CALAMITOSA (+18)

Autor: lololitas
Género: Romance
Fecha Creación: 08/08/2013
Fecha Actualización: 17/11/2013
Finalizado: SI
Votos: 19
Comentarios: 51
Visitas: 58284
Capítulos: 25

"FANFIC FINALIZADO"

DECLARADA  CALAMIDAD PARA LA HUMANIDAD !!

La sociedad londinense a declarado a lady Isabella Swan un peligro para la humanidad. Y le han provisto un apodo que ella no desconoce : CALAMITOSA ISABELLA.

Todos están a la expectativa del próximo incidente- accidente que la joven va a provocar. Para su resguardo físico todos dan un paso atrás y alejan todo objeto que se derramable, inflamable, rompible, filoso, puntiagudo o susceptible de causar un accidente.

VER O NO VER... ESA ES LA CUESTION

Edward Masen, el conde de Cullen, sabía que la bella  lady Isabella Swan podría ser peligrosa. Ella era, en verdad , un desafío. Pero era exactamente el  desafío que él necesitaba …

MAS ALLA DE LO QUE LOS OJOS PUEDEN VER ...

Isabella siempre había deseado tener un novio, pero su madrastra quería más todavía  quería que ella encontrase alguien dispuesto a casarse con ella. Isabella coincidía con el hecho  que los anteojos escondían la belleza de su rostro, pero si ella siguiese el consejo de su madrastra y no los usase, cómo diablos iba a ver a los candidatos?

Ya había causado suficientes desastres con su deficiencia visual  y encima se había ganado un apodo infame en los círculos sociales en que se mueve. Todos los

posibles pretendientes parecían salir corriendo  cuando se acercaba “LA CALAMITOSA” Isabella… Hasta que de repente apareció un caballero dispuesto a bailar con ella. Un hombre elegante, atractivo  y misterioso…  Y Isabella irá  tanteando y  tropezando… para encontrar el amor!

 

adaptacion con los personajes de crepusculo del libro Love Is Blind -Lynsay Sands

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Capítulo 15: CATORCE

GUAPAS, EN COMPENSACION DE AYER AQUI LES TRAIGO DES CAPITULOS, EL 13 Y 14, ESPERO LOS DISFRUTEN

 

 

— Mi lady!

Isabella abrió los ojos y, parpadeando mucho,  se sentó  en la cama cuando la puerta de su cuarto fue abierta.

—  Qué pasa, Joan? preguntó,  asustada.

— Sus anteojos llegaron! — Joan dijo tan animada como si los anteojos fuesen de ella. 

— Qué bueno! — Exultante, Isabella arrojó las mantas a un lado en el exacto momento en que Joan llegaba a la cama. La criada soltó un grito de asombro, que fue seguido por un ruido contra la pared a su derecha y un sonido a vidrios rotos que la hizo congelar.

—  Qué sucedió ? — Isabella  preguntó  temerosa.

Joan vaciló por un momento y, al hablar, balbuceó :

— Oh, mi lady… su mano golpeó la mía al sacar las mantas y… sus anteojos volaron de mi mano.

—  Fueron ellos los que se golpearon contra la pared?

— Si, mi lady — Joan dijo,  dando la vuelta a la cama, y agachándose para tomar los anteojos, cuyos lentes estaban rotos en pedazos.

Isabella bajó la cabeza y cubrió su rostro con sus manos, angustiada.  Y la culpa era de ella.

— Lo siento mucho,  mi lady — Joan murmuró,  parada al lado de la cama,  sujetando os anteojos quebrados en sus manos.

Isabella sacudió la cabeza  y se levantó , procurando calmarla.

— La culpa no fue tuya, Joan. Ahora, ayúdame, por favor, a  vestirme. Lady Cullen  me va a  llevar a la costurera para hacer la prueba final de mi vestido de novia.

— Por supuesto , mi lady. — Joan colocó lo que quedaba de los anteojos sobre la mesa de cabecera y comenzó a ayudarla a desvestir el camisón  y a  aprontarse para enfrentar el día. 

Isabella se quedó callada, masticando la rabia por ser tan calamitosa y de haber  roto los anteojos que por tanto tiempo había aguardado. Pero no quería  abatirse por eso,  ella pensó.  Los anteojos podían ser perfectamente  reemplazados. Aunque ansiase  mucho tenerlos ahora, podría mandar a hacer nuevos. Pero una parte de su mente, dudaba que ansiase tanto eso, pues, por más tonto que pudiese parecer, Lydia  había insistido tanto que ella se veía tanto  mejor sin los anteojos, que temía la reacción  de Edward cuando la viese con ellos. 

Isabella estaba segura   que él no la abandonaría  por eso,  pero de hecho , no era para nada atractivo   usar anteojos. Le gustaría no necesitarlos . 

— Listo, mi lady — Joan murmuró  consternada.

