DISCLAIMER: Los personajes le pertenecen a la grandiosa Stephenie Meyer... ¡la admiro tanto!... okz okz... yo solo plasmo las ocurrencias de mi mente y juego con sus personajes.
EDWARD POV
Me desperté oliendo ese aroma tan exquisito y único de Bella. Después de habernos trasladado a la habitación privada, mi Bella ya no había vuelto a tener pesadillas; bueno, no había dado signos de haber tenido una, como en la primera habitación. Al contrario, me sentí en las nubes cuando la escuché susurrar mi nombre, diciéndome que me amaba y que siempre estaremos juntos. Esa frase me hizo volar muy muuuuy alto. Por supuesto que así sería. Me encargaría de ello. Por eso, desde ya me estaba preparando para cuando Bella se despertara. Sabía que no sería nada fácil. Ella, al verme a su lado, reaccionaría de la peor manera, pero ya sabía cómo controlar la situación.
Mientras pensaba en cómo actuaría, empecé a sentir cómo Bella empezaba a removerse. Apretaba con más fuerza su agarre a mi pecho. Sí, en toda la noche, no se había despegado de mí. Y tenerla así de cerca se sentía jodidamente bien. Tuve que controlar mis instintos, pero su contacto valía la pena. En algún momento, pensé que ya no volvería a estar de esta forma con ella.
La respiración de Bella se fue haciendo cada vez más superficial y empezó a dejar salir sonidos extraños de sus labios. De pronto, abrió lentamente sus ojos y mientras lo hacía, se acurrucaba más en mi pecho. Una vez abiertos, dirigió su mirada a la mía. Estaba esperando que explote la bomba, pero… lo único que recibí fue una tierna sonrisa adormilada.
-Edward…-me dijo suspirando- amor, estás aquí- sonrió irónicamente- ¿sabes?, tuve un horrible sueño, una pesadilla- la miré extrañado. ¿Acaso ella no recordaba nada? ¿Habrá recibido un fuerte golpe en la cabeza que le haya causado que borre ese suceso de su memoria?... Ella continuó- soñé que iba a tu casa, para el almuerzo y pasaba algo horrible. Prefiero no recordar eso.
En ese momento, levantó su mano derecha, en la que tenía la aguja del suero y que yo había asegurado para que en el transcurso de la noche no se dañara por abrazarme. Fue difícil, pero lo logré. Su mano acarició mi mejilla y en ese momento ella se percató de la aguja inyectada en una de sus venas. La quedó mirando y luego pasó su mirada a mí. Parecía que estaba confundida y por la expresión que le siguió, creo que se fue dando cuenta que eso que ella pensaba fue un sueño, fue la realidad. Se levantó de golpe y fijó nuevamente su mirada en su mano para luego centrarse en la habitación en la que nos encontrábamos.
-¿Qué...?... ¿Todo fue verdad cierto?... ¿Todo sucedió realmente?- preguntó con la voz más triste que había escuchado en mi vida. Tenía lágrimas en los ojos, y con estos últimos me dirigía una mirada intensa y tan triste que me causaba un gran dolor en mi interior.
-Bella, cariño…
-¿Cómo… llegué aquí? ¿Y qué… qué haces aquí recostado conmigo?- Gritó. Ahora sí explotó.- Largo, aléjate- cogió una almohada y me empezó a pegar con ella. Yo solo tenía puesto mi polo y mis bóxers, pero sus golpes me hicieron pararme rápidamente y usar mis brazos para bloquearlos.- Te dije que no quería verte… Quiero que te vayas- me gritaba mientras me seguía golpeando.
Ya no soporté más… Le quité la almohada, con mi mano izquierda atrapé sus muñecas, con cuidado, debido a la aguja que tenía en una de ellas; y con la derecha tapé su boca. Luego, la lancé a la cama, quedando encima de ella. La inmovilicé y empecé a hablar… era mi turno.
