Bella POV
Después de unas horas llegamos al aeropuerto de Nueva York, estaba tranquila ya que me encontraba acompañada de mi cuñado y su esposa, así que no tendría que preocuparme por ver como llegar a mi destino, ellos me llevarían.
Esperamos con Rose en la entrada, con las maletas hasta que Emmet trajera su auto, equivocación era una enorme camioneta, esa que se utiliza para todo terreno, simplemente ostentosa, ¿que hacían viajando en clase económica?, se notaba que el dinero no les faltaba.
Luego de que Emmet subiera las maletas a la camioneta, yo solo traía una, me ayudo con el cinto de seguridad y nos dirigimos a la casa Cullen. En el camino se fueron haciendo un tours ya que les avise que nunca visite Nueva York. Si supieran que lo más lejos de Forks donde nací, había sido Seattle, nunca salí del estado de Washington hasta ahora.
Llegamos a la casa, bueno mansión era grande o mejor dicho enorme, hubiera pagado por ver mi cara de asombro, definitivamente no estaba acostumbrada a los lujos y mucho menos verlos en vivo y en directo, parecía un sueño.
Nos recibió una señora un tanto mayor pero de facciones tiernas, era como la abuelita de Silvestre y Piolín.
Emmet le dio un abrazo como también Rose y me presentaron como Isabella Swan, a lo lejos escuche como venia una persona a nuestro encuentro pero me tapaba la visión mi cuñadito, era tan chiquito, que creo que su espalda eran dos veces mi tamaño.
Emmet lo saludó dándole un abrazo- Hola sobri – él lo miro extrañado y Emmet modificó su actitud, estaría sufriendo un cambio de personalidad por eso el cambio- perdón Edy, como te prometí ella es Bella- lo dijo haciéndose a un lado y me señaló, no entendí lo de “prometí” pero después me ocuparía de eso.
El se acercó a mi, el corazón se desboco no se que ocurrió, pero de lo que estoy segura es que sus ojos verdes me hipnotizaron y en el momento que estrechó mi mano para presentarse, la electricidad esa que nunca había sentido ni siquiera con Jacob mi ex novio, paso por mi cuerpo.
-Hola Isabella encantado de conocerte, soy Edward Cullen tu esposo- algo no estaba bien, Bella te casaste con su padre porque definitivamente este dios no tenia 50 años, mire a Emmet que sin que el se diera cuenta hizo un gesto de “esta loco” y luego a él y contesté- un placer Edward- le sonreí pero estaba desconcertada porque este hombre me hacia sentir así, porque Isabella te enamoras de tu hijastro, ¿enamoras?, me decepcioné y el lo notó, no fue con él, fue conmigo, porque tuve que casarme con su padre que hice en la vida para merecer tantas cosas malas, Isabella te ¡casaste por interés! Y tenía que hablar mi conciencia.
Sin apartar la mirada de él, ya no podía, vi como saludaba a Rose y con tanta ternura tomaba entre sus manos la pancita y le hablaba, quería ese hombre para mí, sentir sus manos en mi cuerpo, ¡Bella! ¿Que pasa mi conciencia pensaba hablar toda la noche?.
-Sobrinita linda esta tu tío hablándote, te encuentras bien, perdón por hacer viajar a mami en viaje económico, te juro que no tuve otra opción – era él el culpable, que le había pasado- se movió Rose la sentiste – ella asintió y él sonrío con la sonrisa mas tierna y adorable que haya visto en un hombre.
Existía el amor a primera vista y yo era la prueba convincente de ello.
Emmet se dirigió a él -Edward nos vamos Rose tiene un antojito de ver a Jas y Alice ahora, así que te dejamos en buenas manos- nos despidieron y se fueron.
-Sue por favor as que lleven la maleta de la Sra. a mi habitación. – esto se iba a poner feo, como le decía sin enojarlo que yo no era su esposa y no debía (porque si quería) dormir en la habitación con él. Espere un ratito y mi conciencia no dijo nada, mmm raro.
-Enseguida, me permite- me dijo y se llevó la maleta.
