Hola lo prometido es deuda, gracias por los votos que superaron las expectativas y por los comentarios que me súper alientan, por Uds. estoy en la primera pagina y solo puedo dar GRACIAS.
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Edward POV
Es 6 de diciembre de noche, mañana Bella sería mi esposa frente a Dios y todo estaría más que perfecto, no se como logré que Alice dejara que pasara la noche conmigo, bueno a decir verdad si lo sé, le rogué y hasta lloré, para que no la separara de mi y le recordé lo que pasó con el… innombrable, lo que hizo que me tuviera compasión, pero me pidió que no la tocara, o sea que no le hiciera el amor, para que estuviera perfecta en la mañana, nada de ojeras Edward, me dijo antes de irse.
Hablando de hacer el amor con mi esposa, costó mucho luego de lo pasado, primero esperó que no tuviera nada en el rostro porque la hacía recordar y luego entendí que no debía despertarla cariñosamente mientras la desvestía, bueno, pero de a poquito se iba soltando y volvimos a ser los de antes, ella siempre me agradecía la paciencia que le tenia, pero por Bella y mis hijos haría lo que fuera.
Me venció el sueño y me dormí abrazado a mis tres amores, sonaba raro, nunca pensé que podría amar a tres personitas al mismo tiempo con la misma intensidad, pero tenían razón, al decir que el corazón se agrada no se reparte y da lugar a pedacitos de uno, la continuidad, la descendencia.
Me desperté con unas lindas caricias por mi pecho que descendían hacia mi vientre, encendiendo a su paso cada poro de mi piel, gemí con los ojos cerrados y los fui abriendo suavemente, para encontrar a Bella sonriendo, el mejor despertar de todos.
-me encanta tener ese poder sobre ti.- lo dijo porque ya estaba más que excitado y pronto para hacer el amor en ese momento.
-Alice me mata.- le dije suavecito y ayudándola a levantarse para posicionarse sobre mi.
-no tiene porque enterarse- comenzó a besarme el cuello, permitió que ingresara en su interior moviéndose en círculos, volviéndome completamente loco por mi mujer y siguió hablando- a demás ella dijo que nada de nada en la noche- continuó besando- y ya es de día.
No encuentro palabras para describir lo que se siente amarla, es como estar tan dentro de ella como no es posible, uno y todo al mismo tiempo.
En el momento que su cuerpo se tensó ante el placer y presionó para que no la abandonara, me vacié en ella, llegamos juntos al clímax, sonriendo ante la travesura que acabábamos de hacer.
Miré el reloj de la mesita y eran las ocho de la mañana, el dejar que nuestras respiraciones retomaran su estado normal, duró poco, ya que el demonio en persona aparecería a las nueve.
Muy a mi pesar me separé de su cuerpo- amor, Alice llega a las nueve, debemos bañarnos y tratar de que parezca que descansaste.
-no te preocupes amor, la cara de felicidad que tengo en este momento tapa todo rastro de cansancio- tenía razón estaba hermosa- además no estoy cansada, me encantaría estar de nuevo contigo.-me excitaba cuando se insinuaba y me deseaba tanto como yo.
-me encanta su propuesta Sra. Cullen, pero- en el momento del pero, me hizo un pucherito al estilo Alice que casi me mata, en realidad siempre pensé que las juntas con Emmet eran una mala influencia, pero en este último tiempo, me di cuenta que Alice era peor.
-¿pero?, no puedo creer que tenga un pero Sr. Cullen y se pierda de disfrutar de todo esto.- señaló su cuerpo y se fue caminando hacia la ducha, sabía perfectamente que el agua recorrer su cuerpo era mi perdición, porque no podía dejar de desearla, así que debía entretenerla, recordé una canción que el estribillo era especial para este momento, me acerqué y le canté mientras la ayudaba a bañarse, solo por tocar su piel no porque necesitara ayuda.
