Es necesario esperar, aunque la esperanza haya de verse siempre frustrada, pues la esperanza misma constituye una dicha, y sus fracasos, por frecuentes que sean, son menos horribles que su extinción. Samuel Johnson (1709 — 1784) Escritor Inglés.
Maldito tiempo ¿Por qué tienes que correr tan lento? —pensaba el hombre que se paseaba de un punto a otro por la desesperación que sentía al no tener información.
— ¿Por qué no salen a decirnos que es lo que sucede? —gritó con mucha rabia, se sentía frustrado, nervioso y muy temeroso.
—Y yo aquí sin hacer nada —murmuraba entre dientes, en su mente se creaban miles de escenarios, felices, trágicos, fatídicos y desoladores por aquella cirugía.
Habían pasado ya más de cuatro horas desde que inició aquella intervención, nadie se compadecía de aquel joven que parecía intentar hacer un surco sobre el suelo. Mientras tanto, Sarah se encontraba recostada sobre el sofá de la sala de espera, se durmió con la esperanza de que al despertar todo fuera un sueño, una pesadilla, el efecto del tranquilizante había logrado su propósito.
Mientras dormitaba, veía a su hijo feliz, sonriente corriendo como cuando era pequeño, brincaba, gritaba, la llamaba…
El escenario cambió y recordó la primera vez que lo tuvo entre sus brazos, cuando poco a poco comenzó a abrir sus hermosos ojos y sus miradas se cruzaron, su vista se nublo y su visión se llenó de lágrimas al ver a aquel pequeño que la veía con adoración, con devoción…
Cada cierto tiempo observaba la puerta mientras jugaba con las manitas del pequeño que traía en brazos, esperando que inútilmente el apareciera y le dijera que la amaba, que todo estaría bien, como aquella noche en que se entregó a él, sellando con esa entrega aquel amor que le quemaba por dentro, que le apretaba el pecho amenazando con salir de su corazón, su gran amor, su gran ilusión…
— ¡Mamá! ¡Mamá! —Emmet se arrodilló junto a ella — ¡Despierta! ¡Despierta! Allá viene el doctor —exclamaba un tanto desesperado. Ella escuchaba a lo lejos su voz, mientras la imagen de su amado se desvanecía poco a poco en su mente —anda, ¡Vamos! ¡Despierta! —el muchacho insistía, Sarah rápidamente abrió sus ojos y de golpe se levantó del sofá, se mareo un poco por la inercia que empleo al alzarse, sin titubear él la sostuvo con fuerza de la cintura para que no perdiera el equilibrio.
Con paso firme y certero, el doctor Gonzalo Ibáñez jefe de cirugía del hospital de Móstoles en Madrid España, se acercaba a la familia Black; en su rostro se podía ver el cansancio y la fatiga que sentía por el tiempo que duro la cirugía.
Sarah solo tenía en su mente la imagen de su hijo, su cara, su rostro, sus ojos, el corazón le latía tan rápidamente que podía escucharlo replicar en sus oídos. Urgentemente se abrazó a su sobrino escondiendo su cara entre su pecho; la respiración de Emmet era entre cortada, ahora no sabía ni que sentir, ambos esperaban el resultado.
El médico los miró por unos cuantos segundos ¿Por dónde comenzaría?
CAPITULO 18: DEJEMOS QUE EL TIEMPO DECIDA
El futuro tiene muchos nombres. Para los débiles es lo inalcanzable. Para los temerosos, lo desconocido. Para los valientes es la oportunidad. Víctor Hugo (1802 – 1885) Novelista francés.
Sentada frente a la ventana de mi habitación, contemplaba como Bree jugaba con sus amigos, hacía unos cuantos días que regresamos de Hawai y nos habíamos incorporado con normalidad a nuestras clases. El verano que estaba en pleno apogeo, pasaba desapercibido en nuestra ciudad, los enormes árboles y la gran vegetación hacían de Forks el lugar perfecto para pasar el verano. Tan solo faltaban dos semanas para nuestra graduación, me encontraba realmente emocionada, una etapa más en mi vida se terminaría y otra estaba apunto de empezar.
Perseguiría uno de mis sueños, una de mis grandes metas; después de una extenuante platica con conmigo misma, por fin había decidido mi profesión: el “Arte” que, aunque nunca le había puesto toda mi atención, se me facilitaba con gran soltura. Había hecho todas las averiguaciones posibles; cursos, academias e institutos de arte que había a lo largo de todo el continente y en el extranjero; envié solicitudes y pedí información, todo estaba decidido, Madrid se convertiría en mi nuevo hogar durante el tiempo que duraran las clases.
Afortunadamente antes de morir, mi padre había dejado un fondo de ahorro para mis estudios; gracias a eso, Rene estaría más tranquila y yo también. Por otro lado, Alice había decidido irse a vivir a Milán, estudiaría lo que siempre había querido y lo que más la volvía loca: la moda, estaba realmente emocionada por todo lo que haría y por las personas que conocería. Prometió que actualizaría mi guardarropa en cada oportunidad que tuviera, pensé en rehusarme pero sabía que con Alice toda batalla estaba perdida.
