Esa noche murmullos incoherentes me despertaron de un sueño profundo. Me tomó un momento darme cuenta de que Logan tenía otra pesadilla. Le oí jadear y salté directamente encima de él en la cama. Se golpeó con sus brazos y piernas, y su respiración se convirtió en jadeos pesados.
—Logan —murmuró—. No, Logan. . .
¿Logan?
Sacudí sus hombros, tratando de sacarlo de su pesadilla.
—Despierta, Logan, despierta. —Seguí sosteniendo sus hombros y cuando mis ojos vagaron por toda su longitud, me di cuenta de que tenía una erección.
Abrió los ojos y dejó escapar un grito de asombro cuando vio que era yo quien estaba cerniéndose sobre él.
—¿Estás bien?
Asintió con la cabeza, sin dejar de mirarme.
—¿Cuál era el sueño?
Cerró los ojos brevemente, y luego los volvió a abrir. —No lo recuerdo.
Por primera vez no supe si podía creerle. Tuve la sensación de que ocultaba algo. Su sueño era acerca de alguien llamado Logan. Tal vez había sido una mala idea empezar a llamarlo por ese nombre. Está claro que pertenecía a otra persona.
—¿Estás seguro de que estás bien? —le pregunté. No quería decirle que él había dicho el nombre de Logan más de lo que él quería admitir sobre qué había estado soñando.
Su respiración volvió a la normalidad. —Estoy bien. No fue una pesadilla ésta vez.
Oh. —Está bien. Buenas noches, entonces.
—Buenas noches. —Se acurrucó sobre su costado en la cama, de espaldas a mí.
Abracé mi almohada contra mi pecho, sintiendo por primera vez que realmente compartía la cama con un desconocido.
A la mañana siguiente ninguno de los dos habló sobre el sueño de anoche, pero pesaba en mi mente cuando hice el café. El sueño se había vuelto sexual y él había pronunciado el nombre de Logan. Yo sabía que estaba desarrollando verdaderos sentimientos por él, y empecé a sospechar que esto no iba a terminar bien para nosotros. No podía haber un “felices para siempre” para alguien que ni siquiera sabía quién eran.
Me serví una taza de café y escuché a Logan levantarse y dirigirse a la ducha. Su nuevo trabajo comenzaba hoy. Después de haber terminado con el trabajo de techado que le había mantenido ocupado durante las últimas semanas, había conseguido un trabajo pintando un mural en uno de los edificios que están realizando el control como parte del proceso de renovación. Con sus ganancias del trabajo de construcción, se había comprado más ropa, y un agradable juego de pinturas y pinceles. Su guardarropa ahora consistía en unos cuantos pares de pantalones vaqueros, boxers, calcetines y camisetas.
Aparte de las pesadillas, era un invitado fácil para tener alrededor. Era aseado y ordenado, e hizo más que su parte justa de las tareas. Una vez que notó que yo omitía la cena por completo o comía una taza de fideos instantáneos después de llegar a casa, también comenzó a preparar la cena para nosotros. Otras noches pedía comida a domicilio, así al menos podríamos sentarnos y comer juntos.
Sin embargo, en otros aspectos, me di cuenta de que no estaba del todo cómodo estando aquí. Cada día empacaba sus artículos de tocador del cuarto de baño, su crema de afeitar, maquinilla de afeitar y cepillo de dientes, poniéndolos en la mochila donde guardaba sus pertenencias. Le dije varias veces que podía dejar sus cosas en el baño, ya que no era ciertamente una maniática del orden. Excluir algunas cosas no me habría molestado, por no hablar de que había llegado a disfrutar del olor de su loción de afeitar y crema de afeitar en el baño lleno de vapor después de su ducha. Yo incluso había limpiado un lugar en el cajón, pero él parecía contento con guardarlos todos los días, como si en realidad no viviera aquí, sino que estaba sólo temporalmente.
Nunca hablamos acerca de él mudándose y me parecía bien. Tenía la sensación de que sin él y Tom, mi apartamento se sentiría vacío y deprimente.
***
Me puse mi vestido negro y un par de zapatos de tacón. Dándome una mirada más en el espejo para asegurarme de que mi maquillaje y el pelo estaban en su lugar, me dirigí a la sala de estar.
Logan se encontraba sentado en el sofá con el portátil equilibrado sobre su regazo. Levantó la mirada ante el sonido de mis tacones contra el suelo de madera.
—Guau. Te ves muy bien. ¿A dónde te diriges?
