The Sound Of Silence (+18)

Autor: AniCullen17
Género: Drama
Fecha Creación: 06/04/2012
Fecha Actualización: 16/05/2013
Finalizado: SI
Votos: 71
Comentarios: 305
Visitas: 208184
Capítulos: 27

 

He vivido por 17 años, 11 meses, 3 días, y 10 horas, y en todo este tiempo… Jamás dije una sola palabra…hasta que te conocí.

 


 

 

Hola mis Lindas, acá estoy con mi Cuarto fan-fic, Espero que sea de su agrado,  para mí es un honor compartir esta nueva locura con ustedes, Las quiero mucho, ojala me gane algún votito o comentario de su parte...

 

The Sound of silence (+18) está clasificado para mayores de 18 años, contiene sexo explicito y  un lenguaje fuerte. Queda absolutamente prohibido publicarlo sin mi previa autorización

 

Este fic está protegido con los derechos del autor por SafeCreative, ¡NO al plagio! 

 

Fic "Lecciones para enamorar (+18)

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Capítulo 24: Solo cierra tus ojos

 

Solo cierra tus ojos.

Capitulo veinticuatro.

 

 

—Desde ahora puedo…— Isabella comienza a llorar nuevamente— tendremos un bebe Edward— dijo Bella sacando un pequeño sobre de su cartera.

Edward se queda sin habla al escuchar aquellas palabras, parpadea constantemente tratando de asimilar la noticia.

—¿Un bebe?- Pregunta estupefacto. Isabella asiente con lágrimas en los ojos, una se desliza a través de su mejilla nívea. Edward de pronto la alza entre sus brazos y gira mientras ríe como un niño.

—Te amo, te amo tanto mi Pequitas— dice mientras giran, ella ríe y Edward se detiene… acercan su rostro mirándose directamente a los ojos, ¡querían decir tantas cosas!, pero era suficiente con el solo hecho de estar los dos juntos, abrazados, sintiendo como aquella hermosa noticia los envolvía en su propia burbuja, todo era perfecto ahora.

—Yo te amo mucho más— murmura ella acariciando con su nariz la  mejilla de Edward.

Unen sus labios, sintiendo la respiración del otro, cada rose, cada respiración les acelérela el corazón, como el primer momento. Se sentían tan felices… ahora eran una pequeña familia. Edward deja en el suelo a Bella y sus manos van directamente a su cintura, acercándola más a él; ¡necesita saber que ella es real! Que ella solo ha traído felicidad a su vida, que ella es la mujer con la cual quiere estar para siempre.

—Te necesito tanto…— murmura él, y de pronto su mente se vio abrumada por las preguntas ¿Hace cuanto sabia? ¿Cuánto tiempo de gestación tenia? Bella le entrega un pequeño sobre completamente avergonzada por no decir esto antes. Edward torpemente lo abre y ahí claramente esta la prueba de sangre de Bella, verificando que si, en su vientre esta su hijo hace seis semanas.

La noticia le parecía irreal, había esperado había soñado tanto con este momento, se sentía el hombre más feliz de la tierra, su vida era perfecta, la mujer que tenía a su lado seria, sin duda la madre más hermosa que pudiera existir.

—Edward… amor no llores— pide Bella dulcemente secando las lágrimas de su novio con sus dedos, él fija la vista nuevamente en su amada y le sonríe.

—¡Me haces el hombre más feliz de la tierra! — declaró sonriente, ella refugia su rostro en su pecho, aspirando aquel exquisita fragancia de su novio.

—Tú me haces la mujer más feliz… vamos a casa— casi suplica, él la abraza y besa su cabello con dulzura, para luego poner ambas manos sobre el vientre plano de Bella, ella siente ganas de llorar, Edward era el hombre más dulce que pisaba la tierra.

El camino a casa fue silencioso, pero sus manos unidas y sus miradas profundas y sinceras decían más que mil palabras ¿Cómo explicar lo que sentían? ¿Cómo explicar que en el vientre de Bella crecía la personita más bella que vendría al mundo? Sin conocerlo amaban a ese pequeño saquito de vida, aquel que sin duda se robaría el corazón de sus padres si es que aun no lo había hecho.

—¿En qué piensas? — Pregunto Bella acomodando su cabello hacia su espalda, Edward se bajo del automóvil y camino hacia ella, abrió su puerta para que bajara, ella solo puso los ojos en blanco.

