—Papá,cuando crezca,¿seré tan guapa como mamá?

Edward miró a Carmen,sentada en una manta a la sombra de las extensas ramas de un árbol que protegía su piel clara del sol estival.Aunque sólo tenía seis años,era bastante obvio que no había heredado únicamente los rasgos de su madre sino también su inteligencia.

Él,apoyado en un codo,estiró el otro brazo y le pellizcó la nariz,haciéndola reír.

—Ya eres tan guapa como mamá.

—¿Y yo,papá?¿Soy tan guapa como mamá?—preguntó Charlotte,de cuatro años.

Su padre le pellizcó también la nariz,lo que hizo que le diera un ataque de risa.

—Sin duda.

—¿Y yo?—inquirió René,de dos años.

—Por supuesto—contestó Edward fingiendo que le robaba la naricilla chata y haciendo que sus ojos brillaran orgullosos.

Como,a pesar de que aún no hablaba,estaba seguro de que la pequeña sentía la misma curiosidad,le hizo cosquillas en la tripita.Su boca desdentada esbozó una sonrisa y sus piernas regordetas empezaron a dar patadas al aire.

—Tú también,chiquitina.

—¿Y Garrett será tan guapo como tú cuando crezca?—preguntó Carmen.

—Mucho más,diría yo.

Miró a lo lejos donde su hijo—el primero de una prole con la que se demostró que Bella no era estéril—jugaba al críquet con sus amigos.Tras el nacimiento de Charlotte,Edward y Bella habían dejado de ir de vacaciones a lugares cálidos.Después de René,Bella había sacado el collar de perlas de debajo de la almohada.Y con la última incorporación a la familia,parecía que el único modo de que Bella no tuviera más hijos era que Edward dejara de quitarse los pantalones antes de meterse en la cama.

Eso no iba a suceder.Ciertamente no.En absoluto.

Edward vio a su esposa acercarse a él.Había ido a ver de cerca el partido de críquet mientras las niñas dormían una siesta después del picnic.De camino,iba saludando a la gente con cara de satisfacción.El aire le traía su risa y le hizo pensar que jamás había conocido a una persona más feliz.Ni más volcada en la comunidad.

Gracias a su esfuerzo,la Escuela para chicos se había convertido en la Escuela de etiqueta y mejora social,donde se enseñaba a chicos y chicas no sólo cosas elementales sino también el modo de encajar en la élite.«El mundo cambia y empieza a surgir una nueva clase social.La aristocracia comienza a admitir en sus filas a los americanos ricos.Los británicos ricos no pueden quedarse atrás y hay mucho que aprender para no parecer estúpido», decía.

En broma,Bella llamaba a su programa de etiqueta«Cómo engañarlos a todos»,aunque nunca bromeaba con su«Plan de recuperación»,el programa de lectura para adultos.

Ella misma era un ejemplo claro de lo que una persona podía conseguir si se lo proponía.A menudo hablaba con algunos grupos sobre la necesidad de facilitar la enseñanza,no sólo a los pobres sino también a los marginados de cualquier tipo;no sólo a los niños,sino también a los adultos.Poniéndose a sí misma como ejemplo,proclamaba:«La incapacidad de leer de un adulto no es culpa suya sino de Inglaterra.¿Cómo va a acabar nuestra nación con la pobreza económica si no combate primero la pobreza educativa?».

Edward nunca se había sentido más orgulloso de ella que cuando dirigió una petición al Parlamento instando a que se promulgara una ley que permitiera la educación gratuita.

Trabajaba incansablemente por mejorar el sistema educativo y aunque a menudo la frustraba la lentitud con que giraban las ruedas del progreso,para Edward su aportación era sin duda muy valiosa.Al menos,había conseguido aflojar los bolsillos más prietos cuando recaudaba fondos para sus causas.Edward sospechaba que porque en su día había estado al tanto de muchos secretos.Además,exponía sin vergüenza sus principios y se servía de los métodos que fueran necesarios para mejorar la situación de los ignorantes.

Cuando estuvo lo suficientemente cerca,las niñas mayores se pusieron en pie de un salto y corrieron hasta ella.Bella las abrazó a las tres.

—¡Hola,angelitos míos!¿Habéis dormido mucho?

—No mucho—respondió Carmen—.¿Nos lees algo?

—En seguida—prometió.

Edward cogió en brazos al bebé y se levantó mientras Bella volvía a reunir a las niñas en la manta.Cuando se hubieron sentado,se volvió hacia él.

—No consigo entender las normas del críquet por muy de cerca que lo vea-.Dijo,obviamente inquieta porque el juego escapara a su comprensión,ahora que lo entendía casi todo.

—Supongo que basta con que lo entiendan los jugadores—la tranquilizó él.

—Supongo—concluyó ella.Luego,con una tierna sonrisa,le cogió al bebé de los brazos,se dio la vuelta y se recostó contra el pecho de su marido.Él la abrazó por la cintura,la atrajo hacia sí y apoyó la barbilla en su hombro,aproximándose así a su aroma y su calor.

Ciertamente,no se acostaría con los pantalones puestos en un futuro próximo.

—¿Lamentas alguna vez no haberte casado con tu duque?—le preguntó en voz baja.

Ella lo miró ladeando la cabeza.

—¿Para qué quería un duque si podía tener un príncipe?

Pero al ver tanto amor reflejado en sus ojos,más que como un príncipe,Edward se sintió como un rey.

HOLA CHICAS!!!!!

ESPERO QUE OS HAYA GUSTADO EL FINAL DE LA HISTORIA!!!!!

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MIL BESOS A TODAS Y ESPERO LLEGAR A LA PRIMERA PAGINA!!!!!

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