Verdadero Amor

Autor: RbBlack
Género: Romance
Fecha Creación: 15/06/2011
Fecha Actualización: 17/08/2013
Finalizado: NO
Votos: 50
Comentarios: 220
Visitas: 82028
Capítulos: 21

 

Todos merecemos tener un amor verdadero, tener esa sensación de pertenencia en este mundo y yo la sentí...

 

No era un sentimiento normal el que el despertó en mi interior, siempre había pensado que solo sucedía en los cuentos de hadas, pero aquel rayo de luz ilumino mi camino y me marco la vida para siempre...

 

Cuando por fin vivía mi cuento de hadas, el destino me dio un duro golpe en el corazón, el más doloroso que pude haber experimentado jamás...

 

Mi mundo se derrumbo, después de el yo sabia que nada sería lo mismo...
Pero ahí estaba mí pilar, mi sustento para ayudar a levantarme, pero sabía que nunca lo olvidaría...

 

Sorpresas y más sorpresas, solo así podía definir el destino... Te trae cosas que jamás te esperas y eso fue lo que me sucedió a mi...

 

Yo nunca te olvide...

 

La mayoria de los personajes pertenecen a Stephenie Meyer otros tantos son de mi imaginación

Este es mi primer fic largo espero y lo disfruten

También las invito a pasar por mi one shot: Lazos de Amor Más Que Una Promesa

También las invito a pasar por mis otras historias: (No pertenecen al fandom de Twilight)

Siempre Junto a Ti

Una Navidad Diferente

Porque así debió ser... 

..."Un sueño que sueñas solo, es sólo un sueño
Un sueño que sueñas con alguien más..., es una realidad
"...

John Lennon (1940 - 1980) Cantante y Compositor Británico

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Capítulo 21: Comenzando de Nuevo...

El loco no puede reincorporarse a la realidad, está permanentemente viviendo su fantasía.
Carlos Castilla del Pino (1922  — 2009) Psiquiatra y escritor español.

Mientras dormitaba, podía verla claramente en aquel lugar frente a ella. Poco a poco todos los músculos de su cuerpo, comenzaron a tensarse ante su presencia, su respiración se entrecortó, y los latidos de su corazón, se dispararon a un ritmo que parecía que en cualquier instante, por la violencia de sus palpitaciones, se le saldría sin remedio de su pecho. Pudo ver sus ojos, sentir su mirada clavada sobre su cuerpo, y este gesto no hizo más que provocarle una inmensa furia, su sangre comenzó a hervir y vio todo con rabia.

Miró, como ella la observaba, con miedo, pero a la vez con curiosidad. Vio la duda y la indecisión asomarse por el rabillo de sus ojos. Notó como lentamente, la distancia que las separaba, comenzaba a disminuir. Ella sin pensarlo se asustó, tuvo miedo de que su pasado la alcanzara nuevamente.

Se despertó agitada, su frente estaba cubierta por unas pequeñas gotas de sudor. Miró a su lado y vio cómo su esposo aún dormía plácidamente junto a ella. Sonrió con suficiencia. A pesar del correr de los años, Carlisle aún conservaba aquel hermoso rostro que la cautivo desde el primer instante, su cabello despeinado y rebelde, aún era suave como la espuma. Sonrió un poco más al recordar que aún era suyo. Suyo y de nadie más.

Contra todo pronóstico, él aún estaba con ella.  Seguía a su lado a pesar de todas las circunstancias que tuvieron que pasar. Se sintió más tranquila cuando entre sueños, su marido suspiró, y supo en ese preciso instante, que las cosas estaban donde tenían que estar. El dolor físico que tuvo que pasar para tener unida nuevamente a su familia, lo volvería a sufrir gustosa si tuviera que volverlo a pagar. Sí, todo había salido tan bien.

Ahora solamente le quedaba arreglar la vida de su hijo, le buscaría una buena mujer para que estuviera a su lado, alguien como ella: una mujer que fuera comprensiva y cariñosa, alguien que pudiera arrebatarle ese amor imposible del corazón. Quería que su hijo fuera correspondido al igual que ella lo fue en su juventud. Sí, tendría que hacerlo.

En su vida y en su mente, su esposo y su hijo, eran todo para ella y jamás permitiría que algo o alguien se los quisiera arrebatar.

Había tenido que hacer muchas cosas, cosas de las cuales en su momento se arrepintió, pero todo había valido la pena, cada mentira, cada traición. Todo lo volvería a hacer para tener nuevamente todo lo que poseía. Ni la sombra de ese amor… superaría su ambición. Esme era una persona que jamás perdía, y en este juego de la vida, ella llevaba una racha de victorias que Sarah jamás podría superar…

Nunca…

 

Por muy larga que sea la tormenta, el sol siempre vuelve a brillar entre las nubes.
Khalil Gibran (1883
1931) Ensayista, novelista y poeta libanés.

 

Capítulo 21: “Comenzando de Nuevo”

 

.: BELLA POV :.

— ¿Prométeme que pronto iras a verme? —Edward se encontraba frente a mí en la espera de una respuesta, después de haber pasado todo el fin de semana por el cumpleaños de mi padre conmigo, hoy desgraciadamente tenía que volver.

Y yo sinceramente no sabía que contestarle; estos días que había pasado a su lado, nuevamente me recordaron lo mucho que lo quería, lo necesaria que era su presencia para mí, lo incompleta que me sentía cuando no lo tenía a mi lado. También necesitaba a mi familia, pero aún no quería volver.

No, por más cruel que sonara, aún no quería regresar a aquel lugar donde mi vida había cambiado por completo. No después de lo ocurrido, aún no me sentía capaz de volver.

Las noches que pude compartir con Edward me habían servido para darme cuenta de que lo vivido unos meses atrás, no había sido más que el resultado de una alucinación mía, una sucia jugarreta que mi mente trazaba para mí.

Durante su corta estancia en Madrid, salimos a pasear como cuando él aún vivía aquí, y aunque él no lo mencionara, también buscaba entre la gente a aquel motivo por el cual yo nuevamente había traído todos esos recuerdos amargos a nuestro presente; lo notaba en su mirada ausente y persistente que tenía sobre el tumulto de gente que había a nuestro alrededor. Y yo, simplemente me había rendido a esa búsqueda incesante que sabía que no tenía ningún final feliz.

Cuando él no me miraba, yo me dedicaba a contemplarlo disimuladamente, pero al sentirse observado, me devolvía la mirada junto con una sonrisa tranquilizadora indicándome que todo estaba bien, que él nunca permitiría que nada malo ocurriese y yo, internamente se lo agradecía.

—Está bien, en cuanto pueda iré —le prometí, intentando que no se percibiera la nota de melancolía con la que iban acompañadas mis palabras. La emisión del anuncio que informaba sobre su vuelo, rompió el contacto visual que hasta ese momento estábamos inconscientes que habíamos sostenido.

Lo abracé con todas las fuerzas que mi pequeño cuerpo me podía permitir y deposité un corto beso entre sus labios, y pude notar, una pequeña chispa de felicidad asomándose por aquellos orbes jade que me miraban con gran tenacidad. Tomó la maleta que traía consigo y que había dejado sobre el piso para irse rumbo a su destino.

Con mi mano derecha, lo despedía mientras un nudo en mi garganta se formaba impidiéndome articular palabra alguna.

Lo echaría tanto de menos… —me decía mentalmente una vez que su silueta había desaparecido por aquellas puertas que lo dirigían directamente para abordar el avión.

