Tus Imperfecciones Mi Perfección (+18)

Autor: AliceJoziCullen
Género: Romance
Fecha Creación: 07/11/2010
Fecha Actualización: 30/01/2011
Finalizado: SI
Votos: 47
Comentarios: 81
Visitas: 144912
Capítulos: 26

FIC FINALIZADO!!

"Edward Cullen creyó tener una vida perfecta a sus 25 años. La llegada de una nueva persona a su hogar, le demuestra que la perfección no está en lo externo y lo hace replantearse todo su entorno y defender lo que nunca creyó posible; la belleza interna"

Antes de continuar quiero aclara que este fic no es mio, en teoria ,sino de PAM3.C.S con la cual me he comunicado y cuento con su total autorizacion, espero que lo disfruten igual que yo ¡Comenten y voten plis!

Bueno chikas me alegraaa q les aia gustadoo este fickk enserio no tienen ni ideaaa i bueno nada maz me keda dezirles q grax x los votos i toodoo :) si kieren leer otros ficks q bueno estoi escribiendo aka les doi los nombres i los link:

- PASIONES PROHIBIDAS (+18)

- LA SEGUNDA OPORTUNIDAD DE BREE

- MUNDOS DIFERENTES... UN MISMO SENTIMIENTO

Si kieren pueden pasarse por mi blog: www.alicejozicullen-fanfiction.blogspot.com

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Capítulo 8:

Be.-...

Dejé a cada uno de los chicos en sus respectivas casas. Manejé todo el trayecto, al ver que Alice no lograba calmarse del todo. Intentaba cada tanto, infundirle palabras de aliento, pues teniendo en cuenta que ella aún estaba en etapa post-natal reciente, podría afectarle. Pero mis palabras no lograban surtir efecto alguno. Ella lloraba cada tanto y el otro, maldecía a Tanya y a su hermano. En cuanto llegamos a su casa, Jasper salió a recibirla. Por su cara, presumí que el aun no estaba enterado de nada.

- Hola amor.- abrió sus brazos y Alice corrió a refugiarse en él.- ¿Qué…qué pasó?

Esperé que Alice respondiera algo. Yo no quería entrometerme en problemas que no me correspondían, pero ella no paraba de llorar e hipar y Jasper cada vez se tornaba más preocupado y nervioso

- Ha tenido una discusión fuerte con Edward.- dije solamente

- Amor.- Jasper tomó la cara de su esposa entre sus manos e hizo que la alzara.- ¿Qué problemas ha surgido?

- Yo…yo…- intentaba hablar ella.- Me traicionó.- fue lo único que logró decir

Entramos a la casa y me escabullí a la cocina para preparar algún brebaje que calmara a Alice. Se lo serví y subí a ver a las nenas, quienes dormían plácidamente. Al menos ellas estarían ajenas a todo el problema que afectaba a su madre. Bajé nuevamente, aunque no estaba segura de quedarme con ellos, pero no estaba en mi casa y no sabía donde estar sin molestar.

- ¿Estás más tranquila?.- preguntó Jasper. Ella asintió.- Ahora… ¿Puedes explicarme que ha pasado con Edward?

- ¿Recuerdas cuando tiempo atrás, hablé con él y le propuse asociarnos?

- Creo que sí ¿Fue poco antes que comenzara su relación con Tanya y se asociara con los chicos en la empresa?

- Yo me confié y nunca deshice los documentos. Todos quedaron listos y arreglados, pero no se llevó a cabo debido a que Edward no alcanzaba a cumplir sus obligaciones en las dos partes

- ¿Qué ocurrió?.- indagó Jasper con voz serena, pero previendo la contestación su mujer

- Lo que nunca creí que me pasaría de manos de mi propia sangre.- declaró Alice volviendo a romper en llanto.- Ed…Edward…le cedió los derechos que yo le había propuesto a él…a Tanya

Jasper volvió a abrazarla y acariciarle su cabello para tranquilizarla. No pasó mucho, cuando el té que le había preparado, mezclado con su agotamiento, hizo efecto y la sucumbieron al sueño. Esperé hasta que Jasper volvió de dejarla en su recamara. Se sirvió un par de tragos y luego se sentó frente a mí. Dejó sus brazos apoyados en sus rodillas y me intentó sonreír.

- No reconozco a Edward.- expuso.- Quiero creer que no pensó cuando hizo todo esto

- ¿Las…fotos?.- me atreví a preguntar.- ¿Es…así?

- ¿Qué fotos?.- sondeó un tanto perdido

- Bueno…no, nada.- preferí guardarme cualquier comentario no apropiado

- Bella. Puedes confiar en mi ¿A qué fotos te refieres?