Jessica por su parte, aun no decidía que es lo que haría, pero desde que regresamos de Hawai se le veía realmente feliz y contenta, me alegraba por ella…
— ¡Bella! ¡Bella! Anda levántate Alice te está esperando —no fui conciente de cuando Bree subió hasta mi habitación, jalo de mis brazos en un intento de llevarme con ella —, anda ¿Qué esperas? Yo ya quiero ver tu vestido.
—Bree dile que enseguida bajo, no comas ansias, estas más nerviosa que yo —ella solo salió corriendo, me puse mis zapatos y salí a su encuentro.
—Anda muéstramelo, por favor —mi hermana se encontraba brincando enfrente de Alice en un intento de doblegar su juicio —. Te prometo que no lo ensuciaré ya me he lavado las manos —ponía sus palmas frente a su rostro mostrándole que estas no tenían ni una partícula de polvo.
—Quiero que sea una sorpresa, lo verás el día de la graduación.
—No insistas pequeña, vamos a la cocina a preparar la cena—mi madre se puso de pie al mirar que yo había entrado a la sala, Bree sin más remedio aceptó derrotada ir con ella.
—Es todo un torbellino —me decía Alice mientras me acercaba a ella para saludarla.
—Ni que lo digas —ambas reímos, mi hermana tenía la capacidad de volver loco a cualquiera —. ¿Y bien? ¿Qué es lo que te trae por aquí? —fingí desconocer el motivo de su visita, sabia cuanto le emocionaba este momento…
—Sabes bien a lo que he venido Bells —palmeo una caja que se encontraba a su lado —. Te dije que hoy traería tu vestido y no acepto un no por respuesta
—Sabes que no tenias porque hacerlo Alice, cualquier cosa hubiera estado bien —puso una cara de horror que preferí no haber dicho eso.
— ¡Ah no! ¿Cómo crees que iba a permitir eso Bella? Además, ese día te debes de ver hermosa, porque es nuestra graduación, porque se terminará un ciclo más en nuestra vida —se quedó pensativa por unos cuantos instantes —. Y porque decidiste ir con Edward al baile de graduación y eso es algo que hay que celebrar
—Edward —susurre su nombre e inmediatamente su rostro apareció en mi mente.
—Si Edward, vamos Bells pon un poco de tu parte y todo saldrá bien —se levantó ansiosa de su asiento —, anda —me agarró de la mano, cogió el paquete que había en el sofá y me llevo con ella. Subimos las escaleras y nuevamente entramos a mi cuarto
—Solo quiero ver si tengo que hacerle algún ajuste, los últimos detalles son los más importantes —me decía con una sonrisa de suficiencia en el rostro, suspiré. Sin mucho ánimo tomé la caja y entré al baño para cambiarme
—Recuerda Bella, ve a tu lugar personal, deja que yo me encargue del resto —me gritó para que pudiera escucharla y así lo hice, cerré los ojos y me imaginé en el lugar al que solía escaparme cuando tenía oportunidad, donde encontraba un refugio cada vez que lo necesitaba, comencé a desvestirme, tomé el vestido y sin mirar me lo puse, la tela era extremadamente suave. A ciegas y confiando en que mis pies no me traicionarían esta vez, salí del baño para encararme con Alice quien hacía exclamaciones de suficiencia al verme
— ¡Oh Bells te vez realmente hermosa! Te pediría que abrieras los ojos y te miraras al espejo pero creo que te rehusaras —asentí con mi cabeza, el vestido era escotado y un poco corto para mi gusto, pero quería darle esa satisfacción a Alice, después de todo, aunque estuviéramos en el mismo continente nuestros encuentros serían poco frecuentes. Habló e hizo unos cuantos ajustes sobre la prenda, cuando termino, fui al baño y nuevamente me cambié, aún con los ojos cerrados metí el vestido en su caja, confiaba en el buen criterio de mi amiga.
—Estoy tan feliz Bella, cada vez estamos más cerca de hacer realidad nuestros sueños —me decía cuando salía del cuarto de baño, tomé lugar a su lado —aunque me duele dejar a Jasper — volteé a mirarla incrédula — si, ya se que es lo que piensas, que entre el y yo nunca hubo nada y es verdad, es solo que… —dudaba en continuar, espere paciente —que me hubiera encantado besarlo.
— ¡Alice! —la reprendí y reí ante sus ocurrencias.
—Lo se Bella, lo se, se del rumor de que esta saliendo con una tal Irina —lo dijo con un poco de desprecio pero por un momento también se reflejo la tristeza en sus ojos.
—El esta muy contento y eso es lo que importa ¿No crees? —intentaba razonar con ella y a decir verdad, Jasper se encontraba realmente feliz, se le veía alegre la mayor parte del tiempo.
—Si, es lo único que importa —reconoció después de unos segundos de meditarlo —si algo es tuyo, estará tarde o temprano en tu camino —no podía estar más de acuerdo con ella, el destino se encargaba de ponerlo todo en su lugar.
—Así es Alice, la vida es un todo, algo tan sublime, algo tan perfectamente sincronizado que todo lo que nos pasa sucede por alguna razón —me quedé sumida en mis pensamientos y de pronto la realidad de mis palabras me agobio por completo.
— ¿Y como van las cosas con Edward? —me soltó la pregunta de golpe, su voz se oía desinteresada pero en sus ojos se observaba la curiosidad que sentía.