…
Viéndote a la distancia
Me pongo a alucinar
Respiro tu fragancia
Me quedo hechizado inmovilizado
Y me pongo a pensar
Que me vuelves loco
Tú me vuelves loco
Amanecer en el calor
Desde tu cuerpo seductor
Es la ilusión que me tiene desesperado
Como arrancar esta obsesión
Que hace vibrar mi corazón
En la manera que me tiene alborotado
…
(“Tú me vuelves loco”- Marco Antonio Solis)
Logré que se sonrojara.- no sabía que cantaras y tan bien.
-enserio amor, hay tantas cosas que no sabes de mí.
-¿como que cosas?.
- mejor lo dejamos así, está por venir Alice- tenía una sorpresa para ella en la ceremonia, pero debería mantener mi boca cerrada.
-tanto miedo le tienes a Alice.
-tú estás tranquila, porque con el embarazo ella te cumple todos tus caprichos, pero me amenazó con dejarme sin descendencia.- la miré con gesto preocupado y ella reaccionó como yo quería.
-nos vamos, muévete Cullen.
Como dije no nos dio tiempo a nada, al salir con las batas de baño puestas, Alice entró a la habitación, Bella me miró como diciendo no cerraste la puerta y yo solo le pude responder –Alice.
-¿como se portaron?
-bien, muy bien- le dijo Bella muerta de risa.
-eso quiere decir que te lo hizo bien o que se portaron bien… no importa estás muy hermosa y pareces descansada- me miró- te perdono ésta vez, porque hoy te casas y también tienes que estar muy hermoso, eres mi hermano.
-gracias.- no podía decirle nada, después de todo Bella me sedujo, así fue.
Hable con toda la familia cuando llegamos de Paris, les tuve que contar que Bella sabía de nuestro casamiento y aceptaron que nos vistiéramos en la misma casa diferentes habitaciones cuando nos casáramos, bueno después de Jacob, que le dieron 5 años de cárcel, estaba un poco paranoico y por eso accedieron.
Todo pasó sin problemas, luego de desayunar y estar pronto para la ceremonia llegó mi padre con Charlie para ir a la iglesia, quería esperar a Bella pero me dijeron que las novias siempre se retrasan, lo que no quería que supieran es que tenía un poco de miedo que no apareciera o que desapareciera antes de llegar.
Llegó el momento, faltaba la novia y yo estaba esperando en la sala de la iglesia, parecía un león enjaulado, caminada de un lado a otro dejando una zanja por el piso, a decir verdad ya había una, debía de ser que todos los novios pasan por la misma situación.
De repente comencé a reír de la nada, papá que estaba conmigo se preocupó por mi salud, debe de haber pensado que estaba quedando loco.
-¿hijo estás bien?, ¿te pasa algo?, ¿porque te ríes?.
-me acordé de Emmet y sus ocurrencias.
-¿que hizo ahora tu hermano?.
-me dijo que al tener mellizos no iba a tener cuarentena cuando nacieran, sino ochentena o algo así y que se iba a burlar de mí.- papá no aguantó la risa y el ambiente se tranquilizó, logré des tensionarme.
Vino el padre que nos iba a casar y nos pidió que fuéramos al altar porque ya había llegado la novia, no pude evitar que se extendiera por mi rostro una sonrisa, era el momento esperado.
El padre también estaba contento, al principio cuando se enteró como me casé, me puso el grito en el cielo, pero luego cuando vine a pedirle que nos casara, dijo que dios siempre recompensa y que por suerte yo había sabido esperar a la persona correcta o había tenido suerte en elegirla por Internet.
Nuestros padres eran los padrinos y Alice junto con Ángela eran las damas de honor, Rose no pudo por Noemí, aunque no lo crean Sam el hijo de Tania nos entregaría los anillos, irónico no.
Comenzó la marcha nupcial y se abrieron las puertas de la iglesia, para que ingresara ella del brazo de su padre, la iglesia era monumental, una catedral de Vitro y decoraciones espectaculares, pero en el momento que Isabella, Bella, la Sra. Cullen, mi mujer, mi esposa, la madre de mis hijos, ingresó en ella, todo desapareció, solo ella era el centro de mi atención.
