Estaba tan cansada que apenas podía mantenerme despierta en el aeropuerto.
- Bella, despierta, si no te levantas de ese sillón ahora mismo te dejaré aquí- apenas oía las dulces palabras de mi marido.
- Tengo sueño, lárgate si quieres a ese estúpido viaje.
- Bien, cómo quieras- Sentí que se levantó del asiento yo no quería abrir los ojos. De pronto tome conciencia y me asusté. Miré hacia todos lados y estaba sola en la sala de embarque.
- ¡Edward!- Grité desesperada. Sentí una risa amortiguada cerca, me giré y pude verlo detrás del sillón doblado riéndose.
- Eso no es gracioso, creí que me habías dejado sola- le dije casi llorando.
- ¿Te asustaste?
- La tregua terminó hace 1 hora, así que no te pases de listo conmigo.
- Lo olvidaba- dijo –Tu regalo de cumpleaños- y tomando mi mano, puso una pulsera en mi muñeca.
- No debiste molestarte, es preciosa- dije mirando la delicada joya.
- No lo hice, era de mi abuela se supone que debe de pasar de generación en generación, ¿a quien mas se la iba a dar?
- Quizás a la mujer con quien te cases de verdad.
- Esta boda fue en serio, no se si te das cuenta, a menos que mueras no podré volver a casarme por iglesia.
- Vaya, ojala pueda concederte eso pronto- dije muy dolida.
- Ni lo pienses, ser viudo es patético, ya me resigne a que seas tu la que herede las joyas de la abuela Cullen- su voz sonó divertida, sin reproches.
- Bella debemos abordar el avión o ¿pasaremos la luna de miel aquí?
*
Apenas llegue al asiento del avión me desplomé sobre él y me quedé profundamente dormida.
Habrían pasado minutos u horas, no sabía y no quería abrir los ojos, escuche susurros
- Mi esposa está muy cansada, dénos unos minutos- era Edward hablando con alguien
- Por su puesto Sr. Si necesita algo más no dude en llamarme.
Una voz muy atenta y sensual. Esa azafata parecía muy dispuesta a atenderlo en todo lo que le pidieran.
Abrí los ojos para encontrarme muy cerca el rostro de Edward. Al parecer estaba recostada, prácticamente recargada sobre él.
- Hola Bella durmiente- me dijo con una sonrisa. – Pensé que tendría que llevarte en brazos.
- Lo siento- dije irguiéndome.
- Debes estar cansada, vamos al hotel a dormir, yo tengo el cuello adolorido.
*
Salimos del aeropuerto y llegamos al hotel. No era lujoso ni imponente, era más del tipo antiguo y colonial.
- Buenos días, tenemos reservaciones a nombre de Edward Cullen y esposa- dijo él tratando de ser muy formal.
- Si Sr. Cullen, habitación 501. Esta todo dispuesto dentro, tal y como lo solicitó- dijo el empleado.
Subimos por el elevador, yo ya no quería seguir caminando, sentía las piernas flojas. Cuando llegamos al umbral de la puerta él la abrió de par en par y dejando todo el equipaje en el piso me tomo en sus brazos y me llevo dentro.
- ¿Qué estás haciendo Edward?- dije furiosa
- Es la tradición Bella, no querrás quebrantar las costumbres- me dijo.
- Mejor no hablemos de costumbres Sr. Cullen- dije
- Yo respeto las costumbres, aunque no lo creas- dijo y cerró la puerta tras nosotros.
La habitación no era muy grande, un pequeño recibidor, la habitación principal y otra mas pequeña, no sabía que en una habitación matrimonial podía tener una habitación extra, pero al parecer estaba habilitada recientemente parecía como si se hubiera usado para otras cosas. Y había un solo baño en la habitación principal, que tenía una hermosa cama con dosel, casi todo era rojo.
- Pido la cama principal- le dije arrojándome sobre ella.
