Hola chicas por aquí estoy con un nuevo capi que espero que disfruten tanto como yo al escribirlo, quiero agradecer a MCECILIALLANOS, DANIELAC, ALEXANDRAGREYCULLEN, EMI20, MAILOQUIZ millón gracias por sus votos y comentarios, gracias también a mi esposo HANSVULTURI_85 por su apoyo en casa y las observaciones que me hace sobre la historia. No las canso más y aquí les dejo el capi DISFRUTENLO…
Me desperté sobresaltada sintiéndome confusa y con la cabeza pesada, siempre me sentía igual cuando pensaba en él antes de dormir, a menudo trataba de leer, trabajar en mis diseños o cualquier otra cosa que mantuviera mi mente ocupada y me hiciera conciliar el sueño.
Pero anoche después de hablarle a mi pequeña de su padre me había sido imposible controlar mi mente y evitar que retrocediera en el tiempo hasta llegar a él y luego vienen los sueños.
Esos sueños en los que lo siento tan real, tan mío, como si volviera a estar junto a él, escuchando su voz y su risa, sintiendo el calor de sus brazos a mi alrededor, sus besos y todas aquellas cosas que quedaron grabadas en mi cuerpo y mi mente, tan solo para que al despertar una vez más me sea arrebatado.
Aún era temprano pero preferí levantarme y tomar una ducha, luego tomé el teléfono para hablar con Rose en caso de que no la viera cuando llevara a Nessie a la escuela aunque casi siempre coincidíamos.
– Hola Rose – dije en cuanto ella contesto al tercer timbrazo.
– Hola Bella que gusto escucharte precisamente estaba pensando en llamarte – dijo alegremente.
– Pues parece que estamos en sintonía – comenté sonriendo.
– Eso parece, no sé si Nessie te dijo que iremos a pasar el fin de semana a la finca de mis suegros en Forks y Nikky está muy emocionada con la idea de que Nessie y tú nos acompañen, recuerda cuanto nos divertimos el verano pasado, además esta vez mis suegros estarán allí, así que… ¿Qué dices? – sonreí recordando lo bien que la habíamos pasado el verano pasado cuando nos habíamos quedado allí durante una semana incluso Alice había ido con nosotros y Rose y ella se llevaban muy bien por desgracia en esa ocasión no conocí a sus suegro ya que estaban en un crucero por el Caribe.
– Pues estoy algo ocupada incluso tendré que ocuparme de algunos asuntos el sábado por la mañana – dije deseando darme aunque sea una corta escapada de mis obligaciones.
– Bella por favor te necesito, además hay alguien que quiero que conozcas.
– Por favor Rose no empieces a intentar buscarme galán de nuevo.
– Esta bien prometo que guardare mi vocación de casamentera pero igual tendré que presentártelo porque es mi cuñado que acaba de mudarse a Seattle.
– Ah claro… el tío Eddy – dije recordando al nuevo ídolo de mi hija.
– El mismo pero por favor ven, te prometo que me portaré bien además nuestras hijas están muy ilusionadas con el viaje.
– De acuerdo Rose como te decía estoy ocupada el sábado en la mañana pero mi hija está muy ilusionada con ir así que hare un esfuerzo y me las arreglaré para llegar.
– De acuerdo amiga te prometo que no te arrepentirás, nos vemos.
– Nos vemos – dije antes de colgar.
Me servi una taza de café y oí a alguien abriendo la puerta y solo podían ser mi padre o Alice ya que ellos tenían llaves.
– Querida que cara tienes – exclamó Alice al entrar en la cocina.
– Es que anoche dormí muy poco – murmuré.
– Yo más bien diría que no dormiste nada.
– Hija te ves muy mal ¿estás enferma? – dijo mi padre entrando en ese momento.
– Buenos días papá ¿Cómo estás? – dije exasperada.
– No me cambies de tema, no te ves nada bien hace días que te vengo diciendo que debes descansar.
– Es lo que acabo de decirle – lo secundo Alice.
