..."La vida no siempre te da lo que tu quieres, no siempre te lleva por el camino que tu esperas... pero tal vez siempre te lleva al lugar a donde perteneces...cuando al fin llegas a ese lugar no hace falta decir nada, solo lo sientes, no hay nada mas que hacer, el destino te ha alcanzado"....
Una chica normal... Así es como yo me consideraba, sin ningún talento en especial más que el ser una buena estudiante, siempre he sacado buenas notas y estaba cursando ya el último año de la preparatoria cuando aquel sol ilumino mi camino... y esta es mi historia:
—Otro día, otro nuevo comienzo, pero este comienzo era el principio del fin, ya que hoy empieza mi último año, ya tengo que empezar a ver lo de mi universidad, el hospedaje, mi comida y ¡Rayos! ¡Pero que tarde es! y hoy es mi primer día, me desvele por culpa de los nervios, estoy ansiosa de que este año termine —me levante corriendo de la cama y tome una ducha, salí en menos de 5 minutos ya que de verdad era tarde, me puse mi uniforme y ni siquiera me peiné, lo peor del caso era que aun tenia sueño...
—Bella ¿No desayunaras hija? —preguntó mi querida madre René no se había dado cuenta de que iba demasiado tarde y en mi primer día de clases —te hice unos hot cakes —se veían tan exquisitos, tenía mucha hambre no lo podía negar...
—Mamá ya voy demasiado tarde, tomare algo en el camino te lo prometo, porque si no llego temprano me castigaran en mi primer día — dije cuando corría fuera de la casa, me tropecé con la banqueta y por poco me caigo...
—OK hija, pero vete con cuidado, que Dios te bendiga —Oí que gritaba a mis espaldas, voltee para mirarla y vi que me despedía con una de sus manos.
Llegué a la parada del camión, y para mi desgracia ya se había marchado, me tocaría esperar el próximo...
—De seguro que llegaría tarde no podía comenzar peor este nuevo ciclo escolar —pensé, el camión llegó cuando faltaban 30 minutos para que fuera la hora, mi escuela quedaba algo retirado de mi casa así que me resigne a la idea de que estaría en detención a la hora del almuerzo, para mi desgracia el camión iba muy lleno y por tanto me toco irme parada — ¿Ya no existían caballeros en este mundo? —tal parece que no, me decía mentalmente.
Después de 15 minutos de camino por fin pude encontrar un lugar al final del camión, pero pesaban tanto mis parpados que poco a poco comenzaron a cerrarse, antes de caer en un profundo sueño sentí a alguien sentarse a mi lado.... en ese momento no iba a averiguarlo...
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Me sentía un poco adolorida de mi cuello, pero estaba en un lugar realmente confortable, sentía un calor que me abrazaba, no era malo, todo lo contrario, era agradable, abrí los ojos y ahí pude verlo, con sus grandes ojos el me miraba y yo lo único que pude hacer fue sonreír, el también me regalaba una sonrisa... Era simplemente perfecta, nuestras miradas se quedaron unidas no se por cuanto tiempo, pero cuando fue momento de parpadear retire mis ojos de su mirada y pude darme cuenta que me había pasado del lugar donde se suponía que debía de haberme bajado...
— ¡Bajan! —grité, a lo cual aquel hermoso muchacho se paró al mismo tiempo que yo y pude notar que traía el mismo uniforme del colegio al cual yo asistía, el chofer se detuvo y bajamos... De verdad no sabía donde me encontraba…
— ¿Por que no me despertaste antes? —fue lo único que le podía decir, el solo se dedico a mirarme y camino en sentido contrario a donde yo me encontraba... Corrí a alcanzarlo —Oye, ¿Qué piensas hacer? —nunca lo había visto por estos rumbos, así que supuse que el también estaría desorientado como yo.
El solo estiró su mano y paró un taxi, me cedió el paso para que yo subiera primero y sin mucho pensarlo acepte su invitación. En menos de 20 minutos estábamos afuera del colegio, si no hubiera sido por el no hubiera podido llegar, de verdad estaba desubicada y muy agradecida con el...
—Gracias por traerme —le dije cuando baje del taxi, el se quedó para pagarle al taxista y yo salí corriendo a la entrada, sabia que era un acto muy infantil de mi parte, pero la puntualidad era una de las cosas que siempre me habían caracterizado a lo largo de mi carrera estudiantil.
—Llega tarde Isabella, es muy raro en usted señorita —me regaño el director de la escuela, que estaba cerrando la puerta de la entrada, ya habían pasado 30 minutos después del toque —Sabe bien que esto amerita un castigo ¿Verdad? —me miraba fijamente a los ojos, yo lo único que pude hacer fue bajar mi mirada...
—Si señor —Sabia que me lo merecía, no se que me había pasado, pero había otra cosa mas importante ahora en mi cabeza... ¿Quien era aquel muchacho que el destino trajo a mi aquella mañana?...
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