Concurso Nav13: QUERIDO SANTA.. One Shoot (+18)

Autor: ec07
Género: Romance
Fecha Creación: 26/12/2013
Fecha Actualización: 09/12/2014
Finalizado: SI
Votos: 13
Comentarios: 11
Visitas: 15876
Capítulos: 2

FIC GANADOR CONCURSO Nav13.

MIRA LA ENTREVISTA A LA ESCRITORA Aquí

POV BELLA Y EDWARD.

 

Isabella nunca festejó la navidad, hasta hace un año atrás, donde su amiga le hizo ver lo lindo del espíritu navideño y si uno realmente cree, SANTA EXISTE.

 

Todo comenzó con una inocente carta para complacer a su amiga, que la llevó a tener su primer milagro de navidad y creer en ellos…

 

¿Seguirías pidiendo deseos si uno se vuelve realidad?, los invito a leer lo que hizo Bella ante semejante regalo.

 

Los personajes son de S. Meyer, la historia me pertenece.

 

Dejo los enlaces de mis otros fics por si quieren pasar a leer.

CASAMIENTO POR INTERES (Finalizado) http://www.lunanuevameyer.com/sala-cullen?id_relato=1776

MI ANGEL DESNUDO One Shoot (Finalizado) http://www.lunanuevameyer.com/sala-cullen?id_relato=1946

NO PIENSO HACERTE MUJER (Finalizado) http://www.lunanuevameyer.com/sala-cullen?id_relato=2228

MENTIRAS, ENGAÑOS Y UN AMOR (En proceso) http://www.lunanuevameyer.com/sala-cullen?id_relato=2451

LIZZIE, EL ESPEJO DE TUS FANTASÍAS (En proceso) http://www.lunanuevameyer.com/sala-cullen?id_relato=2493

YO SOLO QUERÍA UNA TAZA DE AZÚCAR One Shoot (Finalizado) http://www.lunanuevameyer.com/sala-cullen?id_relato=2775

LADRÓN DE ALCOBAS (+18) One Shoot (Finalizado) http://lunanuevameyer.com/sala-cullen?id_relato=3734

QUERIDO SANTA… (+18) One Shoot (Ganador concurso Nav.13) http://lunanuevameyer.com/salacullen?id_relato=4084

 

Por favor no publicar en otros sitios sin autorización.

Gracias. Erika./ec07.

 

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Capítulo 1: Querido Santa..

Hola a todos, no sabía si se podía crear una historia creíble con tan pocas palabras, pero lo intenté y aquí está el resultado, aviso que dice +18 pero está muy light ya que se trata de las fiestas muy, muy, muy, muy especiales, a disfrutar.

Erika.

 

*****************

 

Querido Papá Noel:

 

Soy Isabella Swan…-arrugué el papel y lo vente al tacho junto con unos cuantos más.

 

-Ángela no crees que soy demasiado… grande para cartitas a Papá Noel.-traté de no herir sus sentimientos.

 

-Bella nunca escribiste una carta a Santa, tienes que pasar por todas las experiencias, confía en mí no duele.

 

-¿eso quiere decir que le tengo que pedir una muñeca Barbie y una bicicleta con rueditas?, tengo 21 años.-lo dije como si ella no lo supiera, porque en esos momentos parecía que no lo sabía.

 

Sonriendo por mis ocurrencias dijo palmeando mi hombro derecho.-puedes pedir algo acorde a tu edad, nadie dijo que habían límites, solo hace falta creer.-lo último fue suave con aire de misterio.

 

Sin darme cuenta la cara se me transformó y se me ocurrió una genial idea, recordando las palabras “no hay límites”.

 

Querido Santa…

 

En mis 21 años nunca te pedí ningún milagro o regalo para la navidad, pero en vista que te conocí recién hace un año, tengo una propuesta para ti.

