Estaba recargada en la pared cuando ella despertó. Se sentó en la cama y peinando un poco su enmarañado cabello y me sonrió. Aun tenia sueño lo podía ver, sus ojos estaban a la mitad. Volteo a ver el reloj y como si hubiera visto una serpiente abrió sus enormes ojos verdes.

- ¡Son las 7! … - dijo levantándose de un salto de la cama.- ¡no puede ser, no voy allegar a la escuela!

Había llegado a la puerta cuando la alcance del brazo.

- hoy no vayas - le dije a mi hermana gemela, esta me sonrió y cerro de nuevo la puerta.

Ya había pasado casi tres semanas desde que había vuelto a Londres, poco a poco mi familia se acostumbro a la nueva Catherynne. Todos en el colegio ya sabían que estaba “viva” la policía fue a interrogarme y les mentí de nuevo, parecía que eso ya era parte de mi nueva vida, mentir, mentir y seguir mintiendo. Lory y Ximena había ido a verme unas cuantas veces por lo cual tuve ponerme lentes de contacto para que no se dieran cuentas que mis ojos habían cambiado. Todo esta mucho mejor ahora, estaba con mi familia y a ellos no les había mentido. Bueno mas o menos, pero aun había un tema por cerrar …

- … tienes que hacerlo - me decía Kathelinne quien se había sentado al pie de mi cama.

- no tengo nada que hablar con Henry - dije cortante.

- solo para terminar con esto de una vez por todas Cathy, él esta muy afectado por lo que paso - le eche una mirada amenazadora a mi hermana “tu que sabes” pensé muy furiosa, pero no le dije nada ella no tenia la culpa.

Tome el calendario que estaba en la pared cerca de la puerta del baño. “falta una semana” pensé muy nerviosa.

- ahora no puedo - dije aun mirando el calendario.

- ¿Por qué no? - pregunto Kathelinne frunciendo el ceño.

- en una semana me volveré a convertir y creo que será bueno verlo como la yo anterior ¿no crees? Mi hermana ya no me cuestiono durante todo el día.

La semana siguiente paso muy de prisa. Estaba en la ventana de mi habitación cuando Kathelinne me dio el teléfono.

- hazlo! - me ordeno, respire muy muy hondo y lo tome.

- ¿tienes el numero? - le pregunte.

- espera … -

¡lo tenia! no podía creerlo, después de todo lo que le había contado ¡lo tenia! Saco de su bolso una agenda, tardo unos segundo y luego lo marco.- ya esta sonando …

“¡que no conteste, que no conteste!” pensaba.

Pero al segundo timbre una voz grave y alegre me contesto.

- … bueno - decía la voz del otro lado del teléfono. Pero no me atrevía a contestarle.- hola.

- Hola - dije a penas con una voz audible.

- ¿Quién habla?

- Soy yo, Henry.

- Catherynne! - hubo una pausa u luego continuo.- Hola! … ¿Cómo estas?

- bien, pero no quiero hablar de cómo me siento, si no te importa - dije tajante.

- pero …

- solo quería saber si mañana puedo … - mire a Kathelinne y este dijo “Hazlo” dijo en voz baja.- … hablar contigo, creo que es hora de acabar con esto.

- C-Claro - tartamudeo Henry.- ¿quieres que valla a tu casa?

- No! Yo iré a la tuya … ¿esta bien a medio día? - ¡que diga que no, que diga que no! Me decía a mi misma.

- esta bien.

- bien … te veo mañana.

- Cath … - colgué el teléfono antes de que hubiera terminado.

- ya esta - le entregue el teléfono a mi hermana y me senté en la silla a un lado de mi tocador.

- es lo mejor Cathy, como tu lo dijiste “es hora de acabar con esto” ¿no? Solo me limite a sonreírle, a la media noche volvió a ocurrir, la Catherynne anterior regreso, despertó después de dos meses. Tome una pijama y me la puse, me introduje dentro de las sabanas y recosté mi cabeza en la gran almohada blanca que tenia. No podía dormir, dentro de 12 horas volvería a verlo, regresaría mi pasado, un pasado que quería enterrar, pero no podía. Lo único que me reconfortaba era que aquella seria la última vez que lo vería. Poco a poco mis ojos fueron cerrándose … Estaba en el patio de Volterra descalza mirando al cielo, él estaba allí junto a mi, me tomaba de la mano … lo extrañaba! De eso no había duda …

“¿pero porque?” Me preguntaba, la última vez que nos vivos él solo había dicho un “cuídate” ¿acaso eso se le decía a tu novia el último día que la verías? Seguía molesta con él, pero eso no me hacia olvidar que me gustaba. ¿Qué estaría haciendo ahora? … me desperté de golpe, lo primero que vi fue el techo, me quede un buen rato mirándolo, no quería ver el reloj. Al tiempo tocaron la puerta, era Kathelinne quien no espero al decir que pasara cuando ya se encontraba a un lado de mi cama. La mire pero no dije nada.

- se te va hacer tarde … - anuncio Kathelinne.

Pero nuevamente no dije nada, salio un poco después no antes sin decirme que bajara a desayunar. Me quede cinco minutos más en la cama mirando el techo y pensando lo que le diría a Henry unos horas después. Por fin mire el reloj, ere temprano para mi gusto. El reloj marcaba las diez para las nueve. Saque un vestido color blanco con estampado de flores corto que apenas me llegaba a las rodillas. Baje después de quince minutos, ese día desayunamos en la cocina, mi madre había hecho huevos con tocino y jugo de naranja. Me sirvió dos huevos y un poco de tocino. Cinco minutos antes de las once Kathelinne y yo subimos a su habitación. Nos quedamos viendo la televisión hasta que se me levanto y tomo las llaves de su auto.

- … es la hora - dijo Kathelinne consultado el reloj de madera que tenia en la puerta de su habitación.

Forzadamente me levante de la cama. Bajamos las escaleras y Kathelinne le grito a mi madre que íbamos al centro comercial. Subimos al auto y esta empezó arrancar al sur de la calle Oxford Street. Después de veinte minutos el auto se detuvo frente a una casa de dos pisos color marrón, con un amplio jardín. Antes de bajar Kathelinne me detuvo …

- ¿quieres que te espere?

- No esta bien, después de hacer esto creo que voy a querer un poco de aire fresco - dije cerrando la puerta del auto.

Camine hacia la puerta y llame a la puerta. Unos segundo después la abrió la madre de Henry, ella era un mujer elegante, de cabello corto rubio, cara redonda y unos pequeños ojos color verde. No me sorprendió su cara al verme, me recorrió con sus ojos todo el cuerpo y luego me invito a pasar, voltee a la calle y el auto de Kathelinne aun seguía allí. Le hice una seña con la mano y este comenzó a marcharse. Su casa era en un ochenta por ciento rustica, con una gran araña de oro en el vestíbulo. Las escaleras igualmente era de madera. Me invito a sentarme en su sofá el cual era muy grande. Después de unos minutos la voz de Henry se oyó, ya no era aquella voz alegre que me contesto el teléfono hacia poco más de doce horas. Su cara estaba pálida y me miraba fijamente.

- ¿quieres subir? - me pregunto con pena.

- esta bien - le dije y me despedí de su madre.

Esta me había dicho que volviera luego. Subimos las escaleras hasta llegar a su habitación, al entrar me sente en la silla más cercana a la puerta. -

¿quieres que deje abierta la puerta? - dijo apenado.

- no, esta bien - le dije. Cerro la puerta y fue a su cama.