—Gracias —murmuré, bajando la mirada—. Tengo una cita ésta noche.
—¿Una cita? —Su rostro delataba su confusión y otra emoción que no pude identificar. . . ¿celos?
—Alice me tendió una trampa —le expliqué.
Asintió con la cabeza, recobrando la compostura.
—¿Podrías cerrar la cremallera de mi vestido? —Me di la vuelta, dándole la espalda.
Sus dedos contra mi espalda desnuda mientras subía la cremallera del vestido no me deberían haber excitado de la forma en que lo hicieron. Tal vez esta cita sería buena para mí. Tenía que dejar de fijarme en Logan. Especialmente porque estaba claro que él no estaba interesado en una conexión emocional real conmigo.
Agarré mi bolso y Logan volvió a la computadora, sin levantar la vista de nuevo hacia mí mientras recogía mis cosas y salía.
La cita no fue tan mala como esperaba. Mike era agradable, pero algo simplemente se sentía mal acerca de salir con alguien que todavía era un estudiante universitario. ¿Demasiado asalta cunas? Sabía que Alice nunca tuvo problemas en salir con hombres más jóvenes, y yo me veía joven para mi edad, así que no debería importarme tampoco.
Pero tiene sólo veintidós años y estaba más interesado en las fiestas de barril que en discutir los problemas del mundo. Hice todo lo posible para mantener la conversación, hablando casualmente con él durante la cena, y los tres vasos de vino que bebí ciertamente me ayudaron a relajarme.
Después de la cena me llevó a mi apartamento, y cuando me besó la mano en la calle y me preguntó si podía entrar, sólo pude asentir. Estaba malditamente curiosa por saber cómo podría reaccionar Logan a que trajera un hombre a casa. Si eran celos lo que capté en su mirada de antes, tal vez ver a otro hombre interesado en mí le obligara a enfrentarse a sus sentimientos por mí. Este podría no ser el mejor plan, pero con tres copas de Chardonnay, mi razonamiento estaba desconectado. Conduje a Mike por las escaleras y abrí la puerta, con el corazón latiendo con fuerza en mi pecho.
Esperaba que Logan estuviera sentado en la mesa del comedor pintando, como hacía cada noche, pero el apartamento se hallaba silencioso y oscuro. Oh. Mi anticipación se extinguió y fue sustituida por una sensación de temor. Ahora tenía un hombre ansioso con el que no quería tener nada que ver en mi apartamento y Logan no se encontraba aquí. Eso o dormía en mi habitación, pero no eran ni las once todavía. Él nunca se iba a la cama tan temprano.
Encendí una lámpara y le pedí a Mike que me esperara en la sala de estar. Serví otra copa de vino para cada uno de nosotros antes de sentarme en el sofá. Seguimos charlando durante un rato, pero cuando lo vi centrado en mi boca mientras yo hablaba, sabía que tenía la intención de besarme. Sostuve mi copa de vino delante de mí como un escudo, esperando que me proporcionara un parachoques. Pero Mike sabía lo que hacía. Tomó el vaso de mis manos y la puso sobre la mesa de café. Cuando se inclinó hacia mí, yo estaba demasiado aturdida como para hacer otra cosa más que cerrar los ojos y dejar que presionara sus labios contra los míos. El beso fue agradable, pero no sentí nada, ni chispa, ni pasión como lo hacía con Logan. Puse mis manos sobre su pecho y lo empujé hacia atrás, rompiendo el beso.
—¿Bella? —dijo la voz aturdida de Logan detrás de mí.
Mike se puso de pie al ver a Logan, sin camisa, tatuado y luciendo furioso.
Salté del sofá y coloqué la palma sobre el pecho de Logan como una disculpa silenciosa, o simplemente para tener la oportunidad de tocarlo, no lo sabía. Apartó a mi mano y se acercó más, sin dejar de mirar a Mike.
—Logan, detente. —Puse mi mano en su pecho de nuevo, castigando silenciosamente su comportamiento machista—. Mike, creo que será mejor que te vayas. Gracias por la cena.
—Sí —dijo sin mirar en mi dirección y salió del apartamento.
Una vez que la puerta se cerró, me di cuenta de lo absolutamente tensa que se sentía la situación. Me encontraba de pie a sólo unos centímetros de Logan, la palma de mi mano todavía presionada contra su pecho, que subía y bajaba rápidamente con su respiración. Nuestros ojos se encontraron y pude leer el dolor y la ira en su mirada tan clara como el día.
