Hola mis queridas lectoras!!! se que he tardado mucho tiempo en actualizar pero ya he entrado nuevamente a la universidad y me tiene super ocupada! me he tardado mucho en escribir este capitulo lo se... pero al fin aquí lo tienen!! gracias por todos sus comentarios! que me inspiran día con día a seguir escribiendo .. Gracias a Les, a Ale, a Rosie, a Fio, a Monse, a Vale, Mary y Rose, a mi Sarii, Natalia, Esteff, a mis Tias Vero y Erika!, a Sofi, a Danny! a mi Maa Sol y a Jovi.. en fin... a todas las personitas que me leen y a las que pasan silenciomente también. No se olviden de pasar por los blogs: http://escritoraeterna.blogspot.com e http://imprimadasdeti.blogspot.com donde encontraran historias magnificas que estoy segura que les gustaran... Espero que la espera haya valido la pena, pero ya! les dejo el nuevo capi.. que lo disfruten!
...NO OLVIDEN DEJAR SUS COMENTARIOS... sean buenos o malos O:
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…Qué triste es estar sólo, aun sin saber lo que es el amor, pero lo más triste es saber lo que es amar y ser amado, y luego de ser feliz quedar solo, de un momento a otro, sin poder hacer nada…
..:: RELATO NARRADO POR JACOB ::..
- Si, si lo es, espérame aquí voy a ayudarle, te quedas en tu casa, ponte cómodo – hizo un ademán con su mano para que yo tomara asiento en uno de los sillones de la sala.
- Muchas gracias – fue lo ultimo que le dije, ella se fue detrás de su hermana seguramente hacia la cocina. Mientras me acercaba al sofá pude observar todas las fotografías que se encontraban colgadas en la pared, fotos de Bella y su dulce hermanita, algunas otras con una mujer que las abrazaba dulcemente seguramente era su madre. Tome una que se encontraba sobre la mesa del centro de la sala, Bella se veía hermosa, con esa sonrisa en su rostro que tanto me gustaba y ese leve sonrojo que era toda una fascinación ante mis ojos, no pude evitar sonreír como tonto al recordar los hermosos momentos que había pasado con ella esta tarde, el sabor de sus dulces labios...
..:: FLASH BACK ::..
Ambos nos encontrábamos sentados en una de las mesas que se hallaban en aquel hermoso paisaje, ella estaba a mi lado trabajando con esmero en su muñeco de nieve.
- Y esa boca?¡ - le pregunte, el parecía tener una sonrisa, hecha de pequeños palitos.
- Es que quiere decirte algo – me respondió, un leve color rojo se coloco sobre sus mejillas, era adorable…
- Y ¿Qué es? – ¿Ahora que se traía entre manos? Esta mujer no dejaba de sorprenderme nunca.
- Te lo diré después – solo asentí con mi cabeza, pero no lo olvidaría. Decidí seguir su ejemplo y colocarle también al mío una. Cuando los dos terminamos ella tenia una sonrisa de satisfacción en su cara, claramente le quedo mucho mejor que el mío, la imagen me recordaba a un muñeco que había visto cuando era niño en una película, muy buena por cierto, solo que al final aun le faltaba su compañera… Observe el que yo había hecho y poco a poco los acerque hasta que los palitos se rozaron levemente simulando un beso – parece que la esta besando – pude notar en su voz un poco de asombro.
- Si… como lo envidio – más de una vez paso por mi cabeza el intentar besarla, pero no sabia si se molestaría, que tal que aun no estaba preparada, pero ella me sorprendió dándome un beso rápido en una de mis mejillas voltee inmediatamente a mirarla y salio corriendo. ¿Por qué corría? Me quede como estúpido por un momento – mueve esas piernas y ve tras ella – me decía una parte de mi inconciente y sin mucho pensarlo así lo hice – Bella!! Bella! – gritaba a sus espaldas, pero el destino jugó a mi favor y tropezó, no es que quisiera que se hiciera daño, solo quería que se detuviera. Me deslice sobre la nieve y en tan solo segundos ya me encontraba a su lado muy cerca de su rostro, mi respiración era agitada y podía percibir que la de ella también, era extremadamente atractiva, sus ojos color chocolate y sus labios tan carnosos que antojaba besarlos… Sin mucho pensarlo cerré los ojos y estampe mis labios contra los suyos, la verdad este era mi primer beso, me deje llevar por mis instintos y comenzamos a mover nuestros labios en sincronía, su sabor era sublime, poco a poco sus manos un poco temblorosas comenzaron a recorrer mi pecho hasta llegar a mi cuello, me pegaba más a su cuerpo, no cabía más felicidad en mi que en estos momentos. No podía quedarme atrás, tome cuidadosamente su rostro y mi lengua rozo lentamente sus labios, ella gustosa me recibió para fundirnos en el beso más increíble que había tenido en mi vida… No se cuanto tiempo estuvimos así pero poco a poco bajo el ritmo de nuestro beso haciéndolo cada vez más dulce y más tierno de lo que pude imaginar, no nos separamos por completo, solo nuestras frentes nos unían, no podía ocultar la felicidad que me embriagaba en estos momentos, cariñosamente frote mi nariz con la suya en un intento de calentarla un poco, deposite un beso en su frente y la abrace con ternura, así quería tenerla siempre, a mi lado, segura y feliz…
..:: FIN DEL FLASH BACK ::..