Isabella no veía motivo para que ella se sintiese tan mal. Había sido  un accidente como tantos otros que habían sucedido desde que Lydia le había sacado los anteojos.

— Quiere que la acompañe, mi lady?

—  Si, Joan — respondió Isabella, tomando el brazo de la criada.

El  hall del  piso superior estaba hasta entonces vacío, pero por azar al llegar a la escalera se encontraron  con Lydia que iba a subir.

— Ah,  estás  ahí — dijo la madrastra, aguardándolas en el hall. — Foulkes dijo que tus anteojos llegaron. Por qué no los estás usando?

Isabella sintió la tensión en el brazo de Joan y le dio una palmada  confortadora.

— Hubo un pequeño accidente y yo los rompí.

— Cómo? — Lydia jadeó, volviéndose   inmediatamente hacia Joan. — Cómo  dejaste que eso sucediese?

— No fue culpa de Joan — la defendió  Isabella. — Fui yo quien golpeó la mano de ella sin querer.

— Debería haber sujetado los anteojos con mayor firmeza — Joan admitió , e Isabella sintió ganas  de abofetearla  por haber abierto la boca.

— Estúpida! — Lydia gritó.  — Ve a arreglar tus cosas. Te quiero  fuera de esta casa  inmediatamente.

Isabella estaba segura  que su madrastra habría ignorado a la criada si ella no hubiese - con sus palabras -  aumentado la rabia de su patrona.

— Si,   mi lady. — Joan soltó su brazo, pero Isabella la detuvo.

— Joan es mi criada, Lydia. Yo iba a pedirte para llevármela conmigo cuando me case, pero como vos la estás despidiendo, creo que  ya no necesito  tu  permiso.  — Después , volviéndose   hacia Joan, dijo con delicadeza. — Es mejor embales tus pertenencias ya mismo, si quieres venir conmigo.

— Ella no  se va a quedar bajo este techo. Ella…

— Lydia! — Charlie Swan apareció en la puerta de la sala de cenar, con una expresión irritada. Obviamente, había escuchado todo y no parecía satisfecho.

Lydia se volvió  lentamente hacia él. 

— Si ?

— Basta, Lydia! Si Bella quiere llevarse a Joan con ella,  puede hacerlo. Joan se quedará aquí hasta que Isabella nos deje e irá con ella a su nuevo hogar en Cullen. Será muy bueno para que no se sienta sola en la nueva casa. — él entonces se volvió  hacia la criada. — Te gustaría  ir con ella?

— Si,  mi lord , voy a  estar contenta de acompañarla.

Charlie Swan sacudió la cabeza .

— Como el casamiento es en dos días,  es buena idea que comiences a empacar.

— Gracias, mi lord  Joan agradeció y , vacilantemente,  le preguntó a Isabella: — Precisa algo más de mí ahora, mi lady?

— No, puedes ir. Sólo voy a  tomar un té y comer una tostada mientras aguardo a lady Cullen. Ve a  ocuparte de lo que necesites  antes que salgamos.

Cuando vio la silueta turbia de la criada apartarse, Isabella se volvió hacia su padre y su madrastra medio insegura. Lydia  había permanecido callada, pero irradiaba rabia por todos los poros al ver sus planes arruinados.

— Ven a desayunar, Bella — le dijo  su padre con dulzura. — Vas   a precisar  más  que té y tostadas para enfrentar el día de hoy. 

Isabella  se unió a él en la sala  deseando saber como arreglar las cosas con su madrastra. Despedir a la criada era sólo una manera de herirla. Lydia siempre había demostrado resentimiento hacia ella y ese sentimiento sólo había  crecido a lo largo de los años.  Como no conocía la causa, tampoco sabía como arreglar la situación.

Cuando lady Cullen llegó , Isabella fue a recibir a su  futura suegra al vestíbulo.

Lydia, quien había estado en sus aposentos, bajaba las escaleras cuando Isabella saludaba a lady Cullen. Temiendo que ella todavía estuviese de mal humor, Isabella no la esperó para  despedirse.

—Dios ! — lady Cullen comentó tan pronto se instalaron en el carruaje —, qué expresión seria tenía lady Swan. Parece que ella no es una persona diurna.

Isabella suspiró y pensó en simplemente confirmar que ella no era ni diurna ni nocturna, pero, reflexionando mejor, decidió decir la verdad y le contó a lady Cullen el incidente de la rotura de sus anteojos y la reacción  de Lydia.

Lady Cullen intentó consolarla, concordando que no era culpa de nadie, después de todo los accidentes ocurren, haciendo después  un comentario que le sonó extraño a Isabella:

— Edward se sentirá aliviado.

Sin saber  qué decir, Isabella volvió su rostro hacia la ventanilla, intentado esconder su preocupación. Sería que él odiaba tanto los anteojos ? Estropearía todo cuando volviese a usarlos? Ella que había llegado a pensar en preguntarle  a lady Cullen si no podrían hacer una parada para comprar un nuevo par de anteojos  en la ciudad,  ahora ni siquiera  se atrevía a sugerirlo.