- Alice…le enrostró unas fotos de…-

- Tanya.- terminó por mí.- Traté de intervenir para que Alice no lo hiciera, pero teniendo en cuenta lo que pasó…creo que era de prever.- negó suavemente.- ¿Cómo reaccionó Edward?

- Nunca ha sido muy agradable.- sonreímos leve ambos.- Pero…creo que se volvió loco

Jasper se levantó y se dirigió al teléfono. Me imaginé que estaba tratando de ubicar a Edward. Intentó un par de veces y luego se rindió

- ¿Bella?.- me llamó.- ¿Te importaría ocuparte unos minutos de Alice y mis hijas?

- ¿Irás a ver a Edward?.- cuestioné levantándome

- Si.- asintió.- Sé que el error que cometió es injustificable. Pero aparte de ser mi cuñado es mi amigo. Y me preocupa su reacción

- Estoy de acuerdo. Y no te preocupes, estaré pendiente.-

- Gracias Bella

Salió por la puerta y recordé el bolso que Jane había cogido. Corrí a él, saqué lo que necesitaba y salí disparada a interceptar a Jasper

- ¡Jasper!.- grité cuando vi que ya iba saliendo en su auto. Se detuvo al instante.- Toma.- le extendía mis llaves.- No creo que él responda a cualquier llamado

Esa noche Jasper había llegado pronto. No había señales de Edward en la casa, sólo quedaban los vestigios de su furia, había explicado. Alice, los siguientes días no había modificado absolutamente nada su estado anímico y sus repercusiones habían recaído directamente en el amamantamiento natural de la pequeña Montserrat. Carlisle y Esme habían llamado repetidas veces, como era costumbre, pero el tema de Edward había sido omitido totalmente. Emmet y Jacob, habían contactado a Alice para saber de Edward, por lo visto tampoco se había presentado al trabajo. Y aunque no debería, al igual que Jasper estaba preocupada por el estado de él toda la semana.

- ¡Sí!.- gritó Jane, elevando sus manos al cielo.- ¡Por fin hemos terminado!

- Esta noche pienso emborracharme hasta perder la conciencia.- todos reíamos ante la proclamación de Dan

- Yo me apunto contigo.- lo avaló Christian

- ¡Ey! ¿Y nosotras?.- se quejó Jane

- Yo paso.- dije levantándome y tomando mis cosas

- No seas aguafiestas.- comenzó su ya conocido berrinche mi amiga.- ¡Lo pasaremos genial!

- De verdad que no puedo.- me volví a excusar

- ¿No puedes o no quieres?.- me acorraló Dan

- Chicos.- les hablé.- Estoy en casa de Alice y como se dieron cuenta el otro día…las cosas no marchan a la perfección.

- Bella. Te entiendo.- asintió Christian.- Pero, sin querer sonar frívolo. Creo que los problemas de ellos, no debieran interferir tanto en tu vida

- Estoy aquí, en parte gracias a ellos Christian.- rebatí

- Y no digo que no tengas que estar agradecida. A lo que voy, es que tienes que vivir tu vida, independiente que entre ellos se saquen los ojos

- Opino igual.- sentenció Dan

- Nosotros también, así que manos a la obra

- Pero…- intenté protestar al "nosotras" de Jane

- Sin peros, esta vez acatarás nuestra determinación. Iremos a un lugar genial. No cualquiera entra allí.- explicó.- Ahora a embellecernos

- No tengo ropa y no pienso salir así.- indiqué mi atuendo como último recurso

- Eso no es problema.-

- Jane. No pienso dejar que gastes dinero en mí como el otro día.- me había regalado un perfume que había visto, según ella en oferta

- ¿Tu única objeción está en si gasto dinero en ti?.- asentí firme.- ¡Entonces nos vamos de fiesta!

Me arrastró, literalmente, escaleras arriba. Entró como un bólido a su cuarto y se internó en el gigantesco clóset. Miles de prendas volaban por los aires y yo bufaba cada vez que salía una. Nunca entraría en una de ellas.

- Bien.- dijo cuando su cuerpo apareció nuevamente.- Escoge la que quieras

- Jane.- dije cansinamente.- Mírame y mírate ¿Crees acaso en los milagros? Jamás voy a entrar en alguna prenda tuya

- Nunca he dicho que eran mías. Pertenecen a una prima que tenía la cabeza en cualquier lado y se le quedaron. Las guardé y ¡Bingo!