- No es justo- dijo también él saltando sobre ella. –Hemos compartido gastos en todo ¿por qué debes tener la cama más cómoda? Y además cerca del baño-
- Quiero cambiarme Edward ¿podrías ir a tu habitación?- pregunté
- Estoy en ella, no tengo porque quedarme en una pequeña cama y en una habitación estrecha.
- Edward vete.
- No quiero.
- Te ayudaré a quitarte el pegamento de tus cabellos.
- Hecho, pero pido el baño primero.
- Esta bien pero date prisa.
Desempaque y ordené mi ropa en el armario. Aún era temprano y tenía sueño por no haber dormido bien la noche anterior. De pronto tocaron la puerta.
- Su desayuno Sra. Cullen- dijo un empleado del hotel. Me hizo sentirme extraña, era la primera vez que me llamaban así. ¿Tendría que acostumbrarme? Ahora todos en Forks lo sabían. No. Sería por poco tiempo. Un año y volvería a ser Bella Swan.
Cuando Edward salió de la ducha corrió hacia el carrito de la comida.
- Alto allí, ¿que no tienes modales?- dije molesta
- Si tengo pero cuando estás cerca se me olvidan.
- Sr. Cullen, de ahora en adelante compartiremos todo me entendiste, la mitad de todo eso es mío y ni se te ocurra tomar más de lo que te corresponde.
- Entendido - y diciendo eso tomo la cesta de frutas y empezó a desgranar un racimo de uvas
- ¿Qué haces?
- Asegurándome que te comas exactamente la mitad de las uvas, contaré las manzanas y las bananas.
- Eres exagerado, me voy a bañar- dije y entré en la ducha, el agua caliente me relajó. Quería dormir un rato antes de salir a conocer la ciudad.
Desayunamos en la salita de estar. Comíamos en silencio, yo no sabía que decir, seguía cayéndome mal pero como íbamos a estar cerca en los próximos 12 meses más valía dejar algunas cosas en claro.
- ¿Edward podríamos intentar ser amigos? No es que quiera pero tenemos un largo tiempo por delante y esto de andar peleándonos realmente me desgasta.
- ¿Qué sugieres?
- Conocernos mejor.
- Intentas conquistar a tu esposo Bella, quien lo hubiera pensado
- Eres insoportable Edward, no se cómo tus padres pudieron vivir contigo 18 años.
- Pues los tuyos se deshicieron de ti antes.
- Quédate con tu cabello pegado.
- Entonces me quedo con la gran cama- salió corriendo y se tumbó en la cama.
Pero no estaba dispuesta dejarme vencer. Subí a la cama matrimonial y me tendí lo mas lejos que podía de Edward.
- Sabes Bella tienes razón con respecto a eso de ser amigos, estoy de acuerdo. Y no te odio. Es solo que tu presencia me alborota.
Pero no le respondí ya casi estaba dormida.
*
Me desperté con el rostro de Edward mirándome.
- ¿Qué me miras?- pregunté
- Eres divertida cuando duermes, hablas dormida.
- ¿Dije algo gracioso?
- Si, no sabía que querías tirarme al lago, lo tendré en cuenta si pasamos por allí hoy.
- No pasaremos, tú y yo tenemos itinerarios separados.
- Sólo si queremos, ya estudie los planes que trazó Alice. Podemos ir los dos juntos, hasta tenemos entradas para un juego el jueves. Es opcional si voy contigo o vienes conmigo. Yo opto por aprovecharlo todo.
Caminé hasta la puerta de la habitación y la abrí.
- Bien, todo comienza mañana si quieres puedes echarme a perder el viaje solo mantente por lo menos a dos metros de mi. Ahora vete a tu habitación y no me molestes.
El se levanto de la cama y camino hacia mi pero cerró la puerta.
- Si no quieres tenerme cerca tendrás que irte. Esta es mi habitación.
Abrí la puerta con fuerza.