 

Hacía justo un año desde que conocí la navidad, dirán ¿que sucedió con Isabella?, bueno es simple, mis padres no creían en nada de eso y por ello no me lo presentaron, dirán ¿porque motivo no pregunté?, lo hice unas cuantas veces de pequeña, pero no obtuve respuestas convincentes y solo dejé pasar el hecho de que los niños recibieran todos juntos regalos como por arte de magia y que sus casas para la misma fecha siempre estuvieran adornadas, luego de ello no me preocupé, hasta que Ángela comenzó a vivir conmigo y llegó la navidad, decoró toda la casa de forma exagerada, me hizo hacer compras para navidad y comprar muchos regalos para la familia, prácticamente me arrastró a su casa para pasar con ellos y comprendí muchas cosas, una muy importante, la navidad y la familia iban juntas, ahora estaba empeñada que viviera todas las experiencias y realmente hizo que creyera.

 

Propuesta para navidad:

 

Por todos estos 21 años de deseos acumulados, te pido a… Edward Cullen, jaja sip… mi vecino del séptimo piso, en boxers rojos con elástico blanco y que diga “Feliz Navidad Bella” en todo el contorno, me gusta que me digan Bella, con un gorro con pompón, me encantan, de se posible en mi cama y con ese perfume de Dior que promociona Robert Pattinson aahh, no te preocupes por lo que haré con él cuando lo tenga por toda la navidad, seguro se me ocurrirá algo, gracias y prometo no abrir mi regalo hasta que den las 12hs.

 

¡¡¡¡¡Feliz navidad Santa!!!!!. <3

 

Isabella Swan (aclaro por el regalo que estoy pidiendo, que soy mayor de edad).

 

Sellé el sobre que lo dirigí a Santa y lo coloqué en el pequeño árbol de navidad que teníamos en la sala, con una sonrisa por la travesura que estaba haciendo a mis 21 años, quién lo diría, todo por complacer a mi amiga.

 

-¿quiero los detalles de que dice la carta?.-acomodó la silla para poder tenerme de frente y no perderse los detalles.

 

-si te digo mis deseos para Navidad, no se cumplirán y te está prohibido tocar esa carta.-lo último fue amenaza, la conocía.

 

-como si me importara.-dijo intentando ocultar su curiosidad, si había una persona en el mundo más curiosa que mi amiga quería que me la presentaran porque no le creería, ella tenía el primer puesto ganado desde hace mucho tiempo.

 

-¿ya hiciste la tuya?.

 

-hace mucho que ya dejé de hacerlas, soy mayor.

 

-por eso me obligas a mí, donde está tu espíritu navideño.

 

-eres un caso especial y mi espíritu te lo estoy dando a ti por todos los años que lo perdiste, me voy a trabajar, no te retrases es tarde.-tomó su abrigo.

 

Miré el reloj y me levanté.-deséame suerte.-necesitaba que Mike cambiara de opinión y me diera el 24 y 25 libres para ir a pasar con los padres de Ángela en familia.

 

-toda la necesaria, es navidad, quién se negaría, te quiero.

 

-también te quiero.-salió luego de despedirse con un beso.

 

Una ducha muy rápida ya que llegaría tarde, cerré el departamento y toqué el botón del ascensor, lo que nunca esperé era ver a Edward vestido para matar, en realidad iba de traje con su tapado negro y su infaltable portafolio, no se que debilidad tenía, pero con traje casi todo hombre me podía, pero con Edward eran palabras mayores, simplemente me derretía.

 

-buenos días Bella.-sonrió de lado e hizo que recordara la carta a Santa por lo que me sonrojé apenada, si se enterara moriría.

 

Nota interior: cambiar la carta por un papel vacío, Ángela puede hacer cualquier locura.

 

-buenos días Edward.-apenas salió mi voz y logré ingresar dando gracias por primera vez de vivir en el segundo piso y que solo compartiéramos un rato pequeño en dicha ascensor, que no puedo negar olía de maravilla.

