Logan se puso la camisa blanca que le había comprado, y se enrolló las mangas hasta los codos. —¿Cómo vas a explicarle lo mío a tus amigos?
Agité la mano. —No te preocupes por eso. Les parecerá bien. —La verdad era que no tenía ni idea de cómo presentárselo a mis amigos. ¿El paciente con amnesia con el que estaba durmiendo? ¿Novio? ¿Amigo? ¿Compañero de habitación? Tomé otro saludable trago de mi vino. Era un poco deprimente pensar que el hombre al que me había abierto tenía problemas mentales y un probable historial criminal. Genial, Bella. No era exactamente el apoyo ganador de mi trayectoria con los hombres. De todos modos, yo quería divertirme esta noche, para ayudarle a relajarse y demostrarle que encajábamos en la vida del otro.
Le había dicho a Logan que era una noche de fiesta para celebrar que mi propuesta de tesis fue aceptada, y así era, pero más que eso, sería nuestra presentación en público como pareja.
Tiré de mi falda azul marino, persuadiéndola para que avanzase poco a poco más cerca de mis rodillas. Combinada con una camiseta ajustada color crema, me veía justo como la estudiante de doctorado profesional que era, pero mis botas negras hasta la rodilla le daban un poco de margen al conjunto.
Logan me pasó las manos por la espalda, y se detuvo en mi trasero, dándome un generoso apretón apreciativo. —Verte con esas botas y la falda corta me dan ganas de inclinarte y follarte aquí mismo —susurró cerca de mi oído. Un escalofrío se deslizó por mi espalda.
—Por muy tentador que parezca —presioné un beso en sus labios—, tendrás que aguantar ese pensamiento. Alice ha organizado todo esto, y no quiero tenerlos a todos esperándonos.
Me miró a los ojos. —Y si aparecieras con el pelo revuelto y la piel sonrosada, sabrían que acabo de follarte. Porque no pretendo contenerme esta noche.
Gemí. —¿Tenemos que ir?
Se rio de mí. —Vamos. Haremos nuestra aparición. Después eres mía. Y si me tienes fuera mucho tiempo, no me hago responsable de mis actos de follarte en la mesa delante de tus amigos.
Vacié el resto de mi vino y tomé su mano. —Vamos. Vayamos —acabemos con esto, añadí en mi cabeza.
Llegamos al bar, que era más un salón elegante, y una azafata demasiado entusiasta nos dirigió a una mesa en la parte posterior. Le lancé una mirada malvada. Perra, por favor. Él está conmigo.
Alice se levantó de un salto de la mesa cuando nos vio. Me dio un abrazo y saludó a Logan más fríamente, con un gesto y una inclinación de cabeza. Nos sentamos en el centro de la mesa, yo entre Alice y Logan, y amigos de nuestro programa, una dulce chica asiática llamada Kim, y Tyler, quien me había invitado a salir varias veces a principios de año.
Le había mencionado a Logan cuando veníamos que quería una copa de champán esta noche, y cuando la camarera se acercó para tomar nuestras órdenes, pidió una botella de champán para la mesa y un gin-tonic para él. Le di unas palmaditas en la rodilla por debajo de la mesa. —Gracias.
Pasó el brazo alrededor de mi silla, apoyándose casualmente. Kim era demasiado educada para acribillarlo con preguntas, pero la mirada de evaluación en el rostro de Tyler me dijo que él no tendría ningún reparo con este hombre misterioso que había traído conmigo.
Cuando llegaron las bebidas, Logan llenó las copas de champán y Alice terminó su historia sobre el enfermo de amor de pregrado que todavía la seguía después de su cita hacía varias semanas.
Tyler mantuvo sus ojos fijos en Logan y se apoyó en los codos. —Así que, ¿cómo se conocieron?
Miré a Logan con una mirada de pánico, pero su rostro estaba en calma. —Yo respondo, nena—dijo con un guiño—. Nos conocimos en el Northwestern Memorial como parte de un proyecto en el que Bella estaba trabajando.
Dejé escapar un pequeño suspiro de alivio. Era totalmente cierto, pero Logan lo había contado de manera que Tyler y Kim asumirían que era un residente, o un empleado del hospital.
—Interesante —asintió Tyler.
—¿Qué estás estudiando? —preguntó Logan, desviando sutilmente la conversación de sí mismo.