- Si no te vas te sacaré con mis manos.
Cerró la puerta.
- Me gustaría verte intentarlo.
Tome la manija de la puerta con fuerza para abrirla pero él me lo impidió, forcejeamos un poco y la manija se salió de la cerradura.
- Rayos Bella ¿que has hecho?
- ¿Yo? ¿Quien tiene la manija?
- ¿Porque eres tan terca?
- ¿Porque eres tan irritante?
Miramos en direcciones diferentes con los brazos cruzados. Pasado unos minutos decidí ser la primera en hablar.
- ¿Podrías ver la forma de salir de aquí?
Trató de abrir la puerta y de colocar la manija otra vez pero no pudo.
- No abre
- ¿Y cómo vamos a salir?
- ¿no has traído tu escoba?- me dijo burlándose
- Idiota
Busque el teléfono instintivamente
- No te molestes en buscar, ya lo hice, al parecer a tu amiga le pareció innecesario pedir un teléfono en la habitación.
- Tengo el celular (móvil) en mi bolso de mano. Oh rayos lo dejé en el recibidor.
- Y yo no traje el mío. Pero tengo mi laptop (notebook) aquí.
- Y que haremos enviar un SOS a Forks?
- Mi amigo Diego pasa mucho tiempo conectado, le pediré que avise al hotel para que nos abran.
- Date prisa creo que tengo claustrofobia.
Casi media hora después Edward seguía sin encontrar a ninguno de sus contactos en línea. Y ya estaba oscureciendo. Habíamos pasado la mañana durmiendo y la tarde peleando y posiblemente la noche también.
- Dejaré todos mis messengers abiertos solo tenemos que esperar. ¿Tú tienes a alguien a quien pedir auxilio?
- Si casi a todos mis amigos del instituto pero como les digo que quede atrapada en una habitación con mi esposo, ¿crees que van a pensar que eso es malo?
- Sería divertido.
- Puedo intentar contactarme con Jake
- ¿Ese idiota que casi te secuestra en plena fiesta? Ni lo intentes, preferiría quedarme aquí toda la semana.
- Que tienes contra él. Acaso estás celoso.
- No digas tonterías Bella pero no me hubiera gustado ser abandonado por mi esposa después de la boda y menos si se fugaba con otro.
- Entonces esperaremos a que el hotel se de cuenta de que no contestamos e intenten ver que pasa con nosotros.
- ¿Te das cuenta que estamos de luna de miel? En una situación normal los recién casados lo menos que quieren es que los molesten. Si no les abrimos supondrán que estamos “ocupados”
- Le escribiré un correo a Alice. Pero ella no revisa su buzón todos los días, salvo las actualizaciones en Ebay.
Estuvimos parte de la noche esperando que alguien se conectara pero al parecer en un domingo por la noche todos estaban descansando.
*
No se a que hora me quedé dormida, cuando desperté Edward me abrazaba.
- Bella despierta, cálmate.
- Que haces pervertido, suéltame.
- Tenias una pesadilla, ¿acaso crees que voy a aprovecharme de ti y menos dormida?
- Sólo aléjate. No recuerdo que soñaba.
- Gritabas algo sobre una cueva.
- Ay no, ese sueño otra vez.
- ¿Tienes muchas pesadillas?
- No muchas, cuando era pequeña Emmet me asustó en una cueva llena de murciélagos y me perdí durante unas horas. Y cuando algo me asusta vuelvo a soñar aquello.
- No tengas miedo, saldremos de aquí pronto. Me fijé por la ventana, es un poco peligroso pero creo que puedo pasar a la otra habitación por la cornisa.
- No Edward esperemos un poco más, no te arriesgues.
- ¿Temes quedarte viuda?
- No quiero cargar con la culpa. Además seguro que molestarías más estando muerto, serías un fantasma vengativo.
Se echo a reír, su risa era tan contagiosa que yo también sonreí.
