Libre hasta que tú apareciste en mi vida (+18)

Autor: AnneHilldweller
Género: + 18
Fecha Creación: 27/12/2012
Fecha Actualización: 03/02/2013
Finalizado: SI
Votos: 52
Comentarios: 70
Visitas: 172258
Capítulos: 20

Secuela de ¿Estás libre esta Noche?

Primera parte de este fic AQUI

 

Summary

Bella y Edward se conocieron de una forma poco común, una desconocida le dio a ella el número del celular de él. La noche de su cumpleaños lo llamó debido a su soledad. Él le impuso tres reglas a seguir, sólo se trataba de sexo casual, jamás se imaginaron el giro que darían esos encuentros y hoy se encuentran frente a frente creyendo estar enamorados.

Ella, en un afán por comprobar que sea verdadero amor lo que sienten y no sólo algo físico, repite la cuestión del primer encuentro, imponiendo tres nuevas reglas:

Número 1: No mentiras

Número 2: No arranques de celos

Número 3: No sexo durante un par de meses

Él, en un afán por demostrarle que sí es una cuestión de sentimientos y que está dispuesto a que lo conozca mejor decide contarle su historia, de a poco cada noche en lugar de tener sexo.

¿Qué sucederá cuando ella conozca toda la verdad?

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Capítulo 5: Fin de semana en Seattle

Ella, se desliza y me atropella

Que aparece y que se esconde

Que se marcha y que se queda

Que es pregunta y es respuesta

Ella domina el alma y me la enreda

Va conmigo, pero no sé donde va

Que está tan dentro de mi vida

Y a la vez está tan fuera

Pero, ¿si mi boca se equivoca?

Sea, lo que quiera dios que sea

¿Quién me dice si era ella?

Y si la vida es una rueda y va girando

Y nadie sabe cuándo tiene que saltar

Y si fuera ella

 

– Maggie, creo que te equivocaste de habitación – dije quitándome los audífonos y dejando el Ipod sobre la mesa de noche.

– No, definitivamente esta es la que estaba buscando – exclamó en tono sensual sentándose a mi lado.

– No pretenderás dormir aquí, verdad? – pregunté haciéndome el desentendido.

– No pretendo precisamente dormir Edward – respondió poniendo su mano sobre mi muslo – ¿sabes?, has sido mi fantasía los últimos diez años de mi vida y ahora quiero hacerla realidad.

– Maggie, está aquí toda mi familia, incluida Alice, tu amiga.

– Todos están en sus recámaras – se sentó sobre mí – prometo no hacer ruido – añadió y me besó apasionadamente.

 

Puse mis manos en su cintura y le correspondí el beso, que diferente era su sabor al de la desconocida de anoche, su forma de besar. Empezó a lamer y mordisquear mi cuello, estaba logrando excitarme, pero nada comparado a las caricias que ella me provocaba, estaría a mil con ella si me mordiera, pero. ¿qué estaba yo haciendo?, ¿comparándola?, jamás había hecho comparaciones antes, me quedaba claro que cada mujer era única, ¿por qué ahora pensaba en ella y deseaba que fuera la que estuviera ahí? Maggie subió a mi oreja y la lamió, absorbió el lóbulo, yo estaba estático, como nunca, mi cuerpo estaba ahí, mi mente a kilómetros.

 

– Me he reservado para ti, quiero que seas el primero, como siempre lo soñé – susurró en mi oído trayendo mi mente de regreso.

 

Y, sin saberlo, me dio la clave para detenerla, así que la cargué y la puse a mi lado, me levanté de la cama y me llevé una mano a la cabeza, haciendo mi cabello para atrás.

 

– ¿Qué pasa?, ¿nunca has estado con una virgen? – preguntó inocentemente.

– Maggie, la primera vez en la vida de una mujer es importante, tiene que ser especial, es algo que siempre recordará.

– Lo sé, porque eso quiero que sea contigo – exclamó hincándose en la cama para alcanzarme, pero yo me hice para atrás.

– No es buena idea – aseguré.

– ¿Por qué no?, ¿no te gusto?, ¿no me encuentras atractiva?

– No es eso Maggie, eres muy hermosa. pero mereces que tu primera vez sea única – guardé silencio buscando las palabras adecuadas – mereces que sea con alguien que te quiera, no con quien está pensando en otra persona.

– ¿Qué?, ¿estabas pensando en alguien más? – preguntó desconcertada y desilusionada.

– Sí, no voy a mentirte, por eso no merezco que me entregues tu inocencia, espera a que llegue el indicado, el hombre que te quiera y que esté feliz de ser el primero en tu vida, yo no soy ese hombre.

– No sabía que tuvieras novia, eso sí es una sorpresa, el inconquistable Edward Cullen al fin ha sido cazado.