-Ya basta, Bella. No puedo hacer lo que me pides… ¿no lo entiendes? Yo te quiero, Bella. TE QUIERO más de lo que crees. Lo que siento por ti es profundo y muy grande. Y no pienses que no me afecta verte así, infeliz, sentirte traicionada, humillada… lo entiendo Bella. Ya viví eso, y lo sabes. Sé lo que se siente… que te digan cosas que no son acerca de ti y que te traten como la peor basura… sé lo que se siente. Me duele enormemente verte así… está matándome, Bella- le dije casi con lágrimas en los ojos. No sabía si la humedad en ellos era porque me enfadaba su actitud o porque había tenido que llegar a esto para que me escuchara.- Me destruye verte sufrir de esta manera y no sabes cuán culpable me siento. Bella, eres muy importante para mí. En este cortísimo tiempo, mi vida ha ido dependiendo cada vez más de ti. Es algo que no puedo evitar, y no quiero evitar. Por fin me estoy dando la oportunidad de ser feliz, de ser como realmente soy y no sabes lo afortunado que me siento por compartir esto contigo. Por Dios, Bella, por favor, por favor, escúchame. Me rehúso a dejarte ir. Primero muerto, Bella. Por favor, no te rindas. Lo que sucedió fue una de las tantas pruebas que se les presenta a cualquier pareja. No te eches para atrás ante el primer obstáculo. Sé que juntos podremos vencer cualquier traba en nuestro camino. Lo haremos, Bella. Quiero hacerlo contigo. Por favor, dame una oportunidad. No me dejes, Bella. NO.- y sin más, me aferré a su cuerpo y solté las lágrimas que tenía contenidas.
Ella se quedó inmóvil por un momento, pero después correspondió a mi abrazo. Acarició mi espalda con una mano y la otra la llevó a mis cabellos, consolándome. Levanté mi cabeza y la miré profundamente.
-No me alejes, Bella. No me pidas que lo haga. Por favor, Bella, por favor, escucha mis palabras. No te hagas esto. Demostrémosle al mundo que nada ni nadie nos podrá separar… NUNCA. Seamos felices por una vez en nuestra vida, Bella.- le dije casi rogándole.
Ella asintió.- Te escucho.- susurró poniendo sus manitas a ambos lados de mi rostro.
Coloqué mis manos encima de las suyas y sonreí… Lo había conseguido… Ahora sí estaba seguro de que esto se solucionaría y nunca más nos volveríamos a separar.
Le conté todo lo que sucedió desde que ella se había ido, lo cual no fue mucho, mientras estuve ahí. Le conté también lo que había pasado luego. Me enteré gracias a Alice. Era impresionante la cantidad de palabras que mi hermana podía decir por minuto. Bella me escuchó sin interrumpirme. Se limitó a expresar lo que sentía a través de sus ojos y eso era suficiente para mí para saber lo que pasaba por su cabeza mientras le iba diciendo todo.
-Esme ha tratado de comunicarse conmigo en muchas ocasiones, pero no he podido contestarle en ninguna. Estoy decepcionado de ella. Pensé que me tenía más confianza.- Bella y yo estábamos recostados en la cómoda cama, mientras nos abrazábamos- No lo sé. Me siento dolido, hasta traicionado. Aún no me siento preparado para hablar con ella. Cada vez que recuerdo cómo actuó, todo lo que te dijo, cómo creyó más en otra persona que en mí. Todo eso me duele y ha pasado hace tan poco que no puedo ignorarlo. No puedo tan solo hablar con ella, aceptar sus disculpas y olvidar lo que sucedió, porque… porque por eso casi te pierdo Bella.- la tomé de las mejillas y la acaricié- No hubiera podido soportar si te alejabas definitivamente de mí. Tenía miedo de que te vayas, que dejes Forks, que ya nunca quieras verme. Eso me torturaba y no puedo dejar de pensar que mi propia madre fue una de las causantes de ello… no puedo.- me desahogué con ella. Necesitaba decirlo, ya no podía guardarlo. Era lo que realmente sentía.