Aun no podía quitar esa sonrisa de mi rostro, me parecía increíble el giro que daba la vida, definitivamente el venir aquí era la mejor decisión que había tomado en muchos años… Ahora cada momento cobraba importancia ante mis ojos, y empezaba a creer en eso que llaman “destino”, que todos tenemos esa persona especial destinada solo para nosotros, que te acompaña a lo largo de toda nuestra existencia sin importar las apariencias, lo que hicimos en el pasado y mucho menos las decisiones que tomemos para nuestro futuro… Bella se había ganado mi cariño en tan poco tiempo, el estar cerca de ella me hacia sentirme completo, al mirar sus ojos encontraba la calma que por mucho tiempo busque, su aroma llenaba todo mi ser cuando me encontraba cerca de ella, simplemente era perfecta…
De pronto recordé que traía un pequeño regalo para ella, lo saque del bolsillo de mi abrigo y lo puse aun lado de la lámpara, se lo daría cuando me despidiera… Los recuerdos me inundaron por un momento hasta que sentí la presencia de alguien a mis espaldas.
- ¿En que piensas? – voltee para mirarla y tenia ojos curiosos, eran parecidos a los de su hermana solo que un tono un poco mas oscuro, tenia el pequeño color rosado en sus mejillas, de verdad que era adorable.
- En nada pequeña – le pase cariñosamente la mano sobre su cabeza. Tal vez era muy pequeña para entender los sentimientos que su hermana despertaba en mí.
- ¿Quieres ver como era mi hermana de pequeña? Era muy fea – hizo un pequeño puchero, reí ante su comentario.
- Me encantaría – le conteste sinceramente, salio corriendo seguramente hacia su habitación. Regreso tan rápido que no tuve tiempo de pensar en algo más. Entre sus pequeñas manitas traía un grueso álbum color café, me levante para ayudarla porque se veía que pesaba un poco.
- Gracias – me dijo e hizo un pequeño gesto dramático aparentando cansancio. Los dos reímos ante su actuación. Se sentó en el suelo enfrente de la mesa de centro, yo la imite y me senté a su lado, poco a poco comenzó a pasar las hojas del álbum, ella me explicaba cada situación por la cual se había tomado esa foto. En ellas, notaba a Bella un tanto tímida, cuando era pequeña usaba unas coletas y un poco de fleco, siempre con ese sonrojar que la caracterizaba, yo difería de Bree ya que Bella se me hacia el ser mas hermoso que pudiera existir sobre la faz de la tierra – Mira aquí esta Bella con su traje de la mujer maravilla – señalaba hacia el álbum – y ese que vez en el suelo es nuestro primo Saúl, lo ato de piernas y manos solo porque se había robado unas galletas del comedor – la foto era realmente chistosa, el pobre Saúl estaba tirado en el sueño con la cara de asustado y Bella se encontraba levantando los brazos y con un pie sobre el, parecía orgullosa de si misma, Bree imito su gesto y no pudimos contener la risa – yo también quería un traje como esos, pero mi mama me lo prometió para mi cumpleaños – Bella grito desde la cocina algo que no pude descifrar – Yo quiero un pastel de queso, pero a mi hermana no le gusta el queso, a veces mi mama la obliga a comerlo – pero antes de que pudiera decirme algo más, Bella ya se encontraba a nuestro lado tapándole la boca a Bree.
- ¿Ya es suficiente no crees? Deberías de irte a la cama ya es tarde – se puso a nuestra altura y pude observar que estaba sonrojada.
- No quiero, me estoy divirtiendo mucho con Jake – no pude evitar reírme, pero no quería meterme en su discusión, no podía ponerme de parte de ninguna de las dos. Continúe hojeando el álbum viendo con detenimiento cada una de las fotos…
- Sino obedeces le diré a mama cuando regrese – hasta que perdí el hilo de su conversación y me concentre en la foto que tenia ante mis ojos.
- Bella… ¿Quién es el? – mi dedo apuntaba la foto donde estaba Carlisle con mi madre, pero no solo estaban ellos dos, sino un hombre joven y un poco mas alto que Carlisle, el cual mi madre lo tenia tomado del brazo. Mi corazón latía desbocadamente.
- Ah el es mi padre, seguramente ya conociste a Carlisle el papa de Edward, ellos iban juntos al colegio – poco a poco sus palabras se iban instalando lentamente en mi memoria…
- Ella esta muy bonita – Bree opino y a decir verdad mi madre seguía siendo teniendo esos rasgos que tanto la caracterizaban.