Bajó la mirada a mi mano, aún presionada sobre su corazón, y dejó que sus ojos se cerraran. Cuando los volvió a abrir, un momento después, su cólera fue sustituida por algo completamente distinto. . . deseo.
—Dime por qué estás enojado —le presioné suavemente.
—No puedo. —Sus palabras eran entrecortadas y tensas.
Suspiré profundamente, y tomé valor. No podíamos seguir girando en círculos alrededor del otro en este pequeño apartamento.
—Maldita sea, Logan. Deja de contenerte. Sé que sientes algo por mí. —Puse todas mis cartas sobre la mesa, mi corazón latía con fuerza mientras esperaba oír su respuesta.
—Bella —declaró con voz quebrada—. No puedo hacer esto. . .
—¿Por qué? —lo desafié. Sabía muy bien las malditas razones por las que no deberíamos estar juntos, pero quería escuchar su versión. Entonces podría ponerle pegas a su argumento. Estaba cansada de mi vida limpia, ordenada, de nunca salirme de la línea. Sin mencionar, que el vino que tomé anteriormente me había proporcionado la valentía necesaria.
Soltó un lento suspiro, tratando de ganar más tiempo. —He tratado de mantener una parte de mí mismo lejos de ti, para no conseguir un apego emocional en caso de que me despierte un día y recuerde que tenía una esposa y tres hijos en casa.
Ouch, eso dolió. Lo miré preguntando dónde iríamos desde aquí. Si yo fuera la persona sana y lógica que siempre decía ser, me alejaría, terminaría esta farsa ahora. Pero por supuesto que no podía. Estaba demasiado metida en esto.
Logan se pasó una mano por el pelo. —Y pensé que si no dejaba que me tocaras, no sería tan complicado, pero me equivoqué. Dándote placer, viendo cuan sensible eres a mí, viéndote correrte. —Cerró sus ojos, reuniendo sus pensamientos—. Eres hermosa, Bella, e inteligente y dulce. Es imposible estar aquí contigo y no desarrollar sentimientos por ti. Pero no voy a permitirme hacerte daño.
Sentí una presión en el pecho y tragué saliva. —Prefiero ser herida de una sola vez por una determinada razón que ser herida lentamente cada día.
—No. —Frunció el ceño, pero sus ojos se suavizaron lo suficiente, dejándome ver que su resolución desaparecía.
—Echaste a mi cita. —Puse mala cara, a pesar de que no lamentaba ni un poco ver a Mike irse. Eso no quería decir que Logan no debía de sentirse mal.
—Joder —se quejó—. Ya he terminado de luchar conmigo mismo. Y mi fuerza de voluntad se acabó después de verte con ese idiota. —Sacudió la cabeza, tratando de borrar la imagen de Mike conmigo.
Dejé que mi mano se deslizara por su costado, siguiendo por su caja torácica mientras lo acariciaba. Dejó escapar un suspiro pesado. Cuando llegué a sus caderas y a la cintura de sus pantalones, tomó mi mano para detenerme, sus ojos suplicando contra los míos en una batalla silenciosa.
Él quería que yo continuara, pero pensaba que lo correcto era parar. A la mierda con lo bueno y lo malo. Yo sabía lo que quería, lo que necesitaba. Logan.
Negué con la cabeza lentamente. —Déjame.
Su mano cayó lejos de la mía, y el alivio cruzó su rostro. Acaricié su creciente erección a través de los pantalones cortos de gimnasia y sus labios se abrieron para aspirar un poco de aire. Tal vez esto era lo que tenía que haber hecho con él todo el tiempo: tomar el control de modo que no le dejara pensar en lo que hacíamos. Agarró mi muñeca, sosteniendo mi mano en su lugar, sin permitirme moverme, pero tampoco apartándome.
Ya era oficial, había perdido todo pensamiento cognitivo, todo el sentido de la razón. Sólo estaba Logan. Quería complacerlo, probar cada centímetro de su piel y escuchar sus sucias palabras cariñosas por el placer que mi boca podía proporcionar. Él conectó algo extraño y emocionante en mi interior. Algo oscuro que yo sabía que no debería explorar, sin embargo, me sentía obligada a descubrirlo. Había jugado a lo seguro durante demasiado tiempo. Quería experimentar a este hombre. Que le jodan al sentido común.
Empecé a bajar los pantalones cortos por sus caderas, pero me levantó la barbilla y sacudió la cabeza.
Presionó un rápido beso en mi boca y me susurró—: Todavía no. Quiero hacer que te corras primero.
