Hola a Todos Mil Graciias X su apoyo, poco a poco vamos Avanzando en pociciones, Dsculpen x la demora Pero Caresco de tiempo, ademas de los inconvenientes ke sufrio la pagiina.
Todo se Descubre.. que pasara?
espero Segiir Recibiendo todo Ese Cariiño, mediante sus votos y comentarios,
Los Adoro xoxo: LiiBiiThaA!
Entre a mi cuarto después de escuchar sin defenderme los regaños de papa, sabia que el se preocupaba por mi y todo lo que Abia pasado en su vida, por eso no me atrevía a negarle nada; me tumbe sobre la cama olvidándome de los reclamos por un momento, una hermosa imagen y una sensación de lo mas extraña me abarco completamente, unos labios suaves y deliciosos, esas fuertes manos apretando mi cintura y ese aliento abrasador que me enloqueció… Dios que hombre tan mas apetecible, era todo lo que una mujer podía pedir, era lo que yo siempre Abia soñado, podía imaginarme recorriendo cada centímetro de ese esculpido pecho, bajando hasta sus marcados abdominales que se trasparentaban através de su camisa… basta bella – me recrimine.
Me puse mi pijama y ultime detalles sobre la boda, ahora que por fin conocería al novio me podía dar una idea aproximada de lo que pasaría en realidad, hice algunas llamadas y revise mi correo, me recosté por fin, dejándome llevar por un sueño infinito.
Estaba parada frente al altar esto era de lo mas extraño, por que al contrario de todas las veces que me encontraba de un lado para otro organizando todo, ahora era yo la novia, mire hacia todos lados pero no había nadie ecepto yo, mire hacia abajo y mis ojos casi saltan de sus orbitas al observar el hermoso vestido blanco que envolvía mi cuerpo, me costo mucho reprimir un grito.
Bella – susurro una voz a mis espaldas.
Gire inmediatamente y me encontré con un sueño hecho realidad.
Edward hermoso hasta lo absurdo llevaba puesto un elegante traje negro, una flor en su bolsillo y ese cabello cobrizo y alborotado que lo hacia lucir demasiado sensual; me sonrío de una manera deslumbrante y comenzó a acercarse a mi.
Que pasa mi vida, ya te arrepentiste de casarte conmigo? – pregunto.
Casarme contigo – dije impactada.
Mmm – frunció el ceño – no me digas que te ha dado un ataque repentino de amnesia – rodeo mi cintura con sus fuertes brazos pegándome a su cuerpo – no ahora por favor – susurro – te ves demasiado hermosa, lo único que quiero es terminar con todo esto y llevarte a nuestra luna de miel – susurro contra mis labios.
El calor de su cuerpo bloqueaba mi mente solo podía desear cada segundo estar mas cerca todavía, el deseo me embargaba de una manera inimaginable, mas cuando tenia sus labios rozando levemente los míos.
Luna de miel? – pregunt
e.
Si… - pego sus labios a los míos dejándome sentir toda esa suavidad y dulzura que emanaba de ellos, rodee su cuello con mis brazos profundizando el beso, mi esposo… esa palabra causaba estragos en mi, Edward era mío, no podía ser cierto, pero sus labios insistentes me lo demostraban a cada segundo, su lengua hurtaba en mi boca abriéndose paso sin permiso alguno, desde luego no pondría ninguna objeción ante ese delicioso placer.
Bella – murmuro y se separo levemente, sus hermosas orbes estaban obscurecidas, tanto placer me hizo un nudo en el estomago.
Si? – dije tontamente.
Te deseo, quiero tomarte ahora mismo – sus manos subían y bajaban por mi cuerpo.
Tómame – dije sin pensarlo siquiera.
Esa hermosa sonrisa inundo su rostro y se acerco lentamente a mí.
Cerré los ojos esperando disfrutar al máximo hasta la mas minima sensación que me provocaba… después de unos segundos no sentía nada, ya ni siquiera sus brazos envolviéndome, abrí los ojos y ya no estaba, se había esfumado de pronto.
