Hola chicas aquí les dejo el tercer capi espero que les guste, que decidan seguir la historia y que me dejen sus votitos y sus comentarios para conocer su valiosa opinión.
Fui hasta mi habitación y después de darme una ducha y dejarme caer en mi cama no pude evitar recordar mi historia con Edward y la realidad de cómo ocurrieron las cosas, así que cerrando mis ojos me transporté hacia el soleado estado de California en la ciudad de Los Angeles.
– Por favor mamá no me obligues a hacerlo – supliqué.
– Esto no está a discusión Isabella, así que más vale que vayas haciéndote a la idea – dijo sin ni siquiera despegar la vista de su celular.
– No mamá, me niego a aceptar que voy a pasar el resto de mi vida con alguien que no amo, él me aterra y me repugna que me toque – dije con lágrimas en los ojos.
– Pues te aguantas Isabella – siseo al fin prestándome atención – tu eres la única que puede hacer algo para solucionar nuestra situación económica y lo harás o pretendes enfermar aún más a tu padre haciéndole saber que pasaremos el resto de nuestras vidas en la miseria – dijo mi madre con la mandíbula apretada y sus ojos brillando con furia.
– Mi papá solo aceptó esta boda porque piensa que amo a James el aun piensa que soy muy joven para casarme, solo tengo 18 y si él supiera las verdaderas razones de este matrimonio jamás habría estado de acuerdo, para él lo más importante es mi felicidad – rebatí.
– Pero él no puede enterarse ¿qué es lo que quieres? ¿Causarle otro infarto? además la boda es en 6 semanas, las invitaciones ya están lista, también el vestido, todos los detalles están arreglados – dijo tajante.
– Ya deja de quejarte que con este matrimonio no solo salvaras la empresa de tu padre y nuestro futuro sino que serás la señora de Witherdale, serás respetada por todos, para ti debería ser un honor formar parte de una familia como esa, serás tratada como una reina, muchas matarían por estar en tu lugar así que ya deja de lloriquear y cambia esa cara que James y sus padres vendrán a cenar y tú debes ser la novia perfecta, te pondrás el vestido que compré para ti y serás la señorita educada, de buena familia y enamorada de su hijo que ellos esperan – dijo señalándome con su dedo índice.
- Y por tu propio bien y el de tu padre espero que me obedezcas – añadió antes de cerrar la puerta y en cuando esta se cerró me desplomé sobre mi cama lanzando al piso el costoso vestido que mi madre había traído para que usara en la cena de esta noche, abrazando mi almohada con fuerza ahogando mis gemidos y sollozos en ella.
No podía creer como mi vida había cambiado tanto en tan poco tiempo hasta hace unos cuantos meses James solo era una fastidiosa figura en mi vida que debía soportar de vez en cuando ya que nuestras familias se movían en el mismo círculo social pero ese era el único detalle amargo en mi vida, mi madre no era precisamente la mejor del mundo, para ella lo más importante era vestir a la última moda, las reuniones con sus amigas en el club, asistir a cuanto evento social se realizaba, etc., pero no me importaba su frialdad, con el cariño de mi padre era más que suficiente, él siempre me consentía y me hacía sentir todo su amor.
Pero volviendo a James, desde que cumplí 16 y pese a que él ya tenía 20 siempre tuvo una insana obsesión por mí, era una situación incómoda, con sus regalos extravagantes que jamás acepté y su actitud posesiva siempre que coincidíamos en una fiesta era irritante pero manejable y lo toleré desde entonces manteniéndolo siempre a un brazo de distancia de manera que jamás lo vi como un gran problema y mi vida era todo lo que yo quería, estaba a punto de graduarme e iría estudiar al extranjero con mi mejor amiga, era muy feliz y todo continuó así hasta hace 6 meses cuando empezó mi pesadilla.
La empresa de papa pasaba por una época difícil pero el aseguraba que solo eran tiempos difíciles, que pasarían pronto.
Era una mañana como cualquier otra, mi padre y yo desayunábamos juntos cuando recibió aquella llamada, salió disparado a la oficina para encontrarse con que dos de sus socios habían hecho un desfalco en la empresa y habían desaparecido.
Los días siguientes la policía intentó seguirles el rastro pero fue imposible, mi padre contrató detectives privados pero era como si se lo hubiese tragado la tierra y mientras ellos se perdían en algún paraíso tropical de algún país sin extradición, la situación de la empresa era cada vez más complicada.
Mi padre trataba de hacerme ver que todo estaría bien para no preocuparme pero podía ver su frustración crecer a través de su frágil mascara de tranquilidad y mi madre no ayudaba en nada con sus constantes quejas y reclamos aterrorizada por el miedo a la pobreza.
Día a día veía como el estrés lo consumía hasta que sufrió un ataque cardiaco en su oficina tras recibir otro frustrante informe de sus detectives que no arrojaba ningún resultado.