— ¿Qué es lo que quieres saber? —le respondí sinceramente
—Como es que marchan las cosas con el Bells, desde que regresamos de Hawai no hemos tocado el tema y se de muy buena fuente que el viene a verte todas las tardes
—Ya no debo dejar que hables con Bree y mucho menos con Rene —se sonrojo por unos momentos, había descubierto su fuente confiable de información.
— ¿Entiendes que todos queremos lo mejor para ti Bells?
—Si lo se Alice, pero sabes bien que yo no soy buena para hablar de esto —admití un poco avergonzada.
— ¿Aún lo extrañas verdad? —me hubiera gustado mentirle, pero la realidad era otra.
—Sabes lo mucho que quiero a Edward y lo importante que es para mí, pero no puedo borrar todo lo que pasó de la noche a la mañana.
—Si tuviera el poder de borrar todo el dolor que hay en tu corazón sin pensar lo usaría, tú has sido una de mis grandes amigas Bells, tú me tendiste una mano cuando las demás niñas me rechazaban
—Es que no todos los días se conoce a alguien tan especial como tu Alice —intente bromear con ella.
—Estoy hablando enserio —hizo un pequeño puchero —desde que mis padres decidieron mudarse, tu fuiste la única que aceptó mi particular forma de comportarme y mi extraña afición hacia la moda.
—Alice —la reprendí —querías utilizar a todas las niñas como tus muñecas personales —no pudimos evitar reír.
—Lo se, lo se —cubrió su rostro con sus manos —pero debes admitir que las que se dejaban se veían realmente lindas —me fue inevitable no devolverle la sonrisa, hacía mucho tiempo que no me sentía tan tranquila, definitivamente el viaje había funcionado.
—Pero no creas que se me olvida Bella, ¿Qué es lo que sucede con Edward? —el nerviosismo se hizo presente y me encamine hacia la ventana.
—El es muy paciente Alice, todas las tardes viene a verme y platicamos como los excelentes amigos que somos, ha intentado tomarme de la mano y robarme uno que otro beso, pero… —no a complete la frase.
— ¿Pero? —se sitúo a mi lado y me miraba con ojos expectantes, esperando una contestación.
—Siento que no estoy lista Alice —termine la frase, tomé mi cuerpo con ambos brazos ideando un abrazo, ella lo notó y me abrazo sin reproches.
—Deja que el tiempo decida Bella, no te cierres ni des por sentado nada, tu corazón está en proceso de sanar, solo concédele esa oportunidad.
—Créeme que lo intento y lo que más deseo es poder corresponder ese amor que el siente por mi, sin embargo una extraña sensación se alojado en mi pecho —reconocí frente a ella, termine el abrazo y la mire nuevamente —no se que es, intranquilidad, desesperación, alegría… todo es tan confuso.
—Tal vez sea el nerviosismo por la graduación, te recibirás con honores y nos iremos a Europa —daba saltitos de felicidad.
—Si, debe ser eso —me quede meditando. Podía ser eso, pero había algo que no me dejaba del todo tranquila.
— ¡Alice! ¡Bella! ¡Bajen que la cena ya esta lista! —gritaba mama desde la planta baja.
— ¿Te quedas a cenar cierto? —ella se encamino hacia la cama y tomo la caja que estaba sobre ella
—Por su puesto —exclamó —hace mucho tiempo que no pruebo las delicias culinarias de Rene.
…………………..*\Ö/*…………………….
—Anda Bella que se nos hará tarde —los gritos de mi mama llegaban hasta el baño en donde me encontraba.
—Si ya voy mama, estoy terminando de arreglarme —le contesté inmediatamente, no quería que se molestará por mi retraso. Terminé de ponerme los aretes que Bree me regalo la noche anterior y corrí hacia su habitación, donde se encontraba mi toga y birrete para la graduación.
—Estoy lista —les dije mientras bajaba corriendo de las escaleras saltando el final del escalón. Había estando practicando por días.
—Yo quiero hacer eso también —rápidamente mi hermana se puso a dar saltitos señalando en mi dirección.
—Lo harás después, ahora ya vamos algo tarde ¿Y tú cariño? ¿No te ibas a poner el vestido que Alice te trajo anoche? —eche una mirada a mi atuendo, un pantalón de mezclilla, mis converse y una blusa de cuadros eran todo mi atuendo.
—No mamá, ese es para el baile de graduación, durante toda la ceremonia tendré que usar la túnica y el gorro y quería estar lo más cómoda posible —muy a mi pesar le dije, no había querido abrir el paquete que Alice me tendió, ansiaba como me asustaba su contenido.
—Bueno entonces tendremos que esperar hasta la noche para verte lo puesto —creo que les causaba más ilusión a ellas el verme con el vestido que a mi misma. Solo hice una mueca y espere a que estuvieran listas.
—Bien vámonos —dijo mi madre y salimos todas rumbo al colegio.
…………………….*\Ö/*……………………
— ¡Esme! ¡Carlisle! ¿Cómo están? —gritaba mi madre mientras caminábamos por el patio del colegio para acercarnos a ellos.
—Excelentemente bien Rene, realmente muy emocionados y ansiosos porque ya empiece la ceremonia —decía mientras nos saludaba.