Isabella reconsideró el asunto mientras el carruaje recorría  las calles de la ciudad y continuó pensando en los anteojos durante la prueba del vestido, que, según la opinión  general, era muy  lindo. Cuando terminó de probárselo , la costurera la ayudó a quitárselo y volvió toda  su atención a lady Cullen y al vestido que iba a usar en el casamiento. Isabella caminó por la tienda y se dirigió a la puerta del frente, todavía con los anteojos en mente.

 

— Hay algo en que pueda ayudarla, mi lady? Quiere un té mientras aguarda?

Ella reconoció la voz de la asistente de la costurera. Sin vacilar entonces preguntó :

— Hay alguna botica con óptica por aquí ?

— Hay, a dos tiendas de aquí — le informó la asistente, satisfecha por poder ser útil.

— Gracias  — Isabella murmuró,  dando una mirada a la  sala del fondo de la tienda. La costurera demoraría un poco para vestir a lady Cullen y para hacer los ajustes al vestido de ella,  como había hecho en el suyo. Viendo que la asistente se apartaba, ella abrió la puerta y salió de la tienda. Vaciló por un momento, pero resolvió  buscar la óptica. Después de todo, quedaba tan cerca que no habría ningún riesgo 

Como la asistente le había  informado, a dos tiendas  de distancia, Isabella apoyó su rostro en la vidriera y confirmó que la farmacia era allí mismo. Apenas entrar en esa tienda ya le hizo bien. Estaba llegando el  momento de poder ver nuevamente.

— En qué la puedo ayudar, mi lady?

Isabella tuvo un sobresalto, pues no había dado notado la aproximación  del vendedor. Procurando calmarse, dijo : 

— Necesito  anteojos.

— Muy bien , está en el lugar correcto, mi lady. Tengo una gran variedad. 

Isabella dejó la botica varios minutos después , con un nuevo par de anteojos colgado en su nariz y una amplia sonrisa en su rostro. Qué maravilla. Era una bendición poder ver  nuevamente.

Contempló la calle de un lado al otro, observando pequeños detalles de las ropas y de las caras de las personas que pasaban.  Después  volvió su atención a los carruajes y los caballos que circulaban.  Un suspiro de satisfacción se escapó de sus labios. No quería que lady Cullen se preocupase por  su falta, pues no planeaba contarle  sobre su escapada y la compra de los anteojos. Quería primero entender exactamente la  opinión  de Edward sobre el uso de anteojos. Si a él realmente no le gustaban, ella aguardaría un poco más  antes de usarlos delante de  él.  Pero sólo el tiempo suficiente para que él la amase. Después , los anteojos seguramente no harían ninguna diferencia para él. 

Por lo menos  era lo que esperaba,  porque no tenía ninguna  gana de pasar la vida a ciegas .

Parándose en la puerta de la costurera, Isabella dio una última mirada al mundo a su alrededor . Se sacó finalmente los anteojos y los guardó en un pequeño bolsillo de su falda. Mientras tanto ellos serían su secreto. Sólo los usaría cuando estuviese a solas.

Medio ciega de nuevo, Isabella apenas había entrado a la tienda de la costurera cuando lady Cullen vino rápidamente  desde el fondo .

— Estás lista para irnos, querida? Pensé que podríamos tomar té en la casa de Edward hoy.  Así conoces a la servidumbre.

Isabella levantó las cejas  sorprendida.

— Edward tiene una casa sólo de él en la ciudad?

— Si.  La compró cuando todavía era joven y rebelde. Quería un lugar donde pudiese hacer lo que quisiese — explicó lady Cullen con un aire pícaro. — Ahora él la mantiene sólo para molestarme, creo. Y para evitar que  esté  molestándolo para que vaya a un baile u otro o  asista a una obra de teatro a la que no quiere ir.

Isabella esbozó  un leve sonrisa.

— Un té con Edward será perfecto, mi lady.

 

— Finalmente  llegaste . — Edward colocó la bolsa de monedas sobre la mesa y se recostó  en la silla con un suspiro cuando Hadley apareció.  Martin Hadley era el hombre que había contratado para investigar la razón por la que Isabella había desaparecido de la sociedad y descubrir donde él podría encontrarla nuevamente.

Edward había usado el servicio de Hadley por  primera vez  varios años antes cuando comenzaron a desaparecer algunas cosas de la propiedad de su familia. El  hombre había sido  recomendado por un vecino a quien había servido en diversas ocasiones, mostrándose muy  competente para lidiar con tales asuntos. Hadley había sido criado como lacayo en la propiedad rural de la familia. En realidad , la única ocupación de él había sido descubrir a dónde estaban siendo desviadas la plata y las reliquias de la familia. Una semana después de entrar en escena, él había atrapado  a la  criada responsable de los robos.

