te voy a dar calabazas

Autor: princcesaaa
Género: Romance
Fecha Creación: 14/04/2010
Fecha Actualización: 01/05/2010
Finalizado: SI
Votos: 12
Comentarios: 12
Visitas: 112318
Capítulos: 32

Nueva historia.....nueva autora. A todos nuestros visitantes les quiero presentar a Patricia o como la conocen por ahí Patty Massen, ella es de Perú y es la autora de varios fanfic's, su redacción es genial y las tramas de sus historias buenisimas.yo solo la estoy bajando.  k  kede todo claro.
La primera de las historias que disfrutaremos de ella es distinta a varias que conocemos......Bella y Edward se ven obligados a casarse para poder acceder a una herencia pero deben convivir un año entero. Que pasará con ellos, ambos son muy obstinados y parecen odiarse. ¿Podrá surgir el amor en pleno campo de batalla?
Dificil la verdad.....vamos a ver que pasa  en esta divertida historia con mucho humor y romance.
Link de la autora:

 

 

 http://www.fanfiction.net/u/1802610/PATTYMASSEN

 

 

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Capítulo 6: Se oyen campanas

Ya faltaba una semana para la temida fecha, mis clases comenzarían en dos días, mi último año de instituto y tendría que faltar prácticamente medio mes. Esperaba que todo quedara en secreto, seguir siendo Bella Swan. No sabía como haría para pasar desapercibido mi nuevo estado, ya que tendría que convivir con Edward por eso habíamos escogido una pequeña casita cerca de la mía, estaba tan cerca que pensé que podría venir a dormir a mi habitación cuando no pudiera soportarlo. Además de Alice no le había contado a nadie más de mi boda, esa palabra me causaba escalofríos. Y si los demás se enteraban, ¿como haría? No podía mentirles, pero nadie conocía a Edward, no podía decir que después de un romance habíamos querido casarnos, pensarían que estaba embarazada. Podría decir eso y luego inventar que lo perdí pero ya me había casado. ¿Me verían mal mis amigas?

- Bruja, te llaman- oí la voz de Emmet.

Bajé las escaleras con pereza pensando que tenía visita, vi a mi querido hermano como siempre delante del televisor, pero con el teléfono en las manos.

- Si yo también me alegro mucho, ahora habrá mas espacio- decía sonriendo. –Bueno de ahora en adelante será tu problema yo me lavo las manos con jabón para manos Pilatos- decía y soltaba una carcajada.

- Em quién me busca- dije casi gritando.

- Ah un momento- dijo mirándome –Aquí está cuña, te la paso.

Y me tendió el teléfono.

- ¿Emmet con quien hablas?

- Es para ti, tu casi marido, resultó ser mi buen amigo del baloncesto ya decía yo que era demasiado bueno para ser cierto. Ah, esta furioso- dijo y se giro a seguir viendo su programa favorito.

Tomé el auricular desconcertada.

- Si- dije tímidamente

- ¿Dime por qué lo has hecho?- dijo una voz casi gritándome.

- Yo también me alegro de oírte- dije en el tono mas sarcástico que pude fingir.

- No estoy para bromas, estoy a punto de irme a cualquier lado y desaparecer, dejarte plantada y con todo encima- dijo furioso.

- Vaya que valiente. Por mi no hay problema pero si cuando regreses encuentras a tus padres viviendo debajo de un puente será tu culpa- dije aburrida.

- Eres despreciable- me dijo.

- Tu eres…. ¿Puedo saber porque me insultas tan temprano? No creo haber hecho nada tan terrible a parte de prestarme para la monstruosidad de la semana que viene.

- ¿Por qué lo publicaste? Salió en los diarios de Seattle, ¿sabes cuantos amigos me han llamado para felicitarme y auto invitarse?

- ¿En diarios?- dije, seguro Alice y sus locas ideas. –Pero Edward es lógico que se publiquen los edictos.

- No era un edicto, era un anuncio a media página con fotos y todo. No puedo hacerlo frente a todos mis amigos y mi familia. Son toda la gente que yo conozco. Dime que harías tú si de pronto todo Forks decidiera ir a tu boda.

- Edward, no se quién publicó ese aviso, quizás Alice, créeme que no tengo intenciones de hacer publico nada que me relacione contigo.

- Si fueron ustedes, te juro que no me presentaré a la boda.

Y me colgó.

- Bueno grandullón, hazte a un lado- le dije empujando a mi hermano en el sofá para hacerme espacio.

- ¿Ya te quedaste sin novio brujis?- Preguntó.

- Parece que sí.

---

Media hora después el teléfono volvió a sonar. ¿Qué ya nadie se acordaba que tengo celular (móvil)?

- Bella- era la voz de Alice.

