POV Bella:
Leí todos los libros. De verdad sufrí, pero... Nada cambiaría mi decisión de quedarme en este mundo. Era cierto que extrañaba a Nessie y a Edward Cullen, pero debía aceptar que ellos solo eran parte de mi historia.
Estaba leyendo el último capítulo cuando alguien abrió la puerta. Era Edward. Había llegado más temprano de lo normal. No pude esconder los libros.
-¿Qué estás haciendo?- preguntó alterado. Me quitó los libros-. Amanecer... Bella, ¿Ya los leíste todos?
-Eh... Si
-¡Te dije que no lo hicieras!- gritó.
-Pero, yo...
-¿Dónde los encontraste?
-Los escondiste en el sótano, estaban en un archivero
-No puede ser- masculló-. Presentía que ese no era buen lugar
-Tranquilo Edward
-No, no voy a estar tranquilo, vas a querer irte antes, de seguro me odias
-No mi amor
-No digas nada Isabella- me dijo friamente lo cual me dolió-. No hiciste lo que te pedí
-Perdoname Edward, pero es que no pude resistirlo, no te voy a mentir, sufrí, los extraño, pero...
-¡¿Pero qué?!- bramó.
-Edward, ¿Querrías calmarte?
-No, no me pienso calmar, leiste los libros, me traicionaste...
-No te he traicionado- repliqué-. Déjame hablar por favor...
-No voy a dejar que lo hagas, me ha quedado claro que lo que quieres es largarte a tu mente otra vez, extrañas a ese maldito de Cullen
-¿Pero que estás diciendo?, amor, yo te amo a ti
-No es cierto, si lo hicieras no tendrías la necesidad de leer los libros
-Tenía que leerlos, solo por curiosidad lo hice
-No Bella, solo lo hiciste porque quieres recordar tu historia con él, solo dime algo, ¿Cómo fue que los encontraste? ¿Estuviste buscandolos cuando te dejaba sola?
-No, yo buscaba el álbum de nuestra boda y lo encontré en el cajón
-Maldita sea, no debí confiar en ti
-Oye, esta es mi casa también, puedo buscar lo que yo quiera- le dije enojada.
-Si, lo sé, pero yo te dije que no leyeras los libros hasta que estuvieras lista
-Lo estaba
-No, no lo estabas, no me dejaste que te convenciera de estar aquí
-Edward por favor, déjame hablar, quiero decirte que yo...
-Que quieres irte ¿No es así? ¿Pues sabes qué? ¡Lárgate con tu bendito Edward Cullen! A mi ya no me molestes
Esas palabras me dolieron mucho... ¿Cómo le hacía entender que yo solo quería estar con él?
-Edward...
-Déjame en paz Isabella, no quiero verte ahora, preparate para mañana, que te regresas a tu mente, si no quieres estar conmigo, no lo estarás- me dijo antes de subir a su cuarto. Toda esta maldita discusión me hizo recordar algo
Flashback: Simplemente quería el divorcio. Amaba con locura a mi marido pero ya no lo aguantaba. Nunca tomaba en serio nuestro matrimonio excepto a la hora de tener sexo. Ahí era un excelente esposo y no se burlaba de mi. Pero, lo que era la vida fuera de la cama eran burlas, bromas y críticas. Yo estaba escribiendo una historia. Mi gran sueño era convertirme en escritora y escribí una saga de un vampiro que se enamora de una humana. Su amor estaba lleno de complicaciones y problemas, pero a final de cuentas los dos se amaban y él no se burlaba de ella y la protegía. Yo quería un amor así, y por eso a los personajes les puse nuestros nombres.
Yo deseaba que mi marido fuese un poco como Edward Cullen, pero sabía que era egoísta cambiarlo. Solo deseaba que dejara de burlarse de mi y de mi historia.
Un día después de que habíamos tenido una noche apasionada yo estaba de excelente humor y le enseñé toda la historia terminada a mi marido. En lugar de decirme palabras de apoyo o alguna critica constructiva comenzó a burlarse de muchas cosas.
Yo me enojé más que nunca en la vida, lo cacheteé y le pateé donde más le duele. Posiblemente lo había dejado esteril pero no me importaba. Discutimos, nos dijismos cosas horribles y yo le grité la más grande mentira del mundo. Le dije que no lo amaba y cuando le quise pedir perdón él me respondió que no me amaba tampoco y que me engañaba. Realmente no lo creí cuando de repente él dijo que ya podía dejar de fingir que me amaba. Me sentí morir en ese momento.
Él salió del cuarto y comencé a empacar mis cosas. Debía irme antes de que este matrimonio terminara peor. Edward entró al cuarto. Intentó pedirme perdón pero otra vez terminé diciendole cosas que lo lastimaban. No sé que pasó pero de repente Edward me apretó el cuello hasta que me desmayé y luego terminó mi vida y no supe más de Isabella Aldrigde.
FIN DEL FLASHBACK
Comencé a llorar ante tal recuerdo. Así que esa era la razón por la que Edward me envió a vivir dentro de mi mente. En lugar de cambiar, decidió mandarme a vivir mi historia. De repente comenzó a dolerme fuertemente la cabeza. Me quejé.