-Pasa- dijo señalando los sillones- creo que debemos hablar antes que nada, ¿no te parece?- asentí y me senté, el también lo hizo en uno distinto, gracias a dios no se si podría hablar con él si estaba a mi lado.
Así que rompí el silencio- mira tu tío Emmet ya me contó lo que te sucede, pero como no tengo la culpa de nada espero lo entiendas y no te quieras pasar conmigo, yo me case con tu padre y no pienso engañarlo contigo, te quedo claro…- debía ser dura y convincente al hablar o él se daría cuenta de la atracción irresistible que sentía- otra cosa no pienso en esta vida o en otra acostarme en tu cama, espero que tengas un cuarto de huéspedes o me lleves a la habitación de tu papá, después de todo soy su esposa.- diciendo esto me levante no aguantaba estar cerca de él mas tiempo.
Me tomó del brazo y otra vez sentí esa corriente recorriendo mi cuerpo, se sentía tan bien- espera no entiendo nada, podrías explicarme como es eso que Emmet es mi tío, que te casaste con mi papá, si él esta con mamá de viaje, yo soy el dueño de todo esto, es mi casa, te pague para que fueras mi esposa- uy golpe bajo- tengo todos los papeles en mi escritorio, ¿quieres verlos?- negué y solté su agarre, para pensar mejor, debería verlos nunca los leí y ¿porque te negaste?- ¿que pasa que te dijo Emmet?
-El me dijo que tú estabas mal, que tu salud mental te hace pensar que tú y tu papá son la misma persona, me dijo que no te hiciera enojar o contradiga y eso no lo quiero créeme, pero tampoco quiero que me trates como tu esposa si no lo soy, soy como tu madrastra.- traté de decirlo lo mas decidida y convencida posible, no solo para él sino para mi.
-¿Que Emmet hizo que?, Isabella no le puedes creer por favor no estoy loco ni mucho menos, solo soy yo, lo que te dijo es mentira, es solo una mas de sus bromas, él es así- segunda vez que escuchaba lo mismo- confía en mi, no te mentiría, que gano con eso recién te conozco.- se notaba que no mentía o era yo que quería creerle y que él fuera mi esposo, no su padre.
-Dime entonces ¿porque Rose confirma sus mentiras, ella da confianza esta embarazada, porque debo confiar en ti y no en ellos?. – lo dejé sin habla yo tenía razón, porque Rose me mentiría o él, que dilema a quién le creería.
-Buen punto- se rindió ¿tan fácil? Claro yo no le interesaba como él a mi- podría pasar toda la noche dando explicaciones pero no me creerías, así que descansa y mañana buscaré la forma de que nos entendamos, podemos por lo menos llevarnos bien y ser ¿amigos?- como le explicaba que no quería ser su amiga, pero no quería enojarlo y mucho menos a su padre si no lo conocía, de una cosa estaba segura tenia principios, eso todavía me quedaba y no engañaría a mi esposo, fuera quién fuera y durara cuanto durara.
Le tendí la mano y cerramos nuestro trato.
Sue se encargo de acompañarme a mi habitación y él pidió le arreglaran la de huéspedes, porque me había dado su habitación o sería la de su padre.
-Esta es la habitación de Uds. Lo que necesite me lo hace saber Sra. Cullen.
-Llámame Bella por favor, ¿tu eres Sue?.
-Si Bella, perdón que me entrometa pero te cayó bien tu esposo Edward, es que hace tanto que no veo actuar así como hace dos meses a la fecha, que no me gustaría tuviera otra desilusión.
-No lo sé Sue no lo conocí aun. ¿Cómo es?.
-Pero si acabas de hablar con él y se los veía tan bien a ambos.- no se porque pero le creí o necesitaba creer.
-Sue como se llama su papá, el de Edward. – yo estaba que saltaba de la alegría, y si en verdad ese hombre que había logrado deslumbrarme era mi esposo, que haría como le pediría perdón.
-Es Carlisle esta con Esme su esposa en Brasil de vacaciones, ¿que pasa mi niña?. Como podía ser tan dulce al hablar y darme la noticia mas grande y más feliz que había escuchado en toda la vida.