- Mmm….- hice una mueca. No me convencía nada de todo este plan

- ¡Vamos. Bella!.- me animó.- No eres gorda.- elevé una ceja.- ¡Ey! Solo tienes un pequeño sobrepeso. Cosa que arreglaremos con el tiempo. Ahora entra en ese baño y escoge lo que mas te guste. Yo aprobaré o te arrancaré a jirones, si veo que no van bien

Tuve que cambiarme atuendo en tres ocasiones. Según yo, estaban bien, pero mi crítica de vestuario ponía graciosas caras desaprobando mis elecciones cada vez que modelaba mis elecciones. Finalmente un pantalón algo ajustado negro, una blusa ligada al cuello negra con estampados plateados, zapatos punta aguja bajos y una pañoleta al cuello plateada de igual manera, eran mi vestuario.

- ¡Estás perfecta!.- chilló, luego de tenerme media hora al espejo

- ¿Tu crees?.- dije mirando mi reflejo en el espejo

- ¿Cómo te sientes tú?.-

- Bien.- dije sonriendo ante la imagen que veía

- Más que bien. Ahora vamos

Llamé a lo de Alice para avisar que no llegaría, a lo que un entusiasmado Jasper me invitó a ahogar mi estres por él y por mí. Reí por su ocurrencia, Jasper era una excelente persona y sabía que los estaba pasando mal con todo esto. Más siendo Alice su esposa y Edward, su cuñado y amigo como había dicho.

Bajamos y los chicos nos enjuiciaron por nuestra demora, como era de esperar. Pero tengo que confesar que me sentí diferente cuando vitorearon los cambios que traíamos encima, sobre todo porque había aprendido a reconocer la veracidad y falacia en sus palabras y esta vez orgullosamente sabía que la balanza, estaba inclinada hacia la primera opción.

Nunca había estado en un lugar así. En Forks, había lugares para bailar y divertirse, pero jamás había asistido. Siempre estaba estudiando o cuidando a mi padre, mientras Renée trabajaba como Asistente de Educación. Tuve que tocar mi mandíbula repetidas veces, para asegurarme que no estuviera ligeramente abierta… Había preguntado si íbamos a una cena de gala o algo por el estilo, al ver la ropa un tanto elegante que llevábamos. Pero ahora entendía cuando Jane me contestó que al lugar donde nos dirigíamos era exclusivo y debíamos lucir de esa manera.

- ¿Que no es mi hermanita pequeña?.- los cuatro volteamos a ver quien era.

- ¡Ay. No! Debí imaginarme que mi pesadilla casera, estaría aquí.- gimió mi amiga al ver a su hermano

- Yo que tu me portaría bien con tu apuesto hermano.- se vanaglorió.- El dueño es amigo mío y si quieren alguna atención.- se indicó.- Papá mono puede proporcionárselos

- Ok. Esta vez tu ganas.- admitió Jane con poco ánimo.- ¿Podemos pedir el trago más caro?

- Por supuesto pequeña lulú.- desordenó su cabello y su vista se topó conmigo.- ¿Qué no es la señorita Isabella?

- Hola.- murmuré avergonzada por la mirada detallada que me estaba dirigiendo

- Hola.- se acercó y me dio un beso en la mejilla.- Estás preciosa.- susurró en mi oído

Nos acercamos a la barra junto a él. Dan y Christian estaban embobados viendo que trago podían beber, ya que el valor no era problema, serían obsequiados. Yo en cambio, estuve a punto de pedir agua mineral, pero la vergüenza de quedar en ridículo me hizo indicar el mismo que Jane.

El primer sorbo casi me deja sin hálito, el quinto pasó como si fuera limonada y el segundo trago hasta mis pies seguían el ritmo de la música. Miré divertida como mis amigos se hacían los galanes con dos chicas sentadas a nuestro lado, hasta que consiguieron su objetivo y salieron a la pista.

- Vamos a bailar.- musitó Demetri a mi espalda y tomó mi mano para jalarme

- ¡No!.- dije demasiado alto

- ¿Por qué no?.- frunció su entrecejo

- Porque mi amiga está advertida de tu listado amplio de conquistas.- intervino Jane, con la voz algo distorsionada

- No creas lo que dicen.- me advirtió Demetri.- Cree lo que tus ojos ven ¡Vamos!.- terminó arrastrándome a la pista de baile

Me mordí la lengua cuando iba a protestar, aludiendo a mí poco conocimiento de baile y en vez de eso observé a mí alrededor con la intención de copiar pasos ¡Genial! Todas bailaban como queriendo comerse a sus parejas ¡Definitivamente, eso no era lo mío! Aunque no tuve que seguir pendiente del resto, pues mi pareja de baile tomó mi cintura y comenzó a moverme al ritmo de la música.

