-Yo…
Todos se acercaron más a escuchar mi respuesta.
-No… no…-Dije con un nudo en la garganta.
-¿No?-Dijeron todos al unísono, pero con diferentes tonos de voz, algunos denotaban tristeza y decepción, pero otros alivio y alegría. En algunos oí confusión.
-No digo que no.-Aclaré.-Sólo digo que no quiero tener problemas con Renee y Charlie. Lo haré sólo si encuentro alguna forma de seguir viviendo, no quiero casarme contigo sin saber si llegaré viva al altar, o sí llegaré a pasar más de una semana siendo Isabella de Cullen.-Hablé con dolor y me acerqué a Edward, que tenía la mirada vacía y baja, tomé su cara entre mis manos y lo obligué a verme.-Se que te decepcioné, pero no quiero hacerte daño, no quiero que te ates de esa forma a mí, porque no sabemos mi destino, cuando pasemos la frontera te juro por nosotros que me casaré contigo sin pensarlo.
-No me has decepcionado Bella, sólo me estoy dando cuenta de que no pensé en ningún momento estar lejos de ti.
-¿Eso quiere decir que si se casarán?-Preguntó Charlie, que al parecer no estaba molesto, sino arrepentido de haberse comportado así.
-Eso quiere decir que sí, pero lo pensaré de aquí hasta que nos reunamos de nuevo...-Dije con orgullo y dándole una sonrisa de felicidad a la familia Cullen y a mis padres. Edward me respondió con una sonrisa también y sin importarle los demás me cargó y me beso dulcemente. A nuestro alrededor empezaron a aplaudir con ganas.
Después de que Edward me bajó miré en dirección de los Swan con esperanzas de que sus miradas no fueran de odio, pero al contrario, mi madre sostenía una sonrisa, mordiéndose el labio inferior y con los ojos llenos de lágrimas se acercó a abrazarme.
-Entonces… ¿Ya no serás más mi niña pequeña?-Dijo mi padre entre sollozos, pero frunciendo el ceño para disimular las lágrimas que se estaba conteniendo.
-Siempre seré tu niña pequeña, malcriada, llorona y todo lo que quieras que sea.-Respondí con dulzura y lo abracé.
Al principio no me correspondió, pero después empezó a asfixiarme de lo fuerte que lo hacía, por supuesto, no le dije nada para no hacerlo sentir mal.
-Te quiero mucho Bells, si éste tipo te llega a hacer daño alguna vez, te juro que…-Mi padre volvió a su cara de molesto y Edward se acercó y le colocó su pálida mano sobre el hombro.
-Nada pasará Sr.Swan, eso se lo aseguró.-Dijo con seriedad y me guiñó el ojo.
Mi padre pareció suavizarse y dio una leve sonrisa con mucho esfuerzo.
-Bueno propongo hacer un brindis, vuelvan todos a sus asientos por favor.-Sugirió Carlisle.-Emmett fue con Rose a buscar la champagne y las copas, esperemos un momento.
Después de un momento de incomodidad aparecieron Rose y Emmett con los artículos que había nombrado Carlisle.
Sirvieron pequeñas cantidades para los Cullen y en la de mis padres sirvieron el doble, que sería lo normal en un brindis.
-Por los futuros novios y su hermosa relación.-Dijo Esme alzando su copa e invitándonos a imitarla.
-Esperen, quisiera decirle algunas palabras a Bella.-Dijo Rosalie con una voz avergonzada. Me sorprendió que se refiriera a mí en este momento.-Desde el primer momento no he sido muy… ¿Cómo decirlo?... Muy servicial ni cortés contigo, a diferencia de el resto de mi familia que lo hizo siempre con mucha educación y cariño, porque ellos te aceptaron desde el primer momento y de verdad me avergüenza mucho tener que confesarlo, porque me di cuenta desde hace tiempo que tu mereces estar y ser parte de la familia, Edward de verdad te ama y el es un muy buen chico, necesitaba alguien perfecto y creo que ya lo ha encontrado.-Me sonrió amablemente y alzó la copa hacia mi.-Felicitaciones para ustedes.
