La protagonista de la saga de "Crepúsculo" y "Luna nueva" muestra que es mucho más que una cara bonita. La actriz tiene esa "magia" que sólo consiguen los íconos sexuales de Hollywood.
Es cierto, Kristen Stewart es una especie de proyecto. Un bien pensado y estructurado proyecto para convertirla, con el tiempo, en un gran ícono de Hollywood. Con un padre que fue director y productor de la Fox y
una madre guionista, ¿qué otra cosa podría pensarse? Su debut, más allá de algunas pequeñas apariciones anteriores, se dio en el 2001. Y su punto más alto, hasta ahora, su papel de Bella en "Crepúsculo" y "Luna Nueva"
El caso es que la niña, nacida el 9 de a bril de 1990 en Los Ángeles, California, salió linda, con ojos estilizados y, en particular, unos labios incitantes, que nunca llegan a cerrarse del todo. Lejos de parecer un defecto, ésta característica física brinda una idea de sensualidad. Uno de los secretos de Kristen, en esta nueva etapa en donde ella debe seducir, es morderse el labio inferior. Si se observan sus diálogos y escenas íntimas, su técnica es abalanzarse sobre el interlocutor. Su cuerpo se inclina y fija sus ojos, siempre a "media asta", en la boca de quien le habla. En algún punto, como si expresara duda, o indecisión, o por qué no, un deseo contenido dentro de su personalidad de niña, muerde sus labios inferiores y impulsa su barbilla hacia delante. Y ya está? ¡El hechizo está hecho! ¡Y fu nciona!
Analizando las últimas grandes producciones en las que estuvo involucradas como heroína, se ve la depuración de este método que ya se podía apreciar en la película de Sean Penn, "Hacia rutas salvajes" (Into the Wild, 2007), en donde Kristen interpreta un pequeño rol. Allí hace de Tracy Tatro, una adolescente completamente enamorada del viajero empedernido. El punto cumbre de esta performance se da cuando él se despide de ella para irse a Alaska, en su viaje iniciático. Nunca más la volverá a ver. Es una despedida para siempre. Y ella lo mira. Se lo come. Lo devora con sus ojos de niña enamorada. Tiembla. En toda sus pe rsona que se va, que la deja con todo su amor pendiente. Y no importa nada. Ni siquiera que los estén viendo. La niña solo lo ve a él, muerde su labio inferior, entrecierra sus ojos en éxtasis y tiembla? enamorada. Un bello momento. Una metáfora expresada en una verosímil y compleja actuación de una joven y aún niña Kristen.
Esta forma o técnica bien podría catalogarse como una más dentro de todos los recursos que esta estrella podría emplear para causar el mismo efecto. Pero sólo los grandes íconos sexuales de Hollywood necesitan sólo un movimiento para dejar su sello y una marca personal de seducción.
Hace seis décadas, el guante que "Gilda" (1946) -el personaje que interpreta Rita Hayworth en la película homónima, y en blanco y negro- saca y desnuda un brazo femenino ante una multitud sin nombre, fue el que marcó un punto de partida para escenas y movimientos que con el tiempo se convertirían en clichés.
Ni hablar de una Marilyn Monroe exponie ndo en la celebrada escena de "La Comezón del Séptimo Año" (1955) sus piernas con la ayuda de ese bendito viento que sale del subterráneo y que fluye infinitamente desde esa rejilla sobre la acera; o esas miradas con la boca entreabierta y los ojos entrecerrados en tantos otros filmes.
Ya sea un striptease, un baile, una mirada, frases y movimientos corporales varios, de lo que se habla es de seducción, de sex appeal, de una especie de ángel que eclipsa la pantalla grande y sumerge al público en una escena, haciendo "realidad" la ficción, creíble el romance, la ilusión.
De Kristen se podría decir todo esto y tal vez mucho más, pero el caso es que hoy por hoy es la chica que mejor se enamora en la pantalla grande. Si esto será su contribución al legado de Hollywood o si el futuro nos depara nuevas interpretaciones que nos sorprendan, sólo podrá verse y comprobarse en el tiempo y en los cines. Por lo pronto, hay que celebrar que todavía se puedan encontrar nuevas estrellas que, ya sea con miradas, pequeños gestos o una gran interpretación, seduzcan y encanten al público con la magia que es propia del c ine, y que invita en cada función, a sumergirse en ese maravilloso mundo posible de la ficción.
Del amor por los vampiros?
Quizás su punto más visible para ella esté marcado por la Bella Swan que interpreta en la saga iniciada con la película "Crepúsculo" ( 2008), basada en el best seller de Stephenie Meyer. En este drama fantástico, Bella es una joven que vuelve a vivir con su padre al pueblo en donde nació, el húmedo y frío Forks. Allí empezará a cursar en un colegio nuevo, conocerá amigos nuev os, y a la familia de los Cullen, en donde también está el gran amor de su vida, Edward (Robert Pattinson). Lo que ella descubrirá, luego de idas y vueltas, a despecho de una relación conflictiva con este chico es que los Cullen son vampiros. A raíz de esto y de que tanto Bella como Edward quedarán presa de un amor desmedido e incondicional, es que se desatarán una serie de hechos en donde los lazos afectivos y la amistad, se pondrán a prueba a cada instante. Fantasía, lugares comunes dentro del inconsciente colectivo de los monstruos, el filme ofrece sin embargo romance del bueno, de ese que hace de una historia de amor una trama apasionante.
La saga incluye a la recientemente estrenada "Luna Nueva". La crítica ha dicho que la película puede satisfacer a los seguidores de la saga. Comentario que se confirma al corroborar una continuidad en los caracter es y personajes de la historia, en donde por supuesto, Bella tiene un rol protagónico.
Y habrá Bella para rato. La tercer parte del relato, "Eclipse" se estrena en junio de 2010 y la cuarta y última parte , "Amanecer", se filmaá ese mismo año. Dos nuevas citas para probar si la estrella sigue brillando.
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