—Quiero hacerte el amor— Declara mientras esperan el ascensor… Bella muerde su labio impaciente, pues hace días que no están juntos a causa de sus constantes cambios de humor. Entran al ascensor y Edward la mira confundido

—¿Aun puedo hacerte el amor?... digo, no soy médico ¡Mierda debí estudiar medicina! ¿Qué haremos cuando se enferme? No… no quiero pensar en eso, pero Bella… —

—Cálmate Edward…— pide ella abrazando el costado de su cuerpo, las puertas del ascensor se abrieron y salieron en silencio— Nadie nace sabiendo amor, juntos aprenderemos—

Él sonríe no muy convencido, pero por alguna razón las palabras de Bella lo calmaron… por el momento.

Entran al departamento de Bella, prenden las luces de la sala y ella camina directamente hacia el cuarto con Edward siguiéndole los pasos. Llegaron y ella solo prendió su lamparita de noche, que apenas iluminaba la habitación, las cortinas de la ventana estaban abiertas y una hermosa luna llena adornaba el cielo.

Sus cuerpos se acercan a los pies de la cama. Edward despeja el rostro de su amada, acariciando dulcemente sus mejillas sonrojadas ¿Cómo hacerle entender cuanto la ama? No soportaría una vida sin su Bella… sin su pequitas. Ella simplemente es todo para él… ella y ahora su hijo.

Sus labios se unen dulcemente, acariciándose por completo, deleitándose con el sabor del otro; suspiros era lo único que se escuchaba en la habitación, junto con el rose de sus labios, algo que lo hacía mucho más excitante.

Edward lenta y tortuosamente comienza a bajar el cierre del vestido de Bella, acariciando su espalda desnuda.

—No llevas sujetador— murmura con voz ronca, y ella solo puede morder su labio pícaramente— ¡me quieres matar! — dice una vez que el vestido cae al suelo, la mira detenidamente, su cuello, sus pechos, su pequeña cintura… su vientre.

—Aun no te quiero matar mi panzón— dice cariñosamente Bella— tenemos que estar llenos de arrugas para que alguien te separe de mi — Declara devotamente. Edward le sonríe y comienza a besar su cuello; mientras Bella entretenida comienza a desabrochar los botones de su camisa

—Eres tan cursi— le dice sonriente, amaba esa faceta de ella, amaba a esa Bella cursi, a esa Bella espontanea y libre, aquella que le sonreía, aquella que con tan solo una caricia le hacía sentir cosas inexplicables.

—Deja de hablar—ríe ella… y Edward lleva sus grandes manos hacia sus glúteos, para apretar y masajear, atrayéndola hacia él… hacia su intimidad.

—Oh Edward…— se sentía tan sensible. Logra con un poco mas de esfuerzo sacar su camisa, deslizándola a través de sus hombros, acariciando sus pectorales, su cadera… deteniéndose en el odioso cinturón, lo desabrocha torpemente y Edward ríe contra su cuello.

—Creo que necesitas ayuda— dice coquetamente separándose de ella… se desabrocha el pantalón y se lo saca rápidamente junto a sus bóxer y calcetas.

Bella relame sus labios al ver como el miembro de Edward se encuentra erguido. Él se acerca hacia ella y baja lentamente su ropa interior, y sus tacones.

Cuando están en igual de condiciones, abrazan sus cuerpos y tan solo oyendo sus respiraciones aceleradas, sintiendo el calor del otro.

—Te amo— murmura Edward contra el oído de Bella; ella siente como un escalofríos la recorre de pies a cabeza.

—Yo también te amo amor— murmura besando su pecho… justo donde su corazón latía acelerado.

Edward con ternura comienza acariciar su espalda y se inclina para besar su cuello… su clavícula, dejando un camino de húmedos y sonoros besos en su cuerpo. Entre besos, caricias tiernas y apasionadas se recuestan en la cama; ambos de costado, mirándose fijamente, mientras Edward con su dedo índice recorría el vientre de Bella. Ella se recuesta sobre su espalda y Edward se apodera de su pezón derecho.

—Ay Edward…— gime acariciándole el cabello, arqueando su espalda de placer, no puede entender como aquel toque la puede excitar tanto. Edward acunaba su otro pecho entre sus dedos, acariciándolo… tirando suavemente de su pezón, pues sabe que ahora su Bella es más sensible.

—Tan hermosa— susurra sacando la punta de su lengua, acariciando aquella carne tan sensible. Se ubica entre sus piernas pero no quiere aplastarla, asi que sin preámbulos va dejando besos hacia el sur de su cuerpo, deteniéndose en su vientre, dejando tiernos besos. Bella siente que sus ojos se llenan de lágrimas. Edward se detiene unos segundos ahí… en silencio, sintiendo que este momento es único, Bella acaricia su sedoso cabello, mientras Edward besa tiernamente su vientre plano. Y de pronto sus besos siguen bajando hacia la intimidad de Bella.

