Pov Gianna.
Todas las noches el mismo sueño; en el que intentaba alcanzar a Demetri y este se desvanecía.
Mi mente no daba para más, cada vez que veía su hermoso rostro una frase cruzaba por mi mente, '' el es inalcanzable... '' esa frase me dolía en el alma; ¿por que no le podía tener? ¿por que mis sueños me torturaban con la perdida de Demetri?
Mi cabeza me decía una cosa; que siguiese mi propio camino, que yo, una simple humana no tenía nada que hacer con un arcángel como el; que el no me merecía, y por una parte quería hacer caso a mi cabeza; pero mi corazón me decía lo contrario, que luchase por el; que no perdía nada en intentarlo...
- La primera vez que me enamoro y me pasa esto... - dije entre dientes.
Me levante de la silla dispuesta a ir a la gran sala; me habían echo llamar; mi corazón empezo a latir descontroladamente, ¿y si ya habían decidido prescindir de mis servicios? apenas llevaba tres semanas en este lugar... y ¿acabarían tan pronto con mi vida? por primera vez me sentía querida.
Me adentré en la penumbra, y a pocos metros de la entrada a la gran sala estaba Felix
- Hola Gianna; parece que estas nerviosa - dijo mientras se reía
- A mi no me hace ninguna gracia - dije tajante
Este vaciló unos momentos para despues abrirme la puerta.
Poco a poco me iba acostumbrando a la luz cegadora.
Entre y me di cuenta de que toda la guardia estaba reunida en el gran salón; me temía lo peor.
Recorrí con la mirada toda la sala y me encontre con sus ojos, esos ojos carmesí que me volvían loca, los de Demetri. En ellos había deseo, atracción, pero sabía que no era por mi, sino por mi sangre. Resignada desvié la mirada y me encontre con los ojos de Santiago. Estos estaban llenos de dulzura y ternura; ha decir verdad Santiago era bastante atractivo, me gustaba, pero de momento lo veía como un amigo. Desde el primer momento ha estado conmigo, protegiendome, y eso me halagaba. Pero había algo raro en el, como si estuviese esperando algo de mi.
Su perfecto rostro y su calida mirada hicieron que le dedicase una de mis mejores sonrisas. Al ver su rostro me tranquilice; porque en el no había miedo, ni preocupación, sino felicidad, y eso significaba algo bueno ¿no?
- Mi querida Gianna - dijo Aro mientras se acercaba a mi
- Señor - dije mientras le dedicaba una sonrisa
- Antes que nada, ¿puedo coger tu mano?
Dudé por unos momentos, yo ya sabía el don de Aro... pero me sentía avergonzada de que el pudiese ver mis pensamientos más intimos; en los que salía Demetri; en los que mostraba mi sueño; en lo que sentía cada vez que le veía...
Sin decir nada le entregue mi mano; sentí su contacto frío sobre mi piel, intente ocultar mis pensamientos lo máximo posible; pero sabía que era imposible. Pude ver en la cara de Aro la satisfacción y la sorpresa. Aparté la mirada de este y me centré en el resto de la guardia, estos me miraban con curiosidad, con sed de sangre, menos Santiago; me miraba con adoración; ¿por que sería? sin embargo después de un rato estando perdida en los ojos de Santiago me fije en Demetri; estaba furioso; y receloso. Esto es de locos; pense para mi misma. Me ignora cuando le da la gana, y ahora me mira de esa manera.
Quería olvidarme de el y seguí con la vista perdida en la guardia; pude ver que Felix estaba intentando no reírse, y Alec me miraba extraño. No entendía nada.
- Yo tampoco querida - dijo Aro mientras soltaba mi mano y se reía.
Mierda, no me había dado cuenta de que todo lo que había pensado en ese momento lo había visto Aro.
- Me sorprende tu manera de pensar, tus pensamientos son verdaderamente interesantes
Yo no contesté; lo único que hice fue sonrojarme, el había visto lo que sentí por Demetri... yo era muy reservada en mis sentimientos; y no me gustaba que nadie indagase en ellos.
- Tranquila; sera nuestro secreto
Y en ese momento no me espere lo que paso. Aro se acercó a mi y me dio un casto beso en los labios. No podía ser, mi primer beso con Aro. Era una sensación extraña. No sabía lo que hacer, ya que el era el manda más del castillo; y si le rechazaba tal vez sería mi final. Se separo lentamente de mi y me miro con satisfacción; volví a recorre con la mirada el resto de la guardia y pude ver como Jane estaba realmente furiosa, desde que llevo aqui había oido rumores, bueno más bien me había contado Santiago que Jane estaba enamorada de Aro; aparté mi mirada de la suya y me centré en los demás; Felix me guiñaba el ojo, Alec, no podía describir su expresión, Santiago estaba ¿dolido? una parte de mi quería ir donde el y consolarlo pero en ese momento capte el rostro de Demetri; su cara era todo un poema.
- Bueno querida... te quería decir que mañana se iran Alec, Santiago, Jane, Felix y Heidi a una misión; y como ya sabes, Heidi es la encargada de nuestro almuerzo, pero como no va a estar; hemos pensado que tu podrías hacer su trabajo. Solo sería llamarles la atención; mostrarles un poco el castillo y cuando sea el momento te avisaremos de que los hagas pasar; pero tranquila, antes de llegar a las grandes puertas Demetri te estara esperando; ya que no queremos que entres en la habitación y haya un mal atendido; ¿aceptas? - dijo mientras acariciaba mi mano
- Claro señor; sera un honor - dije en un susurro, ¿que podía hacer? nada; pero eso no me preocupaba; lo que me preocupaba era que Demetri se quedaba conmigo; por una parte me hacia ilusión; pero por otra no; ya que de todos modos me ignoraría como en estas últimas semanas.
- Perfecto - dijo con una sonrisa - te puedes retirar, y por hoy ya terminó tu trabajo, te dejo la tarde libre.
- Gracias - dije mientras intentaba alejarme de su lado; pero no pude este me tenía bien agarrada de la mano.
Estaba completamente aturdida; no entendía nada; las reacciones de la guardia, el beso de Aro, mis sueños; sentía que iba a explotar. Y creo que lo hice. Lo último que sentí fueron unos fríos brazos alrededor de mi cintura.
|