 

Dejó que saliera primero y se despidió con un simple comentario de doble sentido, acompañado de una mirada sexy, que volvió a encender mi interior.-bonito día.-reaccioné con el timbre que anunciaba se cerraba la puerta, ya que salí y dejé mi bolso con la ropa de trabajo.

 

Sacudiendo la cabeza, metí la mano justo para que permaneciera abierta y sacar el maldito bolso que hizo desviara la mirada de su espectacular cuerpo, puse un pie en la calle y se despidió nuevamente con un bocinazo de su auto que te hacía babear como el dueño.

 

Mientras caminaba a mi trabajo que quedaba a 15 manzanas, recordé la primera vez que vimos a Edward.

 

Flash back:

 

Entramos al ascensor con Ángela quién no paraba de hablar, justo cuando se estaba cerrando la puerta, nos pidieron que la detuviéramos y lo hicimos.

 

-gracias.-dijo un espectacular hombre que me quitó todo, aliento, habla, vergüenza, bueno en realidad eso fue a mi amiga.

 

-no es nada.-dijo Ángela.-¿eres nuevo en el edificio?, nunca te había visto antes, ¿vives aquí desde hace mucho?, ¿te quedarás o vas de paso?.

 

-si, soy nuevo y me quedaré.-habló sonriendo por el interrogatorio de mi amiga.-Edward Cullen.-se presentó.

 

-soy Ángela y ella es Bella.-mi amiga no fue tan formal.-¿a que piso vas?.

 

-¿a cual van ustedes?, debo ser caballero.

 

-quedan pocos.-le sonrió y pensé que podía tragarme la tierra.-vamos al segundo y tú.

 

-el séptimo.-presionó ambos botones.

 

-huy en ese hay solo cinco departamentos por piso.-me aclaró, ya que en nuestro piso eran diez.

 

-no, hay cinco en el quinto y sexto, en mi piso solo hay dos.-aclaró divertido por los comentarios inoportunos de Ángela, que no pensaba esperar a estar lejos para comentar ese detalle.

 

-mierda, te saldrá carísimo.-como dije mi amiga era muy curiosa, la codeé para que se callara, pero no surtió efecto.

 

Sonrió de lado y casi muero, estábamos en una pequeña habitación con un hombre que olía como los dioses y mi amiga nos avergonzaba sin parar.

 

-en realidad fue un regalo cuando me recibí.-sonó el timbre de nuestro destino y sostuvo la puerta, tuve que tomar del brazo a Ángela para que no siguiera preguntando y abandonara el ascensor.

 

-buenos días.-saludé.

 

-buenos días para ustedes y fue un placer.

 

-porque no me dejaste preguntar, quería saber de que se recibió, no tienes curiosidad, ambas dejamos los estudios, como sabremos que se siente estar con un universitario.

 

-ya se recibió.-aclaré molesta, pero no puedo negar que me encantaba la idea y hasta la imaginé.

 

-entonces saber que se siente al estar con un profesional, ¿de que será profesional?.-dijo levantando las cejas al mismo tiempo.

 

-Ángela.-la reprendí empujándola para que entrara en el departamento.

 

Fin de flash back.

 

Al llegar me cambié por el uniforme, un vestido de señora Santa rojo corto y con gorrito, tuve una fuerte charla con Mike, mi jefe, porque quería bajo cualquier concepto que trabajara el día de Navidad y lo único que conseguí fue trabajar hasta las 10 de la noche el 24 y para mi suerte libre el 25, no podría ir con Ángela a visitar a su padres, pero de todos modos acepté.

 

Era una promotora de productos, en las fiestas me tocó promocionar un budín con chispas de chocolate, que luego de 10 horas de trabajo moría si veía un maldito budín más y tendría la diabetes por los cielos de tanto probarlo cuando me encontraba aburrida, lo hacía sin darme cuenta.

