Pov Gianna.
La tenue luz del sol asomó por los grandes ventanales de mi habitación, haciendo que un brillo lleno de calidez y tranquilidad me despertara. Abrí los ojos algo aturdida y no era por mi despertar sino por el sueño, el cual empecé a recordar. En dicho sueño aparecía Santiago en modo protector, defendiéndome de Demetri; evitando que aquel dolor no fuese a más. Y eso se lo agradecía o por lo menos a mi mente que reprodujese ese sueño, ya que el dolor era tan real como en la vida misma. En este caso mi mente no me impedía acercarme a Santiago, no era como en el caso de Demetri que algo me impedía, me advertía que el no era bueno para mi; sin embargo mi mente decía absolutamente lo contrario respecto a Santiago.
- Tal vez debería hacerle caso a mi yo interior; a mi mente por así decirlo – dije en un susurro para mi misma.
Me levanté de la cama y me dirigí hasta la ducha. Hoy era un día nuevo y a ser posible una nueva Gianna se despertaba.
Me duché con pausa y con tranquilidad, dejando que las calidas gotas de agua resbalaran por mi cuerpo de forma relajante. Después de un tiempo en el que solo pensé en mi misma y en nadie más salí de la ducha. En apenas media hora ya estaba completamente arreglado y dirigiéndome al castillo. Tal vez vería a Demetri y, ¿Cómo reaccionaría al verle? ¿Le ignoraría? ¿Sentiría dolor?
- Eso es algo que tienes que descubrir tu misma – dije mientras entraba al castillo.
Al entrar me di cuenta de que estaba desierto, esto era raro ya que siempre alguien merodeaba por aquí. Ignoré tal situación y me encamine hacia al ascensor, quería ver a Alec pero no me apetecía bajar y recorrer todo el castillo para eso. Me puse al frente del ascensor y di al botón, esperando que este subiese – me di cuenta de que alguien subía en el por la pequeña luz roja – esperé unos pocos minutos y la luz roja se convirtió en una luz verde; las puertas de este se abrieron. No alcé la mirada para ver quien era pero cuando ya puse un pie en este y fui a dar el botón para bajar mis ojos captaron una imagen. Demetri y Heidi. Estos dos estaban en una esquina del ascensor; podía ver como sus labios y sus lenguas jugaban a la perfección. Se estaban besando delante de mis narices; y no era un beso cualquiera, era un beso lleno de furia, deseo, descontrolado. Las manos de Demetri volaron hasta los pechos de Heidi, empezó a apretarlos fuerte, mientras su acompañante llevo sus manos hasta el torso de este y empezó a acariciarlo. Salí inmediatamente del ascensor, no sin antes de que Heidi me mirase y me guiñase un ojo. Dejando que de sus labios saliesen unas palabras, las cuales no entendí a la perfección.
- Hasta luego querida…
Me quede parada en mitad de la sala en la que me encontraba con las puertas del ascensor cerrándose ante mis ojos. Dejándome una última mirada. Demetri mirándome con asco. El corazón se me hizo trizas, ¿Cómo era posible todo esto? Sabía que algún día me encontraría con una imagen así, lo sabía – pero no tan pronto – aún el dolor estaba presente, reciente; ya se que me había centrado en empezar de nuevo; pero poco a poco, no de sopetón. Helada. Así era como me encontraba. Me quede parada como una estatua durante unos pocos minutos delante del ascensor. Recordando aquella imagen que tanto me dolía.
- Princesa – una dulce voz me sacó de mi trance
El portador de esa voz me cogió por la cintura atrayéndome más a el y con un delicado beso en el cuello me dio la vuelta para que le pudiese ver a los ojos. - Alec – dije con alegría y le abracé con fuerza.
- ¿Cómo estas? – preguntó alzando una ceja
Vale. Se había dado cuenta de mi estado. Ese “¿Cómo estas?” no era el habitual.
- ¿Cómo sabes que me pasa algo? – dije mientras escondí mi rostro en su pecho
- Porqué te conozco, no me puedes engañar – contestó a mi pregunta mientras me acariciaba el pelo – dime que te pasa
- Verás todo fue tan rápido, tan desconcertante que… bueno resumiendo. Voy alejarme de Demetri y centrarme en Santiago
Alcé un poco la vista y vi su sorpresa ante mis palabras
- Yo ya paso de sufrir más Alec – y me aferré más a el – quiero olvidarme de Demetri; quiero alejarlo completamente de mi vida, mi cabeza, mi cuerpo, mi mente, mi corazón…han llegado a un punto en el cual no pueden soportar más rechazos y más dolor. Además viendo la imagen que vi hace unos momentos… Heidi y Demetri en el ascensor – e hice una mueca.
- Es la mejor solución princesa – dijo acariciando mi cuello
Nos quedamos unos momentos abrazados. Daba igual lo que pasase, daba igual todo, ya que Alec siempre estaría conmigo, nunca me hubiese imaginado tenerle conmigo. Y eso se lo agradecería eternamente
Levanté la cabeza y me encontré con sus tiernos ojos observándome, le sonreí dulcemente y acerqué mis labios a los suyos. Dándole un casto beso en los labios.
- Gracias – dije en un susurro
Este me abrazó con más fuerza.
- ¿Sabes una cosa?
- ¿Qué cosa?
- Se una manera de enfadar a Heidi; aunque no me lo has dicho se que Heidi se habrá mofado de la situación; la conozco demasiado. Y yo creo que merece su merecido.
- ¿Qué merecido?
- Que le robes el puesto. ¿Cómo crees que se sentirá si una humana le roba su puesto de trabajo? Encima una humana más hermosa que ella
- Igual no es una buena idea; tal vez…
- Tranquila no hay ningún problema, yo te protegeré y además Aro estaría encantado; y tu podrías elegir a la gente, ya que algunas veces Heidi trae niños… - dijo haciendo una mueca
- No sé; ya veré.
- Me gustaría ver a Heidi enojada – dijo Alec divertido
- Si te digo la verdad a mi también; además ella no me cae bien…
- ¿Entonces aceptas? – preguntó con su flamante sonrisa
- Puede…
- Eso es un si, te llevaré ante Aro para que se lo digas
- Espera Alec… - pero no me escuchó, este me cargó en brazos y me llevó directa hasta la gran sala de tronos.
|