Edward? – mire a todos lados.
Edward? – repetí ansiosa.
Bella…bella… - no veía a nadie solo escuchaba esa voz.
Bella..bella – sentí un jalon y desperté.
Abrí los ojos de golpe, encontrándome con el rostro preocupado de mi padre – hija estas bien? – pregunto.
Mire a todos lados, estaba en mi habitación, todo Abia sido un sueño, un hermoso y perfecto sueño, respire profundamente intentando aclarar mi mente, aunque fuese muy difícil.
Eh, si papa, era solo u sueño – dije agitada.
Lamento haberte despertado, pero tu alarma no paraba de sonar y no despertabas - dijo contrariado – luego decías cosas extrañas y gritabas un nombre – me sonroje.
He, solo soñaba, pero ya paso – intente calmarlo.
Mire mi alarma tenia 20 minutos de retraso, demonios – papa tengo que irme – dije mientras me levantaba alterada.
De acuerdo te espero en la cocina – dijo y salio de mi habitación.
Corrí al baño y me di una rápida ducha fría, los pocos minutos que tardo no dejaba de pensar en el sueño que había tenido, esto de las bodas ya estaba dejando estragos en mi, soñar que me casaba con Edward, un hombre que a pesar de ser perfecto, apenas conocía, era una tontería, yo soñaba con un largo noviazgo, un romance duradero y conocer bien a la persona, antes de dar un paso tan importante, sin duda mi mente ya no estaba bien.
Me vestí rápidamente con un traje color caqui y me maquille un poco cargado, era un día importante, por fin vería el lugar con los padres de la novia y el prometido.
Salí rápidamente de casa, solo Abia tomado un jugo y un pan tostado, mi Mobil comenzó a sonar y la pantalla indicaba que era Alice.
Bueno – conteste.
Bella, donde estas? – pregunto.
Lo siento, voy 10 minutos retrasada, por favor comiencen sin mi – me excuse.
Pasa algo? – pregunto.
Eh no, solo que no escuche mi alarma, no te preocupes – aclare.
OH, de acuerdo, comenzare el recorrido – comento.
Ya han llegado todos? – pregunte.
Si, han llegado apenas – suspiro – dios, ese hombre si que es guapo – susurro.
Quien? – pregunte.
El prometido de victoria… pero bueno, nos vemos en unos minutos – sonreí.
De cuado Alice, nos vemos – colgué.
Alice y sus ocurrencias, son duda alguna el prometido de victoria
Roberts no podría ser cualquiera, además de ser prácticamente de la realiza, tenia que ser muy guapo.
Llegue a winter palace, justo en el tiempo previsto, tome mi bolso y baje casi corriendo, jamás Abia llegado tarde a una cita, menos si era importante.
Un grupo de personas estaban sentadas platicando en el recibidor, distinguí a Alice y a victoria entre ellos, me acerque rápidamente.
Buenos días disculpen la demora – salude apenada.
OH, no te preocupes, apenas tenemos unos minutos aquí – dijo victoria.
Alice sonrío y me dio un beso en la mejilla, el resto de las personas se pusieron de pie, pude distinguir al senador Roberts y su esposa, pero había un pareja mas.
Mira, ellos son mis padres – dijo victoria señalándolos – Richard Roberts y
Susan Roberts – el hombre tendió la mano.
Es un gusto Señorita – la tome inmediatamente.
El gusto es mío, senador – sonreí, la mujer hizo lo mismo.
Me alegra conocerte, victoria habla maravillas de ti – me sonroje.
Es un Placer señora, exagera un poco – conteste.
En lo absoluto – intervino victoria – mira ellos son mis suegros, llegaron de
Inglaterra muy temprano, pero no se querían perder nada – dijo feliz.
Mire primero al hombre rubio, su tez era pálida y sus ojos verdes demasiado profundos, sonrío cuando nuestras vistas se fijaron.
Hola señorita es un placer conocerla, Carlisle Cullen – dijo amablemente, tendiendo su mano.