 

Llegué a las 10 de la noche, Ángela estaba con sus valijas prontas para el viaje, esperando para hacer las mías, me tiré en el sillón agotada, levemente eché una mirada a la carta, aún estaba allí sin moverse, me decepcioné, creo que en mi interior quería que Ángela la robara y deslizara por la puerta del séptimo piso, reí para mis adentros.

 

-¿lo conseguiste?.-cuestionó estudiando mis expresiones.

 

-nop, tengo que trabajar hasta las 10 de la noche, lo siento.-le hice un puchero para aplacar la decepción de ir sola.

 

-lo prometiste, ¿que le diré a mis padres?.

 

-Ángela, juro que lo intenté, pero amenazó con despedirme y sabes que no puedo darme el lujo.

 

-lo siento, te extrañaré mucho.

 

-yo también.-nos abrazamos.-diles feliz navidad a tus padres.

 

Asintió.-¿que harás?.

 

-llegaré tan tarde y cansada, que cenaré y luego a dormir.

 

Revisó entre sus cosas y sacó una botella.-promete que brindarás a las 12 con esto.

 

Era una botella de espumante con gusto a frutilla.-lo prometo.

 

-ah… Bella, espero no te moleste, pero me llevo los budines que trajiste de tu trabajo.

 

-al contrario me haces un favor, muero si pruebo uno más, sin contar los kilitos de más.

 

Nos reímos juntas, estuvimos un rato mirando las luces del árbol, que me había costado mucho trabajo que fuera pequeño y no que ocupara casi toda la sala como el anterior, hasta que tocaron el timbre y sabíamos que se trataba del taxi para mi amiga.

 

Una despedida emotiva entre abrazos y saludos a su familia, así como la promesa de que en cuatro días nos veríamos otra vez, fue lo que sucedió antes de quedar sola.

 

Cené en silencio acompañada por la música que tocaba un pequeño Santa sobre la mesa ratona de la sala y las luces encendidas del árbol, me acosté temprano y dormí apenas lo hice.

 

Sonó el despertador del día 23, faltaba tan poco para navidad que todo fue una locura, las personas corrían y los niños no hacían más que correr híper acelerados, pedían probar el budín y luego de una mordida lo tiraban en los pasillos, sus padres se disculpaban diciendo que estaban nerviosos por la llegada de Santa.

 

Llegué como siempre muy cansada, encendí el árbol y me perdí o dormí en el sillón, recordando mi último encuentro con Edward esa semana.

 

Apurada pedí que no cerraran el ascensor, para mi suerte estaba Edward acompañado por una morocha muy bonita, buenos modales y con clase, se me estrujó el corazón, caí en la cuenta que Edward no era solo una atracción sexual para mí, porque dolía saber que otra compartía su vida, no se porque lo tomé así, nunca se había pasado de un saludo con él y ahora comprendía porque.

 

En cambio a su compañero de piso, Jacob, lo traía loco, era morocho, ojos oscuros, piel morena, alto y cuerpo muy formado, pero no me interesaba, aunque vistiera traje y él no comprendía.

 

Siempre me habían gustado los morochos, pero Edward era la excepción, tenía el cabello entre morocho y rubio, un color bronce, ojos claros muy verdes, alto y sus músculos no eran exagerados como los de Jacob, me estremecía solo con estar en su presencia, pero solo me sucedía a mí y esa era mi realidad, no se porque surgió nuevamente el deseo cuando escribí la carta a Santa.

 

Sentía el despertador muy a lo lejos y al despertar comprendí que quedé allí en el sillón sin moverme toda la noche, estuve unos segundos antes de reaccionar y dirigirme a mi habitación para apagar el despertador.

 

Una ducha muy caliente para aflojar los músculos por la posición en que dormí, desayunar leche sola y fría, porque al parecer soñé algo que me tenía excitada pero para mi desgracia no recordaba, esperaba que fuera con Edward aunque tuviera dueña, para mi imaginación y mis ojos, no estaba prohibido.