Prácticamente viví en el hospital hasta que le dieron el alta mientras mi madre se quedaba en casa, llorando en su cama gran parte del día, lamentándose por nuestras desgracias.
Pero aquella experiencia lejos de hundir a mi padre saco lo mejor de él dijo que no dejaría que las cosas malas de la vida lo alejaran de su familia y en cuanto los médicos le dieron la autorización para volver al trabajo decidió regresar a luchar por lo que quedaba de su empresa pero muchos contratos se habían perdido y la situación era critica.
Eran los últimos días de clases y todos los del comité de festejos estábamos de cabeza en la escuela con la organización de la graduación pero al llegar a casa la sorpresa disipó todo mi cansancio.
James y mi madre se despedían en la puerta de nuestra casa y ella lucía más feliz de lo que jamás la había visto, así que estacione mi auto y salí esperando saber de qué se trataba todo esto pero jamás habría podido imaginar que mi madre había vendido a su única hija.
La situación era la siguiente: James ayudaría a sacar a flote la empresa de mi padre a cambio de que me casara con él y mi madre decidió aceptar el intercambio gustosa.
Así que aquí estaba yo en un mar de lágrimas viendo como con cada segundo que pasaba se acercaba más mi amargo futuro como la señora Witherdale sin que pudiera hacer nada para evitarlo. Debería olvidar para siempre mis sueños, estudiar diseño de modas en Paris con Alice y diseñar juntas nuestra propia línea de ropa eran ahora solo planes que se quedaron en el pasado para mí, pero Alice los haría realidad por las dos, así que tome el teléfono para hablar con la única persona que estaba al tanto de todo lo que estaba ocurriendo.
– Hola – dijo Alice al otro lado de la línea.
– Alice.
– Bella ¿qué te ocurre? ¿Porque estas llorando? – preguntó preocupada.
– Lo de siempre, mi mamá… y James… y lo que se me viene encima.
– Bella debes hacer algo, habla con tu padre dile lo que en verdad sientes.
– Claro que no Alice, si hago esto es por él, porque sin la ayuda de James es imposible que su empresa salga adelante otro disgusto podría matarlo y yo no podría soportarlo.
– Lo siento Bella pero debo volver a insistir en que aunque sea así deberías tomarte un tiempo, podrías decir que vas a ir por tu ajuar y venir conmigo a París o a donde tú quieras, tomarte un mes para ti necesitas estar a solas, cambiar de aires y pensar en lo que vas a hacer.
– Sabes que James no lo aceptaría, me encontraría e iría por mí.
– Pues tú piénsalo y déjame los detalles a mí.
– Gracias amiga, te quiero mucho.
– Y yo a ti – respondió ella y entonces colgué dispuesta a prepararme para interpretar mi papel durante la cena.
Parada frente al espejo observaba mi trabajo terminado, el vestido coctel de seda strapless color rosa pálido se ceñía a mi figura resaltando favorablemente mis curvas, con mi cabello castaño suelto con suaves rizos cayendo por mi espalda.
Sonreí ante mi reflejo esperando que mi sonrisa de novia enamorada fuera suficientemente creíble, revisé por última vez mi maquillaje esperando que haya logrado cubrir las ojeras que empezaban a aparecer y baje al encuentro de mi dura realidad.
La cena transcurrió entre elogios por parte de James y sus padres para conmigo, ellos estaban igual de felices que mi madre o aún más por esta unión y quien podría culparlos James se metía con las más zorras de entre las zorras, así que para ellos el hecho de que su hijo haya sentado cabeza con una joven de buena familia y con una buena reputación era algo que los llenaba de felicidad.
– Me disculpan un momento – dije con la mejor de mis sonrisas cuando todos estaban tomando café en la sala y salí de allí y me encerré en el estudio de mi papá aspirando con fuerza mientras me apoyaba en el escritorio.
– Tengo que poder – susurré para mí misma – tengo que poder.
– Y por supuesto que podrás – dijo esa voz que había sido causante de mis pesadillas en los últimos meses.
– ¿Qué haces aquí? – dije intentando ser firme pero lamentando que mi voz se quebrara en la última palabra.
– Bella querida deberías ser más… complaciente conmigo porque me estoy cansando de tus desplantes – dijo avanzando lentamente hacia mí.
– Eso es lo que pasa cuando compras a la mujer que va a ser tu esposa – dije alejándome de él pero tomó mi mano y tiro de mí dejándome acorralada entre el escritorio y su cuerpo.
– Exactamente – dijo con sus labios a pocos centímetros de los míos – te estoy comprando y voy a arreglar todos los problemas económicos de tu familia así que creo que es hora de que empiece a disfrutar de tan exquisita adquisición.
Su cuerpo se presionaba sobre el mío hasta el punto de lastimarme, yo me esforzaba para liberarme de él pero James era muy fuerte y se las arregló para sostenerme y una de sus manos luchaba por colarse bajo mi vestido mientras sus labios y su lengua recorrían mi cuello causándome nauseas.