—Rene un gusto verte de nuevo —Esme se acerco a mi madre y la abrazó con mucha efusividad, nunca había visto una demostración de cariño de Esme hacia mi madre y me quede congelada por unos momentos —Te ves bien Isabella —me dijo mientras me daba un vistazo de arriba abajo, de verdad me sentí muy incomoda.
—Gracias Esme —saque la voz que por un momento se ausentó de mi garganta y un silencio incomodo se hizo presente, Bree nerviosa movía su mano de un lado a otro.
—Este… Bella, a todos los citaron en sus salones antes de la ceremonia, creo que debes de darte prisa —Carlisle habló y pude notar en su voz que estaba apenado por la forma de comportarse de su esposa. Le dí un beso a mi madre quien me miraba con compasión y me encaminé hacia el aula donde estaban todos reunidos. Oí algunas quejas mientras me alejaba pero no quise hacer caso de ellas.
— ¡Bella! Pensé que no llegarías —Alice me abrazó por el cuello y me estaba asfixiando un poco, me moví nerviosa entre sus brazos en un intento de que soltará, ella al parecer lo notó y me liberó inmediatamente —lo siento —decía apenada —anda entremos que el profesor nos dará unas instrucciones. Escuchamos atentamente lo que tenia que decirnos.
—Te ves hermosa Bella —salté de la impresión al sentir a Edward detrás de mi —tranquila solo soy yo —volteé a mirarlo y en su rostro estaba la sonrisa que tanto me gustaba, lo miré un poco más y vi que se veía realmente guapo con su atuendo.
—Tu eres el que te vez muy bien —le dije sinceramente y me sonrojé instantáneamente.
—Jamás me cansaré de ver esto —me decía mientras acariciaba con devoción mi mejilla. Su contacto me agradaba y por instinto cerré los ojos, tan solo me deje llevar por las sensaciones que producía en mi cuerpo, pero mucho más en mi esencia; paz y tranquilidad.
—Chicos no quisiera interrumpirlos pero ya debemos pasar al auditorio, ya todo esta por comenzar —Alice nos miraba con una alegría en los ojos que me fue imposible describir, con las mejillas ardiéndome más que el mismo sol, me alejé de Edward para colocarme la tunica y el birrete que reposaban en el que fue mi lugar en la clase de música por mucho tiempo —te ayudo, ven —mi amiga se acercó a mi y me auxilió a terminar de ponerme el vestuario. Edward nos esperaba junto a la puerta y su cara era más que suficiencia, le agradaba ver lo que provocaba en mí.
— ¿Me permiten? —preguntó caballerosamente mientras extendía sus brazos hacia nosotras, una risita nerviosa salió de mi boca en un intento de ocultar el nerviosismo que sentía con cada paso que daba.
El salón estaba a lleno, muchas caras que ya eran conocidas y nuevos rostros que empezaba a memorizar sobresalían entre las multitudes, buscaba con la mirada en donde se encontraba ubicada mi madre, al mirarla inmediatamente los latidos desbocados de mi corazón se tranquilizaron, ella me sonrió y pude ver en sus ojos las lagrimas que estaban a punto de desbordarse, unas ganas inmensas de correr y saltar entre sus brazos invadieron, pero ella previó mi movimiento y negó con su cabeza, solo un “te amo” pude leer entre sus labios y no pude evitar que una lagrima corriera por mi mejilla.
— ¿Estas bien Bells? —me preguntaba Edward quien rápidamente detuvo su andar y limpió con delicadeza la gota de agua que caía por mi rostro.
—Si Edward, estoy bien, debe ser la emoción del momento —mentí lo mas convincente que pude y rápidamente desvíe la mirada de su atención. Vi a Jessica a lo lejos y rápidamente la salude haciéndole señas para que se acercara a nosotros.
—Hola chicos vengan —nos sugirió —por acá están nuestros lugares —agradecí en el alma su intervención y sin más preámbulos me dirigí a mi asiento siguiendo a Jessica entre el gentío. Estábamos ubicados en la segunda fila y podíamos ver perfectamente el escenario, que empezaba a llenarse de figuras públicas quienes presidirían el evento.
—Bella, no se te olvide que pasarás al estrado ¿De acuerdo? —me dijo el profesor Jasper parado frente a mi.
— ¿Realmente es necesario? —nunca me había gustado ser el centro de atención.
—Claro que es necesario —exclamó —eres mi mejor alumna y te mereces ese reconocimiento, no lo olvides ¿OK? —no me quedó más que asentir y mirar como se iba, volteé a mirar a Alice y vi en sus ojos la aflicción que sentía, la tomé de la mano y ella me sonrió, no nos quedaba más que esperar a que iniciara la ceremonia.
…………………………*\Ö/*……………………….