Sonreí por su inteligencia. Llevar a Tyler a hablar de sí mismo era una genialidad. Tyler no se pudo resistir, era su tema favorito, y una de las razones principales por las que lo había rechazado. Estaba absorto en sí mismo. Pero más que eso, es que no me sentía atraída por él. No era feo, sólo era unos centímetros más alto que yo, y flaco, carente de la testosterona y masculinidad manifiesta por la que me sentía atraída. Mirando entre él y Logan—no había comparación. Logan podría pasar por un modelo masculino. Incluso más que eso, era su confianza lo que encontraba sexy.
Se echó hacia atrás casualmente, poniendo su brazo sobre mi silla, mientras escuchaba la respuesta de Tyler.
—¿Qué haces en el hospital? —preguntó Tyler.
—Estaba trabajando con el Dr. Jefferson. Pero ahora mismo me han contratado para pintar un mural en una escuela para jóvenes sin recursos.
—Aww —intervinieron Alice y Kim al unísono.
Tyler entrecerró los ojos a Logan. ¿Por qué estaba actuando tan raro?
—Entonces, Logan, ¿creciste aquí?
Joder, ¿qué pasaba con el interrogatorio de Tyler?
Logan le dio un sorbo a la bebida. —Aquí y allá. —Se veía frio y sereno, pero mi estómago estaba haciendo el cha-cha-cha. Metió la mano debajo de la mesa y me apretó la rodilla para tranquilizarme.
Tomé otro sorbo de champán, intentando relajarme y escuchar a Alice sonsacando a Kim información sobre los chicos de nuestro programa que le parecían guapos. La expresión de Kim era como la de un ciervo deslumbrado por los faros. Pobrecita, pero no podía intervenir. Si la atención se centraba en la vida amorosa de Kim, por lo menos por el momento, eso significaba que se quedaría fuera de la mía.
Sin recolectar nada de interés, Alice se levantó abruptamente.
—¡Oh! Me encanta esta canción. Vayamos a bailar. —Nos levantó a Kim y a mí de nuestros asientos—. ¡Baile de chicas!
Me volví hacia Logan, no queriendo dejarle solo con Tyler. —Ven a bailar conmigo.
—Yo no bailo, cariño. —sonrió.
Tyler vació su vaso de cerveza. —Yo bailaré contigo.
Fruncí el ceño mientras Tyler se puso de pie para seguirme y me arrastré detrás de Alice y Kim a la pista de baile. No había querido dejar sólo a Logan, pero tal vez apreciaría un minuto para sí mismo. Esto era mucho por asimilar, ya que habíamos pasado las últimas semanas prácticamente recluidos en mi apartamento. Seguí al grupo hasta el centro de la pista de baile y comencé a balancearme al ritmo de la música.
No me gustaba mucho bailar, pero Alice insistía en ello cada vez que salíamos, así que sabía que era más fácil ceder y mecerme como ella en la pista de baile, en lugar de hacer que peleara conmigo hasta que yo me rindiese. Y nunca me ha gustado hacer a otros infelices, incluso si eso significaba hacer algo que realmente no quería hacer. Supongo que ver a Alice girar y desplazarse con una gran sonrisa en la cara valía la pena.
Miré a Logan. Estaba apoyado en el respaldo de su silla con la bebida en los labios, pareciendo satisfecho mientras me miraba.
Nunca fui el centro de atención al bailar junto a Alice, pero Logan mantuvo su mirada en mi cuerpo. Recordé su promesa de cuando llegáramos a casa y le sonreí.
Me balanceé bajo su mirada prometedora, su atención dándome una dosis de confianza. Cerré los ojos y dejé que la música me guiase, moviendo las caderas al ritmo. Sentí un par de manos firmes sujetarme por la cintura, y sonreí, abriendo los ojos, con la esperanza de ver que Logan se me había unido. Lamentablemente, era Tyler. Mi sonrisa cayó al instante.
—No te detengas ahora. Eso era jodidamente sexy —dijo sobre la música.
Me alejé de sus manos. —Tyler —le advertí.
Logan se interpuso entre Tyler y yo. —¿Qué tal si mantienes las manos para ti mismo? —dijo, bajando la mirada a Tyler.
Tyler levantó las manos en señal de rendición. —Relájate. Dijiste que no querías bailar. Sólo estaba divirtiéndome con ella.