-No te quiero mentir y… tengo que decirte que yo tampoco me siento capaz de perdonarla por lo que me hizo porque me hizo sufrir como nunca en mi vida, destruyó lo que yo había construido, mis planes, mis sueños… todos ellos junto a ti. Fueron sus palabras las que más me dolieron. Y efectivamente, todo eso causó que por un momento crea que lo mejor era huir, dejarte, alejarme de todo esto- sentía cómo el miedo se iba apoderando de mí. Estuve a punto de perderla… a apunto y no hubiera sobrevivido si eso hubiera pasado- pero, tienes razón, Edward. No puedo rendirme fácilmente ante lo primero que se nos presente… y por ello estoy dispuesta a afrontarlo todo… a tu lado.- me sonrió tiernamente y tocando mi rostro con sus dedos, acariciando suavemente mis labios- No soportaría dejarte.- mi corazón se hinchó ante esas palabras- Y pues, quiero que todo esto no solo sean palabras… sino quiero que sean actos. Prometamos aquí y ahora que no vamos a permitir que nada ni nadie, escucha bien esto Edward y si al final no quieres o no puedes aceptar, todo lo dicho no habrá servido de nada… prometamos que no dejaremos que nos separen. Construiremos esto poco a poco y haremos de este vínculo el más fuerte e intenso que ha existido. ¿Qué dices? ¿Estás dispuesto a hacerlo?- me miró ansiosa por mi respuesta.
-¿Bromeas? No lo dudaría ni por un momento. Estoy decidido a pasar el resto de mi vida contigo Bella. Durante el tiempo que tuve tu cuaderno en mi poder, sin darme cuenta, me fui enamorando de la chica de las historias y al encontrar a la autora pues resulta que es la misma. Cada vez, esto que siento- tomé su mano izquierda y posé su palma en mi pecho, justo donde se ubica el corazón- va creciendo más y más y no quiero detenerlo… mi ser se niega a detenerlo. Así que, sí, por supuesto que prometo nunca dejar que algo o alguien nos separe.
Ambos nos quedamos mirándonos profunda e intensamente. Sentía cómo se me empezaba a estremecer el cuerpo. Ayer ya me había tenido que controlar y hoy la necesidad era más fuerte… no ahora, por favor… puedo hacerlo.
-Yo también lo prometo… te amo Edward… te amo muchísimo- acercó lentamente sus labios a los míos. Estaba eufórico. ¡Ella había dado el primer paso… no yo! La besé suavemente y con cuidado. No podía profundizar el beso, aunque quisiera eso hasta el tuétano, porque no sería correcto en su estado. Me fui separando poco a poco de ella, dejando cortos besos en sus labios. La miré fijamente.
-Y yo te adoro, Bella… mi Bella, te amo- las palabras salieron de lo más profundo de mi ser y sin que yo pueda controlarlos… solo lo dije- te amo mucho… eres mi vida, mi aire, mi paz, mi todo… sin ti probablemente ahora estaría perdido Bella… te amo.- vi cómo sus ojos empezaban a brillar más fuera de lo normal se iban llenando de lágrimas, mientras se formaba una suave sonrisa en su rostro.
Sin previo aviso, se lanzó a mi pecho, me abrazó fuertemente y me besó con desesperación. ¡Ay! ¡Cómo me encantaba que actuara de esa manera!
De pronto, sentimos un ruido en la puerta. Entonces, supe que teníamos visita. Mi padre me veía con desaprobación mientras sostenía su carpeta, donde suponía estaban registrados todos los avances que había tenido Bella. Entró y cerró la puerta.
-Edward, hijo, sabes que eso no es adecuado en la condición de Bella. La estás agitando y eso solo hará que empeore y que por tanto, permanezca más tiempo internada. Y sé, por las ocasiones que he tenido de tratar a Bella, que no le gustan los hospitales.
-Lo siento, papá, pero es que no pude contenerme… Mi Bella y yo, ya arreglamos las cosas… Estamos más juntos que nunca y no permitiremos que eso cambie.- le dije a mi padre con una sonrisa de oreja a oreja. Bella estaba sonrojada por la situación en la que nos encontraron, por lo que ocultó su rostro en mi pecho.
-Me da mucho gusto, hijo. No sabes cuánto…- alguien abrió la puerta de golpe y al hacerlo empujó a Carlisle, ya que se encontraba cerca de ella.
Oh Oh…Charlie.
-¿Bella?... ¿Cómo…?- se paralizó al verme recostado junto a Bella y a esta abrazándome… ¡Maldición! Solo estoy en bóxers.- ¿Qué significa esto?- preguntó perturbado por la imagen con la que se encontró y pasaba su mirada de Bella y yo a mi padre.