- ¿Te enteraste que me quedé sin novio?- Le dije divertida

- No bromees así, tu estúpido novio no me cree, averigüe quien puso el anuncio, al parecer los diarios fueron contratados por el Sr. Marcus Cullen en Seattle para anunciar que su sobrino favorito se casaba.

- ¿Va a ir mucha gente ahora?- Pregunté

- Puede que a la boda si- Dijo, pero a la fiesta el ingreso es limitado.

- ¿Entonces todo sigue en pie?- Pregunté

- Si Bella, aún te vas a casar y hablando de eso, ya tengo todo listo y los boletos para su viaje

- ¿Cual viaje Alice?

- El de su luna de miel claro, no hay boda sin luna de miel.

- Alice no pretenderás…

- Claro que no amiga, pero hay que ser detallista en todo. Irán a Chicago, no me decidía porque estaba esperando que salgan ofertas.

-¿Chicago?- Pregunté – ¿Porqué allí?

- Era el paquete más económico Bella, agradece que estarás de paseo mientras yo estaré en el instituto y haciendo tareas.

- ¿Te parece que me voy a divertir?

- Si lo harás, viajarán juntos pero tomarán tours deferentes. Tú irás a lugares históricos, a museos y zoológicos. Él al estadio, conocerá a sus estrellas de la NBA y también irá al conservatorio.

- Piensas en todo Alice. Eres la mejor.

- Gracias ya lo sabía- dijo presumidamente.

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Los días avanzaban cada vez más rápido. Dos antes de salir a Seattle mi padre estaba un poco malhumorado.

- Bella, sé que vas a hacer esto por nosotros, estarás cerca pero no quiero que hagas nada de lo que te arrepientas después.

- Descuida Charlie, no mataré a Edward, al menos no en el primer año.

- Hija, no me refería a eso, ustedes dos solos viviendo en esa casa.

- ¿Que insinúas papá?- grité

- No insinúo, temo por ti. Si ese chico te lastimara o te seduciera, hija, tal vez habría forma de que vivieras aquí con nosotros, al menos unos días a la semana, o solo vayas a dormir allí. ¿Tienen habitaciones separadas verdad?

- Por favor confía un poco en mí. Jamás dejaría que ningún hombre me golpeara y dudo mucho que pueda seducirme, para eso hace falta que te guste la otra persona y ese no es el caso. Además no sabemos si su tío estará vigilando, tendremos que vivir por un año juntos. Y la verdad no se lo de las habitaciones, alquilamos la casita hace una semana y tiene varios cuartos. Tranquilo papá te prometo que dormiremos lo más lejos posible y algunas noches me deslizaré a mi antigua cama.

- Si algo te pasara, no dudes ni un momento en llamarme.

- Lo sé papá solo tengo que gritar.

---

Nos hospedamos en un bonito apart hotel en Seattle, Alice quería por lo menos un día para trabajar conmigo, me llevó a un sencillo pero acogedor spa donde me masajearon y me relajé en el sauna. Pasé una deliciosa noche, sin pesadillas ni sueños.

Al siguiente día me desperté asustada. Mi último día como Bella Swan. No, eso jamás a menos que pueda evitarlo nadie sabría que me he casado. Tendría que hablar de ello con Edward, si es que alguna vez podemos mantener una conversación que no termine en pelea.

Alice me dejó descansar hasta las 9 am

- Feliz cumpleaños dormilona, ¿ya tuviste tu sueño de belleza? No quiero nada de ojeras en ese rostro.

- Alice déjame aquí hasta mañana. Hoy no quiero hacer nada

- Vamos amiga, no me he matado trabajando este último mes para que desprecies así todos mis esfuerzos, no sabes lo que me cuesta mentirles a mis padres. Ellos creen que estoy de compras. Y tengo algo para ti- me dijo extendiéndome una cajita perfectamente forrada.

- Alice no tenias que molestarte-dije un tanto molesta

- Ya lo se, no creo que teguste ahora, pero quizás en unos años pueda ser un símbolo de nuestra amistad- dijo con ojitos brillante, como estar molesta frente a ese puchero.

Lo abrí con cuidado. Era una cajita pequeña y delicada parecía de cristal. Dentro había una rosa, parecía de cristal también, pero mas resistente como de vidrio grueso. Una perfecta y diminuta rosa azul.

- Alice es lindo, ¿pero para qué es?

- Debes tener algo azul el día de tu boda, ya se que no te casas como debería ser, pero no quiero que pienses en el novio ni las circunstancias cuando la veas, sino en lo mucho que nos unió el planearlo todo. Es nuestra más grande aventura hasta ahora.

- Gracias amiga- dije y me eché a llorar.