Mientras caminaba rumbo al departamento, no había podido evitar pensar en la última conversación que habíamos sostenido antes de dirigirnos hacia el lugar en donde emprendería el vuelo directamente a casa…

 

** Flash Back

Sabes que antes que nada, somos amigos ¿verdad? me preguntó mientras tomaba con firmeza mi mano, después de internarnos en esa fila enorme de árboles que teníamos frente a nosotros; el fuerte frio, había arrancado en la mayoría sus hojas, dejándolos simplemente en ramas. Asentí realmente desconcertada, pues no sabía a donde es que quería llegar con esta conversación; y al parecer, jamás dejaría de ser transparente para él, ya que con delicadeza pasó una de sus manos deslizándola suavemente por mi mejilla para lograr tranquilizar mi mirada impaciente.

No quiero que pienses que estás sola otra vez. —Susurró despacito para que yo lo lograra comprender y tristemente sabía a lo que se refería.

Antes de que llegáramos a mi departamento aquella noche que arribó a Madrid, le abrí mi corazón exponiéndole cada uno de mis miedos; el pánico que tenía al pensar que realmente me estaba volviendo loca por imaginar a Jacob cuando sabía que no existía una forma de que él volviera otra vez, hablamos de la cobardía que experimentaba cuando me encontraba a su lado, ya que de ninguna manera deseaba herirlo con todas las jugarretas que mi mente creaba.  De la perturbación que sentía al pensar que había abandonado por mucho tiempo a la única familia viva que me quedaba, y el terror tan inmenso que poseía de fracasar en el camino que yo había decidido seguir.

Todas esas cosas las había expuesto con él. Y yo, no podía más que sentirme completamente vulnerable cuando me encontraba a su lado; sabía que era una completa egoísta al quererlo solamente para mí, pero Edward era una de las únicas personas que no juzgaban  ni reprochaba alguna decisión que yo tomaba y me apoyaba en cada locura que mi corazón quería hacer.

Rápidamente negué para que se quedara tranquilo, el próximamente estaría terminando su carrera y no debía de preocuparse por una niña tonta con sus problemas de inseguridad.

Prométeme que cualquier cosa que suceda, por mínima que sea, tú me llamarás. —Sabía que tenía muchas cosas pendientes por hacer para que a su carga, le añadiera mis crisis existenciales; él debía de concentrarse en sus proyectos, tenía que realizar sus sueños.

Jamás podrás ser una carga para mi tonta Bella, retomamos nuevamente nuestro caminar y yo no pude más que sonrojarme y reír. Era increíble lo rápido que él adivinaba algún pensamiento mío sin fallar, tal vez me conocía mejor de lo que yo me conocía a mí misma y eso me asustaba un poco—. Sé que algo en tu interior cambió, puedo sentirlo… lo miré sin responder, estaba segura de que esa noche algo por desgracia había cambiado y él al parecer también lo había notado. Había algo dentro de mí corazón, que se había transformado en algo que no podía precisar, era un sentimiento extraño que aunque no era intenso, lo sentía  y causaba estragos en mi interior—. Yo no quiero que esto que pasó, sea un impedimento para que estemos juntos, como tantas veces lo he soñado…murmuró y yo, no me atrevía a debatirle sus palabras, ya que yo tampoco quería que el fantasma de Jake siguiera haciendo estragos en mi vida, si sabía bien que él de ninguna forma regresaría a mi lado.

Todo el camino que había recorrido hasta ese momento, me parecía tan pequeño, tan corto que era increíble creer que hubieran pasado 4 años desde que me marché de Forks.

Te he amado, siempre lo he hecho y estoy seguro de que en un futuro así seguirá siendo, dijo esto con una seguridad que momentáneamente me aturdióy me gustaría que la próxima vez que nos veamos, todo entre nosotros sea diferente.

** Fin del Flash Back

 

 

—Bella, te he estado esperando desde hace mucho tiempo, —no había estado consciente de lo rápido que había llegado al piso donde se ubicaba el apartamento; aún no comprendía del todo esa conversación ¿algo diferente? ¿A qué se refería con que quería que entre nosotros las cosas fueran algo diferentes? Tal vez por fin había descubierto que yo era una mala amistad para él, y al hablarme, la voz de Rosalie me trajo nuevamente a la realidad, se callaron todas las voces que internamente me gritaban que algo raro estaba sucediendo.

— ¿Por qué estás aquí afuera? —respondí con otra pregunta una vez que enfoqué mi vista en ella y la vi sentada frente al apartamento con todas sus cosas regadas a medio pasillo.

—Pues… verás —se levantó y sacudió su ropa mientras yo abría la puerta para que pudiéramos entrar—. Muy temprano salí para trabajar —asentí, ya que sabía de memoria toda su rutina, ella era la culpable de que yo saliera a correr todas las mañanas aunque estuviera a punto de congelarme por el frio—. Entonces, me encontré al chico que te iba a presentar la otra vez ¿recuerdas?

—No, —respondí con sinceridad mientras me dirigía a la cocina para preparar una taza de chocolate—. Recuerdo que a la fiesta a la que asistimos, sólo vi a las personas que ya conocía.

—Es verdad, pasó ese incidente y ya no te lo pude presentar, en fin… —llegó a mi lado y tomó asiento en una de las sillas que había frente a la barra que separaba al comedor de la cocina. Esperé a que prosiguiera con su relato, ya que en alguna de las conversaciones que había sostenido con Rose, había notado que estaba entusiasmada con el chico que conoció en Francia; podría ver un extraño brillo en sus ojos, que jamás había notado en ella.

—No es nada de lo que estás pensando Bella —me giré para verla mientras buscaba algo con insistencia dentro de su bolso—-. Ten —me extendió un folleto arrugado y con algunas manchas de café sobre él.

— ¿Qué es esto? —le pregunté antes de sentarme frente a ella. La información que contenía el panfleto, era sobre algunos edificios viejos que yo no reconocía. Las fotos eran antiguas pero realzaban algunas características del lugar—. En su época de gloria, debió de ser un lugar magnífico —le confesé mientras observaba maravillada las imágenes que el folleto traía impreso.

—Sabía que te iba a gustar, se lo dije —la miré sin comprender. Ella lo notó.

— ¿De qué hablas? —insistí en saber al mirar que tenía una enorme sonrisa sobre su rostro que me asustó. Y eso sólo podía significar que se traía algo entre manos.

—Tengo una propuesta que hacerte. —Después de escuchar sus palabras, tomé un gran respiro preparándome para lo peor, sin saber que con lo que estaba a punto de acontecer, cambiaría mi destino de una forma inesperada.

 

 

Tú eres la razón por la cual me hice más fuerte, pero sigues siendo mi debilidad.

 

.: EDWARD POV :.

 

—Hijo, tienes visita —escuché que me hablaba mi madre desde la entrada de mí habitación. Tapé mi cabeza con mi almohada intentando hacer silencio, ya que aún no quería levantarme—. Anda Edward, ya vi que estás despierto, no creo que quieras hacer a tu invitado esperar.

— ¿Quién es? — frustrado me levanté para mirarla, no había dormido bien durante la noche y cuando amaneció, mi cuerpo comenzaba a relajarse mientras intentaba descansar, ya que durante toda la noche, imágenes difusas venían a mi mente en cuanto cerraba los ojos.

—Soy yo hermano, ¿o acaso ya te olvidaste de mí? —en cuanto escuché su voz, rápidamente quité todas las cobijas que tenía sobre el cuerpo y fui directamente hasta su encuentro.

— ¿Seth? Hermano —lo abracé muy fuerte entre mis brazos ya que hacía mucho tiempo que no lo veía. Desde que nos graduamos, ambos tomamos caminos diferentes que nos llevaron a separarnos irremediablemente. Nos manteníamos en contacto de vez en cuando por correo electrónico, pero no era lo mismo que tenerlo aquí frente a mí, y aunque sonara un poco extraño, extrañaba a mi amigo, extrañaba sus consejos y cada una de sus locuras. Había hecho muchas amistades en Madrid, pero ninguna tan sincera y tan grande como la que tenía con Seth.

—Edward… hermano, no me dejas respirar —se quejó y de inmediato lo solté, ambos reímos.