Me quedé sin palabras porque jamás pensé que Rosalie se retractaría por su actitud hacia mí.
-Rosalie… yo.
-No digas nada Bella, no tienes por qué.-Respondió Rose con dulzura.
-¿Alguien más quiere agregar algo más?-Preguntó Esme educadamente.
-Bueno no tengo más nada que decir, creo que ya Rosalie lo ha hecho por mí. Eres maravillosa y sabes que ya formas parte de nuestra familia, te hemos tomado mucho cariño.
-Así es, eres cómo una hermana para todos.-Dijo Alice con una linda sonrisa.
-Cómo la hermana que todos estamos dispuestos a cuidar.-Dijo Jasper.
-Porque es un poco despistada.-Bromeó Emmett.
Todos rieron ante el chiste y terminamos de alzar las copas.
-¡Felicitaciones!-Exclamaron todos con alegría.
Sirvieron varios tipos de postres después de la comida y parecía cómo si hubiera sido otro día, otra situación… cómo si nada hubiera pasado. Mis padres hablaban con confianza y reía junto a Carlisle y Esme. Al igual que nosotros, también estábamos muy unidos, Alice y Rosalie me hablaban de los planes de la boda, el vestido, decoración, flores… Edward y sus hermanos hablaban, pero no sé de qué, al parecer Edward también se encontraba aislado.
Mi mente no se encontraba ahí, aunque fingía estarlo. Sonreía con esfuerzo, tratando de ocultar lo mal que me sentía. Ya no me faltaba nada más, todos me veían alegres y optimistas, pero mi mente no dejaba de darle vueltas a la idea de no sobrevivir al mes siguiente, de no cumplir mi promesa de casarme con Edward, de decepcionarlo, de dejarlo.
Nos levantamos de la mesa y nos reunimos todos en la sala, menos Emmett que salió afuera, por una razón que desconocía.
En un momento Alice se acercó a Edward y le susurró algo al oído, pero la expresión de felicidad en sus caras no era algo normal, cómo si se hubieran ganado la lotería… En realidad eso no es un buen ejemplo ya que ellos no lo necesitan, pero imaginando que son gente común.
Hice un gesto de duda, para que me aclararan la razón de tanta felicidad y me respondió con un gesto de manos que denominaba “Espera”. Se acercó a Charlie y lo llevó un poco lejos de ahí, la idea no me pareció lo mejor, ¿Qué querría hablar Edward con mi padre?
Decidí enfatizar mi vista, ya que mi oído no sería capaz de llegar a donde ellos estaban. Al igual que Alice, Edward le contaba algo al oído y hacia gestos de entendimiento con las manos, Charlie quedó pensativo en un momento pero después le dio una rápida sonrisa y unos cuantos golpes en la espalda, y miró hacia mi dirección, también sonriendo.
Algo andaban tramando.
-Ven Bella, hay algo que quiero mostrarte.-Dijo Edward tomándome del brazo y llevándome afuera.
Emmett venía en dirección contraria, se dirigía al interior de la casa y me guiñó el ojo como si intentara decirme algo, cosa que me confundió más aún.
No hice gesto ni sonido alguno ya que quería llegar al punto de todo esto. Caminamos debajo de la luna hacia la parte trasera de la casa… hacia el estacionamiento.
¿Tenía que esconderme para decirme algo? Definitivamente era un lugar privado y oscuro, no creo que lo que quisiera incluía hablar precisamente. No estaba preparada, no pensé que fuera así, en ese momento, no estaba lista pero no sabía cómo responder. Cuando llegamos a la entrada, la gran puerta del garaje estaba abierta y no había luz adentro, así que me quedé petrificada mientras el caminó unos pasos más que yo.
-¿Qué pasa Bella?-Preguntó Edward, acercándose a mi.
-No sé Edward, jamás esperé que pasaría eso hoy.-Dije con inseguridad.
-¿Sabías que esto pasaría?-Preguntó sorprendido.
-Pues, creo que es obvio.-Dije apenada.
Su cara se tornó a una expresión de decepción.
-Pensé que sería una sorpresa para ti…-Dijo con tristeza.- ¿No te molesta verdad?
