La mañana siguiente me desperté con mi teléfono vibrando ruidosamente sobre mi mesita de noche. Lo busqué a tientas, derribando el despertador y lanzándolo estrepitosamente al suelo. Era Tyler. Le fruncí el ceño al identificador de llamadas, tratando de entender por qué Tyler estaría llamándome tan temprano un sábado.
No me había llamado en meses. Hubo un tiempo en el que me arrepentí de darle mi número. Mientras sus llamadas ocasionales empezaron de forma bastante inocente, como llamar para conseguir algo que se perdió de la clase, al final sus llamadas evolucionaron a divagaciones nocturnas, preguntándome si estaba lista para pasar el rato. Dejé de contestar mi teléfono hasta que captó la idea. Aun así, nunca había llamado tan temprano.
—Hola —proferí con voz ronca, tratando de no despertar a Logan.
—Um, hola Bella, no te desperté, ¿verdad?
—No. —No sé por qué mi respuesta automática a esa pregunta era siempre no, como si estuviera avergonzada de ser encontrada durmiendo, después de todo sólo eran las ocho de la mañana. Miré en la cama junto a mí, notando que Logan ya se había levantado. Aparté las sábanas de mis piernas y me estiré—. ¿Qué pasa?
—Bueno, esto va a sonar extraño, pero quería hablarte sobre Logan.
Oh Jesús, déjame en paz, pensé. No estoy interesada en ti, Tyler.
—¿Sobre qué?
—En realidad, estaba esperando que te encontraras conmigo esta mañana para tomar un café, y así podría explicártelo.
—Tyler, pensé que lo había dejado claro, no estoy interesada.
—No es acerca de eso. Sólo. . . podría tener alguna información sobre Logan que deberías oír.
Mi estómago dio un vuelco.
—Ah, sí, claro. ¿Va bien en el Imperial Room?
—Por supuesto. ¿En veinte minutos? —preguntó.
—Te veo ahí.
Colgué el teléfono y me cambié. Después de cepillarme los dientes, encontré a Logan en la sala de estar poniéndose sus zapatos.
—Buenos días, ¿ya te vas? —pregunté.
—Sí. —Mantuvo baja la mirada y se puso el otro zapato.
Oh. Me pregunté a dónde iba.
—Hay algo de lo que necesito ocuparme esta mañana —dijo, respondiendo a mi pregunta tácita—. Regresaré pronto. —Me besó en la mejilla y salió por la puerta.
Me quedé allí durante unos minutos más, un poco desconcertada ante el hecho de que ni siquiera había tenido que inventarme una excusa para salir.
Unos minutos después estaba fuera y me dirigía por la calle hacia él café. Tyler estaba ya esperando adentro, en una mesa junto a la ventana de adelante. Había una taza humeante de café enfrente de él y una taza alta con un café con leche en su sitio. Recordaba mi tipo de café; lo que era agradable, y además extraño.
—¿Esto es para mí? —pregunté mientras me acercaba a la mesa y retiraba la silla.
Tyler asintió y comenzó a ponerse de pie, pero le hice una señal para que se quedara sentado.
Tomé un sorbo del café con leche, pero cuando descubrí que no estaba demasiado caliente, tomé un largo trago. Mmm. El expreso amargo y la espumosa leche caliente formaban una combinación brillante, que era justo lo que necesitaba para aliviar mis nervios por lo que fuera que Tyler tenía que decirme.
—Así que. . . —comencé a decir.
—Así que. . . —Sonrió, haciéndose el inocente—. Por dónde empezar. . . —Trazaba el borde de la mesa con sus dedos.
—Tyler. Sólo dime lo que sabes. —Me preparé, envolviendo mis manos alrededor de la calidez de la taza.
Tragó saliva.
—Está bien. En primer lugar sé cómo conociste a Logan de verdad. Al final de la noche, Alice estaba un poquito ebria, y se le escapó que Logan tiene amnesia.
Oh, mierda. Alice recibiría una lección sobre guardar secretos.
—Y. . . —Seguí.
—Y él me resultaba familiar, por eso estuve haciendo todas esas preguntas esa misma noche. Pero imaginé que tenía un doble por ahí, o yo no lo recordaba claramente.
Mi corazón dio un golpe dentro de mi pecho, mis palmas humedecidas por la taza caliente.
—¿Recordar qué?
—Creo que él solía salir con una buena amiga de mi compañera de habitación.
Era la sensación más extraña, el querer saber y sin embargo no querer oír lo que Tyler estaba a punto de decir.