– Esto no es justo son dos contra uno – dije malhumorada.
– Hija no hay manera de que deje que vayas a trabajar en ese estado – dijo mi padre con las manos en la cintura como si yo aún fuese una adolescente.
– Papá por favor ya no soy una niña además tengo muchas cosas que hacer – dije irritada.
– Por supuesto que no lo eres, pero para mí siempre serás mi niñita así que vuelve a tu habitación y acuéstate que Alice y yo nos encargaremos de levantar a Nessie y llevarla a la escuela – dijo con el ceño fruncido y al ver la genuina preocupación de mi padre no pude discutir.
– Está bien volveré a la cama pero tengo una reunión a la una así que medio día de descanso tendrá que bastarles.
– Sino hay más remedio – dijo mi papá suspirando de frustración y aunque me molestaba que me tratara como una niña apreciaba su preocupación por mí y tengo que reconocer que en verdad necesitaba ese descanso pues estaba agotada, a los pocos minutos de haberme lanzado a la cama me quede profundamente dormida.
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La reunión fue breve se trataba de llegar a un acuerdo para introducir nuestra línea de ropa en las tiendas de una de las más importantes cadenas hoteleras.
– Muy bien señorita Swan creo que llegamos a un excelente acuerdo – dijo el señor Newton.
– ¿Me permitiría invitarle una copa en el bar del hotel para celebrar? – dijo sonriéndome con coquetería.
– Se lo agradezco señor Newton pero no bebo además ya tengo que irme.
– Espero poder persuadirla de que acepte una invitación a cenar la próxima vez – pero yo solo sonreí e hice una nota mental de dejarle estas reuniones a Alice en el futuro.
– Ya debo retirarme señor Newton – dije tratando de irme lo más rápido posible.
– Por favor permítame acompañarla.
– Muchas gracias pero no es necesario – me apresuré a decir.
– No es ninguna molestia – insistió.
– Señor Newton tiene una llamada – dijo su secretaria y yo aproveche para despedirme rápidamente.
Caminaba distraída pensando en si la búsqueda con el detective que Alice había contratado arrojaría resultados cuando una voz a mis espaldas me sobresaltó.
– Isabella – no podía ser, debía estar imaginándomelo, pero cuando reuní el valor para darme la vuelta allí estaba él de pie frente a mí con unos jeans, una camisa blanca con las mangas dobladas y los primeros botones desabrochados.
Sus ojos me perforaban era como si no creyera que yo estaba frente a él de la misma manera que yo no podía creer que él estuviera frente a mí.
Tenía una ligera barba cubriendo su rostro e independientemente de su ceño fruncido había una dureza en sus ojos que antes no existía, pero pese a eso lucía aún más imponente de lo que lo recordaba.
– Eres tú – susurró.
Mi boca se abría solo para volverse a cerrar sin saber que decir y sin poder apartar la mirada de él sintiendo que esto era uno más de mis sueños y que pronto el desaparecería en el aire y yo tendría que volver a la realidad.
Su mirada se endurecía más con cada segundo que pasaba y el silencio crecía entre nosotros pero entonces el dio el primer paso y tirando de mi estampo sus labios sobre los míos sin decir palabra alguna.
Su beso era desesperado lleno de enojo y frustración, sus labios devoraban los míos de forma casi dolorosa hasta que de repente rompió el beso y literalmente me arrastró hasta el ascensor más cercano.
Yo me encontraba tan aturdida que ni siquiera encontraba mi voz, temía a lo que él me diría después de haberlo dejado como lo hice, temía su reacción cuando le hablara de nuestra hija, pero no me importaba nada si así podía obtener un instante más con él, así que lo seguí sin poner ninguna resistencia.
Cuando las puertas del ascensor se cerraron pensé que hablaría pero no lo hizo sino que arremetió contra mis labios nuevamente arrinconándome contra una de las paredes del ascensor presionándose tan fuerte sobre mí que casi me cortaba la respiración.