—¡Oh! — Bella agarra las sabanas entre sus manos, sintiendo una ola de placer golpear contra su cuerpo. Edward muerde su intimidad con impaciencia. Le encanta escuchar sus gemidos, le gusta sentir su cuerpo ardiendo de placer. Chupa y lame su intimidad y con delicadeza introduce un dedo en su cavidad húmeda, sintiendo la excitación de ella.

—¡Mierda! — gime Bella respirando agitadamente, sus manitos van hacia sus pechos, acariciándolos… jugando con ambos pezones, mientras Edward sigue con su tarea ahí abajo; mete y saca su dedo lentamente.

—Edward…Edward, por favor— gime desesperada. Edward gustoso aumenta sus embestidas con ahora sus dos dedos, provocándole rápidamente el primer orgasmo. Gimió su nombre… y sus piernas instintivamente se cerraron entorno al rostro de Edward, quien bebió hasta la última gota de su sexo.

—Golosa— Dice él luego de ponerse a la altura de su rostro, descansando su cuerpo en sus brazos, no quería aplastarla, ambos sueltan una risita.

—Me gusta verte sonrojada— dije él, apoyando su frente junto con la de ella, deleitándose con aquel exquisito sonrojo de sus mejillas a causa del calor.

Bella en un gesto infantil le saca la lengua, él sonríe y se ubica a su lado.

—¿Qué haces? — Pregunta confundida ¿acaso no iban a seguir?... su mano viaja rápidamente hacia el miembro de Edward, lo acaricia desde la base hasta la punta, jugando con sus dedos.

—¡oh… Bella! ¡Diablos! — gime como un loco. Bella intensifica sus movimientos con su mano, dejándola deleitar viendo aquella exquisita expresión de placer de Edward; su seño fruncido… su nariz arrugada, sus labios húmedos, sus mejillas sonrojadas y sus labios emitiendo gruñidos que hacían reacción en su centro. Edward era el hombre más hermoso que había visto.

—Ven aquí — Pide él con voz ronca, no quiero correrse en su mano, quiere hacerlo dentro de su cuerpo, por lo cual se ubican de costado, ambos mirando hacia la luna llena. Él refugia su rostro en el cueco de su cuello, abrazándola por la cintura, sintiendo la calidez de su piel. Su mano recorre desde su hombro hasta su muslo, separa un poco sus piernas y su miembro entra de una sola estocada hacia su interior; Gruñeron en sincronía. Edward comienza a mover sus caderas lentamente… mientras gime en el odio de Bella, cosa que la excita de sobremanera, sus caderas chocan y la mano traviesa de Edward va hacia el clítoris de su mujer, acariciándolo en círculos.

—Oh Edward… más rápido…—  pide, su respiración es agitada, y un exquisito cosquilleo comienza a formarse en su vientre bajo, siente que no puede más. Edward se acerca nuevamente a su oído y toma su lóbulo, chupándolo, y gimiendo su nombre.

—Oh Bella… — gime endemoniado al sentir como la intimidad de ella comienza a cerrarse en torno a él. El orgasmo los golpeo a Bella primero y Edward siguiéndola. Sus respiraciones eran irregulares, sus cuerpos sudorosos.

—¿Estás bien bebe? — Pregunta Edward al salir de ella, tiene la sensación de que fue muy brusco.

—Mejor que nunca…— responde luego de unos segundos, se voltea y Edward la está mirando fijamente a los ojos, sus labios se acarician pero sin llegar a profundizar el beso.

—Deberías descansar ¿necesitas algo? — pregunta preocupado, quitando unos mechones que están pegados en el rostro de Bella a causa de su transpiración.

—Tengo hambre— y rápidamente su estomago gruño, provocando risitas tontas entre ambos. Edward se levanto de la cama completamente desnudo y camino hacia la cocina. Bella por su parte busco la camiseta de dormir de Edward y se la puso, le quedaba arriba de los muslos y se acostó bajo las mantas. A pesar de que cada uno tenía su departamento, cada uno tenía parte de sus pertenencias en la casa del otro, pues prácticamente vivían juntos.

