Amnesia

Autor: Lily_cullen
Género: Romance
Fecha Creación: 19/12/2017
Fecha Actualización: 23/02/2018
Finalizado: SI
Votos: 2
Comentarios: 18
Visitas: 38900
Capítulos: 21

La pulcra y ordenada vida de la estudiante de psicología Isabella Swan, toma un giro hacia la locura cuando encuentra el tema perfecto para su tesis de amnesia –un hombre joven, sin ningún recuerdo de su vida anterior con una acusación de asesinato.

Contra todo sentido común, Isabella se siente atraída por él como una polilla a una llama. Tal vez es que él es tan masculino, aún esposado a la cama del hospital, que podría pasar por un anuncio de colonia –Perfume de Locura. O tal vez es porque ha pasado demasiadas noches solitarias estudiando. De cualquier manera, está  decidida a ayudarlo a resolver el misterio de su pasado. Comienza a desentrañar quien era antes con sus tatuajes crípticos, y sus pinturas que gritan sobre un pasado oscuro como sus únicas pistas. Cuando ella finalmente descubre su secreto no sabe cuál es el verdadero él, el amante tierno del cual se ha enamorado o el hombre atormentado con un pasado oscuro.

 ---------------------------------------- 

Los personajes le pertenecen a Stephanie Meyer. La historia le pertenece a la autora Kendall Ryan del libro Unreavel me. Yo solo lo adapte con los personajes de Edward & Bella. 

+ Añadir a Favoritos
Leer Comentarios
 


Capítulo 12:

Por la mañana había otras tres pinturas más de la mujer. Recorrí el comedor, observando su nueva obra de arte. En una, la misteriosa mujer bebía de un vaso de vino, en otra llevaba un vestido de color amarillo sol y la tercera pintura simplemente me molestó. Se encontraba tumbada en una cama con sólo una sábana blanca cubriéndola. Logan había capturado perfectamente los huecos y las curvas de su envidiable cuerpo. Tomó gran restricción no tirar la pintura por la ventana abierta.

 

Había estado muy concentrada en ayudarle a recordar su anterior vida, pero ahora sólo quería que olvidara su pasado y construyera un futuro conmigo. Sabía que era una forma peligrosa de pensar y que sólo conduciría a un corazón roto, pero no podía evitar estar enamorándome de Logan.

 

Trabajé en pulir mi tesis toda la mañana y parte de la tarde, hasta que escuché a Logan finalmente regresando a casa del trabajo. Había estado planificando y dibujando su mural antes de que la verdadera pintura comenzara en una semana o así.

 

Me encontró sentada en la mesa, el portátil olvidado, perdida en mis pensamientos mientras miraba fijamente la odiosa pintura de la mujer tumbada en la cama. Se colocó detrás de mí y me masajeó los hombros.

 

—Hola. ¿Necesitas un descanso?

 

—¿Hm? —murmuré, mirando sus increíbles ojos verde—. ¿Qué tienes en mente?

 

Se inclinó y me besó la sien. No pude evitar preguntarme si estaba siendo dulce conmigo para compensar el dejarme tirada anoche para pintar a otra mujer. Me recordé a mí misma que no era su culpa y me permití disfrutar de este momento, del contacto de sus fuertes manos masajeando mis hombros, y la sensación de su cálido aliento en mi cuello.

 

—Eso se siente bien —murmuré, abrazándole por la cintura.

 

Lo arrastré contra mí y pude sentir que ya estaba duro.

 

Continuó con el masaje unos minutos más y luego me levantó de la silla, sosteniéndome contra su pecho y llevándome al dormitorio. Una vez que llegamos a mi habitación, con Tom pisándonos los talones, me soltó y le echó afuera, cerrando la puerta.

 

Se quedó allí, sonriéndome.

 

—¿Qué? —pregunté, alcanzándole.

—Te extrañé hoy. —Acarició mi cuello y dejó un rastro de suaves y húmedos besos.

 

Su confesión me sorprendió. Había asumido que estaba sola con los sentimientos que iba desarrollando por él. Cuando encontró mi boca, el beso se volvió frenético. Nuestros labios conectaron, las lenguas se acariciaron desesperadamente entre sí.

 

Gemí. —Logan. Te necesito.

 

Desabotonó mis vaqueros, bajándolos hasta los tobillos y ayudándome a quitármelos. Luego se desabrochó el cinturón, apoyándome contra la pared. Me empujó contra ella, sosteniéndome en el lugar mientras asaltaba mi boca con besos. Su mano serpenteó entre nosotros y me acarició hasta que estuve mojada y lista. Antes de que tuviera que rogar, se bajó los pantalones y los bóxers lo suficiente como para liberarse, y luego me levantó, usando la pared como palanca para mantenerme en posición.

 

—Sí —susurré cuando le sentí empujando en mi entrada.

 

Su pecho retumbó con un profundo gruñido cuando se reunió con mi humedad.

 

—¿Sigues adolorida de anoche? —susurró.