– No es mi novia – dije sin pensar – aún – añadí sorprendiéndome a mí mismo.

– Entonces no hay ningún obstáculo para hacerlo conmigo.

– Hay más de uno Maggie, eres amiga de Alice, estamos en la casa de mis papás, tú y yo no somos nada y aunque ella no sea mi novia está en mi mente, no quiero perjudicarte, será mejor que te marches.

– Ok – exclamó y se levantó de la cama acercándose a la puerta – no me importa que pienses en otra, es más, si quieres imagínate a Megan Fox, pero hazme el amor – agregó acorralándome contra la pared.

– No Maggie, date a respetar, no puedo hacerte el amor porque eso involucra sentimientos y, perdóname por ser tan sincero, no los tengo por ti y no voy a tomarte solamente por capricho tuyo, créeme que no soy el hombre de tus fantasías – expliqué tomándola de las manos y alejándola de mí.

– Si no fuera virgen, ¿sería diferente?

– No, ya te lo dije, eres amiga de Alice y estamos en casa de mis papás.

– Está bien, tú te lo pierdes – dijo molesta.

– Buenas noches Maggie, descansa.

 

Me corrió con enfado la mirada, le abrí la puerta y salió de la habitación. Cerré y me quedé recargado ahí, ¿qué me estaba pasando?, no era la primera vez que rechazaba a una mujer, tenía que reconocerlo, pero habían sido otros los motivos, no porque estuviera pensando en alguien más, eso jamás lo había hecho, me concentraba en la persona con la que estaba, ¿qué rayos me estaba haciendo ella? Quizá debía evitar volver a verla, era la primera vez que no estaba seguro de poder cumplir las reglas y si las rompía, no habría vuelta atrás. Moví la cabeza, le puse seguro a mi puerta y regresé a la cama.

 

Me acosté boca arriba, debía reconocer que Maggie había logrado encenderme, así que cerré los ojos y me concentré en la hermosa desconocida, su imagen vino fácilmente a mi cabeza, su sonrisa, su olor, su sabor, sus gemidos, su rostro retorcido, la textura de su piel, todo lo tenía bien grabado en mi mente. Mi mano bajó a mi miembro, sacándolo del pantalón y empecé a acariciarlo pensando en ella, deseando que fuera su mano en lugar de la mía, reviví los momentos vividos con ella y la sensación de placer aumentaba al recordar sus besos y sus caricias. Miré mi blackberry, su voz me ayudaría bastante, pero recordé que ahí no tenía su número y el otro celular lo había dejado en mi departamento de Nueva Jersey. Seguí concentrándome en ella y a los pocos minutos llegué al orgasmo.

 

El desayuno del día siguiente estuvo incómodo debido a las insistentes miradas de rabia de Maggie, así que me apresuré y luego salí a dar la vuelta en el auto de mi padre, necesitaba aire fresco y estar alejado de esa niña caprichosa que francamente dudaba que fuera virgen, ¿quién en esta época lo era a los 23?, y menos en Estados Unidos. Estacioné en un parque y me senté en una banca a mirar a la gente, como cuando lo hacía con Jennifer hace bastantes años y me olvidé de todo.

 

Regresé a la hora de la comida y pedí que la subieran a mi habitación, no quería otro episodio como el de la mañana, ya había tenido suficiente. Después me metí a bañar y me arreglé para la cena. Bajé y ya habían llegado los papás de Jasper y Rosalie, los saludé y luego a mis tíos que también habían llegado recién, me puse a platicar con Emmett, que estaba con sus bromas, como siempre. Al cabo de un rato, mi padre llamó la atención de los presentes parándose en medio de la sala.

 

– Bueno, como todos ustedes saben, la razón de esta pequeña e intima reunión es para anunciar oficialmente el compromiso matrimonial de mi hija menor Alice con su prometido Jasper Hale, la boda será en diciembre próximo en nuestra casa de Miami, les pido que levanten sus copas y brindemos por la felicidad de esta joven pareja que pronto iniciarán un camino juntos, no será fácil, pero sé que el inmenso amor que se tienen les ayudará a superar los pequeños obstáculos que se les presenten en el camino, por mi hija y mi futuro yerno, ¡salud!

 

Todos levantamos nuestras copas y brindamos por ellos, Alice no cabía de la felicidad y se levantó a abrazar a mi padre.

 

– Quiero hacer un anuncio también, a decir verdad, es una petición – volteó a verme – Edward, me encantaría que tú fueras el padrino, ya mi amiga Renata ha aceptado ser la madrina.

– Claro que sí Alice, nada me dará más gusto que ponerte la soga al cuello.