Edward había quedado bastante impresionado. Había empezado a usarlo en otras circunstancias y creía  bastante en él para  darle la tarea de localizar a Isabella después  de sus frustrados  esfuerzos. La misión de él era descubrir a cuales eventos sociales ella y su madrastra estaban asistiendo con la esperanza de poder estar con ella por algunos minutos. Naturalmente, esa misión  había acabao desde la noche de su compromiso, y Edward había decidido hacer el arreglo de cuentas con el muchacho. Era lo que  estaban haciendo en ese momento, pero esa no era la única razón por la cual deseaba verlo.

— Gracias , mi lord , por pagarme tan rápido. Pocos son tan cumplidores,  muchos precisan, por el contrario, ser perseguidos para pagar. — Con la bolsa de monedas debidamente guardada en el bolsillo, Hadley se relajó en la silla e preguntó : —Usted mencionó en su nota que hay otro asunto que quiere que investigue.

— Exacto. Se refiere a Isabella. — Edward frunció  el ceño y dejó su mirada vagar a través de la ventana, contemplando el jardín.  — Es posible que alguien tenga la intención de hacerle mal a ella. Creo que durante tus investigaciones vos tomaste conocimiento del gran número de accidentes que ella ha sufrido?

Hadley asintió con la cabeza.

— Oí decir que la señorita normalmente usa anteojos, pero la madrastra se los sacó.  Ella queda extremamente vulnerable a los accidentes  con eso. 

Edward pareció relajarse un poco, aliviado porque el hombre se había notado cosas que nadie más  además de él percibía. Hadley era un buen hombre. Aclararía todo.

— Es probable que la causa de la mayoría de ellos sea la falta de anteojos, pero hay uno o dos que me hacen pensar.

Hadley apretó  los labios y después  dijo : 

— Apuesto a que uno de ellos fue la caída de ella en la calle  cuando casi fue atropellada por un carruaje.

Edward asintió  con la cabeza, nada sorprendido de que el hombre hubiese  oído hablar al respecto durante sus investigaciones.  Hadley era conocido por su minuciosidad.

Después que Edward relatase los hechos y explicase lo que debía ser hecho, ellos dejaron el escritorio. Apenas entraron al hall apareció Jessop quien, al verlos, se apresuró  a ir al encuentro de  ellos. 

—  Va a salir, mi lord ? — el hombre preguntó con una cierta deferencia, que Edward halló medio sospechosa y sabía que no se debía solamente a la presencia de Hadley.

— Si.  Mi madre arregló para tomasemos el té con Isabella después  de probarse los vestidos, por eso vamos para allá. Ellas ya deben haber terminado las pruebas, no crees?

— No sabría decirlo, mi lord  — respondió el criado secamente.

— Hum, — A Edward no le gustó mucho el tono, pero simplemente dijo :  — Trae a carruaje hacia delante de la casa, por favor.

— Por supuesto , mi lord . — Cuando Jessop salió, Edward fue a tomar su saco y su sombrero, así como los de Hadley, y dejaron el hall para aguardar el carruaje afuera de la casa.

— Se  está cuestionando el accidente con el carruaje por  lo que pasó  en la fuente? — Hadley preguntó mientras esperaban que el carruaje llegase.

— No sólo por eso,  sino también por el hecho  que Isabella fue “empujada” a la calle  cuando alguien chocó con ella. Y ella no tiene la menor idea de quién fue. Además de eso  también está el episodio de la caída en la escalera — Edward argumentó. 

— De esa caída no me enteré — dijo Hadley. —  Qué sucedió ?

— Como debes saber, Isabella normalmente precisa que alguien la acompañe a donde quiere que vaya; quien la acompaña casi siempre es la criada. Ese día,  ella se impacientó y resolvió descender sola. Acabó tropezando con algo  y rodó escaleras abajo. Lo extraño es que nadie sabe con qué ella tropezó.  —Edward estiró el cuello para ver si el carruaje ya estaba llegando. — Puede ser una exageración de mi parte, pero, en mi opinión , alguien podría haberse interesado en saber  qué había causado la caída, pero  nadie lo hizo. 

Hadley permaneció callado, reflexionando sobre lo que Edward le contaba.

— Sé que no hay razón para  concluir que ambos  accidentes fueron otra cosa que meros accidentes. Pero, después  del incidente en la fuente, todo eso  me preocupa.

— Es muy  conveniente que ella parezca ser  torpe si alguien realmente está provocando esos accidentes — Hadley concluyó .

— También pensé en eso — Edward admitió. 

— Si fue la madrastra quien le sacó los anteojos a Isabella, será que es ella quien está detrás de todo esto ? — Hadley ponderó.  — Ella no parece  cuidar mucho a Isabella por la manera en que la trata. Por lo menos , es lo que me pareció,  pero puedo estar equivocado.