- Bella no, se te van a hinchar los ojos, deja de llorar- me reclamó

Mis padres llegaron al rato, también con presentes me obsequiaron “La Fierecilla domada”

- Eso lo escogí yo- dijo Emmet, también le regalé un ejemplar a Edward.

Le pegué con el libro.

Emmet me regaló unos parlantes para mi celular y se me ocurrieron un par de cosas que podría hacer con esos parlantes en mi viaje.

Esme y Carlisle me enviaron unas flores preciosas

Alice no se separó de mí para nada, pasó varias horas peinándome y maquillándome, luego me puso el vestido y quedé hecha una muñequita de torta. Me preocupé cuando el sol se empezó a poner. A las 7 pm comenzaría mi actuación, tendría que parecer nerviosa, ciertamente lo estaba, temía tropezar y caer. También debería parecer enamorada, eso sería un reto, mirar a Edward y fingir afecto. No podía negar que era muy guapo, pero en cuanto abría la boca todo aquello que decía me hacía odiarle más.

- Bella no te muevas, no te rasques, no respires. Quédate quieta mientras me coloco el vestido- dijo mi amiga y salió a vestirse, su traje color lavanda combinaba perfectamente con toda la demás decoración, de la iglesia, del salón de recepción, con las flores y me atrevería a decir que hasta con el cielo que estaba tomando de un color precioso.

Salí del hotel y subimos en un precioso mercedes negro del año. Charlie iba a mi lado y Alice junto al conductor.

- ¿Y dónde está mamá?- pregunté

- En la iglesia, como toda buena madre, en primera fila y con muchos pañuelitos descartables lista para ver tu entrada triunfal- dijo mi amiga sonriendo. Al parecer ella si era feliz con esto.

El carro se detuvo, apenas habíamos andado unas 10 cuadras.

- Aún no abras la puerta Charlie- dijo ella

- ¿Qué pasa Alice?- pregunté alarmada, me tensé, si había algo peor que odiar al novio sería ser abandonada por el novio que odias el día de la boda y frente a la iglesia. La vi sacar su celular de un pequeño bolsito también color lavanda.

- Ey tu ¿ya estás en el lugar indicado? Bien, está bien sólo imagina que eres Brad Pitt, sonríe, tendrás que forzar a tus estúpidos labios me oíste papanatas, quiero la mejor y mas deslumbrante sonrisa cuando ella aparezca por esa puerta o te juro que mañana habrá un titular que diga “dama de honor desquiciada estrangula novio en el altar”- y colgó, ¿acaso estaba con Edward al teléfono?

- Ahora si Charlie ya puedes bajar- dijo con una amplia sonrisa.

Mi padre me dio su mano al bajar del auto. Alice ya estaba detrás de mí acomodándome la cola del vestido, el velo, levantando mi mentón y arreglando la flor en la solapa de Charlie.

- Alice, tengo miedo de caer- dije.

- Charlie no olvides sujetarla fuerte. Es hora amiga, yo voy primero, cuando entre es la señal de que deben avanzar. No pierdas el paso Bella y pase lo que pase no mires a los ojos a Edward, concéntrate en… ya te darás cuenta. Pero no te burles o lo echarás a perder.

De qué rayos estaría hablando.

La vi atravesar las altas puertas de la iglesia, sentí el brazo de Charlie sujetarme con más fuerza y empecé a caminar.

Rayos había tanta gente, que Esme no dijo que sólo harían 100 invitaciones, acaso la gente en esta ciudad trae a trae a toda su familia a las bodas. Si eso era, 100 familias, de las cuales no conocía a nadie.

Oh no, por Dios, esos eran los Newton, los Webber, los Stanley, los Crowley, los Mallory, los Cheney y en la segunda fila los Black. Rayos Jacob, mi amigo de la infancia. No estudiamos juntos pero nos vemos de vez en cuando y no le había dicho nada. Apenas cruzamos miradas, parecía absorto mirándome pero en cuanto mis ojos encontraron los suyos vi la expresión de tristeza o tal vez decepción, seguro Charlie le había contado a Billy, después de todo era su mejor amigo. ¿Qué hacía toda esa gente allí?

Me obligué a mirar al frente, era la novia entrando a la iglesia mis ojos debían buscar al culpable, es decir al novio. Y allí estaba, con una sonrisa deslumbrante, un perfecto smoking negro, ojos verdes, porte altivo… un completo idiota. ¿Y qué era lo que se había hecho al cabello? Sonreí ampliamente. Su cabello parecía tieso, siempre parecía despeinado con los cabellos parados pero ahora no solo era eso, las puntas de sus cabellos cobrizos estaban pegadas.

Casi no me dí cuenta de que llegamos frente a él. Edward ofreció su mano, mi padre tomó mi mano y con cuidado la colocó en la suya.

- Hazla Feliz- dijo. –O te mato susurró Charlie

Edward sólo asintió algo asustado.

