Obsesión oscura
Capitulo 14. Soledad
Desperté sobresaltada por la voz de Edward gritando algo a Kachiri, me incorpore rápidamente para saber que pasaba y me encontré a la pobre chica a un lado de mi con los ojos casi desorbitados por el terror, seguí su mirada y nuevamente me tope con el rostro lleno de furia de Edward.
– Dije claramente que dejaras la comida y te retiraras – su tono era amenazante.
– Lo siento señor, yo… yo… – se levanto rápidamente y apretó sus manos sobre sus ropas, un leve temblor la recorrió completamente, su vista ahora estaba clavada en el suelo.
– Fuera – el tono de Edward fue bajo y grave, se hizo a un lado para permitirle la salida – si me vuelves a desobedecer, no seré tan condescendiente.
La pobre Kachiri salió corriendo de la habitación, escuche sus pasos apresurados por las escaleras y después nada. Mi vista siguió fija por donde ella había salido, aun no quería ver a Edward. Se movió hacia mi, yo retrocedí, no quería que me volviera a tocar y menos para lastimarme.
Levante mi mirada para enfrentarlo – trate de ser paciente, pero no me dejas alternativa Isabella – me miro fríamente, sus manos eran puños tan apretados que estaba segura que hubieran sido capaces de romper un trozo de madera. Quería pelear, de verdad, pero… mi bebe me lo impedía. Solo pude mirarlo fijamente, puesto que yo sabia que no había hecho nada malo, que él no quisiera escuchar… ese seria su problema.
Me di la vuelta y camine al baño, no quería seguir viéndolo, ya vería en la noche que hacia para volver a enfrentarlo.
– En una hora mando para que recojan los platos, e Isabella… espero que no regresen llenos a la cocina – después de eso escuche la puerta ser cerrada nuevamente con llave; al llegar al baño nuevamente me derrumbe, deje a mis lagrimas correr libremente por mis mejillas, por lo menos así podría desahogarme un poco. Lleve mis manos a mi vientre, mi pobre bebe, ¿que le espera con semejante padre?
Ya mas desahoga regrese a la habitación, sobre la mesita de noche estaba una bandeja con 2 platos y un vaso de agua, y solo hasta ver ahí la comida me di cuanta que me estaba muriendo de hambre, no me importo que no hubiera jugo de naranja, en este momento lo principal era alimentarme, y ya que suponía que era muy tarde, y además no sabia si por no comer mi bebe podría resultar afectado.
Los días pasaron y se convirtieron en semanas; y yo lo único que veía eran las paredes de mi nueva cárcel, lo que me mantenía a flote era la sensación de mi bebe moviéndose dentro de mi, era una extraña sensación, pero… me sentía menos sola. Pues Edward en su afán de que aprendiera a ser una buena esposa me había encerrada en nuestra habitación esa misma noche, me había dicho que no saldría de aquí a menos que aprendiera a compórtame como él esperaba.
Mi rutina dentro de estas cuatro paredes siempre era la misma, me levantaba por las mañanas y tomaba un baño ayudada por alguna de las 3 chicas, las otras 2 se encargaban de traer mi desayuno y servir el de Edward en el comedor; después me la pasaba tejiendo o viendo por la ventana hasta que alguna de ellas traía el almuerzo, esto mismo se repetía para la comida y cena.
En un par de ocasiones mi madre y Esme habían venido a visitarme lo sabia porque había escuchado sus voces. Nunca estaba para ellas, siempre había excusas, la principal era que me acababa de dormir o que no estaba en casa en ese momento. Con cada una de esas visitas infructuosas me sentía mas sola, solo mi bebe que se movía me acompañaba. Había descubierto que después de comer algo se ponía mas activo, eran los únicos momentos en que una sonrisa se instalaba en mis labios por horas. Al final lo único bueno de todo esto era que ya había terminado de tejer la cobijita, ahora estaba guardada junto con el resto de la ropa en uno de los cajones de la cómoda.