 

Apagué el arbolito que ya tenía las luces calientes por estar prendido toda la noche, revisé lo que tenía para comer, ya que se trataba de la noche buena y debía tener algo para celebrar, me vestí volando y salí casi corriendo mientras me ponía el abrigo.

 

La puerta del ascensor se abrió lentamente para develar su secreto, Edward con el pelo húmedo y alborotado, usaba jeans azules desgastados, una camisa blanca y abrigo deportivo, si pensaba que con traje era de infarto, vestido normal resucitaba a los muertos, detuvo la puerta, porque había quedado paralizada ante su presencia y dijo.-subes, jaja, perdón bajas.

 

Asentí como idiota y subí para bajar con Edward como acompañante, que linda mañana previo a la navidad, había recreado mi vista y podría trabajar incentivada todo el día, pero el destino tenía más en juego, ¿o se trataba de Santa?.

 

-yo… es que…-no habló más ya que al parecer no era el único con falta del habla, levantó su mano y la dirigió a mi camisa, desprendió el segundo botón, el primero lo traía desprendido y suspiré en forma audible quedando híper ruborizada en tiempo record, así como falta de aire.

 

-que…-no era mi intensión que se detuviera, pero no entendía que sucedía.

 

Desprendió el tercero y comprendió que no llevaba nada debajo de la camisa por lo que se detuvo, sonriendo aclaró.-creo que debes hacerlo tu.-mordió su labio inferior y entendió que no sabía a que se refería.-te sobra un ojal o te falta un botón.-habló divertido pero nervioso a la vez, no creía que fuera la que lo pusiera nervioso.

 

-huy…-llevé las manos a mi camisa, cuando se abrió la puerta al llegar al hall de entrada, salí deprisa, sumamente apenada.-buenos días.-saludé porque los modales nunca se perdían.

 

-espera.-levemente lo miré.-esto es tuyo.-tendía el bolso con mi ropa, seguro era el día de apenar a Bella.

 

-gracias.-tomé el bolso y antes de alejarme volvió a hablar.

 

-¿no te vestirás en la calle?, puedes provocar accidentes de tránsito.

 

-¿accidentes?.-pregunté mientras me prendía el abrigo y pasaba una larga bufanda por mi cuello, arreglaría la camisa en mi trabajo.

 

-por mirarte cuando te vistas, yo lo haría, buenos días.-salió antes, ya que otra vez estaba petrificada, no podía ser verdad, ¿Edward estaba coqueteando conmigo?, de seguro era por la navidad o fue solo un cumplido, pero era extraño porque nunca decía nada fuera de lugar o que insinuara algo más que un saludo frío.

 

Miré el reloj del hall y corrí por las calles como loca, tenía menos de 10 minutos para llegar al trabajo y cambiarme para promocionar los budines.

 

Como era de esperarse pasados 15 minutos de mi hora de entrada, recién estaba en mi lugar con los sabrosísimos budines y una enorme sonrisa navideña.

 

-te lo descontaré.-dijo Mike pasando por mi lado.

 

-donde está tu espíritu navideño hoy, quieres probar un sabroso budín.-le sonreí y señalé la bandeja con el budín finamente cortado para convidar a los clientes.

 

-quiero probarte… en tu hora de descanso.-se acercó y habló casi en mi oído.-juro que olvidaré todo y te puedes ir luego de eso.

 

-prefiero trabajar media hora más por tus estúpidos 15 minutos.

 

-piénsalo.-acabó de hablar y metió su mano por debajo de la falda para presionar mi trasero, así como lo hizo recibió una bofetada sonora.

 

-aléjate.

 

-¿si no que?.-tomó mis brazos muy fuerte manteniéndome frente a él sin escapatoria.

 

-yo…-no sabía que decirle hasta que una voz familiar me salvó.

 

-no sabes respetar a la señora Santa.