Oh, no de nuevo. Estaba atada y decidida a conducirlo a la locura con el placer, y tan difícil como era rechazar su oferta, negué con la cabeza. —No esta vez. Tú primero.
Caí de rodillas en el suelo y tiré de sus pantalones hacia abajo para que su erección quedara libre. Todo acerca de este hombre era hermoso, incluso su pene era hermoso. Era más grueso y más largo que cualquiera que hubiera visto antes y estaba tan duro como una roca. La cabeza brillaba con una gota de fluido y llevé mi lengua hacia adelante para probarlo. Él gimió ante la sensación.
Nunca había disfrutado particularmente dando sexo oral antes, pero quería probar y saborear cada centímetro de su cuerpo y despertar cada respuesta de placer que pudiera. Chasqueé mi lengua hacia adelante y hacia atrás a lo largo de la cabeza, burlándome de él. Gimió y se agarró la polla con una mano, y me acarició la mandíbula con la otra. —Ábrela —ordenó.
Una ráfaga de humedad mojó mis bragas ante su tono. Me encantaba cuando él se hacía cargo. Me encontré con su mirada y obedecí, abriendo tanto como pude mientras él se acomodó introduciéndose en mi boca.
La imagen de su puño agarrando su polla mientras se deslizaba dentro y fuera de mi boca me hizo gemir cada vez que se retiraba. Agarré sus muslos, pasando mis uñas por su piel. Sus músculos se hallaban tensos y duros por el esfuerzo de mantener el equilibrio. Seguí chupándolo, dejando que mis manos exploraran su estómago, su trasero, ahuecando sus firmes testículos.
Cerré mi mano alrededor de la suya y comencé a acariciar la longitud de su eje mientras él miraba mi boca y mi lengua trazando círculos alrededor de su sensible cabeza. Su longitud creció dentro de mi boca, y tomó aire con fuerza. —Oh, mierda —susurró pesadamente. Debo de haber hecho un ruido, porque su mirada se encontró con la mía—. Eso es, nena.
Su ritmo aumentó y su respiración se hizo más pesada. Me dolía la mandíbula, pero no me atrevía a detenerme ahora. De repente, él se retiró de mi boca causando un fuerte sonido de succión ante el inesperado movimiento. Levanté la vista hacia él, su polla dura y húmeda con mi saliva.
—Ven aquí —gruñó, arrastrándome sobre mis pies. Presionó varios besos suaves sobre mis labios hinchados y húmedos, su manera de darme las gracias por la atención oral. Le sonreí como una colegiala orgullosa de la calificación de su prueba. Metió la mano detrás de mí para desabrochar mi vestido, y me ayudó a bajármelo para que pudiera salir de él.
Me paré frente a él en un par de bragas de encaje negro y un sujetador a juego. Sus manos se deslizaron por mis costados, más allá de mis caderas, hasta agarrar mi trasero, apretándome contra él.
Se subió los pantalones, y estaba a punto de protestar, cuando tomó mi mano y me llevó al dormitorio. La imagen mental de él tratando de caminar hasta mi habitación con los pantalones por los tobillos me hizo sonreír.
Cuando llegamos a la cama me desabrochó el sujetador, acariciándome amorosamente con sus dedos mientras lo hacía. Luego se inclinó y me bajó las bragas hasta que cayeron al suelo y pude salir de ellas. Besó y acarició mi cuello y clavícula, mientras sus manos acariciaban mi espalda. Le besé por unos minutos más, y luego tiré de él para acercarlo a la cama. Le empujé, tirándole encima de mí hasta que su cuerpo se cernía sobre el mío, envolviendo mis piernas alrededor de su espalda, cerré mis tobillos y tiré de él estrechamente.
Me aferré a él mientras intentaba bajarle los pantalones. Su respiración se aceleró y su boca se cernía justo sobre la mía. —Bella, ¿estás segura?
—Te deseo, Logan. —Lo besé otra vez. Duro. Una declaración rota cayó de sus labios.
—Porque si tienes alguna duda. . . tenemos que parar ahora.
—Por favor, no —le dije. Él se quedó quieto—. Lo que quiero decir es que no te detengas, por favor, Logan.
Eso tuvo un efecto profundo en él. Empujó sus pantalones hacia abajo por sus caderas, su polla se liberó, quedando apoyada en mi vientre. Deslicé la mano entre nuestros cuerpos y lo acaricié. Él gimió y me miró con asombro mientras yo seguía mis movimientos largos y fáciles.