 

Nos reímos por mi comentario y Emmett me dio una palmada en la espalda. Pasamos al comedor y mientras servían la cena, Renata le pidió a Alice que relatara como Jasper le había pedido ser su esposa.

 

Mi hermana muy contenta lo contó a detalle, había sido en una cena romántica, con un pianista que amenizó con melodías de amor y después le pidió a ella que se sentará con él para tocarle una canción en exclusiva, luego le entregó una copa pidiéndole una propina pero lo que había al fondo era el anillo anudado a una nota que decía: Alice Cullen, ¿te quieres casar conmigo?, te amo profundamente y nada me daría más gusto que pasar el resto de mi vida a tu lado, Jasper. Todos se emocionaron y le pidieron que mostrara el anillo, ella levantó su mano y se los enseñó, después le dio un beso a él que también estaba muy emocionado.

 

Comimos entre anécdotas y consejos que les daban mis padres y los de Jasper, al término se hicieron grupitos para platicar. Yo me quedé en un rincón observando a mi familia, Emmett y Rosalie estaban abrazados sonriendo al igual que mis padres, Alice y Jasper estaban en el sillón tomados de la mano, los padres de él estaban platicando animadamente con el tío Aro y su esposa. De pronto, una extraña sensación me recorrió y salí a la terraza con la copa en la mano.

 

La luna brillaba en todo lo alto iluminando parte del jardín y, entonces, me sentí solo, ¿qué estaba haciendo yo con mi vida?, acababa de cumplir 27 años y no tenía a nadie a mi lado, alguien digno que estuviera ahí conmigo compartiendo este gran día para la familia. Mi hermanita de 24 años estaba próxima a casarse y yo estaba solo, siendo mayor que ella. De repente, la imagen de esa chica volvió a mi mente, ¿qué tenía de especial para pensar en ella?, era la primera vez, en el tiempo que llevaba en la sociedad, que pensaba en alguna, que deseaba que el tercer encuentro no llegara, no quería alejarla, quería seguirla viendo indefinidamente.

 

– ¿En qué piensas hermanito? – escuché la voz de Alice y sentí su mano sobre mi hombro.

– En que no puedo creer que mi hermanita se va a casar tan pronto… ¿no deberías estar allá dentro con los demás?

– Vi que saliste y me llamó la atención, te estaba observando a lo lejos y mi curiosidad aumentó, ¿qué te sucede Edward?

– Nada, ¿por qué lo preguntas?

– Te noto extraño, demasiado pensativo, sé que no son problemas en los negocios, esos marchan muy bien, ¿qué es Edward?, ¿se trata de alguna chica?

– ¿Tú como supiste que Jasper era el indicado? – respondí evadiendo su pregunta.

– Fue amor a primera vista, desde el instante que nuestros ojos se cruzaron, hubo algo en su mirada que no había visto en nadie más, con el trato me sentí libre de ser yo misma, sin tener que posar para impresionarlo, y cuando más lo confirme fue aquella vez que chocó mamá, ¿te acuerdas?

– Como olvidarlo, estuvo cinco días en coma y mi papá no se despegó ni un solo segundo de ella, yo más que nadie lo comprendía.

– Yo estaba muy asustada Edward, pero cuando Jasper me abrazaba el miedo se desvanecía por completo y me daba esperanzas de que todo iba a salir bien y, así podría enumerarte miles de cosas, la alegría que no cabe en el pecho, el regocijo del corazón, hablar sin palabras, mirarlo dormir, desearlo de tal manera que sientes que te quemas por dentro, pero todos percibimos el amor de diferente forma, lo único que te puedo decir es que cuando llegue, simplemente lo sabrás, con mínimos detalles te darás cuenta, cuando quieras reír y llorar, cantar y callar, volar y aterrizar, soñar y despertar, cuando sea la última persona en la que piensas antes de dormir y la primera cuando despiertas y la veas en todas partes aunque sepas bien que no está ahí, en fin hermanito, son tantas cosas.

– Sí ya lo veo, me había olvidado de todo eso.

– Pero, creo que finalmente, después de tantos años, estás listo para abrirte de nuevo al amor, definitivamente ella debe ser muy especial para haber logrado ese cambio en ti.

– ¿Ella?, no hay ninguna ella, Alice, no he mencionado a nadie.

– Edward, soy mujer y además muy perceptiva, por supuesto que la hay, me di cuenta como mirabas al vacío con lo que yo te estaba diciendo, como analizando situaciones y me da muchísimo gusto, mereces a alguien en tu vida, no sólo en tu cama, no sé porque te empeñaste en volverte así, eres mucho mejor que eso y mereces conocer y disfrutar del amor verdadero, sólo espero que ella te valore, te corresponda y te haga muy feliz.

