Disclaimer: Los personajes no me pertenecen, son propiedad de Stephenie Meyer.
El texto en negrita: pensamientos de Isabella, el contenido del libro.
El texto normal: comentarios de la familia cullen.
Capítulo 4: Bronce... Leyó Esme.
- ¿Bronce? ¿A qué se referirá? ¿Ganará un medalla o qué ? - preguntó Emmett a lo que nadie tenía respuesta, porque tampoco entendían.
Todavía estaba en el patio trasero, mirando la ventana de mi baño en el segundo piso, me parecía increíble ¿Cómo alguien podía haber subido sin una escalera o algo?
- Un vampiro puede, pero no creo que hayan vampiros en Phoenix por el sol - dijo Jasper.
De repente se me vino a la mente la mano blanca y el pelo que ahora que recuerdo era de un color parecido a los rayos del sol, dorado o más bien bronce o tal vez cobrizo. Que situación más disparatada por no decir, loco.
- Sí bastante, la verdad - dijo Emmett mirando a Edward. Este gruñó enojado.
- ¿Y ahora por qué me ves a mí? - preguntó molesto.
- Bueno porque tu...
- No porque yo tenga el pelo de color bronce o cobrizo significa que el del libro sea yo - dijo Edward frustrado.
- Vale, pero ya son muchas coincidencias. Como por ejemplo que ese ser que la visita de noche parece venir de un lugar con muchos árboles y eso además está el olor que ella sintió, la piel fría, ahora el pelo - dijo Rosalie.
- ¡¿Pero cómo podría yo estar espiando a una niña muestras se ducha?! y además de asustarla - gritó exasperado.
- Tranquilízate Edward, es sólo que es demasiado... Insólto, nada más son demasiadas las coincidencias pero son sólo eso, no quiere decir que seas tú - trató Alice de sosegarlo. Pero Edward le dio un suave gruñido, no estaba totalmente seguro de que ella pensara eso ya que Alice había cerrado su mente, por esa misma razón no creía en sus palabras.
"Hijo por favor " le pidió Esme, Edward automáticamente dejo de gruñirle a Alice, pero se cruzó de brazos y se negó a hacer contacto visual con alguno de ellos. Jasper le mandó olas y olas de calma. Esme se apresuró a seguir leyendo.
Me parecía extrañamente familiar, como si ya lo hubiera visto antes, pero era imposible ¿Dónde pude haberlo visto? tal vez... La forma de su cabello, terminado como en punta, todos las hebras desordenadas... Ya recuerdo, en mi habitación no hace mucho, aquel ser con olor a miel y lila al cual solo pude ver su silueta. Cerré los ojos tratando de recordar la imagen de aquella sombra, que era lo único que había podido ver a contraluz en mi habitación.
Y sí parecía que aquel también tenía el pelo desordenado pero ¿Lo tendría de color bronce, dorado, cobrizo, o una extraña combinación de los tres?
Para los cullen fue imposible no mirar a Edward, quien todavía estaba de brazos cruzados con la cabeza gacha y los ojos cerrados. Pudo ver su imagen de diferentes ángulos en la mente de los demás, y se dio cuenta lo enfurecido y frustrado que se veía ¿Por qué seguían pensando que era él? ¿Por qué? no tenía sentido porque ellos sabían que realmente él nunca haría una cosa así.
Nadie dijo nada y Esme siguió con la lectura esperando que más adelante se supiera realmente quién era y que no fuera su Edward, aunque ella dudaba sinceramente de que fuera él, siempre tan correcto y caballeroso "No se" dijo "Mi hijo es un caballero y confío en él". Pensó no consciente en como Edward la miraba con una sonrisa recibiendo miradas de sorpresa de los demás.
De acuerdo, era mejor olvidarlo. No sacaba nada con seguir con esto y el dolor de cabeza ya empezaba.
La tarde pasó bastante rápido. Mi padre cumplió su promesa y compró el insecticida, roció toda mi habitación y baño. Me sentí un poco culpable pero no podía echarme atrás. Cenamos una rica comida, me despedí de mis padres con un beso, ellos se irían a acostar pronto. Llegué a mi cuarto y me senté en la cama, suspiré. Que problema. Ya no pienses en eso, es una tontería, tal vez lo imagiste, tal vez...
¿Qué diablos fue eso?
Los cullen se tensaron automáticamente.
Era un zumbido. No, unos golpeteos ¿Qué diablos? ¿De dónde venía el sonido? me levanté y me quedé junto a la ventana que estaba justo arriba de mi mesita de noche, corrí la cortina de color gris, por cierto que horrible se veía ese color. Oh el golpe seguía. Curiocé hacia abajo por la ventana pero sin abrirla, no había nada y la luz de la luna apenas alumbraba. Puede que fuera un pájaro o algún otro animalito, podía ser. Suspiré y volví a sentarme en la cama escuchando. Ya no se oía nada, sacudí la cabeza ¡Estoy loca! pensé, me reí sin humor. Levantándome fui al baño para alistarme para dormir. Entré pero dejé la puerta abierta, automáticamente mire hacia la ventana del baño que estaba cerrada, bien.