Estaba hermosa, si la palabra era hermosa, traía un vestido color marfil, porque al estar embarazada no quería que fuera blanco, me pareció una tontería después de todo ella se casó pura y no perdió esa pureza hasta pasado los dos meses de casados, pero al verla tan, tan, bueno hermosa, no me molestó en lo absoluto el color del vestido, era strapless justo hasta la cintura y luego caía un poco acampanado hasta el piso con una cola detrás, estaba bordado pero nada exagerado, el pelo estaba recogido hacia un costado con bucles en las puntas sostenido con unas pequeñas flores del mismo color del vestido. No sabía mucho de modas pero lucía radiante y el embarazo no se le notaba aún, ya que tenía solo 8 semanas.
Lo que llamó mi atención cuando ya estaba más cerca, fueron los pendientes y el collar, traía puestos los corazones de diamantes que le regalé la noche anterior a su cumpleaños, un lindo detalle que me hizo recordar cuando fue mía por primera vez.
Reaccioné cuando Charlie la entregaba en el altar, no se lo que me dijo, debe de haber sonado a una amenaza, si no la cuidaba, pero solo le dije.
-los cuidaré con mi vida Charlie.- me sonrió y dirigí a mi esposa frente al padre que nos casaría.
Comenzó la ceremonia, el momento más tenso fue cuando el padre dice “si conocen algún impedimento para que estas dos personas se unan, hable ahora o calle para siempre”, pasó de todo en segundos, Emmet había dicho que él interrumpiría por hacernos una broma, así que Rose apenas dichas estas palabras le tapó la boca, mi papá se dio vuelta para mirarlo fijamente, hasta el padre le hizo con sutileza una negación con la cabeza, Bella miró al padre y luego en la dirección que miraba él, cuando comprendió, se sonrió. Lo bueno es que no apareció nadie más, ni hijos perdidos, ni mujeres despechadas, ni ex novias enojadas o ex novios.
Realey tocaba el piano que estaba situado al lado derecho del altar, él trabajaba en mi empresa y estaba interesado en Tania, claro que ella le hizo saber que por el momento no pensaba salir con nadie, pero debido a esa amistad que estaba creciendo, Realey se acercó a nosotros, nos enteramos que tocaba el piano y nos estaba dando ese regalo de bodas.
Al momento de tocar el Ave María, le pedí permiso al padre y me senté al piano a tocar la música, no cantaría porque por alguna extraña razón, lloraba por cualquier cosa y al ver a Bella emocionarse seguro lloraría, aunque les parezca extraño, en las mañanas vomitaba y me daban nauseas, Bella solo sonreía porque ella no sufría de estos percances de embarazada, yo si. Por este motivo y porque no me equivoqué ya que al empezar a tocar el piano ella comenzó a llorar de la emoción y mi vista se nubló con lágrimas a punto de salir, Ángela la amiga de Bella que cantaba muy bien, cantó el Ave María, mientras yo la acompañaba al piano.
Al terminar la canción, Realey retomó su lugar y yo el mío, para que el padre nos declarara marido y mujer, luego de colocarnos nuestros anillos y decirnos los votos de amarnos para siempre.
Cuando el padre dijo “puede besar a la novia”, la besé…, sintiendo que era el hombre más feliz y completo de la tierra, dando gracias al cielo y a todo lo que hizo posible que ella estuviera aquí conmigo en este momento, entregándonos por completo al otro.
Salimos tomados de la mano como el Sr. y la Sra. Cullen, en el atrio nos saludaron todos los invitados, nos tomaron muchas fotos y nos dirigimos a la recepción que por supuesto fue organizada por Alice.
Todo era especial, cada decoración y detalle había sido igual a los agasajos que le hacía Seth, el hermano de Bella a ella, todo muy cuidado y hermoso.
Así paso la recepción, todos bailaron mucho, comieron y brindaron a nuestra salud, nos sacamos fotos en el pastel y nos despedimos para irnos a la luna de miel.