— No,  no estás equivocado. Lydia parece identificar a Isabella con la madre muerta, a quien de cierta forma ve como una rival con quien compite por el afecto de su marido.

— Comprendo — dijo Hadley, silenciándose con la llegada del carruaje.

Edward informó al  conductor del carruaje a donde deseaba ir, entró en el carruaje y ambos se mantuvieron callados hasta llegar a la residencia de los Swan.

— Lade Isabella no está en casa — Foulkes les avisó al abrir la puerta y encontrarse  con Edward y Hadley.

— Quedé en encontrarme con ella e mi madre aquí para tomar el té cuando llegasen —Edward explicó. 

— Ellas todavía no llegaron — informó el mayordomo, con  cara de pocos amigos.

Edward comenzaba a pensar que tendrían que aguardar en el carruaje cuando Charlie Swan apareció en el hall y, al verlo, pronto ols invitó a entrar.

— Bienvenido , Edward. Entra! Isabella y tu madre pronto estarán de vuelta,  a menos que se hayan detenido en alguna tienda para hacer compras. — Volviéndose   hacia el mayordomo, él dijo :  — Foulkes, acompaña a los caballeros hasta el salón para que aguarden a Bella y a lady Cullen allá.

— Si, mi lord . — Foulkes abrió la puertecilla y dio un paso al costado para permitir que entrasen. 

— Desgraciadamente , yo   estaba de salida — explicó lord Swan, disculpándose. — Tengo una reunión en el club con un viejo amigo, de lo contrario tendría placer en  hacerles compañía.

— No te preocupes, mi lord . Tal vez lleve  a Hadley hasta la fuente mientras esperamos  la vuelta de ellas. Estoy pensando en construir una igual en  mi casa de campo y quería la opinión  de él al respecto.

— Bueno , siéntete en tu casa.  A Isabella realmente le gusta mucho esa fuente. Siempre que puede  vas a sentarse  a leer por allá. O solía hacer eso — agregó con un leve sonrisa. — Antes de quedarse sin los anteojos. Hablando de eso, el par de reserva llegó  esta mañana.

Edward se sintió  tenso ante esa noticia, pero se relajó en seguida al oír de lord Swan que los anteojos también habían resultado rotos en un pequeño accidente.

El  alivio que Edward sintió fue casi palpable.  Todo  su cuerpo se relajó hasta que el padre de Isabella agregó :

— Debo  llevarla a una farmacia aquí en la ciudad para que compre anteojos nuevos antes del casamiento.

— No hay necesidad de eso,  mi lord  — Edward retrucó  rápidamente. — Yo  mismo se los compraré .

Lord  Swan vaciló un poco y después  aceptó:

— Como te parezca mejor. — Dirigiendose   entonces a la puerta, completó : — Con permiso, entonces, estoy seguro  que Isabella y lady Cullen no demorarán. 

— Por aquí,  caballeros — Foulkes murmuró,  después de cerrar la puerta, encaminando a los visitantes al hall.

— A partir de aquí  podremos encontrar el camino, Foulkes. Gracias— dijo Edward cuando el mayordomo abrió las puertas del salón.

— Como quiera — respondió Foulkes, asintiendo con la cabeza. Voy a  ver si la cocinera ya está preparando el té para tomar cuando jas damas lleguen.

Edward abrió las puertas francesas y caminó delante de  su acompañante, que de vez en cuando miraba hacia atrás para  orientarse por donde estaban yendo. En la noche del baile, Edward había saltado el portón de los fondos, pero no había tenido problema en encontrar la fuente. Sabía que ella quedaba en el fondo de la propiedad,  del lado derecho, por eso siguió por sendas que conducían en esa dirección.

— Aquí estamos — finalmente dijo.

Hadley se detuvo  , examinó la fuente, volviéndose   después  para mirar la senda por donde habían llegado hasta allí.

— Fue por aquí que ella vino?

— Esa es la senda por donde Isabella y Joan volvieron, por eso presumo, que haya sido por ella que llegó  hasta aquí — Edward explicó y siguió a Hadley para examinar los árboles  al final de la senda. Ninguna rama era tan baja como para causar  problemas. Ninguno de los dos necesitó bajar la cabeza para caminar entre los árboles , y la cabeza de Isabella llegaba al mentón  de él. 

Hadley se dio vuelta para examinar la fuente de donde ellos estaban. 

— Isabella creyó que se golpeó  la cabeza con un rama cuando salía de la senda — Edward comenzó.  — Y recuerda que, al tropezar, dio unos pasos más antes de caer y desmayarse.

Hadley se apartó   un poco más para investigar la fuente y sacudió la cabeza.

— No fue  esa la manera en que ella terminó en la fuente.

— También yo  creo que no — Edward admitió,  contrariado.