Los bailes siguieron uno tras otro, y al rato me estaba divirtiendo demasiado. Miraba a Jane de vez en cuando y estaba totalmente en su mundo, bailando sola tras la barra. Dem, como me había pedido que lo llamara; me decía que no había problemas, pues también era conocida del dueño del local. Era un ex compañero de Universidad y él le ayudaba con el local algunas veces, como hoy.

- ¿Y? ¿Qué son esas cosas tan escabrosas que te ha contado mi hermana?.- preguntó de repente. Me reí antes de contestar

- Sólo que eres un chico popular y que las mujeres te rodean como abejas a un panal.- reímos por mi ejemplo

- Bueno. Entonces debo optar a mi defensa propia.- dijo solemne.- No es tan así

- ¿Tan así?.- repetí alargando la A

- Me gusta divertirme y pasarlo bien.- se encogió de hombros.- Las mujeres son una delicia y hay que disfrutar las delicias que Dios no ha regalado.- dijo honestamente.- Pero cuando llegue la indicada, mis ojos tendrán exclusividad

- Está bien. Supongo.- arrugué mi frente

- ¿Y tú? ¿Cuántos pretendientes?.- entrecerró sus ojos hacia mí

- Ninguno.- dije rápidamente

-¿Ninguno?.- reiteró incrédulo.- No lo creo. Eres bonita y estoy seguro que andan como hormigas detrás del dulce.- sonreí al oírlo imitar mi anterior ejemplo

- Pues al parecer éste dulce.- me indiqué.- ¡Que de por sí es mucho! Empalaga y no se acercan

- O sea, que…- dejó la frase inconclusa

- ¿Qué?.- inquirí curiosa

- Nada.- sacudió su cabeza sonriendo. Y luego se acercó y susurro.- Me gusta el dulce empalagoso

Mi estomago dio un vuelco con sus palabras. Sabía por propia boca de Jane, que el chico era un Casanova, pero a pesar de eso…me hacía sentir bien que habiendo tantas otras chicas, él estuviera ahí y murmurando cumplidos para mí. No podía decir que era nula en tema de relaciones, pero la última había sido antes de todo, y luego me había encerrado en mi cascarón por miedo a la reacción de los chicos frente a mis cicatrices, además de mi sobrepeso. Lo cual era un ahuyentar, por sí solo.

Seguimos bailando y el me acercó más a su cuerpo. Intentaba que sus manos no rozaran mi vientre y torso y que tampoco mi pañoleta se deslizara lo suficiente, donde nos friccionábamos continuamente ¡Por primera vez tenía pudor de mis marcas! Quizás porque era primera vez que tenía un contacto tan íntima con el sexo opuesto luego de todo, pero me dije a mi misma que debía superar mis temores y me dediqué a disfrutar del momento. Yo no era un bicho raro, sólo una chica con un pasado malo...pero con consecuencias buenas...

- Dem.- un chico rubio lo llamó

Pensé en darme vuelta y correr donde Jane. Pero Demetri tomó mi mano y me hizo seguirlo hasta el lugar donde lo esperaba el chico. El cual me miró de arriba abajo, supongo que estaba fuera de los estándares que normalmente cumplían las mujeres con que su amigo se relacionaba. Así que mi forma de autodefensa se impuso y rodee mi estómago con mi brazo. Un gesto que siempre hacía cuando estaba incómoda, para ocultar cualquier evidencia de grasa o cuero demás.

- ¿Qué pasa?

- Necesito una mano ¿Podrías quedarte a cargo? Debo ir a dejar a Carol

- No hay problema

El chico se fue. No sin antes enviarle una mueca divertida a Dem por mí. Lo fulminé con la mirada encolerizada que le obsequié, pero por dentro quería estar enterrada en el fondo de mi cama.

- ¿Pasa algo?

- No.- esforcé una sonrisa

La cual quedó congelada en mi cara, ante la sorpresa de sentir como me allegaba a su cuerpo y rozaba la piel de mis brazos con la yema de sus dedos ¿Acaso estaba soñando? No podía negar que Demetri era guapo, pero inalcanzable ¿O no?

- Tranquila.- bisbiseo en mi oído.- Estás temblando

- Es…solo que hace frío.- mentí tontamente. Los vidrios llegaban a estar empañados de tanto calor

- Ok.- sonrió.- Sólo… No quiero que tengas miedo a que me aproveche. Eres amiga de mi hermana y lo respeto.- sentenció.- Aunque eso no significa que mi atención sobre ti disminuya.- mis ojos fueron a sus labios inconcientemente.- Y todo con tiempo

Mi cara debió incendiarse con ese último comentario ¿Lo había dicho al verme mirar sus labios? ¿O seguía el curso de su conversación y coincidió?