—Es para mi un honor, el que mis compañeros que hoy me acompañan en el estrado, me hayan elegido para dirigirme a ustedes en este día tan especial —Jasper se encontraba en el estrado dándonos unas palabras de despedida —, un día en que por fin finalizan una etapa más de su vida, donde ustedes marchan al inició de otra sin comparación. Nos consideramos realmente afortunados, ya que logramos nuestro principal objetivo, que fue, inyectarles el amor y la pasión por esta carrera que es la vida. A sus padres, les agradezco la confianza que depositaron en nosotros, porque sin ustedes nada de esto hubiera sido posible, seguramente en estos momentos están recordando sus primeras palabras, sus primeros pasos, pero papá, mamá —decía mirando hacia el publico que lo observaba —no dejen de sentirse orgullosos de sus hijos, han criado a unos hombres y mujeres que pueden enfrentarse sin miedo a la vida, alumnos, no dejen de agradecerle a sus padres el enorme sacrificio que han hecho por ustedes, manténganse humildes, responsables, valerosos y decididos, que este mundo es de los que se atreven, de los que sueñan… Jóvenes no me queda más que desearles un buen viaje, extiendan sus alas lo más que puedan y atrévanse a vivir a gozar, a amar… No me puedo ir sin recordad a aquellos que se han quedado en el camino —mi corazón al escuchar esto empezó a bombear sangre cada vez más rápido —a aquellos que hoy en día no están con nosotros, pero tranquilos, no quiero que esto sea motivo de tristeza, recuerden que la muerte es solo una etapa más del ciclo de la vida y que las personas que nos han amado siempre están a nuestro lado —recordaba a mi padre, y lo mucho que me hubiera encantado que estuviera a mi lado, el llanto no lo pude contener y las lagrimas que antes había ocultado ahora salían sin miramientos —felicitaciones jóvenes, hoy pueden llamarse felizmente graduados…. Gracias —los aplausos y los gritos no se hicieron esperar, chiflidos resonaban en todo el auditorio mientras el se acercaba nuevamente a tomar su lugar.
Los profesores empezaron con el último pase de lista y poco a poco comenzamos a pasar al estrado por nuestra constancia de terminación, gritos y abucheos estaban mezclados con los gritos que daban nuestros padres cada vez que uno de nosotros pasábamos al frente.
— ¡Felicidades! ¡Muchas felicidades! —nuevamente Jasper estaba frente al micrófono mientras aplaudía esperando que todos guardáramos silencio —me siento tan orgulloso de todos ustedes, pero antes de hacer pasar a la clausura quiero reconocer el trabajo y la dedicación de una alumna que a pesar de las adversidades ha sabido salir adelante —me moví nerviosa en mi asiento, mire a Edward quien me dio una sonrisa de aliento y miro al frente y yo seguí la dirección de su mirada —desde el primer momento en que llegó a la escuela sobresalió por su empatía, inteligencia pero sobre todo por su gran corazón —podía sentir el calor que poco a poco empezaba a formarse en mis mejillas, agache la mirada deseando que de verdad no dijera mi nombre —por favor les pido un fuerte aplauso para Isabella Marie Swan Dwyer el mejor promedio de esta generación, por favor Bella haz el favor de acompañarnos —las rodillas me temblaban y no quería levantarme de mi lugar Alice se paró y me ayudó a levantarme, me encaminó en el pasillo no sin antes darme un abrazo de felicitación. El ruido de los aplausos era estrepitoso.
Antes de llegar al estrado mis pies se enredaron con la toga y por poco me caigo, muchas risas se escucharon a mí alrededor y hasta yo me reí de mi misma, eso sería otra cosa por la que mis compañeros recordarían de mi; la torpeza — ¿Estas bien? —me preguntaba Jasper quien se había acercado a mi para auxiliarme
—Claro que si profesor —le dije con una sonrisa en los labios —mi torpeza el día de hoy no podía faltar —el rió conmigo y me encamino hacia la mesa de las autoridades para que recibiera del director James mi reconocimiento.
—Muchas felicidades Isabella, ha sido un gusto tener a una alumna como tu —estrecho mi mano y me entrego el documento.
—Muchas gracias profesor —continué saludando al resto de la mesa y encaré a la multitud, mi madre lloraba mientras traía a Bree entre sus brazos, mire a mis amigos quienes chiflaban y aplaudían sin cesar, sequé las lagrimas que silenciosamente cayeron por mis mejillas, este sería un recuerdo que se quedaría conmigo por siempre.
.
.
.
—Mi amor, me siento tan orgullosa de ti —me decía mi madre mientras me tenía atrapada entre sus brazos.
—Gracias mamá, gracias por estar aquí —un nudo en la garganta me imposibilitaba seguir hablando. Ella poco a poco rompió nuestro abrazo y me miró con ternura.
—Tu padre estaría tan orgulloso de ti cariño, tan orgulloso —con gran delicadeza alejó de mi rostro los cabellos que cubrían mi cara y las lagrimas que descendían de ella.
—Muchas felicidades hermanita —Bree llegaba corriendo y se abrazó a mi cintura, me puse a su altura y le devolví el abrazo. Poco a poco mis compañeros se acercaban a mí para felicitarme y para tomarnos una que otra foto, palabras de aliento y de despedida escuché de cada uno de ellos, siempre traté de llevarme lo mejor posible y aquí estaba el resultado.
Poco a poco la escuela se iba quedando vacía, mi madre platicaba animadamente con la madre de Alice y de Seth, yo… miraba con nostalgia el recinto, tantas cosas que había pasado aquí.
—Bree, dile a mamá que enseguida regreso ¿Esta bien? —ella estaba sentada en una de las bancas del lugar platicando con la hermana pequeña de Mike, asintió con su cabeza y yo me fui a recorrer la que a partir de hoy dejaba de ser mi escuela.