- La señora que esta junto a papa, según mama eran compañeros del colegio, pero yo tengo mis dudas, por la forma en que ella lo tiene agarrado del brazo parece que son algo mas – ¿Algo mas? ¿A que se refería con algo más?– anda Bree ayúdame a acomodar la mesa – no fui conciente en que momento desaparecieron de mi lado. No podía ser cierto, tenía que haber un error… “Por la forma en que ella lo tiene agarrado del brazo parece que son algo mas” sus palabras replicaban como campanas en mi subconsciente, taladrando poco a poco cada uno de mis recuerdos… Mis manos temblorosas sacaron de mi cartera la foto que yo tan celosamente guardaba, aquella foto que había obtenido del cuarto de mi madre una noche en que había salido de viaje, aquella foto que había sido mi única pista a lo largo de este tiempo, aquella que poco a poco mataba todas las ilusiones que me había formulado… Las puse una al lado de la otra y… No cabía duda, eran iguales, solo que la mía no estaba completa. ¿Cabía la posibilidad de que lo que dijo Bella fuera cierto? No, no quería ni imaginarlo… La vida no podía ser tan injusta… No… No ahora… Tenía que averiguarlo, buscar respuestas… No lo pensé dos veces, salí corriendo de la casa, sabia a donde dirigirme, la única persona que estaba cerca y que podría darme respuestas… Carlisle Cullen…
Las calles de Forks ahora se encontraban desiertas, pero no podía ir a buscarlo a su casa, así que la única opción que me quedaba era ir a buscarlo a la universidad. Rogaba a Dios poderlo encontrar, no podía vivir más con esta incertidumbre que me comía el alma poco a poco… Corría lo más rápido que mis piernas me lo permitían, hasta que choque contra algo o alguien…
- Disculpa ¿Estas bien? – había ido a dar hasta el suelo, esa voz me sonaba conocida, me había golpeado un poco la cabeza al caer así que la sacudí para despejarme un poco. Cuando abrí los ojos vi una mano extendida dispuesta a ayudarme, sin titubear la tome y me ayudo a levantarme y en efecto, conocía al dueño de esa voz era Edward, Edward Cullen – ¿Jacob? – me miraba curioso, seguramente intentando explicarse que hacia por estos rumbos.
- Si soy yo, perdona no me fije por donde iba, es que tengo algo de prisa – de verdad que me había dado tremendo golpe en la cabeza, me maree un poco al intentar dar un paso.
- Hey! Tranquilo, descansa un poco quieres – me ayudo a llegar hasta la banca que se encontraba mas próxima a nosotros. El se sentó a mi lado esperando a que me repusiera un poco - ¿Estas bien? Traes una cara que pareciera que has visto a un fantasma o algo por el estilo.
- Si estoy bien gracias – No había convivido con Edward, no lo suficiente, a primera vista me pareció un tipo presumido, pero ahora empezaba a cambiar de opinión, por esto, porque confiaba en el criterio de mi … de Bella o definitivamente me había dado el golpe mas duro de lo que yo creía.
- Oye Jacob – voltee para mirarlo, en su cara se reflejaba ¿Preocupación? No, debía estar delirando – se que no somos amigos ni nada que se le parezca, pero si tienes algún problema y te puedo ayudar, puedes contar conmigo – sentí su mano sobre mi hombro.
- Gracias – fue lo más inteligente que pude decir, mi mente estaba en otro lado.
- Ni lo menciones – nos quedamos otro rato en silencio, hasta que sentí que podía retomar mi camino.
- Me tengo que ir, pero… muchas gracias por preocuparte – extendí mi mano para estrechar la suya, el la miro por unos cuantos segundos y después me respondió.
- Sea lo que sea que tengas que hacer espero que las cosas salgan bien – solo asentí y volví a trotar por el camino, mirando ahora si por donde caminaba… Cuando por fin llegue a la universidad, pude entrar sin problemas, el hombre que cuidaba la puerta ya me conocía y sabía a donde me dirigía. Cuando entre por el pasillo mi corazón latía más que frenético. Pude ver que la luz salía por debajo de la puerta. El momento de la verdad había llegado, ya no había marcha atrás. Con paso firme me acerque y toque.
- Si adelante – escuche su voz serena y con decisión abrí la puerta, el no me miraba, estaba concentrado leyendo algo que estaba sobre su escritorio. Cerré la puerta a mis espaldas procurando hacer el menor ruido posible, parecía que mi corazón estallaría por la rapidez con que latía. De pronto sus ojos se posaron en mi y me miraban curiosos – Jacob, hola – volteo a mirar su reloj – pero ¿Qué se te ofrece a esta hora? – tenia un nudo en la garganta que no me permitía hablar – pasa siéntate – se levanto de su silla y me invito a tomar asiento – ¿Quieres una taza de café? – asentí con mi cabeza, aun no era capaz de articular alguna palabra. Puso la taza frente a mí y nuevamente tomo asiento – y dime ¿En que puedo ayudarte Jacob? Es raro encontrarte a estas horas por aquí y nuestras clases son hasta entrando de vacaciones – Tenia que ser valiente y enfrentarme a mi destino y sin muchos rodeos le hice mi pregunta.
- Profesor, ¿Usted conoció bien a Sarah Black? – mi voz sonó un poco agitada, en su cara se reflejo el asombro ante mi pregunta.
- ¿La reconocida inversionista? Y ¿Cómo es que sabes eso? – su tono de voz parecía un poco demandante.
- Por que vi una fotografía de ustedes en la casa de Isabella – dije tratando de componer un poco mi voz, aun mis latidos no se normalizaban.
- No, no te preocupes, solo que… no pensaba que aun existiera esa fotografía – se quedo por un momento pensativo, como si intentara volver al pasado y vivir nuevamente esos momentos.
- Y ustedes tres, ¿Eran muy amigos? - frotaba nerviosamente mis manos intentando tranquilizarme un poco.