Logan sostuvo la mirada de Tyler unos segundos más. Tan repentinamente como había llegado a mi rescate, deslizó los brazos alrededor de mi cintura y me llevó a un rincón más privado de la pista de baile.
Presionó su frente contra la mía, su aliento susurraba sobre mi boca. —No me gustaba ver sus manos sobre ti.
Sonreí en respuesta. —Tenía la situación controlada.
—Lo sé —añadió rápidamente, no queriendo insultarme.
Logan y yo seguimos bailando, meciéndonos suavemente al ritmo de nuestra música. Me atreví a mirar hacia atrás, a Alice y Kim, que habían encontrado un grupo de chicos con los que bailar. Tyler estaba sentado en la mesa, bebiendo su cerveza y haciendo pucheros. Muy maduro.
Alejé el pensamiento acerca del raro comportamiento de Tyler de mi mente. Me centré en Logan, que se había presionado contra mí en el cálido y oscuro club.
Me encantaba cómo me hacía sentir salir con Logan. Despreocupada. Viva. Atrevida. Todo lo que no era durante el día a día de mi vida. Él era atento y estaba centrado únicamente en mí, aunque vi varias chicas admirándolo.
Su cuerpo cerca del mío me hacía cosas deliciosas. Me di la vuelta para que mi trasero se presionase contra su entrepierna. Agarró mis caderas mientras yo movía lentamente mi cuerpo, bailando contra él.
Por un breve instante me preocupó parecer una idiota, pero entonces sentí su creciente erección luchando contra sus vaqueros. Era un sentimiento muy poderoso saber que lo estaba excitando en público. Estuve a punto de reír ante ese pensamiento. Entonces Logan se inclinó para acercarse a mi oído y pude sentir su aliento.
—Maldita sea, Bella. No estoy nada en contra de llevarte al baño para follarte. Ahora compórtate. —Me dio un manotazo en el culo.
Gemí por la sorpresa y me di la vuelta para enfrentarlo, con la boca todavía abierta.
—¿Vas a comportarte? —susurró, apenas lo suficientemente fuerte para hacerse oír por encima de la música.
Me encontré asintiendo. —Si me llevas pronto a casa.
Sus ojos brillaban con su excitación. —Vámonos. —Tiró de mi mano, guiándome fuera de la pista de baile.
—Tenemos que despedirnos. —Tiré de él en dirección a la mesa y mis amigos.
Él gimió, pero me siguió obedientemente. Eché un vistazo a sus pantalones para ver si la evidencia de su excitación era visible todavía. Me atrapó mirando y se rio entre dientes. —Estoy presentable. Por ahora.
Cuando volvimos a la mesa para despedirnos, abracé a las chicas mientras Logan le daba a Tyler un helado apretón de manos. Al menos, parecía que no había resentimientos persistentes entre ellos.
****
La boca de Logan se encontraba sobre la mía incluso antes de entrar en el apartamento. Me atrajo hacia él, abrazándome con todo su cuerpo, y pateó la puerta detrás de nosotros para cerrarla.
Su resistencia inicial de compartir sus sentimientos conmigo ahora parecía demasiado lejana, mientras me besaba con entusiasmo y mordía mis labios. Chocamos uno con el otro, y golpeamos los muebles en nuestro intento de llegar al comedor sin romper el beso. Fue como un acuerdo silencioso entre los dos de que los diez pasos que faltaban hasta la habitación eran demasiados.
Logan me hizo caminar de espaldas hasta que choqué contra la mesa del comedor.
—Tú. Eres. Mía.
Me pregunté si la atención de Tyler esta noche había tenido algo que ver con su declaración, pero obviamente se encontraba en el borde esta noche. —Claro que sí, Logan. Tuya. Sólo tuya.
Me besó de nuevo, y luché para sostenerme del borde de la mesa cuando, de pronto, mis piernas se volvieron inestables. Mi mano se frotó contra una de sus pinturas, y bajé la mirada para asegurarme de no haber arruinado nada de pintura aún húmeda. La pintura de una mujer exótica me devolvió la mirada. La única persona que siempre pintaba era ella, y había al menos unas doce de la misma. Me separé de sus besos y fruncí el ceño hacia la pintura. —Logan, mueve tu pintura.
—No importa —murmuró, inclinándose para besarme de nuevo.
Empujé su pecho, brindándome a mí misma algo de espacio para respirar. —No puedo hacer esto con ella mirándonos.