Se separó levemente de mí y sostuvo mi rostro entre sus manos como si sus besos no fueran suficientes para confirmarle que era yo la que estaba entre sus brazos, que era real y de inmediato volvió a mis labios pero tuvimos que separarnos cuando el ascensor llego a su destino.
– Edward yo… – dije en un pobre intento de hablar con él pero coloco su dedo índice sobre mis labios.
– Ahora no – dijo suavemente y tomó mi mano.
– Ven conmigo – añadió y yo solo pude asentir y seguirlo hasta la puerta de la que suponía era su habitación.
Al traspasarla me encontré con una bellísima suite pero mi mente estaba demasiado abrumada como para apreciar la bellísima decoración y me quede allí de pie escuchando como Edward cerraba la puerta y luego se acercaba lentamente a mí.
– Edward yo… – intenté nuevamente hablar pero sus labios estuvieron nuevamente sobre los míos era claro que él aun no quería hablar y la verdad yo tampoco, aun no, ya después cuando la euforia de nuestro encuentro pasara de seguro me arrojaría a la cara todo su enojo de manera que ahora quería disfrutar aunque fuera por poco de mi más grande fantasía hecha realidad.
– ¿Quieres irte? – me preguntó sosteniendo mi rostro entre sus manos y yo solo pude negar con la mirada fija en sus hermosos ojos verdes y sin detenerme a pensarlo envolví mis brazos en su cuello y lo besé con todas las ansias que había tenido de besarlo durante estos años de separación.
Tomándome por los muslos me levantó del piso y yo envolví mis piernas alrededor de su cintura sin dejar de besarnos, sus manos se enterraron en mi cabello tirando de él obligándome a darle un mejor acceso a mi cuello y un estremecimiento recorrió todo mi cuerpo cuando sus húmedos besos empezaron caer sobre mi piel, me llevo hasta su habitación y me dejó sobre la cama.
Mientras él se endereza y se desabotonaba rápidamente la camisa dándome una excelente vista de sus músculos bien definidos.
Se quitó sus zapatos y calcetines, para luego quitar mis tacones, subirse a la cama y cubrir su cuerpo con el mío besándome de forma brusca, desesperada, frustrada.
Pero no me importaba su falta de delicadeza, estaba enojado y lo entendía, además sin importar como, necesitaba su contacto, llevaba demasiados años extrañándolo… deseándolo.
Por momentos dejaba de besarme y me miraba como asegurándose de que fuera yo, escrutando cada detalle de mi rostro de forma extraña, me miraba con sus ojos verdes oscurecidos por la pasión, con la respiración acelerada y su rebelde cabello desordenado, acariciaba mi rostro y sus labios volvían a los míos con la misma pasión.
Sus manos se paseaban por todo mi cuerpo hasta que una de ellas se coló bajo mi vestido llegando hasta mi intimidad acariciándome por encima de la tela de mi ropa interior arrancando de mi garganta un gemido tras otro y cuando su mano se abrió paso hasta introducir dos de sus dedos en mi húmedo interior perdí el control y lo único que deseaba era tenerlo dentro de mí.
Mis manos volaron a su pantalón desabrochándolo pero en lugar de ayudarme a quitárselo, sus manos llegaron al cierre lateral de mí vestido y hábilmente lo saco por mi cabeza.
Su hambrienta mirada recorrió todo mi cuerpo, de un tirón rompió mis bragas y sus labios fueron directos a mi sexo lamiendo y succionando sin darme tregua mientras yo solo podía gemir entregándome a las sensaciones sin querer pensar en nada más, aferrándome a su cabello hasta que mi cuerpo entero vibró de placer al alcanzar el orgasmo y antes de que siquiera me hubiese recuperado Edward me penetro con fuerza haciéndome gritar de placer.
Sus embestidas eran fuertes y rápidas, mi cuerpo estaba listo para estallar nuevamente y él lo sabía.
– Mírame – dijo Edward con los dientes apretados.
– No cierres los ojos… quiero que me mires – insistió igual que la última vez que hicimos el amor y así lo hice hasta que la fuerza del orgasmo me sobrepasó y cerré los ojos dejándome envolver por el placer.
