Se puede tener por compañera la fantasía, pero se debe tener como guía a la razón. Samuel Johnson (1709—1784) Escritor inglés
Llegó la hora de la salida, después de un día muy intenso de trabajo, algunos profesores nos habían dejado tarea, no podía creerlo apenas acabábamos de entrar al curso y ya teníamos los proyectos para fin de año... No es que me costara hacerlos pero simplemente este sería un año muy difícil...
Edward vivía cerca de mi casa, así que nos íbamos juntos, recogí mis cosas y nos dirigimos a la salida, volteé para observar a Jacob, pero ya no estaba...
Sabia que ahora no tendría escapatoria y tendría que darle explicaciones a Edward, simplemente era mi mejor amigo y sabia que estaba preocupado por mi...
—Ahora si podremos hablar en privado ¿Cierto!? —me preguntó sacándome de mis pensamientos...
—Claro ahora si te responderé lo que quieras — respondí con una gran sonrisa en el rostro, era muy fácil estar con Edward, siempre nos habíamos llevado excelentemente bien, teníamos una conexión especial...
—Bien, ahora si, podrías explicarme ¿Por qué llegaste tan tarde a la escuela?, jamás te había ocurrido eso, me tenias tan preocupado pensando que algo malo te había sucedido en el camino, no quería entrar a la escuela, quería salir a buscarte en el camino, pero para mi desgracia el director James me sorprendió y me regreso al instituto, observaba la ventana cada minuto para ver si te aparecías por la calle pero nada, así que, podrías decirme ¿Qué te sucedió?... —muchas preguntas y en tan poco tiempo, sabia que le importaba a Edward y lamentaba profundamente causarle tantos problemas....
—Perdóname, es que ayer no pude dormir bien, me desvele con la idea de entrar nuevamente a la escuela, tenia tantas ideas en la cabeza, la universidad, mi padre, salí corriendo de mi casa para alcanzar el camión pero cuando llegue a la parada este ya se había ido, supongo que en ese camión te fuiste tu... —lo vi asentir....
—Si pero aun así, el otro camión te debió de haber dejado a tiempo, o ¿No?
—Pues si supongo que si, pero —se enrojecieron un poco mis mejillas al recordar lo sucedido —me quede dormida en el camión y cuando me desperté me encontré en un lugar que no reconocía, ahí fue donde conocí a Jacob —pude notar que sus nudillos se endurecieron —y tomamos un taxi hasta aquí, cuando llegue a la entrada el director ya estaba cerrando la puerta, después platique con el y me dejo entrar, corrí hacia el aula y el resto pues ya lo sabes...
—Así que ya conocías a Jacob... ahora entiendo.... —dijo muy pensativo.
—Pues solo me quede dormida sobre su hombro y a la hora del almuerzo le enseñe la escuela, yo pienso que no diría que lo conozco, simplemente coincidimos, yo lo llamaría "destino"....
—El destino lo forjamos nosotros Bella, recuérdalo muy bien....
—Tal vez sea así Edward, pero quiero creer que hay algo mas que nos guía, algo que tenemos destinado a hacer, en eso quiero creer, porque a veces nos lleva por caminos que nunca esperamos —dije esto con una gran sonrisa en el rostro, al parecer Edward lo noto y se puso un tanto serio.
Para distraerme un poco del cambio que había dado la atmosfera decidí subirme a un barandal para caminar sobre el, sabia que no era la mujer con mas equilibrio en el mundo pero era una afición que tenia de niña algún día lo lograría de eso estaba segura... Al dar el primer paso casi me caigo, Edward rápidamente extendió su mano para agarrarme yo me solté de un tirón de su brazo...
—Te vas a caer déjame ayudarte o baja de ahí... por favor toma mi mano —extendió su mano y yo la mire, tenia una tonta superstición sobre eso...
—No Edward, gracias, se que puedo hacerlo sola... Además, no somos novios ni nada por el estilo, porque me tomaría de la mano contigo, ya lo haré con alguien especial —dije cuanto me caí de sentón en el pasto....
—Vez te lo dije, si tan solo me hicieras caso una sola vez —dijo un poco molesto cuando me ayudaba a levantarme...
—No tienes porque preocuparte Edward estoy bien —dije con una amplia sonrisa en el rostro, me reí de lo tonto que parecía esa escena, supongo que el también la había repetido en su mente y comenzó a reír junto conmigo, era mi mejor amigo y su sonrisa me tranquilizaba tanto, me sentía muy a gusto en su presencia...
Caminamos el resto del camino comentando todos los deberes que teníamos por delante, sin duda eran muchos no sabia ni por donde empezar, pero sin duda alguna había sido un gran, pero gran día... sonreí al recordarlo a el…
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