- Yo te mataré antes -le dije cuando ya estábamos juntos frente al altar. – ¿Qué hace medio Forks aquí?- pregunté.

- Acompañando a medio Seattle- dijo en susurro.

- Pues Alice no fue la que puso ese anuncio. Fue tu familia- dije.

- Ya lo sé, esa diablita ya se vengó anoche, mira como dejó mi cabello, si no hubiera tanta gente conocida te juro que me rapaba la cabeza y venía sólo envuelto en una sábana.

“Estamos aquí reunidos para unir….” Las palabras del sacerdote me sonaban lejanas, no sabía si golpearlo o echar a reírme. ¿Qué habría hecho Alice? Tenía que averiguarlo en la fiesta.
“Edward Anthony Cullen, aceptas por esposa a Isabella Marie Swan para…..”

¿Cuanto rayos tardaba esto?

- Acepto- lo oí decir y me giré a verlo. Tenía la mirada perdida y los ojos brillosos.

“Isabella Marie Swan, aceptas por esposo a Edward Anthony Cullen para amarlo…”

Dios mío, la hora de la verdad, ser o no ser, esa era la cuestión. Mi respiración se aceleró, mi estómago se retorció, la cabeza me dio vueltas.

- Te juro que si dices que no salgo corriendo y te dejo plantada Isabella- oí susurrar a Edward. Volví a la realidad. Universidad, casa, familia…

- Si, acepto- dije, un poco más fuerte de lo usual. Vi una leve sonrisa en el rostro de mi casi marido.

Casi acababa todo, otra canción más, los votos, las firmas, las fotos, la fiesta y todo acabaría, tendría 7 días de vacaciones en Chicago, lejos de este niño malcriado.

- Yo Edward Anthony Cullen, te tomo a ti…. Isabella Marie Swan…”

Ay no, respira Bella. Trata de recordar, ya lo había memorizado, pasé un día diciéndolo y hasta gritándolo. Sentí mis manos en las de Edward colocaba una sortija preciosa en uno de mis dedos, era la primera vez que la veía, tan lisa, tan perfecta, parecía de una sola pieza y me quedaba perfectamente. Sus manos estaban tibias, era la primera vez que nos tocábamos, sentí como si cada centímetro que me tocó estuviera ardiendo.

Ahora era mi turno.

Miré su cabello para relajarme, enserio daba risa. Eso me dio valor, al menos se veía ridículo.

- Yo Isabella Marie Swan, te tomo a ti Edward Anthony Cullen como mi esposo prometo serte fiel en las alegrías y en las penas, en la salud y la enfermedad, todos los días de mi vida.

Inmediatamente tomé una sortija de las manos del sacerdote y la deslicé por un dedo a Edward. Traté de no tocarlo para no volver a sentir esa quemazón.

- Yo los declaro marido y mujer, lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre- Sentenció el sacerdote.

Mi mente acababa de comprender lo que había hecho. ¿Todos los días de mi vida? Rayos. ¿Lo que Dios ha unido? Más rayos, truenos y también centellas. De esto no había divorcio posible. En qué estaba pensando, me había vendido por una casa y una carrera universitaria. Y recién me daba cuenta, Edward tenía razón, el matrimonio no debía tomarse a la ligera.

En eso sentí sus manos en mis brazos y fui arrojada de mis pensamientos en una fracción de segundo. Que estaba pasando. Oh no, el beso. Por Dios. Ví a Edward acercándose peligrosamente a mí.

- Lo siento- le oí decir

Y me besó. Mi primer beso, con la cabeza hecha un lío y más de 300 personas mirando. Y en un altar después de casarme. Ya me parecían ridículas esas creencias antiguas de llegar virgen al altar pero esto era el colmo, hasta mis labios eran vírgenes. Bueno ya no. Y no se porque diablos tenía los ojos cerrados.

Los abrí, sus ojos verdes me miraban de una forma extraña, mezcla de susto y deseo. No era mi imaginación.

Sentí entonces unas suaves y pequeños brazos rodear mi cintura.

- Felicidades amiga- chillo Alice.

Luego sentí muchos abrazos y besos, palabras de cariño. Mis padres, mi hermano, los padres de Edward, hasta mi amiga Ángela. Yo sólo sonreía nerviosa. Sentí una mano que tiró de mí.

- Tengo que presentarte ahora a la familia- dijo Edward. –Tregua por favor Bella- rogó

Lo miré con una gran sonrisa. Tregua, eso quería.

- Está bien, solo por hoy, hasta que acabe este día. Después te daré caza y te haré pagar por todo queridísimo esposo- le dije desafiante y él sonrió aturdido

Capítulo 5: Preparando el bodorrio Capítulo 7: Quiero robarme a la novia

 
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