Saqué la pasta de dientes y puse un poco en el cepillo, lo froté en mis dientes por un minuto cuando el sonido de mi celular interrumpió mi concentración, fruncí el ceño.
Que raro ¿Quién me llamaría a estas horas? más bien ¿Quién además de mis padres tenía el número de mi celular? por un momento me asusté ¿Y si era aquel que había enviado el mensaje con la hora? ¿Qué hacer?
Lo dejé sonar ya que no quería mas sustos. Terminé de enjuagarme la boca y me desnudé para darme una ducha rápida.
- Vaya, se la pasa duchándose - dijo Jasper divertido.
- Se parece a... - Emmett iba a decir Edward, cuando percibió la mirada molesta de su hermano - Lo siento, lo siento - dijo levantando las manos - Pero es que es inevitable.
Edward le ignoró, estaba muy cabreado.
Cuando estuve lista salí y me envolví con una toalla, el celular volvió a sonar, enfadada, me fui a la habitación y sin ver la pantalla contesté:
- ¿Hola? - no contestaron - ¿Quién es? hable ya... - ¿Pero qué mierda?
- Ma... - dijo Emmett con tono escandalizado. Esme había dicho una mala palabra
- Calla Emmett, aquí lo dice - le dijo su madre. Emmett hizo un puchero, no era justo.
Corté la llamada, lo dejé en la mesita de noche y me voltee pero volvió a sonar haciendo que pegara un salto del susto. Contesté pero esta vez no pude decir nada.
- Mmmm - se escuchaba - Isabellaaa... - dijo una voz casi imperceptible. Oh no, la toalla cayó al suelo, la voz se escuchaba ronca ahora y lo único que podía oír era una respiración acelerada ¿Qué demonios...? - ¿Qué quieres? - le pregunté estúpidamente esperando una respuesta que no llegó, en cambio lo único que recibí fue un jadeo y se cortó la llamada ¿Qué había sido eso?
- Parecía como si alguien la estuviera viendo y se estuviera... - comentó Emmett, haciendo un gesto con su mano a la altura de tu entrepierna.
- !Emmett Cullen! - dijo Esme
- ¿Qué? pero si es verdad, además siempre le pasa algo cuando esta desnuda ¿No es extraño?
- Pues sí, muy extraño - dijo Carlisle.
Miré estupefacta el móvil, no comprendía nada.
Me vestí rápidamente y me acosté apagado la luz al pasar. me tapé hasta la nariz, extrañamente muy nerviosa, mire la hora, faltaban dos minutos para las 12 de la noche. Cerré los ojos esperando dormirme y así fue pero al parecer no completamente. Al rato pude escuchar el sonido de una puerta al abrirse, me asusté y traté de abrir los ojos pero no pude, estaba dormida pero al mismo tiempo despierta, consciente de lo que pasaba a mi alrededor, pero aun así no podía mover ni un músculo del cuerpo. Tuve ganas de gritar pero mi voz no salía. Una luz me ilumino el rostro, luego de unos segundos sentí que tocaban mi rostro y una corriente eléctrica pareció recorrer mi cuerpo, sentí una presión encima de mí, algo o alguien me presionaba hacia abajo, podía sentir un peso encima y una respiración justo en mi cuello ¿Qué sucedía?
- ¿Será real? - pregunto Edward preocupado.
- Ojalá no lo sea - dijo Alice.
Pronto la sensación pasó y me encontré libre otra vez, antes de que la luz se apagara pude abrir los ojos para darme cuenta de que la puerta de la pared blanca estaba abierta y pude ver la silueta que ya me era muy familiar; lo vi sacudiendo la cabeza, pude percibir culpa en ese gesto, se quedó justo en el umbral mirando hacia el otro lado donde pude ver un montón de árboles, parecían ser pinos, se quedó allí y luego subió sus manos hacia su cabeza, tirando de su cabello, parecía desesperado, se adentró un poco en la luz y pude verle la espalda, el cabello que si era de color bronce dorado, las manos grandes y blancas, mas su vestimenta: llevaba unos pantalones negros, zapatos negros muy bien lustrados, parecía ropa de marca, más un abrigo largo de color azul, el cuello de la chaqueta estaba en punta y pude ver su cabello todo alborotado.
Era él.
El que me había estado espiando en el baño, quien me había visitado la otra noche cuando casi me violaron y estaba muy segura de que también había sido el que me llamaba y mandaba mensajes. Me senté en la cama cuando lo vi caminar hacia un sendero, al parecer se le había olvidado cerrar la puerta pues esta aún seguía abierta. Me levanté muy despacio y lo vi desaparecer. Di unos pasos hacia la puerta esperando que esta se cerrara pero para mi sorpresa no fue así. Me adelanté unos pasos más, quedando de repente rodeada de árboles, miré hacia el cielo pero era muy poco lo que se podía ver ya que los árboles lo tapaban casi todo pero aún así pude divisar unos pedacitos y estaba totalmente nublado ¿Dónde diablos me había metido?