- Así es, el padre de Bella era mi mejor amigo – dijo melancólicamente.
- ¿Y la señora Black? – interrumpí su relato abruptamente, lo que quería saber era que relación tenían ambos con mi madre. Me apresure a dar una escusa ante mi comportamiento – perdón si lo incomodo profesor, Bella lo dijo como broma, pero dijo que su padre y esa señora habían tenido un relación, ¿Es cierto eso?
- ¿Y porque te interesa saber eso? – rápidamente intente inventar alguna respuesta convincente. Reí nerviosamente.
- Es… es que nos dejaron un trabajo investigar sobre alguien a quien admiráramos y ella es muy exitosa, además sabe donde y cuando realizar una buena inversión.
- Ah, eso es – se mostró mas relajado al saber mi respuesta. Permaneció por unos minutos en silencio, pero yo necesita respuestas así que proseguí con mi interrogatorio.
- Entonces ¿Es cierto? ¿Qué tal vez ellos dos, estuvieron alguna vez enamorados? – sentí mi alma desfallecer por unos momentos, esperaba esa respuesta, de ella dependía el mundo que apenas comenzaba a construir, las nuevas esperanzas que me había creado y la felicidad que por fin había encontrado. Soltó una risa nerviosa.
- No se si deba decirte esto, paso hace tantos años – dio un sorbo a su café y continuo su relato – si… ellos se querían mucho, pero Sara se fue cuando Charlie se comprometió con Rene – eso… entonces… si tuvieron algo que ver, si existió algo entre ellos, entonces, su relación ¿Fue más que una amistad?
- Profesor… y… usted nunca tuvo alguna relación amorosa con… con ella? – tenia que quitarme esa incertidumbre de mi cabeza.
- Yo de verdad amaba a Sarah, pero ella amaba a Charlie, en fin… ya no importa, ahora es cosa del pasado - la melancolía, se podía notar en el sonido de su voz. Entonces, ¿Carlisle…No, no era mi padre? Estaba realmente confundido, Charlie y mi madre fueron novios pero ¿El se caso con otra? ¿Por qué demonios lo hizo si se querían? ¿Por qué decidió irse? Carlisle me hacia preguntas a las cuales yo respondía si o no… mi mente y mi corazón definitivamente ya no se encontraban ahí. No se que fue lo que me movió para alejarme de ese lugar pero cuando volví en mi me encontraba frente a la casa pagando un taxi. Era extraño, de ser el mejor día de mi vida se convirtió en el peor de los castigos, mi alma entera se desmoronaba pedazo a pedazo y sin nada que pudiera detenerla, nuevamente me cuestionaba ¿Por qué la vida se torna oscura de un momento a otro? ¿Es acaso que no estoy destinado a ser feliz? No sabia cuanto más soportaría, entre sigilosamente a la casa y subí rápidamente a mi habitación, tome un cigarro, lo necesitaba de verdad. El efecto de la nicotina sobre mi cuerpo era tranquilizante. Unas gruesas lágrimas corrieron por mis mejillas en un intento de calmar el dolor y la agonía que sentía mi corazón. No podía hacerme daño y mucho menos quería hacérselo a Bella, no, no se lo merecía. Ella más que nadie merecía la felicidad, era un ángel disfrazado aquí en la tierra, y me iría al mismísimo infierno por amarla, estaba dispuesto a pagar el precio, si, lo haría.
Pero… ¿Qué tonterías estoy diciendo? Cabía la posibilidad de que fuéramos medios hermanos y yo pensando en ella de esta forma, estrelle mi puño contra la pared. No fue una de mis más brillantes ideas ya que comencé a sangrar. El dolor físico calmaba momentáneamente el dolor del alma - No, esto no puede llegar a más – me dije en voz alta. Con determinación tome el teléfono y marque el número que me alejaría de este martirio. Espere a que contestaran.
- Bueno – su voz tranquila calmo el frenético palpitar de mi corazón, hasta ese momento fui conciente de cuanto la extrañaba.
- Mamá, soy yo… iré a España contigo… ya quiero irme de aquí – ella estaba establecida ahí, después de que Emmet y yo nos mudamos se dedico a viajar, supuse que querría explicaciones a mi cambio tan drástico de decisión, pero no tenia ánimos de charlar con nadie, colgué el teléfono. Mañana se lo contaría a Emmet y el se pondría de acuerdo con mamá para arreglar el viaje. ¿En que momento me equivoque de camino? ¿Por qué la vida me jugaba de esta manera? Mi alma y mi corazón se quedarían aquí, junto a ella. La dueña de esta alma que ahora se encontraba en pena, que se encontraba al borde de un abismo oscuro y sin fondo…
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- Ya esta todo listo, salimos mañana por la noche, debes preparar tu maleta – me dijo Emmet en el umbral de la puerta, asentí con mi cabeza para darle a entender que había recibido su mensaje, sin decirme nada más cerro la puerta cuando se fue, después de que le había contado mi decisión de irme a España, se quedo con muchas dudas, pero vio en mi cara que no era el mejor momento para pedirme explicaciones así es que no insistió. Había caído la noche, me encontraba en mi habitación, sentado frente a la ventana, no había salido desde el día en que mi corazón se paralizo, cuando supe que nuestro amor era imposible. La señora que se encargaba del aseo de la casa me subía comida, aunque para ser sinceros, no probaba bocado alguno. Mi fuerza y mi voluntad se habían ido con la esperanza de amarla, con las ilusiones que un día se crearon y que rápidamente se esfumaron, como un cometa al pasar, como la pólvora al explotar. No podía, no, ya no quería amarla, no de esta manera, no le hacia bien a nadie, lo nuestro era un amor a voces, callado, silencioso, secreto y lo peor de todo prohibido. Me tire sobre la cama, quería dormir indefinidamente y volar en mis sueños, sacarla para siempre de mis pensamientos, pero ¿Por qué no podía?¿Por qué algo dentro de mi me decía que tenia que estar a su lado? Definitivamente mi corazón esta por completo en contra de la razón y de toda lógica posible. Cerré mis ojos esperando conciliar el sueño, el sueño que me fue robado desde el primer día en que la conocí.