—Seth… ¿te quedas a desayunar, cierto? —mi amigo asintió y mi madre salió por la puerta dejándonos solos. Tenía tantas cosas que contarle y él a mí, así que sin perder más tiempo nos sentamos y platicamos de todo lo que no nos habíamos contado; por ejemplo que su hermana estaría próxima a casarse con un tipo que conoció en Texas, que su padre estaba a punto de construir un taller más grande del que ahora tenían, que él por fin se había graduado de la universidad y actualmente se encontraba buscando empleo. Todas esas cosas y muchas más estuvimos platicando también en el desayuno, mi padre estaba muy contento de tener a Seth en nuestra casa, ya que durante todo el almuerzo, no dejó de parlotear y de opinar en cada comentario que él hacía.

En cuanto terminé de desayunar, subí rápidamente a mi habitación para darme una rápida ducha. Seth me había dicho que para recuperar el tiempo perdido me acompañaría a la Universidad para terminar con los últimos trámites que tenía que hacer para graduarme.

Llegamos y se quedó embobado con las chicas que estudiaban en la facultad, yo simplemente reía ante cada una de sus reacciones.

—Es enserio Edward ¿acaso eres de piedra? —me preguntó cuándo le dije que no veía nada de hermoso en esas mujeres.

—Yo solo tengo ojos para una chica ¿recuerdas? —ambos seguimos caminando hasta llegar a la oficina de mi asesor.

—Lo sé, lo sé —rio ante la cara que seguramente puse—, estaba bromeando pero dime ¿cómo vas con Bella? —me preguntó mientras nos sentábamos a esperar a Alexa, aquella Barbie con ojos misteriosos quien era el último peldaño que yo tenía que escalar para poder salir de la Universidad.

Le conté todo lo que había sucedido hacía unos meses en Madrid, le detallé cada cosa que había tenido que vivir con ella, le hablé de los temores que sentía de perderla y de que ese maldito fantasma no dejaba de atormentarla.

—Supongo que es normal hermano, fue su primer amor y digamos que su historia no tuvo un final feliz —sabía que tenía razón, pero no podía dejar de sentirme impotente por no poder protegerla de todo el daño que con la muerte de Jacob le había causado.

—Sé que tienes razón, pero han pasado más de cuatro años en los que ella lo había olvidado, pude sentirlo, ella era feliz, —la secretaria de Alexa entró en la habitación diciéndome que llegaría hasta la tarde, así que sin protestar, salimos de ahí continuando con nuestra charla—. Ahora lo que más me pesa es estar lejos de ella, prometió que pronto vendría a verme pero sé que aún tiene miedo, pude verlo en sus ojos cuando me despedí de ella en el aeropuerto. A veces quisiera que nada de esto hubiese ocurrido, que todo siguiera como antes, como cuando éramos niños.

—Te entiendo, pero eso no es posible, tienes que aprender a vivir con lo que sucedió, tienes que trazar un nuevo camino para ti y para ella si es que la quieres a tu lado, —me sorprendió la madurez con la que hablaba pero nuevamente sabía que estaba en lo correcto. No podía permitir que sus temores nos arrastraran a ese abismo sin salida que estaba a punto de consumirnos, yo amándola a ella y ella aun recordándolo a él. Tenía que dar un giro completo a nuestra existencia, alejarnos de todo lo que era dañino para su corazón y para mi salud mental.

—He estado pensando en algo, pero no sé si aceptará —le confesé. Esta era la primera vez que hablaba de esto con alguien y los nervios me estaban consumiendo. Era algo que había pensado desde que nos fuimos juntos a España, pero la edad que teníamos y el miedo que tenía ante su respuesta me carcomían la tranquilidad. Él me miró sin comprender—. Quiero dar el siguiente paso, ¿entiendes? —en este momento estaba con los sentimientos consumidos por la vergüenza.

—Lo sabía, lo sabía —no paraba de repetir—, sabía que serías el primero que se casaría. Tenemos que organizarte una gran fiesta de despedida.

—Cálmate Seth, sabes que esas cosas no me gustan —dije divertido mientras el aún brincaba como loco.

—Oh no, debemos hacerla en grande ¿cuándo piensas decírselo? —preguntó emocionado, yo por dentro era más que un manojo de nervios. Me senté en un intento de calmar a mi loco corazón ¿qué sería de mi cuando en verdad se lo pidiese?

— ¿Quieres parar? —Le grité exasperado al ver que no se calmaba, se paró en seco y me miró—, primero debe de aceptar mi propuesta y después ponemos la fecha.

—Pero Edward, aún están muy jóvenes —resoplé, al parecer el día de hoy él acertaría en todos sus comentarios.

—Lo sé, pero quiero hacer esto que tenemos más formal, quiero adornar ese dedo con un precioso anillo —comenté más emocionado y con una extraña sensación naciendo en mí corazón.

—Si necesitas mi ayuda, ¿sabes que puedes contar conmigo, verdad? —le di una palmada en la espalda mientras una estúpida sonrisa adornaba mi cara. Había estado pensando en esta posibilidad desde hacía mucho tiempo; tenía la certeza de que la quería en mi vida de todas y cada una de las maneras posibles. Bella tenía las cosas que siempre me habían gustado, ansiaba ver su rostro cada día al despertar y lo único que podía pensar durante todo el día era en ella.

Después de caminar como posesos por el pequeño centro de Forks, Seth regresó a su casa para ayudarle a su padre con todos los preparativos para ampliar su nuevo negocio. Yo me fui para mi casa esperando la hora para volver a ir a la Universidad, no sin antes entrar a mi cuarto y mirar el pequeño anillo que con mis ahorros había comprado pensando en ella.

.

.

.

¿Sería lo correcto? ¿No me estaría precipitando? Pero tú la quieres, ella te quiere y eso es lo único que te debe importar. ¡Pero ni siquiera has hablado con su madre! ¿Qué es lo que pensará de todo esto? Oh vamos, te conoce desde que son niños, yo creo que no tendrá ninguna objeción. —El diálogo que tenía internamente me estaba volviendo loco, la duda me corroía y la cabeza parecía a punto de estallarme. Salí sin dar explicaciones de mi casa dirigiéndome directamente a la Universidad, mis padres estaban enfrascados con sus recientes discusiones maritales que me tenían realmente perturbado. Su matrimonio llevaba sólido más de 20 años y me era extraño asimilar que a estas alturas estuvieran teniendo problemas. Muchas veces intenté hablar con ellos sobre lo que estaba sucediendo, pero con sus evasivas y las excusas de que eran cosas que no me correspondían, me sacaban de la conversación; sabía que algo no marchaba del todo bien, que había cosas que ellos no me habían dicho y eso me molestaba, yo intentaba tener toda la confianza con ellos pero en estos momentos no me la estaban demostrando. No sabía con exactitud el momento en que todo eso comenzó a cambiar entre ellos, pero recordaba claramente que mi madre una noche que intenté hablar con mi padre sobre su pasado, se sobre exaltó demostrándome una faceta de su personalidad que no conocía. 

 

**Flash Back

 Es por esa razón que tienes que hacerlo de esta manera ¿tienes alguna duda? me preguntó al terminar de explicarme un ejercicio que no había podido resolver, las matemáticas no eran mi fuerte y mi padre tenía un amplio conocimiento del tema, muchas veces me pregunté ¿por qué yo no había heredado esa habilidad de él?

No, todo me quedó claro mi padre me sonrió y volvió a concentrarse en su trabajo, últimamente tenía más ocupaciones de lo que yo en mi infancia lo había observado trabajar, ya que uno de sus amigos lo había postulado como candidato a decano de la facultad en donde impartía clases. No quería importunarlo, pero las preguntas no dejaban de atiborrar mi cabeza  desde la última vez que había hablado con él y eso ya era hacía un par de meses—.  ¿Papá? intenté que mi voz saliera firme y que no denotara el nerviosismo que estaba sintiendo. 