-No, para nada… ya me había pasado por la mente unas cuantas veces…-Confesé.
-Jamás pensé…-Dijo, pero yo lo callé al instante con un beso. Lo empujé poco a poco al interior del estacionamiento, pegándolo a la pared. Parecía un poco confundido, pero ¿No era eso lo que quería?
El levantó su mano cómo buscando algo en la pared y encontró el encendedor de luz. Las luces blancas me cegaron por un momento pero después vi su sonrisa de satisfacción.
-¿Preparada?-Preguntó sonriendo.
-Creo que sí…-Repliqué nerviosa.
Esperaba que me empezara a besar de nuevo pero lo que hizo fue voltearme tapando mis ojos con sus manos. No entendí la técnica.
-Creo que te lo mereces.-Me susurró al oído y quitó las manos de mis ojos.
Ordenando la confusión en mi mente, lo entendí todo. No se refería a “eso”. Se refería a un muy, pero muy lujoso carro en su estacionamiento… Que era para mí. Con mis pocos conocimientos de carros y sus respectivas marcas, reconocí que ese logo pertenecía a un Mercedes, un modelo muy moderno, atrás señalaba con letras plateadas “CL-Class”, color blanco. Es el carro con el que alguien siempre hubiera soñado. Pero el precio no era precisamente accesible para cualquier persona, cualquier carro de ese estilo no parecía de los muy baratos. Mientras pensaba en cualquier cantidad de dinero, habían pasado unos cinco minutos mientras Edward esperaba respuesta alguna de mi parte.
-¿No te gusta?-Preguntó, tratando de romper el incómodo silencio.-Estabas pensando que era algo diferente, ¿No es cierto?
-De hecho… Es… Es… demasiado para mí Edward. Creo que te has sobrepasado de la línea.-Dije sin dejar de mirar el auto.
-Nada es suficiente para ti, hasta el auto más caro del mundo queda corto. Por favor, no te molestes, me pareció un regalo necesario, tú necesitabas y querías un auto. Pues bien, aquí lo tienes.
-Te has gastado demasiado en esto…
-Ya dije, no importa el precio, además, Alice lo escogió.
-Voy a matar a Alice.-Susurré.
-¿No quieres verlo por dentro? ¿O es que no te gusta?
-No lo sé Edward… me sigue pareciendo una exageración.
-Bueno… si quieres lo podemos cambiar, puedo ir a New York y…-Dijo un poco triste, o fingía estarlo.
-¡No! Ni se te ocurra irte.-Le dije molesta.
-¿Quién dijo que me iría… sólo?-Dijo con voz sospechosa. ¿No se iría sólo? ¿Cuál es el caso? Aun así se iría, estaría lejos de mí… A menos de que…
-¿Eso es una invitación para viajar contigo?-Pregunté emocionada.
-Si quieres… ¿No hay problema?
-Yo no soy el problema, el problema es Charlie y Reneé, y el colegio. Son muchas cosas Edward, además viajaremos por algo muy insignificante. Me encantaría hacerlo, pero creo que no se va a poder, no hay una buena razón.-Inquirí con decepción.
-Creo que tienes razón… ¿Segura que no quieres entrar a verlo?
-Si, claro.-Repliqué con poca emoción.
Abrió la puerta del piloto para mí y se sentó al otro lado, me explico algunas… muchas funciones que mi Pick-up no tenía. El carro era increíblemente lujoso en su interior, asientos de cuero color beige. Con muchas cosas de tecnología. Como dije antes, el carro que cualquier persona hubiera soñado.
-Gracias.-Le dije sinceramente, viéndolo a los ojos. El se acercó y me besó la frente, lo cual me decepcionó un poco. Ya venía con la otra idea en la mente, y al parecer el nunca me vería de esa forma.
-Creo que deberíamos irnos, aún queda una sorpresa más.
-¿Más sorpresas? Desde que estamos juntos me haces sorpresas.-Bromeé.
El rió y me tomó de la mano para llevarme de nuevo con nuestras familias… a anunciar la otra inesperada sorpresa.
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