Edward volvió con un plato y dos vasos de leche…

—Edward, tengo que comer sano— dice ella saboreándose la boca mientras él deja el plato de galletas de chocolate en la mesita de noche, se pone sus bóxer y se acuesta a su lado bajo las mantas,  deja el plato sobre la cama; le pasa un vaso de leche.

—Lo sé.

—No sabes, no quiero andar rodando por el departamento— se enfurruña— en un par de meses más estaré bastante gorda para sumarle mis descuidos por la comida.

Edward ríe complacido, adora imaginar a Bella con pancita. Ella se refugia en su pecho y se lleva una galleta a la boca.

—¿Hace cuanto lo sabes? — Pregunta él jugando con el cabello castaño de la joven.

—Una semana… más o menos— dice enrojecida— traté de decirle pero… bueno yo no he estado muy bien que digamos.

—Tonta Bella, pude haber comprendido tus cambios de humor— Besa su cabeza — Pude haberte ayudado de alguna forma.

—Lo siento— se disculpa, pues sabe que no fue bueno ocultarlo pero tampoco era mucho tiempo.

—No lo sientas, no has hecho nada malo.

—Mi bultito— Dice ella poniendo su mano libre en su vientre acariciándolo con ternura.

—¿Bultito? —

—Pues sí, es mi pequeño bultito—

Edward tiernamente pone su mano en su vientre y su pulgar la acaricia lentamente.

—Nuestro…— Edward besa su frente y dejan las galletas en la mesita de noche, acomodándose para dormir.

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—¡Que alegría verte hijo! — Esme rápidamente abrazo a su hijo mayor, acaricio su cabello maternalmente —has estado muy desaparecido jovencito— regaña.

—Lo siento, el trabajo me ha tenido ocupadísimo — se encoge de hombros, dejando su maletín en el sofá.

—¿y Bella cariño? — Edward puso los ojos en blanco.

—Trabajando.

—¿No estás contento con la idea? — pregunta ella confundida, pues su hijo jamás fue tan egoísta, ella necesitaba hacer su vida aparte, no podía pretender estar todo el día en casa.

—No es eso…— “El problema es que lleva a nuestro hijo en su vientre y la muy cabezota no quiere descansar” pensó.

—Bueno hijo, debes dejarla hacer su vida, es joven aun…— En ese momento  Amy llego al living y abraza a su pequeño.

—Oh mi niño ¡tanto tiempo sin verte! — se aleja un poco de él — Creo que Bella te alimenta muy bien pequeño, cada vez estas más grande — Edward suelta una carcajada.

—Mientras no termine rodando estoy bien—

Almorzaron los tres en una grata conversación, y a pesar de que Edward moría por decirle a su madre y a su nana que Bella estaba en la octava semana de embarazo, pero no podía hacerlo sin ella, pues habían decidido esperar un poco, querían vivir esto solos, en su propia burbuja… por el momento.

Aun podía recordar la primera visita al ginecólogo,  ambos ansiosos pero a la vez asustados. Bella la noche anterior había estado con muchas incomodidades. Esperaban ansiosos la llegada de su primer hijo, “el primero de muchos” pensaba Edward constantemente.

Él a pesar de que ahora vivía prácticamente en el departamento de su Bella, quería estar todo el día junto a ella, pues le faltaba apenas un par de semanas para terminar la universidad y aquello la tenia ansiosa; por otra parte su trabajo en el restaurant la dejaba agotada, él insistió en que no debía trabajar… cosa por lo cual le salió pelea, Bella no quería estar todo el día en casa solo por estar embarazada, pues no estaba enferma. Además tenía una gran oportunidad cuando terminara la universidad de seguir trabajando ahí como Chef y aquello la tenia encantada ¡No podía abandonar eso ahora!

 Hoy por la tarde visitarían al ginecólogo nuevamente, era la primera ecografía de su “Bultito” como lo había bautizado Bella. Asi que a eso de las cuatro de la tarde paso por el restaurante donde Bella trabajaba, y la vio de pie con una coleta alta en el cabello… entraba y salía de la cocina. Él sonríe al verla, como siempre tan hermosa.

—Hola amor— se acerca a él y besa tímidamente sus labios.

—Hola Pequitas— murmura él acariciando su hermosa coleta, ella ríe bajito.

—Iré por mi cartera, dame un segundo— pide entrando nuevamente hacia la cocina, Edward siente que alguien lo observa, se voltea y no ve a nadie.

Bella llega rápidamente, se toman de la mano y caminan hacia el volvo de Edward.

—¿Cómo te fue en el trabajo? — pregunta ella entrecerrando los ojos, aun no puede olvidar a la odiosa de Tanya, que aun no tenía la oportunidad de conocerla.