— ¿Si Edward? me respondió sin quitar los ojos de los papeles que estaban sobre su escritorio, aguardé queriendo encontrarme con su mirada para así saber que lo que saliera de su boca fuese solo la verdad. Me miró y por unos segundos olvidé lo que quería preguntar—.  ¿Qué es lo que sucede? preguntó después de unos segundos en los que permanecimos en silencio.

— ¿Por qué Charlie desconfiaba de mi madre? Al parecer mi pregunta lo tomó por sorpresa porque comenzó a mover con torpeza los documentos que había sobre la mesa—. Teníamos esta conversación pendiente ¿lo recuerdas?

—Claro que lo recuerdo, pero aun no entiendo ¿por qué es que quieres saber? —sin nada de prisa tomó la tasa de humeante café que tenía a su derecha mientras yo, aguardaba en silencio esperando que prosiguiese—. Verás, hubo una pequeña riña en el grupo de amigos al cual yo pertenecía, podría decirse que se dividió en dos después de esa pelea. Charlie tomó partido en algo que no nos concernía, yo traté de mantenerme imparcial al respecto pero de un modo o de otro terminé siendo parte de algo que yo desconocía. Tu madre y Charlie quedaron en bandos separados y fue ahí donde todo comenzó. Éramos jóvenes, adolecentes para ser más precisos, era la época en que se suponía que podías equivocarte y yo lo hice, no una sino muchas veces; con tu madre, con Charlie, con… —se quedó pensativo y con la palabra sostenida en la punta de la lengua, yo sólo esperaba que continuase, quería saber más sobre lo que había pasado entre ellos y el porqué de las razones de mi madre para expresarse de esa forma de Charlie—. Como te lo comenté la vez pasada, Charlie no creía del todo en la relación que sostenía con Esme, empezamos ambos como amigos, al igual que Bella y tú lo hicieron —Asentí—. En esa época tu madre era muy amiga de una joven llamada Sarah. Por ella fue que la conocí, por Sarah conocí a tu madre.

¿Sarah? Recordaba ese nombre, pero ¿en qué situación la había nombrado? Él ya la había mencionado en algún momento pero ¿acaso esa mujer tomaba parte vital de todo esto? Una pieza más que añadir a este rompecabezas que tenía cada vez más piezas que debía de acomodar.

—Creí haber dejado claro que no quería que ese nombre fuese pronunciado en mi casa Carlisle, —la voz fría y dura de mi madre nos sobresaltó, entró y vio a mi padre con unos ojos que no había visto nunca en ella, en ellos había muchos sentimientos que me fue difícil de precisar: había dolor, tristeza pero sobre todo pude percibir algo de rencor en su mirada y eso me asustó.

Después de ese momento, mi padre trató de tranquilizarla porque Esme se desquició aventando todo a su paso, me pidió que saliese de la habitación mientras intentaba controlarla, me negué rotundamente pero cuando vi su cara en total seriedad no me dio cabida a replicaciones.

** Fin de Flash Back

 

Los días pasaron y las cosas estaban más que extrañas, mi madre aunque ya se encontraba mucho mejor del accidente ocurrido meses atrás, se encerraba en su cuarto sin decir palabra alguna. Yo no quería tomar partido por ninguno de los dos, ambos eran mis padres y por más que me doliese esta situación, ellos no me permitían hacer nada con sus evasivas.

Llegué al único lugar en que podía estar tranquilo, donde podía sentarme y no escuchar ningún grito, ningún reclamo o amenaza.

—Vamos, sé que tú puedes darme eso y mucho más… sé que te está yendo bien en el trabajo Alexa, —me quedé con la mano sosteniendo la perilla de la puerta de la Barbie al escuchar que alguien mencionaba su nombre—, me lo ha dicho nuestra madre, solo te estoy pidiendo $15000 dólares ¿acaso es mucho pedir?

—Es mucho más de lo que gano en un mes Vladimir, tenemos que pagar la renta y yo no estoy dispuesta a sacrificar a nuestra familia por tus estupideces otra vez. —Escuché que poco a poco el tono de su voz comenzaba a elevarse—, esta vez no meteré las manos al fuego por ti, arréglatelas como puedas, deja en paz a mi madre y aléjate de nuestra familia.

De pronto escuché un fuerte golpe proveniente del interior de la habitación, no quería parecer chismoso pero en ese momento la curiosidad pudo más que la educación que me inculcaron mis padres, con sigilo me acerqué más a la puerta para que pudiese escuchar.

—No te lo volveré a repetir Alexa, no tengo tiempo para estar discutiendo contigo, lo necesito, enserio lo necesito, —escuché que el hombre susurraba y ella se quejaba, era un quejido de dolor estaba más que seguro, no necesitaba escuchar algo más para saber que tenía que intervenir, giré la perilla y entré a la oficina de mi asesora. Al instante, aquel individuo soltó la mano que tenía apretada alrededor de su cuello.

— ¿Todo está bien? —pregunté mientras cerraba los puños y miraba con desprecio y con incontenible furia que crecía en mi pecho como un volcán al estallar, a aquel sujeto que me daba la espalda, ya que ninguna mujer se merecía un mal trato o que siquiera se le alzara la voz.

Alexa me miró agradecida, pero también había otro tipo de sentimientos en su mirada; veía el miedo y la inseguridad que no creía que pudiesen existir en ella.

—Edward ¿qué es lo que necesitas? —me preguntó la Barbie mientras intentaba recuperar su postura, podía notar como las manos le temblaban. Ella no me miraba, agachaba su cara mientras intentaba acomodar inútilmente los papeles que estaban sobre su escritorio—. ¿Por qué entraste sin anunciarte? ¿Acaso no conoces a mi secretaria?

—Claro que la conozco, pero no estaba en su escritorio, por eso me atreví a entrar… —el otro hombre que estaba en la habitación, salió de prisa sin siquiera pronunciar alguna palabra. Ambos nos quedamos en silencio por lo que parecieron algunos minutos interminables. Ella suspiró abatida mientras se dejaba caer en la silla que tenía frente a su escritorio—, ¿segura que estás bien? ¿Ese imbécil no te hizo daño? —pregunté con verdadera preocupación.

—Estoy bien Edward, lo que sucedió fue un pequeño incidente que no debiste de presenciar —vi que con la manga de su chamarra limpiaba la comisura de sus ojos. Por unos breves momentos, pude notar lo frágil que era, lo indefensa que podía estar ante el mundo pero al parecer ella no se daba cuenta de eso—, y si ya terminaste de escudriñarme con la mirada, ¿podemos seguir con lo que te trajo aquí?

La miré sin saber que contestar, ya que me parecía realmente absurdo su comportamiento; después de que vi todo lo acontecido, ella aún quería mantener esa postura de mujer fría ante mis ojos ¿por qué seguir fingiendo? —me pregunté mientras le entregaba los papeles que había traído para que me los firmara.

Me dediqué a observarla mientras ella revisaba lo que le había entregado; su cabello estaba un  poco alborotado y tenía algunos cabellos que se salían de su lugar…, las manos aún las tenía temblorosas y cuando miré su cuello, las marcas de ese infeliz aún eran perceptibles sobre su garganta… nuevamente la furia regresó a mi cabeza acelerando mi corazón. ¿Quién sería ese tipo? ¿Por qué ella no trato de defenderse o por lo menos de pedir ayuda?

Por unos instantes, pensé que todo lo que ella había demostrado de su personalidad, era una absurda mentira. Muchas veces había escuchado que las personas muestran lo que son en realidad cuando se enfrentan a alguna adversidad y comenzaba a creer que era cierto.