-Papá… lamento no habértelo dicho antes, pero él es Edward, mi… mi novio- dijo Bella con claro nerviosismo en la voz.- Él se quedó cuidándome desde que entré al hospital. Es el hijo del doctor Cullen- Charlie miró seriamente a mi padre, como buscando su asentimiento, lo cual le fue dado- Ayer, Edward se ofreció a quedarse en la noche y pues… le pedí que se recostara… conmigo… La silla donde se encontraba se veía muy incómoda y… yo solo… ay, vamos papá, no harás un problema por esto ¿verdad? Edward no me haría daño. Me lo ha demostrado.- dijo ella mirándome solo un segundo para volver a ver a su padre.
-Sí, ya me imagino cómo te lo habrá demostrado.- dijo el jefe Swan mirándome con dureza.
-Papá, por favor…- empezó Bella
-Está bien, está bien… Solo, ¿puede ya salir de la cama? No puedes pretender que se quede ahí contigo todo el día, ¿cierto? Y menos conmigo presente. Chico, ¿podrías…?- Diablos, esto jodido.
-Sí, jefe Swan. Le aseguro que no es lo que piensa.- le dije mientras me levantaba y me ponía de pie. ¡Listo! Soy hombre muerto. El padre de mi novia me ve en bóxers en la misma habitación que su preciosa y angelical hija, además de saber que estuve en esas condiciones tooooooda la noche.
-Isabella, niña estás en grav…
-Basta, papá. No soy una niña. No seas exagerado. Edward está con un polo… además no hicimos nada. Él me respeta, Charlie.- dijo Bella con voz irritada al comienzo.
-Bella tiene razón, jefe Swan. Yo sería incapaz de faltarle el respeto. Además, en su condición, tiene que descansar mucho… Ella perdió mucha sangre.- decidí cambiar el rumbo de la conversación.
-Mi hijo está en lo cierto, Charlie. Bella sufrió una fuerte caída y se golpeó la cabeza. Cuando Edward la encontró, ella había perdido mucha sangre.- intervino mi padre.
-¿Perdió…? ¿Qué sucedió, Bella? ¿Cómo llegaste aquí?- preguntó Charlie.
Bella me dirigió una mirada que me decía Gracias, Edward con ironía. Mientras, yo me dirigía a la silla donde se encontraba mi pantalón y me lo puse.
-Bueno, Edward me llevó a su casa para presentarme a sus padres oficialmente como… su novia. Entonces, bueno… yo… estaba nerviosa, así que… salí a tomar aire mientras la comida quedaba lista y pues… sin darme cuenta, entré al bosque y… ya sabes, no sé cómo pero me caí… Solo recuerdo que me golpeé fuertemente la cabeza de ahí quedé inconsciente. Cuando desperté, ya estaba aquí… con Edward a mi lado.- narró Bella a su padre. Este la miraba fijamente tratando de detectar si lo que ella le contaba era mentira. Sus nervios no ayudaron, pero la historia que contó Bella fue creíble.
-Pero, ¿cómo está ahora, doctor Cullen? ¿Hubo algún daño secundario? ¿Cuánto tiempo estará aquí?- Charlie se volteó para solo dirigirse a Carlisle.
-Creo que será mejor que me acompañe a mi oficina para hablar con más calma. Pero no se preocupe, Charlie, está todo bajo control.- le dijo mi padre a modo de tranquilizarlo.
-Sí, doctor. Vamos.
-Solo llámeme Carlisle. Ahora somos de la misma familia.- dijo mi padre como si estuviera hablando del clima. Bella rápidamente dirigió su atención a la expresión de Charlie, que se encontraba inmóvil y mirando a la nada.
-Claro… la misma… familia.- se limitó a decir, aún con su mirada perdida. Mi padre abrió la puerta y salió después de haberlo hecho Charlie.
-Ay, qué vergüenza. Debiste asegurar la puerta, Edward. Imagínate si nos hubieran encontrado haciendo otra cosa.- me decía Bella cubriéndose la cara con sus manos.