—  Y es evidente que ella no se golpeó la cabeza con una rama . Aunque hubiese  tropezado, las ramas están muy altas como para que ella se hubiese golpeado la cabeza.

— Concuerdo.

 

— Temo que  usted tenga razón, mi lord , — Hadley caminó en dirección a la arboleda del lado izquierdo de la senda y apartó con los pies la vegetación rastrera para poder examinar el suelo.  — No puedo creer que haya sido  un accidente.

— No. — con el ceño frunciendo, Edward fue una vez más  a mirar la fuente, recordando como su  corazón casi le había saltado del pecho al ver a Isabella flotando.  Sabía que estaba interesado en ella,  pero sólo en ese momento la profundidad de sus sentimientos se había hecho evidente. Era comprensible entonces que la idea de que alguien pudiese querer hacerle mal a Isabella le fuese tan repugnante.

—Oh ! Qué tenemos aquí ?

Edward se volvió  para observara Hadley al oír el tono ácido del comentario y vio que él se inclinaba para tomar algo  del suelo .  Un momento después  el hombre se enderezó ,  levantando una rama bien larga y gruesa. Edward fue inmediatamente a pararse a su lado.

— Crees que  Isabella puede haberse chocado con esa rama?

— Sólo si la hubiese  serruchando del árbol  — Hadley respondió secamente , mostrándole la punta.

Edward notó las marcas del corte de una sierra en la rama, después  los largos  cabellos castaño que habían quedado enganchados en la punta .  Hadley sacó los  cabellos y levantó una ceja.

— Supongo que son de Isabella. Por lo menos , el color se parece.

Edward confirmó con la cabeza.

— Eso significa que alguien anticipadamente cortó esa rama, la atrajo  a este lugar y la golpeó con ella.  Después  Isabella fue arrojada a la fuente, sin duda con la idea de que se ahogase. Ella se salvó gracias  a su plan de tener un encuentro con ella aquí esa noche.

Edward sintió un aprieto en su corazón. Y si él hubiese escogido  otro lugar para encontrarla, u otra noche… Isabella podría estar muerta ahora. Sintió un escalofrío ante la mera idea de cuan cerca  había estado de perderla.

Hadley lanzó la rama al suelo  nuevamente y se frotó las manos para limpiarlas.

— Y el incendio?

Edward parpadeó .

— El  incendio?

— Si,  esa misma noche. No hubo un incendio aquí  y usted e Isabella fueron atrapados en una situación  un poco complicada?

— Ah, si.  No había asociado eso . — Edward apretó los labios. — El  fuego irrumpió exactamente en la puerta del cuarto de ella.  Parece que una vela quedó ardiendo en la mesa del hall y, de alguna manera, se cayó  causando el incendio, o por los menos es eso lo que todos presumen que sucedió .

— No cree en un incendio accidental?

— La puerta del cuarto de Isabella estaba trancada, o  bloqueada del lado de afuera. No es que eso importe porque estaba lamadera estaba  muy caliente cuando noté el  humo y me aproximé a ella.  El  fuego crepitaba del otro lado. Tuvimos que salir por la ventana. Pero si ella hubiese  estado sola y durmiendo…

Hadley sacudió la cabeza .

— Voy a  comenzar a investigar sobre el incidente en el mercado cuando ella  casi fue  atropellada por los caballos. Tal vez no solamente haya  sido un accidente, como me dijo,  pero voy a ir allá para ver si alguien se acuerda de haber visto quien la empujó.  También voy a  conversar con el personal de aquí  sobre el día  que ella cayó  de la escalera, pero…

— No concuerdo — retrucó Edward: — Prefiero que nadie sepa que sospechamos  que alguien  intentando dañarla.

Hadley ponderó :

— Y en qué posición  queda Isabella? Si alguien estuviese intentando matarla, puede redoblar los esfuerzos ahora para completar la tarea antes que ella se case con usted.

—  Pensé en eso.  Le  estoy pagando  a tres criados de los Swan para que la vigilen .  Tomé esa medida la misma noche del incendio.

—  Y en cuanto  a la criada de ella? — Hadley preguntó. 

Edward encogió los hombros .

— Bien,  Joan ya tiene la tarea de cuidar a Isabella y acompañarla a todas partes. Además,  temo  que pueda contarle a Isabella, y no quiero que ella se ponga ansiosa o se asuste. Ya está  bastante nerviosa con los preparativos del casamiento.

— Creo que sus medidas fueron suficientes y…

— Edward Maximillian Masen.

Tensamente , Edward se dio vuelta lentamente en dirección a la  senda en la cual su madre surgía, trayendo a Isabella. Era obvio que él estaba en apuros. Lady Cullen sólo lo llamaba con su nombre completo cuando consideraba que él había hecho algo  equivocado. Aunque , en este momento, él no encontraba ninguna razón de que  preocuparse  . Entonces,  su atención fue inmediatamente desviada hacia Isabella.