—Bella, necesito estar dentro de ti —murmuró él, salpicando mi boca de besos.
—Sí —le susurré.
Se apartó y se levantó de encima. —¿Tienes protección?
No había pensado en eso. Negué con la cabeza. No había usado condones, ya que realmente nunca había salido con nadie.
Cerró los ojos. —No es por ti. Es que. . . No sé dónde he estado.
Oh. —Logan. He leído en tu archivo, te realizaron pruebas para todo tipo de cosas. Estás limpio. —Buena manera de matar el romance, Bella.
Dejó escapar un suspiro de alivio. —Eso es. . . bueno, ¿verdad?
Lo besé en los labios. —Eso está muy bien, porque yo también. Y estoy tomando la píldora.
Había estado tomándola durante años para regular mis periodos irregulares.
Nada se interponía entre nosotros ahora, excepto las mariposas que bailaban en mi estómago. No quería examinar muy de cerca lo que este acto de intimidad entre nosotros podría significar. Sabía que lo que estábamos a punto de hacer podría profundizar mi relación con Logan. No estaba segura de lo que podría significar, o no significar para él. Su falta de disponibilidad me aterrorizó, y estaba empezando a temer el día en que se acordara de su vida anterior. ¿Seguiría estando aquí conmigo?
—Oye, ¿estás bien? —Notó mi distracción y me besó en la sien.
—Sí —respondí, ocultando mi inseguridad. Sabía que era egoísta querer retenerlo conmigo, sobre todo si resultaba que había seres queridos que lo esperaban, pero eso no me impedía disfrutar de él mientras pudiera.
Él apartó un mechón de mi cabello de mi rostro, y me miró a los ojos. La tenue luz de la luna limitaba mi visión, pero podía ver lo suficiente de él. Sus ojos verdes, su firme y musculoso pecho, la tinta sobre sus costillas, la llanura de su estómago, y su impresionante polla. Dejé que mis ojos se cerraran y saboreé su atención. Me relajé en el momento y traté de guardar esto en mi memoria. Logan tenía otras ideas, se movió por mi cuerpo, trazando un camino de besos a través de mi pecho, mi estómago, mis caderas. . . y luego se detuvo. Me incorporé sobre los codos y miré hacia abajo. Me miró a los ojos y sonrió. —Quiero que me veas deshacerte. Eres hermosa cuando te corres.
Mis mejillas se sonrojaron. ¡Mierda! ¿Qué es lo que parezco cuando me corro? Entonces su lengua se deslizó a través de mí y me olvidé de ser auto-consciente. Vi como él utilizó gruesos trazos de su lengua suavemente contra mí. La sensación, junto con la imagen fue abrumadora. Dejé escapar un suave murmullo y me moví, tratando de acercarme. Llevó sus manos a mis caderas y me atrajo más cerca de su cara, y luego me sostuvo en el lugar mientras él mantenía su ritmo lento, su lengua proporcionándome la tortura más exquisita mientras lamía, chupaba y mordisqueaba mi sensible clítoris. Cerré los ojos con fuerza y dejé que mi cabeza cayera hacia atrás, concentrándome en las sensaciones.
Logan se detuvo de repente. —Ábrelos. Abre los ojos.
Bajé la vista hacia él y una vez más comenzó su lenta tortura, lamiendo con su caliente lengua toda la longitud de mi humedad. Su ritmo aumentó, y también lo hicieron mis jadeos. Nunca había sido así para mí antes. Sentí como que podía deshacerme y nunca bajar de la cima. Un poco más de esto y me correría.
—Logan —grité.
Sus ojos se alzaron para observarme. Su atención no cedió, con la boca creando una succión suave contra mí, y unos segundos más tarde estaba jadeando y retorciéndome contra él. Me mantuvo en el lugar, con los ojos fijos en los míos. Exploté en mil pedazos, gritando su nombre una y otra vez. Me dejé caer de nuevo sobre la almohada mientras Logan repartía besos por mi cuerpo. Cuando llegó a mi boca, estaba sonriendo. —Hermosa chica, déjame follarte ahora.
—Sí —gemí, extendiendo la mano hacia su polla. Todavía estaba duro como el acero y estaba listo para mí.
Se acostó en la cama junto a mí y me tiró encima de él hasta que estuve a horcajadas.
Oh. Esta no era realmente la posición que tenía en mente. No era buena siendo la que tiene el control, y era de lejos el hombre más grande con quien había estado, así que no estaba del todo segura de cómo funcionaría esta posición. Me senté sobre sus caderas, frente a él, mientras acariciaba mis pechos y me besaba.