—Bien, más de lo mismo, reportajes, investigaciones… nada fuera del otro mundo ¿y a ti?-

—Hoy estuve ayudando al Chef, creo que adoro trabajar ahí… me elogio por mis habilidades culinarias—

—Pues eres perfecta en lo que haces— murmura él tomando su mano depositando un beso cálido en ella.

—Le he dicho sobre… mi embarazo— comento ella abrumada.

—¿Y qué tal?

—Dijo que después que me graduara podría trabajar ahí con él, pues es un buen hombre, me comprendió.

—¿Debería sentirme celoso? — Bella ríe ante las ocurrencias de Edward.

—Por supuesto que no, él tiene su familia, es mas su esposa también trabaja ahí—

—Pues más le vale tener las manos alejadas de ti y de nuestro hijo— dice en tono de broma. Bella ríe nuevamente.

—Eres tan celoso… quisiera ir de compras luego de ir al hospital—

—¿De compras? —

—Pues sí, me gustaría decirle a nuestros padres con algún regalito, si pensamos en eso… no le tenemos ni siquiera un biberón.

—Es una buena idea ¿deberíamos decirles pronto?  — Bella lo piensa por unos segundos, y sonríe al sentir la mano libre de Edward sobre su vientre plano, ella pone su mano arriba de la de él y la acaricia tiernamente.

—Aun no… quiero que sea nuestro secreto, claro solo por un par de semanas más— Edward asiente gustoso, pues no desea compartir a su mujer y a su hijo con alguien más.

Llegan al hospital rápidamente, tiene una especie de Deja vu cuando acompaño a Alice… ¡había pasado tanto tiempo de eso! ¡Tantas cosas! Que era imposible recordarlas todas, su historia con Ian, su historia de amor con Edward y lo feliz que ha sido desde que está con él, su independencia, su trabajo, su carrera y ahora su familia, su propia familia.

La recepcionista les dijo que tomaran asiento, los llamarían en un par de minutos, minutos que fueron interminables para ambos, pues se sentían ansiosos de ver a su hijo por primera vez, su bultito.

—Isabella Swan…el doctor la espera— Isabella asiente nerviosa y Edward se levanta de su asiento, ambos entran a la consulta y un hombre detrás del escritorio, con sonrisa amable los recibe.

—Bella, Edward…— saluda él dándole la mano saludándolos.

—Hola doctor Freddy— saludan ambos tomando asiento, él escribió un par de cosas en un papel, y el silencio reinaba en la consulta.

—Y dime mamá, ¿Cómo te has sentido? — Isabella sintió un escalofrió al escuchar la palabra “mamá”, pues aun le costaba asimilar la idea.

—Bien… con menos malestares— declara feliz, pues las nauseas matutinas se han ido conforme pasaban los días.

—Bien…¿ansiosos?— Edward puso los ojos en blanco.

—Por supuesto— Responde Edward impaciente, el médico sonríe comprensivamente y camina hacia Bella.

—Ven mamá... — Ella se pone de pie — Acuéstese en la camilla y relájate— pide atenuando las luces de la habitación, Edward está de pie justo al lado de su mujer, tomando su mano.

Bella descubrió su vientre subiendo su blusa, el médico puso sobre su vientre un frio gel y comenzó a deslizar una maquinita en su vientre.

Bella no sabía si ver a Edward o mirar el monitor que estaba al costado de su cabeza, su corazón latía con fuerza y los nervios se apoderaron de ella. Él medico se veía serio y concentrado ¿sería una mala señal? ¿Qué estaría pensando Edward? ¿Por qué no dicen nada?

 —Papás… miren— Bella voltea su rostro y relaja su seño, el doctor ahora sonríe y eso la tranquiliza profundamente.

En la pantalla se veía un pequeño bultito, Bella no veía nada más.

—Les presento a su hijo o hija— murmura el médico sonriente… Edward seca con su dedo índice la pequeña lágrima que cae del rostro de su novia.

 —Felicidades, es un embrión de dieciséis milímetros aproximadamente. Miren esa es su cabecita— apunta hacia la pantalla mostrando una pequeña parte del bulto, Bella y Edward no logran ver nada.

—¿Quieren escuchar el corazón? — Pregunta. Ellos asienten aun sin palabras, todo aquello comenzaba a tener más peso… su bultito realmente se encontraba ahí… y era la primera vez que lo veían. Las lágrimas de Bella caen silenciosas por sus mejillas, trata de respirar profundamente.

