de Alice, recordando la plática que habíamos tenido aquella vez que anunció su compromiso, aunque debía reconocer que me había inspirado en Bella y nuestra historia, junto a ella no había ningún camino que no pudiera recorrer, sentía que mi pecho podía estallar de todo lo que sentía por ella y no buscaba ninguna explicación para eso, nuestro amor era real y seguro.

 

Otra noche nos encontrábamos frente a la web cam y de inmediato noté su cara de angustia, jugaba con sus manos y evitaba mirarme, me sonreía, pero sus ojos lucían apagados.

 

– Bella, ¿qué te sucede? – pregunté preocupado.

– Nada, ¿por qué? – respondió evasiva.

– Porque estás visiblemente nerviosa y asustada, ¿qué pasa?, dímelo con confianza.

– Es que – guardó silencio y se mordió el labio – Edward… tengo un retraso, debí tener mi período un día después que te fuiste, ya han pasado diez y nada…

– ¿Eso significa que puedes estar embarazada? – exclamé sorprendido.

– Sí… no nos cuidamos, hace mucho que dejé de tomar pastillas y…

– Tranquila corazón, no tienes nada de qué preocuparte, no estás sola, me tienes a mí, yo no voy a dejarte sola, un hijo tuyo sería un regalo, un pedacito de ti y de mí.

– Que cosas dices Edward – exclamó sonrojada.

– Es la verdad, ¿no te gusta la idea?

– No es eso… aún no me siento preparada para esa responsabilidad, un hijo no es un juguete, es algo para toda la vida y siento que todavía no soy capaz de cuidar y educar a alguien.

– Nadie nace sabiendo eso Bella, se aprende con el tiempo, ¿por qué no te haces la prueba para salir de las dudas?

– Me asusta.

– Pero no puedes estar angustiada pensando si estás o no embarazada, no te van a salir antenitas para saberlo, tienes que confirmarlo y, por favor, piensa que yo te apoyaré al 100%, ¿ok?, jamás evadiré mi responsabilidad, es algo que hicimos los dos y nos haremos cargo los dos, te quiero, recuérdalo.

 

Me respondió aliviada con una sonrisa. Esa noche casi no pude dormir pensando en esa posibilidad, hasta pensé en Emmett, la cara que pondría al enterarse que yo sin estar casado sería papá, en cambio él seguía sin heredero, una sonrisa traviesa se dibujó en mi rostro imaginando su reacción. Mis padres seguro nos apoyarían y Alice sería la más feliz, a cada rato le preguntaba a Emmett y Rosalie cuando la harían tía, así que su sueño se vería cumplido por mí.

 

Si a Bella le tranquilizaba, le propondría que nos casáramos, aunque fuera algo sencillo e íntimo, moví la cabeza, ¿en qué momento mi vida y mis pensamientos habían cambiado tanto?, hace no muchos meses yo era todo un Don Juan, un Casanova, un Valentino y ahora estaba pensando en comprar pañales, en efecto, Bella había llegado a voltear mi vida de cabeza y había sido lo mejor que me había pasado, ella había descongelado mi corazón y logrado que volviera a latir por amor.

 

Ese día anduve ansioso en todo momento, así que cuando vi que era una hora prudente en Nueva Jersey le marqué a Bella, me contestó y me dijo que la prueba había salido negativa, que sólo había sido una falsa alarma, mis planes se desvanecieron, pero, ya habría tiempo para eso, las cosas llevaban un orden, aunque no era reglamentario, nos casaríamos en un futuro y cuando ella se sintiera lista vendrían los hijos.

 

Al fin había llegado el ansiado día en que volvería a estar con mi Bella, me encontraba en el taxi camino a su departamento, para luego irnos al aeropuerto y volar a Miami. En cuanto me abrió la puerta se arrojó a mis brazos y nos fundimos en un beso frenético, cargado de emociones, como añoraba sus besos, sus caricias, había sido muy divertido el jueguito de la web cam, pero nada comparado con tenerla en la realidad, embriagándome con su sabor y disfrutando de su olor, la pañoleta lo había ido perdiendo paulatinamente, estar entre sus brazos era mi paraíso personal y que ganas de hacerla mía, de hacerle el amor, sin embargo, teníamos un vuelo que tomar.

 

Al llegar al aeropuerto registramos las maletas y caminamos hacia la sala de espera, Bella se sentó y yo fui a comprar unos dulces. Debí tardarme menos de cinco minutos y al girarme para regresar a su lado la vi muy sonriente abrazando a un tipo que después la sostuvo de las manos, la sangre comenzó a hervirme y la ira me inundó por completo, ¿quién demonios era ese idiota que se atrevía a tocar a mi mujer?

 

– De verdad luces maravillosa y radiante – le dijo muy entusiasmado.

– Porque la felicidad se refleja en el rostro – intervine abrazándola – y Bella y yo somos muy felices, ¿verdad corazón?, por cierto, ¿no me vas a presentar?

– Sí, claro, Eric Yorkie, un ex compañero de la preparatoria, él es Edward Cullen.

– Su novio, para mayor información – me enfureció más el que ella no lo aclarara.

 

Reconoció mi apellido y empezó a alabar a Emmett, ¿estaba pretendiendo quedar bien conmigo?, ¿pensaba que por eso iba a pasar por alto lo que acababa de ver? Cuando se marchó no pude evitar recriminarle a Bella, la muy inocente no se había dado cuenta de las miraditas de ese idiota, me importaba muy poco si habían estudiado juntos, eso no lo eximía de haberle coqueteado. En respuesta, Bella me recriminó lo de Valery, entonces respondí sin pensar con un muy desagradable e hiriente comentario del que fui consciente al momento de sentir la fuerte bofetada que Bella me dio con toda la razón.

 

– No quiero volver a verte en mi vida – exclamó molesta y se alejó.

– Perdóname Bella, por favor, perdóname no quise decir eso – dije corriendo y abrazándola.

 

Había sido un completo idiota, pero no tenía idea de cómo manejar los celos, me cegaban completamente y perdía totalmente el raciocinio, no sabía cómo canalizarlos y la herí sin proponérmelo, me odié en ese momento por ser tan estúpido, mi única justificación era el inmenso amor que sentía por ella y haría lo imposible por lograr su perdón, no me importaba arrodillarme y recorrer todo el aeropuerto de esa manera con tal de que me perdonara, la amaba con todo mi ser y me aterraba la idea de perderla, mucho más si yo era el causante por mis estupideces.

 

Fragmento de la canción: Give in to me.

Intérprete: JC Chasez.

Traducción: Anne Hilldweller.

Capítulo 14: Tú me vuelves loco Capítulo 16: Miami

 
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