Isabella Swan, el placer es mío señor - sonreí.
Mire a la pequeña mujer de cabello caramelo, sus facciones eran dulces y sus ojos amables – Hola querida, Soy Esme Cullen – tendió su mano.
Es un gusto señora Cullen – la tome.
Nos alegra conocerte, tienes muy buen gusto, este lugar es muy hermoso – dijo la señora esme – me gustaría platicar contigo sobre algunas ideas que tengo, claro si tu quieres – pregunto.
Por supuesto, lo importante, es que la boda de sus hijos sea justo como quieran, podemos desarrollar todas la ideas – conteste.
Perfecto – sonrío.
Mire alrededor buscando la pieza que faltaba en el rompecabezas, pero no se veía nadie mas por ningún lado.
Esta en las caballerizas – intervino victoria – mi querido prometido es amante de los caballos – me contó – el mundo desaparece para el cuando los tiene cerca – sonreí.
Podemos comenzar entonces? – pregunte.
Vamos, lo encontraremos, en el camino – contesto.
Caminamos por los pasillos principales, y me dirigí hacia el lugar que Abia cautivado a victoria, todos miraron felices los detalles del lugar.
Victoria, esto es perfecto – dijo la señora Cullen – casi puedo ver ya a los invitados – sonrío.
Lo se esme, a mi también me fascino, tengo que agradecérselo a bella – me guiño un ojo.
Hija, has contemplado la magnitud de los invitados – dijo la señora Susan.
Por supuesto madre – contesto – todo es perfecto.
Los señores Cullen Parecían Buenas personas, las señora esme era muy dulce y el señor Carlisle muy amable y caballeroso.
Llegamos hasta donde estaban las caballerizas, era un lugar hermoso, los enormes establos a un lado y el lienzo del otro, no se distinguía nadie.
Donde se metería – susurro victoria.
Ahí esta – señalo el señor Carlisle.
De espaldas a nosotros, recargado de una cerca estaba un hombre, tenia un cuerpo muy bien formado y bestia unos vaqueros y una camisa negra muy ajustada, ese era el famoso prometido.
Charles cariño – grito victoria, mientras nos acercábamos a el.
Cuando estábamos apenas a unos pasos el hombre giro, para enfrentarnos.
Lo contemple como una boba, no podía creer lo que estaba pasando, yo conocía perfectamente esos profundos ojos verdes y ese cabello cobrizo alborotado, tenia que ser una pesadilla, este hombre no podía ser Edward, mi Edward.
Amor, aquí estas, a tus padre les ha fascinado - dijo sonriendo.
El sonrío asintiendo y cuando giro la vista levemente, sus ojos se posaron en
los míos, no podía imaginar mi cara de perplejidad, la sorpresa reflejada, de pronto sus facciones se deformaron y sus ojos parecían asustados, como un ladrón cuando lo descubren robando; no paso ni un segundo y recompuso su mirada y la alejo de la mía, cobarde – pensé.
Chars, cariño quiero presentarte a alguien muy importante, la culpable de haber encontrado nuestro lugar perfecto – dijo emocionada – Ella es
Isabella Swan, De la que tanto te hable – lo mire fijamente- Isabella, el es mi prometido, Edward Charles Cullen – se acerco a el y lo beso en la mejilla.
Edward Charles Cullen, ese nombre resonó miles de veces en mi mente, me había engañado, y el destino se encargaba de gritármelo en la cara, siempre
Abia sido el, el prometido de victoria, siempre Abia sido ese hombre perfecto, caballeroso y de una clase social envidiable; pero yo no lo veía mas que como un mentiroso y desgraciado, que me Abia seducido y una noche antes me Abia besado en un parque, que me busco, seguramente con el único fin de llevarme a su cama, un desliz antes de amarrarse para siempre.
Sus ojos dudaron antes de tender su mano hacia mi – señorita Swan es un placer – dijo el desvergonzado.
