Pov Demetri.
Ella estaba conmigo; la tenía entre mis brazos. Mi dulce Gianna.
Sus besos eran suaves y delicados como los de un ángel. Ella era mi propio ángel, ya que consiguio arrancarme de la oscuridad y llevarme hasta la luz con un simple roce.
La deseaba, la quería ahora; pero no podía arriesgar su propia vida por mi, solo por satisfaccer mi deseo. Eso nunca, esperaría a que ella fuese convertida, y entonces toda la eternidad estaría a nuestros pies. Aunque había un pequeño inconveniente. Santiago. Sabía que Gianna también le amaba, y eso en lo más profundo de mi ser, por no decir alma, me dolía. Pero ese inconveniente no me detendría, ya que la haría ver que yo soy mejor que Santiago, que el único que merece su amor soy yo.
Y justo en ese momento cuando nuestros ojos se encontraron... sentí como algo se rompía dentro de mi, algo muy poderoso caía hecho añicos. La persona con la cual estaba me miró aturdida y nerviosa.
- ¿Que ocurre?
En mi interior ese dolor se iba haciendo más y más grande. Ante su pregunta la miré a los ojos y el dolor se hacia más intenso, sentía como ella se me iba de las manos.
- ¿Demetri? - y su voz temblaba
En el sitio en el que un tiempo atrás estaba mi corazón empezó a arder sin descontrol; el fuego en mi era devastador.
Me separé de ella y me alejé lo máximo posible; tenía que evitar ese dolor de algún modo.
La dejé hay plantada, aturdida y confusa; pero en estos momento no me importaba como lo estuviese pasando ella.
Llegué al castillo y estuve deambulando por este sin un rumbo fijo. El dolor era más y más fuerte. De pronto me encontré con Chelsea. Esta me miró arrepentida.
- Lo siento - dijo mientras tocaba mi mejilla
Y con ese roce pude sentir como una parte de mi vida se borraba completamente, los recuerdos, mis sentimientos; y la mujer a la que amaba; la cual no recordaba su nombre. Por unos momentos cerré los ojos y cuando los volví a abrir sentí que todo se había perdido.
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