Cada vez que me veía frente al espejo notaba mi vientre mas abultado, no sabia cuanto faltaba, pues se suponía que para este tiempo ya tendría que haberme presentado a otra cita con Carlisle, pero como me encuentro encerrada… bueno me resultaba imposible.
Otra cosa negativa de mi encierro era que las pesadillas habían vuelto con mayor fuerza, ahora se había agregado un par mas; una donde con impotencia veía como Edward se llevaba a mi bebe, diciendo que yo no era lo suficientemente buena para criarlo y cuidarlo, en mi desesperación por evitar que me lo quitara siempre trataba de pelar con él, y con eso lo único que causaba era que él me insultara mas y me golpeara. Con estas pesadillas casi siempre despertaba agitada y sobresaltada, sentía que Edward a mi lado se movía, pero ninguno decía nada, yo… solo me daba la vuelta y me aovillaba llorando en silencio y rogando por que esa pesadilla jamás se realizara. En otras, él me abandonaba alegando que el bebe no era suyo, que era de algún otro hombre, y por mas que yo le juraba que era de él; lo único que obtenía era una mirada llena de odio y la amenaza de que mataría a mi bebe.
Hoy como era normal nuevamente me encontraba frente a la ventana, mi mano hacia círculos sobre mi vientre, el cual ya era enorme, ya no me permitía ver mis propios pies, mi bebe había estado muy tranquilo, no sabia si eso era bueno o malo, yo esperaba que fuera bueno, y que solo significara que estaba durmiendo, pues yo suponía que crecer le hacia cansarse. Me encontraba tan concentrada en esto y en el movimiento de mi mano que di un pequeño brinco en la silla cuando la puerta de la habitación se abrió con un estruendo.
Una enorme figura se encontraba en la puerta, sabia que debía tener miedo pero no lo hubo ya que antes de que pudiera invadirme la figura se adentro, permitiéndome así ver que se trataba de Emmett; Alice salió detrás de él, seguida de Rosalie y Esme, Jasper se había quedado del otro lado contemplando la escena. Sin esperármelo me encontraba rodeada por muchos brazos, sabia que trataba de decirme algo pero como las 3 hablaban al mismo tiempo me resultaba imposible entenderles.
– Deberían de darle espacio – aunque no había escuchado mucho la voz de Jasper me agrado mucho esta vez, pues era calmada y tranquila, Esme me tomo de la mano y me guio fuera de la habitación, trate de resistirme pero sabia que eso conllevaría a mas preguntas, a las cuales no estaba dispuesta a responder aun.
Esme me sentó en el sofá a su lado, junto a Rosalie, Emmett se sentó en el individual y Jasper y Alice ocuparon el último; todos me miraban, y supe que no podía escapar del interrogatorio – Bella, ¿dime que fue lo que paso? – pregunto Alice preocupada.
– Yo… yo no se de que hablas – no pude seguir mirándola, ¿Qué podía decirle?, además no quería mas problemas de los que ya tenia.
– Bella estamos preocupados, todos; no has ido a tus citas medicas con Carlisle, las veces que hemos venido estas dormida o no estas o estas descansando porque no te sientes bien, pero eso no es verdad ¿o si? – sentí sus una de las manos de Esme posarse sobre las mías, una gota cayo sobre ellas, y fue la inminente prueba de que el llanto estaba próximo.
– Confía en nosotros, somos tu familia – la mano de Rosalie se unió a la de Esme.
– Yo… es que – levante la vista y mire a todos a mi alrededor – no puedo, simplemente no – y deje que las lagrimas, la soledad, tristeza, impotencia de los últimos días y semanas me inundara. Esme me atrajo hacia ella y me abrazo como lo hacia mi madre, acariciando mi espalda para calmarme. Llore y llore hasta que sentí que un peso sobre mi se aligero; al levantar la vista me di cuanta de que solo quedábamos Esme y yo.
