Fuente: noticine
"La saga Crepúsculo: Luna nueva", que tras su estreno en España (1,45 millones de euros recaudados en su primer día) llega este jueves a los cines argentinos, y un minuto después de la medianoche a los mexicanos y norteamericanos, tiene una nueva mirada, que se prolongará al menos en la tercera entrega de la saga creada por Stephenie Meyer, la del director de fotografía vasco Xabier Aguirresarobe, quizás el más internacional del cine español en este momento.
A él le ha correspondido iluminar y mostrar al mundo en Vancouver e Italia el idilio entre Robert Pattinson y Kristen Stewart, o lo que es lo mismo, entre Edward Cullen y Bella Swan. El alto y discreto técnico nacido en la industriosa ciudad guipuzcoana de Eibar hace 61 años, se ha convertido en uno de los más prestigiosos maestros internacionales de la luz.
La productora crepuscular, Summit Entertainment, no dudó en cambiar a Chris Weitz por otro director, David Slade, pero mantuvo en la cámara a Aguirresarobe, que acaba de repetir en "Eclipse", cuyo rodaje finalizó el pasado octubre. Su prestigio le precede: aparte de haber trabajado con algunos de los más grandes del cine español: Pedro Almodóvar, Alejandro Amenábar, Julio Medem, Fernando Trueba, Montxo Armendáriz, Imanol Uribe, Javier Fesser o la difunta Pilar Miró, el fotógrafo vasco ha colaborado con realizadores extranjeros de la talla de Woody Allen, James Ivory o Milos Forman.
Este ha sido un año pródigo para el camarógrafo, que participó en "The road", de John Hillcoat, protagonizada por Viggo Mortensen, y ha visto estrenarse en su país el suceso mexicano "Arráncame la vida", y las primeras participaciones en festivales de "The city of your final destination", de James Ivory, en la que tuvo ante su lente a Anthony Hopkins, rodada en la Argentina hace dos años. En la última edición de los Oscars contempló como Penélope Cruz, a la que había inmortalizado en "Vicky Cristina Barcelona", se llevaba la estatuilla.
Desde que en los años 70 del pasado siglo fue uno de los nombres destacados del naciente cine vasco, Aguirresarobe ha ampliado sus horizontes y ahora no conoce fronteras. Ha acaparado seis Goyas, por "Mar adentro", "Soldados de Salamina", "Los otros", "El perro del hortelano", "Antártida" y "Beltenebros", además de ser reconocido en los festivales de Berlín, Cartagena de Indias, San Sebastián, Málaga, Sitges... y ser candidato dos veces a los premios del cine europeo.
En su análisis de la película de Milos Forman "Los fantasmas de Goya", la revista Variety describió a Aguirresarobe como un "maestro pintor de la luz" y elogió la cinta por ofrecer las imágenes más emocionantes de cualquier película salida de España en la última década. Mucho más recientemente, durante la promoción de "Luna nueva", Chris Weitz no ha dudado en destacar el trabajo del director de fotografía, al que calificaba de "simplemente fantástico". Son sólo dos ejemplos del talento reconocido de este cineasta, que en lo que llevamos de década ha filmado ya 20 títulos.
"Xabier -ha dicho el escritor y cineasta David Trueba, con quien trabajó en "Soldados de Salamina"- es una especie de Miura con fotómetro. Es obsesivo y por ello capaz de aislar del resto del mundo lo que la cámara va a retratar, creando un espacio particular, rebosante de sensibilidad y sutileza. Tiene referentes y humildad suficiente para aceptar los retos y los esfuerzos de cualquier película. Creo que en el fondo sabe que el cine se inventa en cada plano y por eso él cada mañana llega al rodaje con la energía del que vive su primer día en el oficio".
El propio Aguirresarobe considera esencial una buena relación con el realizador para llevar a buen puerto su trabajo: "Lo milagroso es que te encuentres con un director que sepa cómo trabajas y te busque. Debes tener la película primero en la cabeza y luego descubrir el milagro de que eso suceda luego en la pantalla", decía en una entrevista, y en otra, añadía: "Es absolutamente fundamental adaptarse a los directores. No lo digo por parafrasear. Para mí, la complicidad es confianza. Cuando se produce esa complicidad es como viajar en canoa. Yo no he rechazado ningún trabajo por falta de entendimiento con el director, es más, me siento absolutamente querido, a veces de manera desmedida". |