- Creo que es mejor que me lleve a Jane.- indiqué al verla mal sobre la barra

- ¡Oh. Mierda!.- tomó mi mano nuevamente y me llevó donde ella.- ¿Jane? ¿Pequeña Lulú?

- No te comash a mi amiga.- fue lo único que logró pronunciar

- Dem. Tenemos problemas en la puerta.- indicó un chico que reconocí como el guardia

- ¿Qué pasa esta vez?.- preguntó, pero su atención estaba puesta en su hermana

- El mismo par de pasteles se ha dejado caer nuevamente.- bufó aburrido el chico

- Bien. Voy ahora

Me acerqué a Jane y comencé a arreglar su atuendo. Definitivamente era hora de emigrar.

- Las voy a ir a dejar.- declaró

- No te preocupes. Yo estoy bien y manejaré.- entendía que el debía quedarse

- ¿Segura?.- asentí.- OK. Voy a la puerta a ver que sucede esta vez con esos pasteles

- ¿Por qué pasteles?.- pregunté divertida

- Son los típicos riquillos con aires de grandeza. Estos se han dejado caer todos estos días. Lo malo es su compañía, no son muy señoritas que digamos. Y el hecho que han armado peleas cada que han venido.- apuntó.- Las espero en la puerta

Tomé a mi amiga y como pude la fui llevando hacia la salida del lugar. Busqué a Christian o Dan por alguna parte, pero no había humos de ambos. En la entrada había un lío de proporciones, así que uno de los guardias me indicó una salida anexa. Llegué al auto de mi amiga y la extendí a lo largo del asiento trasero. Iba a volver a despedirme de Demetri, cuando un auto mal estacionado en el camino llamó mi atención. Yo conocía ese Volvo, si es que mi vista no me fallaba. Me fui acercando aun más y observé la patente o licencia… Era él

Caminé de regreso al local, pero esta vez por la puerta principal y justo delante de mí estaba Edward Cullen, acompañado de otro tipo y dos chicas, ninguna de ellas, Tanya. Por lo visto eran ellos los pasteles y tenían una batalla de insultos, al verse pasados a llevar por impedirles el acceso.

- Edward.- le hablé cuando estuve tras de él

Se volteó y me impresionó ver su rostro. Tenía cortes y marcas evidentes de peleas. Al parecer Morfeo el Dios de los sueños, no lo visitaba hacia días. Tampoco lo hacía su rasuradora, y estaba absoluta y completamente ebrio.

- Yo no te conozhco a ti.- sonreía como idiota y apenas podía coordinar lo que decía

- Edward. Soy Isabella

- ¿Quién es esta Eddie?.- chilló una de las señoritas que lo acompañaban. Valoré mi respuesta y hablé

- Soy su hermana.- a la chica le dio un vuelco su rostro de enfado

- ¡Genial! Soy Bree y ella es Yin.- indicó a la otra.- Y él es…mmm…no sé

- Tu no…- tapé de un manotazo la boca de Edward. Antes que me dejara en evidencia

- ¿Bella?.- voltee a ver a Dem que miraba extrañado

- Lo conozco.- indiqué a Edward.- Vivo en su casa. Con él y su…novia.- susurré lo último

- Entonces convéncelo de que se vaya.- me pidió.- Ha venido todos estos días y lo único que ha conseguido es ir aumentando los moretones de su cara

- ¿Se ha peleado?.- mi expresión era incrédula

- Más bien. Le han pegado.- se burló

Miré a Edward y ya se dormía de pié. Largué un gran suspiro y me recordé las palabras del Padre, cuando asistía a la iglesia. Debía ayudar al desvalido, aunque hubiera sido un idiota, pedazo de mierda y patán ¿Eran esas palabras? Ehm, no…pero para el caso, eran igual.

- ¿Me ayudas a cargarlo?.- pedí a Dem.- Lo llevaré a su casa, pero debo dejar su auto aquí

- No te preocupes. Yo me encargo. Puede venir por él mañana.

...

Luego de indicarle cual era su auto. Me encaminé como la sepulturera oficial, ya que los cuerpos desparramados en el asiento trasero parecían verdaderos cadáveres. Dejé a Jane en su casa, ya que a diez minutos de camino comenzó a gritar que quería su cama y su baño. Al parecer el alcohol comenzaba sus estragos. Después de prepararle algo para su malestar e indicarle que en la mañana traería su auto. Me dispuse a llevar al otro bulto.