Logan frunció el ceño, intentando averiguar a qué me refería. —¿Ella? —Bajó la mirada hasta la ofensiva pintura, dándose cuenta que la misteriosa mujer y su historia con ella me habían molestado.
Tomó la pintura, la llevó al otro lado de la habitación, la metió en el armario sin contemplaciones, y cerró la puerta. Luego vino hasta mí, y tomó mi rostro en sus manos, mirándome directamente a los ojos. —No quiero que eso te moleste. Ni siquiera sé quién es. Sólo somos tú y yo, ¿de acuerdo?
Por ahora, puntualizó mi pesimismo interno, empeñado en obtener la última palabra.
Acarició mis mejillas con sus dedos. —¿De acuerdo, nena?
Asentí, y por alguna razón, mi labio inferior sobresalió haciendo un puchero.
—No sabía que ella te molestara —murmuró, colocando mi cabello detrás de mis orejas.
Dejé salir un suspiro profundo. —Logan, ¿cómo podría no molestarme? Es probable que sea tu novia.
—Ella es alguien de quien no recuerdo absolutamente nada. ¿Cuánto podría significar para mí si es así?
No señalé que recordaba cada detalle de su apariencia física, lo suficiente para crear una docena de retratos idénticos. En vez de decirle eso, utilicé otra táctica—: Cada vez que has visto a otro hombre mostrar cualquier interés en mí, como mi cita con Mike, y luego esta noche con Tyler, actuaste como todo un cavernícola y prácticamente me arrastraste a tu lado para follarme. —Se encogió ante la dureza de mis palabras.
Logan inclinó la cabeza hacia un lado, estudiándome para ver si lo que dije era cierto.
—¿Te puedes imaginar lo mal que se sentiría si hubiera correspondido sus sentimientos y fuese yo la interesada en ellos? Tú, pintándola una y otra vez. . . sí, me duele, Logan.
—Lo lamento. Pensé. . . tú siempre me incentivaste a intentarlo y a recordar, a explorar cualquier recuerdo que pudiera. Pintando es la única forma en que puedo hacer eso. Según sé, bien podría ser mi hermana.
Mordí mi labio para evitar recordarle la pintura de ella en una cama, con sólo una sábana a su alrededor. Esa pintura ahora residía en la esquina más lejana de mi armario. Hermana mi trasero.
—Mañana a primera hora me desharé de esas pinturas. Ella no me importa. Escúchame, Bella. —Tomó mis manos, entrelazando sus dedos con los míos—. Tú estás conmigo ahora. Eres todo lo que quiero.
Una lenta sonrisa se extendió por mi rostro. Debería estar ofendida al escucharlo reclamarme como suya, yo no era propiedad de nadie, pero en lugar de eso, lo que hizo fue emocionarme. Logan enfrentaba sus miedos de abrirse y acercarse a alguien. No sabía exactamente cuando decidió que yo valía la pena el riesgo, pero de todas maneras me encantaba.
—Sí, Logan. Tú también eres todo lo que quiero.
—Sólo tú —murmuró, encontrando mi mirada con sus expresivos ojos color verde.
Mi corazón golpeaba con fuerza dentro de mi pecho, sintiéndose como si acabáramos de cruzar algún tipo de barrera juntos. Me levantó por las caderas y me apoyó en el borde de la mesa del comedor, admirando con una sexy sonrisa mis piernas colgando y mis botas. Trazó con su dedo mi rodilla desnuda, subiendo por mi muslo hasta llegar justo debajo del dobladillo de mi falda.
—Y sólo para aclarar mi comportamiento de cavernícola. Ese chico, Mike, era un idiota. Y entre las preguntas y respuesta de Tyler hacia mí, y luego tratándote como si fueses una innovación para su entretenimiento. . . Estaba listo para golpearlo, si no me hubiese alejado cuando lo hice.
—Cállate y bésame ya.
Inclinó su boca y acarició mis labios con los suyos, tomándose su tiempo y permitiendo que mi anticipación creciera. Separé los labios, lista para más. Su lengua acarició mi labio inferior, probando, jugando.
Pensando en acelerar las cosas y acabar con su autocontrol, tomé las hebillas de su pantalón y lo acerqué. Comencé a desabrochar su cinturón, y él se rió contra mis labios. —¿Estamos impacientes?