Terminó de leer Esme.
- Es el final del capítulo - dijo con voz queda, todos estaban con la boca abierta de asombro y Edward miraba hacia el suelo aterrorizado, la descripción de Isabella había sido exactamente como estaba vestido él ahora, y no era posible, él no era ese hombre, pero cada palabra que había leído su madre parecía decir lo contrario.
- Edward - le llamó su madre, sin embargo él no contestó. Estaba muy sorprendido. Miró sus ropas, sus zapatos, sus pantalones negros y su chaqueta azul terminado en puntas. No era él, no era él, se repetía, tal vez si, tal vez sus hermanos tenían razón y le había gruñido a Alice, a su hermanita, también había gritado a Emmett, pero ellos solo veían lo que era obvio.
Sacudió la cabeza sintiéndose culpable, no era posible pues él no había salido de casa para nada, aún faltaba un mes para que empezaran las clases en el instituto de Forks, debían ir porque tenían que aparentar ser humanos. De repente le llegó a la mente una imagen ¿O era un recuerdo? caminaba por el bosque con esas mismas ropas, miraba hacia abajo y entonces se desvaneció.
- ¿Qué diablos fue eso? - preguntó Emmett impactado. Por un momento Edward creyó que Emmett le preguntaba a él, pero luego quiso abofetearse porque sabía que no era posible que Emmett viera qué pasaba por su mente, Emmett se quedó mirando estupefacto a Edward que ahora se agarraba el cabello con ambas manos. Edward levantó la mirada y los demás le devolvieron la mirada algo asustados, creyendo que podía volver a enfurecerse por sus pensamientos. Edward rodó los ojos sintiéndose molesto. Oh maldición, necesitaba salir de allí, se levantó.
- Creo que deberíamos tomarnos un receso - dijo con voz insegura, pero él estaba muy seguro de que no era él, recordaría haber salido, él no era un psicópata, ni era un enfermo desquiciado para estar acosando a una niña de dieciseis años. No podía ser él, se repetía.
- Si así lo quieres - le dijo su madre con dulzura, Edward la miro a los ojos, y ni en su mente ni en sus ojos pudo encontrar ningún signo de reproche o acusación, solo amor. Edward se encaminó hacia las escaleras pero...
- ¿Saldrás? - le preguntó Emmett con curiosidad. Edward se detuvo pero no se volteó. Emmett solo le había preguntado por saber, tampoco le acusaba de nada, pero aún seguía creyendo que era muy extraño que lo describieran a él en el libro y al parecer con el personaje malvado.
- ¡Emmett! - lo regañó Carlisle.
- No, no saldré - pero antes que pudiera subir las escaleras se le vino a la mente una idea, quería estar seguro de que no era él. Se volvió y camino hasta donde estaba su madre.
- ¿Me prestas el libro un momento? - le preguntó estirando la mano para cogerlo. Esme frunció el ceño, pero de todas formas se lo pasó. Edward lo tomó y pasó las hojas rápidamente, frunciendo el ceño profundamente.
- Que extraño - exclamó sorprendido.
- ¿Qué? - pregunto Carlisle.
- No puedo leerlo - dijo Edward.
- ¿Qué? ¿Cómo que no puedes? - le preguntó Jasper confundido.
- ¿Las neuronas se te atrofiaron y por fin te volviste idiota Eddy? - le preguntó Emmett burlón.
- Idiota, quiero decir que nada tiene sentido - le contestó mirándolo con ganas de tirársele encima para borrarle su estúpida sonrisa.
- Por supuesto, si te adelantas las hojas es obvio que nada tenga sentido, te saltas partes de la historia y así nada se entiende... - comenzó a decir Carlisle.
- ¡No! - exclamó Edward enfadándose otra vez - Escucha... - Edward mirando el libro frunció más el ceño y leyó: Bosque... Color... Cielo... Anchos... Maldad... Reír... Me... Hacerlo... Soy... En... Dolor - leyó Edward - ¿Ya ves? nada tiene sentido.
- Que raro - dijo Carlisle y tomo el libro para ojearlo - Efectivamente, no se entiende nada, ninguna frase parece tener sentido.
Se pasaron el libro de mano en mano y todos comprobaron lo mismo que Edward, este incomodo por alguna extraña razón, sintió la necesidad de subir a su habitación, así que sin más se fue a velocidad rayo y en un segundo estaba tendido en su cómodo sillón negro de cuero. Sintió la necesidad de tomar una ducha, le se le vino a la cabeza el nombre de Isabella, sacudió la cabeza y se desvistió, luego de un rato terminó y se vistió con unos jeans, una polera negra y tennis negras. Se quedó mirando hacia el ventanal, estaba amaneciendo, esperaría que lo llamaran para volver ya que sentía la necesidad de tranquilizarse y convencerse de que realmente no tenía nada que ver con la historia de Isabella.
Se volvió a acomodar en el sillón esperando que el tiempo pasara para después volver abajo y seguir escuchado la historia.
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