Ya era casi medio día del lunes y aún no parecía haber solución al problema.
- ¿Has tratado de derribar la puerta?
- Si, pero este Hotel es antiguo y las puertas son de madera de pino y muy gruesas. No quiero romperme el hombro.
- ¿Si arrojamos algo al piso?
- Nuestra ventana da a un callejón. No es nada romántico déjame decirte. Los únicos que encontrarían lo que dejemos caer serian los gatos.
- Tengo hambre.
Se levantó y buscó entre sus cosas.
- Encontré esto hoy temprano. Son barritas energéticas que siempre llevo conmigo.
- ¿Ya comiste? Dije tendiéndole una pues sólo quedaban dos en el empaque.
- No te preocupes por mí, si nos quedamos mas tiempo encerrados no quiero que mueras de hambre.
Comí en silencio la primera barrita, pero no pude terminarla sin sentirme mal, rompí un trocito y sin decir palabra me acerque a él y se la di en la boca. Hizo una mueca.
- Come Edward, yo tampoco quiero que mueras de hambre.
- Gracias- dijo mirándome.
Pasamos el día leyendo el mismo libro que nos había regalado Emmet "La Fierecilla Domada", pero no había nada de comer ni agua para tomar. Caminé por la habitación tantas veces que Edward me mando a sentar porque lo ponía nervioso.
Tan aburridos estábamos que hasta jugamos entre nosotros, solo tontos juegos de palabras.
Ya estaba empezando a oscurecer nuevamente, habíamos perdido el primer día del viaje.
- Bella- gritó Edward
- ¿Que pasa?
- Se conectó mi prima Rosalie
- ¿La hija de Marcus?
- Si, que dices ¿le digo algo?- pregunto dudando
- No, aun no estamos tan desesperados- no quería que supiera de nuestro problema esa chica tan estirada
- Tengo una idea- dijo mirándome
- Te oigo
- Cada cuanto Alice se conecta a Ebay
- Creo que a diario- y varias veces al día debería agregar
- Subastemos algo, de un día. ¿Que compra con más frecuencia?
- Zapatos- ademas de carteras, maquillaje, ropa deportiva y hasta entradas a conciertos.
- Cuanto calza y cual es su marca favorita- esa era fácil
- Calza del 5 y creo que le gustan los Gucci
- ¿Color?- casi todo lo que brille
- Dorados o plateados.
- Hecho, estoy poniendo la subasta. ¿Sabes cual es su nick?- ella era una de las mas conocidas en compras virtuales
- “chicacompratodo”
- Ya está, apenas oferte cierro la subasta asi nos comunicamos con ella
- Pero será mañana- dije porque quería salir ya.
- ¿Tienes otra solución?
*
Al otro día desperté temprano. Fui directo a la laptop y estaba apagada traté de prenderla pero pedía clave. Solo por probar intenté con su nombre, puse EDWARD y no sirvió, la rechazó; sabía que no debería dar mas de tres intentos sino tal vez después no se podría prender, me arriesgue a un segundo intento, ¿que otra palabra sería importante para él?, generalmente mis claves son sencillas, mi nombre o mi fecha de nacimiento. Estaba dudosa, tantas palabras en el mundo y él para mi era casi un extraño. Puse mi nombre sin pensar y para mi sorpresa accedí. Me quedé petrificada, su clave era mi nombre completo. ¿Por qué él habría puesto esta clave? No me atrevería a preguntarle de todas formas. Abrí mi cuenta, tenía un correo de Alice:
“Bella leí tu correo hoy antes de irme al instituto pero estaba retrasada, espero que ya hayan podido solucionar su problema, no me imagino como quedará esa habitación con ustedes dos dentro por mas de 24 horas. Si no es así, cosa que no creo, me conectaré después de clases. Estoy impaciente por saber de ustedes.
Te quiere
Alice.