Limpio delicadamente las lagrimas que seguían saliendo de mis ojos, levanto lentamente mi rostro y pude ver que ella también lloraba – ¿Bella que sucede? Confía en mi, si no quieres que nadie mas sepa, solo dímelo a mi – sus ojos me observaron, esperando mi reacción; mire fijamente los ojos de Esme, tan parecidos a los de Edward pero tan diferentes, la sinceridad y comprensión brillaba en ellos, me sentí tan segura, confiada; y sus brazos me transmitían el calor del cual había estado privada desde hace mucho tiempo. Estaba a punto de confesarle todo, de decirle que si antes creía que Edward era un monstruo no se comparaba con lo que me había hecho en estas semanas, pero entonces la voz de Edward surgió de lo profundo de mi mente, y con ella sus advertencias llegaron tan claro a mi oído, como si él estuviera susurrándomelas.
"pague por ti, me perteneces"
"…no hagas esto mas desagradable"
"…una vez que nos casemos… a menos que prefieras ser mi concubina… será peor para ti, porque en cuanto me des un hijo me desharé de ti"
"No te ayudara Isabella"
"No intentes nada estúpido Isabella o sufrirás las consecuencias"
Consecuencias, si hacia esto, si le confesaba a Esme la clase de monstruo que es su sobrino ¿me creería? ¿Me ayudaría? Si no lo hacia, yo estaría sola frente a la furia de Edward; no definitivamente confesarle todo seria un gran error – no sucede nada Esme, solo me siento un poco sola – trate de sonreírle para cubrir mi mentira.
Me miro fijamente – Bella…
– De verdad Esme, y – lleve mis manos a mi vientre – esto es nuevo para mi, a veces me siento muy cansada – una parte de eso si era cierto, algunos días me sentía sumamente cansada y con mucho sueño – lamento haberlos preocupado, estoy bien, de verdad.
Esme me sonrió, pero su sonrisa no le llego a los ojos, ella sabia que mentía y no quiso presionarme. Me ayudo a levantarme y fuimos hasta el comedor, donde Kachiri, Senna y Zafrina habían servido la comida; el único lugar vacio era el perteneciente a Edward. Alice volvía a ser la de siempre, Rosalie me miraba detenidamente y luego miraba a Esme, Jasper y Emmett a mi parecer seguían normales, como si no hubiera pasado nada y esto fuera una reunión de todos los días.
Zafrina se acerco para servirme agua, mordí mi labio inferior pues desde mi encierro no había vuelto a probar el jugo de naranja – ¿hay jugo de naranja Zafrina? – ella me miro disculpándose, creo que sabia su repuesta aun antes de que ella me la confirmara.
– Lo siento mi señora no – un poco desilusionada, me resigne a tomar agua.
El momento de la despedida llego, Esme me hizo prometer que la visitaría pronto y nuevamente le mentí, estaba segura que en un par de horas regresaría a mi encierro.
Un par de días todo seguía igual, había regresado a mi rutina de soledad y encierro, me sumergí en esa tristeza que me había embargado los últimos meses, esa misma que me había invadido por completo desde mi encierro. Estaba tan concentrada en mi soledad que me sorprendí cuando la puerta se abrió y Zafrina entro apresurada – mi señora, el señor me pide que se prepare el Dr. Cullen esta aquí – esas simples palabras me devolvieron momentáneamente a la realidad y me alegre.
Me levante lentamente de la silla donde había estado sentado prácticamente toda la mañana, casi corrí al baño para ver mi aspecto, tenia la ligera sospecha de que venia para revisar a mi bebe, y la verdad no quería darle motivos para que se preocupara y él a su vez preocupara a Esme.
– Dile que estoy lista para recibirlo – la joven se dio media vuelta y mientras escuchaba sus pasos apresurados por las escalera me encamine a la puerta; mas pasos se escucharon y vi la rubia cabellera de Carlisle seguida de la cobriza de Edward.