-Solo que Emmet me dijo y… y yo creí… ¿a Emmet le gusta hacer bromas?- en el aeropuerto no había parado de hacerlas.
-Pero niña que fue lo que hizo ahora ese grandulón, no le creas ni una sola palabra, Emmet no sabe vivir sin hacer bromas a la gente, él es así- tercera vez que lo escuchaba de distintas personas- y más si acaba de conocerte y sabe que puedes caer fácilmente.
-Sue me has hecho feliz, de solo mencionar esas palabras. Gracias.- sonreí.
-Lo que necesites ya sabes estoy abajo. – se retiró.
Mire toda la habitación era hermosa, magnifica, todo lo que se podía esperar, tenia todos los lujos, pantalla plana, dvd, equipo de música, calefacción, teléfono, balcón, etc., ni en mis mas remotos sueños me imaginé en una habitación así, había visto muchas en fotos de revistas.
Todas las paredes eran blancas con detalles en dorado, la cama era blanca con un cubre cama blanco con diseños en dorado también, habían dos puertas una era el baño, palabras mayores era una habitación completa, igual que la otra puerta era un armario donde cabía toda mi casa y más, por último el balcón era tan grande que entraba una pista de baile.
Como hacia para darme cuenta que no estaba soñando, tenia que llamar a mi mamá.
Había dos teléfonos y una cajita cuadrada con varios botones, parecía boba pero nunca había tenido uno cerca, sabía que era un intercomunicador.
Levante un teléfono, luego el otro y ninguno tenia línea e hice lo que siempre soñé, tocar todos los botones del intercomunicador- me sentía una niña- en eso toque uno donde se escuchaba a ¿Edward?.
-¿cuantos años me darán por matar a mi hermano, si alego locura saldré libre?. De todas formas, él ya hizo creer que estoy loco. -Si definitivamente era él y me di cuenta que la persona que atendió mi llamada cuando avise que llegaría tarde era Edward.
-¿Que pasó que fue lo que hizo Emmet ahora?- era Sue, se le escuchaba relajada o era una sonrisa en su vos la que causaba ese efecto.
Le contó todo desde la llamada que realice desde el aeropuerto de Virginia y definitivamente Sue reía.
Mientras escuchaba toda la conversación, vi que en la mesa de luz del lado derecho de la cama habían dos docenas de rosas en un arreglo, tomé la tarjeta y era la misma dedicatoria de hacía dos meses.
El mismo día que firme los papeles de casamiento, llegaron dos docenas de rosas rojas al hospital, en ellas había una tarjeta que decía, “una por cada hora que pienso en ti. Tu esposo. EC”, era un detalle que imagino hacía para aparentar, pero debo admitir era un hermoso detalle.
No fue solo eso, al día siguiente llegaron dos arreglos de 24 rosas rojas y así sucesivamente, se imaginan que a los dos meses con 60 días transcurridos llegaron al hospital 120 docenas de rosas que obviamente repartí en todas las habitaciones, fue impagable mirar el agradecimiento en las personas o la pequeña alegría que surgía de ese pequeño detalle.
Me cambie la ropa por mi infaltable camisón, era un vestidito de tiritas corto con un dibujito en mi estomago, era un osito durmiendo en un almohadón, era infantil, pero lo más cómodo que tenia y lo adoraba.
Tomé una rosa del arreglo, la tarjeta en mis manos, me tire boca arriba en la cama y me llevé la rosa a la nariz, el aroma era tan lindo, le pondrían algo en las florerías que olían distinto que en las casas.
Escuche como después de contarle todo lo ocurrido Sue le decía- no te preocupes mañana después de que descanses encontrarás la forma de que ella te crea.- lo que él no sabía es que ya le creía. Y más después de lo que escuche que le contaba a Sue, no tenía idea que cuando Emmet habló por teléfono con su hermano en el aeropuerto, le dijo que yo era horrible y que no tenía arreglo.
Deje la rosa en la cama junto con la tarjeta, mi maleta la deje dentro del armario y tomé el neceser de aseo personal, me dirigí al baño y dejé la puerta abierta tenía miedo de perderme al volver jaja.