Hablando de eso, nos iríamos a la isla Esme, un regalo de mis padres para nosotros dos, claro que con muchas recomendaciones para Bella y su embarazo.
La noche de bodas la pasaríamos en la casa, necesitábamos que Bella estuviera descansada y no debía viajar así, además nos encantaba la idea de pasar la noche de bodas en el mismo lugar donde fue la primera.
La llevé en andas desde la puerta de la casa hasta la recámara, donde me tomaría el tiempo necesario para amarla.
Casi me caigo de espaldas cuando salió del baño, donde se iba a poner cómoda, tenía puesto un conjunto de encaje igual al de la primera noche juntos, la única diferencia era su color, este era verde.
-estas…- estaba hermosa, pero me dejo sin aliento al verla.
-si lo se, hermosa.- lo dijo extendiendo una sonrisa en su rostro que ahora me dejó sin palabras y aliento a la vez.
-¿como lo haces?, yo quisiera decirte tantas cosas y no encuentro las palabras para describirte mi amor, palabras que solo sabe mi corazón, solo puedo decirte TE AMO.
-yo también mi amor, TE AMO.
Como dije me tomé el tiempo para amarla, acariciando cada parte de su piel, con las manos, la boca y la lengua, no dejé de recorrerla y sentirla como ella lo hizo conmigo, me hundí en ella y compartimos el calor de nuestros cuerpos, la humedad que emanaba de ellos y la amé, como lo he estado haciendo desde que fue mía por primera vez, llegamos al mayor de los placeres juntos, ya que desde ahora nos pertenecíamos por siempre.
Se apartó de mi y se fue caminando hacia el baño, la observé, la desnudez de su cuerpo cada día me atraía más, se paró en la puerta y me hizo una señal con el dedo para que fuera con ella, era hermosa, sensual, atrevida, la madre de mis dos hijos que crecían en su pancita, era perfecta.
La seguí y preparó la bañera, me senté recostándome en ella y Bella se colocó entre mis piernas, apoyando su espalda sobre mi pecho, así quedamos por un rato sin hablar solo acariciándonos hasta que Bella comenzó a reírse.
-en que piensas amor.- debía preguntar estaba tan hermosa en mis brazos.
-no te molestes, solo que Alice mientras me arreglaban, me prestó su celular y estaban todos los nombres con el que apareciste y apareces en su visor y fue cómico.
-dímelos y te cuento en que época fue.
-está bien, pero no te enojes con ella.
-¿con Alice?, imposible.
-“hermanito”.
-eso fue cuando estaba todo bien.
-“Edward”.
-uy, eso fue cuando me puse de novio con Tania.- me apené, pero ella no parecía molesta.
-entiendo, “ogro”.
-cuando le dije que me iba a casar con ella.- no pensaba decir otra vez su nombre.
-ah… “ogro mujeriego”.
-jeje, cuando no me casé, salía con muchas.- creo que me sonrojé, raro en mi, pero era mi pasado y tenía mi presente y futuro en mis brazos.
-“impaciente enamorado”.
-cuando conocí a la mujer de mi vida- se tensó, así que mejor aclarar- cuando te conocí a ti, tontita.- sonrió, se sonrojó, de seguro pensó que hubo otra mujer entre Tania y ella.
-“enamorado sobre protector”.
-cuando te dejé sola y me fui a Brasil, molesté muchas veces.
-“por fin”.
-no tengo idea, debe de ser nuevo.- me pregunté para mí-¿Por qué me llamará así?.- Bella se sonrió, lo sabía porque la tenía abrazada a mi cuerpo muy cerquita.
-yo también le pregunté y dijo que te llama “Por Fin” porque Por Fin te casaste con alguien que ella quiere.- nos reímos juntos.
-dime amor en que pensabas.- ahora le tocó el turno a ella de preguntar.
-en lo que paso por mi cabeza cuando te vi por primera vez.
-¿y que fue?.
-te cuento si me cuentas que pensaste tu.- quería saber si a ella le pasó lo mismo que a mí.
-claro.
Capitulo 1: Decisión