Su orgasmo llegó casi al instante y se dejó caer sobre mí apoyando su rostro en mi cuello aspirando profundamente.
Pero entonces se levantó saliendo de golpe de mi interior, haciendo que se me escapara un jadeo y se sentó en el borde de la cama dándome la espalda.
– ¿Porque te fuiste así? – dijo con voz monocorde después de un par de segundos que para mí parecieron una eternidad.
– Lo siento – fue lo único que pude decir.
– ¿Lo sientes? – dijo clavando su mirada en mí y sus hermosos ojos verdes jamás me parecieron tan fríos.
Esa sola mirada hizo que las lágrimas se agolparan en mis ojos, con esa mirada me decía todo el enojo y rencor que guardaba en su corazón para mí, en ese mismo corazón que años atrás yo había roto.
Se puso sus boxers y caminó hacia la ventana y aunque quería empezar a disculparme por alguna razón mi cuerpo no respondía a las órdenes de mi cerebro y solo podía escuchar mi ruidosa respiración y los atronadores latidos de mi corazón.
– ¿Lo sientes? – gritó volviendo a centrar su atención en mi – eso es todo lo que dirás Isabella que lo sientes.
– Edward yo… – dije pero no pude continuar.
– Ya deja de llorar eso tal vez funcionara en el pasado pero ahora no… ¿Tienes idea de lo que pasé cuando me dejaste? ¿Tienes idea de la angustia que sentí al saber que no había ningún lugar en el que pudiera buscarte? ¿Tienes idea de la cantidad de relaciones que eché a perder intentando olvidarte? ¿De todas las mujeres que lastime en el proceso? Y lo peor de todo es que no conseguí olvidarte, ni rehacer mi vida mientras tú simplemente me dejaste sin mirar atrás – dijo y en la última frase su voz se quebró y cerrando sus ojos me dio la espalda, fue solamente al ver su dolor tan palpable que reaccione y envolviéndome en las sabanas fui hasta él.
– Mi corazón se rompió igual que el tuyo y te juro que no fue fácil para mí irme aquella noche, te mire una y otra vez mientras dormías sin poder marcharme aunque sabía que debía hacerlo y no ha habido un solo día en que no me arrepienta de haber sido tan cobarde y no haber luchado por lo nuestro – dije mientras las lágrimas rodaban por mi rostro.
– ¿Entonces por qué lo hiciste? – preguntó dándose la vuelta para luego aprisionarme entre sus brazos atrayéndome hasta que nuestras narices se rozaban.
– ¿Porque nos condenaste a ambos a esta tortura si nos amábamos? Porque sé que me amabas, podía verlo en tus ojos cada vez que me mirabas, podía sentirlo cada vez que te tenía entre mis brazos, sentía como tu cuerpo respondía al mío cada vez que hacíamos el amor y aun lo puedo sentir, aun puedo sentirte mía – dijo antes de que sus labios volvieran a los míos besándome con pasión, con su lengua explorando cada rincón de mi boca.
– ¿Por qué lo hiciste? – susurró contra mis labios apoyando su frente en la mía.
– Tienes razón te amaba, aun te amo, siempre te amaré y seré siempre tuya – dije y esta vez fui yo quien envolviendo mis brazos en su cuello lo atraje hacia mí y devoré sus labios como lo hacía en sueños cada noche, convenciéndome de que esto era real de que no era solo un sueño ya que podía sentir su olor invadiendo mis fosas nasales, podía enredar mis dedos en su sedoso cabello y disfrutar de su textura y sobre todo saborear su boca.
Pero el inoportuno sonido de mi celular rompió el encanto, pensé en no responder pero podría ser algo referente a Nessie así que debía contestar.
– Lo lamento tengo que contestar – dije con la respiración acelerada apresurándome a buscar mi celular.
– Hola papá – respondí rápidamente al ver que era mi padre.
– Hola siento molestarte hija pero... ¿Ya terminó tu reunión?