-Ahh… o sea que pretendías llegar más allá.- le dije con una mirada pícara mientras me acercaba a ella lentamente- eres una chica traviesa mi Bella. Pero no lo hubiera permitido. ¿Crees que sería tan inconsciente de aprovecharme de tu convalecencia de esa manera?- le dije dramatizando la escena, mientras me sentaba a su costado.
-Pues, a decir verdad, eso esperaba que hicieras.- me susurró ella sensualmente, mientras rodeaba mi cuello con sus brazos.
-Tardé muchísimo en contenerme, Bella. Desde anoche, no había nada en qué pensara que no sea tú y yo juntos. Por favor, con esa actitud con contribuyes, cariño. Me la pones más difícil.- le dije con voz ronca inducida por el momento.
Bella suspiró sonoramente.
-Tienes razón. Mi padre podría encontrarnos… Tal vez si… si me hubiera quedado contigo a enfrentar la situación… si no hubiera huido, ahora no est…- la callé con un beso profundo.
-No digas más, Bella. Ya todo pasó. No vale la pena recordar ese mal momento. Ahora lo que importa es que estamos juntos, nos amamos y nadie lo podrá evitar.- le dije aferrándola a mi pecho.
Bella se quedó 2 días más en el hospital. Durante ese tiempo, me quedé con ella. No me importó faltar a clases. Mi lugar estaba con ella, a su lado. Charlie había aceptado que permanezca con su hija, a regañadientes. A pesar de estar en un hospital, Bella y yo tratamos de pasar el mejor momento juntos. Veíamos películas, salíamos a tomar aire fresco todas las mañanas al jardín del hospital. Bella odiaba ir en silla de ruedas y cargando su suero, pero al final entendió de que era por su bien. En las tardes, Alice nos visitaba un par de horas. Luego, decía que tenía que irse y después de darle una mirada de complicidad a Bella, salía corriendo por la puerta. En las noches, la cosa se ponía más difícil. En algunos momentos, pensaba que la fuerza se me iba y que no iba a poder detenerme, pero cuando eso pasaba, era Bella la que se detenía y me quedaba frustrado… sexualmente frustrado. Maldición, esperaba con ansias, aún más que las de Bella, que por fin saliera del hospital… y ese día llegó.
Estaba en la habitación esperando que mi Bella saliera del cuarto de baño, donde se estaba cambiando. Charlie no había podido venir, ya que tenía mucho trabajo, así que me encontraba sentado junto a mi hermana que no paraba de sonreír tontamente.
-Alice, ¿qué te sucede? Has estado muy rara estos últimos días.- le pregunté. Por más que había pensado, no me imaginaba qué le estaría pasando a mi hermana para que esté en ese estado.
-Ay, hermanito. No puedo creer que no te hayas dado cuenta… pero ya te enterarás. Falta muy poco, muy muy poco.- me dijo ella suspirando como una niña pequeña.
Lo averiguaría. Sé que Bella sabe algo, así que ella me lo dirá. Por las buenas… o por las malas. Disfrutaré esto. Justo en ese momento, salió Bella. Traía un precioso vestido azul oscuro. Se ceñía perfectamente a su cintura y de ahí hacia abajo tenía vuelo. Le llegaba a las rodillas, pero ya podía imaginarme lo que habría debajo de esa falda. El escote era un poco pronunciado, dejando ver el nacimiento de sus senos. Por último, llevaba unas sandalias troyanas, cuyas tiras envolvían desde sus tobillos hasta sus pantorrillas. Simplemente, hermosa.
-Te ves maravillosamente bella, amor.- le dije acercándome a ella y tomando su rostro para depositar un tierno beso en sus apetitosos labios. Rayos, ¿a qué hora llegaremos a su casa? No puedo soportar esto por un jodido minuto más.
-Sí, sí, ya. Tendrán lo que resta del día para mimarse. Ahora, Edward, suelta a mi amiga que tengo que hablar con ella de algo muy importante.- dijo mientras jalaba a Bella, alejándola de mí.- Si nos disculpas… nos vamos adelantando.- diciendo esto, la arrastró con ella y las perdí de vista en segundos.