Aparqué el auto fuera a su casa. Bajé y tomé fuerzas de donde no las tenía para poder sacar su cuerpo y apoyarlo, mientras esperaba a que encontrara por fin las llaves.

- Quierro dormirr.- se quejó, remarcándo la R

- Edward. Busca las llaves.- volví a insistir. Siguió metiendo sus manos por todos sus bolsillos

- Quierro dormirr ¡Hip!.- rodé los ojos. Era lo que me faltaba, el hipo de los ebrios ¡Pf!

- Lo que necesitas es un baño.- increpé. Aunque al parecer ni siquiera entendía con quien estaba

- Llavess.- canturreó una vez dio con ellas

Entré sosteniéndolo y sorteando todos los escombros y cosas esparcidas por el suelo. Por lo visto no había habido aseo desde ese día de la discusión con Alice. Lo dejé sentado en el principio de la escalera y fui a preparar un té para el. Cuando volví, casi se me sale el corazón por la boca al verlo a gatas en la escala, y ya a punto de llegar arriba. Lo apuntalé nuevamente y lo interné en su habitación.

Tras darle un par de vueltas, me decidí. Ya me odiaba, así que no habría mucha diferencia. Lo levanté como peso muerto de la cama y a empujones lo metí en la bañera. Con o sin ropa, debía darse un baño.

- ¡¿Q-qué…?.- parloteaba ahogado por el chorro de la ducha

- No te preocupes, no voy a desnudarte.- me reí sola.- Además será un ahorro. Baño de cuerpo y ropa al mismo tiempo.

Al cabo de media hora decidí ir en busca de su ropa de dormir. Por las miradas que me estaba enviando y el silencio que se estaba implantando en el pequeño cuarto, era claro que el efecto de la borrachera se estaba pasando. Dejé su ropa sobre el retrete y salí. Observé la habitación y recién ahí caí en cuenta de los detalles. Todos y cada uno de los marcos con fotos que adornaban la pieza y en que salía con Tanya, estaban quebrados y puestas boca abajo. Lo que parecía ser el espacio de ella en el amplio closet, estaba totalmente vacío. Así mismo el mueble donde alguna vez tuvieron que descansar sus pinturas y otras cosas.

Pensé en volver a casa de Alice, pero el cansancio comenzaba a pasarme cuenta. Así que al sentir el agua de la bañera escurrir, desaparecí rápidamente del cuarto de Edward y me adentré en el que usaba antes de irme.

Me recosté y no pude dejar de pensar en Edward. Sabía que todo lo que había hecho estaba mal, que su trato conmigo tampoco era el mejor…pero el amor cegaba y lo comprendí al ver reflejado ese dicho en él. No podía saber como era antes de estar con Tanya, pero intuía que alguien diferente, por los comentarios que llegaban a mis oídos y me fue imposible no sentir pena por él. Había sucumbido error, tras error…por el amor de alguien que no lo merecía.

Y hoy, estaba solo… Suspiré y me di cuenta que la rabia que sentía hacia él las primeras semanas que había estado aquí, se había desvanecido. Y si bien, no era mi persona favorita en el mundo. Tampoco lo odiaba…

Recordé mi primera impresión al verlo. Un hombre fuerte, una familia adorable, una novia espectacular, trabajo solvente y todo pulcramente magnífico… ¡Una apariencia! Hoy, no envidiaba su supuesta perfección… Lo compadecía…

Desperté temprano, a pesar de mi larga y agotadora noche. Me duché, tomé ropa cómoda y me dispuse a poner de vuelta la ordenada casa que era antes. Miles y miles de vidrios, cosas quebradas y basura terminé sacando, una vez que estuvo todo impecable. Me fijé en el contestador y su incesante parpadeo. Cuarenta y nueve mensajes mostraba en su pantalla y noté que el número de Tanya, era el que más se repetía.

Me adueñé de la cocina y preparé comida para unos días. Además de algo liviano, lo necesitaría luego de la borrachera que cargaba la noche pasada. Estaba terminando de lavar los utensilios usados, cuando unos pasos me alertaron de su presencia. Me tensé en el lugar, no sabía como reaccionaría al ver todo limpio y ordenado, sumado a que me había atrevido a prepararle comida.

- Hola.- por su voz, noté incomodidad

- Hola.- dije al voltearme. Al menos su rostro estaba mejor

- No debías haberte molestado.- indicó con su barbilla el entorno

- No es molestia. Además desperté temprano.- y debí haberme ido de inmediato. Pensé para mí

Tomé unas pastillas para la resaca y se las dejé sobre el mesón. Musitó un fundido gracias y se las tomó, para luego quedarnos en ese incómodo silencio nuevamente. Decidí que era tiempo de marcharme. Me quité el delantal y me dispuse a salir, cuando su voz me retuvo

- Isabella.- vacilante me voltee hacia él.- ¿Cómo…está Alice?