A estas alturas y viendo el extraño comportamiento que había tenido Alexa ante la visita de ese desconocido, y los raros arrebatos de demencia que tenía mi madre, comprendí que jamás terminas de conocer a las personas, y por mucho que te cueste aceptarlo, el tiempo no es sinónimo de conocimiento, ni mucho menos de confianza…, es un recordatorio constante de que existe una brecha invisible que separa a las personas de su verdadera realidad. Entendí que cada uno de nosotros utiliza un escudo que tenemos siempre a la defensiva, protegiendo lo más profundo de nuestro ser de cualquier amenaza o intromisión a nuestra persona.

 

 

.: BELLA POV :.

 

—No te preocupes por mi Rosalie, estaré bien. —Rose miraba a su abuela con indecisión, yo sabía que no quería dejarla sola, pero después de esa oferta de trabajo que uno de sus amigos que conoció en Francia le ofreció, tuvo sentimientos encontrados; por un lado sabía que esta oportunidad no se le presentaría dos veces en la vida, era la ocasión que había estado esperando durante mucho tiempo para lograr demostrar de lo que era capaz de hacer pero por otro, tenía miedo de que en su ausencia le ocurriera algo malo a su abuela, aunque Elizabeth gozaba de una buena salud, había algo que no le permitía obtener esa tranquilidad para que pudiera irse.

—Pero no quiero dejarte sola abuela, sabes que eres la única familia que tengo y si algo te pasa… —comenzó a decir de forma rápida mientras movía vertiginosamente sus manos.

—Solo necesito unos días más para dejar todo en orden cariño, en cuanto todo esté listo iré para allá con Bella ¿verdad cielo? —Rose volteó para mirarme e inmediatamente asentí. El vocero que anunció su vuelo, sacó de sus pensamientos a Rosalie y me abrazó.

—Espero no causarte molestias —negué mientras le devolvía el abrazo—, las esperaré.

—No te preocupes por nada Rose, cuidaré bien de Elizabeth…, además, sólo serán unos cuantos días más… yo también estoy ansiosa de comenzar —ambas se dieron un abrazo y se dijeron muchas cosas que me hicieron un nudo en la garganta. Esperamos a que Rose desapareciera por la puerta para irnos a su casa.

Después de escuchar su propuesta el día en que Edward se fue, las ganas de volver a Washington llenaron mi mente. Era una proposición que a ambas nos había dejado realmente sorprendidas: un importante consorcio inversionista había decidido invertir en los Estados Unidos, queriendo restaurar algunas construcciones que radicaban en ese país. Nuestra responsabilidad residiría principalmente en ser las encargadas de supervisar que los trabajos se hicieran con éxito; pero no sólo se trataba de comprobar que las cosas se elaboraran correctamente, sino también proponer ideas nuevas e innovadoras para que los lugares volvieran a tener el encanto que tuvieron en sus épocas de esplendor.

Después de dejar a Elizabeth en su casa esa tarde, ambas empezamos a dejar todo en orden para que pudiésemos regresar; agradecí a mis profesores y me despedí de todas las personas que en Madrid se portaron amables conmigo. En estos momentos, a pesar de estar sola recogiendo las últimas cosas que me llevaría de vuelta a casa, sentía que una extraña paz me rodeaba el corazón; tal vez se debía a que nuevamente vería a mi madre y hermana, o tal vez era porque volvería al lugar donde había pasado toda mi vida…

Los días pasaron y sin darnos cuenta, estábamos arribando al aeropuerto internacional de Washington. Elizabeth se encontraba a mi lado sumamente inquieta, hacía mucho tiempo que no regresaba a este lugar; podía ver en sus ojos la mezcla de emociones que se albergaban en su corazón, la tomé de la mano en un intento de reconfortarla.

—Estoy segura que lo primero que querrás hacer es ver a tu madre y hermana ¿o no cielo? —Elizabeth me miró y lo único que pude fue asentir realmente emocionada—, pues anda entonces, yo tomaré un taxi y me iré al hotel a darle la sorpresa a Rose.

— ¿Seguro qué estarás bien? —ella asintió y yo sin dudarlo salí corriendo a tomar el primer autobús que me llevaría nuevamente a mí hogar.

.

.

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La puerta entre abierta, el olor del pasto recién podado y el frío que sentía sobre mis hombros, me confirmaban lo que veían mis ojos. Bajé mis maletas del auto y le pagué al señor que amablemente me había traído hasta la puerta de mi casa.

En momentos como este, sentía más que nunca la ausencia de mi padre, extrañaba que cuando regresaba de la escuela, ahí estaba él, recibiéndome con los brazos abiertos, pero ahora solamente la brisa helada era la que me invitaba a entrar.

— ¿Bella? ¡Cariño! ¿Cuándo regresaste, por qué no nos pediste que fuéramos a recibirte al aeropuerto? —mi madre se levantó inmediatamente del sofá para darme un fuerte abrazo al mismo tiempo que lo hacía mi hermana.

—Te he extrañado tanto Bella —Bree me estrechó fuertemente mientras yo contenía las horribles ganas que tenía de llorar; se veía tan hermosa, con su cabello recogido en una coleta y esa mirada divertida que el tiempo aún no había logrado borrar—. Tengo tantas cosas que contarte Bella.

—Ya tendremos tiempo para eso, —le dije al tiempo que limpiaba las escandalosas lágrimas que había derramado.

— ¿Y no hay un abrazo para mí? —al escuchar su voz, rápidamente lo busqué con la mirada.

— ¿Edward? ¿Qué es lo que estás haciendo aquí? —lo vi y simplemente me sonrió. Bree y Renée se hicieron a un lado para que pudiese saludarlo. No había pasado mucho tiempo desde la última vez que lo había visto, pero raramente lo extrañaba.

—Vino a tratar unos asuntos conmigo ¿verdad Edward? —Él se sonrojó mientras miraba a mi madre con complicidad, la duda entró a mi mente apoderándose de mis pensamientos mientras intentaba pensar que asuntos había venido a tratar con mi madre.

—Ven Bells, vamos a mi cuarto, tenemos mucho de qué hablar —mi hermana me jaló escaleras arriba impidiéndome protestar.

Algunos dicen que el afecto que tenemos hacia las personas, no se mide según el espacio que ocupan en nuestras vidas, sino que se mide por el vacío que dejan cuando se van, y aunque mi familia no se había ido de este lugar, el tiempo que conviví con ellas a mi regreso me pareció insuficiente para recuperar todos los momentos que me había perdido en sus vidas; mi hermana se graduó de la escuela y mi madre había prosperado en su negocio, entre otras cosas más, situaciones que sin duda el tiempo jamás me daría la oportunidad de recuperar.

—Me hubiese encantado estar ahí contigo hermanita, no sabes lo mucho que lo lamento —intentaba disculparme con ella por no estar presente en los momentos en los cuales ella más me necesitó, tenía presente que el paso de los años, habían hecho de ella una joven de bien, mi madre había hecho un extraordinario trabajo con ella y mi padre estaría tan orgulloso de la persona en la que se había convertido.

—No te preocupes Bella, que lo más importante para mí es que tú realices tus sueños, así como yo intentaré realizar los míos, —me sonrió y una onda de tranquilidad me inundó al saber sus pensamientos. A veces la recordaba como cuando tenía 5 años y no se quería separar de mi lado mientras estaba jugando a mí alrededor; la veía tan frágil e indefensa, tan inocente y feliz…, pero muy dentro de mí corazón, sabía que esa niña se había quedado en el pasado para darle paso a la mujer que hoy tenía frente a mí, y aunque quisiera protegerla de todo peligro, sabía que ella ya no necesitaba de mí amparo.

Tenía que seguir mi camino, intentando trazar el destino que soñaba para mí. Seguir aquella vereda que algún día apareció en mis sueños y me hizo desear superarme; se lo debía a mí padre, a mí madre y a mí hermana..., pero más que debérselo a otra persona, me lo debía a mí misma.