Luego de lavarme los dientes y la cara, sentí que alguien entro en la habitación y se acostó en la cama, o eso creí, ¿sería Edward que se olvidó que estoy en su casa?.
Guardé mi cepillo de dientes y sin hacer ruido fui a espiar y definitivamente era Edward acostado en la cama con sus manos en su cara, se encontraba agotado o molesto, se incorporó y yo no me moví, tomó el teléfono, digitó unos números y puso el altavoz, mientras sonaba se acostó nuevamente y miraba el techo. ¿Por qué a él si le funcionó el teléfono?.
-Hola Ed- por la vos era Emmet.
-Hermanito te pasaste con la bromita. Ahora entiendo porque me dijiste “Sobri”- definitivamente todo estaba a favor de Edward y se ponía mejor.
-Vamos Edward tu empezaste primero, como te vas a casar sin avisar, por dinero y luego tener tanta suerte que tu esposa es súper, no le hagas nada de lo que te puedas arrepentir, porque te la vas a ver conmigo, es como que fuera Alice, si, así de bien me cae.- ¿Emmet me defendería? Me emocionó.
-De verdad hermano tengo mucha suerte, es hermosa y no se como paso pero me enamoré, estoy perdidamente enamorado de Isabella Swan. – sin palabras, creo que me olvidé de limpiar mis oídos, si sería ese el motivo por el cual escuche que se enamoró de mi.
-Bueno aprende no le gusta que le digan Isabella, solo Bella y trata de conocerla antes de llevarla a tu cama, su historia es digna de escuchar y solo conozco una parte.
-No se porque pero no puedo estar enojado, tengo una sonrisa en el rostro que no puedo borrar cada vez que hablo de ella.- era verdad pero pensé que siempre era así tan hermoso.
-Eso se llama amor, que descanses, ¿oh en donde te tocó dormir?.
-En la habitación de huéspedes donde más, soy todo un caballero, dale besitos a Rose y mi sobri, los quiero.
Escuche cuando cortaba la comunicación y decidí salir del baño.
-Permiso – se volteó a verme y realmente en su cara había confusión, hasta llegue a pensar que yo no estaba en la habitación correcta, ya decía yo, que si entraba al baño podía salir en otro lugar.
- Yo, yo… me, ¡estás hermosa!. -Se me cortó la respiración, pero igual contesté tironeando mi vestido para que fuera más largo, no sirvió de mucho cuando lo soltaba volvía al lugar.
-Gracias, ¿quieres que me vaya a la otra habitación?.
- No, no me voy yo, te pido disculpas es que estaba distraído y me olvidé de que hoy dormiría en la otra habitación, espero no haberte molestado.- lo dijo incorporándose de la cama y en ese momento vio la rosa y la tarjeta que estaban allí.- te gustaron las rosas, no fue idea mía pero creo que era un detalle bonito.- me sorprendió que fuera tan sincero.
- Me imaginé que no era tu idea, aunque me sorprendió que lo dijeras, pero me gustó y mucho, lo único que fue un poco exagerado el último día.- me senté en los pies de la cama, él hizo lo mismo a mi lado.
- No quiero mentirte Isabella, Bella, la idea fue de Jane mi secretaria y amiga y lo de enviar todos los días 24 rosas más ¡soy el culpable!.- sonrió y me hizo sonreír también con él.
-Disculpa por no creer que eras mi esposo- estaba nerviosa no lo miraba y jugaba con mis manos mientras mordía mi labio inferior- de verdad que Emmet fue muy convincente.
- ¿ahora me crees?- asentí- con eso me alcanza, me hiciste feliz.- no supe que decir, nos quedamos cayados y en ese momento el movió su mano y tomó la mía. Temblé y el se dio cuenta, sonrió- podemos ir despacio, hasta mañana, que descanses.- se levantó y se fue.
Cuando cerró la puerta me di cuenta que no estaba respirando, yo también estaba feliz pero no fui capaz de decirle buenas noches, no me salió palabra alguna, después de acostarme y disfrutar de esa cama que era tan cómoda me dormí.