 

-no te metas.-escupió las palabras sin dejar de mirarme de forma intimidante.

 

-lo hago porque es mi novia.-automáticamente Mike me fue soltando.

 

-¿nunca dijiste que estabas con alguien?.

 

-no sabía que debía hablar de mi vida privada.

 

-fue solo un mal entendido.-le habló a Edward.-te quedas media hora más.-informó, no preguntó si me quedaría, lo dio por sentado.

 

Recién en ese momento lo enfrenté, habiendo olvidado lo explosivo que se veía esa mañana.-gracias.-suspiré.-creo que tenía la guardia baja.-expliqué.

 

-¿te disculpas?, Bella no es tu culpa que intente propasarse, aunque vestida así cualquier hombre quiera hacerlo.-su forma de mirar hacía que me estremeciera y subiera el color a mis mejillas quedando a conjunto con el vestido.

 

Pensaba preguntar si era su forma de intentar propasarse conmigo, si intentaba ser reservado o caballero para pedirme que fuera a su cama, pero todo quedó en nada cuando apareció la morocha del ascensor.

 

-Gordito te buscaba por todo el local.-Edward dio la vuelta y sonrió tiernamente, logrando que doliera el cuerpo por dicho gesto.

 

-bebé, disculpa estaba ayudando a una vecina.-pasé de ser deseada a una simple vecina, que suerte la mía.

 

Lo abrazó a su cintura para que me presentara y cuando me vio lo soltó, extrañamente como si me conociera de algún lado.

 

-Bella verdad.-asentí.-soy Alice encantada, aunque nos conocemos del edificio de mi Gordito.

 

-Alice me avergüenzas.

 

-siempre serás mi Gordito.-dijo divertida mientras Edward se encogía de hombros por no poder detener a su novia.

 

Me dio dos besos uno en cada mejilla para después pedir.-tienes budines para celíacos, mi hija no puede comer nada que contenga gluten.

 

-claro.-di la vuelta y busqué lo necesario, sabiendo desde ese momento que Edward no era para mí, solo fue un deseo de navidad, tenía una familia y nunca irrumpiría en eso, mucho menos en estas fiestas tan especiales.

 

-aquí tienen y feliz navidad.

 

-feliz navidad para ti Bella y si tienes tiempo pasa por el piso.-invitó Alice, pero Edward permaneció callado mirándome, solo esperaba que no se insinuara porque me decepcionaría si no le importaba su familia.

 

-gracias.

 

Ellos se retiraron y continué mi trabajo alejándome lo más posible de Mike en la hora libre.

 

Llegué al departamento con varias bolsas, había decidido traer comida para hacerme una cena acorde al festejo de ese día, aunque fue comida para llevar porque llegué a las 11 de la noche y no daría el tiempo de cocinar.

 

Una buena ducha, descalza y solo en bata roja para estar acorde a la navidad, preparé la mesa con todos los lujos que nos permitía nuestra forma de vivir, encendí el árbol y hasta una vela en medio de la mesa, me sentía bien, sola pero bien y en esa tranquilidad cené.

 

Faltando 10 minutos para la navidad recibí un mensaje de Ángela, el cual contesté con el mismo entusiasmo y comentando que estaba frente al árbol tomando la botella que dejó.

 

Apenas terminé de mandar el mensaje quedé hipnotizada con el destello de las luces en la sala oscura, degustando una exquisita bebida refrescante que hacía cosquillas en el paladar.

 

La carta que envié a Santa llamó mi atención, brillando cuando una de las luces se encendía, la tomé y me senté a lo indio en el sillón para abrirla, quería reír un poco con lo que le pedí en mi primera carta a Santa, seguro la conservaría para recordar dentro de unos años y volver a reír.