No me miró cuando lo preguntó, pero la nota de dolor al pronunciar siquiera el nombre de su hermana, me indicó que su preocupación era genuina

- Bien. En lo que cabe.- respondí sin entrar en detalle

- Aham.- miró a todos lados y luego continuó.- Pensé que haría volver a Tanya...inmediatamente...

- No lo sé. Alice no ha querido acercárse a la empresa esta semana.- dije lo que sabía de verdad.- ¿Tú...como estas?.- pregunté titubeante

- Creo que lo viste mejor de lo que puedo contestar.- sonrió tristemente

- Carlisle y Esme hablaron preguntando por ti. Quizás deberías llamarles.- aconsejé

- Lo hice hace un rato atrás.- asentí.- Alice…no les mencionó nada. Me di cuenta

- No. No quiso preocuparlos

Y nuevamente los ratones habían entrado a nuestras bocas para arrancarnos la lengua de cuajo. Juraría que escuchaba hasta grillos en el aire.

- Bien. Ha quedado comida preparada.- anuncié.- Yo…me voy

- Isabella.- llamó nuevamente.- Gracias…por lo de anoche

- No hay de qué

- Creo que…sí. Además de…deberte varias…disculpas.- decidí terminar con esto

- Edward.- atrapé su atención.- No soy quien para juzgaste ni nada. Y tampoco soy parte de la familia para opinar sobre lo que pasó, pero las disculpas creo que se las debes a Alice, no a mi.

- Lo sé.- admitió para mi sorpresa

- Ahora sobre las disculpas que hablas. Me imagino que son por tu actitud cuando recién llegué.- un leve asentimiento de su parte me instó a continuar.- No las quiero.- dije firme

- Yo…- lo interrumpí

- Tu y Tanya se creían la perfección hecha realidad.- aseguré.- Pero prefiero mi imperfección con todo lo que conlleve. Si es que de ese modo voy a ser feliz. Sin mentiras

Vi el dolor en sus ojos por mis palabras, pero yo también lo había sentido en su momento y ni a él ni a ella le importó. Sin embargo luego de expresar mi verborrea contenida, me arrepentí. Yo no era nadie para reclamar y mucho menos en su propia casa.

- Lo siento.- dije luego de un rato.- No debí decir eso

- Mi vida ha sido una real mierda.- expulsó de repente con rabia.- Nada hago bien. Y todo lo bueno que tengo…lo destruyo

Se sentó en la isla y puso sus codos apoyados en la mesa. Sus manos refregaron su cara con desesperación. Como si con eso quisiera borrar todos los errores de los cuales se inculpaba

- ¿Sabes que gran cosa he estado haciendo todo este tiempo?.- negué de forma ausente.- Pagándole con la misma moneda a mi queridísima novia

- Edward…- intenté hablarle, pero el me cortó esta vez

- ¿Te ha pasado a ti, que lo crees todo excelente en un momento, luego ubicas una falla y de pronto, de la nada, comienzan a aparecer miles y miles de fallas más? Eso me ocurrió a mí

- ¿Cómo?.- dije. Y me senté frente a él

- Las…fotos…- explicó con dificultad.- Eran…sólo la punta del iceberg. Mi relación fue una jodida mentira desde principio a fin. Fui un imbécil

- Estas enamorado.- le rebatí. Sin embargo para mi eso no era amor

- Y del amor al odio un solo paso. Dicen por ahí.- rió amargamente

- ¿Haz…hablado con ella?.- pregunté dubitativa. Asintió

- No sospecha que yo sé todo.- fruncí mi boca por su declaración.- Solamente le he dicho que he tenido demasiado trabajo o que he estado donde…Alice

- Veo.- no sabía que mas decir ¿El volvería con ella?

- Quiero verla cara a cara para….- se encogió de hombros.- Quizás para ver si al menos es capaz de sentir algún remordimiento

- Tu lo que quieres...- me silencié en automático. No me correspondía entrar en recriminaciones hacia él.- Creo que no es maduro lo que haz estado haciendo. Pero cada quien actúa de la forma que considera pertinente.

- ¿Que ibas a decir primero?.- cuestionó con su vista fija. Me debatí internamente, pero mi sinceridad pudo más.

- Pienso que lo que realmente deseas al verla cara a cara... Es encontrar una mínima excusa para perdonarla ¡Lo siento! Pero me preguntaste que quería decir y es lo que pienso. Tú quieres convencerte que nada de lo que ha pasado es cierto para regresar con ella o perdonarla. Ya que por lo que entiendo la relación de ustedes sigue...