Me quite la toga y la pase por uno de mis brazos, el recorrer los pasillos que fueron mi refugió por tanto tiempo me causo un gran pesar, tantas risas, tantos momentos de felicidad y de nerviosismo pasé resguardada ente estas paredes, la biblioteca que, muchas veces fue mi salvavidas, la cafetería que algunas veces se convirtió en un cuartel cuando había guerras de comida, la estación de radio que acondicionaron… tantos lugares, tantos recuerdos…
— ¿Recordando viejos tiempos? —sonreí al escuchar su voz.
—Si, un poco —me dí la vuelta para encararlo y traía entre sus manos dos helados de chocolate.
— ¿Me preguntaba si es que gustas uno? —extendió una de sus manos y yo sin vacilar tome el mantecado que había traído para mi.
—Sabes que el de chocolate es mi favorito —le dí una probada y volví a mirar al frente, no me había percatado del lugar en el que me encontraba, tal vez mis pies y mi inconciente me trajeron a este sitio, caminé unos cuantos pasos más y rocé con mis dedos aquella barda que a principios de año logré brincar junto con Jake…
— ¿Qué sucede? —Edward se paro a mi lado y miraba con detenimiento la pared — ¿Qué tiene de especial este lugar? —me preguntó con curiosidad, en mi garganta un nudo se formó sin nada que yo pudiera hacer, ¿Qué tenia que responder?, no quería llorar, no podía, ya no debía.
— ¡Bella! —la voz de Alice me desconectó — ¡Oh! Lo siento, no quería interrumpirlos —iba a darse media vuelta pero Edward la detuvo.
— ¿Qué es lo que sucede Alice? —ella me miraba con ojos de disculpa, yo negué con la cabeza, me había sacado de un gran apuro.
—Es que… Estaba buscando a Bella, para irnos a su casa y ayudarla a arreglarse para esta noche —Edward soltó una risita nerviosa y yo enrojecí de inmediato — ¿Me la puedo robar? Juro que no te arrepentirás —sentía su mirada sobre mí, aunque mi helado tenía toda mi atención.
—Esta bien Alice, pero —se acercó a mi y me susurró al oído —esta noche paso por ti —mi corazón se aceleró, se acercó a darme un beso en la mejilla y por poco se cae mi mantecado. El rió nuevamente ante mi reacción —Nos vemos Alice —dijo mientras se alejaba y ella no hizo más que sonreír.
—Lo siento Bells, te juro que no fue mi intención interrumpirlos —la culpa se veía en sus ojos
—No tienes nada que disculparte al contrario —le dije con una sonrisa en los labios mientras terminada de devorar mi helado.
— Okay, entonces vámonos —tome sin miedo su mano y nos encaminamos a la salida, su familia y la mía estaban aún reunidas, me giré para ver por ultima vez a aquel lugar en que lo conocí... Su recuerdo me acompañaría por siempre…
...........*\Ö/*……………
—Bella, solo un poco más, por favor no te muevas, ya casi terminó —me reprendía Alice mientras terminaba de ponerme el maquillaje.
—Llevas horas Alice, ¡horas! —Le grité, estaba comenzando a desesperarme —mientras que tu, ya estabas lista en menos de media hora.
—Es porque te hice unos faciales, manicure, pedicure, un tratamiento para el cabello, entre otras cosas más, yo me hice todo esto desde ayer —escuchaba que se reía, tenía con los ojos cerrados no quería saber mucho de lo que hacía conmigo.
— ¿Y porque no me lo dijiste antes? Nos hubiéramos ahorrado muchísimo tiempo —reí, mi actitud era un tanto infantil, comprendía lo que sentía Bree —prometo no volver a torturarla de esta manera —pensé.
—Ya estas lista —gritó muy emocionada —ahora puedes abrir los ojos —removí las manos nerviosa, tenia miedo, no sabía que era lo que iba a encontrar.
— ¿Estas segura Alice? —pregunte con gran temor
—Claro que si Bella, te hice un cambio de look y luces hermosa, a Edward le va a encantar —poco a poco comencé a abrir los ojos, la luz me lastimaba pero empezaba a acostumbrarme a ella.
—Y bien… ¿Qué te parece? —me dijo muy emocionada, yo no podía articular palabra alguna, era yo, definitivamente era yo, pero lucía… Diferente, mi cabello había tomado mas forma, se encontraba ligeramente ensortijado y peinado detrás de mi cabeza. Mi cara, estaba levemente maquillada, pero resaltaba mis facciones, mis pestañas estaban más alargadas y hacían que mis ojos tuvieran un cierto toque de misterio…
—Me estas asustando Bells —Alice se paró rápidamente a mi lado — ¿No te gusto? ¿Hice algo mal?
—No, no no… —me apresuré a negarlo —Claro que no Alice, es solo que… No me reconozco —admití, solía arreglarme, maquillarme, pero lo que había hecho Alice no tenía palabras —el maquillaje hace maravillas —me reí y una lagrima corrió por mi mejilla —Gracias Alice, muchas gracias —me levanté para abrazarla.
—No tienes nada que agradecer Bella, es lo mínimo que podía hacer por ti, como te lo dije antes eres mi más grande obra de arte —solté una carcajada.