Ella estaba usando un adorable vestido color crema y los cabellos sujetos a  los costados, cayendo en la espalda en una linda cascada. Le gustaba más cuando ella se peinaba así  que cuando tenía un  rodete en lo alto de la cabeza, como todas las mujeres usaban en los bailes. Ella estaba muy linda.

—  Vamos, deja de mirar a Isabella como un bobo— lady Cullen lo retó  impacientemente, probablemente porque él no le estaba  dando la debida atención en un momento en que se mostraba enojada. — Pronto ella  va a ser tu esposa y  podrás  deleitarte a voluntad . Ahora, me gustaría que  me escuchases.

Edward parpadeó y volvió reticentemente a mirar a su madre,  preguntando:

—  Qué hice de malo?

— No recuerdas que te propuse un té con Isabella hoy?

Edward levantó las cejas .

— Claro que lo recuerdo. Es por eso que Hadley y yo estamos aquí. 

— Ah, qué amables —replicó  ella con una sonrisa  falsa, que suavizó al agregar: —Pero íbamos a tomar el té en tu casa!

— En mi casa?

Lady Cullen soltó un suspiro  exasperado.

— Si,  Edward, en tu casa. Quedaste en pedirle a los criados que limpiasen a fondo la casa y que se pusiesen la ropa de domingo para que fuesen presentados a Isabella; así ella tendría la oportunidad de conocer la nueva casa y el personal antes del casamiento.

Edward miró a su madre,  desconcertado. Ahora que ella lo  mencionaba, tenía un vago recuerdo de ella  le había dicho que sería una buena idea que Isabella fuese presentada al personal da casa.  En su momento no lo  había   entendido bien,  pero ahora  todo tenía sentido.

Su  madre había tenido una buena idea, Edward admitió.  Isabella no sólo cambiaría de casa, sino también de vida con el casamiento. Conocer su nuevo mundo facilitaría todo para ella. Era una pena que no hubiese  prestado más atención a su madre para evitar ese error.

Lady Cullen soltó un otro suspiro, después  miró  a  Hadley.

— Señor Hadley, mi hijo me habló  de usted.

Edward se pus tenso, temiendo que su  madre mencionase el servicio que el hombre le había prestado. 

— Isabella, este es el  Señor Hadley. De vez en cuando él ayuda Edward en algún proyecto. Señor Hadley, esta es mi futura nuera, lade Isabella Swan.

— Lady Swan. — Hadley caminó sonriente hasta ella y le extendió  la mano, sin dejar de levantar los ojos hasta lo alto de su cabeza.

Edward pronto entendió que él quería ver  la herida ocurrida la noche del incendio. Pero ya no había  ninguna señal de ella.  Ya había pasado una semana y media desde el accidente.

— Buenas tardes, Señor Hadley — Isabella lo saludó. — Qué clase de ayuda le presta a Edward?

Edward se puso tenso con la pregunta, pero no necesitaba  preocuparse  . Hadley fue rápido en la respuesta y ientió sin vacilar:

— Ah, una cosita o otra. En verdad ,  un poco de cada cosa.

— Ah — Isabella murmuró,  pero pareció sentirse curiosa.

— En realidad  — Hadley completó — lord Cullen estaba justamente  diciéndome esta mañana que su próximo proyecto es hacer una fuente, en el mismo estilo que la fuente de la casa de su padre,  en Cullen. Fue  por eso  que me invitó a tomar té con las damas.

Edward se quedó maravillado con la habilidad de ese hombre.

— Claro — dijo Isabella con una amplia sonrisa. — Qué linda sorpresa.

— Entonces el Señor Hadley  va a volver con nosotros a tu casa para  que  tomásemos el té allá, verdad ?

— Bien… — Edward balbuceó . — Creo que Foulkes se ocupó para el té se hiciese aquí. 

— Le explicamos la confusión a Foulkes cuando lleguemos — Isabella informó.  — Y él dijo que no nos preocupásemos. La cocinera sería avisada que no debe preparar nada.

— También le explicamos a Jessop. — fue el turno de su madre de informarle. — Y él quedó en pedirle a tu cocinera que el té estuviese pronto en el momento  en que lleguemos.

— Ustedes fueron hasta allá? — Edward preguntó sorprendido .

Su madre asintió con la cabeza.

— Fue cuando  nos enteramos que ustedes estaban aquí.  Fue Jessop quien nos informó. 

— Muy bien , entonces vamos allá — Edward concordó.

Caminaron hasta el frente de la casa y se estaban  preparando para entrar en el carruaje cuando Hadley dijo : 

— Mi lord , por más agradable que sea tomar el té en tan buena compañía, creo que es mejor que comience pronto nuestro proyecto.

— Es verdad,  Hadley — Edward concordó,  extendiéndole  la mano. — Muchas gracias . Espero tener noticias suyas pronto. 