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- Emmet cariño, vamos que se nos hace tarde, hoy es fin de año y no quiero que perdamos el vuelo porque tu no encuentras tu libro – gritaba mi madre desde la planta baja, había llegado hoy en la mañana, se me había olvidado por completo su efusividad para hacer las cosas, yo estaba a su lado, esperando que Emmet bajara de su cuarto, aun no encontraba su libro “P.D. Te Amo” y estaba peor que el demonio de tasmania buscándolo. Miré a través de la ventana, nuevamente estaba nevando, esta nieve traía más recuerdos a mi mente, cerré los ojos en un intento de recordar su imagen, el dulce sabor de sus labios, el calor de su cuerpo, su fragilidad, su ternura, ese sonrojo en sus mejillas…
- Ya, ya! Ya lo encontré – Emmet se estrello contra mi hombro y me saco de mis divagaciones – ya podemos irnos tía, perdón por el retrazo, pero aun no lo termino y quería leerlo en el avión – puso su cara más inocente, reí ante su expresión.
- Hay hijo sabes que no es necesario que pidas disculpas, pero no nos entretengamos más, hay que irnos para el aeropuerto que se nos hará más tarde – dicho esto tome algunas maletas y las subí a la camioneta. Cuando ya todo estaba listo tome mi lugar de copiloto, me puse el cinturón de seguridad y el chofer encendió la marcha. Mi madre y Emmet iban en la parte trasera del vehiculo, platicando sobre los nuevos proyectos de la empresa y poniéndose al día sobre todo lo que habían hecho durante este tiempo.
- No hijo, cenaremos en el avión porque ya no tenemos tiempo, si hubieras salido un poco más temprano hubiéramos pasado a un restauran y habríamos cenado algo rico – yo solo me dedicaba a observar por la ventana, a estas alturas me cuestionaba si la decisión que tome fue la correcta – señor ¿Cree que lleguemos a tiempo? – ahora se dirigía al chofer que nos había contratado.
- No lo se señora, hay mucho trafico – mi madre suspiro, lo único que ella quería era alejarse de aquí y hasta cierto modo la entendía.
Pasaron unos cuantos minutos en los que todos permanecimos en silencio, solo el sonido de la radio se escuchaba y el frío cada vez se hacia más notorio, metí mis manos a las bolsas de mi abrigo y me encontré con sus guantes, ¿A caso esto era una señal? No creía en ellas, pero ¿Por qué no podía dejar de pensar en ella? No, no podía dejarla plantada, ella no se lo merecía. Aunque sea tenia que despedirme, tenía que verla una vez más, decirle que no se preocupara más por mí, que estaría bien, que me prometiera que se cuidaría siempre, tenia que decirle que jamás la olvidaría.
- Detenga el auto – dije mirando al chofer, este solo hizo una cara de asombro pero no escucho mi orden.
- Mamá espera, ahora vuelvo – voltee a mirarla y ella me miraba incrédula, mi voz sonó un poco agitada. - ¿Qué dices Jacob? Estamos con el tiempo justo para llegar al aeropuerto.
- ¿Qué te sucede hermano? ¿Se te olvido algo? – el rostro de Emmet reflejaba confusión y duda.
- Por favor mamá, tenia una cita y tengo que decirle algo – le dije en un tono suplicante.
- No Jacob, si quieres utilizaras el teléfono del avión, pero no nos detendremos – tenia que convencerla de que me dejara ir.
- Mamá, solo será un minuto, lo prometo no estamos muy lejos – Emmet alternaba su mirada para vernos.
- Señor, no se detenga – el chofer acato su orden y piso aun más el acelerador, escuche que Emmet intentaba razonar con ella pero era tan cabeza dura que no cedería, no podía quedarme de brazos cruzados, tenia que verla. No lo pensé dos veces, me solté el cinturón y abrí la puerta, me importo muy poco que el coche estuviera en movimiento.
- Hijo! – Jacob! – escuche que gritaban a mis espaldas, pero hice caso omiso de ellos, el auto se detuvo y yo cruce la calle, tomaría un taxi para llegar a su encuentro.
- Hijo espera a donde vas!? – gritaba mi madre, pero cerré la puerta y no escuche nada más.