—Te quiero tanto amiga —me separe de ella y con un pañuelo secó la lagrima que había escurrido de mis ojos.
—Y yo a ti Bells, y yo a ti —después de que retocó mi maquillaje sacó con gran cuidado el vestido que estaba en mi closet desde la noche anterior, me quedé anonadada, en mi imaginación había visto el vestido, pero la realidad superaba a la ficción… Un hermoso traje color azul era su regalo, pequeños holanes y pedrería le daban una imagen inigualable a su diseño.
—Es un diseño exclusivo ¡eh! Espero que logres recomendar con tus amistades —me dijo con un tono juguetón.
—Claro que si amiga, a todos los que pregunten les daré tu teléfono —ambas reímos —estoy segura de que triunfaras, el éxito esta escrito junto a tu nombre —sinceramente reconocí, otra vez me acerque a ella y la tome otra vez entre mis brazos. ¿Cómo le agradecería lo mucho que había hecho por mí?
—No vayas a llorar nuevamente Bella, arruinaras tu maquillaje —la solté y nos quedamos un rato en silencio.
—Creo que es hora de que me vaya, tu príncipe azul esta por llegar y yo no quiero ser mal terció.
—No es necesario —me sentía muy nerviosa, ¿Cómo reaccionaría al verme así?
—Claro que es necesario, además de que mi cita pasará a buscarme —me guiño un ojo, tomo sus cosas y se dirigió a la puerta —nos vemos en la fiesta ¿OK? —la despedí con una de mis manos y me senté a esperar la llegada de Edward.
.
.
.
—Hija, ya llegaron por ti —apareció mi madre por la puerta y me miraba detenidamente — ¡Oh! —se quedó callada por unos cuantos instantes
— ¿Qué sucede mamá? ¿Me veo mal? —pregunté ante su ausencia de palabras, lo negó rápidamente —entonces ¿Qué es lo que sucede?
—Es que te ves hermosa hija, preciosa —solté el aire que tenía contenido y me acerque a ella.
— ¿Crees que le guste a Edward? —esa pregunta había estado rondando en mi mente desde que Alice se fue, no me atrevía a mirarla, mis mejillas estaban ardiendo.
—Claro que si Bella, esta más que ansioso por verte —tomo mi mentón y lo levanto —veo que te estas ilusionando con el.
—No… no es eso mamá, es que… — ¿Tendría razón? —Es solo que, no quiero desencajar con el —si, eso era, a Katie una compañera de nuestro salón, no le había caído nada bien la noticia, y corrió el rumor de que yo no estaría a la altura de él.
—No seas tonta cariño, serás la envidia de todas, anda vamos, que deje a Edward con Bree —saber esto me asustó ¿Qué le estaría diciendo de mí? Tomé mi abrigo y bajamos de las escaleras, el estaba corriendo de un lado a otro jugando con mi hermana y al verme se paró en seco y rápidamente se acercó a mí.
—Perfecta —susurro y yo no pude más que agachar la mirada, tomo mi mano y la beso con delicadeza. Era algo que me gustaba mucho de Edward, su caballerosidad, su galantería, su increíble sonrisa…
—Hermana, te ves perfecta a el chico lindo le hubiera encantado verte así —esas palabras me clavaron al suelo nuevamente “Jake”, su rostro apareció en mi cabeza, su sonrisa, sus ojos, la pureza de su mirada.
—Este… Chicos creo que se les esta haciendo tarde y tu Edward promete que cuidarás a mi hija —no vi cuando mi madre se había acercado a mi hermana y le había tapado con habilidad la boca, Edward me miró y se apresuró a ponerme el abrigo.
—Con mi vida Rene, no lo dudes —tomé mi bolso y salimos con rumbo a la casa de Erick, en donde se ofrecería la fiesta de graduación con el tema de James Bond. Todo el camino permanecimos en silencio solo el sonido de la radió prevalecía en el auto, me sentía más que miserable, ¿Por qué el destino se empeñaba en recordármelo? En alguna parte de mi corazón se guardaba la esperanza de volverlo a ver, pero tenía que hacerle entender que eso ya nunca sucedería, que los muertos en la tumba están y que ya no podían regresar.
—Ya llegamos Bella —abrió rápidamente su puerta y en unos cuantos segundos estuvo a mi lado para ayudarme a bajar del coche, tenía que componerme, poner mi mejor sonrisa y divertirme… divertirme.
— ¡Bella! ¡Edward! Pasen por favor, sean ustedes bienvenidos —muy amable Erick nos guió hasta llegar a donde estaba toda la fiesta, música, bebidas, botanas, globos y muchas personas se podían ver alrededor del lugar.
— ¿Quieres bailar? —me preguntó, yo tenía dos pies izquierdos, el baile no era lo mío.
— ¿Me estas hablando enserio? Sabes bien que yo no bailo —el me sonrió y me tomó por la cintura.
—Yo puedo hacerte bailar —me dijo muy seguro de si mismo y comenzamos a movernos al ritmo que decía la música. Lo estaba haciendo bien o eso pensaba a mi parecer, a nuestro lado llegaron Seth, Alice, Jessica, Mike y Erick quien no dejaba de ser el alma de la fiesta.
