Pov: Alice
Emmett había salido quien sabe a dónde, tenía más de dos horas esperándolo para ir de caza y tocaron a la puerta del pequeño apartamento donde habíamos decidido instalarnos, corrí, seguramente había olvidado las llaves, abrí y frente a mi estaba un gran ramo de margaritas de todos los colores, detrás de él una simpática cabeza se asomó era un chico joven y con una enorme sonrisa.
-Flores para la señorita Alice Cullen-
-Esa soy yo-sin quererlo un sonrisa se dibujó en mi rostro, para cualquier chica es halagador recibir flores.
-Firme aquí por favor-firmé y el chico me entregó ese enorme ramo de margaritas, seguramente de parte de Emmett ya que él era de los pocos que sabían que eran mis favoritas, pronto encontré la nota, la abrí y comencé a leerla.
“Sé que lo que hice no tiene perdón, y no espero que me perdones ni mucho menos que regreses a mi lado, lo único que te pido es que no me odies y que algún día me des la oportunidad de explicarte como sucedieron las cosas, espero y ese enorme chico sepa quererte y cuidarte como yo no supe hacerlo, Te Quiere PAUL”
De haber sido posible estaría hecha un mar de llanto, miré mi rostro al espejo y estaba completamente descompuesto por el dolor, solo había rastros de tristeza en ese rostro que alguna vez reflejó alegría, ya muchas veces me habían roto el corazón, y ahora qué más daba continuar?, si Paul estaba arrepentido y me quería, y yo lo perdonaba pero jamás sería capaz de regresar a sus brazos, no sabiendo que a cada instante me estaría invadiendo la duda de dónde y con quién está, así jamás sería feliz, porque estaría más ocupada de vigilarlo que de ser feliz, oí la puerta abrirse y puse mi mejor cara.
-No finjas Al, vi las flores y seguro son del sinvergüenza ese de Paul, no es así?-
-Así es Emm-el solo me acercó a la cama y me recostó, se acostó a mi lado y me rodeó con sus brazos y ahí nos quedamos solo abrazados, no había persona que me protegiera más que Emmett.
Pov: Carol
Estaba en casa con Ingrid papá llegaría por la noche y estábamos alistando todo, esta noche sería directa y le preguntaría a Ingrid si ella quería algo o no con mi padre.
-Carol suena el timbre-escuché como Ingrid me llamaba desde la cocina así que apague el televisor y corrí a abrir la puerta seguro era Alec.
Abrí y frente a mí había un lindo ramo de rosas amarillas, inmediatamente lo tomé en mis manos y sin darle oportunidad al chico de decir nada firme la hoja y le di su propina, me volví y cerré tras de mí la puerta.
Busqué la nota y ahí estaba lo que menos esperaba.
“Querida Carol yo sé bien que muy probablemente me odies, y sé también que yo desperdicie tontamente la oportunidad de poder estar a tu lado y de verdad espero que me perdones por eso, cuídate y que encuentres a alguien que en verdad te merezca. Con cariño Paul”
Yo ya había perdonado a Paul, pero era lindo saber que el de verdad estaba arrepentido y que me deseaba lo mejor, en mi rostro se dibujó una sonrisa de satisfacción, me sentía tranquila.
-Esa sonrisa es por las flores seguramente, un nuevo pretendiente?-
-No Ingrid solo un alma arrepentida-
Pov: Tanya
Tocaron a mi puerta y desde antes de abrirla supe que era mi Paul, ese olor a jazmín era inconfundible, abrí ansiosa y dispuesta a lanzarme sobre él y hacerlo mío pero desgraciada la sorpresa que me llevé cuando frente a mí apareció un chico desconocido.
-La señorita Tanya Denalí?-
-Si-tomé mis flores y firmé, busqué una nota pero no tenía nada, pasaron diez eternos minutos y mi celular sonó, un nuevo mensaje y era de Paul.
“Preciosa no te imaginas lo mucho que te echo de menos pero ambos sabíamos que quizás después de aquella tarde jamás volveríamos a vernos, espero que el idiota de Demetri sepa cuidarte como yo hubiera querido hacerlo, gracias por dejarme ver una Tanya que nadie conoce, y gracias también por demostrarme que no solo eres frivolidad, Te adoro”
Era cierto, todo en ese mensaje era cierto, ni Demetri conocía esa chica que yo le había mostrado a Paul, incluso ni yo la conocía, esa chica nació junto con todos los sentimientos que nacieron cuando conocí a Paul, quería verlo y demostrarle que yo también le echaba de menos, quería llenarlo de besos de caricias, de pasión y de todo ese amor que yo sentía por él, sentimientos que por supuesto Demetri no me hacía sentir, el era solo un trofeo, la muestra de que yo siempre logro lo que me propongo, el crepúsculo estaba en todo su esplendor, así que sin pensarlo cruzaría la puerta para buscar al objeto de mi amor y de toda mi felicidad, de él dependía que mi vida fuera la que yo deseaba, sin el ya nada tenía sentido.
Llegué a su casa en cuestión de minutos, toqué a la puerta y de ella salió una mujer inmensamente parecida a él, tenía su misma angelical sonrisa, supuse que era su madre, pero algo en su rostro me lleno de compasión, era solo que su rostro reflejaba tanto dolor y tanta tristeza que me dieron ganas de abrazarla pero me contuve ya que seguramente mi contacto helado la sacaría de control.
-Señora buenas noches mi nombre es Tanya, se encuentra Paul?-y sin previo aviso su broncíneo rostro se lleno de lágrimas que recorrían su carita y se agolpaban en su barbilla para caer en medio de su pecho inundado de dolor.
-No el no se encuentra, acaba de partir a la central del tren, va rumbo a Washington y de ahí no se a donde, señorita por favor ayúdeme, tiene que detenerlo, yo me muero si mi muchacho se marcha de Forks-lo que ella no sabía era que yo la comprendía y compartía su dolor yo también me moría si él se iba de Forks.
-Señora yo le juro que traeré de vuelta a Paul-y sin más me monte en mi auto, gracias al cielo que era veloz.
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