 

Casi muero cuando logré rasgar el sobre, la hoja que estaba dentro no era la mía, ésta estaba completamente en blanco, reí por los nervios, sabía que había sido Ángela, ¿como no comprendí que se fue muy tranquila con la carta cerrada?, sabía que ella contrataría a alguien de ser necesario para curiosear hasta el más insignificante detalle y lo había hecho.

 

No pude hacer nada, si había posibilidad de hacer algo, porque un ruido en la habitación llamó mi atención.

 

Muy despacio sin hacer ruido me dirigí al lugar, con la copa flauta en la mano empuñándola como un cuchillo, que solo generaría riza al ladrón que estuviera en la casa, abrí la puerta.

 

Había encendido la luz que estaba en una mesita del rincón, logrando que la habitación permaneciera en penumbras con dibujos arabescos en toda la extensión por el plafón que cubría la luz.

 

Edward estaba en mi cama exactamente como lo había pedido en mi carta, cada detalle con sumo cuidado, parecía una visión, tuve que restregar mis ojos para darme cuenta que era real, pero al ser real sabía que tenía familia.

 

Suspiré antes de preguntar esperando una respuesta que creí sabía cual sería.-¿que pasa con Alice?.

 

-¿que pasa con mi hermana?.-preguntó extrañado.

 

-¿es tu hermana?.

 

-¿quién pensaste que era?.

 

-no importa.-miré el reloj.-ya es hora de abrir mi regalo.

 

Sonrió no dando importancia a mis cuestionamientos y estiró sus brazos para recibirme en el pecho.

 

No quería parecer desesperada, pero tampoco perder el tiempo tan preciado que tenía con Edward. Dando las gracias a Santa en voz alta deslicé la bata por mis brazos para prácticamente tirarme sobre mi excitado regalo.

 

No puedo describir lo que sentí al hacer contacto con su caliente piel, estaba segura que se escuchaban villancicos como si los estuvieran cantando junto a la cama.

 

No hablamos, solo nos tocamos, excitamos como dos expertos en completa sincronía de nuestros cuerpos, lo dejé entrar en mi más preciado secreto sin miedo al futuro, porque sabía y era consiente, de que por toda la navidad me pertenecía, ese había sido el deseo que pedí a Santa.

 

Vimos los primeros rayos de sol colarse por la ventana, la misma que le sirvió de entrada a mi vida, me encontraba encima de su cuerpo, fusionados y agotados, pero nunca durante toda la noche desapareció esa pequeña pero permanente sonrisa de ambos.

 

Me acomodé a su lado y me atrajo a su cuerpo.-descansa, seguiré aquí.-fue lo último que escuché antes de caer en un profundo pero placentero sueño.

 

Las campanadas que dan las 12 de una iglesia cercana me despertaron, miré a mi alrededor y noté que estaba sentada en la sala, aún tenía en mis manos la copa con un poco de espumante y la carta permanecía bajo el pequeño árbol.

 

-no, no, no, no puede haber sido un sueño.-miré mi reloj y ya era navidad, me levanté como pude sobre mis entumecidos pies y tomé la carta con manos temblorosas.

 

-¿de que se trata esto?.-pregunté en voz alta, ya que al abrir la carta estaba en blanco como la primera vez.

 

Escuché el mismo ruido proveniente de mi habitación y en esta oportunidad corrí a ella abriendo la puerta de par en par.

 

Edward se estaba sacando el abrigo y descalzando a la vez, develando su cuerpo cubierto con unos boxers verdes y la leyenda “feliz navidad Bella” escrita en su pecho con labial rojo, nuestras miradas se encontraron y nervioso se terminó de colocar el gorro de Santa con el pompón que tanto me gustaba.

 

-espero no te moleste que sean verdes.-dijo mostrando su espectacular cuerpo.

 

Reí como tonta a lo sucedido, era tan grande el deseo de tener a Edward que nunca pensé en la posibilidad inexistente de que consiguiera unos boxers rojos con la leyenda “feliz navidad Bella” en el elástico y se presentara junto a mí, solo lo poseí y me dejé poseer en sueños.

