- NARRA NAHUL
Mierda, mis intentos para que Nessie olvidara a Alec fracasaron¿por que no quería estar conmigo? eramos de la misma especie, encajábamos a la perfección.
Por fin había recuperado el sentido, me encontraba en el gran salón de la casa blanca; todos me miraban como si fuese un enemigo. Podía ver el odio en sus ojos.
- El tiene un don, tiene la capacidad de borrorar recuerdos, sensaciones... y crea nuevos - fue Elzar el que rompió el silencio
- Nahul... ¿acaso querias hacer eso con Nessie? - me pregunto Edward
- Yo lo siento, de verdad. Es que no puedo comprender como Nessie esta con ese vampiro; yo estoy echo para ella y ella para mi.
- Tu no puedes cambiar los sentimientos de mi hija, si de verdad la quisieras la dejarias vivir en paz, que fuese feliz
- Pero no puede ser feliz con eso
- Nahul, estoy siendo muy comprensivo contigo, no agotes mi paciencia; si no fuera por la ayuda que nos vas a ofrecer te echaria de mi casa en este mismo instante
No tenía palabras, quería contestarle, alejarme de ellos y buscar a Nessie, hacerla mía...
- Yo puedo echar una mano
- Es verdad Mariam
- ¿Que me va a hacer?
- Tranquilo; ella tiene el poder de bloquear los dones de los vampiros
- ¿Y me vas a bloquear el mio?
- Así es
No me había fijado en lo hermosa que era Marian; su tez era más palida que cualquiera de los otros vampiros; una larga melena negra le caía en cascada hasta la espalda; era alta; delgada, aunque resaltaban sus maravillosas curvas. Sus labios eran carnosos; era una diosa.
Me quede hipnotizado, no podia dejar de mirarla y sentí que a ella le pasaba lo mismo.¿Tan rapido me habia olvidado de Nessie?
Olvide bloquear mis pensamientos y oude ver como Edward se reía.
- Un clavo saca otro clavo - dijo en un susurro
- ¿De que estas hablando? - le pregunto Bella intrigada
- De nada; que te lo expliquen ellos
Todos los de mi alrededor se marcharon, parece que habían entendido lo que ocurría aqui.
Los dos nos seguimos mirando el uno al otro; todo el amor por Nessie se había desvanecido; todos estos años de sufrimiento debido a su rechazo se habían esfumado. Ahora era ella la que ocupaba mi mente.
- ¿Tu sientes lo mismo por mi?
No me dio tiempo a reaccionar; nuestros labios ya estaban pegados. Era una sensación agradable. Estaba feliz
- Ya te conteste
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