– Gracias hermanita, pero de verdad te aseguro que no hay nadie.

– No te creo, pero está bien, si insistes, quizá no haya nadie aún, pero existe el anhelo de que la haya y ese es ya un gran paso para conseguirlo.

– Te adoro duendecillo.

– Y yo a ti – me abrazó fuertemente – en serio que me encantaría verte tan enamorado como yo lo estoy.

 

No pude responderle nada, francamente no sabía si estaba preparado, había cerrado mi corazón en una caja fuerte y arrojado la llave al océano, no sabía si existiría alguien tan valiente como para buscarla, rescatarla y liberar mi frío corazón. Era sencillo conseguir a una chica, lo difícil era conservarla, alimentar la llama día con día para evitar que se extinga. Sonreí por mis pensamientos, ¿que sarta de cursilerías estaba pensando?, ¿desde cuándo el soltero más codiciado hacía ese tipo de analogías?, seguí sonriendo, ¿a quién rayos se le había ocurrido catalogarme de esa manera y ponerlo en el internet?, poco sabía de mi vida.

Alice y yo entramos a la casa, estuvimos compartiendo con los invitados y de nuevo sentía las miradas aniquiladoras de Maggie, antes me hubieran halagado, hoy me molestaban. La reunión siguió un par de horas más y después se fueron yendo los todos. Subí a mi habitación y le coloqué el seguro, esa niña no se daría por vencida tan fácil y yo no iba a permitir que quisiera perjudicarme ante mi familia.

 

A la mañana siguiente bajé a desayunar y me alegró ver únicamente a mi familia, ya que Alice y sus amigas habían decidido ir a un restaurante. Le di un beso en la cabeza a mi madre y después una palmada en el hombro a mi padre y a Emmett mientras que a Rosalie le di un beso en la mejilla y me senté frente a mi madre.

 

El desayuno transcurrió de lo más tranquilo, les platiqué sobre Jane, quien seguramente ahora ya estaba en su casa y mi madre me tomó de la mano, orgullosa de mi gesto. Rosalie nos contó sobre la nueva campaña que estaba haciendo de un perfume y que a la semana siguiente estaría en un desfile de modas de Victoria Secret. Emmett le aseguró que estaría en primera fila cuidándola para evitar que alguien se quisiera propasar con ella. Su esposa se rió, lo abrazó y le dio un beso en los labios, seguían pareciendo recién casados y, por primera vez en mi vida, tuve envidia de mi hermano por su relación de pareja.

 

Llegué a Nueva Jersey a las seis de la tarde, saqué el celular de la mesa de noche y lo encendí, tenía varios mensajes de voz y escritos, ninguno de ella, pero como iba a buscarme si yo mismo le había dicho que estaría ocupado hasta el lunes y era domingo. Moví la cabeza y me metí a bañar.

 

El lunes tuve una junta muy temprano, estábamos viendo la posibilidad de extendernos al extranjero y ya se había adquirido un gran terreno en Londres para la construcción de un nuevo hotel, el primero que se construiría, así que nos turnaríamos para ir a supervisar como marchaban las cosas.

 

Por la tarde almorcé con Jennifer y le conté como había estado la fiesta, se lamentó no haber podido ir pero había sido el cumpleaños de su hermano y había viajado para celebrarlo con ella, así que se fueron a un bar en compañía de amigas y amigos de ella.

 

Estaba en mi oficina un tanto desesperado, eran como las seis la tarde y miraba el celular esperando que sonara en cualquier momento, esperaría hasta las 7:30 y si ella no me llamaba, yo lo haría, no podía esperar otro día para verla. A la media hora sonó y era número restringido, dude en contestar, pero finalmente lo hice, cuando me di cuenta que no era ella dije que esa noche no podía, sonó tres veces más y repetí el procedimiento, no me interesaba ver a otra chica que no fuera ella.

 

Poco después de las siete la llamada que había estado esperando, casi todo el día, llegó. Sin saber porque había guardado su número con el nombre de “ángel”, simplemente había sido la primera palabra que se ocurrió. No duramos mucho hablando, quedamos de vernos a las ocho en el hotel, así que apagué la computadora y salí de la oficina. Bajé velozmente al estacionamiento y me sorprendió ver a James recargado en mi auto.

 

– ¿Qué quieres? – pregunté serio y molesto.

–  Vengo a decirte que ya no tienes que preocuparte por Chace.

– ¿Tan rápido lograste meterlo a la cárcel? – pregunté quitándole la alarma al auto.

– No, está muerto.

 

Fragmento de la canción: Y si fuera ella.

Intérprete: Alejandro Sanz.

 

Capítulo 4: Por segunda vez Capítulo 6: Al demonio con las reglas

 
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