—Bien — Edward mira a su mujer y le susurra un te amo… ella sonríe enamorada. La habitación esta en un profundo silencio cuando el sonido más hermoso que hayan escuchado; el corazón de su hijo.

El médico con una toalla limpio el gel en la piel de Bella y les dio algo de intimidad, fue hasta su escritorio a rellenar unas fichas.

Luego de revisar a Bella y decirle que todo iba correctamente, abandonaron la consulta.

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—¿Te gusta este? — Pregunto Bella alzando un conjunto verde agua entre sus manos.

—Me encanta— murmura Edward abrazándola por detrás, acariciando su vientre y depositando un beso cálido en su hombro, ella sonríe y observa nuevamente la estantería llena de ropita pequeña.

—Mira Pequitas— Edward toma unos zapatitos blancos de niña.

—Son de niña—dice Bella mirándolo confundido, él asiente sonriendo como un niño pequeño.

—De mi niña— asegura confiado.

—¿Y si es niño?

—Será niña.

—¿Y si es niño? — Vuelve a repetir la pregunta— tenemos que comprar algo unisex — dice tomando unos zapatitos cafés.

—Mi hija no se vestirá como hombre— Bella pone los ojos en blanco.

—Esto no es de hombre Edward… — le explica como si fuese un niño pequeño— son unisex.

—Es lo mismo… aunque sea hombre o mujer debe tener tus pequitas— murmura él dándole un beso en la mejilla provocándole un sonrojo.

—Y tu cabello— Bella adora el cabello broncíneo de Edward.

—Y tus ojos

—Y tu boca— dice Bella mirándolo detenidamente.

—Y tu nariz respingona—

—Tus manos…— ella muerde su labio tratando de contener la risa.

—Y tu trasero— ambos sueltan una carcajada.

—¡Por dios Edward compórtate! — murmura avergonzada dándole la espalda—estamos en un lugar público.

—Es cierto, mi hija no tiene por que escuchar estás cosas… además si tiene tu trasero tendrá muchos admiradores y no quiero eso… al menos hasta que tenga unos veinte— Bella pone los ojos en blanco.

—Padre controlador— murmura cogiendo un leoncito de peluche hermoso.

—Aun asi me amas— Bella niega con la cabeza juguetonamente, adora esta faceta de su relación.

Compraron un par de conjuntos unisex como decía Bella, pero Edward insistió en comprar un hermoso vestidito color rosa con pequeñas flores. Argumentando que si ahora no era mujer, el próximo lo seria. Compraron dos biberones y dos zapatitos.

—Vamos a visitar a mi madre— pide Bella haciendo puchero, Edward no puede negarse.

—Vamos— dice conduciendo hacia la casa de los Swan.

—¿Cómo crees que se tomaran la noticia? — Pregunta de pronto Edward —supongo que tío Charlie no me matara.

—Te adora Edward, además no es algo terrible.

—Tengo intimidad con su hija, eso es más fuerte de cualquier cariño de él hacia mi— Isabella rio.

—¡Detente! —Pide de pronto al ver una pizza de madera en el techo de una tienda— quiero pizza.

—Y luego yo soy el antojado por las pizzas—  dice Edward estacionándose, bajan tomados de la mano y piden una pizza extra grande para llevar a casa de René y cenar todos juntos, pero Bella no se resiste y en el automóvil saca un pedazo.

—Esta exquisita— murmura con la boca llena, Edward ríe y le roba un pedacito— ¡Ey!... consíguete la tuya, ladrón—

—Gruñona — murmura poniendo el auto en marcha nuevamente. Llegan a casa de los Swan rápidamente… Rachel les abre la puerta contenta, pues hace más de dos semanas que no veía a Bella.

—Mis niños— René sale de la cocina para saludarlos cálidamente, la abrazan y como esme los regañan por estar desaparecidos.

—Más de dos semanas Isabella— dice ella levantando su dedo índice— no lo vuelvas hacer o si no te traeré de una oreja a vivir conmigo nuevamente— dice en tono de broma.

—Creo que desde ahora vivirá conmigo tía— René los mira detenidamente.

—Bueno, bueno… ¿Qué traen ahí? — dice mirando la enorme caja que Edward trae en sus manos.

—Pizza para cenar— René les sonríe y la lleva a la cocina.

—Papa ¿Dónde está? — pregunta Bella cogiendo la mano de Edward caminando hacia la cocina siguiendo los pasos de su madre.

—Tuvo que viajar hija, si contestarás el celular sabrías— regaño— tuvo que salir anoche a Londres de urgencia, volverá la próxima semana— Bella asiente.