 

Negué con la cabeza y comenzó a moverse de nuevo. Podía sentir cómo de tensa me hallaba alrededor de él mientras continuaba su camino. Presionó su cara en el hueco de mi cuello y gimió, luego empujó hasta el fondo. Jadeé con la presión, y clavé mis uñas en su espalda.

 

—¿Esto está bien? —Se echó hacia atrás para encontrar mis ojos.

 

Gemí en respuesta y sonrió y comenzó a moverse de nuevo.

 

—Te. Sientes. Tan. Jodidamente. Bien —dijo, salpicando mi boca con besos entre cada embestida.

 

Nuestras respiraciones y gemidos aumentaron a medida que construíamos rápidamente el orgasmo juntos.

 

No sabía qué le había poseído, pero me follaba duro, golpeándome contra la pared, y amaba este lado desatado de él. —Logan —dije, arqueando la espalda contra la pared mientras me venía. Él no estaba muy por detrás, unos cuantos empujes profundos más pronunció algo ininteligible y se vino dentro de mí.

 

Me bajó a mis pies y me besó suavemente mientras me miraba a los ojos cariñosamente. —¿Estuvo bien?

 

—Por supuesto. ¿Por qué no lo estaría?

 

—Lo siento si fui demasiado rudo contigo. —Apartó el pelo de mi cara, poniéndolo detrás de las orejas.

 

—Bueno, en caso de que hubiera alguna duda, me gustó mucho.

 

—Bien. —Sonrió, pareciendo aliviado—. Túmbate conmigo. —Tiró de mi mano hacia la cama.

 

—Déjame limpiarme primero. —Me metí en el baño, riéndome de mi imagen en el espejo. Seguía vestida de cintura para arriba, pero estaba desnuda de cintura para abajo. Me limpié y me lavé las manos, luego regresé a mi habitación para encontrarle tumbado en mi cama.

 

Empujó las mantas a un lado como invitación. —Ven aquí, preciosa.

 

Me acurruqué a su lado, descansando la cabeza en su pecho. Me gustaba la forma en que mis suaves curvas se ajustaban contra la dura longitud de su cuerpo. Escuché el constante golpeteo de su corazón y me pregunté de nuevo qué nos ocurriría cuando recordara quién era.

 

—¿Logan? —Le miré y me di cuenta de que tenía los ojos cerrados. No pude evitar ser tan “chica”, pero sentía como que necesitaba hablar sobre nuestra relación.

 

—¿Hm? —Abrió un ojo—. ¿Qué, cariño?

 

—¿Qué ocurrirá cuando recuerdes? Con nosotros, digo.

 

Se quedó en silencio durante varios minutos, pero encontró mi mano y entrelazó sus dedos con los míos. —Te mereces más de lo que puedo darte.

 

Quería protestar. Era bueno y cariñoso e inteligente, pero sabía que había algo de verdad en sus palabras. —¿Qué significa eso?

 

—Me gustaría estar preparado para más, pero no lo estoy.

 

No era más que un hombre a medias, ¿cómo podría esperar que estuviera preparado para una relación? —Vale —dije sombríamente.

 

—Pero cuando lo esté, sé que seré afortunado de tenerte como mía.

 

No había nada más que decir, así que cerré los ojos y escuché los latidos de su corazón, tratando de no concentrarme en lo dolorosamente malo que sería cuando Logan se marchara.

 

 

 

****

 

 

Las pesadillas de Logan continuaron cada noche, pero ahora que dormía en la cama conmigo, sabía despertarle y sostenerle hasta que los temblores desaparecían. A veces me desnudaba y me besaba por todas partes hasta que gritaba su nombre, perdida en sus caricias, otras veces simplemente se tumbaba ahí y me dejaba sostenerle, pero no habíamos hecho el amor de nuevo.

 

Además seguía trasnochando para pintar. La pintura era la única forma en la que podía expresar los recuerdos atrapados en su mente. Ahora tenía varias pinturas nuevas decorando mi apartamento, la mayoría de una antigua casa blanca de dos plantas, algunas de la bodega en la que fue encontrado, y una señal de calle llamada Avenida Mercy con un parque a la distancia, pero ninguna de ellas nos ayudó a unir las piezas de su historia más que la anterior. Resultó que no había ni siquiera una Avenida Mercy en Chicago, lo que nos dejó preguntándonos de dónde era ese particular recuerdo.

 

Me gustaría poder decir que el hecho de pintar le traía paz al menos, pero desafortunadamente, no era el caso. Se encontraba tenso y al borde hasta que terminaba una y luego decepcionado cuando no revelaba nada útil. Su dolor se palpaba en el ambiente, convirtiendo mi apartamento en una experiencia extraña. Traté de consolarle, y frotar sus hombros, pero nada parecía ayudar. Las únicas veces en las que parecía verdaderamente cómodo y en paz eran cuando estaba en la cama conmigo por la noche, abrazándome y brindándome placer.

Capítulo 11: Capítulo 13:

 
14436552 visitas C C L - Web no oficial de la saga Crepúsculo. Esta obra está bajo licencia de Creative Commons -
 10755 usuarios