Cuando bajé del cuarto de Bree, pensé en reencontrarme con Edward, pero él ya no estaba. Hice varios intentos para hablar con él, y comunicarle el porqué de mi repentino regreso, pero desde que había regresado de Madrid, él se mostraba evasivo conmigo; tal vez estaba exagerando las cosas, pero no podía dejar de sentirme como una extraña en su vida.

Mi madre me pidió que le diera tiempo, que había cosas que él debía de ordenar, así que después de haberme quedado unos cuantos días más en Forks, regresé nuevamente a Washington para seguir en el proyecto en el cual apoyaría a Rosalie.

Recorrimos cada uno de los lugares en los cuales estaríamos trabajando, me familiaricé con el equipo de trabajo y también conocí al encantador chico que le propuso este trabajo a Rose.

—Bella —me dijo una tarde en la cual estaba observando maravillada los hermosos retratos que colgaban sobre la pared del inmueble que habíamos ido a visitar mientras hacía algunas anotaciones en mi libreta—, te quiero presentar a alguien muy importante —Rápidamente dejé todo lo que estaba haciendo y le puse toda mi atención; frente a mí se encontraba un hombre alto, con el cabello un poco largo pero peinado hacía atrás, las cejas pobladas y unos ojos divertidos.

—Garrett —me dijo mientras me miraba con intensidad.

—Bella —respondí en el mismo tono que él usó y le estreché la mano. Los dos nos sostuvimos la mirada por unos segundos sin parpadear, después de que sentí que mis ojos ardían por la falta de pestañear, desvié la mirada sin poderlo soportar más. Ambos reímos y nos pusimos a discutir sobre las mejoras que quería que se hicieran en el lugar.

Mientras hablábamos, pude darme cuenta de que era el tipo de persona con el cual se puede confiar, podría ser tu mejor amigo así como también podría ser el peor, era exigente en su trabajo, sabía separar la amistad de nuestras labores y eso era algo que me agradaba.

Muchas veces le pregunté a mi amiga si él era el chico que la hacía suspirar, pero ella se encargó de recalcarme muchas veces que él no era el hombre por el cual su corazón latía desesperadamente, lo único que sabía de su enamorado era su apellido: McCarty.

—Muy pronto lo conocerás, es un tipo que te caerá sensacional —me repetía como si fuera una plegaria. La única verdad, era que cada vez que me lo mencionaba, sentía muchísima curiosidad, pero no tendría que esperar por mucho tiempo más, la presentación del proyecto sería la próxima semana y ahí por fin lo conocería, solo esperaba que fuese un hombre de fiar. 

 

.: EDWARD POV :.

 

— ¿Ya tienes todo preparado? —Asentí con nerviosismo— ¿Estás seguro? ¿No quieres que repasemos una vez más el plan? —negué rápidamente. Por unos breves momentos sentí que Seth estaba más angustiado que yo.

Pero no, dentro de mí cuerpo, sentía como mi estómago se revolvía más que algún alimento dentro de una condenada licuadora, pensaba que si repetía una vez más el plan que tenía para pedirle a Bella que se casara conmigo, todo se iba a ir por la borda.

Sabía que desde que había regresado nuevamente a Forks, la había estado evitando, pero intuía que si pasaba mucho tiempo junto a ella, simplemente las palabras y mis sentimientos me traicionarían haciendo que todo esto saliera de la peor manera posible.

Me despedí de mi amigo y me encaminé directamente para buscar a Bella, había hecho todo esto como las reglas de la sociedad lo marcaban, bueno a excepción de comentárselo a mis padres. La relación con ellos no había mejorado en lo absoluto, los gritos y las peleas se hacían cada vez más frecuentes y era algo de lo que ya me estaba cansando.

En las pocas veces que tuve la oportunidad de hablar con mi Bella, no le había comentado nada de lo ocurrido, ya que no quería que pensara que todo esto del matrimonio se lo estaba pidiendo como una alternativa de escapatoria; ella era más que una simple vía de escape en mi vida, era la tranquilidad, la paz, el amor que yo siempre había querido y que en estos momentos estaba necesitando.

Por Renée, sabía que Bella estaba trabajando arduamente en Washington, así que sin mucho pensarlo, me dirigí directamente hacia mi destino…

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—Rosalie Lilian Hale —repetí por tercera ocasión a la recepcionista del hotel en donde se estaba hospedando Rosalie, ya que presentía que Bella en estos momentos se encontraba con ella. Tardé más de 10 minutos en la recepción, hasta que la vi bajar a un lado de la rubia. Bella se veía realmente hermosa, su cabello lo llevaba suelto, la ropa que estaba usando le marcaba cada una de sus curvas y no pude evitar que una sonrisa boba se asomara por la comisura de mis labios—. Bella… —dije casi en un susurro.

— ¿Edward? —En el momento en que me vio, corrió hacia mí  y rápidamente la estreché entre mis brazos, hundí mi nariz en su abundante cabello intentando aspirar su aroma— ¿qué haces aquí? ¿Por qué no me dijiste que vendrías?

—Quería darte una sorpresa ¿lo logré? —Asintió y me sonrió.

—Pero tenemos muchas cosas de las cuales tenemos que hablar ¿no crees? —sentí que los colores se me subían rápidamente a la cabeza.

—Bien tórtolos, yo los dejaré solos, nos vemos después —Rosalie se despidió de nosotros y yo tomé con decisión la mano de Bella.

— ¿A dónde vamos? —preguntó cuándo nos detuvimos frente al auto para dirigirnos a la dirección que tenía planeada.

—Es una sorpresa —me coloqué a su espalda y con una pañoleta de color negro le cubrí los ojos.

— ¿Qué estás haciendo? —me preguntó.

—Es parte de la magia —negó y simplemente me sonrió. La ayudé a entrar al coche y encendí la marcha.

Durante todo el trayecto, estuvimos completamente en silencio, tan sólo disfrutando de la música que a ambos nos gustaba.

— ¿Por qué no querías que nos viéramos antes? —Comenzó a preguntarme mientras la ayudaba a bajar del coche—, pensé que estabas enojado conmigo por regresar sin avisarte, pero todo fue tan de improviso que solamente tuve el tiempo necesario para dejarlo todo en orden. —No le contesté, seguí caminando guiándola hasta nuestro destino—. ¿A dónde me llevas, Edward? Sabes perfectamente que no soy una aficionada de las sorpresas.

—Ya lo sé, pero estoy seguro de que esto valdrá la pena —susurré cerca de su oído mientras deslizaba lentamente el pañuelo por sus ojos.

Al ver el lugar, Bella hizo una pequeña exclamación de sorpresa; vi como con su mirada, recorría con detenimiento cada detalle que existía en el lugar. Era un pequeño claro a mitad de la inmensa maleza del bosque. Por la época en la que nos encontrábamos, los árboles se encontraban sin hojas, pero la luz del atardecer combinada con el follaje que estaba sobre el suelo, le daba al sitio un toque especial. Solté sus hombros y lentamente se acercó hasta una pequeña mesa que se encontraba en el centro del lugar, donde una pequeña canasta la estaba esperando.

— ¿De qué se trata esto, Edward? —preguntó mientras examinaba cuidadosamente los paquetes que había dentro del cesto. Me acerqué sin prisa hasta colocarme junto a ella. Con una de mis manos temblorosas, tomé su cintura y la atraje hacia mí.