 

-son bonitos.-mordí mi labio inferior y lo vi suspirar por mi consentimiento.-¿quién es Alice?.-no podía dejar de preguntar, ¿ahora estaría soñando?, ¿cambiaría algo?, ¿seguiría siendo su hermana?.

 

-¿Alice?.-dijo extrañado, asentí.-mi hermana, ¿porque?.

 

-gracias.

 

-¿gracias?.-volvió a preguntar.

 

-no es para ti, es para Santa.-le expliqué.-ahora otra pregunta.

 

-¿para mí?.-preguntó divertido ya que no entendía mi forma de actuar y le causaba gracia.

 

-no para Santa.-le hablé como si fuera lo más obvio.

 

-¿que le preguntarás?.

 

Miré a la sala donde se podía distinguir el destello de luces al prender y apagar del árbol de navidad, pregunté en voz alta sin esperar una respuesta y deseosa porque fuera real.-Querido Santa…¿esta noche se repetirá 21 veces?.

 

FIN.

 

**********************************

Yapa (extra).

 

23 de diciembre del 2014.

 

-¿que haces amor?.-preguntó Edward saliendo de la ducha.

 

-escribo mi carta a Santa.-le dije sin prestarle atención.

 

-muero por saber que pedirás este año.

 

-si te enteras, no se cumplirá.

 

-el año anterior no sucedió así.

 

Di la vuelta en la silla para poder mirarlo.-no entiendo.

 

-piensas que llegué a tu ventana sin ayuda.

 

-¿leíste mi carta?.

 

-es mi tesoro más preciado.-tomó su billetera y sacó un papel doblado muchas veces lo desdobló con paciencia y lo comenzó a leer.-Querido Santa…En mis 21 años nunca te pedí ningún milagro o regalo para la navidad, pero en vista que te conocí recién hace un año, tengo una propuesta para ti.

 

-por favor no leas más, se lo que sigue.-hablé ruborizada.

 

-que lástima me encanta esa parte…-habló pegado a mi cuello y depositando un muy tierno beso e intentando mirar lo que había escrito.

 

-no se vale espiar.

 

-no sirvo para eso, pero estoy seguro que Ángela me ayudará.

 

Le saqué la lengua para seguir con mi carta, no desistiría porque él me amenazaba con leerla, si no hubiera espiado la carta anterior no lo tendría en mi vida, aunque nadie me sacaba de la cabeza que la ayuda recibida no fue de Ángela, sino de Santa que actuó por medio de mi amiga.

 

Querido Santa…

 

Es la segunda vez que pido algo para navidad, se y soy muy consciente, que mi anterior regalo fue y es insuperable, pero creo que todos somos iguales y siempre queremos un poquito más.

 

Aquí va mi deseo para este año, quiero un compromiso y futuro casamiento con mi vecino del séptimo piso, si, Edward Cullen, él es todo lo que pude imaginar para un compañero de vida y de ser posible que me pida ser su esposa en la noche de navidad, ese detalle tendría un gran significado para mí. Gracias.

 

¡¡¡¡Feliz navidad Santa!!!!.

 

PD. Ve preparando mi siguiente deseo, estoy más que segura que el año siguiente se me ocurrirá agrandar la familia…

 

Isabella Swan, posible Cullen, desbordante de espíritu navideño.

 

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Hola a todos, espero que la historia les haya gustado, así como espero sus comentarios y/o votos para saberlo.

 

Como se habrán dado cuenta, las personas que me leen, cada one shoot tiene sus dos pov, después de terminado el concurso si ustedes lo piden escribiré el pov Edward.

 

FELIZ NAVIDAD Y UN PROSPERO AÑO NUEVO 2014.

 

Los quiero y pasen en familia que es lo importante.

 

Erika.

Capítulo 2: Querido Santa.. POV Edward.

 


 


 
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