P.D. Dile a Edward si es el “ojosverdes” de Ebay que esos zapatos que ha puesto en la foto no son Gucci.”
De pronto una lucecita parpadeaba, alguien se había conectado y había enviado un zumbido. Desplegué la ventana y el nick me dio risa “sexy_tanya” estaba saludando, así que decidí jugar un rato.
sexy_tanya: hola Eddie, te he extrañado, ¿como estas?
Edward: muy bien
sexy_tanya: ¿pasaras a verme cuando regreses?
Edward: tal vez
sexy_tanya: Eddie me dejaste impactada con la boda, no sabía que habías encontrado a alguien tan rápido para casarte. ¿Cuanto le pagaste a esa niña?
Edward: No te entiendo.
sexy_tanya: Vamos Ed, todos sabíamos que tu papa es terrible para los negocios y sin el dinero de la familia seguro que te iban a casar pronto. Lo que no entiendo es porque rechazaste mi ayuda.
Edward: nadie me ha obligado Tanya
sexy_tanya: no juegues conmigo, ¿me vas a decir que te casaste en serio?
Edward: Si
sexy_tanya: eres un idiota pensé que tal vez nosotros podríamos llegar aun acuerdo. Tío Marcus no vería con malos ojos si me hubieras elegido a mí.
Edward: Lo siento
sexy_tanya: no creo que esa mocosa te de ni una pizca de lo que yo te pude haber dado.
Edward: No se que planeabas darme Tanya, pero no he salido de mi habitación desde que llegue aquí el domingo. Nos vemos, Bella y yo estamos muriendo de hambre. Adiós.
Cerré el messenger y casi me parto de risa.
- ¿Te diviertes?- escuche una voz en mi espalda. Me puse roja como un tomate. Cerré la laptop y salí disparada a encerrarme en el baño.
Pasó más de media hora y no me atrevía a salir, había encontrado su clave, me había hecho pasar por él. Estaba avergonzada.
- Bella sal por favor
- No quiero.
- Es el único baño, me urge.
Abrí la puerta y salí sin mirarlo.
- Así que Alice nos liberará por la tarde- dijo aunque sentía en su voz algo de vergüenza.
- Si, eso dijo. Disculpa por contestar tu Messenger, tu cuenta se abrió automáticamente.
- Descuida, no me molesta que le hayas contestado además no dijiste ninguna mentira- y sentí que se reía.
Por la tarde Alice se conectó y avisó al hotel. Pero eran a las 7 de la noche cuando llegaron con el cerrajero. Y después de abrirnos se disculparon con una suculenta cena. Devoramos todo lo que nos trajeron, realmente estábamos hambrientos.
- ¿Que haremos mañana?- Preguntó él
- Tenemos un city tours y paseo en yate.
- Genial, ¿puedo acompañarte?
- ¿Porque preguntas no dijiste que ibas a ir de todas maneras?
- No iré si tú no quieres.
- Entonces no vayas- le dije molesta
- Como quieras- me dijo volteando su rostro, vi que estaba triste.
- Lo siento, era solo para probar si seguías siendo tan irritante como siempre pero parece que el encierro te hizo bien. No me gustaría hacer una tour sola, no es divertido no tener con quien conversar.
- Gracias Bella también me gustaría que me acompañes a juego del jueves, eres divertida después de todo.
Entonces se levantó y vi como se llevaba sus maletas a la otra habitación.
- ¿Edward te vas?- pregunté
- No creo que quieras que me quede- dijo
- Claro que no, pero si te vas te debo un tratamiento capilar. Te quitaré esa goma del cabello.
Lo hice reclinarse sobre el lavamanos mirando hacia el techo y lave su cabello con agua muy caliente y jabón y quité toda la goma como fue posible. Tenía el cabello muy fino y sedoso. Luego le eche reacondicionador y le puse una toalla
- Ya está, ahora péinate. Si queda algo más de goma lo cortaré cuando esté seco.