Me quede estática, estaba furiosa, decepcionada y me sentía como una entupida, quería salir corriendo de ahí, quería golpearlo y gritarle en la cara todos los insultos que sabia, pero hice lo que menos esperaba.
Señor Cullen, es gusto es mío – mi voz sonó fría, tendí mi mano y tome por unos segundos la suya, la entupida corriente eléctrica que sentía cuando me tocaba no se hizo esperar, mi mente entendía perfectamente todo lo que pasaba, pero al parecer mi cuerpo no.
Solté su mano después de un tiempo conveniente, lo quería lo mas lejos posible.
Cariño, bella estaba ansiosa por conocerte, dice que nuestra boda será perfecta – victoria lo abraso de la cintura.
Ella es la experta – dijo el un poco serio.
Continuemos – indique.
Llegamos hasta el salón, donde seria la recepción, la palabra lujo no alcanzaba a describir este lugar, durante todo el camino sentí su mirada atravesar mi espalda, quería que esto terminara pronto, y salir corriendo a mi casa, tirarme en la cama y llorar.
Mientras todos miraban detalladamente el lugar, Alice se acerco a mi y susurro en mi oído.
Que sucede bella, por que tienes esa cara de espanto –negué levemente.
No pasa nada – mentí.
Isabella Swan, ya sabes que no te creo – murmuro.
Es horrible Alice, no puedo hablar de eso ahora – conteste.
Prometes hacerlo después? – insistió.
Lo juro – tenia que desahogarme y Alice era la persona indicada, ella me entendería.
Bella- me llamo victoria – para cuando esta programada la elección del pastel y de las flores? – pregunto.
Revise mi agenda electrónica – pastel… mañana y las flores pasado mañana – frunció el ceño.
Tengo que hacer un corto viaje a Inglaterra, a resolver algo de mi maestría – asentí – salgo hoy en la noche y regreso en tres días – concluyo.
De acuerdo, veré que puedo hacer con las fechas, espero encontrar algún día libre – dije contrariada.
OH, no te preocupes, charles verificara todo, confío plenamente en tu buen gusto, el solo dará su aprobación, el te acompañara a las pruebas – mis ojos se abrieron desmesuradamente, no era posible, no podía pasar tiempo a solas con el.
El también pareció incomodo – victoria, preferiría que lo verificaras tu – le dijo.
Amor… vamos, tenemos muy poco tiempo, no quiero complicarle las cosas a bella, por favor – dijo mientras lo besaba; una ira inmensa entro en mi al ver sus labios unidos, tuve que recordar que ella era su prometida y yo no tenia ningún derecho sobre el, ni quería tenerlo.
Di que si, amor – insistía ella.
La incomodidad del momento, se reflejo en sus ojos verdes que no se apartaban de mi – esta bien, me encargare de todo, vete tranquila – sonrío.
Ves, bella, no es mi prometido el mejor, mas guapo y comprensivo – medite mi repuesta, gritarle en la cara un NO!, definitivamente no era lo mejor.
Por supuesto – sonreí hipócritamente.
Después de lo que parecieron interminables horas, mientras todos tomaban un café y platicaban pude escabullirme al baño, era un alivio peder estar sola, lleve mis manos a mi cara y patalee como una niña chiquita, me sentía demasiado impotente, entupida gente rica que creía poder jugar con los sentimientos de los demás solo por tener dinero, de lo que tanto Abia huido toda mi vida, era en lo que Abia caído.
Salí después de unos momentos, pero cuando iba a dar vuelta al pasillo, sentí como jalaban de mi brazo, voltee la vista y me encontré con mi peor pesadilla.
Bella, teneos que hablar – dijo serio.
Señor Cullen, usted y yo no tenemos nada de que hablar – dije amargamente, intentando liberarme de su agarre.
Claro que si, tienes que escuchar mi explicación – susurro.
No me interesa – Edward Charles Cullen, o como se llamara, no sabia quien era yo, no era ninguna estupida, y desde luego no me dejaría envolver por sus mentiras.
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