—Estos regalos son para ti. —Vi como su mirada bailó divertida al ver cada objeto que estaba dentro de la canastilla, con una de sus manos fue pasando lentamente los dedos por encima de las cosas—. Cada una de ellos tiene un significado diferente, cada uno tiene una razón por la que está dentro de esta canasta —tomé con la mano que me quedaba libre, el álbum de fotos que había colocado junto a la botella de champán—, por ejemplo —continúe—, en esté álbum quiero que tengamos fotos de los dos, donde añadamos cada uno de los recuerdos que hayamos tenido, así como los que juntos tendremos en el futuro, —lo dejé a un lado  y tomé la caja de chocolates que recordaba le habían gustado durante gran parte de su infancia—, esta caja de chocolates, significa que amo tanto tu pasado, como tu presente…, que aunque algunos de tus gustos hayan cambiado, recuerdo la esencia de tu alma y los sentimientos más puros que hay en tu corazón —los coloqué a un lado del álbum y comencé a explicarle cada concepto que tenía de las cosas que se encontraba en la cesta. El libro que reflejaba cada sentimiento despedido por mi alma por el amor que le profesaba, la música que quería que escucháramos juntos hasta envejecer, la cava con la que quería que festejáramos cada uno de nuestros más anhelados triunfos…

—Haz logrado que me quede sin palabras Edward —sentí que la voz poco a poco se le estaba quebrando, así que con delicadeza, la voltee para  que quedáramos frente a frente. Vi sus ojos con el brillo que tanto me embelesaba.

—Quiero compartir cada segundo de mi vida contigo Bella…, —mí pulso, rápidamente se disparó. No debía de mostrar mi nerviosismo, no quería que ella lo interpretara como indecisión, así que respiré profundamente en un intento de tranquilizar el palpitar de mi corazón.

—Edward… —musitó despacio.

—Déjame terminar Bella… —cerró la boca y me dejó continuar.

—Yo solo quiero que estemos juntos Bella, ya no quiero ser solamente el amigo al que acudes  cuando necesitas de mi apoyo, quiero que recurras a mí porque quiero ser la persona más importante en tu vida, así como tú lo eres en la mía... —sentí que ambos estábamos conteniendo la respiración—, Bella… —suspiré. ¿Por qué todo esto tenía que ser tan difícil? Sabía lo necesaria que era su presencia en mi vida, conocía lo que tenía para ella en mi corazón ¿por qué se me hacía tan complicado declararle mi amor?

Dentro de mi mente, recordé las palabras que mi padre alguna vez me pronunció:

“Lucha por su amor, hace mucho tiempo que yo perdí a la mujer que amaba por cobardía”

Con estas palabras, comprendí que lo último que quería era perderla.

—Cásate conmigo Bella.

 

.: BELLA POV :.

 

Sus palabras se quedaron suspendidas en el aire, mientras yo, poco a poco en mi mente juntaba cada expresión en la que reafirmaba sus sentimientos hacia mí: “Cásate conmigo Bella”

Su proposición me tomó por sorpresa ¿casarnos? El matrimonio era un compromiso que hasta este momento no aparecía entre mis planes; no era la mujer que desde niña se había imaginado vistiendo de blanco caminando por el pasillo de la iglesia, no. Y no es que no creyera en este pacto de amor, sino todo lo contrario; durante el tiempo que duró el matrimonio de mis padres, lo que más quería era encontrarme un hombre que me amara tanto como Charlie amó a mi madre.

Pero en estos momentos sentía que me encontraba en una de las mejores épocas de mi vida: ya no dependía económicamente de mi madre, al contrario,  las ayudaba a menguar los gastos que tenían en la casa, había encontrado un excelente trabajo, que además de remunerarme muy bien económicamente, en esos lugares podría adquirir la experiencia que sólo se obtiene con el correr de los años.

— ¿Bella? —mencionó mi nombre y rápidamente busqué sus ojos. Vi mi miedo plasmado en su mirada.

Negué rápidamente, necesitaba tiempo para asimilarlo.

Mientras tomaba nuestras manos, las miré y por unos segundos sentí el rápido palpitar de mi corazón retumbándome en mis oídos, las manos me sudaban y un extraño calor recorrió todo mi cuerpo.

Jamás me imaginé en este momento, en especial con este hombre: Edward…, mi mejor amigo de la infancia, el ser que sabía mis más grandes miedos, el que conocía cada uno de mis defectos, la persona que se había quedado a mi lado en los momentos más difíciles…, el día de hoy, con su pantalón negro de vestir, la camisa blanca perfectamente fajada y un saco del mismo color de su pantalón, estaba parado frente a mí, mirándome con sus grandes orbes jade que brillaban, seguramente llenos de todas las emociones que estaba conteniendo en ese momento.

¿Qué debía de contestar? Lo quería, de eso no tenía la menor duda pero ¿eso sería suficiente?

—Sé que aún estamos muy jóvenes Bella…, y que tal vez esta proposición te haya tomado por sorpresa, pero tú más que nadie, conoce lo que hay para ti en mi corazón, te amo y con este anillo —metió la mano a la bolsa de su pantalón de dónde sacó una pequeña cajita forrada de terciopelo color rojo, al verla, contuve la respiración—, prometo cuidar de ti eternamente…, así que te lo volveré a repetir —sonreía mientras apoyaba una de sus rodillas al piso y yo, aguanté las ganas que tenía de llorar — ¿Me harías el extraordinario honor de ser mi esposa?

—Si…, —dije con determinación cuando vi el resplandor que había en sus ojos, y en ese momento comprendí que no había nada que pensar; Edward era el destino que me había tocado vivir. Me tomó entre sus brazos y me dio un par de vueltas en el aire, para cuando me maree, me dejó con delicadeza sobre el suelo, tomó mi mano y besó su dorso para posteriormente besar el anillo que ahora me pertenecía.

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Durante todo el recorrido hacia Forks, Edward no dejó de sonreír o de agarrarme de la mano en cada oportunidad que tuviese, parecía un niño con regalo nuevo en Navidad, y yo, no pude evitar sentirme de la misma manera. Por fin me sentía plena, llena de seguridad y de una tranquilidad que solo se consigue cuando se sabe que se ha tomado una decisión correcta, y lo sabía, porque así lo sentía en mi corazón.

—Me esforzaré cada día para que nunca le falte nada a nuestro hogar, te lo prometo Bella —me dijo antes de que me ayudara a bajar del auto que estaba estacionado frente a la casa de mi madre.

—Lo sé Edward, pero no estarás solo —me sonrió y tomándome nuevamente de la mano, entramos a la casa para darle la noticia a Renée.

— ¡Sorpresa! —escuché que gritaban al tiempo que yo abría la puerta, y para mi asombro, en el recibidor una comitiva nos estaba esperando: mi madre, Bree, Seth y ¿Alice?

— ¡Alice! —Grité mientras me acercaba a ella para abrazarla— ¿Cuándo llegaste? ¿Por qué no me avisaste que vendrías?

—Tranquila, tranquila Bella, ya habrá tiempo para tus interrogatorios, mejor dime ¿Ya has aceptado? —Seth intervino y le mostré el precioso anillo que descansaba sobre mi dedo anular.

—Hija, no sabes lo mucho que me alegro por ti, por Edward…, —vi que las lágrimas estaban a punto de desbordarse por sus ojos, respiré profundo ya que yo no quería llorar—, sé que tu padre en donde quiera que esté, está celebrando tu decisión.

Rápidamente los abracé a todos, agradeciéndoles sus buenos deseos para mi relación con Edward, y viendo a todas las personas que más amaba aquí reunidas, no pude evitar sentirme dichosa. Con cada risa o comentario que me hacían, podía ver el futuro que me esperaba junto a Edward: una vida tranquila y feliz, con un amor sereno y paciente que siempre estaría ahí para mí. Una parte de mí corazón, deseaba que este momento no terminara nunca, y desee con todas las fuerzas de mi ser, que esta felicidad, durara por muchísimo tiempo más.

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— ¿Ya esta todo listo, Bella? ¿No queda más que ordenar? —Garrett me preguntó e inmediatamente negué.

—Ya lo he arreglado todo, no  tienes nada por qué preocuparte, lo mejor será que te vayas a arreglar ¿quieres? —le sugerí, ya que tan sólo me faltaba por organizar unos cuantos folletos que necesitaríamos para la presentación.