Era en estos momentos en los que prefería ser hijo único. Bien, solo me queda esperar. Si pude durante 3 días, podré unos minutos más. Sí, claro… pan comido… sigue engañándote…
No… maldita voz. Sí podré hacerlo. La recompensa por mi espera será satisfactoria, placentera y claramente inolvidable. Pensando eso, salí de la habitación llevando la maleta de Bella y con una sonrisa de idiota en los labios.
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BELLA POV
Fui arrastrada por Alice, mi querida amiga y cuñada… cuñada. Era la mujer más feliz del mundo. Mi vida había vuelto a ser perfecta… para mí. Sé que actué de manera muy inmadura al no querer escuchar a Edward, pero es que tenía mucho miedo. Pero, al final él tiene razón. Nuestra relación no será siempre paz y amor. Siempre habrá problemas como pasa normalmente en las parejas y no podía echarme para atrás a la primera. Además, lo que más me importa es lo que sienta Edward por mí y lo que estaría dispuesto a hacer porque nuestra relación dure para siempre. Cuando me había dicho que me amaba, sentía que mi corazón iba a salirse de mi pecho de la emoción. Fue el momento más feliz de mi vida… últimamente, digo esta frase muy seguido… pero es que sé que cada vez que esté con Edward, las cosas serán mejores y mejores… y mejores que las anteriores.
-¿Bella? ¿Bella me estás oyendo?... aisshhh.- me decía Alice mientras jaloneaba mi brazo.
-Lo siento, Ali. Pero ahora sí. Soy toda oídos.
-Ok. Te decía que el momento que esperaba por fin llegó Bella. Jasper vendrá e irá a mi casa para oficializar nuestra relación. Me dijo que se mudará a Seattle, así estará más cerca de mí y que después de salir de la escuela, podríamos ir a la misma universidad. ¡Ayyy! No puedo esperar a que ese día llegue.- decía ella mientras daba saltitos de felicidad.
-¿Qué día Alice?- preguntó Edward, quien venía por el pasillo y con cara de curiosidad.
-Ya te enterarás, hermanito. Paciencia.
-Me tienes con eso desde hace rato, Alice. Dime qué está sucediendo. Ya me estoy preocupando.
-No tienes de qué preocuparte Edward. Más bien, creo que estarás feliz por mí. Ya lo verás. ¿Cierto, Bells?- Ayy ¿por qué tiene que meterme a mí?
-…Sí. Todo está bien, cariño. Descuida.- Edward se limitó a mirarme de una manera que me decía hablamos luego.
Edward metía mi maleta en su maletera mientras Alice y yo entrábamos en el Volvo. Mi novio entró y empezó a conducir. Dejamos a Alice en su casa y Edward entró un momento por unas cosas. Mientras lo esperaba, pude ver cómo Esme se asomaba por una de las ventanas del segundo piso y me miraba con tristeza. No pude sostener su mirada, así que aparté la mía. Sabía que ella no era mala, pero lo que me hizo me dolió muchísimo. La perdonaría en su momento, platicaríamos en su momento. Ahora, no estaba preparada para ello. Si lo hacía, todo saldría mal. Edward salió de su casa y se encaminó hacia su auto. Condujo más rápido de lo normal y sin darme cuenta, ya habíamos llegado. Me adelanté mientras él bajaba mi maleta y me siguió. Abrí la puerta y lo dejé pasar. Que empiece la función…
Dejó la maleta en el piso y yo cerré de un portazo, lanzándome a sus brazos y aprisionándolo sobre la puerta. Lo besé con pasión. Me había contenido por mucho tiempo. Ahora que estábamos solos, no podía desaprovechar la situación. Él me sujetó de la cintura apretándome cada vez más a su cuerpo. Pero no pasaría ahí… le tenía una sorpresa y si no me alejaba, no podría dársela. Enviaría todo al infierno y daría rienda suelta a ese acto desenfrenado. Así que, lo solté de improviso y lo dejé parado como una estatua y con la boca abierta. Me causó gracia esa imagen, pero corrí lo más rápido que pude subiendo las escaleras. Me dirigí a mi clóset, saqué lo que quería y me encerré en el baño. Nunca olvidaría la cara de Edward… si tan solo hubiera tenido una cámara…
Me cambié como un rayo y cuando terminé me arreglé un poco el cabello. Podía escuchar las lentas pisadas de Edward subiendo las escaleras. Al parecer, lo había dejado más absorto de lo que creía. Eso era bueno. Me posicioné en el umbral del cuarto de baño y traté de hacer una pose sexy, como Alice me había enseñado aquella noche de la pijamada. En estos momentos amaba con todo el alma a mi amiga. Lo vi entrar lentamente por la puerta de mi habitación con cara de confusión. Puse mi sonrisa más traviesa y esperé a que su mirada se encuentre con la mía.