Agarró mis caderas y me levantó, colocando la cabeza de su polla en mi apertura. Él se deslizó contra mi humedad, preparando su polla para deslizarse dentro de mí. Gemí ante la sensación. Estaba a punto de rogar, cuando por fin introdujo la cabeza varios centímetros dentro de mí. Di un grito ahogado por la plenitud. Me sentí estrecha ante su tamaño. —Logan, ah. . .
Él gimió profundamente, su tono masculino retumbando a través de mí. —¿Demasiado, nena?
—Sí —gemí.
—Joder, estas apretada. —Lo sacó sólo un poco. Su voz disparó un pulso de deseo a través de mí.
Quería más. Quería estar completamente llena por él y oírle maldecir y quejarse por el placer de estar dentro de mí. Me levantó de su polla, haciendo que tan sólo la punta estuviera todavía dentro de mí, y me permitió acostumbrarme a su tamaño. Luego se incorporó, hundiéndose varios centímetros en mí una vez más. Inhale un poco de aire y lo contuve.
—Cristo, Bella —gruñó—, ¿estás segura de que está bien? —Asentí con fuerza, necesitaba concentrarme—. Respira, nena. —Levantó las caderas, aliviando la sensación un poco—. Siento como que estoy lastimándote.
Tomé un profundo respiro a sus órdenes.
—No. —Bajé la mirada hacia él y pasé las manos sobre su pecho—. Me gusta. . . eres sólo un poco. . . grande.
Él sonrió, una media sonrisa arrogante. —¿Pero te gusta?
—Sí —suspiré.
Empujó hacia mí con cuidado, empujando y luego retirándose con un ritmo suave. Su respiración era áspera y pesada, como si el acto de simplemente contenerse fuese una tortura para él. Una vez sentada con él enterrado profundamente en mí, tiró de mí hacia su pecho y me abrazó, besando mis labios entre sus suaves embestidas. —Te sientes tan jodidamente bien, nena.
—Logan —gemí.
Él respondió con un gruñido de los suyos.
—¿Puedes manejar más, cariño?
¿Más? ¿No estaba hasta el fondo todavía? Asentí con la cabeza, frotando mi mejilla contra la suya. Me mantuvo en el sitio mientras empujaba más adentro. Sus ojos se cerraron de placer cuando se hundió hasta el fondo en mi interior. Gemí con una mezcla de placer y dolor, me aseguró por encima de él y empujó dentro de mí a un ritmo más rápido. Mis gemidos se hicieron más fuertes y su respiración salía en pesadas olas contra mi cuello. Me sentí tan cerca de él en ese momento, con el olor de su colonia intoxicándome y su barba de tres días áspera rozando mi cuello. Fue el acto más íntimo que podríamos compartir. Pasó los dedos por mi mejilla y me miró a los ojos en un momento tan delicado. —¿Seguro que estás bien?
—Si. Me encanta.
Él sonrió. —Bien. Porque me gusta estar dentro de ti. —Me besó una vez más, y en un movimiento suave nos dio la vuelta sobre la cama, de forma que yo estaba debajo de él. Me aferré a sus tensos bíceps mientras se hundía lentamente en mí. Ahora que me había acostumbrado a su tamaño, me encantaba la forma en que me hacía sentir. Aunque parezca increíble, a su merced. Suya. Me arqueé contra él, cerrando los ojos con fuerza y exponiendo mi cuello. Él humedeció mi garganta con besos húmedos y comenzó a follarme duro. Cada vez que se introducía en mi interior, yo me levantaba para ir a su encuentro. Pronto sus gruñidos se mezclaron con los míos y nos perdimos por completo.
Él no era demasiado hablador durante las relaciones sexuales, pero me encantaba el sonido de su respiración pesada y los gruñidos suaves cerca de mi oído.
—Me voy a correr —susurró, agarrando mis caderas mientras empujaba con fuerza varias veces más hasta que finalmente su semen caliente se derramó en mi interior.
Me besó en la boca con cuidado y se acostó a mi lado. —Eres increíble. —sonrió.
—También tú —le susurré.
Me acurruqué en los brazos de Logan con la espalda contra su pecho. Me rodeó con sus brazos. Nunca me había sentido tan feliz y viva. Logan, sin recuerdos de su propia vida, me estaba enseñando cómo vivir el momento y disfrutar de la mía.
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