– James por favor, alguien podría venir – dije al borde de las lágrimas.
– Nadie va a venir a interrumpirnos primor – dijo acomodándose a la fuerza entre mis piernas.
Estaba a punto de empezar a llorar, gritar y suplicar cuando la puerta se abrió y pude ver la figura de mi padre con el ceño fruncido ante la penosa escena que tenía enfrente.
– Se puede saber que sucede aquí – dijo sobresaltando a James que me liberó inmediatamente.
– Charlie – dijo en tono jovial – no sabes cómo lamento que nos hayas visto en esta situación pero ya sabes así es cuando dos personas están tan enamoradas como lo estamos Bella y yo – dijo atrayéndome por la cintura.
– Claro que los entiendo pero mientras Bella viva en esta casa apreciaría que controlaras tus arrebatos y ahora mejor vuelvan a la sala – dijo claramente molesto y aproveche la oportunidad para apresurarme a su lado.
El resto de la velada la pasé en las nubes no se ni como llegué hasta mi habitación y en cuanto estuve allí me quité la ropa y corrí a la ducha restregando la esponja enjabonada en mi cuerpo como si así pudiera borrar las asquerosas caricias de James.
Me puse mi bata de baño y envolví mi cabello en una toalla con la firme intención de abrazar mi almohada y llorar hasta que la presión en mi pecho menguara, pero para mí enorme sorpresa en cuanto salí del baño unos suaves golpes sonaron en mi puerta.
– Adelante.
– Puedo pasar – preguntó mi padre asomándose por la puerta.
– Claro que si papá ¿necesitas algo?
– En realidad quería hablar un momento contigo – dijo avanzando hacia mí, tomó mi mano y nos sentamos uno al lado del otro en mi cama.
– Verás… me gustaría hablar contigo sobre lo que pasó hoy en mi despacho – dijo mirándome fijamente y conocía esa mirada era la que usaba cuando quería saber algo y examinaba mis expresiones para saber si estaba mintiéndole de manera que sea lo que sea que tuviera que contestarle debería ser muy convincente.
– Papá lo lamento mucho – dije rehuyendo a su mirada pero el colocó su mano en mi mentón y suavemente levantó mi rostro para que lo mirara.
– Hay algo en todo esto que me tiene desconcertado y esta noche cuando los encontré en mí despacho tú no solo parecías apenada sino más bien aterrada.
– Claro que no papá es solo que fue incómodo y no quería que te llevaras un disgusto y te sintieras mal o que le dijeras a James algo desagradable, no quiero ninguna peleo entre ustedes porque yo… amo a James – dije y las últimas palabras me supieron a hiel pero las pronuncie por el bien de mi padre.
– Esta bien hija te creo pero quiero que sepas que solo he aceptado esta boda porque aseguras que James es tu felicidad y no quiero que te sientas presiona de ninguna manera, si tienes dudas dímelo, no importará el escandalo ni los chismes yo me encargaré de todo, lo más importante para mí es la felicidad de mi niña – dijo envolviéndome en sus brazos, presionándome contra su pecho y luego de darme un beso de buenas noches se marchó dejándome sola.
Las palabras de mi padre dejaron un sabor agridulce en mí, por un lado el sentir su amor incondicional me daba el valor para sacrificarme por él, pero por otro lado me hacían desear desesperadamente decirle la verdad y escapar así de mi infierno personal.
Recordar lo que sentí en el despacho de mi padre cuando James tenía sus asquerosas manos en mí me hizo pensar que esa sería mi vida de ahora en adelante, que jamás conocería el amor, que mi primera vez sería un recuerdo asqueroso y traumatico, disimular todo el tiempo, sonreír aunque mi interior se desgarrara de dolor.
Físicamente James era hermoso, alto, musculo, rubio, con ojos azules, muchas chicas darían lo que fuera porque el heredero Witherdale pusiera sus ojos en ellas pero yo podía ver su alma podrida escapar a la superficie.
El dolor y la pena se maximizaban con cada momento que pasaba pues con cada segundo que las manecillas del reloj avanzaban el momento en que me convirtiera en la esposa de James se acercaba.
No… no podría hacerlo, pero tenía que hallar las fuerzas de alguna manera, tenía que hacerlo por mi padre, así que sin detenerme a pensarlo tomé el teléfono.
– Hola – contestó Alice.
– Alice haré lo que me digas – dije ahogándome con mis lágrimas – por favor necesito alejarme de él y de mi madre o me voy a volver loca.
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¿Les gusto?... En verdad espero que sí y que se hayan enganchado con la historia porque en el próximo capi sabremos cómo fue que Bella y Edward se conocieron y el inició de su hermosa historia de amor.
Espero con ansias sus comentarios, de más está decirles que siempre estoy abierta a sugerencias.
Cuídense mucho.
Besitos.
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