Transcurrió un lapsus de tiempo en que ninguno de los dos dijo nada, lo cual me corroboró que mi teoría, era acertada. Él estaba desesperado por encontrar alguna forma de absolver a Tanya de todo lo que se decía o se mostraba. Después de todo, él añoraba seguir con la venda en sus ojos, y podia decir que hubiese pagado su fortuna, con tal que ellos siguieran como antes ¡Viviendo una mentira!... El tenía la vista fija en sus manos entrelazadas sobre la mesa y yo miraba furtiva su lugar o cualquier rincón de la cocina que me pareciera interesante. Hasta que mi móvil comenzó a sonar en mi bolsillo y me aferré a él como si fuera mi salvavidas personal.

- Hola

- ¿Bella? ¡Ew! Se me parte la cabeza.- reí al escuchar a mi amiga.- Ey. Mi hermano dice que el auto fue mandado a dejar

- ¿Cómo? ¿Y donde?

- ¿Qué pregunta es esa Bella? ¿Acaso también se te subieron las copas?.- rodé los ojos, aunque no pudiera verme.- El idiota me contó quien era, así que les di la dirección. Llegará en un rato ¿Mi auto lo tienes tú?.- un suspiro de alivio se escapó en mi fuero interno. Era mi huida magistral

- Si. Enseguida voy para allá.- y corté antes que se negara u otra cosa.- Bien. Ahora si me voy. Tu auto llegará en un rato más

- ¿Dónde quedó?.- preguntó totalmente perdido

- En el local en que te encontré anoche. El hermano de mi amiga quedó a cargo de él y enviará a dejarlo

- Gracias nuevamente. Por lo visto estuve a punto de dejar mi cabeza olvidada. No sé ni quienes me acompañaban.- admitió sonrojado ¡Vaya!

Le miré de regreso y me dirigí a la sala. Tomé mi bolso y unas cuntas cosas que necesitaba en casa de Alice. Lo vi de soslayo acercarse, mas no dijo nada.

- Nos vemos.- anuncié mi retirada

- Yo…este…- me obligué a mirarlo ante su nerviosismo.- Si quieres…puedes volver...acá.- finalizó su costoso discurso para dejarme con la boca abierta.- Solo si quieres. Si no, esta bien. Donde mi hermana igualmente estarás bien

- ¿Lo haces por Carlisle, por alivianar tu conciencia o qué?.- no pude evitar preguntar decidida. De su respuesta dependería la mía

- Creo...una combinación de todas.- se aclaró la garganta incómodo

Lo miré y sonreí. Alomejor y después de todo… no era tan idiota como pensaba. O al menos se podía amoldar algo… ¿O no?

- Hablaré con Alice y veré que decido.- le aclaré

- ¿Ella me odia?.- preguntó con una mueca queriendo ser sonrisa

- No. Sólo está decepcionada. Los lazos no se rompen así como así cuando son verdaderos.- esclarecí, dando a entender que Alice valía mas que otras

- La…transacción de bienes…está anulada.- dijo en un susurro con la cabeza gacha

Le volví sonreí en respuesta. Y me maravillaba con ese simple gesto. Mal que mal, nunca pensé siquiera en obsequiarle una mueca parecida a sonrisa.

- Creo que es la primera vez que hablamos mas de un minuto.-declaró de pronto, pasando sus manos por su cabello revolucionado

- No. Esta es la segunda. La primera vez fue cuando tuviste un pequeño cambio conmigo. Dos días antes de todo...

De pronto me callé, cuando fuí conciente del detallado momento que estaba descrbiendo...

- Nos v-vemos.- dije rápidamente

- Saludos...a todos.- susurró

Definitivamente. Algo bueno se podía rescatar de Edward Cullen…sólo se necesitaba paciencia y ¡Mucha!... Y yo debía aprender a cerrar mi bocota ¡Oh. Si!

...

Continuará...

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Hola a todosss espero q les guste este capiii jaja estoi seguraaa.. q much@s odiaran a EDYY i sii bueno es bienn ODIOSOO jajaja no importaaaa YO = LO AMOOOO jaja i estoi segura q lo PERDONARAN.. MAS ADELANTE PERO LO PERDONARAN jajaja byeee ESPERO SUS COMENT Y VOTOS SI??? PORFISSS.. OSEA KREO Q ESTE KAPI SE LO MEREZEEE PORFISSS JEJE BYEEE BEZITOZZZ

Capítulo 7: Capítulo 9:

 
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