Carlisle camino hacia mi, su rostro estaba serio, pero en cuanto me vio una sonrisa afable se inhalo en el – Bella – me saludo, me hice a un lado para indicarle que pasara – sabes que te espere para tu consulta cierto – su tono fue en parte serio y en parte risueño, agache mi mirada, no sabia que contestarle.
– Como te dije se ha sentido un poco indispuesta y como le habías recomendado reposo, no creo prudente que saliera – me sorprendió la naturalidad con la que Edward hablo, de verdad que era un gran actor, pero que podía hacer yo. Carlisle lo miro y luego a mi.
– Bueno Bella, que te parece si comenzamos, recuéstate en la cama – dejo su maletín en el buro y yo hice lo que me pidió, con cierto trabajo claro esta. Lo observe buscar en su maletín hasta encontrar lo que buscaba; después de los exámenes básicos y una serie de preguntas sobre como me había sentido, por fin realizo el revisión de mi bebe. Sus manos fueron tan delicadas y suaves como las recordaba, y con cada movimiento me preguntaba si sentía una molestia o algo, las cuales fueron negativas.
Edward por su parte observaba todo desde la entrada de la habitación, su ceño estaba levemente fruncido y prestaba atención a todo lo que Carlisle me preguntaba, un par de veces su mirada se topo con la mía, la cual yo desviaba, ya que no me sentía cómoda en su presencia.
Carlisle finalizo su revisión, una enorme sonrisa se extendía por su rostro, guardo todo el material que ocupo y luego se sentó en la orilla de la cama – no hay ningún problema Bella, todo esta perfectamente en orden.
– ¿Cuando nacerá? – era lo que mas deseaba saber, ya quería a mi bebe en mis brazos.
Una sonrisa aun mas grande se extendió por el rostro de Carlisle – bueno según los estudios… y según lo que he observado… me parece que aun faltan cerca de 2 a 3 semanas – mi sonrisa igualo la de él, pronto tendría a mi bebe.
– Es bueno saberlo, salgo de viaje esta noche – había olvidado la presencia de Edward, y solo hasta que hablo recordé que estaba aquí, mi alegría se esfumo así como había llegado, mi bebe nacería pronto, eso era una alegría, pero… también pronto tendría que enfrentarse a su padre, a Edward.
Un suspiro proveniente de Carlisle regreso mi atención a él – Edward – su tono era precavido, me miro de reojo – es solo un aproximado de la fecha, no es…
– Solo será 1 día, necesito cerrar este negocio, además Bella se quedara al cuidado de las criadas, si sucede algo una de ellas puede ir a buscarte.
– Esme, Alice o Rosalie podrían…
– No – dijo determinante Edward.
– Edward…
– Esta es mi casa Carlisle, no me gusta que Alice y Rosalie intervenga y de Esme… bueno prefiero que las cosas se hagan como quiero – otro suspiro de Carlisle, miro fijamente a Edward y luego asintió sin ganas.
– Esta bien, hare guardia en la clínica por cualquier cosa – se giro hacia mi – no queremos sorpresas Bella – sonrió nuevamente y yo le correspondí – bueno me retiro – Carlisle se despidió de mi y me indico que descansara, Edward salió detrás de él, sin siquiera mirarme y eso me dolió un poco.
La tarde transcurrió tranquila, Edward entro a nuestra habitación y preparo un equipaje ligero, yo solo lo observe, ir de un lado para otro; tomo la pequeña maleta y se encamino a la puerta – el portón permanecerá cerrado Isabella – sin mas continuo su camino. Después de que Edward partiera, pedí a Senna que me subiera la cena, puesto que aunque tenía libertad para moverme dentro de la casa no tenia ganas de hacerlo.
Me desperté en la madrugada sintiéndome un poco incomoda, una sensación extraña recorría mi espalda, trate de acomodarme pero no pareció funcionar, recargue mi espalda en la cabecera de la cama y un dolor sumamente fuerte atravesó mi vientre, un grito entrecortado salió desde lo mas profundo de mi garganta.
NOTA SUPER-IPER-IMPORTANTICIMA!!