Mi nombre es Bella, tengo 17 años, estudi e un colegio cristiano en Renton, cerca de Seattle, algo poco común en estos tiempos, pero yo me sentía muy bien ahí, tenía pocos amigos, realmente no me relacionaba mucho con los demás, siempre he sido muy simple a la hora de divertirme, puedo estar completamente sola sin aburrirme, siempre encuentro algo interesante que hacer, últimamente eran muchos los momentos como este, recientemente había terminado una relación de noviazgo de dos años, su nombre era Erick, él no pertenecía al mismo colegio, lo quería mucho pero más que novio parecía solo mi amigo, las cosas entre nosotros ya no fluían para mas, quedamos en buenos términos, yo se que el me quería también pero todo entre nosotros estaba tan bien que se volvió aburrido… un día conversando, él me dijo que no sabía lo que quería y escuchar eso, de verdad me dolió, cómo sabía entonces que sí quería estar conmigo o si estaría dispuesto a ir a la misma universidad conmigo, no quería compromisos así de simple, por lo que decidimos dar por terminada esa etapa y continuar cada quien por su camino. Yo, estaba viviendo mi vida, disfrutándola y era momento de comenzar a salir, divertirme conocer nuevas personas, así lo estaba haciendo… mis amigos me apoyaban, de vez en cuando salíamos para distraerme, entre ellos estaban Victoria, es muy alegre, divertida, espontanea, ella realmente no conoce la pena, tiene un hermano llamado James, es el más pequeño de nuestro grupo de amigos aunque eso a la hora de divertirnos no importa, parece uno de nosotros, ocurrente, físicamente alto, de ojos cafés y una sonrisa muy contagiosa, Jane, otra de mis mejores amigas, ella es como la madura del grupo, siempre que hacemos nuestras tonterías sale ella a regañarnos, a veces hasta parece nuestra mamá, Emmet, es el payaso del grupo, no hay platica que él no convierta en relajo, por más serio que quieras ser con él, siempre encuentra la forma de hacerte doler el estomago de tanta risa y por ultimo esta Edward, es con el que menos platico pero nos llevamos bien, él es muy... raro?? Sus cambios de humor me dan tortícolis, si es alegre, pero también es algo gruñón y desesperado.
Una noche en la tranquilidad de mi casa recibí una llamada, de haber sabido todo lo que sucedería después no la habría contestado, pero ya nada podemos hacer con el pasado, solo queda enfrentar las consecuencias de nuestros actos, es aquí donde comienza la historia…
|