El hombre apretó la mano de Edward y asintió  con la cabeza. Se despidió  después  de las damas, agradeciendo, y siguió por la calle.

— Por qué el Señor Hadley no quiso ir tomar té con nosotros ? — Isabella preguntó cuando Edward entró en el carruaje y ocupó el asiento  frente a las dos.

— Porque tenía algunos asuntos de que ocuparse — Edward respondió vagamente, mirándola con cariño. Ella era un verdadero rayo de sol en ese vestido crema y le sorprendí que ella le pareciese más linda  cada vez que la veía.

Lady Cullen comenzó a comentar sobre las pruebas de los vestidos que habían hecho esa mañana, y Edward apenas lograba escucharla durante el corto trayecto hasta su casa, disperso que estaba en sus pensamientos. Se le pasaba por la cabeza la última vez en que había estado con Isabella en el carruaje y concluyó  que era muy bueno que su casa no quedase muy lejos de la de Swan. A pesar de la presencia de su madre,  ya comenzaba a sentirse excitado cuando el carruaje se detuvo.

Jessop abrió la puerta cuando Edward y las dos damas se aproximaron a ella. 

— Bienvenido, mi lord .

Bastó una mirada en el rostro de Jessop para que Edward supiese que estaba en problemas con el mayordomo y probablemente con el restante del personal de la casa. Imaginaba que los criados habían corrido como locos para dejar todo limpio y arreglado.

— No estés molesto , Jessop — dijo lady Cullen al entrar en la casa. — Ya le di  un sermón a él por no haberme escuchado , y por no haberte avisado a vos. 

— Muy bien , mi lady — respondió el mayordomo, sin que su expresión mejorase ni un poco.

Edward le dio una sonrisa  formal, pero su atención pronto se volvió hacia Isabella quien estrechaba los ojos examinando la entrada de la casa

— No te  tomes trabajo de enojarte con él,  Jessop. Edward  sólo tiene ojos para su novia. Me temo que mi hijo esté medio hechizado y continuará así por algún tiempo.  Por lo menos  hasta después  de casarse con Isabella. Ella es encantadora,  verdad, Jessop?

— Muy  encantadora, mi lady — dijo Jessop.

— Ellos me van a dar lindos nietos, no crees?

— Con certeza, mi lady.

Viendo el rubor que invadió  el rostro de Isabella, Edward lanzó una mirada a los dos e dijo : 

— Estamos aquí y escuchamos todo lo que dijeron.

— Ah, entonces de vez en cuando me escuchas? — lady Cullen comentó secamente, posando la mano sobre el brazo de Jessop y conduciéndolo  al hall. — Vamos a ver que logró hacer la cocinera para salvar el día. Edward tiene mucha  suerte de tener un personal experto y rápido como ustedes. No importa cual sea la crisis, ustedes logran lidiar con ella con gran presencia de espíritu y, confieso, siempre quedo impresionada.

Edward hizo una mueca  al oír a su madre adular al mayordomo. En pocos minutos, todo el personal estaría  matándose por agradarla y nadie más se acordaría del caos que habían tenido que enfrentar por causa de una visita inesperada.

— Siento  mucho toda esta confusión — murmuró Isabella bajito . —No necesitamos venir aquí a tomar el  té si…

— Tonterías — Edward la interrumpió  bruscamente y dio un paso hacia adelante para tomarla en sus brazos. Pero se detuvo  cuando a madre le dijo sobre su hombro:

— Muéstrale la casa a Isabella, Edward. Ella debe, por lo menos , conocerla un poquito antes de venir a vivir aquí. 

Dejando caer los brazos , Edward suspiró y la tomó  por el brazo, conduciéndola hacia la escalera.

—  Primero voy a  mostrarle la parte de arriba.

— Si ustedes no  bajan en quince minutos, voy a  buscarlos — su madre le avisó antes de desaparecer en la cocina con Jessop.

Edward se rió y subió con Isabella al piso superior

 

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POBRE EDWARD JAJAJA MORIRA DE CONBUSTION EXPONTANEA ANTES DE LA BODA, POBRECITO, JAJAJA E ISABELLA ES UNA INOCENTOTA QUE EN OCACIONES ME DESESPERA, YO QUE ELLA AGARRABA A ESE PEDAZO DE HOMBRE Y LE ARIA DE TODO AJAJAJ, BUENO LO QUE EDWARD TIENE DE GALAN LO TIENE DE INTELIGENTE EL CONDENADO, ESTOY SEGURA QUE DESCUBRIRA QUIEN QUIERE HACERLE DAÑO A SU PROMETIDA. Y APARTE DE TODO ESO AMBOS TIENEN QUE SUPERAR LA MAYOR PRUEBA, "SUS INSEGURIDADES",

 

GRACIAS GUAPAS, POR ESTAR CONMIGO.

BESITOS

Capítulo 14: TRECE Capítulo 16: QUINCE

 
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