—¿Has sabido algo de mi hermano? — pregunta mirando como René saca copas y la coca cola del refrigerador.

—Si… Rosalie ha estado algo descompuesta— Bella miro a Edward asustada— nada grave, solo algo de fiebre.

—Espero que se recupere pronto— dice Edward. René abre la pizza y entrecierra los ojos.

—Bella se antojo, y no pudo esperar—

—¿antojada? — Bella fulmina a Edward con la mirada.

—Sí, tenía ganas de comer pizza— dice restándole importancia— sabes que me ha gustado desde que llegue a casa.

—Pues tendrán que comenzar a comer más sano— los mira a ambos— ¿cuando tengan hijos pretenden darles pura pizza?— Ambos contienen las ganas de reírse.

—No mama, te olvidas que estas al frente de una futura repostera profesional.

—Y el más contento con eso es Edward ¿no? — El se encogió de hombros. Comieron en una agradable conversación, tratando de ponerse al día sobre lo que había ocurrido todos estos días, claro sin contar el hecho de que Bella tenia un hermoso bebe en su vientre.

Pasaron gran parte de la noche ahí, a eso de las diez de la noche se fueron al departamento de Bella y Edward se acostó a su lado, arropándola.

—Duerme preciosa mía, los amo— murmura besando castamente sus labios, ella sonríe.

—También te amamos papi— murmura con una sonrisa en los labios.

Los días seguían pasando, y asi la ansiedad por que las cuarenta semanas pasaran en un abrir y cerrar de ojos. La relación entre ambos seguía creciendo y se había fortalecido considerablemente; Edward la complacía  y mimaba lo mas que podía; Bella por su parte trataba de descansar más, por lo cual ahora solo trabajaba un par de horas, no quería cansarse demasiado, y eso que aún le quedaba mucho camino por delante.

Todo era perfecto, nada sobraba y nada hacía falta, ellos vivían su propia burbuja personal, descubriendo algo nuevo cada día, sentían que debían prepararse para lo que venía, pues no sería fácil. Sabían que muchas veces caerían pero juntos se levantarían.

Edward tenía muchas ganas de formalizar su relación, y a pesar de que no había nada que pensar, sabía que Bella no querría casarse embarazada, la conocía perfectamente… ¿y si se lo pedía luego de que ella diera a luz?, le parecía mucho tiempo aun, no podía esperar demasiado, pues la amaba con toda su alma y quería gritarle al mundo que estaban juntos y felices. ¿Y si se lo pedía ahora y que ella decidiera la fecha? Al menos sabría sus intenciones, estaban más que claras, él quería toda una vida con Isabella Swan.

Un día viernes por la tarde Bella sale hacia el centro comercial, un nuevo pasatiempo, no puede culpar a Alice por esta nueva forma de matar el tiempo por que lamentablemente estaban algo distanciadas… aunque seguían hablando por teléfono, no tenían mucho tiempo para verse.

Bella camina por las calles de Vancouver, había comprado un par de pantaloncitos unisex… sabía que era muy pronto para comprar cosas, pero la espera se le hacía eterna. Su móvil comenzó a sonar en la cartera y torpemente contesta sonriente al saber de quién se trata.

—Hola pequitas— murmura su novio desde el otro lado de la línea, siente como su corazón golpea con fuerza su pecho ¡lo ama tanto!

—Hola papi— ríe Bella, adora decirle asi.

—Amor ¿Por qué no vienes a mi oficina? Te extraño tanto— pide Edward, Bella voltea hacia la esquina de la calle, tiene la sensación de que la observan; niega con la cabeza sintiéndose tonta.

—Claro, estoy en el centro— dice acomodando un mechón de su largo cabello.

—¿En el centro? ¿Qué haces ahí? — Bella puso sus ojos en blanco.

—Edward estamos bien ¿sí?

—Me preocupa que nadie ande contigo; mejor cambio de planes ¿Qué te parece si esta noche le decimos a todos la noticia? Ya tienes casi doce semanas supongo que es justo compartir esto con nuestra familia, en unas semanas tendrás pancita y no será fácil mentir— Edward alucina ver a su Bella con pancita.

—Me parece perfecto, iré a casa a ponerme linda entonces, siento que todos me andarán tocando el vientre— Edward ríe, su mujer ya es hermosa.

—Ya eres hermosa, llamaré a todos… ¿Te parece en casa de mis padres?

—Me parece perfecto amor, te espero en casa y no demores.