- ¿A donde lo llevo señor? – me pregunto el taxista. Le di la dirección y le dije que si se apresuraba le daría algo extra, el piso el acelerador a fondo y nos marchamos de ahí. Faltaban aun muchas cuadras para llegar, había una cola de autos interminables para entrar al centro, no podía esperar hasta que se disipara el tráfico.
- Muchas gracias señor aquí me bajo – saque dinero de mi billetera y se lo entregue. Lo mejor seria que corriera, ya era tarde, solo esperaba que ella aun siguiera esperándome. Corrí lo más rápido que pude, el cansancio no me impediría verla. No conocía muy bien las calles pero sabía a donde tenía que llegar. Me detuve por un momento, solo faltaba cruzar la avenida y lo lograría, me avente hacia delante cruzando la calle pero cuando voltee una luz cegadora me aturdió por completo, no pude ver nada, se escucho un fuerte enfrenon y sentí un fuerte golpe, el dolor recorría cada centímetro de mi cuerpo, luche por abrir los ojos pero fue inútil, la oscuridad me aplastaba cada vez más, fue en ese momento cuando la vi, ella me miraba, me sonreía – Bella – dije en mis pensamientos, pero sabia que ella no me escucharía, el peso que sentía sobre mi logro vencerme, mi ultimo pensamiento fue para ella…
..:: RELATO NARRADO POR BELLA ::..
Lo más triste no es que no haya parado de llorar, lo peor es que lloro desde que tú te marchaste haciendo una brecha a mi corazón, que era tuyo.
- Jake ¿Te ocurrió algo anoche? No sabes por cuanto tiempo te estuve esperando – suspire – Oye! ¿Podrías haberme avisado que no irías? hacia mucho frío y casi me congelo – no, eso suena muy agresivo – Perdona que no haya podido llegar, mi mamá me pido que le ayudara y no fui… no fui – me repetía a mi misma, buscaba la forma de iniciar la conversación con Jacob, por fin se habían terminado las vacaciones y hoy lo vería, tenia que darme una explicación, durante 2 días no se comunico conmigo para darme razones, me lo debía. Estaba apunto de llegar a la escuela, no había podido dormir bien durante toda la noche esperando entrar a la escuela, mi madre intento razonar conmigo, le conté lo que paso ese día dijo que debía de dejar que el me diera una explicación antes de que le hiciera algún reclamo, me sentía muy intranquila, ella insistió en que no me preocupara que seguramente le surgió un imprevisto, que el estaba bien. Me sorprendió no encontrar a ninguno de mis compañeros afuera del salón, me imaginaba que estarían presumiéndose sus regalos de navidad y los viajes que hicieron en año nuevo, pero no, todo el pasillo se encontraba vacío, mire mi reloj para ver que hora era y justamente apenas empezarían las cases, de verdad era extraño. Llegue hasta la puerta del salón, me acomode un poco el cabello, respire profundamente y abrí la puerta. La sonrisa que tenía en el rostro se desapareció de golpe, todos mis compañeros estaban sollozando y al parecer nadie se percato de mi presencia, voltee a mirar el lugar de Jacob, pero aun este se encontraba vacío, tal vez se le hizo tarde, camine hacia el lugar de Alice, a su lado estaba Jessica, Seth y Edward, el era el único que me miraba, pero tenia tristeza en sus ojos.
- ¿Qué sucede? ¿Qué pasa? – Ninguno me respondía – Díganme!! Me están asustando – dije en un tono más alto del normal, Alice volteo a mirarme, tenia sus ojos hinchados de tanto llorar, la conocía demasiado, se debatía entre decirme algo o no.
- Bella, Be…Bella, Jake… – ¿Jake? ¿Que tenia que ver Jacob en esto? No entendía nada de lo que estaba pasando – esta… esta muerto – … sus palabras carecían de sentido ¿Muerto? No, tenía que ser una broma, Jake no, no era verdad, busque la mirada de cada uno de ellos, pero ninguno volteaba a mirarme.
- ¿De que… De que están hablando? – Sentí que el aire me faltaba, ninguno me respondía, mire a todos mis demás compañeros,, todos estaban cabizbajos - ¿Qué quieren decir? – insistí en saber.
- Es cierto, es cierto, tuvo un accidente – ahora fue Jessica la que hablo, bueno en vez de hablar me grito, se tapaba el rostro con las manos en un intento de calmarse pero veía que no tenia ningún efecto.
- Eso no puede ser, tienen que estar bromeando – a lo mejor me estaban jugando una broma, de mal gusto por cierto, busque la mirada de Edward y en sus ojos se notaba la tristeza, el no mentía. Mi respiración se volvió entrecortada y sin que pudiera hacer nada unas lágrimas se derramaron por mis mejillas, sentí que mi corazón ya no latía, observaba todo y a la vez nada; esta muerto, muerto, muerto, esas palabras se clavaban en lo más profundo de mi alma, tenia que ser un error, no podía ser verdad. Salí corriendo del salón, tenia que ir a buscarlo, tenia que comprobar que ellos mentían, baje las escaleras como pude, pero unos brazos me detuvieron y no me dejaron continuar.
- Bella! Bella espera! – era Edward, me miraba angustiado, tal vez pensaba que cometería alguna tontería.
- Déjame Edward, tengo que irme – quería que me soltara, quería buscarlo, iría a donde fuera por encontrarlo. Pero su agarre se hizo un más fuerte, me estaba lastimando los brazos.