—¿Tu compañera de cuarto, Bree? —La compañera de cuarto de Tyler era una chica agradable, de estilo hippie, que había conocido en una ocasión anterior cuando Alice y yo elegimos a Tyler para una sesión de estudios. Recuerdo a Bree con las piernas cruzadas en el suelo, con su largo cabello colgando sobre su rostro mientras tejía algo con cáñamo.
—Sí, lo recuerdo de venir una o dos veces hace algún tiempo. Él salía con una de sus amigas, se llamaba, um. . . Logan.
¡Santa mierda!
Supongo que eso explicaba el tatuaje. Tragué un grueso nudo que se había formado en mi garganta. El café con leche se sentía como si quemara el revestimiento de mi esófago.
—¿Bella? ¿Estás bien? Estás un poco pálida.
—Estoy bien. Sólo continúa, por favor.
Suspiró, y se pasó las manos por su cabello.
—No estaba seguro de que fuera el mismo chico. Su cabello es más corto, en primer lugar. Pero cuando actuó todo posesivo contigo, estuve segurísimo de que era él. Recuerdo a Bree diciendo que tenía una tendencia celosa e hizo lo mismo con Logan, como si necesitara marcar su territorio.
Oh.
—¿Entonces quién es él?
Tyler sacudió la cabeza.
—No puedo recordar su nombre. Sólo lo vi una vez.
—¿Por qué me estás diciendo esto? ¿Qué les paso a Logan y a él? ¿Crees que Bree sabe algo? —Mi corazón latía más rápido, como si estuviera dentro de alguna misión secreta y estuviera cerca de ser descubierta en cualquier momento.
—Bree conoce todos los detalles, estoy seguro. Pero no sé si te gustaría que la incluya, no quisiera que esto saliera y comprometiera tu investigación, pero confió en Bree. Ella será discreta.
—Sí, necesito hablar con ella. Tengo que saberlo.
Asintió.
—Lo único es que. . .
—¿Qué?
—Bree está fuera de la ciudad unos días. ¿Tienes una foto de él en tu móvil o algo, así podemos confirmar al menos que es él?
Estaba cerca de contestar que no cuando repentinamente recordé la estúpida foto que había tomado de él con Tom en la sala de estar. Busqué en mi bolso y saqué mi teléfono. Como mis manos estaban temblando tanto, me llevó tres intentos introducir bien la clave y luego varios intentos torpes para abrir mi álbum de fotos.
Era una foto de cerca y podía verse claramente la cara de Logan en el marco mientras sonreía a la cámara. Lo giré para mostrársela a Tyler.
—Bueno, esto servirá. Me gustaría mostrarle la foto a Bree para asegurarnos de que es él antes de que consiga ponerte nerviosa por nada.
Asentí, parecía buena idea. Tyler anotó el email de ella en mi teléfono y yo le envié la foto. Al presionar la tecla enviar sentí que le estaba asestando un golpe directo a mi relación con Logan. Siempre le había dicho que confiaba en él. Pero ahora, enfrentando la verdad, necesitaba algo de tiempo para procesarlo sola y examinar qué significaría esto para nosotros.
—Sólo se cuidadosa, ¿vale? —dijo Tyler, con la mano extendida a lo largo de la mesa para apretar la mía.
—Lo seré. ¿Sabes algo más, o sea, sobre él y Logan?
Frunció el ceño.
—Sólo escuché cosas de segunda mano por Bree. Sé que terminó muy mal y que Logan estuvo en el hospital después de que terminaran.
Alejé el café, mientras mi estómago se retorcía violentamente.
Tyler extendió el brazo sobre la mesa y me dio una palmadita en la mano.
—Todo irá bien, después hablamos. Tal vez tenga noticias de Bree —sugirió Tyler.
—No llames —espeté repentinamente—. Logan vive conmigo. Sólo mensajes o correos.
Sacudió la cabeza.
—Por Dios, Isabella. Ni siquiera conoces a este chico.
—Lo sé, ¿de acuerdo? No me lo restriegues por la cara. —No necesitaba oír su desaprobación también; ya tuve suficiente con Alice.
—Bien. Juntos resolveremos esto, ¿de acuerdo?
Asentí.
—Gracias por tu ayuda.
Tener la ayuda de Tyler en esto aliviaba un poco mi preocupación. Dejé mi taza de café en el contenedor para platos sucios que había cerca de la puerta, y me dirigí hacia el frio otoño. Alcancé a ver algo familiar y levanté la vista justo a tiempo para ver a Logan cruzando la calle, dirigiéndose en la dirección opuesta. ¿Había estado observándome con Tyler? Un escalofrío se deslizó por mi columna vertebral y envolví mi chaqueta más fuerte a mí alrededor, dirigiendo mis pasos hacia mi casa.
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