— ¿Quisieras tomar un poco de aire? —Edward susurro en mi oído, ya que el ruido de la música me impedían escucharlo con claridad. Asentí con mi cabeza antes de que Alice quisiera bailar alguna otra canción.
El viento rozando mi cara logró que tranquilizara el ritmo que traía mi corazón, nunca había bailado tanto y sentía un poco de dolor en mis pies.
— ¿Te cansaste mucho? —me decía mientras caminábamos por los alrededores de la gran residencia, me quite los zapatos y caminé sobre el pasto descalza.
—No, no mucho, solo que… creo que he cubierto mi cuota de baile por esta vida —ambos reímos hasta que llegamos a un lugar más tranquilo y relajado donde ahora lo podía escuchar con claridad.
— ¿Te dije lo hermosa que te ves esta noche? —se acercó peligrosamente a mi y yo no pude más que desviar su mirada....
—Edward… —me levante avergonzada y lo miré nuevamente —gracias por todo, por esto, por nunca dejarme y por nunca rendirte conmigo…
—Esa noche en la playa te dije que lucharía por ti y eso es lo que estoy haciendo —me giré y pude ver la hermosa vista que teníamos detrás, la vivienda de Erick daba precisamente al lago que siempre pinte.
— ¿Me acompañas? Tengo algo que hacer —me puse mis zapatos nuevamente y el sin preguntar me siguió, hacía un poco de frió, froté mis brazos en un intento de encontrar un poco de calor, torpemente había dejado abrigo dentro de la casa y en estos momentos no tenia ganas de regresar.
—Te vas a enfermar —afirmó, paso por encima de mis hombros su saco, traía su perfume, su fragancia… La luna se miraba imponente en el cielo y las estrellas reflejaban todo su esplendor, el aroma del bosque entraba y salía de mis pulmones llenándome de vida y de mucha tranquilidad…Extrañaría esto, la serenidad del lugar, la belleza de su naturaleza…
—Será difícil el cambió —añadió Edward después de unos cuantos minutos en los que permanecimos en silencio, lo miré y la luz de la luna reflejaba sobre su rostro, sus ojos estaban llenos de calma…
—Pero tú estarás junto a mi —mientras estábamos en Hawai la oferta de una beca llegó hasta la casa de Edward, al igual que yo, estudiaría en España, lo que tanto soñaba, lo que tanto anhelaba.
—Siempre estaré a tu lado Bella —pasó una sus manos por mi cintura y me atrajo hacia el, recargué mi cabeza sobre su pecho escuchando el lento palpitar de su corazón… “A veces tenemos que aprender a amar lo que nos hace bien”. La voz de la razón habló dentro de mi cabeza, ¿Acaso tendría una nueva oportunidad de amar? —me preguntaba mentalmente.
—Tengo miedo Edward —una de sus manos recorría con ternura mi cabello mientras yo me afianzaba con fuerza a el.
— ¿De que tienes miedo? No hay nada a lo que puedas temer —no me atrevía a mirarlo, no quería decepcionarlo.
—De defraudarte, de no ser lo que tu has esperado, de no ser correcta para ti —le dije finalmente.
—Deja a un lado tus inseguridades Bella, tu me gustas por que se quien eres, conozco tus virtudes así como cada uno de tus defectos — tomo mi barbilla y me hizo mirarlo —y sabes que esperaré el tiempo necesario por ti.
Me separé de el —lo se Edward y eso es lo que más me asusta, estar contigo me hace bien y de verdad quiero corresponder al amor que sientes por ti, ayúdame —le dije en un tono suplicante, la angustia se hizo presente en mi cuerpo provocando que mi organismo comenzara a temblar.
— ¿Ayudarte? Pídeme lo que quieras y será tuyo —se aproximó a mi y tomo mis manos.
—Ayúdame a olvidarlo, ayúdame a ya no recordarlo —unas lágrimas traicioneras salían a chorros por mis ojos nublando por completo mi vista.
—No me daré por vencido, estoy aquí y no pienso abandonarte —nuevamente me arropó dentro de sus brazos —tenlo por seguro que daré lo mejor de mí —no hice más que corresponder a su abrazo y lloré sin inhibición alguna… Desde este momento empezaría a dejar mi corazón en blanco, borrando poco a poco cada uno de sus recuerdos, guardando el cariño y el amor que sentía por Jake en un cajón en lo más profundo de mi corazón, el lugar al que siempre perteneció por todo lo que me enseño…
—Adiós Jake —le susurré al lugar que había sido testigo de nuestro amor, viajaría al otro lado del mundo buscando encontrarme de una vez con mi destino…
.
.
.
.
.
.
.
.
¡Hola! ¿Qué tal? ¿Cómo estan? Espero que muy bien, otro capitulo más de Verdadero Amor, espero que haya sido de su total agrado. ¿Comentarios? ¿Votos? Saben que son muy importantes para mi... Gracias por el apoyo a este fic y estar siempre al pendiente de sus actualizaciones... Este capitulo va dedicado a Silmo y Valeria! Que recientemente cumplieron años! Muchas felicidades... Y para mi Danny! :3 Espero que estes muy bien! Un fuerte abrazo para cada una de ustedes y nos leemos en la próxima actualización.
No se olviden de pasar por los blogs: imprimadasdeti y escritoraeterna donde encontraran historias que les encantaran
|