- ¿A dónde vas? ¿Estas loca? - ¿Si estaba loca? Si, pero de dolor, no podía ni pensar que lo que me dijeron era verdad, no podía aceptarlo, no era justo, hace un par de días era la mujer más dichosa del mundo al saber que lo tenia conmigo, que mi corazón le pertenecía, pero ¿Ahora? ¿Que pasaría conmigo? ¿Qué haría con el amor y este dolor que albergaban mi alma?
- Tengo que verlo – le dije suplicante, las lagrimas no cesaban, corrían interminablemente por mis mejillas – tengo que hablar con el, debo decirle algo – quería decirle todo lo que sentía por el, darle las gracias por los bellos momentos que compartimos juntos – el 31 íbamos reunirnos – ese día había planeado decirle todo, que valía la pena arriesgarme, que mi corazón se lo entregaba – es mi culpa, es mi culpa, le prometí que no lo olvidaría, debo decírselo, tengo que verlo una vez más – pronunciaba desesperada – Edward ¿Qué voy a hacer? Por Dios, no quiero, no quiero olvidar su rostro, no quiero olvidarlo ¿Qué voy a hacer? – el me miro triste y poco a poco me soltó, intente dar un paso más pero mi camino se nublo, no logre ver nada, al fin no sentía nada.
...:: RELATO NARADO POR EDWARD ::..
No dejaré de luchar por ese amor, lucharé hasta el final, no importa que todas las batallas las pierda y vaya perdiendo partes de mi corazón, no importa que mis sentimientos se marchiten, lucharé por ese amor hasta el final.
- Bella!! Dios no me hagas esto por favor! No ahora – tenía a Bella entre mis brazos, se había desmayado, no reaccionaba, se encontraba muy mal, no la había visto así desde la muerte de su padre, sino es que se encontraba mucho peor – Seth! Alice! Alguien ayúdeme por favor! – grite lo más alto que pude.
- ¿Pero que sucedió Edward? – El profesor Jasper se encontraba a mi lado, nos miraba preocupado - ¿Qué le sucedió a Bella? – insistió en saber mientras le checaba el pulso.
- Se… se entero de lo de Jacob, creo que salían y le dolió mucho enterarse de la noticia – dije muy a mi pesar. Me encontraba muy nervioso, éramos amigos, pero últimamente por mis celos nos habíamos distanciado, ahora me dolía el verla así. Cada lágrima que ella derramaba era como ácido entrando en mi garganta, no me dejaba articular palabra alguna, su dolor era el mío, porque muy a mi pesar la amaba más aya del límite del entendimiento.
- Si es una pena, me acabo de enterar el director me lo dijo, pero no hay que perder más tiempo, hay que llevarla a la enfermería, tienen que revisarla – el profesor me ayudo a ponerme de pie con Bella en brazos, aunque no estuviera conciente en su rostro se reflejaba la tristeza que seguramente sentía en estos momentos. Ahora estaba más conciente de que no teníamos la vida comprada, me había hecho a la idea de que tenía que soportar nuevamente su cara, su presencia a un lado de mi Bella, no me alegraba para nada la noticia al contrario la muerte era algo que no le deseaba a nadie. Llegamos a la enfermería y la señora Hope se alarmo al verla en ese estado, rápidamente se puso a examinarla, nos pidió que la dejáramos sola con ella, sin decir más salimos de ahí. Parecía león enjaulado, caminando de un lado hacia otro, esperando alguna respuesta sobre como se encontraba Bella. Al poco tiempo llegaron Seth y Alice, se preocuparon al ver que ni Bella y yo regresamos al salón. La señora Hope salio y nos dijo que la había sedado, estaba muy alterada, nos recomendó que regresáramos a nuestro salón y volviéramos a la hora del receso y así lo hicimos. Hablamos con el profesor Jasper y le pedimos permiso para retirarnos temprano de la escuela, queríamos estar con ella y apoyarla ahorita que más nos necesitaba, el había visto el estado en que Bella se encontraba y acepto sin decir más palabras. Cuando llegamos ella ya se encontraba despierta, sentada en el sofá pero su mirada se encontraba vacía, ausente, sin emoción alguna. Alice se sentó a su lado y la tomo de la mano, pero ella no reacciono de ninguna forma. Me partía el alma verla así, parecía que el alma, las ganas de vivir y la voluntad fueron robadas de su cuerpo.
- Anda Bells, vámonos – le decía Alice, mientras la ayudaba a levantarse, como si fuera un robot siguió nuestros pasos, quería zarandearla y hacerla que entrara en razón, pero sabia que necesitaba tiempo. Todos caminamos en silencio, de vez en cuando Jessica soltaba uno que otro lloriqueo, Alice se encontraba a su lado consolándola.
- ¿A dónde vas Bells? – escuche decir a Seth, Bella se había alejado del camino y caminaba directamente hacia el bosque, todos nos quedamos mirándola por unos segundos y nos fuimos detrás de ella. Después de unos cuantos kilómetros de camino nos encontramos con un hermoso lago, que jamás había visto, aun la nieve se esparcía por su orilla, mostrándonos que aun estaba encontraba congelado. Nadie se atrevía a preguntar que hacíamos en ese lugar, solo aguardamos respetando su silencio.