De repente mi mente volvió a ser normal. Recordé mi infancia, los números telefonicos que me sabía, mi relación con Edward, mi primera vez. Todo, absolutamente todo. Se sentía como si nunca hubiese perdido la memoria. Esto era bueno y malo. Bueno porque ya no habrían confusiones y ya nada me tendría que explicar nada y malo porque... Recordaba todos los momentos malos junto a Edward y las razones por las que me quería divorciar.
Una vez que se me pasó el dolor estuve segura de una cosa. Debía irme de aquí por lo menos un rato. Me puse un sueter, tomé las llaves y salí de la casa. Vi el carro de Edward. Pensé en tomarlo pero no quise hacerlo. Caminé hasta un parque que estaba cerca de casa. Nadie estaba allí porque estaba muy nublado y pronto llovería. Maldita sea, lo que me faltaba.
De todas formas me quedé allí. Ya no me importaba si me mojaba o no.
Aproveché que no había nadie y lloré con todas mis fuerzas. Por suerte la lluvía había comenzado y no habría nadie que me escuchara.
Me senté en una banca y me abracé a mis piernas. Lloré amargamente durante un buen rato hasta que me cansé. De verdad haber recuperado la memoria me parecía horrible. Cuando estaba sin recuerdos yo quería estar con Edward, pero ahora que me acordaba de todo... Sentía que el divorcio era lo mejor.
Pero... Lloraba porque... No quería divorciarme. Quería pensar en razones para no hacerlo y las encontré.
A pesar de que Edward era un maldito bromista, aunque me dijera muchas cosas horribles yo lo amaba por muchas razones. Él era divertido, me hacía reir. Mi vida sería aburrida sin él a su lado, se esforzó para casarse conmigo, trató de darme lo mejor que pudo. En la cama hacía que me sintiera en el cielo. Edward era bueno, el mejor de todos. Él me amaba, me cuidaba y yo nunca pude ver eso. Joder, también era muy sexy. Intenté dejarlo por culpa de su único defecto y no vi sus cualidades. No las supe apreciar.
De verdad quería arreglar las cosas. Edward sería el único hombre que yo amaría en mi vida. Me levanté y me regresé a mi casa. También estaba regresando porque me moría de frío. Llegué a la casa y abrí. Subí corriendo a la recamara. No estaba. Lo busqué por toda la casa y no apareció... ¿Y si se había ido? Me acosté en la cama a pesar de estar empapada y sollocé. Me puse en posición fetal. Necesitaba verlo, abrazarlo, decirle lo mucho que lo amaba y lo que deseaba quedarme a su lado.
Permanecí así durante un buen rato hasta que oi que alguien abría la puerta de la casa. Salí corriendo de la habitación y quise bajar pero me quedé parada en medio de las escaleras. Edward estaba llorando.
-Isabella- sollozó-. ¿A donde te habrás ido?
-Aquí estoy- le dije bajando las escaleras. Él me miró. No pude evitar lanzarme a sus brazos. Edward me recibió con gusto en ellos.
-Estás empapada cariño, ¿A dónde fuiste?
-Por allí
-Bella, de verdad perdoname- suplicó-. Yo no quería decirte esas cosas, pero me dió pánico perderte después de que leyeras lo perfecto que es tu Edward
-Si, mi Edward es perfecto, eres tú
-¿Qué?
-Eso era lo que quería decirte, pero no me dejaste hablar- me reí-. Yo te amo a ti Edward Aldrigde
-Eso dices ahora, pero cuando recuerdes
-Eso no me va a importar
-Claro que si, cuando recuerdes la mierda de matrimonio que teníamos por mi culpa
-Oye, no insultes nuestro matrimonio- lo regañé-. Es muy genial
-Para mi lo era, pero para ti no- dijo triste.
-No digas eso, ahora quiero que vayamos a la habitación
-¿Para?
-Te ves jodidamente sexi empapado, me dan unas ganas intensas de...
No me dejó terminar porque me beso de una manera apasionada.
-En el cuarto terminamos esto- le dije divertida mientras él besaba mi cuello.
-Está bien- contestó cargandome como si fuesemos recien casados. En pocos segundos subimos las escaleras y entramos al cuarto. Nos quitamos la ropa rápidamente. En ese momento se fue la luz. Ambos reimos.
-No necesitamos la luz- le dije.
-Es cierto
Después de eso me tumbo sobre la cama. Sin decir nada más nos entregamos el uno al otro.
Esa noche fue la reconciliación más apasionada y tierna de toda mi vida.
-Te amo Bella- me dijo cuando terminamos. Todo estaba muy oscuro debido a la tormenta y no podía ver su rostro lo cual me molestaba un poco.
-Yo también te amo
-Por favor no te vayas amor... Quedate conmigo, yo no quiero vivir sin ti
-No te preocupes Edward, lo haré, me quedaré contigo
-Pero eso dices ahora, pero cuando recuerdes...
-Edward, tengo que decirte algo
-¿Qué?
-Me quedo contigo aun así, aunque recuerde todo, estoy segura
-No estés tan segura, cuando recuerdes mis defectos huirás de mi- dijo triste. Me reí.
-Edward, ¿Te parece qué estoy huyendo?
-¿Qué estás queriendome decir?
-Ahora estoy en tus brazos, no he huido de ti, quiero estar contigo
-No huyes porque no recuerdas
-Te equivocas Edward, yo ya recuerdo todo, absolutamente todo
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Plis perdón por no actualizar jejeje. Es que creí que esta historia ya no valía la pena, pero me animé a escribir otro capítulo. Espero que les guste....
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