– No me molestas papá dime ¿Pasó algo? – pregunté evitando mencionar a Rennesme aunque alarmada porque mi padre no solía llamarme por cualquier cosa cuando creía que estaba trabajando.
– No cariño no pasa nada, mi nieta está bien, pero tengo un problema con un pedido y debo ir a solucionarlo personalmente ¿Puedes venir ahora? – dijo en tono de disculpa y Sue la tía de Leah que era quien cuidaba a Nessie había tenido que salir de la ciudad porque su madre estaba enferma de manera que esta semana habíamos tenido que arreglárnoslas entre mi papá Alice y yo para cuidar a mi pequeña.
– Claro que si papá estaré allí en 20 minutos, te quiero – dije sintiendo la mirada de Edward en mi espalda.
– Yo también hija, maneja con cuidado – dijo antes de colgar.
– Lo lamento pero tengo que irme – dije en un susurro.
– No puedes irte así – dijo tomándome de ambos brazos desesperado – no vas a desaparecer otra vez, hay demasiado de lo que tenemos que hablar.
– No lo haré, te lo prometo también hay muchas cosas de las que quiero hablar contigo pero ahora debo irme.
– No quiero que te vayas ¿Cuándo te veré? – dijo desesperado.
– Mañana tengo mucho trabajo y el fin de semana saldré de la ciudad.
– Yo también – dijo de pronto golpeándose la frente al recordarlo – es un compromiso familiar lo había olvidado.
– Por favor júrame que el lunes nos veremos – dijo tomando mi rostro entre mis manos.
– Te lo juro – dije mirándolo a los ojos y esta vez no le fallaría.
Después de una corta visita al baño me vestí a toda velocidad recogí mi cartera pero no estaba mi celular por ninguna parte.
– ¿Buscabas esto? – preguntó Edward tendiéndome el celular y cuando iba a preguntarle porque lo tenía el respondió a mi pregunta no formulada.
– Esta vez no permitiré que escapes de mí y menos sin obtener las respuestas que me debes así que mi número está registrado en tu celular y el tuyo en el mío – yo solo asentí sonriendo pero él no correspondió a mi sonrisa.
Era obvio que aún estaba enojado conmigo y aunque lo comprendía extrañaba esa sonrisa tan fácil y luminosa que amaba de él pero que por mi culpa había perdido.
– Tengo que irme – susurré y el rápidamente me aprisionó entre sus brazos.
– El lunes – dijo cavando sus intensos ojos verdes en los míos – júramelo.
– Nada impedirá que este aquí el lunes – dije y antes de decir nada más sus labios se estrellaron con los míos en un beso lento y profundo saboreándonos, disfrutando del último contacto que tendríamos hasta el lunes.
Salí de allí caminando sobre nubes de algodón, suspiré profundamente pensando si habría sido un sueño pues ahora que estaba sola en mi auto todo parecía demasiado irreal, pero esto había pasado en realidad y prueba de ello eran mis labios hinchados por sus besos.
Esa noche después de dejar a mi pequeña en su cama y verla durmiendo plácidamente abrazada de su oso de peluche favorito no pude evitar entrar en pánico al pensar en cómo se lo diría a Edward.
Lo más seguro sería que se enojara conmigo, después de todo le había quitado la oportunidad de estar presente en los primeros 4 años de la vida de su hija, pero estaba segura de que él amaría a nuestra hija y no quería siquiera contemplar la posibilidad de que no fuera así.
Revise mi celular y allí estaba registrado su número, no había registrado su apellido solo su nombre de manera que el misterio continuaba.
Pensé en llamarlo pero si él no lo había hecho prefería esperar un poco y darle su espacio.
El lunes Sue ya estaría aquí de manera que cuando nos encontráramos podríamos hablar sin interrupciones.
Lunes… ese día se definiría nuestro destino.
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Hola chicas espero que les haya gustado el capi déjenme sus comentarios y votos si es que el capi les gusto ya que como saben yo siempre estoy abierta a sugerencias.
Nos vemos.
Besitos.
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