..:: RELATO NARRADO POR BELLA ::..
Cuando sientes cientos de puñales clavándose uno a uno en lo más profundo de tu alma, cuando el aire ya no llega a tu garganta y las palabras sean suspiros que se escapan, entonces sentirás el verdadero dolor. Cuando des todo y ya nada sea igual, cuando tus ojos se pierdan y las lágrimas den todo, todo por un amor, entonces, sólo entonces sabrás lo que es dolor.
De una u otra forma tenia que decirle adiós, tenia que despedirme de el, no sabia en donde vivía y no sabia donde se encontraba su cuerpo, así que la única forma que se me ocurrió para despedirme de el fue viniendo a nuestro lugar especial, este lugar que me traía tantos recuerdos, donde cada parte me recordaba su sonrisa y lo maravilloso que había sido conocerlo. Sentí una mano sobre mi hombro, voltee a mirar y ahí se encontraban mis amigos, aquellos que sin preguntas y reproches me habían acompañado en mi dolor, permaneciendo en silencio, aguardando. Sentía un profundo hueco en mi pecho, hueco que se había formado desde que me entere de su partida, me era difícil asimilar la idea de que jamás regresaría, de que jamás sentiría su calor, que jamás me perdería en sus ojos, de que jamás volvería a ver su sonrisa, no, no podía aceptarlo. Las lágrimas ahora ya no corrían por mis mejillas, todo parecía un sueño, una pesadilla.
- No se como puedes estar como si nada, el murió por ir a verte!! Tu eres la única responsable de que haya muerto – me grito Jessica, sabia que tenia razón, por mi culpa el había muerto. Edward y Seth trataron de tranquilizarla. Mi mundo se derrumbo, después de el sabia que nada sería lo mismo, el viento soplo con mayor intensidad, como si estuviera de acuerdo con esta afirmación. Me sentí jalada por la mano de Alice, no opuse resistencia, ahora nada me motivaba, ya nada sentía. Mi cuerpo se movía solo por inercia.
- ¿Vas a estar bien? – escuche a Edward preguntarme, no me había dado cuenta de que estábamos frente a mi casa, no encontraba mi voz así es que solo asentí con mi cabeza – Llora un poco, te sentirás mejor – y aquí estaba mi fiel amigo Edward acompañándome en mis tristezas, sabia que era injusto hacerle pasar este mal rato, pero por más que intentaba regalarle una sonrisa de mi boca no salio más que una mueca – me voy a casa – se acerco a mi frente y la beso. Vi como se alejaba. No se que seria de mi si no lo tuviera conmigo, a pesar de nuestro distanciamiento el siempre acudía a mi cuando más lo necesitaba, no dejaba que me cayera, era uno de los pilares que ahora sostenían mi vida, una vida que sentía que se desmoronaba pedazo a pedazo.
En mi casa nadie se encontraba y era lo mejor, no quería que mi familia me viera en ese estado pase al baño y me lave la cara, quería despejar un poco mi mente, quería tranquilizar un poco mi alma. Entre a mi cuarto, me sentía realmente muy cansada, aun no creía que fuera verdad todo lo que había sucedido el día de hoy, deje mis cosas sobre mi cama y me dispuse a cambiarme de ropa pero un paquete que se encontraba sobre mi mesa llamo por completo mi atención. Tenía mi nombre en la etiqueta, no decía quien lo enviaba. Lentamente lo abrí, en su interior se encontraba un disco, lo coloque en el reproductor, empezó a sonar una melodía que me sonó muy conocida. Era la canción que Jake había tocado para mí en el estudio, el día en que nos escapamos, mi corazón latió desbocadamente, cerré los ojos, como si me pudiera transportar a ese momento, como si estuviera mirándolo tocar para mí, dedicándome esa sonrisa tan calida, no pude evitar que de mi boca saliera una sonrisa, pero abrí los ojos y la realidad me embriago por completo, el se había ido y jamás regresaría. Saque un pequeño paquete que se encontraba en su interior, un pequeño dije reposaba en la bolsita de terciopelo, lo acaricie como si fuera la joya más valiosa sobre la faz de la tierra, el único recuerdo que tenia de el, que el fue real, que no fue solo un sueño. Me sobresalte al escuchar su voz, definitivamente estaba loca.
- ¡¡Sorpresa!! – y escuche su risa esa que tanto anhelaba ver y también escuchar – Espero que el obsequio te agrade, era de mi abuela, me dijo que se lo diera a alguien especial y siento que esa persona especial eres tú. Gracias por todo – fue lo ultimo que escuche, la música siguió sonando, todas las lagrimas que había guardado en ese momento se desbordaron, no podía fingir más, mi corazón no podía soportarlo, todo lo que había esperado de la vida era un poco de felicidad y ¿Que obtenía a cambio? Me arrebataba a las personas que amaba, primero mi padre y ahora Jacob, ¿Qué seguiría después? Corrí hacia mi cama y me tumbe sobre ella, ahogue en mis almohadas los gritos que se desprendían de mi alma, todas las lágrimas que derramaba no demostraban lo que sentía en mi corazón, cada una de ellas iba dedicada a su recuerdo y a este amor que me quemaba por dentro, el cansancio me venció y por un momento me olvide de mi tormento.
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