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Edward POV
Luego de hablar con Sue subí a mi habitación, estaba tan raro todo, me encontraba desbordante de felicidad, pero a la vez frustrado, por no tener ni idea como hacer que Isabella crea en mí.
Ingrese a la habitación me tiré en la cama y coloqué mis manos en la cara. Me incorporé no era muy tarde para llamar a Emmet, así que disque su número, puse el manos libres y me acosté nuevamente mirando el techo.
Contestó enseguida y como era de esperarse dijo que la broma era por “casarme por interés” y también recalcó que tenía suerte con la esposa que me había tocado.
Comento que debería conocerla antes de llevarla a mi cama, que no hiciera algo de lo que me pudiera arrepentir porque él la defendería y eso me hizo sonrojar, tenerla en mi cama, menos mal que estaba solo, sonreí y me enteré que no le gustaba la llamaran Isabella.
Cuando Emmet preguntó donde iba a pasar la noche, le dije que era todo un caballero y dormiría en la habitación de huéspedes, me despedí de ellos y corté la llamada mientras para mis adentros trataba de acordarme a que habitación había entrado, un “permiso” me sacó de mis pensamientos, y lo que temía ¡me equivoqué de habitación!.
- Yo, yo… me, ¡estás hermosa!. – tartamudee le quería explicar que me había equivocado de habitación pero solo me salió que estaba hermosa. Mientras contestaba hizo un gesto con el cual sonreí, si era hermosa, tironeaba de su vestido para que fuera más largo, no sirvió de mucho cuando lo soltaba volvía al lugar y dejaba que me deleitara con sus piernas. Me pareció ver que tenía un dibujo de un osito, aunque fue lo menos que mire, era tan tierna y sexy.
-Gracias, ¿quieres que me vaya a la otra habitación?.
- No, no, me voy yo, te pido disculpas es que estaba distraído y me olvidé de que hoy dormiría en la otra habitación, espero no haberte molestado.- me levanté de la cama y en ese momento vi la rosa y la tarjeta que estaban allí, tuve que preguntar- te gustaron las rosas, no fue idea mía pero creo que era un detalle bonito. – necesitaba saber si la idea de Jane había funcionado, podría pedirle mas consejos.
- Me imaginé que no era tu idea, aunque me sorprendió que lo dijeras, pero me gustó y mucho, lo único que fue un poco exagerado el último día.- se sentó en los pies de la cama y la imité colocándome a su lado.
- No quiero mentirte Isabella, Bella, la idea fue de Jane mi secretaria y amiga y lo de enviar todos los días 24 rosas más ¡soy el culpable!.- sonreí y ella me acompaño, es tan hermosa no podía creer que fuera mía, aún no lo es Edward, pero… lo será.
-Disculpa por no creer que eras mi esposo- estaba nerviosa, jugaba con sus manos mientras mordía su labio inferior, ese gesto me hipnotizo lástima lo vi de costado porque no me dirigió la mirada- de verdad que Emmet fue muy convincente.- ella intentaba aclararme su confusión, pero si soy el que tiene este hermano que no soporta estar sin bromear. Esperen dijo que creía en mi.
Debía preguntar - ¿ahora me crees?- asintió - con eso me alcanza, me hiciste feliz.- ¡lo dije en vos alta! no emitió palabra pero sus ojos eran mi perdición, nos quedamos cayados y en ese momento sentí la necesidad de su piel aunque fuera solo un pequeño rose, levanté mi mano y tomé la suya. Tembló, sonreí ella podría ser tan perfecta - podemos ir despacio, hasta mañana, que descanses.- ella no dijo nada y eso me ayudo a la poca fuerza de voluntad que tenía, necesitaba irme para no echar todo a perder, con mis hormonas a flor de piel y la necesidad de seguir tocándola.
Me fui, cerré la puerta dejando mi corazón en esa habitación acompañado de la mujer que amo, si definitivamente era amor.
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Espero que les guste como se conocieron y que no piensen que Bella le creyó demasiado rápido.
Quiero comentarios y votitos para seguir subiendo los capítulos rápido.
Gracias y saludos.
ec07.
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