—Nunca.

—Te amo mucho Edward…—Dice al borde de las lágrimas ¡Malditas hormonas!

—¿Qué pasa pequitas? ¿Estás bien? — ella respira profundamente.

—Estoy feliz…— dice sonriente— Te amo mi viejo gruñón, te espero en casa.

—Yo te amo más pequitas, las amo a las dos, mis dos hermosas mujeres— Bella pone los ojos en blanco, Edward sigue con la idea de que su Bultito es niña.

Bella va hacia su automóvil y conduce hacia su departamento. Se siente ansiosa y algo nerviosa por decirle la noticia a toda la familia, pues a pesar que es algo que ha estado postergando le encanta la idea de que todos compartan la felicidad que ella siente junto a Edward. Aunque sabe de antemano que los regañaran por no haber dicho nada en todo este tiempo sobretodo Alice, sin duda su bultito seria el niño más amado que pisara la tierra.

Llego a su piso y entra rápidamente a su departamento. Camina hacia su habitación, específicamente hacia el closet donde comenzaba a guardar la ropita que había comprado el día de hoy.

—Ay mi Bultito hermoso, mami cada vez se agita más; no debemos comer más pizza— dice acariciando su vientre donde un pequeñísimo vientre comienza a crecer.

Acomoda las ropas y saca los zapatitos blancos que habían comprado para decirle la noticia a la familia, eran dos pares, un zapatito para cada pareja.

¿Sería bueno envolverlos en papel de regalo? ¿O en alguna cajita con un moño?... la idea le encanto, asi que se cambia ropa. Se pone unos jeans, unos zapatos café y una blusa blanca algo más holgada.

Se mira al espejo y no puede creer que la mujer que está reflejada en el, sea ella… ¡tantos cambios! ¡Tanto camino recorrido!, era sin duda la mujer más feliz, tenía a un hombre que amaba con locura, tenía su familia y ahora a su pequeño bultito.

Levanta su blusa dejando su vientre desnudo, pasa su mano derecha por su ombligo, se pone de perfil admirando su piel, su tamaño que aun no tenía ningún cambio, anhelaba mirarse el día de mañana y tener una panza de ocho o nueve meses y que Edward besara a su bultito como lo hacia todas las noches antes de dormir.

—Vamos a comprar moñitos — murmura sonriendo bajando la blusa rápidamente. Mira la ropa tirada en la cama, pero no quiere ordenarla ahora, quizás más tarde.

Sale del edificio y nuevamente tiene esa sensación de que la observan, mira hacia atrás y nadie se encuentra ahí… Busca en sus bolsillos su celular  para llamar a Edward pero se regaña mentalmente, lo ha dejado en la casa.

—Buenas tardes…— saluda a la mujer del almacén que esta a una calle de su departamento—¿Tiene moños? — la mujer mayor asiente sonriendo, Isabella compra todo lo necesario y también una coca cola, pues muere de sed. Camina hacia el departamento tranquilamente, sintiéndose nuevamente nerviosa ante la noticia ¿Cómo lo tomaran sus padres? ¿Los padres de Edward?  Pero ¿Quién no podría amar a este pequeño bultito? Si era tan solo algo pequeñito e indefenso que necesitaba el amor y la protección de todos.

Llego a su departamento y la noche comenzaba a caer en Vancouver… sube en el ascensor, pues tiene que envolver rápidamente los zapatitos, Edward no tardara en llegar y desea estar lista. Busca en sus pantalones la llave de su departamento y torpemente se le caen de las manos, se agacha a recogerlas.

—Mami esta torpe— piensa ella sonriente, deja la bolsita en el suelo y abre la puerta de su casa, coge la bolsa y da un paso hacia su departamento cuando alguien la toma de la cintura y la voltea bruscamente mirándola a los ojos.

—Hola Isabella tanto tiempo sin vernos las caras.

La bolsita de los moños cae al suelo. Isabella solamente se dejo guiar por el miedo que sentía en este momento.

 

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Hola mis niñas, espero que les haya gustado el capitulo :) me costo un poco escribirlo ajaja pero aqui está.

Espero que me dejen sus hermosos comentarios y/o votitos.

Gracias por leerme un beso y abrazo.

Bye.

aaah otra cosa, tengo un grupo en Facebook de mis fanfic, por si quieren unirse, todas son bienvenidas

Aqui les dejo el Link.

http://www.facebook.com/groups/434770753266013/?fref=ts

Capítulo 23: Unidos para siempre. Capítulo 25: Pérdida

 
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