-¿Bella qué fue…?- en ese momento me miró y podría jurar que su mandíbula tocó el suelo. Eso me encantó. Todo estaba saliendo como lo había planeado.
Me había puesto un conjunto de lencería que me había comprado Alice. Cuando lo vi, me pareció extremadamente atrevido y hasta casi prometí nunca usarlo, pero gracias a Dios no lo hice. Me gustaban demasiado los efectos causados en mi novio. El conjunto era muy sexy. No dejaba absolutamente nada a la imaginación. Era lo mismo estar desnuda, pero hacía más excitante el momento al tenerlo puesto. Era negro con tela transparente con diseños en el pecho y de ahí se extendían tiras que llegaban hasta la parte de abajo que solo cubría lo necesario. Se ataba al cuello, quedando mi espalda desnuda hasta cierto punto bajo.
-¿Te gusta?- le dije con tono travieso mientras me daba una vuelta lentamente. Me quedé de espaldas a él y dije- ¿Qué dices?- y le guiñé un ojo.
-E… estás… digo, me tienes… ¡Dios, Bella!- me dijo tartamudeando. Genial.
Me acerqué lentamente a él y no perdí de vista el bulto que se formaba en sus pantalones. Con delicadeza, posé mi mano derecha sobre su pecho y la otra sobre su cinturón.
-No sabes cuánto tuve que soportar estos días… contenerme… no va conmigo- le susurré al oído- ¿qué creías… que eras el único?- chasqueé la lengua para luego lamer su lóbulo, haciendo que él dejara escapar un gemido ahogado.
Tomé una de sus manos y la posé en mi cintura. Él estaba temblando. ¡Rayos! Quería impresionarlo, pero no convertirlo en un retrasado mental… ¿de qué me servía todo esto si no iba a tocarme?
Titubeando, él colocó su otra mano a mi otro costado y soltó un jadeo.
-¿Me dirás si te gustó o no?- ronroneé- Si no hablas, pensaré que en vez de gustarte, te pareció de lo peor… ¿es eso?
-¿Bro… meas? Estás matándome, Bella.- me dijo desesperado, como si se hubiera vuelto loco. Eso quería… que se volviera loco- Estás despertando al animal, Bella.- me ronroneó ahora él.
-S-Sí… me estoy dando cuenta.- le susurré al sentir su dureza en mi estómago- y no sabes las ganas que tengo de que actúe.
Sin más, me cogió de los glúteos y me levantó con rapidez. Al instante, enredé mis piernas en sus caderas y lo besé con intensidad y desesperación. Empecé a arrancar los botones de su camisa y se la saqué para tirarla después. Al llegar al pie de mi cama, Edward me lanzó haciéndome rebotar, lo que causó una carcajada en mí. Vi cómo se desabrochaba el cinturón para luego bajarse los jeans junto con los bóxers. Sacó el pequeño paquetito, muy conocido por mí, del bolsillo trasero de sus jeans y luego tiró su pantalón lejos.
-No pararé hasta saciar mi necesidad, Bella. Me despertaste y ahora tendrás que atenerte a las consecuencias.- me dijo con voz ronca.
-No sabes cuánto me gustan esas consecuencias.- le dije mordiéndome el labio inferior.
Edward se lanzó sobre mí y me besó intensamente.
-Me encanta el conjunto que llevas, pero lamentablemente no me sirve ya en estos momentos. Así que…- y usando sus dos manos, arrancó la tela de mis pechos, dejándolos libres, para luego desgarrar la parte de abajo y lanzarla. ¡Dios! Sí que era un animal.