Su cinturón debía haber sido un chaleco anti balas o a prueba de niños, o algo así, porque la maldita cosa no quería abrirse. Sin separar sus labios de los míos, sus manos se unieron a la misión y fácilmente abrieron la hebilla. Introduje mi mano dentro de sus calzoncillos para encontrarme con que ya estaba duro. Dejó salir un suave gruñido cuando mi mano lo apretó, acariciándolo levemente. Con cada movimiento sentí sus caderas responder, moviéndose cada vez más cerca de mí. Era tan increíblemente sexy.
Luego de unos cuantos minutos de besos y acaricias, se separó, con los ojos desbordados de pasión. Introdujo la mano debajo de mi falda y comenzó a bajar mis bragas. Levanté mi trasero de la mesa para ayudarlo con su tarea. Logan se tomó su tiempo, agachándose para quitarlas de mis botas y luego lanzarlas al piso. Dejé salir un suave quejido cuando se levantó de nuevo con su impresionante erección sobresaliendo por delante de él,
—Shh. Ven aquí. —Atrajo mis caderas más cerca, lo cual provocó que mi falda se subiera mientras me arrimaba hasta el borde de la mesa. Me acarició con soltura, moviendo fácilmente sus dedos sobre mis húmedos pliegues.
Separó más mis piernas y se situó frente a mí. Continuó frotando mi punto más sensible hasta que me encontraba retorciéndome frente a su pecho, con su camisa entre mis puños.
—Logan. . . Voy a. . .
Presionó sus labios contra los míos. —Lo sé. Vente para mí, bebé. —Deslizó un dedo en mi interior mientras continuaba masajeando mi clítoris. Las sensaciones eran celestiales—. Dios, quiero follarte. —Respiró en mi cuello. Sus murmullos sucios me llevaron al borde. Planté las manos detrás de mí sobre la mesa, necesitando el apoyo, mientras arqueaba mis caderas hacia adelante. Una intensa erupción de placer explotó desde mi alma.
Logan no perdió tiempo antes de empujar su grueso miembro hacia mi entrada. Aún me encontraba temblando con los choques finales de mi orgasmo cuando lo sentí deslizarse en mi interior. Me encontraba resbaladiza y húmeda, pero aun así cada centímetro de él me estiraba cada vez más. Gruñí su nombre.
Logan se inclinó hacia atrás para admirar el punto en el que nuestros cuerpos se encontraban unidos, introduciéndose lentamente mientras mantenía mis rodillas separadas. Me mordí el labio para evitar gritar. —Logan.
—Joder, eres estrecha, nena.
—¿Te duele? —pregunté.
Sus labios se curvaron en una sexy sonrisa. —Es la mejor jodida sensación del mundo. —Se acercó para besarme. Me sostuve de sus hombros, necesitándolo como soporte. Él llevó sus manos hasta mi trasero, hundiéndose en mí al mismo tiempo—. Bella —murmuró.
Logan se movía fuertemente, entrando cada vez más profundo que antes. Su respiración era pesada y deliciosa al colocar su boca cerca de mi oído al venirse. Temblé por todas partes gracias a la intimidad del acto, a pesar de que ambos aún nos encontrábamos completamente vestidos.
Logan se salió de mi interior y besó mi frente. —Eres increíble. —Sonreí ante su halago. No había hecho nada más que quedarme en el borde de la mesa y recibir todo el placer que pudiera darme. Pero eso parecía complacerlo.
Volvió a acomodarse sus pantalones, mientras yo contemplaba la mejor forma de bajarme de la mesa como una dama y me preguntaba si mis piernas soportarían mi peso en estos momentos.
Por suerte, antes de tener que planear mi estrategia, Logan me levantó de la mesa y me llevó hasta mi habitación, sin bajarme hasta que estuve en la cama.
—Gracias por el viaje, pero aún tengo que ir a cambiarme y limpiarme.
Me besó de nuevo y me dejó para que me cambiara. Me pregunté si planeaba pintar esta noche, pero para el momento en que salí del baño y me colocaba mi blusa y pantaloncillos para dormir, ya había regresado, poniendo un vaso de agua en mi mesita de noche.
—Bebe esto. No quiero que tengas resaca en la mañana.
—Gracias. —Presioné el vaso contra mis labios. Sólo me había tomado dos vasos de champan, pero aun así me gustaban las pequeñas cosas que siempre hacía por mí.
Retiramos las sábanas y nos deslizamos en la cama, moviéndonos hasta el centro de ella para estar más cerca el uno del otro.
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