—Esta bien, pero tú también hazlo, recuerda que hoy es un día muy importante para todos nosotros —asentí.

—Lo sé, lo sé, no tienes por qué recordármelo —suspiré mientras veía como se alejaba. Hoy por fin era el día de la gran presentación.

Habíamos trabajado en esto desde un par de semanas atrás. Hoy veríamos si todos nuestros esfuerzos valdrían la pena, ya que buscaríamos a más personas que estuvieran interesadas en invertir en el proyecto, así como promover que en el futuro, estos lugares volvieran a tener el auge de visitantes que tuvieron después de su primera inauguración.

Terminé de ordenar lo que me faltaba y me dirigí directamente hacia mi habitación para arreglarme. Ya que era un evento de suma importancia, Rosalie me había sugerido que usase un vestido, y cuando se lo comenté a Alice, no pudo estar más que de acuerdo. Me duché, me maquillé y arreglé lo mejor que pude; el reflejo que vi en el espejo me gustó, así que sin mirar atrás, salí de mi cuarto y esperé a que Rose también terminará.

—Te ves fenomenal —le dije a mi ¿castaña? Amiga cuando salió de la habitación—, diferente, pero te ves radiante.

— ¿Te parece? —Se dio una vuelta mostrándome a parte de su nuevo color de cabello, el precioso vestido color verde que llevaba puesto—, este es el color natural de mi cabello, espero que a Emmett le guste —se sonrojó.

— ¿Así que Emmett, eh? —Rio y cerró su puerta.

—Sí, así se llama mi enamorado, estoy segura de que te agradara —sonreí, ya que de verdad me moría de ganas por conocerlo.

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Las personas realmente animadas caminaban de un lugar a otro admirando las representaciones que habíamos fabricado de las construcciones. Llegaron más personas de las que yo sinceramente esperaba.

—Te ves realmente preciosa esta noche —sonreí al escuchar su voz.

—Y usted señor Cullen, no esta nada despreciable —le dije una vez que me voltee para encararlo—, lamento el retraso —se disculpó mientras entrábamos a la enorme casa donde se haría la exposición— se nos descompuso el auto y tuvimos que arreglarlo.

—No es demasiado tarde, pasen por favor —esperé a que todas las personas que había invitado entraran al lugar: mi madre, mi hermana, Seth, Alice y Carlisle que venía solo —. ¿Y Esme? — pregunté y vi que Carlisle hacía una mueca de dolor.

—Ella no se sentía bien, —asentí poco convencida, ya que sospechaba que había otras razones por las cuales ella había decidido no venir.

—Es verdad, tenía un fuerte dolor de cabeza e insistió en que viniera mi padre —suspiré, Edward se veía tan convencido pero algo dentro de mi corazón, me decía que esa no era la única razón.

— ¿Seguro que estará bien? —le pregunté a Edward en un susurro.

—Estoy seguro, una enfermera se quedó con ella —y eso de una forma me tranquilizó, pero suponía que nuestros planes para informarle a los padres de Edward que nos casaríamos, se postergarían por un tiempo más—, no te preocupes por nada ¿de acuerdo? Ya encontraremos el momento adecuado para decírselos —me besó la frente y me dio un rápido abrazo.

—Lamento interrumpirlos tórtolos, pero necesito que vengas conmigo Bella, hay unas cuantas cosas que tenemos que arreglar —Edward bufó al escuchar la voz de Rosalie, me soltó lentamente mientras me daba otro beso—, te prometo que no será por mucho tiempo Edward, solo son unos cuantos detalles —Rose se disculpó mientras subíamos las escaleras.

—Veo que su relación va de maravilla Bella, —comentó con emoción.

Más de lo que imaginas —pensé para mis adentros. La verdad era que ninguna persona, solamente nuestros amigos y familiares más cercanos a excepción de los padres de Edward, estaban enterados de nuestro compromiso, ya que él lo había querido así, escudándose en que la relación con sus padres, no estaba en su mejor momento.

No te preocupes, encontraremos el momento adecuado para decírselos…

Escuché la voz de Edward dentro de mi cabeza y sus palabras me recordaron que debía de mantener por el momento nuestro compromiso en secreto.

Caminamos por un largo pasillo hasta entrar a una de las habitaciones donde nos esperaba Garrett. En cuanto pasamos, mis ojos recorrieron todo el cuarto que era más grande que nuestra pequeña oficina, las luces eran tenues, las paredes estaban pintadas de un color beige, pero lo que me llamó la atención del lugar, fueron las fotografías que se encontraban a un lado del tocador.

—Él es Jackson,  —me dijo Garrett mientras tomaba uno de los retratos que estaban sobre la cómoda.

— ¿Qué? —Lo miraba sin comprender, yo sabía que el muchacho que estaba en la foto, no se llamaba Jackson. Reconocía que había algo diferente en la complexión de su cuerpo y el brillo que había en su mirada, pero el color de su piel era inconfundible, así como el perfecto tono de su cabello, y más inconfundible aún, era su extraordinaria sonrisa—, esto debe ser una maldita broma ¿verdad? Estas jugando ¿cierto? —mi respiración se volvía cada vez más rápida acompañada de los fuertes latidos de mi corazón, esto no podía ser cierto, no ahora…

— ¿Qué es lo que sucede Bella? —Rosalie se acercó rápidamente a mí intentando abrazarme pero yo se lo impedí; las piernas amenazaban con fallarme, el piso parecía moverse de lugar, el estómago me daba vueltas y todo el cuerpo me temblaba y por unos segundos me olvidé de respirar.

—Él era mi Jefe Bella ¿lo conoces de algún lugar? —preguntó inocentemente como si él aún no llegara a la conclusión a la cual yo había llegado.

—Él…, él aún…, —debía de encontrar el valor para preguntarle.

Debes hacerlo, ¡hazlo, hazlo! —la voz de mi corazón me pedía a gritos que lo preguntara, que no lo callara más…

—Él aún…, —repetí después de tomar un gran suspiro—, ¿él aún vive? —su rostro se descompuso y adoptó una mueca de dolor. Al ver esta reacción mi alma abandonó mi cuerpo temiendo lo peor; ya no escuché su voz, poco a poco todo a mí alrededor se volvió negro.


 


Hola hola personitas bellas ¿cómo están? ¿Qué les ha parecido este nuevo capítulo de Verdadero Amor? 

Antes que nada quiero dar las gracias a tod@s los que me han seguido hasta aquí por su paciencia, por sus ánimos, por su infinito apoyo, no saben como se los agradezco.
Capítulo dedicado para todas mis chicas cumpleañeras del mes de Junio y Julio: Ale, DannyLu, Rose, Vale y las que están próximas a cumplir: Silmo. (Si se me ha pasado alguna decidme que inmediatamente la añado a la lista).

No crean que en este tiempo no he hecho nada XD jaja pero la escuela me tenía hasta el cuello con deberes y etc... Pero he escrito otras historias que les dejo acá por si gustan leerlas:

Siempre Junto a Ti
Una Navidad Diferente
Porque así debió ser

No es del fandom de Twilight pero ya sabeen jaja me gusta andar ahí de metichona jajaja.

Gracias especialmente para Ale (sin ti, esto de ninguna forma hubiese sido posible, y lo sabes) para Rose (por las pláticas nena, de verdad que sirven y mucho) y para Silmo (que a pesar de ser la oveja negra y descarriada aquí sigues, apoyándome, sabes que te adoro con todo mi corazón)

¿Algún hermoso comentario o voto? Gracias a las que me siguen leyendo y a las personitas que se incorporan a esta aventura! 

Un fuerte abrazo a cada una y nos leemos en la próxima actualización.

Rebeca

 

Que vengan los bomberos que me estoy quemando, que vengan los bomberos que me estoy muriendo...

Capítulo 20: Feliz... ¿Cumpleaños?...

 
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