- ¿Donde aprendiste esto Bella?
- El tratamiento capilar con Alice y el sacar cosas de mi cabello con Emmet.
Al otro día salimos muy temprano a conocer Chicago y nos tomamos muchas fotos. Cada vez que miraba algo de comer, Edward me lo compraba.
- Me estas engordando- le reclamaba
- No quiero que vuelvas a pasar hambre- me decía
Conocimos a una pareja de ancianitos que llevaban 60 años de matrimonio. Nos desearon mucha felicidad. Nosotros solo nos mirábamos y reíamos. Pasamos de odiarnos a ser buenos aliados. Al menos por el momento.
*
Al siguiente día fuimos al partido, casi todo era de un chocante rojo.
Edward parecía conocer el nombre de todos ellos Brown, Smith, Griffin. Disfruté un poco la primera mitad del juego mientras que los Búfalos iban ganando. Pero en la segunda mitad perdieron de forma aplastante. Vi a Edward, gritar, reclamar y después salir decepcionado.
- Siento que hayan perdido Bella, no es una buena temporada.
- ¿Porqué admiras tanto a este equipo?
- ¿No te he contado? Yo nací aquí. Mañana te llevaré a casa de mis abuelos. Los padres de Esme. Nos mudamos a Seattle cuando cumplí 10 años. El tío Marcus le ofreció a mi padre un empleo mejor en la empresa de la familia. Mis abuelos murieron dos años después. No había vuelto desde su funeral.
- ¿No eres feliz en Port Angeles?
- Vivimos tres años en Seattle pero de alguna manera Marcus y Cayo convencieron a mi abuelo de que mi padre no era bueno en su trabajo y lo trasladaron a una oficina en Port Angeles. Nunca fui feliz allí. Mis primos no perdían ocasión de molestarme.
- ¿Tu abuelo Aro no aceptó nunca a tu madre verdad?
- Porque era divorciada, aunque creo que fue porque mi padre no quiso casarse con la chica que le escogieron. De allí el rencor de Marcus. Didyme fue la prometida de mi padre.
- Ahora entiendo porque te tiene tanta fijación. Marcus envidia a Carlisle.
- Si y te apuesto que hará lo imposible por descubrir la verdad de nuestra boda. Se que a la menor falla él estará atento y descubrirá todo. Por eso me oponía al matrimonio. Quizás no lleguemos al año requerido para heredar y va a ser tiempo perdido. Pero sobretodo no quiero que te fastidien como lo han hecho conmigo.
- No creo que lo consigan yo también les voy a dar batalla.
- Si, con tu carácter dudo que puedan contigo.
- Pensé que me odiabas y por eso no querías la boda.
- Claro que no te odiaba, sólo quería espantarte, para evitarte que pasaras penas después. Pero ya hicimos lo más difícil, ahora sólo nos queda esperar.
- Si, un año y seguiremos con nuestras vidas.
- Si claro.
*
El último día en Chicago conocí la casa de sus abuelos, era pequeña pero acogedora, había tantas fotos de Edward de niño, que decidí llevarme algunas.
- Esta casa es linda Edward, me gustaría vivir aquí alguna vez.
- También es tu casa ahora, puedes venir cuando quieras.
- Gracias, alguna vez lo haré.
- Te la puedes quedar si quieres cuando te vayas.
- ¿Irme?
- En un año te irás ¿verdad? Si te gusta la casa quédatela a mi me recuerda mucho a mis abuelos.
- Aún no decido donde estudiaré, tengo todo un año para elegir.
- Yo te ayudaré
El sábado abordamos el avión de vuelta a Port Ángeles y en la noche ya estábamos en nuestra nueva casita. Esme la había terminado de decorar y mi madre había traído algunas maletas con mis cosas.
Estaba tan cansada que decidí no ir a casa de mis padres esa noche. Edward tampoco se fue
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