Lo jalé de la nuca y lo besé. Él dirigió sus manos a mis muslos y luego a mis pechos, a los que masajeó, lamió, succionó y mordió como le dio la gana, mientras yo me encargaba de marcar su espalda y proferir fuertes gemidos. Y estaba más que húmeda y no podía aguantar sentir su prominente erección donde menos lo quería. Abrí lentamente mis piernas, dándole mayor acceso. Él entendió mi acto y se dispuso a abrir el paquetito, donde se encontraba un preservativo. No, no quería eso. Además, yo me cuidaba, no podría pasar nada malo si no lo usábamos.
-No, Edward. Quiero sentirte, sin nada de por medio. Quiero sentir cómo tu miembro pulsa dentro de mí y derrama su líquido en mi interior después de haberme dado duro y profundo como nunca lo habías hecho.- le susurré sensualmente.
Él automáticamente tiró el preservativo y tomó uno de mis muslos y lo apretó fuerte sobre su cadera.
-Mañana no irás a la escuela por indicaciones de mi padre, ¿cierto?... pues te tengo más noticias…- me susurraba mientras rozaba su miembro en mi entrada haciéndome gemir- te mantendrás en reposo en la cama tooooooodo el día… no podrás caminar, y de eso me encargaré en este momento.
Y dicho eso, entró en mí y lo sentí tan profundo que me hizo proferir un grito que estaba segura mis vecinos escucharían. Me embistió salvajemente… exactamente como quería.
-¡Rayos!... ah… ah… dame más… quiero más- repetía
-¿Más qué?- me decía mientras aceleraba sus embestidas. ¡Esto es la gloria!
-Duro… quiero más duro…- grité sin poder controlarme.
Edward deslizó sus manos hasta mis pantorrillas y levantó mis piernas colocando las plantas de mis pies sobre su pecho. Hecho esto, me embistió con más fuerza y puedo jurar que con eso no solo lo sentía en la garganta. Mi alma estaba a punto de salírseme y ser expulsada por el glorioso miembro de Edward.
-¿Así?
-¡Maldición!... ah… sigue…- gritaba con locura. La sensación que se apoderó de mí me había hecho cerrar los ojos y derramar un par de lágrimas, pero aún así los abrí y me encontré con la mirada de mi novio, quien no estaba mejor que yo. Sus pupilas estaban dilatadas debido a la intensidad del momento. No pude despegarme de su mirada insistente y eso me excitaba aún más si eso era posible. Pronto, sentí cómo estaba en el abismo. Estaba a un paso de caer y disfrutar de la sensación que me dejaba un orgasmo made in Edward. Mi cavidad empezó a estrecharse y los gemidos de Edward se hacían cada vez más sonoros. No dejábamos de mirarnos y cuando menos me di cuenta, el placer se apoderó de mí y me hizo gritar como nunca, mientras sentía las pulsaciones del miembro de Edward dentro de mí. Esto era inigualable. Después de un minuto por fin pude sentir el líquido de Edward expandirse en mi ser y dejando a mi novio como un papel y caer sobre mí. Nuestra respiración era pesada, muy pesada. Lentamente, Edward salió de mí y se recostó a mi costado, nos tapó con una de mis mantas y yo aproveché el momento para intentar pegar el ojo un instante.
- Uh uh… no señorita… esto aún no acaba…- me susurró él. ¡Por eso lo amo tanto! Nunca olvidaré este día… será mi día del sexo…
Edward me tomó de las caderas y me volteó hacia él para besarme, encendiéndome nuevamente para lo que sería una laaarga jornada. En estos momentos, estaba amando el trabajo de mi padre… y aún nos quedaba toooda la tarde… ¡Dios, dame fuerzas para no caer en el cansancio!
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Hola, chicas... me tardé mucho??? pero es k no recibo rptas suyas. Ustedes pueden decirme cada cuánto tiempo quieren que actualice y lo haré. Lo único k kiero es k ustedes se sientan cómodas y k les guste lo k stoy escribiendo okz. Bueno, tampoco kiero presionarlas de acuerdo? pero no me vendría mal una ayudita de su parte. Espero que les haya gustado el cap... mmm a ver... si pasamos las 200 visitas, actualizo nuevamente. K dicen? chauu nos leemos... cuídense
Lyhaane.
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